Sí, ya sé. Les prometí actualizar pronto. Soy una mentirosa asquerosa, pero tengo una buena excusa esta vez. Lo juro por la barba de Dumbledore. ENTRÉ A LA PREPARATORIA. Sí, tú que ya estás grande ahora comprendes… Casi puedo escuchar tu suspiro de alivio al ver que no morí. Tú, que estas pequeñ dices "¿y eso qué?" PUES CUANDO ENTRES VERÁS QUÉ! Es demasiada tarea, casi nada de tiempo libre. Añádele clase de pilates y proyectos (y eso que no llevo ni 2 semanas) y Facebook o Twitter!

Sí, sé que también les había dicho que ya tenía varios escritos y ES VERDAD! Pero no sé acomodarlos y batallo al decidir si quiero uno antes y después por lo que decidí que no tendrán orden exacto. Obvio sí iremos de trimestre en trimestre pero si de repente ven algo que dicen "¿Pero qué no ya llevaba 4 meses?" No me lo repriman.

Por último, (sí, ya sé que escribí mucho) quiero agradecer a todos por su inmenso apoyo y reviews inspiradores. Sigan así y les juro que yo también intentaré ser más rápida (: GRACIAS Y HASTA LA PRÓXIMA.

Avisos de Molly

-Y nada de andar cargando cosas pesadas…

-Ajá…

-No olvides tomar tus proteínas, no te presiones… ¿Ya arreglaste lo del Quidditch? –Molly le hacía sus estudios de conocimientos de súper mamá. Con la palma de la mano le hacía unos masajes a su estómago medio raros mientras se hallaba acostada con un gran bote de pudín de chocolate que estaba comiendo con el dedo. Harry estaba sentado junto a ellas.

-Sí, hablé con Bonnie esta mañana y creo que el jueves buscará mi reemplazo. Aún no puedo creer que… ¡Au!

-Lo siento –le dijo Molly presionando menos fuerte y ocultando una sonrisa. Su hija. Su única hija embarazada del hombre perfecto. Compuso su expresión a profesional y miró a Harry. –Ahora, hijo, debes escuchar con atención. Estará en tus manos el controlar a esta mujer.

-Como si eso fuera posible –le dijo sonriendo. Ginny le aventó una almohada.

-Busca pergamino y pluma, esto tardará. –Harry se apresuró a convocar lo que le pedía con la varita. Ginny se comenzó a rascar su pansa. –Tendrá que hacer mínimo 20 minutos de ejercicio ligero, no podrá…

Comenzó a perder la concentración. Estaba jugando con su ombligo con su dedo. Se sentía raro. ¿Por qué su madre no dejaba de hablar? Volteó a ver a Harry. Escribía rápidamente y hacía preguntas de vez en cuando. Todo despeinado y con la lengua entre los dientes. Le hacía recordar el rapidín de la mañana… Hum. Demasiado distraída recordando los detalles, no le atinó a su boca con el dedo y se llenó la nariz de chocolate espeso. Harry sonrió y se lo quitó con un beso. Ginny le sonrió y se sonrojó. Era mejor controlarse frente a su madre.

-…Y nada de comer "por dos personas". Es un mito. Tendrá una dieta especial en la que…–Harry asentía mientras escribía. El pánico le entró por el ombligo e interrumpió.

-¿QUÉ? ¿DIETA? ¿ENTONCES CUÁL ES LA PARTE BUENA DE UN EMBARAZO?

Molly rodó los ojos. –No es una dieta en sí, es un plan de alimentación…

-¡Sólo estás cambiando las palabras! ¿No podré comer todo lo que yo quiera?

-Harry, te daré las comidas que debe hacer Ginny. Tú serás el responsable de que se cumpla todo esto.

Harry miró a la señora Weasley alarmado. ¿Cómo iba a poder ser él el que le negara ciertas comidas a su esposa? –Molly, yo no…

-¡Exacto, mamá! ¡Harry no me haría algo así!

-Oh, créeme que lo hará. Si no lo hace lidiará con algo peor que tu ira, Ginevra.

-¿Existe algo peor? –le preguntó Harry con la boca ligeramente abierta.

-Sí, su depresión pos-parto al batallar para bajar los kilos de más.

Harry tragó saliva y asintió. Ginny se incorporó de inmediato, cerró su frasco de chocolate y lo guardo en su bolsa. Tomaba todo lo comestible que encontraba al alcance de su mano y lo metía dentro. La cerró y la abrazó con fuerza contra su cuerpo. Abrió la puerta trasera.

-¿A dónde vas? –le gritó Harry.

-A vivir con Ron.

Y desapareció. Molly miró a Harry con las cejas levantadas. –Otra cosa. No puedes dejar que se desaparezca. Es demasiada energía para su cuerpo y cuando el embarazo esté más avanzado, podría traer demasiados problemas. ¿Harry me escuchas?

¿Cómo era posible que Molly la ignorara tan fácilmente? Harry llevaba fácilmente una década conociéndola y aún no se acostumbraba a sus ataques… En fin, estamos hablando de su madre.

En ese momento Ginny volvió a aparecer. Se acercaba corriendo y tambaleándose, abrió el horno de la cocina y sacó unos muffins que Molly estaba haciendo.

-¡No todos serán para mí! Ron también quiere. –dijo cuando captó la mirada de reproche de su madre. Estaba a punto de desaparecerse de nuevo cuando Harry la detuvo del brazo. Debía aprender a enfrentarla.

-No es justo que vayas con él cuando yo soy tu marido. –Ginny rió. -¡Es enserio! ¡Yo te salvé del basilisco, no Ron!

La risa cesó de inmediato. Molly los miraba divertida. -¡Por Dios, es cierto! ¡No me acordaba!

-¿No te acordabas? –le preguntó incrédulo. Ginny le ofreció un muffin y Hary lo tomó distraído. –Como sea, no te puedes desaparecer así estando embarazada. Tenemos que terminar de hacerte tus… masajes esos.

-En realidad ya terminamos, pero les puedo sacar una foto del bebé. –les dijo Molly. Los ojos de ambos brillaron.

-¿Cómo?

Fue un proceso increíblemente extraño. Ginny se sentó y Molly le cubrió parte del estómago con un papel especial de fotografías. Puso una poción espesa sobre él y murmuró un hechizo. Separó el papel y ahí estaba. Una pequeña mancha clara sobre todo lo demás. Ginny se cubrió la boca con las manos. Harry se quedó ensimismado y frunció el entrecejo ligeramente.

Ron apareció en medio de la escena ruidosamente.

-Ginny, te estoy esperando… ¿Dónde están los muffins que le robarías a…? Hola, mamá –le dijo nervioso. -¿Qué sucede?

Se acercó a donde estaban Harry y Ginny.

-Es la fotografía de nuestro hijo –dijo Ginny con voz de tener un gran resfriado. Harry y Ron giraron la cara al mismo tiempo para ver la foto de otro ángulo. Después de unos minutos Ron le susurró a Harry:

-¿Cuál se supone que es tu hijo?

Harry se encogió de hombros.

Comenta, baby hermos.