Hola! jaja, aqui les traigi un regalito de Año Nuevo, nuestro capi 6!!! xDxD Perdón por la tardanza, sé que no tengo excusa, pero traten de discutir con mi inspiración cuando esta no quiere colaborar y sabrán lo que se siente... pero hay gente que se tarda más que yo, eso ya es un consuelo xD
eh, por cierto:
FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO AÑO NUEVO!!!!! xDxD
bueno, mejor dejo de molestarlos y les dejo el capi para que lean, recuerden dejarme revews ok?
Disclaimer: FMA y sus personajes no me pertenecen, son de Hiromu Arakawa. Ahora, el contexto de esta historia sí es mío xD así que no quiero plagios!!!
Era tan impasible la nieve que azotaba el vidrio de la ventana, era tan miserable la piel expuesta al frío viento, a la tormenta. Era tan temprano que parecía ser tan tarde, era tal la intensidad del sol, que la nieve pudo taparlo fácilmente. Era una típica tarde en una tormenta de nieve, allá en el edificio de salones de la escuela.
- Parece que la tormenta no terminará nunca… - decía tristemente una chica rubia apoyada en el pie de la ventana del salón de matemática.
- Esto sucede cada año, Winry – le dijo otra chica de anteojos y cabello castaño – al final de la tarde vendrá la directora con los demás profesores, nos evacuaran y nos llevaran al otro edificio.
- Pero no sabía que el invierno aquí era tan terrible… - comentó Winry, desanimada
Lo que sucedía era que la tormenta de nieve había empezado a caer un poco después de comenzadas las clases en la mañana, después del desayuno. No les habían permitido salir al patio ni al gimnasio, ni siquiera a los dormitorios. A la hora del almuerzo todo seguía igual en el clima, así que la cafetería estaba tan llena que muchos tuvieron que comer de pie o sentados en el suelo. Ahora, acercándose la hora de la cena, y con el cielo tan oscuro que parecían mas bien las doce de la noche, Winry, Mary, Sciezka y Rose se reunieron con otros compañeros de clase en el salón de matemáticas.
- En todo caso… - continuó la rubia – ¿Para qué estamos aquí¿No podríamos simplemente esperar en el pasillo a que nos saquen?
- Pues, para empezar, aquí estamos todos más cómodos. – dijo Denny, que también estaba en el mismo grupo y abrazaba a su novia por la cintura – También sucede que lo más probable es que nos saquen después de la cena, lo hacen así para no tener que volvernos a traer para comer y luego volvernos a llevar para allá.
- Por otro lado, también nos organizan en grupos pequeños para poder controlarnos mejor. – comentó Mary – En las tormentas como éstas, es muy peligroso si se pierde un estudiante. Afuera, la visibilidad es nula y las linternas apenas alumbran como para verse bien la cara.
- Ya veo… - dijo Winry, cada vez más triste – Es increíble que esto sea cosa de casi todos los días en invier…
Pero Winry no pudo terminar de hablar porque la puerta del salón se abrió de repente, dejando ver un cansado, terriblemente azul y cubierto de nieve, Ed, causando una silenciosa impresión en los presentes, cuando el muchacho se desplomó en el suelo. Rápidamente, algunos corrieron a ayudarlo, entre ellos la rubia, quién lo levantó y lo ayudó a apoyarse en un pupitre.
- Edward¿Qué te pasó? - preguntaba Rose
- Cierto, Elric¿Cómo terminaste así? – preguntó Havoc, uno de los muchachos presentes.
- Por favor¡déjenlo hablar! – dijo Winry, aún sosteniendo al rubio por los hombros – A ver, Ed¿qué sucede? – añadió, suavizando un poco la voz.
-Hawkeye… ya llegó… - decía el chico tratando de explicarse lo mejor que podía – … no habrá cena… nos llevaran ya...
- ¿¿¿¿¿¿CÓMO¿¿¿¿¿¿NO HABRA CENA????? – gritó un gordito desde el fondo del salón, quién se echó a llorar, causando que todo el mundo le mirara así: ¬¬U
- En fin… - comentó Mary, volviendo al tema – Pero eso no explica cómo fue que terminaste así, Edward
- Eso es porque… - en este punto, el muchacho se quedó en silencio un rato, causando intriga en todos (NA: excepto en aquel gordito que seguía llorando n.nU) - …. Pues…. Salí…. A… buscar a Hawkeye… ella fue quien me dijo lo de la cena – diciendo esto último muy rápido. Esto fue convincente para la mayoría del salón, excepto para Winry. La muchacha miró fijamente a los ojos de Ed, recibiendo una mirada de disculpa por su parte.
Unos minutos más tarde, ya la directora Riza Hawkeye y los demás profesores se encargaban de transportar a los estudiantes al edificio de dormitorios.
Afuera, entre la fuerte tormenta, se escondía perfectamente la figura de un muchacho alto, cubierto con una capa y un abrigo grueso. Sus ojos grises apenas distinguían las luces de la edificación en cuya pared lateral se encontraba apoyando su espalda. Sus manos cubiertas con guantes aferraban fuertemente el broche de su capa, como temiendo que se soltase y volase lejos con el viento. Tiritaba de frío, pero lo soportaba, para él, eso no era gran cosa, comparando con otros climas que había tenido que soportar gracias a su investigación alquímica. Se trataba de Alphonse Elric.
El joven llevaba allí un buen rato, rogando porque su primo llegara a salvo o al menos descongelado al edificio de salones con sus compañeros de clase. Había sido un error haber asistido y enviado una nota al chico temprano en la mañana, pues había olvidado lo literal que podía ser Ed. Ahora, Al se encontraba agachado contra la pared del gimnasio tratando de no exponer más su cuerpo al terrible y frío viento, mientras esperaba a que acabara la tormenta; aunque con el ritmo que iba…
- Pensándolo bien, esto no fue buena idea… - murmuró para sí mismo, observando claramente su aliento congelarse – creo que me tendré que quedar aquí toda la noche, y a este paso si no muero congelado al menos moriré de pulmonía...
Al comenzó a soplar aire caliente en sus manos, tratando de calentarse, y pensando qué podría usar para transmutar en algo que le brindara calefacción, ya que ahí sólo tenía un viejo libro necesario para Ed, su abrigo y su capa. En eso se encontraba cuando escuchó en medio del viento una especie de lamento triste, una especie de llanto. Prestando un poco más de atención, distinguió un grito de auxilio, de una voz femenina. Acto seguido se levantó y caminó hacia donde se escuchaba el grito, y en el camino pudo distinguir un grupo de luces que se alejaba cada vez más.
- "Deben estar llevando a los estudiantes a los dormitorios…" - pensó el muchacho deteniéndose levemente para enfocar mejor antes que las luces desaparecieran por completo – "¿Pero qué sería lo que escuché?"
Unos segundos más tarde se vio con la cara enterrada en la nieve y un bulto muy grande que se movía a sus pies, y que además gritaba. Resulta que se había tropezado con aquello que estaba buscando. Dándose cuenta inmediatamente, se levantó y dirigió su vista hacia el bulto que con que otrora se tropezase (NA: tengo vocabulario nuevo xD) y se dio cuenta que se trataba de una chica de ojos azules y mirada asustada que había visto hace nada más dos semanas.
La chica retrocedió apenas se dio cuenta que se trataba de ese muchacho que había visto en la nieve hace tiempo y que le había… por decirlo así, intrigado. Al sólo le sonrió con confianza y le ofreció su mano para ayudarla a levantarse, que ella aceptó tímidamente. En este gesto, el muchacho también se dio cuenta que ella tenía las manos demasiado frías, además que su ropa no era precisamente la adecuada para ese clima, pues llevaba sólo la falda del uniforme escolar, una camisa y un suéter.
Al condujo rápidamente a la chica hacia donde ubicaba el gimnasio, pensando en cómo ayudarla a calentarse un poco. El fuego era necesario, sin embargo…
"Bah, ya le conseguiré otro libro a Ed" – fue lo que pasó por su cabeza mientras incineraba mediante alquimia el libro que llevaba consigo y sentaba a la chica junto a este, mientras se quitaba su preciada capa y se la colocaba sobre los hombros a ella. Luego se sentó él también y se quedó mirando fijamente el rostro de la muchacha buscando signos de congelamiento o lesiones que pudo haberse sacado en la nieve (NA: además del golpe del tropezón que le dio ¬.¬).
- ¿Estás bien? – preguntó, preocupado - ¿Cómo terminaste en la nieve?
- Yo… me perdí… - dijo ella tras unos segundos de silencio - … mientras me llevaban a los dormitorios…
- Ya veo. – dijo Al, comprendiendo perfectamente la situación de la chica - ¿Cuántos años tienes¿Con qué grupo ibas?
- Quince… Iba con seis chicos de mi salón… - respondió ella, bajando la cabeza, pero levantando un poco para ver al muchacho a los ojos – y… ¿Quién… eres? – preguntó, mientras Al se daba cuenta que aún no se había presentado.
- Lo siento, mi nombre es Alphonse Elric – respondió con una pequeña gota estilo animé resbalando por su cabeza – pero llámame sólo Al. Tengo diecisiete años. Soy primo de Edward Elric, él estudia aquí también¿lo conoces?
- Sé quién es… pero está en el año siguiente… - respondió ella – Un momento¿No fuiste tú el que causó ese alboroto en la fiesta de Navidad hace dos semanas?
Cuando escuchó esto, Al se quedó de piedra, y la cantidad de gotas en su cabeza se triplicó.
- Vaya, yo pensaba que ya todo el mundo se había olvidado de eso… U - dijo tratando de suavizar un poco la situación.
- Pues… en realidad, todavía se habla mucho de lo que pasó… - comentó la chica, cuando de repente recordó algo – oh, lo siento, aún no me he presentado. Soy Nina Tucker.
- Mucho gusto, Nina – dijo Alphonse, dirigiéndole una sonrisa simpática, ante la cual la chica se sonrojó notablemente. (NA: Oh sí, aquí tenemos nuestro AlxNina xD y sin pedofilia!), teniendo que ocultar su cara con sus rodillas para que el muchacho no se diera cuenta.
- Por cierto¿puedo preguntarte…. – comenzó a decir la chica, captando de nuevo la atención de Al - … cómo fue que hiciste para escapar hace dos semanas? … Es que… muchos dicen que usaste un tipo de magia pues… yo…
- En realidad, es una ciencia muy antigua que mi padre investigaba… - respondió antes que Nina terminara de hablar – se trata de la alquimia…
- ¿Alquimia? – preguntó, intrigada – me parece haber oído de eso antes… - era verdad, en alguna parte le parecía haber escuchado mencionar la alquimia.
- Bueno, no es tan desconocida, muchos eruditos del mundo tanto antiguos como actuales la practican – comentó Al.
- Ya veo.
En ese momento se escucharon voces gritando el nombre de Nina, parece ser que la buscaban. Cuando estaban peligrosamente cerca, la chica se levantó y se quitó la capa, devolviéndosela a Al, y volviendo a exponerse al frío.
- Sería muy malo si la directora te encuentra aquí. – dijo ella dirigiéndose a Al con una tímida sonrisa – Seguramente llamarán a la policía si lo hace. Mejor voy con ellos antes que te vean.
- Entiendo. – respondió el muchacho, también esbozando una sonrisa – Adiós, Nina, mucha suerte.
- Cuídate. Hasta luego. – se despidió y dio la vuelta para marcharse, pero entonces volvió a mirar a Al – Por cierto¿Te volveré a ver?
- Pues paso seguido por aquí así que es probable que me vuelva a tropezar contigo pronto. – respondió, sonriendo, y causando que ella sonriera también.
- Entonces te devolveré el gran favor que me has hecho hoy. – dijo sin perder la sonrisa y se marchó.
En medio de la oscuridad se escucharon exclamaciones de alegría de las voces extrañas, seguramente por el regocijo de encontrar sana y salva a la estudiante que se había perdido. Y Al se dedicó a mirar al cielo esperando el fin de la tormenta con su corazón palpitando rápidamente, la razón, desconocida. Sin embargo en su mente rondaba la sospecha de que se debía gracias a esa chica de ojos azules y cabellos castaños y a su cautivante conversación.
- "¿Qué será esta calidez que siento, a pesar del pésimo clima?" – se preguntó mientras su mente vagaba otra vez hacia ese par de ojos azules – "¿Me habré enamorado? Pero es imposible, ella es dos años menor… aunque ahora que lo pienso, dos años no es tanto… pero el amor es la debilidad del guerrero… ahora con estos "Alquimistas" lo que menos debo hacer es exponer a una chica inocente al mayor peligro de su vida…"
Al se abrazó más a la capa que aún conservaba el perfume de Nina y respiró muy profundo, inhalando la esencia de lilas mientras la calidez en su alma era acompañada a la vez por una indescriptible tristeza.
- "Parece que me olvidé por unos minutos que sólo soy espía y guardaespaldas de mi primo Ed" – fue el pensamiento que atravesó su cabeza mientras cerraba sus ojos evocando otra vez la imagen de su princesa de nieve.
Más o menos media hora más tarde, la tormenta había empezado a decaer, sin embargo, el viento todavía azotaba con fuerza el vidrio de la ventana del dormitorio de Ed, Kimblee y Havoc. El rubio se encontraba recostado en su cama, con la vista dirigida al techo. Pensaba en las últimas horas de su vida, pensando en su primera y desastrosa lección práctica de alquimia.
Flash Back:
Había guardado en su bolsillo el resumen que hizo del libro "Alquimia: el principio de la ciencia" que su primo le había prestado la semana pasada. Esa era una especie de tarea para que leyera y tratara de entender el concepto básico de la alquimia. Todo estaba basado en esas palabras que Al había dicho el momento que acordaron esas lecciones: "Es todo un delicado equilibrio. Para crear, algo de igual valor debe perderse. Esa es la primera ley de la alquimia de la equivalencia de intercambio"
Esa mañana encontró la nota de su primo que decía "Te espero junto al gimnasio hasta que salgas de clases. Hoy tendrás tu primera clase práctica" y salió hacia la cafetería, muy emocionado. Se había encontrado con Winry y decidieron desayunar juntos hasta que llegaran los demás. Resulta que en esas dos semanas desde que volvieron de vacaciones, se habían hecho muy cercanos y unidos. Ed la apreciaba mucho, pues había sido la primera persona que le trataba con cariño desde la muerte de su madre. Winry lo veía casi maternalmente, se preocupaba mucho por él y trataba de integrarlo al grupo y de hacerlo socializar más. Sin embargo, nunca tenían la respuesta exacta a qué consistía realmente su relación. Muchas lagunas quedaban… y porqué no decirlo: también sonrojos.
- ¿Para qué quieres aprender alquimia? – preguntaba la muchacha, recordando que el grupo de criminales que asesinó a sus padres empleaba la alquimia.
- La verdad, es porque me intriga mucho. – respondió Ed, mirando su plato y luego levantando la mirada hacia su amiga – Mi padre y mi tío la investigaban y ahora también mi primo. La verdad, quiero saber en qué va todo esto. Además… Imagino que aprendiendo esto podré averiguar un poco más de el porqué de la actitud de mi padre.
- Te refieres a…
- Sí… no entiendo porqué se comportaba de esa manera cuando yo estaba con él en aquella ciudad y ahora envía a un alquimista casi profesional a ver que no me pase nada…
- Ed, sea lo que sea que suceda con tu adre, recuerda que los padres siempre van a querer a sus hijos, y siempre van a velar por su seguridad. Es probable que el comportamiento del que me hablas sea gracias a un mal tiempo en su trabajo o un problema personal, él también es humano y es normal que el mal humor lo afecte. Sin embargo, nunca debes dudar de que siempre te querrá mucho… - dijo Winry, con semblante de tristeza y la mirada baja.
- Winry… lo lamento… - dijo el muchacho al comprender porqué la tristeza de su amiga - …no debí hacerte pensar en tus padres…
- No, no hay problema, Ed. – dijo ella negando con la cabeza y tratando de esbozar una sonrisa – Debo aprender a superar esta pérdida y… y seguir adelante…
En ese momento sonó la campana y tuvieron que irse a la primera clase. Unos minutos más tarde empezó a nevar otra vez, pero apenas una hora después, la tormenta azotó la escuela y se suspendieron las clases.
Todo transcurrió igual a todos los años: gente parloteando sin parar, los pasillos llenos y los profesores con los nervios de punta. A la hora del almuerzo, no había rastro del grupo de amigos de Winry así que ella estaba sola en la cafetería hasta que Ed llegó y le hizo compañía, sin embargo, el lugar estaba tan lleno que se sentaron en el suelo.
- Ed¿cuánto crees que durará esta tormenta? – preguntó Winry, llevándose un bocado a la boca.
- No sé, pero lo más probable es que dure todo el día – respondió el chico.
- El clima aquí es horrible en esta época, según parece – comentó ella arrugando las facciones.
- Tranquila, vas a tener que pasar por esto al menos tres veces hasta que acabe el invierno… quizás cuatro…
- Que gran ayuda, amigo ¬¬ - dijo la chica.
- En fin, trata de mantenerte ocupada hasta que pase la tarde, por ejemplo, Sciezka leerá un libro, yo iré a las lecciones de alquimia…
- ¿¿Irás¿¿Con este clima?? – preguntó ella, muy preocupada
- Pues claro, no puedo faltar… - dijo Ed sin comprender la preocupación de su amiga
- ¡Te dará una pulmonía¡¡o sino un serio congelamiento!! – exclamó ella ante la mirada de asombro del chico - ¡¡Es muy peligroso, no vayas por favor!!
Ed simplemente alucinó. Creyó ver a su propia madre en los ojos de Winry. Bien, pues los ojos azules eran los mismos. Y el peinado era el mismo. Ahora parecía, que también la actitud era la misma. Simplemente, no pudo aguantar esa mirada, no, no podía
- Está bien, no iré… - dijo cediendo al final
- Prométemelo, Ed, por favor…
- Tranquila, te lo prometo.
Unas horas más tarde, el muchacho entró en el laboratorio de biología buscando a Winry y al grupo de amigos de esta, pero estaba totalmente vacío. Entonces, Ed recordó que se encontraba en la planta baja, y que la ventana no tenía una altura exagerada. En ese momento, se le ocurrió la idea de fugarse. Casi instintivamente, su mano deslizó el vidrio y el viento y la nieve entraron al salón. Cubriéndose bien con su abrigo, el cual sacaba de su mochila en ese instante, saltó por la ventana con un último pensamiento pasando por su cabeza:
- "Winry… perdóname, por favor"
Luego, simplemente descubrió que fue en vano. Al llegar al gimnasio con mucha dificultad, su primo le pidió el libro y luego le dio una linterna y le dijo que regresara al edificio, donde estaría seguro. No hubo clase práctica, no hubo aprendizaje alquímico. Solamente consiguió sentirse culpable por romper su promesa, además de congelarse hasta los huesos. Le costó bastante volver a encontrar el edificio y la ventana abierta del laboratorio de biología, y aún más, volverse a trepar a la ventana. Una vez adentro, todo en lo que pudo pensar fue en Winry.
Fin del Flash Back.
Ahora el joven se encontraba pensando, recordando el pésimo día que había tenido, todo el día dentro de un edificio y además congelado. Había mentido, había roto una promesa. Había traicionado la confianza de quizás la única persona que lo apreciaba de alguna manera. Así se encontraba, tristemente solo, cuando escuchó alguien tocando la puerta.
- ¡¡Soy Winry!! – gritó ella desde el otro lado de la puerta, mientras el muchacho dudaba si fingir dormir o decirle que entrara, pero ella no le dio mucho tiempo de pensar - ¡¡Edward Elric, sé que estás ahí y no trates de hacerte el dormido!!
En tanto, Ed estaba de piedra al escuchar el grito de Winry. Cada vez se parecía más a su madre (NA: xD) pero tuvo que hablar:
- ¡Pasa, está abierto! – al instante los golpes de la puerta dejaron de escucharse y esta se abrió dejando ver a una chica rubia de ojos azules.
- ¿Y tus compañeros de dormitorio? – preguntó al ver la ausencia de estos.
- No sé y no me importa. – respondió sin quitar la vista de la litera de arriba. Ante esto, Winry frunció el ceño y se sentó en la silla del escritorio, mirando hacia el muchacho.
Un detalle que ella no había notado al entrar: Ed se había soltado la trenza y se había quitado el abrigo y el suéter. Ahora se encontraba con medias (NA: o calcetines, como sea que le digan en su país), el pantalón gris oscuro holgado, una camiseta sin mangas negra y el cabello alborotado sobre sus hombros. Dejaba al descubierto sus torneados brazos y se notaba su buen físico. Cuando Winry se sentó frente a él y lo vio en ese estado, no pudo evitar sonrojarse, pero recuperó la compostura antes que el muchacho lo notara.
- Ed, deja esa actitud, no eres el que ha pasado el peor día de su vida, ese puesto lo tiene Nina Tucker que estuvo perdida en la nieve al menos veinte minutos y sin abrigo. – dijo la chica tratando de reprenderlo.
- Winry… - dijo el muchacho dirigiendo una mirada extraña hacia su amiga (NA: no piensen mal ¬¬ se trataba de una mezcla de confusión, intriga, esperanza y tristeza) - ¿No estás enojada conmigo?
- Enojada no… sólo decepcionada, y por supuesto, muy preocupada – respondió desviando la mirada hacia el suelo – Me hubiera gustado que cumplieras tu promesa… o por lo menos me hubieras avisado que irías de todas formas… sé que no puedo evitar que hagas lo que quieres, pero tampoco puedo evitar preocuparme por ti… - en este punto, los ojos de la chica comenzaron a humedecerse, para colmo, y Ed inmediatamente notó el temblor de su voz. Vaya que se parecía muchísimo a su madre, demasiado…
- Winry, por favor no llores… - dijo el muchacho, incorporándose y sintiéndose… como un maldito canalla por romper su promesa – Me comporté como un estúpido, un inmaduro desconsiderado… no me siento merecedor de que estés aquí conmigo ahora… pero necesito pedirte que me perdones… y que no vayas a llorar, por favor… - mientras decía esto, se levantaba de la litera y se arrodillaba frente a la silla de escritorio donde se encontraba sentada Winry.
- No lloro porque hayas roto la promesa… si fuera por eso te habría pegado con la llave inglesa hace tiempo – dijo ella escondiendo su notorio sonrojo entre sus manos, y esbozando una pequeñísima sonrisa al darse cuenta del escalofrío que recorrió el cuerpo de su amigo – Solamente se me humedecen los ojos porque me preocupé por ti, y aún más cuando te vi entrar en ese estado al salón. – admitió tratando de sonar lo menos dramática posible.
- Si eso es lo que hace que llores, entonces te pido que no te preocupes por mí aunque me vaya a morir, además, no te daré razones para hacerlo… - dijo el muchacho, incorporándose un poco y quitándole a ella sus manos de la cara y colocando las suyas propias, acariciando lentamente la tersa y suave mejilla de la chica.
Fue en ese preciso instante cuando Havoc entró al dormitorio y se encontró con esta bella escena. Tanto Ed, como Winry y el recién llegado se quedaron, literal y con todo el estilo del animé, de piedra.
- Ehh…. – comenzó Havoc con varias gotas saliendo de su cabeza – Volveré más tarde. Le pondré una liga a la puerta…
- ¡¡Espera¡¡No malinterpretes!! – exclamó Ed estirando un brazo hacia la puerta, pero demasiado tarde, su compañero de dormitorio ya se había ido y cerrado la puerta detrás de sí.
Un silencio sepulcral inundó la habitación. Ni Ed ni Winry podían verse a la cara, y ambos estaban rojos hasta las orejas. No supieron cuanto tiempo estuvieron así, sólo volvieron a la realidad cuando la chica se levantó de su asiento, con su cabello ensombreciéndole la cara. Cuando Ed intentó abrir la boca para pedirle una disculpa, Winry le dejó un chichón (hinchazón, bulto, protuberancia) monumental en la cabeza con su adorada llave inglesa… y por supuesto que el pobre no pudo sino soltar un "AUCH!!!" por el dolor.
- Te perdono por lo de esta tarde y… por lo de ahora… - dijo ella antes de salir. Apenas se cerró la puerta, otro alarido de dolor se escuchó. Unos segundos más tarde, Havoc entró, con la nariz roja y una liga reventada en la mano.
Los minutos fueron pasando y por fin la tormenta se calmó hasta el punto que parecía como si nada hubiera pasado. Un bulto cubierto de nieve se movió de su lugar y se puso de pie, apoyándose en la pared lateral del gimnasio. El muchacho sacudió la nieve de sus ropas y el pelo, se abrochó bien la capa, mientras sus ojos grises miraban con alegría el patio de la escuela finalmente iluminado y el casi inexistente viento.
- Valió la pena esperar, no estoy perdido y… - se detuvo en su diálogo consigo mismo para tomar una esquina de su capa en las manos - …mi capa aún conserva su perfume… - terminó mientras observaba la prenda con ternura y su mente evocaba las imágenes de la chica que hasta hace unas horas lo acompañaba junto al fuego. – "Y hablando de fuego… tendré que conseguirle otro libro a Ed…" – pensó volteando a ver las cenizas de lo que un día fue un perfecto ejemplar de "Alquimia: el principio de la ciencia"
Él tenía una manera especial de salir de ese recinto escolar: cerca de la puerta principal había un muro que daba hacia un camino de tierra que a los cinco o seis metros se incorporaba a la carretera principal, bien lejos de la vista de los vigilantes. Sólo transmutaba el muro en una puerta y luego lo devolvía a su estado original. Al se encontraba cruzando el patio con toda confianza cuando se le ocurrió voltear a ver el edificio de dormitorios, por si identificaba el de Rockbell o el de su primo… o tal vez el de Nina… (//inner: oye, estás pervirtiendo demasiado a los personajes ¬¬ ¡claro que no¡tú eres la que anda pensando mal de todo! NA: no le hagan caso a mi inner, quiere arruinarme la historia ¬¬)
Consiguió localizar el de Winry Rockbell pero antes de que pudiera apartar la vista apareció otra muchacha en la ventana con una gran sonrisa. Al la reconoció, se trataba de Rose, la chica que había hablado con él hace dos semanas en aquella fiesta de Navidad. Ella parecía estar muy feliz por alguna razón, pues reía y daba giros y saltitos
- "Nada más y nada menos que la alegría de la juventud… - pensó - … rayos, ya sueno como un viejo, y sólo tengo diecisiete, cómo será cuando llegue a cua…"
Pero no pudo terminar ni de pensar porque sucedió algo que lo impactó: Rose se quitó la camisa, quedándose con un sujetador (sostén, brasier o como le digan en su país), y fue muy tarde cuando se dio cuenta que había un muchacho abajo. El color rojo corrió con fuerza en ambas caras, al tiempo que Al salía corriendo con mucha prisa hacia su salida especial y Rose cerraba la cortina y pegaba el grito al cielo.
- ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
- Rose¿¿que sucede?? – preguntaron tres chicas que entraban apresuradas al dormitorio al escuchar el espantoso grito de su amiga.
- ¡¡¡Un idiota me estaba espiando!!!– gritó un poquito más bajo mientras intentaba desesperadamente taparse con el pijama que pretendía ponerse antes del… incidente
- ¿Lo reconociste? – pensó Winry en voz alta, pero al notar que sus amigas sospecharían si se extrañaba mucho, se corrigió - ¿Quién era?
- No tengo idea¡¡sólo sé que es un pervertido!! – volvió a exclamar Rose elevando un puño y deseando con todas sus fuerzas darle al muchacho en toda la cabeza.
Mientras tanto, corriendo por una carretera helada y con un ataque de estornudos, se encontraba Al… bueno, estaba corriendo, hasta que una piña cayó de un árbol y le dio en toda la cabeza.
- "Ya empezaron los chismes…¡¡Kami, ayúdame, no permitas que llegue a oídos de Nina!! - era todo lo que pasaba por la mente del joven, que volvía a correr y decidido a no parar hasta llegar al pueblo.
Alphonse ya había llegado a Rizembul cerca de las diez de la noche y planeaba ir directo a dormir, sin embargo, al entrar en la posada donde se quedaba, el dueño le entregó una carta que había recibido esa mañana un poco después que saliera. La carta decía:
Espero que no te moleste pasar despierto un rato más, necesito presentarte un amigo y mostrarte algo muy interesante que encontré anoche, que además es de suma importancia y tiene que ver con tu primo, los Rockbell, tu padre y básicamente, todo el que esté involucrado con la alquimia. Necesito que vengas a la taberna de siempre, hoy: esta noche o cuando llegues de tu trabajo en la escuela. Si no vienes, me encargaré de castigarte severamente. Se requiere tu presencia urgentemente, no importa la hora que sea. Insisto.
Atte.
H. Elric
"Parece que el tío Hoennheim ha planeado una sorpresa, y vaya que sabe insistir…" – pensaba mientras guardaba la carta en el cajón secundario de su mesita de noche y se preparaba para salir otra vez – "Sólo espero que no tarde mucho…"
Veinte minutos más tarde, Al se encontraba entrando en la taberna y buscando con la mirada a su tío. Lo encontró en una mesa junto a dos hombres más, entre los cuales estaba Maes Hughes, y el otro era… oh, rayos…
- ¡Tú! – gritó el otro hombre, quien se levantó un apuntó a Al con el dedo - ¡Eres el que se coló en mi trabajo el otro día!
Se trataba de nada más y nada menos que Roy Mustang. Al no comprendía qué hacía ese hombre allí… ¿Qué tenía que ver un encargado de entretenimiento con la alquimia? A menos que…
- Roy, tranquilo, él es mi sobrino, Alphonse Elric. – intervino Hoennheim antes que el hombre se lanzara sobre el muchacho a golpearle.
Mustang pareció tranquilizarse, murmuró una disculpa y se sentó de nuevo.
- Eh… bueno… - comenzó a decir Al mientras se sentaba - ¿Pueden decirme para qué he venido?
- Tenemos algo que mostrarte. – respondió Hughes – Y quizás necesitemos de tu ayuda para otra cosa más tarde…
- Muy bien, pero… ¿Podrían dejar todo este misterio? – preguntó el muchacho, algo incómodo por el ambiente de tensión y las serias expresiones en los rostros de los demás.
- Mira esto, Al – dijo su tío y le pasó un papel que traía algo escrito. El chico comenzó a leer inmediatamente.
"Hoy, a medianoche, almacén número tres, frente al puerto. Ya sabes dónde queda. Reunión urgente, se solicita tu presencia Elric. No querrás hacer enojar a la jefa ¿o sí?"
Cuando terminó de leer, muchas sospechas y dudas acudieron a su cabeza.
- Imagino que te lo habrá dejado uno de Los Alquimistas¿no es cierto? – preguntó.
- Exacto, reconozco la letra de uno de los miembros, se hace llamar Envidia. – respondió su tío.
- Sospechamos que puede ser una trampa. – continuó Maes – Iremos con Hoennheim para asegurarnos que todo esté bien.
- ¿A qué se refieren? – volvió a preguntar el muchacho.
- Es simple, nos esconderemos en algún lado desde el cual podamos entrar rápidamente, mientras tu tío acude a esa "reunión". – Le explicó el oficial – Mientras más seamos, mejor. Roy Mustang, tu tío, tú y yo somos los únicos conocidos en esta ciudad que tenemos conciencia de lo que sucede con los alquimistas.
- Un momento… - interrumpió Al, como dándose cuenta de algo - … ¿Qué tiene que ver el señor Mustang?
- Para tu información, niño… - comenzó a decir el hombre agresivamente, pero Hughes le detuvo con un gesto.
- Él trabajaba conmigo en mi división, pero fue despedido… - decía, pero dudaba en continuar, sin embargo lo hizo – por embarazar a la supervisora y luego dejarla.
Esta revelación dejó helado por un momento al muchacho "No debí preguntar eso…" Era lo que pasaba por su cabeza. Hoennheim miraba la escena con incredulidad, Roy estaba rojo hasta las orejas y echaba humo de pura rabia, mientras que Maes trataba de calmarlo.
Una hora después ya se habían puesto de acuerdo. Decidieron llegar al puerto en momentos diferentes y por caminos diferentes, por si acaso. Una vez allí, Hughes y Mustang se apostaron en las ventanas trasera y lateral, mientras que a Al le dijeron que subiera al techo, junto a una pequeña compuerta semi-abierta por ventilación que dejaba ver y escuchar todo lo que sucedía dentro del almacén. En tanto, Hoennheim respiraba hondo un par de veces… y entró al lugar.
Adentro, todo estaba en penumbras, excepto por una pequeña lámpara de gas sobre una caja en un rincón. La pequeña llama alargaba las sombras de unos tres hombres ataviados con uniformes negros y ligeros, pero los hombres en sí eran algo variopintos. Uno de ellos era alto, llevaba el cabello largo y de un extraño color negro-verduzco; ojos vacíos y oscuros y uñas… algo largas, por decirlo de alguna manera. El otro era algo más bajo, pero llevaba el cabello igual de largo, pero más desordenado; en sus ojos violetas se veía una fiereza indomable. El último era el más bajo de los tres, era calvo y tenía una panza descomunal, además de pequeños, blancos y vacíos ojos.
- Envidia… Ira… Gula… - dijo Hoennheim, serio - ¿Dónde están Pereza y Lujuria?
- Ellas no vendrán… - comenzó el hombre que respondía al nombre de Envidia - … Nuestro propósito no requiere de su presencia, palabras exactas de la jefa.
- Ya veo, entonces¿Cuál es el propósito? – preguntó el rubio.
- Imagino que te habrás enterado de nuestros planes con la hija de los Rockbell¿no es cierto? – Hoennheim asintió – Debemos explicártelo un poco mejor. Verás, resulta que sus padres hicieron un trato con nosotros, que nos beneficiaba a ambos lados. Según esto, esa niña nos pertenecería en cuanto llegara el momento de necesitarla, pero los Rockbell… digamos que no cumplieron su parte del trato.
- Y por eso fueron asesinados. – concluyó el padre de Ed.
- Exacto. Confiábamos que tu hijo nos ayudara a llegar a la chica… pero según lo que mi querida Pereza y yo escuchamos hace unos días en un bar, no contamos con tu apoyo ¿o me equivoco? – en esto una sonrisa macabra apareció en su pálido rostro, mientras el cuerpo de Hoennheim se tensaba y daba involuntariamente, un paso atrás. – Gula, haz tu trabajo.
El "hombre" comenzó a correr a gran velocidad a pesar de su gordura; y en pocos segundos se hallaba apenas a unos metros del rubio, quien rápidamente sacó de su bolsillo un par de guantes blancos con círculos de transmutación e hizo aparecer un muro de acero que se interpuso entre él y Gula… aunque no por mucho. El macizo metal se quebró como una galleta bajo las inhumanas mandíbulas, pero dio el tiempo suficiente para que comenzara la acción. Los vidrios de las ventanas se partieron en miles de pedazos ante los hombres vestidos de azul, ambos con guantes blancos con círculos. En el techo, la compuerta se abrió, dando paso al joven que aterrizó impecablemente en el suelo, frente a su tío, el cual le pasó a su sobrino un par de guantes también.
Para Al, la batalla no tuvo mucho sentido. En un momento estaba observando el muro de acero desaparecer y al momento siguiente asestaba un golpe al hombre que respondía al nombre de Ira. También pudo observar a su tío y a Hughes enfrentarse a Envidia, y luego a Mustang de frente contra Gula. Fueron intensos minutos de esquivar y asestar golpes a gran velocidad y hacer uso de la alquimia a cada momento, incluso le pareció ver gotas de sangre volar de vez en cuando. Fue entonces cuando se dio cuenta que se encontraba acorralado en un rincón, y que Ira se disponía a dar el golpe final con una lanza que había transmutado. Su mente se congeló, y solo pudo esperar y observar al hombre avanzar… oh, se le ocurrió una idea. Transmutó la pared para crear una columna vertical que se extendió hasta dar de lleno con el estómago de Ira, haciendo que éste escupiera sangre y fuera lanzado varios metros más allá.
Al apenas acababa de salir de la impresión cuando percibió el olor a humo en el aire. Al darse cuenta, la pequeña lámpara de gas se había volcado y roto, y la pequeña llama se había extendido por una gran parte del almacén. "Ahora que lo pienso, este lugar está lleno de cosas inflamables…" pensó, pero no tuvo mucho tiempo, pues de pronto su tío le agarró del gorro del abrigo y le haló, corriendo hacia la salida, por lo que Al corrió hacia allá también. Delante de ellos iban Mustang y Hughes. Una vez fuera, y habiendo corrido unos cuantos metros, se escuchó una explosión a sus espaldas, y el muchacho volteó la cabeza para ver que el almacén había estallado.
- Había explosivos. – explicó Maes brevemente mientras seguía corriendo – Ahora necesito que vengan conmigo a la base de mi división, no está lejos, pero está bien escondida…
- ¿Qué haremos con esos hombres? – preguntó Al, casi sin aliento.
- Yo fui quien volcó la lámpara, Gula estaba demasiado cerca en ese momento como para poder escapar, aunque no creo que haya muerto… - intervino Roy - … además, pude ver que tanto Envidia como Ira estaban… indispuestos. No nos seguirán hasta dentro de un rato.
Tras unos minutos de correr, entraron al pueblo, y justo detrás de la estación de la policía, una puerta que parecía conducir a un sótano, en realidad conducía a la base donde operaba la división de Hughes. Eran instalaciones subterráneas bastante modernas, con un sistema de seguridad asombroso. Todo parecía ser blanco, gris o azul eléctrico, o sino plateados, y metalizados. El oficial los condujo hasta su oficina, y una vez adentro, cerró la puerta bajo llave y clave de seguridad (como era subterránea no había ventanas). Fue en ese momento cuando Al se dio cuenta que el brazo del oficial tenía una herida larga, aunque no parecía profunda, y había detenido el sangrado bastante bien, aunque ahora comenzaba a sangrar mucho. Hughes utilizó un equipo de primeros auxilios para curarse, y mientras lo hacía, hablaba:
- Debo pedirles que se queden en estas instalaciones durante unos días mientras los alquimistas dejan de seguirnos la pista, yo también lo haré. Que suerte que mandé a construir habitaciones para invitados… ya preveía algo como esto…
- Que inteligente, Maes¿Pero quién se encargará de vigilar a Ed? – preguntó Hoennheim, que lucía desesperado.
- Calma, mientras no salga del colegio estará seguro… - dijo Mustang – Resulta que la directora, Riza Hawkeye, se ha vuelto muy amiga mía y le hablé de esto…
- Un momento ¿¿¿Le contaste¡¡¡Por si no lo sabías, esto es secreto, Roy!!! – exclamó Hughes, alterado.
- No le conté los detalles, sólo le dije que era de suma importancia que el chico no saliera ni se le acercara ninguna persona que no perteneciera al personal de la escuela. – aclaró el hombre. – Es una mujer simpática y confiable… y responsable… y bella…
- No le vayas a hacer lo mismo que le hiciste a la supervisora – le dijo Hoennheim con cara: ¬¬
Las risas estallaron en la oficina, a excepción de Mustang, rojo y humeando de nuevo, y de Al, a quien aún el corazón le latía indescriptiblemente rápido y no podía sacarse las escenas vividas en ese intenso día… Nina… Rose… El helado viento… La pelea… La sangre… Ira… Los Alquimistas…
Todo aquel lío iba tomando forma lentamente, pero eso sólo lograba convencerlo aún más de que sólo era un peón en la oscura trama que representaba ser un alquimista. Todo aquel pandemonio silencioso que retaba la Equivalencia de Intercambio y juega con las vidas de quienes entran en él, y aún más, que controla sus destinos.
Bueno, creo que es el capi mas largo que he escrito hasta ahora, no lo creen? o.oU pero espero que haya sido interesante xD traté de añadirle comedia y... pues, algo mas subido de tono pero que no llegue ni a lime¿me entienden? bueno, en todo caso, espero que haya sido de su agrado tanto en el lado romántico como en el de la acción
Ah, por cierto¿Qué les pareció averiguar que la chica misteriosa era Nina? Le cambié la edad, aquí solo es dos años menor que Al evitamos caer en l pedofilismo o pedofilia (como sea que se llame) La razón por la que no puse a Mei (como me habían dicho en algunos reviews) es porque aún no he llegado hasta esa parte del manga, aunque trato de leerlo lo más rápido que puedo, pero la escuela no me deja TT-TT
Bueno, los dejo, acuerdense de dejarme revews ok?
Matta-ne!
