En cuanto informaron a Hightower, se pusieron en movimiento. Van Pelt estaba comprobando las llamadas del teléfono de Lisbon mientras Cho y Rigsby se dirigieron ha hablar con sus vecinos. Cuando se fueron, Margaret, que ya estaba un poco más calmada, cogió una silla, se acerco al sofá y se sentó en ella dirigiéndose a Jane.

- ¿No vas con ellos?

- No, no creo que hablar con los vecinos de tu tía vaya a servir de algo.

- ¿Porque no?

- Porque seguro que no la conocen ni la mitad y si alguien la conoce, será de verla salir y entrar en casa.

- ¿Porque crees eso?

- Porque es solitaria y no se relaciona fácilmente, además como la mayor parte del tiempo esta trabajando, no le queda tiempo para hacer nada.

- Le queda tiempo para estar conmigo

- Ya, pero eso es porque tu eres igual que ella.

- No somos tan parecidas – dijo ella a la defensiva.

- Ya, pero sin embargo tú tampoco te relacionas mucho, sino no, no irías a casa de tu tía – dijo incorporándose y agitando las manos como si fuese obvio – edemas tú también estas obsesionada con el control y me atrevería a decir que también te gusta bailar por toda la casa en pijama.

Margaret estaba helada.

- ¿Como sabes eso?

El simplemente se encogió de hombros manteniendo la sonrisa en su rostro.

La cara de la muchacha se oscureció.

- Te lo tienes demasiado creído, espero que te equivoques y alguien sepa algo.

- ¿Por qué?

- ¿Cómo que porque? – Dijo enfureciéndose - ¿no te das cuenta de que si nadie sabe nada no tendréis ninguna pista? Entonces tal vez nunca la encontréis – la chica se llevo las manos a la cabeza echando su pelo hacia atrás.

La expresión de Jane se congeló. No había pensado en la situación de esa forma.

- Eso no va a pasar- dijo el seriamente.

De repente se puso en pie al ver que Cho y Rigsby entraban en el bullpen.

¿Cómo ha ido? – preguntó Van Pelt mirando de reojo a Margaret, que también se había levantado.

- Mal – dijo Rigsby.

- Casi nadie la conocía, y los que lo hacían no saben nada – dijo Cho sentándose en su mesa.

- ¿Entonces no habéis descubierto nada? – Pregunto Maggie.

- No, tan solo que su coche no estaba – Dijo Rigsby

Margaret parecía estar al borde de las lágrimas. Jane se disponía a volver a calmarla cuando la voz de Van Pelt les sobresaltó a todos.

- ¡Dios! – exclamo desde su escritorio con la vista en la pantalla del ordenador

- ¿Qué pasa? – Preguntó Cho

- Estaba buscando el coche de Lisbon mediante las cámaras instaladas en la carretera que hay que cruzar para ir desde aquí hasta su casa y he visto esto – dijo ella dándole al play de un video – es de ayer por la noche.

En la pantalla aparecía una carretera solitaria, por la cual casi no circulaban coches. De pronto apareció el coche de Lisbon seguido por otro que chocó contra ella haciendo que se saliera de la carretera y provocando que chocara contra uno de los árboles que había a ambos lados de la carretera. El coche inmóvil parecía intacto a pesar de la gran abolladura que tenía en el lado del conductor. Sin embargo Lisbon no salía de el.

Pero el otro coche paró y una mujer alta y rubia con el pelo rizado, a la que todos reconocieron al instante, salio del coche y se acerco al de Lisbon. Se las arreglo para abrir la puerta del conductor y sacó a Lisbon, que estaba inconsciente y sangraba.

La arrastro hasta el otro coche y la metió en el asiento de atrás. Cerró la puerta y volvió al coche de Lisbon, montándose en el y siguiendo al otro coche, que ya había arrancado, desapareciendo así de la imagen y dejando la carretera solitaria de nuevo.

- Grace, sigue su rastro a través de las demás cámaras instaladas en la carretera. Tal vez así averigüemos a donde se dirigieron – dijo Rigsby.

- Si – dijo Van Pelt mientras tecleaba como una histérica.

- ¿Quién era esa? – dijo Maggie aguantando la ira contenida.

- Kristina – dijo Jane.