-Mamá, estoy segura de que esto no es indispensable…

-¡Cállate y camina!

Ginny rodó los ojos y caminó sin ganas. Molly bufó y comenzó a empujarla para que avanzara. Seguía pensando que no tenía sentido.

La situación era que, desde hace 3 días, Molly había estado trabajando en una ruta de emergencia hacia la Madriguera por si el bebé se adelantaba. Con Ginny sin poder aparecerse y Harry seguramente en el trabajo, en una misión, o incluso en el baño (se debía pensar en cualquier posibilidad) debían idear un código para cuando el bebé viniera en camino y un punto de reunión en caso de no estar juntos.

-¡Sólo debo llamarte para que te aparezcas en la casa! ¡Y el asunto queda arreglado!

-Ginny, no es tan sencillo. No puedo traer al mundo una criatura sin ayuda y definitivamente Harry me mataría de no estar presente en el momento. -Llegaron a la casa. –En fin, deja de quejarte. De por sí debes hacer ejercicio, mujer. Ahora, vamos a comenzar el ejercicio en exactamente 7 minutos. Ya lo hemos practicado demasiado, esta vez debe salir perfecto. ¿Tienes celular y varita a la mano?

-Sí.

-De acuerdo, nos vemos en 10 minutos exactamente. De lo contrario, mis dos hijos menores quedarán viudos.

Ginny sonrió. –Una última cosa, mamá. –Molly volteó. -¿Harry y Hermione saben de esto?

Molly trató de ocultar una sonrisa. –Por supuesto que no.

Gracias por leer y seguirme a pesar de que tardo AAAÑOOOOS en actualizar… juro solemnemente que mi mente entrará solamente en concentración a la historia una vez que haya acabado mis exámenes difíciles (: lo prometo por el poder de Dobby.