¿Cómo olvidarte si vives dentro de mí?
Cierro los ojos y en el silencio mi de soledad escucho tu voz, esa forma tan propia y peculiar de hablarme, de mirarme.
Conozco tu dulce poesía, tu secreta tristeza y la música de tu alma. Deseo unir tu alma y la mía, también deseo fundir mi corazón en el tuyo, y así expresar la pasión de este loco amor.
Anoche soñé contigo… pude sentirte mas cerca de mi, mas cerca que nunca, anhelo tanto ese momento.
Sabes, desde la primera vez que te vi sabia que lo "nuestro" era algo diferente y hoy no te quito de mi mente…
Se que parece ingenuidad, pero hay algo que me dice que es verdad, que algún día te voy a encontrar y no voy a dejarte escapar…
Hasta la fecha han pasado aproximadamente diez años desde la última vez que te vi, el día en que descubrí tu secreto, tu encantamiento.
Hoy en día trabajo en un prestigiado hospital de Tokio, si, así es, hoy se me conoce como la doctora Higurashi. Aun no puedo creer eso; supongo te lo debo a ti, ya que día a día sigo soñando con volverte a ver con encontrarte.
Un leve suspiro sale de mi boca, y me recarguen la amplia silla de mi escritorio.
Pero una voz me saca de mis pensamientos, era Ayame, la cual entro a mi oficina sin antes tocar la puerta, por la cara que traía supuse que era algo importante, estiro su mano y dejo un fólder sobre y escritorio y dijo:
-Aome, date prisa, tenemos una emergencia- acto seguido salio de mi oficina dejando la puerta entre abierta.
Debía reconocerlo no esta de humor, mejor dicho no tenia ganas de hacer nada, ni de ver a nadie, era viernes por la tarde, y casi no había pacientes en el hospital, además casi era hora de salir, pero aun así, me levante perezosamente de mi asiento y me dirigí a la puerta.
Al salir de mi oficina, la cual se encontraba al fondo del pasillo, en el último piso, decidí ir a preguntar a urgencias en que podía ayudar. Al llegar me dijeron que hubo un accidente, al parecer un hombre no se fijo al momento de cruzar la calle, y el auto tampoco lo vio, y lo inesperado sucedió, el auto arroyo a la persona, la cual según se encontraba inconciente, con algunas leves heridas y uno que otro rasguño.
Redijeron que se encontraba inconsciente en el consultorio seis, al parecer una enfermera ya lo había atendido, pero nadie dio un diagnostico para el paciente, si iba ser necesario que se quedara, o cosas por el estilo. Así, sin más se dirigió al consultorio seis.
Faltaban algunos pasos para que llegara, pero cual fue mi sorpresa, fuera del consultorio, un grupo de enfermeros forcejeaban con un joven, vi como trataban de tranquilizarlo, al parecer estaba desubicado, estuve a punto de retirarme del lugar y mas tarde regresaría.
Pero algo, hizo que me quedara, tal vez el destino, la vida me estaban jugando una broma muy cruel, es que era algo imposible.
Desde el lugar donde me encontraba pude divisar una cabellera platinada, un color de pelo muy peculiar, que solo una persona en este mundo era portador de tan característica cabellera platinada. No tenia duda era el, era mi príncipe encantado.
Tarde varios segundos en reaccionar, y en menos de un parpadeo me encontraba a escasos centímetros donde se desarrollaba tal escena.
-Doctora, que bueno que llega, al parecer sufrió una crisis, ¿Qué hacemos?- pregunto una de las enfermeras ahí presentes.
Aun no podía salir de mi asombro, solo atine a decir –Suminístrele un calmante, yo me haré cargo de lo demás- acto seguido la enfermera se acerco y les dijo algo que no alcance a escuchar, después desapareció.
Pasaron unos segundos y Shiori, la enfermera regreso con una inyección en sus manos. Como pudieron se la aplicaron en el brazo derecho, pasaron unos minutos y dejo de moverse con esa brusquedad, como si se encontrara prisionero y quisiera escapar.
-Y ahora que- se escucho una voz.
-Llévenlo a un cuarto- exprese.
Y así fue, se encargaron de llevarlo a un cuarto. Cuando todo estuvo listo Kouga hizo el favor de ir y avisarme, ya que yo me encontraba en mi oficina arreglando algunos asuntos pendientes.
-Cuarto setenta y nueve, por el momento se quedo dormido, lo mejor es que te vayas a descansar, yo me haré cargo de el- me comento el joven moreno de ojos zafiro.
-No es necesario, me quedaría mas tranquila si lo diagnostico antes de irme-
-¿Lo conoces?-
-SI, es un príncipe encantado- y con ese comentario salí de mi oficina, con llegar a un lugar, al cuarto setenta y nueve, lo mas probable es que Kouga quisiera que le diera una explicación de mi respuesta; pero hoy no podía. Tenia que verlo. Estar cerca de el, a pesar destiempo trascurrido aun sentía algo por el, llámenme loca, pero así es: Lo amo.
Mi corazón latía cada vez mas rápido, me sentía como una tonta adolescente enamorada, no podía evitar sentir esto, no podía evitar el sentirme nerviosa, me reconocería, tal vez si, talvez no, sin duda me alegraba el poder verlo de nuevo. Después de todo valió la pena todos estos años en los que le pedí al cielo, a las estrellas y a la luna poder verlo aunque sea una ultima vez.
Una frase que me dijo, que día a día seguía presente en mi mente "me han dicho que con un beso de amor el encantamiento se rompe". Tal vez con un poco de suerte logre romper el hechizo.
Me encontraba frente a su "cuarto", abrí la puerta con cautela. Ya dentro de la habitación, lo pude observar, era el hombre mas guapo que mis ojos pudieran haber vistos, si me pidieran describirlo, lo haría en una sola palabra: perfecto.
Para mi el era el hombre perfecto, con todo y su encantamiento, eso lo hacia especial para mi, aunque suene egoísta.
Me acerque y antes que otra cosa lo revise, no había ninguna anomalía. Solo unos leves rasguños, los cuales ya habían sido curados.
Sabía que era tiempo de irme pero no podía, no quería hacerlo, tenía que quedarme aunque sea algunos minutos más.
Me senté junto a el. E inconcientemente lleve una de mis manos a su rostro, acaricie una de sus mejillas con ternura, y quite uno que otro mechón rebelde. Pronto sentí como se movió, pensé que fue una reacción cuando mi mano tuvo contacto con su piel, pero de un momento a otro, así de la nada ese par de ojos color oro, se abrieron.
El, observo con demasiado cautela la habitación, como examinándola, la verdad no esperaba a despertara así que solo atine a decir lo siguiente:
-Hola, como te sientes- le pregunte.
El giro su cabeza así donde yo estaba. Me examino con la mirada, me ve vio de arriba abajo, me veía como si tratara de recordar algo, de pronto.
-Tu…- dijo mientras se alejaba un poco de mi.
Pude notar que cuando dijo eso mi miro con cierto…… rencor.
Note que se ponía mas tenso, intranquilo:
-tranquilízate, todo esta bien- trate de acercarme a el, pero lo que me dijo me dejo impactada.
-Aléjate de mi, no me toques, tu… eres una traidora- eso lo dijo en tono bastante serio.
Yo no sabia que hacer, sus palabras me dejaron bastante confundida, no entendí por que dijo eso…
"Fueron siempre grandes cosas que guardadas llevo en mi, como el talle de tu idea y de tu esencia en mi existir".
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Pss…. después de mil años aquí esta la conti, aunque para ser sincera siento que le falto algo, pero bueno, cualquier cosa, queja o sugerencia háganmela saber……
bueno, espero y les guste… nos vemos
otra cosa, tal vez el próximo capitulo sea el desenlace de esta historia, aunque probablemente me arrepienta…jeje bueno no lo se, ya lo pensare.
biie
PD: gracias por sus comentarios. XD
