Yo necesitaba sentir la suavidad del rostro de él. No para saber si era real o no (mi inconsciente estaba más que seguro de que era real), sino porque esa piel se me antojaba absurdamente suave, y absurdamente atrayente. Como si fuera un imán.

Estire aun más la mano izquierda, preparada para sentir la suave piel de él, cuando algo llamo mi atención.

Ese algo brillaba a la luz del sol que entraba por la ventana, y estaba en mi dedo anular.

E hice lo que cualquier persona con el más mínimo sentido común haría: grite.

Bueno, grité y me caí de la cama, pero en este momento, el golpe no era justamente lo primero en mi lista de cosas importantes.

Lo primero es que tenía un anillo. Si, un anillo. Seis letras, una palabra, una sola pesadilla.

Oh por Dios.

Esto era algo realmente malo, ya que el queridísimo anillo (temblé solo con el nombramiento de la palabrota), no era un anillo cualquiera. Oh, no. Era una alianza de casamiento.

Casamiento.

Casamiento.

Casamiento.

La palabra no dejaba de hacer eco en mi cabeza. Parecía que no pararía nunca. Era como si le refregase en cara su más grande temor.

-¡Oh, mierda!- dije yo, con pesar y rabia a la vez. Esto no podía estar pasándome a mi.- auch- me queje ante el dolor de la caída. Me había golpeado nuevamente en el mismo lugar de ayer. Genial.

Levante la cabeza al sentirme observada, y recién entonces, noto una mirada verde. Alguien estaba asomado en la cama, viendo para abajo, es decir… a mí. No necesito aclarar que ese alguien era el hermoso dios griego de pelo bronce, que ahora no me parecía tan hermoso como hace unos minutos. No por lo menos, al saber que me había casado con ese chico. O eso esperaba. Con la suerte que tengo, capaz y estoy casada con el mejor amigo, y me dormí en la cama equivocada. O tal vez me case con otro chico, pero me vine a acostar en la cama de este.

Como sea. Esto no puede ir peor.

Me levante con rapidez del suelo, ignorando el dolor que sentía por el golpe, y que ahora era aun más fuerte. Sabía que este chico no había dejado de mirarme con sus grandes ojos verdes (que eran hermosos, en mi opinión), mostrando sorpresa y atención. Su mirada me molestaba, y mucho, pues hacia que me sienta nerviosa. Yo nunca me sentía nerviosa porque un chico me mirase. Eso me lo había enseñado Allie,

Como sea. Eso no era ahora lo primordial.

-Maldición, maldición, maldición.- repetía la misma palabra, mientras no dejaba de dar vueltas en la habitación, tomándome el mentón con la mano derecha. Necesitaba encontrar una forma de solucionar este pequeñísimo inconveniente.

Ignore lo más que pude al dios griego. No podía mirarlo a la cara. Me daba vergüenza y me impedía pensar.

Pero parece que él no quería que lo ignorase.

-mh… ¿hola?- me saludó él, aunque sonó más como pregunta. Parecía que no sabía que decir. Pues que quede claro que no es el único.- este… ¿hay algún… problema?- preguntó con cortesía. ¿Este chico no se ha dado cuenta, o qué?

-¿Algún problema?- mi voz sonó ahogada- ¡¿Algún problema?!- y la histeria había tomado control de mi. Definitivamente todos mis nervios estaban a flor de piel. Pero no pueden culparme.- ¡Este es el problema!- grite, mientras al mismo tiempo le mostraba la parte externa de mi mano izquierda, donde en el dedo anular, reposaba inocentemente una alianza.

En sus ojos mostro comprensión.

Él entendió.

-Oh… estas casada- dijo él, afirmándolo con total seguridad.

O tal vez, el no entendió bien.

Él hablaba en singular. Había creído que era yo la que estaba casada con otro, cuando la realidad era que nosotros estábamos casados… entre sí.

La sola idea me mareaba.

Pero no importa ahora, debía sacarlo de la idea equivocada. Pues no soy yo la que está casada, o bueno, si estoy casada, pero con él.

-Sí, estoy casada- afirmé yo, mientras me acercaba a él, quien retrocedió. Me subí a la cama y gatee hacia él, bajo la estupefacta y atenta mirada de él.- ¡Estoy casada con vos!- grite con un poco de histeria, mientras le alzaba la mano izquierda, sin pedirle permiso, y se la mostraba a él mismo. Y ahí, el vio una alianza igual a la que tenía yo en mi dedo anular.

-Oh, mierda- dijo él, golpeándose la frente con la mano derecha. Le solté la mano izquierda, y mire a otro lado. Necesitaba reflexionar.

-Discúlpame, pero ¿Dónde está el baño?- le pregunté en tono cortes.

Él me indico una puerta que había en el cuarto, y me dirigí hacia allí sin agregar nada más.

Tenía mucho que pensar.

Edward's Pov

Mi cabeza latía con tanta potencia y tanta fuerza, que dolía.

Si hasta el esfuerzo de pensar era doloroso.

Joder.

No pienso volver a tomar alcohol en mucho tiempo. Y nunca más beberé como anoche. Con decir que ni siquiera me acuerdo de en qué momento me descontrole con la bebida.

No tengo fuerzas siquiera para levantarme de la cama. Eso es decir todo. Estoy hecho añicos. Y necesito café con bastantes calmantes.

Eso deberá esperar. Pues dudo de que llegue a levantarme.

¿Qué carajo me llevo a beber tanto anoche? Si yo me considero una persona que se modera con la bebida. ¿Por qué abre bebido sin control anoche? Realmente no tenía respuesta para esa pregunta, pero la conseguiría. Necesitaba saber porque diantres estaba con una resaca del tamaño de una ciudad.

Maldición, Edward, recuerda, recuerda.

Un grito me saco de mis pensamientos.

Un grito… de mujer.

¡Diablos! ¡Qué carajo hice anoche! ¡Esme seguramente me va a matar!

Un golpe seco me llamo la atención. Abrí los ojos y mire al lado mío.

Nada.

Nadie.

¿Entonces quién diablos había gritado?

Sentí como alguien hacia sonidos de dolor, y me asome, todavía arriba de la cama, al suelo de mi cuarto.

Un ángel. Fue la primera oración coherente que formo mi cabeza.

Es que ella era la chica más hermosa que había visto en mi vida. Era castaña, de una melena marrón larga, que ahora estaba despeinada, haciéndola ver sumamente sexy. Su piel era pálida, y se notaba que era suave al tacto. Tenía una cara en forma de corazón, que la hacía ver dulce. Su nariz era delicada: fina y larga, tenía unos pómulos evidentes, sus labios eran bastantes sonrosados y rellenos, y tenían algo delirante que me llamaban. Y sus ojos. Oh, Dios. ¡Cómo no los note antes! Ella tiene dos grandes y llamativos ojos color chocolate. Eran hermosos. Ese marrón café, era tan expresivo. Tenía espesas pestañas que los enmarcaban, dándole una apariencia dulce y pacífica.

Era hermosa.

Era un ángel, con todas las letras.

No podía haber una persona que derrochase tanta dulzura, bondad, amor, cariño, ternura, afecto, y mucho más.

Y ahora pregunto yo: ¿Qué hace un ángel, en mi cuarto?

-¡Oh, Mierda!- insulto el ángel. Al parecer, había algo que le disgustaba de sobremanera. Después de eso, un sonido de dolor abandono sus tentativos labios. Un ángel como lo es ella no debería sufrir.

Se levanto del suelo (haciendo un gesto de dolor), y se puso a pasear por mi habitación, con una remera manga corta azul (que hacía ver su piel demasiado tentativa para ser legal, pero no niego que me encantaba), y un pantaloncito corto de jean. Estaba hermosa.

-Maldición, maldición, maldición, maldición.- coreaba una y otra vez. Definitivamente, había algo que la tenia sumamente preocupada.

-mh… ¿hola?- salude yo, aunque pareció más que le estaba preguntando. Parecía un adolescente enamorado de lo nervioso que estaba. Quería agregar algo más, aunque no se me ocurría que decirle. Sentía curiosidad sobre qué era lo que le pasaba. Así que me decidí a preguntarle qué era lo que le pasaba, y si estaba en mis manos, ayudarla.- Este… ¿Hay algún problema?- pregunté lo mas cortes que pude. No tenía la más mínima idea sobre cómo reaccionar en esta situación pues una chica estaba en su casa, en su cuarto, en su cama, y se veía nerviosa, pero no por eso menos adorable.

-¿Algún problema? ¡¿Algún problema?!- Gritó ella, perturbada. -¡Este es el problema!- me volvió a gritar, mostrándome su mano izquierda.

Fruncí levemente el seño, sin comprender de lo que hablaba, hasta que note un anillo. Un anillo en el dedo corazón. Y ese anillo, era más específicamente una Alianza.

Lo comprendí.

Pero no por eso dolió menos. Era obvio que un ángel como ella iba a estar tomada. Sería un insulto si estuviese sola. Pero saber que estaba casada, tener esa certeza, me provocaba un dolor inimaginable. Algo completamente raro, pues ella era nada más que una extraña en mi vida.

-Oh… estas casada- afirme, tratando de darle la mayor indiferencia a la frase. Pero seguía sin poder comprender porque la idea de ella con otro hombre, le dolía horrores.

Primero me miro confundida, y después el entendimiento cruzo por sus ojos.

Se me acerco, y yo como reflejo retrocedí. Sabía que si la tenía cerca de mi cuerpo, no iba a poder contener estas ganas irracionales de besarla hasta el cansancio. Pero debía frenarme, ella era de otro hombre, y seguramente no sabía lo que me provocaba.

-Sí, estoy casada.

Esas tres palabras provocaron una puntada de dolor en mi pecho. Ya había entendido que estaba casada. No era necesario que me lo dijese así, sin anestesia.

Claro. ¿Cómo iba a imaginar que me provocaría dolor el pensamiento de que estaba casada? Era algo estúpido.

Yo, era estúpido.

Pero cuando se subió a la cama, y gateo hacia mí, perdí el hilo de mis pensamientos.

No importaba si estaba casada.

No importaba todo lo que me habían enseñado.

No importaba si quedaba como un tremendo estúpido.

No importaba la decepción que sentiría Esme o Carlisle cuando se enterasen.

La besaría.

Besaría a este ángel que estaba peligrosamente cerca de mí.

-¡Estoy casada con vos!- su grito me saco de mis pensamientos sobre besarla. ¿Qué dijo?

Espera.

Está casada… ¿Con migo?

Vi la mano que me mostraba. Mi mano. Una mano que tenía una alianza de matrimonio, igual a la que tenía ella.

La idea me produjo una repentina alegría.

Yo era el hombre que estaba casado con ella.

Yo tenía una alianza igual a la que tenía ella en su dedo.

Yo, Edward, era el marido, el esposo de este dulce y tierno ángel.

Espera un segundo.

¿Esposo?

¿Marido?

¿Casado?

¡Oh, Mierda!

La he cagado.

Y la he cagado a la grande.

Esme va a matarme.

¡Joder!

Damas, y caballeros: he vuelto!

Ha ganado la opción 1, como deben darse cuenta.

Les dejo este súper capitulo aquí. Espero que les guste.

Estoy algo apurada, asique esto será rápido.

Déjenme lindos reviews, diciéndome que tal me salió el capitulo 4.

¿a que se esta poniendo interesante?

Jajaja

Bueno.

Me voy!

Que debo terminar el bolso.

No olviden que los quiero mas que ha nada.

Atte.

Sakuritta Uchiha

P/D: Denle al botoncito verde! No sean Mikes! Que con uno nos sobra demasiado!