Mamá en huelga.
Capítulo 2: El plan de Emmett
No sé exactamente como he llegado a esta situación.
Ah, ya lo recuerdo. Emmett.
Él y sus planes para ayudarme con mi pequeña revolución. Aunque, en parte la culpa es mía por permitirle que me ayude.
Pero no puedo resistirme. Cada vez que alguno de mis hijos me pide algo debo hacerlo, y Emmett no es una excepción. Nosotros, aunque somos diferentes, siempre hemos tenido muy buena relación. Emmett es el más cordial de mis hijos y, aunque yo ya sabía que era propenso a la locura a gran escala, accedí a que me ayudara en mi huelga.
Y es que mi situación era desesperada. Necesitaba ayuda y Emmett era un gran pilar en el que sostenerme.
Su gran idea no fue tan grande como su tamaño. El quería que mi revolución sirviera para algo más que para dejar de planchar la ropa y eso se me hacía difícil.
-Necesitas divertirte –me dijo riéndose con muchos ánimos.- Te pasas el día en casa cuidándonos. Ya somos mayores, mamá. Tómate unas vacaciones.
Pero esa idea no me satisfizo mucho. Irme de vacaciones era sinónimo de irme lejos y de no ver a mis hijos en unas semanas. Y tenía una hija adicta a celebrar fiestas. No me convenía. Lo que quería era menos trabajo, no unas vacaciones perfectas y una casa hecha un desastre cuando volviera.
Así que, como Emmett me encontró poco predispuesta a negociar, me dijo que él mismo elaboraría un plan estupendo para que me lo pasara bien.
Y cometí un error. Accedí y lo dejé en sus manos. En manos de Emmett.
En menudo lio me he metido.
Yo, por mi parte, mientras mi hijo se encerraba en el estudio de Carlisle y meditaba planes malignos para mí, yo decidí ir a ver a mi siempre joven y adorable marido al hospital.
Lo encontré en seguida, fui siguiendo el rastro de las babas de las enfermeras. Allí lo encontré, en su consulta. La sala de espera estaba llena de jovencitas que fingían dolencias para acosar a mi marido.
Toqué a la puerta de su consulta y entre sin esperar respuesta. Por suerte estaba solo detrás de su mesa.
-Mi amor –me dijo cuando me acerqué a él y me senté encima de sus rodillas.- Que contento estoy de que hagas venido a verme. Ha sido un día agotador.
-Estoy en huelga –le dije. Se lo espeté así sin más para que pudiera digerirlo mejor. Me miró extrañado y me pasó una mano por la espalda.
-¿Estamos hablando de…? –me dijo con miedo en la mirada.
-Si –le dije. Si existe un hombre que me entiende con solo una mirada, ese es Carlisle.
-¿Por qué? –me preguntó con una mueca triste.
-Me he cansado. –le dije con sinceridad- Es mucho trabajo y muy poca satisfacción.
Carlisle abrió los ojos y se pasó una mano por el pelo.
-No sabía que fuera tan malo –dijo para sí mismo. –Esme, mi vida. Puedo… intentaré hacerlo mejor.
-Carlisle, tu ya me ayudas –le dije. Siempre tan comprensivo…
-Entonces… ¿es cuestión de tiempo? ¿Necesitas más tiempo, cariño? –me pidió besándome dulcemente.
-Todo el día –le contesté envolviendo su cuello con las manos. Su semblante se volvió serio y, a la vez picarón. Me agarró muy fuerte por los brazos y me tumbó sobre la mesa.
-Bueno –me dijo tumbándose sobre mi- Cómo quieras… Podemos comenzar ahora mismo si quieres…
-La cuestión es que ya le he pedido ayuda a Emmett –me dije mientras aceptaba su pasión con alegría.
Pero se ve que esa no era la respuesta que él esperaba. Se levantó de sobre mí, se alejó corriendo y se estampó contra el armario dejando una gran abolladura en su forma. Todas las cajas de pastillas que había sobre el armario le cayeron sobre la cabeza.
-Esme –me dijo con una cara muy seria y el pelo lleno de sobres efervescentes.- ¿De qué estamos hablando?
-De mi revolución anti limpieza –le dije evidenciando con palabras la evidencia.- ¿De que si no?
-Pues es un alivio –me dijo.
Entonces entendí que él se pensaba que estábamos hablando de R.V.F. Bueno, o como él lo llama: Reproductividad vampírica frustrada. Asuntos de cama, cosas de mayores, encuentros íntimos entre papás… Os hacéis una idea.
En eso no estaba en huelga, pero como si lo estuviera porque no tenía tiempo. Aunque quien, sabe, puede que ahora…
Volví a casa con mi perfecto marido cuando me encontré a Emmett en la puerta muy sonriente.
-Buenos días mamá –me dijo apoyado en el marco de la puerta- Cuando puedas sube a mi despacho.
Le sonreí yo también y me aferré fuertemente a la mano de Carlisle. Estaba a punto de dejar a un lado mi revolución cuando entré en la casa. Estaba hecha una pocilga. Había ropa por todas partes, montones de platos sin limpiar, polvo, cristales sucios y olía fatal.
Era evidente que mis hijos todavía necesitaban a su mamá. Subiendo al despacho encontré todavía más suciedad. Incluso un tanga de mi marido en un picaporte. Increíble.
-Ese es el espíritu que me gusta –me dijo Emmett cuando me vio entrar con el tanga en la mano.
Si hubiera podido, me hubiera sonrojado hasta que me hubiera salido humo por las orejas. Pero afortunadamente soy un vampiro y eso no me pasa.
-¿Qué quieres Emmett? –le pregunté. Estaba un poco molesta, no iba a negarlo, por el estado en el que se encontraba mi santuario, mi templo, mi casa. ¿Cómo se podía ser tan descuidado? Definitivamente, había criado una manada de lobos.
-Aquí tienes –me dijo blandiendo una carta- Es tu lista.
-¿Mi lista? –le pregunté tomando el sobre y abriéndolo.
-Es una lista homologada de marca Emmett el grande –me contestó muy serio.- Son las diez locuras que realizaremos en familia durante un largo periodo de prueba. No te preocupes, estarás bajo mi supervisión.
-No me preocupo –le dije tomando el papel entre mis manos- Me asusto.
Y entonces le pegué una ojeada rápida al papel y me espanté en grado sumo. ¿Cómo demonios se podía ser tan… tan Emmett? Culpa mía por confiar en él. Y en menudo lio me había metido.
LISTA HOMOLOGADA DE EMMETT EL GRANDE
Destinatario: Esme Cullen
Empleo: Mamá en huelga
Estado civil: Casada (su marido le saca 200 años)
Diagnostico: Necesita urgentemente una gran dosis de diversión al estilo Emmett Cullen.
Se receta: Los diez pasos siguientes:
Ir de fiesta con los Vulturis
Robar artículos comprometidos en unos grandes almacenes
Quemar el armario de Alice
Ir de caza con Edward, Jasper y Emmett
Tener sexo en el hospital
Salir de compras con Bella, Rose, Jane, Leah y Alice.
Emborracharse
Ir a ver un partido de beisbol con Edward, Emmett, Jasper, Jacob y Carlisle.
Pasar una noche a solas con tus hijos.
Ir a una reunión de tupper sex con Bella, Jane, Alice y Rose.
De acuerdo. Quiero decir, que había cosas que podían haber sido peor. De hecho, me atrevería a decir que Emmett había sido bastante indulgente conmigo.
Por ejemplo ir de fiesta con los Vulturis no tenía nada de malo. Había ido otras veces cuando Carlisle quiso visitarlos hace cincuenta años. Eran muy calmados, sus fiestas eran una especie de bailes de la corte francesa del siglo diecisiete.
Robar algo… lo compraría y le diría a Emmett que lo había robado. Mentiría. Quemar el armario de Alice iba a ser complicado y muy peligroso. Jasper me ayudaría, se que odia ese armario tanto como yo.
Ir de caza con mis hijos seria incluso divertido por no decir tener sexo en la oficina de Carlisle. Lo había deseado siempre.
En cuanto a ir de compras con mis hijas no sería un problema. Me tendría que armar de una tarjeta de crédito enorme y mucha paciencia. Y no sé si siendo vampiro el alcohol me haría daño. Puede que Emmett no pensara en eso…
Ir a un campo de beisbol con mis hijos sería divertido al igual que pasar una noche con ellos como madre e hijos. El último punto… tampoco iba a pasar nada, ¿verdad? Una noche de chicas algo subidita de tono. Nada más.
-¿Aceptas? -me preguntó Emmett sonriente.
-Si –le dije mientras firmaba el contrato que me tendía con una gran sonrisa.
-Bienvenida al programa Emmett –me gritó mientras me sacudía la mano en señal de acuerdo- Mañana empezamos.
Sería divertido. Incluso puede que lo pasara bien. Emmett no había sido muy duro conmigo.
Aunque, claro, en esos momentos aún no sabía lo equivocada de que estaba y en el enorme lio que me había metido al aceptar la ayuda de Emmett.
Continuará…?
No os podéis imaginar lo difícil que me ha sido escribir este capítulo. Lo he escrito tres veces de arriba abajo y ninguna de las tres veces se parecía en absoluto. Al final me he decidido por esta versión, espero que os guste.
Como ya podéis intuir, las misiones no serán tan fáciles como Esme piensa. De hecho, encontrará muchas sorpresas y… todas ellas bajo la supervisión de Emmett. Así que, en el próximo episodio más Emmett y Esme con… los Vulturis y una fiesta. ¿Sobrevivirán?
¡Y solo me queda decir que millones de gracias por vuestros reviews! Espero que os guste.
