Capitulo 2: "Besos chocolateados"

Capitulo 2: "Besos chocolateados"

Aquella tarde, las actividades en la preparatoria Furinkan, terminaron muy tarde. Los alumnos regresaron a sus casas exhaustos y poder dormir fue el mejor regalo para muchos.

En una casita de dos pisos, de árboles grandes en el jardín que daban sombra, en una cama con sabanas de autitos, dormía o trataba de dormir…Shun.

-Quizás debería usar el disfraz para siempre, entonces Hyoga podría ser mi novio. Aunque siendo yo un conejo, creo eso sería zoofilia – Se reacomodó, girando hacía su derecha. Desde esa posición, podía ver el cielo nocturno por su ventana entreabierta. Cerró los ojos.

Una casa grande, muy grande, junto a la chimenea un retrato de Hyoga abrazado a un conejo y con dos niños de cuerpo normal, más cabezas de peluche forma conejo.

-Señor, le digo que sus hijos son diferentes – Trataba de explicarle el director del colegio a un Hyoga unos años más viejo y vestido de oficina.

-Mis hijos son tan normales como todos – Alegaba el rubio ofendido.

-Pero señor…tienen cabeza de peluche…y forma de conejo – Añadía con dramatismo el hombre.

-¡No va a discriminarlos por ser de felpa! – Gritaba el rubio al tiempo que golpeaba la mesa del director.

-Tome, en esta tarjeta está la dirección de un colegio para niños con padres de peluche y un centro de apoyo a la familia.

-¿Cuánto costará una vaginoplastía? – Pensó abriendo sus ojos nuevamente, dimensionando la cantidad – ¡Demasiado! – Se respondió así mismo. Miró su chanchito de ahorro sobre la repisa con incredulidad, giró nuevamente acomodándose hacía su lado izquierdo.

Podía verse en un quirófano, rodeado de doctores que examinaban su estado. Uno de ellos se acercó a él y le dijo:

-Esta operación se realiza sin anestesia – Explicaba el hombre con delantal verde y mascarilla – Como no es muy común realizarla me he tomado la libertad de invitar a los 48 estudiantes de la carrera de medicina y algunos personajes públicos.

-¡Hola! – Le saludaba un periodista al tiempo que le tomaba una fotografía.

Shun se restregó los ojos, como si efectivamente hubiera sentido el flash. Miró por un momento el techo de su habitación, verificando que cada una de las estrellitas fosforescentes que había puesto arriba, permanecieran en su lugar y finalmente se durmió.

Al otro día cuando amanecía, el teléfono móvil de color amarillo del peliverde sonaba escandalosamente removiendo todo a su alrededor. Levantó su mano sacándola fuera de la cama y respondió.

-Msh msh – Murmuró sobándose los ojos.

-Shun, ¿Eres tu? – Preguntó una voz por el otro lado del teléfono.

-Mmm – Volvió a dejar escapar el conejo dormilón afirmativamente.

-¿Por qué te fuiste ayer así de rápido? Necesitamos las ganancias para saber cuanto reunimos en total con la venta de chocolates y las empanadas – Informó la voz de Reda.

Un silencio se apodero del momento. A la cabeza despeinada del peliverde llegaron todos los recuerdos del día anterior.

La novela no la pudo ver, se besó apasionadamente con Hyoga, la gente le tomaba fotografías y él sonreía, Reda le ponía el traje de conejo, la Vaginoplastía era muy cara… ¡los chocolates!

-¡LOS CHOCOLATES! – Gritó el pelieverde asustado.

-¿Te sobraron chocolates? – Preguntó la voz algo preocupada de su amigo - ¿Shuni?

-¡¡…!!-El pequeño se incorporó en la cama, dejando su celular caer entre las sabanas y buscando en sus recuerdos.

Se veía dejando la canasta sobre la mesa color rosado del puesto de beso, donde descansaba un letrerito con el precio de los mismos.

Saltó de la cama con histeria. Corrió por la habitación dando vueltas en círculos y se detuvo sólo cuando a su mente llegó la idea tenebrosa de lo que pudo pasar con aquella canasta.

-¿Shun? ¿Estás bien?...Shun... ¿Estás imaginando cosas de nuevo?, te voy a cortar ya luego me llamas. Nos juntamos en la tarde en casa de Mime. Shun... ¡pfffff! – La voz de Reda se cansó de tratar de tener la atención de su amiguito y cortó la llamada. Sabía a la perfección lo poderosa que era su mente.

Mientras, Shun que estaba de pie al medio de su habitación podía descubrir con pavor que había dejado una prueba fehaciente de quien era el portador del disfraz.

-Sí, encontramos en el lugar de los hechos una canasta con…-El hombre vestido de negro con gafas oscuras removió los chocolates al interior - …con 15 chocolates.

-Entonces eso significa que la persona que llevaba el disfraz…-Respondió otro hombre un poco más alto que el otro y vestido de la misma forma.

-¡Exacto!...Esa persona tiene 15 años de edad cumplidos, probablemente su cabello es de color verde y la letra inicial de su nombre…-Miró dentro de la canasta nuevamente para luego levantar la cabeza y finalizar con convicción -…Es una "S".

-¡¡Estoy acabado!! Esto es peor que la caída del índice compuesto de la bolsa en Shanghai. Debo recuperar esa canasta pase lo que pase – Se dijo con decisión. Pero primero bajó a tomar desayuno.

Caminó descalzo hasta la cocina donde se encontraba Ikki comiendo cereal.

-Buenas Shun, ¿Cómo estuvo su venta ayer? – Preguntó risueño el peliazul.

-Buenas…bien, creo – Contestó distraído y derramando parte de la leche que servía en su vaso.

-Este…tienes el vaso al revés – Observó su hermano mirándolo con desconcierto.

-¡Ha!...- Dejó la botella de leche a un lado y comenzó a limpiar con un trapo.

-¿Te ha sucedido algo malo? – Le preguntó directamente. El conocía muy bien a su despistado hermanito.

-No, es sólo que tengo sueño aún – Mintió el pequeño.

Caminó con un plato de cereal muy mal servido hasta la pequeña mesa en la cocina y se sentó junto al mayor.

-¿Te cuento algo chistoso? – Le dijo su hermano con intención de subirle el ánimo.

-Dale…-Murmuró con su boca llena de cereal.

-El tonto de Hyoga anda buscando a una chica que según él, estaba disfrazada de conejo y que dejó su canasta con chocolates olvidada – Soltó el peliazul sin sospechar que esto podría generar aún mas pánico en el peliverde.

Una lluvia de leche con pedacitos de hojuelas de maíz le salpicarón el rostro en recompensa a su ingenioso comentario.

-¡Lo siento Ikki…! - El pequeño corrió con un trapito a limpiarlo – Había una araña en el techo y me asusté, pero ya se fue.

-Ya deja de tenerles tanto miedo, la próxima vez lánzale un zapato – Le dijo su hermano mientras volvía a comer – Bueno – continúo - Lo más chistoso no es eso, si no que me confesó ayer cuando regresábamos a casa, que se habían besado y que usaría la canasta para encontrarla… ¿No es como en la cenicienta? …Ese pato ridículo - Y se echo a reír con ganas, pero sólo hasta que una nueva lluvia de leche y cereal le había cerrado la boca.

-Disculpa…la araña regresó – Trató de disculparse el pequeño mientras limpiaba otra vez el rostro de su hermano – Y no traigo zapatos.

-Estás más raro de lo normal hoy Shuni – Decía su hermano al tiempo que dejaba su desayuno a medias. Había perdido el apetito.

El pequeño se duchó y vistió sin saber aún que hacer para recuperar la canasta con chocolates de las manos del rubio. Por otra parte, él sólo había sido victima de todo eso, la culpable líder y autora intelectual del crimen era June.

Podía exigirle entonces que resolviera las cosas. Tomó su ropa, se vistió y salió de casa a visitar a su amiga.

En otra parte de la ciudad mientras tanto, un rubio al que su madre le había llevado desayuno a la cama, rebuscaba en el anuario de la escuela el nombre "Shina". El libro era gordo y sólo el recuerdo de ese beso le hacía persistir en la búsqueda.

Finalmente dio con una fotografía. La chica lucía un extraño color verde algo similar al de Shun, el hermano menor de Ikki. Sus ojos eran lindos, sus labios también, Si la chica en el disfraz de conejo era Shina Yamada, entonces era un suertudo.

Miró un rato más la fotografía y tomó dato del curso al que pertenecía y quienes eran sus compañeros que él más o menos ubicaba. La persona de ellas con la que tenía más contacto era Esmeralda, la linda muchachita rubia. Además por lo que sabía, ella junto a June la llevaron hasta el puesto de besos.

-Eso es un problema – Se dijo a si mismo.

Si le preguntaba a Esmeralda por Shina, entonces perdería toda oportunidad con ella. No era que quisiera algo serio, pero le gustaba coquetear y hacerse el lindo cuando se encontraban.

-¿El conejo besador o Esmeralda? – La balanza mental se inclinó pronunciadamente por la felpa. La decisión estaba tomada. Su primera visita del sábado sería la casa de Esmeralda.

Telefoneó y quedaron de juntarse. Como el rubio vivía a una distancia considerable, ella gentilmente le invitó a almorzar y pasar la tarde. A Hyoga le pareció bien la idea, en especial porque de esa forma podría discutir más explayadamente el tema.

Mientras Hyoga se preparaba para salir, Esmeralda llamaba a su amiga June. Si el ruso buscaba información de la chica misteriosa como ella sospechaba, la tarde sería muy divertida.

-¡Shun! ¿Pero que haces aquí? – Decía una rubia sorprendida justo al salir de casa por un deformado Shun. Su pelo erizado y sus ojos hundidos lo dejaban casi irreconocible.

-latienevaadescrubiriquesoyelquelobesoymevacortarlalenguaparacocermelaenlafrente - Soltó el peliverde como Subfusil MP40.

-No entendí nada – Le dijo la chica mientras cerraba con llave la puerta de su casa.

-Te digo que la tiene, la canasta de chocolates, Hyoga, me va a odiar. Podía vivir con su indiferencia, pero ¿Cómo vivir con su ODIO? – Gritó el peliverde – ¡Arréglalo! – Terminó murmurando en tal tono de voz que June casi se orina.

A los minutos June llevaba a Shun con ella de visita a casa de su amiga Esmeralda.

-¿Estás segura que a ella se le puede ocurrir una idea? – Preguntó el chico con sus ojos aguados y pareciendo mucho más tierno que hace unos instantes.

-Claro que sí. Además ella está tan involucrada como yo – Le sonrió con una cara comprensiva y de apoyo infinito.

-Bien, eso espero. ¿Por qué ni me atrevería a salir a la calle si lo descubre – Las palabras del peliverde salían tan llenas de temor que a la rubia le dio un pequeño y fugaz arrepentimiento. Después de todo estaba llevando al inocente conejo a la cueva del lobo.

El trayecto que se realizaba a pie desde la casa de June a la casa de Esmeralda, no era muy largo. Y para cuando se encontraron en frente de la puerta, Hyoga venía a unos 20 minutos de distancia en bus.

Esmeralda los recibió feliz y los llevó a su dormitorio para tener mayor privacidad.

- Ahora que estamos cómodos, dime Shun. ¿Cuál es el riesgo de que te descubran? Y si lo hacen ¿No es mejor? – Decía la chica con honestidad.

-¡No! ¿Cómo puede ser mejor? Soy feo, tengo el pelo verde y robo besos disfrazado de conejo – Terminó esta vez llorando y cubriéndose el rostro avergonzado.

Las chicas se miraron entre sí. Ahora antes de discutir lo de la canasta de chocolates, debían subirle el ego y la autoestima al conejo en fase depresiva.

En otra parte, un chico de cabello azul terminaba de limpiar el reguero de cereal en la mesa y el piso. Cuando terminó, subió las escaleras hasta su dormitorio y buscó algo entretenido en la televisión para pasar la tarde de sábado flojeando.

Una vez estaba acomodado, tomó el control remoto y cambio canales al azar. Finalmente concluyó que necesitaba la guía de canales. Sin miedo a equivocarse, dedujo que tenía que estar en el cuarto de Shun con todas las demás revistas de moda y decoración de la casa.

Abrió la puerta con lentitud y miró por los alrededores. El cuarto de su hermano estaba generalmente ordenado. Entró y rebuscó entre una pila de revista encontrando exitosamente la guía de canales.

-¡La tengo! – Dijo con orgullo para luego detenerse al sentir un extraño olor – ¡Snif!

- Respiró intrigado siguiendo con su nariz el aroma.

Sus ojos por fin divisaron algo que estaba enrollado a un costado de la cama del pequeño.

Se acercó para inspeccionarlo y lo levantó con algo de nauseas. El olor era terrible.

Lo extendió cuan largo era y lo observó sorprendido.

-¡¿Un disfraz de conejo?! – Dijo en voz alta – ¡No puede ser! ¿Hyoga se besó con Shun? – Procesó correctamente el hermano mayor.

-Entonces… yo soy como la... ¿Hermanastra?

-Shun, tu no eres feo. De verdad que eres un chico encantador. Sólo que no te fijas en nadie, todo el tiempo tras Hyoga – Le remarcaba June abrazándolo.

-Es verdad, me gustan tus rasgos, tienes lindas facciones, aunque me gustarías más en versión hombre... ¡Auch! - Gimió la rubia al recibir feroz codazo de su amiga. En ese momento el timbre de la casa sonó, anunciando la llegada de un invitado.

-Ya regreso – Dijo algo dolida Esmeralda.

Mientras en la habitación, June continuaba tratando de subir la moral del peliverde, Esmeralda hacía subir a Hyoga por las escaleras rumbo a su cuarto.

-Estoy con unos amigos de la prepa ¿No te molesta? – Preguntaba inocente la chica.

-No, así es mejor, necesito que me ayuden encontrarme con Shina – Terminó algo sonrojado.

Esmeralda abrió suavemente la puerta de su cuarto y asomó su cabeza.

-Tenemos un invitado – Anunció con solemnidad. Los dos chicos dentro del cuarto la miraron con curiosidad y Esmeralda dejo entrar al misterioso recién llegado.

-Hola a todos, siento interrumpir – Pronunció con cortesía el ruso.

-Hola Hyoga, que sorpresa, justamente estábamos aquí con Shina, perdón, quiero decir Shun, hablando de ti – Respondió June sin saber que se estaba convirtiendo en la bastarda número uno del ranking "bastardos que valen mierda y hay que matar" del pequeño peliverde.

Sin embargo en ese preciso momento no podría llevar acabo su matanza, ya que se encontraba al mismo tiempo cayendo vertiginosamente en el abismo de la vergüenza.

"Llévame huracán Katrina" pensaba el peliverde.

-¿Hablaban de mi? – Preguntó algo desconcertado el rubio. ¡Hola Shun! – Saludó al peliverde sentado en la alfombra del cuarto con aspecto algo estuático (del verbo estatua).

Shun podía ver como la mano de Hyoga se agitaba lentamente de un lado a otro. Demasiado lento quizás. Le era imposible entender lo que decían sus labios, porque se abrían y cerraban también muuuuy despacio. Las palabras llegaban slow hasta sus oídos. Como una extraña melodía gutural.

-Retardado – Expresó de manera conclusiva Shun, poniéndole nombre al extraño fenómeno que estaba experimentando. El rubio se quedó estático y no esperó respuesta a su saludo después del evidente desprecio del chico. Se sentó algo incomodo en el costado de la cama y esperó a que las chicas cerraran la puerta.

-Bien, bien – Habló nerviosa Esmeralda – Aquí Hyoga quiere encontrar a la persona que estaba bajo el disfraz de conejo y que besa más rico que nadie.

-Me gustaría conocerla, eso es todo. Ya sé su nombre y como ustedes la conocen… – Dijo el rubio sonrojado e incomodo por la errónea hostilidad que creyó existir en el peliverde hacia él.

-No fue eso lo que dijiste por teléfono – Decía la rubia sonriendo.

-¡Apuesto a que te quieres coger al conejo! – Acusó June con su dedo mientras se largaba a reír junto a su amiga.

-Traje la canasta – Interrumpió Hyoga molesto – Creo que sería un bonito gesto devolvérsela, pero no se como encontrarla.

Ahora si que Shun sudaba la gota gorda. Pensó que si sus glándulas sudoríparas trabajaban tan sólo un poco más, el olor apestante comenzaría a notarse hasta en la china. Dejaría todo tan hediondo como su disfraz.

-¡El disfraz! – Gritó con pavor el peliverde levantándose de golpe e intentando salir del cuarto. La mano de June lo detuvo para tranquilizarlo. Sospechaba que Shun no sabía precisamente guardar la calma.

-Bueno, yo ya le pregunté por teléfono a los chicos que idearon lo del conejo y las ventas de chocolates, pero ellos no querían decirme quien era la que se disfrazó. Además sé que Shina no es de ese curso. Finalmente les dije el motivo por el cual quería saberlo, pero supongo no les gustó la idea de que estuviera interesado en ella, porque no respondieron y comenzaron a gritar cosas como "¿te besaste con el conejo, nuestro conejo?" y finalmente corté – Informó el rubio tratando de ignorar el comportamiento algo desquiciado del muchachito.

Para cuando las palabras terminaron de llegar al oído del peliverde. Su vida jamás volvería a ser la misma. Un megamillón de neuronas habían sufrido un shock que pensó le provocarían esclerosis lateral amiotrófica. Sentía que su color rojo nunca antes identificado en la banda de colores llevaría su nombre y que probablemente era mejor entregarse y suplicar misericordia que continuar ese tormento. Sí era lo que sospechaba, sus amigos ya sabían que el había besado a Hyoga.

"¡¡Lo subirán a youtube!!" Pensó desconsolado.

– Lo siento, Lo siento, yo sólo quise saber que se sentía probar...-Una mano lo calló bruscamente. Esmeralda la mantuvo en esa posición hasta que sintió que lo había enmudecido o asfixiado.

-¿Estás bien Shun? – Preguntó el rubio acercando su mano hasta la mejilla del pelvierde, él cual al sentir el contacto de su piel, no pudo más que dejar salir unas lágrimas de culpabilidad.

-Hyoga, te llevaremos a casa de Shina ahora mismo – Le dijo June con decisión.

-¿Ella existe? – Preguntó decepcionado el peliverde.

-Sí, y al parecer es la chica perfecta para Hyo – Concluyó Esmeralda al tiempo que el conejo bajaba la cabeza.

Todos bajaron las escaleras para salir a casa de la tal Shina. El camino fue silencioso. Shun se preguntaba si ya era muy tarde para la vaginoplastía o para entrar al sacerdocio.

Hyoga se sentía algo desanimado en su intento por ver a la tal Shina. La preocupación que le había despertado el enloquecido e histérico comportamiento del hermano pequeño de Ikki, eclipsaba incluso los recuerdos del apasionado beso.

June se preguntaba como su amigo era capaz de hacerla pasar vergüenza ajena tantas veces por día y Esmeralda sólo podía sentir que su batalla por conseguir a Hyoga, siempre estuvo perdida. Lo que veía en esos dos, no era más que atracción pura.

Cuando por fin llegaron a casa de la susodicha, las chicas empujaron a Hyoga por delante para golpear la puerta. Al momento una chica de cabellos verdes atados en una colita habría la puerta. El rubio tuvo que alzar su cabeza para ver sus ojos. Shina le pasaba por unos buenos centímetros.

-Pasen, pasen por favor – Indicó la chica con una gran sonrisa, dejando el camino libre a los cuatro chicos.

Entraron uno por uno, el pelvierde al final. La chica dejo cerrar la puerta bruscamente casi inmediatamente entro él y lo miró con algo de desprecio. Shun se sintió muy incomodo. Casi tanto como aquella vez que dijo frente a las chicas de la preparatoria, que el no confiaba en ningún animal que sangrara durante 4 días y no muriera.

Se sentaron en la sala, alrededor de una mesita donde ya había ubicado 5 vasos y una jarra de limonada. La servicial chica le entregó a cada uno un vaso con unos cubitos de hielo en la limonada. Shun descubrió molesto que su vaso, prácticamente era hielo.

-¿Qué los ha traído por aquí? – Preguntó la chica con mirada dulce y aunque Shun prácticamente la estaba desmenuzando con el poder de su mirada, se mantuvo firme.

-Yo, yo quería saber si tu eres, si tu eres la chica disfrazada de conejo que besé ayer – Tartamudeó Hyoga completamente arrepentido de estar ahí.

-¿Así que me reconociste? – Preguntó la chica llevando ambas manos a sus mejillas sonrojadas.

-¿Qué? – Preguntó sorprendido el verdadero conejo.

-Eres tú…-Dijo Hyoga mirándolo anonadado. Al verla había sospechado que no era ella. Su corazón le gritaba que estaba siendo engañado, pero el ruso era lo suficientemente tonto como para no prestar atención a ese palpitar desenfrenado en medio de su pecho.

-Puedo demostrártelo si quieres – Habló la muchacha con voz sensual, al tiempo que se acercaba gateando hasta Hyoga.

-¿Que dices? – Balbuceaba un avergonzado ruso mirando a sus acompañantes.

-Que puedo demostrártelo ahora mismo – Lo jaló con fuerza de su camiseta y lo besó.

Esmeralda y June miraban fijamente la escena, esperando la reacción de Shun, más este sólo podía mirar estático los movimientos de la cobra venenosa que estaba probando los labios de su amado.

-mmm…- Hyoga terminó el beso a los segundos, al tiempo que miraba con tristeza a la chica que esperaba sus palabras – No puedes ser tu – Dijo seguro.

-¿Y por qué no? – Le preguntó ella algo molesta.

-Por que tu beso no es igual. El de ayer…era muy posesivo, profundo y tan sensual…- Decía el ruso al tiempo que cerraba sus ojos y rememoraba el momento.

-¡Además tenía sabor a chocolate…! – Agregó el peliverde rojo de la furia mientras tomaba su vaso lleno de cubitos de hielo y se los lanzaba a Shina.

-Pero que haces…. ¡anormal! – Gritó la chica mientras trataba de jalarle el cabello a Shun.

-¿Cómo sabes que tenía sabor a chocolate? – Preguntó Hyoga interrumpiendo la pelea.

June y Esmeralda se miraron con ilusión. ¿Era ese el momento de la verdad? ¿Por fin Shun le diría que era él quien casi lo había matado a besos el día anterior?

-Por….que…tu dijiste lo de la canasta de chocolates, supongo que comiste chocolate – Respondió el peliverde en su más brillante momento del día.

June y Esmeralda se miraron con fastidio.

-Cierto – Dijo Hyoga convencido de ello - Estoy seguro de que no eres tu – Concluyó mirando a la muchacha algo molesta.

A los minutos las chicas salían de la casa de Shina tras un rubio decepcionado y sin pistas de su conejo besador. Atrás de él un peliverde que no podía dejar de repetirse la imagen de Hyoga y Shina besándose.

-Shun, nosotros tenemos que juntarnos con nuestro grupo para ver las ganancias. Ya ves que el lunes a primera hora, dirán quien recaudó más dinero – Le dijo su amiga June a un triste peliverde.

-June, por favor…Hyoga no puede saber que soy yo, iré a juntarme con mi grupo ahora para tratar de que…de que no digan nada…¡que vergüenza!- Le decía con sus ojos aguados.

-Shun, ya oíste de la boca de Hyoga lo que le gustó tu beso. Sería mejor que se lo digieras - Le aconsejó su amiga al tiempo que le besaba en la mejilla para despedirse.

-No puedo… él jamás querría algo conmigo, sé que no le gustan los chicos, lo he espiado – Le dijo en un tono aún más silencioso.

Su amiga sonrió y se despidió con la mano. Esmeralda se acercó y le susurró al oído que todo saldría bien.

-Nos vemos Shun – Se acercó el rubio con una sonrisa.

-Nos vemos…- Dijo el pequeño con un nudo en su garganta extendiendo su mano. El ruso la tomó apretándola por un largo tiempo – Yo, Hyoga…

-¿Sí?...- Le miró extrañado el chico.

-Nada…que estés bien – Se despidió el peliverde, sin dejar de mirarle los labios.

-Tú también, cuídate.

El conejo destrozado vio como sus amigas y el amor de su vida se alejaba. Dio la vuelta y caminó lento y sin ánimo. Había visto a su amor besando a otra, y aunque el pudo reconocer que no era la misma boca, sintió tristeza. Hyoga terminaría con cualquier chica mala clase y nunca con él.

-Este es mi esposo Hyoga – Decía la mujer de unos 20 años mayor que el ruso – Lo conocí cuando buscaba a un conejo besador – Decía con una sonrisa.

-¿Necesita algo ama? – Preguntaba un rubio con cadenas y harapos.

-Sí, bésame los pies – Dijo la mujer al tiempo que se recostaba hacia atrás.

-Como ordenes amor mío, todo por tus besos – El rubio se inclinó a besarle los pies.

Shun dejo salir una lágrima, nada podía hacer para evitar que Hyoga fuera el esclavo de una mujer gorda y vieja.

Se fue hasta su casa y buscó en su cuarto su celular. Vio en el piso su disfraz de conejo y lo guardó en un cajón, para evitar que alguien lo viera. Marcó el número de Reda y esperó a que le contestara.

-Shun, por dios, ¿Dónde estabas? – Le interrogó su amigo.

-Por ahí, sufriendo por la vida, ¿Se van a juntar más tarde? – Dijo algo despreocupado, no tenía ganas de ver a nadie.

–Ya nos juntamos Shun, estamos en mi casa y… - Reda se detuvo. El peliverde sintió un sudor frió bajarle por la espalda al recordar lo que había dicho Hyoga.

-¿Qué pasa? – Preguntó deseando que no fuera precisamente sobre el beso que le dio disfrazado al rubio.

-¿Besaste cuando estabas disfrazado a Hyoga? – Soltó su amigo de inmediato.

-¡¡….!! – El pobre chico se quedó sin palabras, sin saliva, sin flujo sanguíneo, tratando de que la única neurona que no estaba paralizada le proporcionara una respuesta.

"Neuro-chan, por favor ayúdame"

-Entonces es cierto, por dios Shun, ¡Perdiste tu virginidad! – Exclamó Reda al tiempo que todos en el cuarto comenzaron a gritar.

-¿Qué?, no he perdido nada y además puedo explicar lo que pasó, no fue que…- Más su amigo por el otro lado le interrumpió.

-Será mejor que vengas a mi casa. Acá todos quieren una explicación… ¡y trae los chocolates que sobraron! – La comunicación se cortó.

Shun se quedó por unos momentos en pánico, tendría que ir y evitar que sus "amigos"

Le contaran a alguien más sobre el beso.

"fuck you neuro-chan"

¿Qué pasará cuando June, Esmeralda y Hyoga, se encuentren con Ikki en su reunión? ¿Cómo explicará Shun lo del beso a sus amigos? ¿Por qué Shun no usa desodorante?

¿Son las vaginoplastías tan caras?

Todas las respuestas en el próximo capitulo, ¡Nos vemos!