Capitulo 1: Nature's not in it.
Le molestaba... Le molestaba bastante...
No solamente por que significaba que su hijo no iba a dejar un heredero pronto, sino por que TODO mundo sabia que tenía sus queveres con ese otro muchacho. No le caia mal, pero su presencia solo hacia peores las cosas.
Pensó en un monton de cosas y en un montón de maneras de hacer que el bendito muchacho se alejara de su hijo, pero era su propio hijo quien, necio como una mula, se empeñaba en mantener al chico a su lado, llenándolo de atenciones que el chico en cuestión realmente no deseaba y dándole posiciones en el ejercito que el chico en cuestión no le había pedido, pero que el insistía en querer darle...
Si, le molestaba, le molestaba mucho...
Cuando se fueron a Persia ella supuso que el muchacho seria demasiado delicado para una guerra, que alguien terminaría perforándole el corazón con una espada y que el chico yacería marchito como una flor en el invierno en el campo de batalla... Para su desgracia no fue así... Le envió una carta a su hijo para que volviera a casa y se casara de una maldita vez y dejara un heredero antes de que alguien mas tratara de hacerse con el trono, pero jamas le respondió la carta... Las otras cartas si que las respondía...
¡Mocoso insolente! ¡La tenia haciendo corajes y preocupada por su futuro mientras el se revolcaba en Persia con ese otro mocoso igual de idiota que el! ¿Era tan dificil para su idiota hijo entender que lo que ella le estaba diciendo era por su propio bien?
Tenia que hacer algo... Algo para que su hijo se casara con una mujer Macedonia y tuviera un hijo Macedonio, o por lo menos Griego... Ya no importaba si se casaba con una mujer de cualquier región, incluso una mujer de Atenas podría...
¡Por supuesto! ¡Pero que tonta! ¿Como no se le había ocurrido antes? Por supuesto que podia hacerlo... Conocía bastantes maneras de hacer lo que tenia planeado hacer... No necesitaba mucho tiempo...
Con este pensamiento, se puso manos a la obra para encontrar la manera de llevar a cabo su cometido...
Una madre siempre hace lo que es mejor para su hijo... Siempre...
Babilonia
-Definitivamente tenias que haberlos visto, era algo horrible, espero no volver a ver algo así nunca mas en toda mi vida...-
-A ti es que te encanta exagerar... Ni siquiera era tan grande...-
-¿Están locos? ¡Era la cosa mas fea y enorme que he visto en mi vida! ¡Fácilmente le habría roto el cuello a Alejandro, de no haber sido por Hefestión... Otra cosa que tienes que agradecerle...-
Los tres trataban de sacar al enorme reptil de la bodega, era la serpiente mas larga, gorda y grande que hubiesen visto en toda su existencia, y ni entre los tres podían sacarla de ahí, Alejandro, Hefestión y Ptolomeo tiraban, empujaban y trataban (Sin éxito) de levantar al animal, y Cassandro solo se quedaba ahí, mirando, por que acababa de llegar a ver que chinos había pasado y no entendía para que querrían sacar al animal de la bodega si ahí estaba perfectamente bien... ¿Que tal si todavía estaba vivo y se los tragaba a todos mientras trataban de sacarle de la bodega?
-¿Por que no dejas de platicar y nos ayudas a sacar a esta cosa?-
-¿Por que habría de ayudarlos? ¿Que tal si sigue viva y nos traga a todos?-
-Entonces al menos nuestra muerte no quedara en la conciencia de nadie...-
-Pues yo tendré la conciencia limpia si se los traga ese animal...-
-Cassandro... Está muerto... No te va a hacer nada... Anda, ayuda, no te quedes ahí paradote...-
Sin mas remedio, el hombre de ojos azules se acercó cautelosamente al enorme animal y ahora si pudieron sacarlo de la bendita bodega, no sin que antes le cayera encima a Ptolomeo en dos ocasiones, se lo dejaran caer a Hefestión en el pie, terminara siendo jalado con una soga enredada y se le botaran los ojos a los pies de Cassandro y terminaran hartándose y partiendo al animal en pedazos para sacarlo por partes de la bodega.
Al final, los tres generales y el rey estaban sentados en el suelo, descansando después de aproximadamente cinco horas de tratar de sacar al animal de la bodega, Alejandro había llamado a Bagoas, el muchacho persa, para que les trajera agua helada a todos y ahora los cuatro griegos y el chico persa estaban sentados afuera de la bodega, viendo el desastre que hubiera dejado la enorme serpiente.
-Los criados lo van a pasar mal hoy... Limpiando esa porquería...- dijo Cassandro, mirando los restos de la serpiente en el suelo.
-Al menos ya tienes algo que contarle a tus nietos...- Le contestó Ptolomeo, riendo. -No que no tuvieras nada interesante que contarles ANTES, pero al menos puedes decirles que viste una serpiente mas grande que el rey de Macedonia...-
-En este punto, todo es mas grande que el rey de Macedonia... Digo... Agua fría en vez de vino para sus cansados generales? Que es eso?- Cassandro se llevó la copa de agua fría a los labios, sonriendo.
-Ok... ¿Auch?- Alejandro se rió, tomó un pedazo de la gruesa piel de la difunta serpiente y se lo lanzó en el estomago a Cassandro, quien casi se ahoga con el agua, pero se recuperó enseguida y le devolvió el pedazo de serpiente, los cuatro rieron, tirándose trozos del animal como cuando eran niños y se tiraban grandes trozos de lodo bajo la lluvia en Mieza.
-Ah... Estoy cansado...- Alejandro se puso de pie, Hefestión lo siguió, y también Bagoas, pero Alejandro lo detuvo. -Toma el resto del día libre, voy a descansar...-
Alejandro le hizo un gesto a Hefestión para que lo siguiera, mientras Bagoas se quedaba con los otros dos generales, nada mas mirando como se iban, descorazonado, Cassandro se levantó y le dio palmaditas en la cabeza.
-Será mejor que te acostumbres a tu posición, muchacho, no eres mas que una cosita bonita que Alejandro usa cuando Hefestión no está disponible...-
-Iksander no me usa...- Le dijo el muchacho persa, con tono desafiante, el general le sonrió amargamente.
-Aunque no te guste... Alejandro nos usa a todos... Eso es lo que hace... Aunque ni el mismo se de cuenta de que lo hace...-
Cassandro se fue, seguido por Ptolomeo (Quien, según el propio Cassandro, parecía haber decidido pegarse a el como chinche por solo Zeus sabe que motivos, era molesto, pero en algún punto de su vida, Cassandro aprendió a vivir con ello), dejando al muchacho persa con la duda de si realmente Alejandro le usaba aunque no se diera cuenta.
Alejandro, por su parte, entró a su dormitorio, seguido por Hefestión, y en cuando los guardias cerraron la puerta detrás de ambos, el rey prácticamente se le echó a su amigo encima, cubriéndole el rostro de castos besos.
-Ven aquí...- Le dijo al oído, tambaleándolos a ambos hacia la enorme cama.-Voy a comerte...-
-Dijiste que estabas cansado...- Le contestó su amante, lánguidamente, tratando con pereza de quitarse al rey de encima.
-Nunca me cansaría de ti, ahora quedate quieto para que pueda aprovecharme de ti...-
-Me pareció que ya no estabas interesado en mi, ya que ahora tienes a tu niñato persa...-
-¿Bagoas? No significa nada para mi...-
-¿Y como puedo estar tan seguro? Pareces mas interesado en el que en mi últimamente...-
-¡Por supuesto que no! Ven acá y déjame demostrarte cuan interesado estoy en ti...-
Lo besó despacio, acariciando su cuello y moviendo las manos lentamente para desabrochar el chiton que cubría su cuerpo, retirándolo con cuidado, como si estuviera desprendiendo la envoltura de un delicado regalo. Lo vio un momento, como admirando lo que estaba frente a sus ojos, Hefestión se dio cuenta de que los ojos de Alejandro le observaban como si fuese un tesoro y se ruborizó, tratando, sin éxito de cubrirse con uno de los cobertores de la cama, el rey le detuvo las manos a ambos lados de la cabeza y volvió a besarle, esta vez mas demandante, mas rudo, pero mas lleno de amor por el.
Aquella tarde transcurrió para ambos de forma apasionada, terminaron tendidos en la cama, cansados y satisfechos, en algun momento, Hefestión rodeó con sus brazos la cintura de su rey, descansando su cabeza en el pecho de Alejandro, como tantas otras veces, Alejandro le besó la frente, suspirando.
-Te amo a ti nada mas, mi amado Patroclo...-
Macedonia
Olimpia estaba sentada en su altar a Dionisio, había terminado de hacer lo que tenia planeado para su hijo, lo enviaría a Babilonia en calidad de urgente...
Para Hefestión, de la reina Olimpia...
Babilonia
Unos cuantos días habían pasado desde el incidente de la serpiente en la bodega, los tres generales y el rey todavía lo recordaban, mientras Bagoas se dedicaba a entretener a Alejandro como podía y Hefestión no podía estar mas irritado con ambos, llegó otra carta para Alejandro de parte de su madre, nuevamente, rogándole que volviera a Macedonia y se casara, o que se la llevara a ella a Babilonia, para que no estuviera sola a merced de cualquiera que quisiera acabar con ella.
-¿Habrá un día en que llegue el correo en el que NO venga una carta de tu madre diciéndote lo mismo todo el tiempo?- Cassandro se llevó la copa a los labios, mientras Alejandro le dirigía un gesto severo.
-Es mi madre, es perfectamente normal que se preocupe por mi futuro...-
-Me parece bastante razonable que se preocupe... Pero ¿Que te hostigue con lo mismo todo el tiempo? Ni mi propia madre me molesta tanto, y yo también estoy en edad de casarme...-
-Pero eso es por que tu nunca le has hecho caso a tu madre, ella ya debe haberse resignado a que vas a ser un solterón mantenido y arrimado en su casa toda tu vida...-
-¡Oye! ¡Ese fue un golpe bajo! ¿Tu como sabes que soy mantenido y arrimado?-
-Por que te conozco...-
-A ver, ¿por qué no te casas?-
-¡Por que no quiero, vaya! ¿Y a ti que te importa si me caso o no? A lo mejor es hasta mejor para ti...-
-Ah... No me digas eso... Te conozco... No te casas por que eso significaría que Hefestión tendría que hacerse a un lado... Y tu no quieres eso...-
-¿Tu que sabes?-
-Yo se muchas cosas... Estoy seguro de que si Hefestión fuera mujer, lo desposarías enseguida, y luego ambos tendrían...- Cassandro no pudo continuar, Hefestión le había metido un trozo de seda blanca en la boca mientras hablaba.
-Ya cállate, Cassandro.- Le dijo sonriendo y dando un trago a su vino, Alejandro se rió a carcajadas, y Bagoas se cubrió la boca con las manos, riendo bajito, Hefestión sonrió triunfalmente, mientras el otro general se quitaba la bola de tela de la boca, la hacia bolita con las manos nuevamente y se la lanzaba en la cara a su oponente, quien la esquivó con gran facilidad, para mayor molestia de Cassandro.
-Ya basta, niños...- Dijo Alejandro, tomando la mano de Hefestión y tirando suavemente de el, para que se acercara. -Tienes un poco de razón, Cassandro... Si Hefestión fuera mujer, no dudaría un segundo en en convertirlo en mi reina...- Alejandro besó la mano de su amante, ascendiendo, con delicados besos por todo el brazo del general, quien reía nerviosamente, cuando Alejandro llegó al hombro de su amado, Hefestión giró la cabeza hacia un lado, negándole al rey el acceso a sus labios, Ptolomeo y Cassandro rieron, entretenidos, y Alejandro no tuvo mas remedio que alejarse, visiblemente irritado, puesto que ahora incluso Bagoas se estaba riendo de el.
Mas tarde, Hefestión anunció que se iba a la cama, seguido de tal anuncio, Cassandro anunció que Hefestión se iba a la cama a esperar a que el rey se cansara de festejar en grupo y decidiera hacer una fiesta solo para dos, lo cual hizo que el antes mencionado Hefestión le diera una patada en la cabeza cuando pasó por su lado, se perdió en el pasillo, y minutos después, el propio Alejandro lo siguió silenciosamente, cuidando que el general no se diera cuenta de que era seguido.
Hefestión se fue a su habitación, y ahí fue recibido por un criado con una carta para el. El sobre pequeñito venía solo con un papel diminuto, que con letra limpia, clara y hermosa decía "Duerme".
Vio la nota durante un momento, y luego vio el papel/sobre en el que venia la nota, analizó el interior un momento y cerró los ojos, sintiéndose mareado, hasta que su cuerpo se dobló como si fuera un fideo y cayó al suelo, y el sobre y el pequeño papel fueron arrastrados por el viento que entraba por la ventana.
