Cuando el video acabo, Van Pelt no sabia que hacer. No entendía nada, así que decidió llamar a Jane, pero Hightower la interrumpió entrando en la sala y acercándose a ella.
- ¿Ha pasado algo agente Van Pelt?
- No, quiero decir, si – dijo balbuceando – esto estaba esta mañana encima de mi escritorio – explico dándole al play.
Hightower observo el video sin cambiar de expresión y cuando acabó Grace rompió el silencio.
- No se quienes son, ni el hombre, ni la chica. Pero lo averiguaré.
- Céntrate en el hombre, no es necesario que investigues a la chica
- ¿Por qué?
- Porque es la hija de Jane
Tras decir esto Hightower se fue a su despacho apresuradamente dejando a Grace sola, cogiendo el teléfono para llamar a Jane.
Lisbon seguía atada en aquella habitación sucia y oscura, pero ya no se percataba de ello. Su mente estaba centrada en la chica que había intentado liberarla unas horas antes.
Aunque en realidad no sabía quien era, su mente había formado una idea, pero era una idea ridícula. Era imposible, sin embargo todo apuntaba a ello.
Recordaba perfectamente el informe del caso, tuvo que leerlo un par de veces antes de contratar a Jane.
John el Rojo había torturado y asesinado a Annie y Alice Jane en su propia casa. El forense había demostrado la identidad de los cadáveres y luego habían sido enterradas, por eso era imposible que Alice Jane fuese la chica que había intentado sacarla de allí.
Sin embargo sus pensamientos se interrumpieron por el golpetazo que dio la puerta al abrirse y dejar paso a Kristina, que entro en la habitación a la vez que miraba a Lisbon como si fuese un trozo de queso podrido.
- ¿Sabes? Si de mi dependiera ya estarías muerta – dijo sacando un manojo de llaves de su bolsillo- pero el cree que es hora de que des un paseo.
Se aproximó a ella y la desencadeno. Por un momento Lisbon pensó en atacarla, amordazarla y salir de allí, pero seguramente seria inútil. No estaría sola, habría más hombres y la cogerían enseguida, así que simplemente se dejo llevar.
Kristina la cogió del brazo bruscamente y la saco de la habitación. Salieron a un pasillo mugriento, que acababa en otro pasillo mugriento y así continuamente. En cada pasillo había un hombre, como ella sospechaba.
Después de innumerables pasillos llegaron a otra habitación, muy parecida a la que acababan de dejar, solo que no había cadenas ni en el suelo ni en la pared.
Kristina lanzó a Lisbon al suelo y se fue cerrando la puerta tras de si.
Lisbon se puso en pie y examinó la habitación. A excepción de una bombilla que colgaba del techo peligrosamente, la habitación estaba completamente vacía.
Lisbon estaba a punto de sentarse en el suelo cuando escuchó unos gritos que la sobresaltaron.
-¡Suéltame!
- Cállate – dijo una voz mucho más grave.
- ¡Yo no me callo! ¡Que me sueltes!
La puerta volvió a abrirse revelando a uno de los guardias que llevaba casi a rastras a la chica rubia que había intentado ayudarla antes.
Cuando vio a Lisbon, dejó de gritar y de moverse. El guardia aprovechó para meterla en la habitación e irse.
Estuvieron en silencio un rato hasta que la chica habló.
- Eres Teresa Lisbon, ¿verdad? – preguntó mirándola fijamente.
- Si. ¿Quién eres tú? – tras la primera palabra de Lisbon una gran sonrisa apareció en la cara de la chica, una sonrisa que a Lisbon le resultaba familiar.
- Soy Alice – hizo una pausa, dudando entre seguir o callarse, pero al final siguió – Alice Jane.
- No, no, eso es imposible. Alice Jane esta muerta, murió hace siete años y ahora esta enterrada con junto a su madre.
- Eso es lo que todo el mundo cree, pero no es la verdad. Desde esa noche me tienen encerrada y nadie ha venido nunca a buscarme, nadie se dio cuenta de que la niña que entró al depósito no era yo. Nadie. – dijo ella casi echándose a llorar y sentándose en el suelo.
- Necesito que me cuentes que paso aquella noche.- dijo Lisbon sentándose al lado de ella.
Alice se paso las manos por el pelo, echándoselo para atrás y respiró hondo.
- Vale
