2.- ¿Oportunidad?
Iori camino lentamente hasta la chica, solo para asegurarse de que seguía viva, después llamaría a una ambulancia, para que la atendieran o la llevaran a la morgue. Estaba muy confundido, porque "¿cómo era posible que hubiera terminado herida de esa manera, si no recibió ningún ataque?, o tal vez…se agachó para sentir sus signos vitales…
-Llévatela hijo…-Iori regreso la vista, era una anciana con cabellos rojos, a pesar de lo demacrada que se veía su cara y la rudeza de sus facciones, se notaba a leguas que había sido una mujer hermosísima, su baja estatura y su manera de respirar la hacían parecer una mujer muy tierna, aún con ese rostro frío.
-Abuela…-El único miembro de los Yagami, mujer, que sobrevivía y que era capaz de controlar el Riot of blood.
-Esa chica es una descendiente del clan de los Yata, te ayudará o te matará si es necesario, eso solo depende de ti y tus decisiones, además puede hacerte más poderoso de lo que ya eres, aprovéchalo.
Iori miró a la mujer entre sus brazos, de nuevo ese escalofrió, fue tan horrible que estuvo a punto de tirarla al suelo, sin embargo, se contuvo, regresó la mirada, pero la abuela ya no estaba. Iori decidió llevarla a su departamento.
En unos momentos estaban frente a un gran edificio, no muy lejos del lugar del incidente, tomo el elevador y en el segundo piso subieron las chicas encargadas del aseo, las cuales conocían muy bien la fama y reputación de los Yagami, obviamente la de Iori, quien era conocido en todo el edificio por sus constantes peleas con los vecinos, fiestas escandalosas y visitas continuas de un sin número de chicas.
-Ooo…ohayo gosaimasu, Iori sama (Buenos días, Señor Yagami)- Dijo, una de ellas mientras la otra le dio un codazo mirándola fijamente, "aho(idiota)" murmuro. Se perfilo hacia Iori y se inclino haciendo reverencia.
-Konbanwa Yagami Sama. (Buenas noches, señor Yagami)- La otra chica también dio su respeto-
Iori ni siquiera las miró, estaba concentrado en el rostro de la supuesta miembro del Clan Yata, no es que no le creyera a la abuela, es solo que no entendía del todo lo que ella había tratado de decirle, pues si de verdad ella cambiaria tanto su vida, ¿por qué habría de interferir?, era algo absurdo "solo sirvo para seguir ordenes", "entrena más duro", "mata a aquel tipo", "mata a ese estúpido", "mata a Kusanagi"…
-A…n…o…., e…e….t…o, Yagami, Sama. (E…s…t…e…., m...m…m…Señor, Yagami.)-La chica temblaba incontrolablemente, no tanto por hablar con un Yagami, sino porque se sentía intimidada por aquel cuerpo ensangrentado entre las manos de él.
Iori, volteó…piso doce. Afianzó sus brazos al cuerpo femenino, salió del elevador, extrajo una tarjeta de su bolsa, después, la paso por la cerradura, prendió la luz, dio la vuelta dejando a la muchacha sobre la cama, que era el lugar menos sucio de todo el departamento, fue hacia el baño trayendo consigo un botiquín, de regreso a la habitación; apagó las luces y corrió las persianas de su cuarto para que la luz de la luna entrara, su repulsión hacia las luces artificiales solo era superada por su odio a Kusanagi; controlada únicamente por la música. Abrió el botiquín sacando el alcohol y el algodón, para limpiar la sangre de la cara y las manos de la chica…como lo pensaba "desaparecieron, ni siquiera un rasguño…eso significa que…"
-¿Nanda, omae ha? (¿Quién demonios eres tú?)-La muchacha saltó de la cama y se puso en defensa.
-¿Nani ga kore, baka? (¿Qué te pasa, tonta?)-Iori, respiró un poco y recordó las palabras de su abuela.-Mira, yo solo te traje aquí, te encontré en un charco de sangre y pensé que tal vez tenías algo grave-. La joven le miró intrigada.
-Si es cierto lo que dices… ¿por qué no me llevaste al hospital?-
¡Genial!, para colmo era lista la tonta esa, Iori no sabia que decir, porque si hubiese sido una chica normal seguro que le hubiera pedido perdón y dado las gracias, pero no…
-¿Qué sucede?, no lo pienses, ¡contesta!- la chica estaba desesperada, saltó tras Iori sometiéndolo en el suelo, retorciendo su brazo y pisando su cabeza, inmediatamente Iori la tomo del pie con el brazo suelto, poniéndola bajo el peso de su cuerpo y sosteniendo sus manos con las suyas, "tiene los ojos magentas, ¡como los de mi madre!",un escalofrío lo recorrió, se sintió sumamente apenado y abochornado, "¿por qué?, ¡demonios!"
-Solo dime tu nombre, yo soy Yata Mariko- Se levantó y sacudió su ropa mientras se sentaba en la cama, pues, se dio cuenta de lo que le sucedía al chico pelirrojo y pensó que seria mejor alejarse un poco.
-Mi nombre es Iori…Yagami-dijo apenado, "¡que demonios!", por primera vez en su vida le importo lo que se decía de su familia, lo que significaba pertenecer a un clan como el suyo, su prestigio como asesino experto, timador y mujeriego.
