FELIZ NOCHE BUENA Y NAVIDAD Y AÑO NUEVO Y TODO LO QUE LE SIGUE. ¿Uno de mis propósitos? Escribir más (: se los juro por la barba de Dumbledore (o sea que esto ya es enserio jajajaj) Lo que pasa es que tengo como 3 capítulos sin acabar y simplemente no me llega la inspiración. Siempre termino empezando otro, pero enserio que ya les viene uno. GRACIAS POR SU APOYO, USTEDES SON MI REGALO DE NAVIDAD.

Última Navidad Solos

Ginny se acercó casi brincando sonrientemente. Traía un abrigo blanco, botas, guantes y más de 2 bufandas junto con gorro.

-¡Harry! Parezco un gran muñeco de nieve –gritó y comenzó a reír. Entonces lo vio sentado frente a la chimenea con una cara tan concentrada que parecía un niño jugando videojuegos. -¿Qué sucede?

Harry la miró sin poder creer que no supiera. –Es nuestra última Navidad solos. –Ginny sonrió y se sentó junto a él, no sin un poco de esfuerzo. Harry la sostuvo mientras lo hacía.

-¿Eso es malo? –preguntó. -¿Te estás freakeando?

-No, no. Es solo que… no lo sé. Me parece increíble que… Ash, no lo sé.

Ginny intentó pararse, pero Harry se levantó antes y la cargó. Ginny le ofreció la mano y él se la tomó. Lo guió por toda la sala hasta las escaleras y se pararon frente a un dormitorio al final del pasillo. Ginny abrió la puerta y dejó a Harry atrás. Entraría cuando estuviera listo, y ambos lo sabían.

Harry se limitó a mirarla con su enorme estómago… un estómago donde estaba su hijo. Sonrió pensando que estaba siendo infantil y se acercó a la cuna. Tomó un muñeco que había dentro y Ginny prendió un aparato que daba círculos y tocaba una canción.

-¿Acaso fue eso un ataque de pánico, señor Potter? - Harry no contestó. –Vámonos, llegaremos tarde a la cena.

-Espera, tengo un regalo para ti –dijo Harry. No sabía con qué tono se había escuchado pero Ginny sonrió maliciosamente. –No es lo que piensas, Ginevra. Eso no los salvamos para mañana.

-¿MAÑANA?

-Bueno, regresando. En fin, sígueme.

Fueron hasta el recibidor y Ginny se tapó la boca. Era una foto gigante enmarcada de toda la familia. Se movían, sonreían, saludaban, paseaban. El marco soltaba un débil brillo y Ginny podía jurar escuchar una canción de Fénix. Debajo había otra un poco más pequeña de ellos dos frente a Hogwarts. Harry no paraba de besarle la mejilla y Ginny guiñar el ojo. Eran unos momentos que jamás olvidaría.

Pero había un marco vacío. Era un poco más grande que el de ellos 2. Ginny lo miró con lágrimas en los ojos.

-¿Para cuando nazca?

Harry asintió. –Feliz Navidad, amor.

Se acercó para besarla mientras con una mano acariciaba el estómago. El bebé pateó y ambos se sobresaltaron. Harry sonrió.

-Te dije que no iba a querer que lo hiciéramos ahorita.

-¿Y qué te hace pensar que al rato sí querrá? ¡Ignóralo!

Harry rió y abrió la puerta. Su mujer jamás dejaría de ser tan sexosa. Y ése era su regalo de Navidad.