Les advierto que si me creían una santa, ya pueden empezar a aventarme tomates. Léanlo bajo su propio riesgo y definitivamente cuando estén SOLOS.
La cena de Navidad había acabado y ahora se hallaban recargados en la cama. Ginny traía un gorro navideño y estaban compartiendo un momento demasiado tierno contemplando y tocando el estómago.
Entonces Harry comenzó a sonreír y a bajar más la mano.
…
-¡Harry debes de entrar más!
-¡No puedo! ¡No con el bebé entre nosotros!
Estaban sudorosos y desnudos en la cama haciendo ya saben qué. Harry gruñó enojado y recargó su cabeza junto a la de Ginny intentando no poner nada de su peso sobre ella y bufando en frustración.
-¿QUÉ DIABLOS HACES? ¡NECESITO UN ORGASMO AHORA, POTTER!
-¡Ginny! ¡NO PUEDO CUANDO EL BEBÉ ESTÁ AQUÍ! ¿Y si siente mi…?
-¡No lo sentirá! ¡Es un feto por el amor de Dios! ¡No sabe nada!
-¡Pero es un feto! ¡YA TIENE OJOS! Ginny no quiero que lo primero que vea sea mi…
Ginny gritó. -¡Por las barbas de Merlín, NO SABE NADA! ¡INTÉNTALO, TÚ LO QUIERES TANTO COMO YO!
Harry se incorporó y la miró. Se deseaban. Y demasiado. –Ok, pero tú arriba. Siento que voy a aplastarlo.
Ginny rodó los ojos pero cambió de posición. 5 minutos después se estaban volviendo a pelear.
-¡Te juro que me pateó en la mano!
-¡Ya lo ha hecho antes! ¡Deja de poner tu estúpida mano en el estómago y mejor recárgalos en mi pecho!
… Lo hizo así y por fin ambos lo lograron. Ginny suspiró. –En realidad necesitaba eso. OH, sí. Diablos, voy a extrañar esa sensibilidad. –Pero el bebé volvió a patear.
-Ginny, me está diciendo que me vaya. Es como una señal. No quiere que compartamos espacio. –Harry ya se estaba moviendo cuando Ginny lo sostuvo fuerte por los cabellos.
-Tú intentas salir de aquí y te juro que no será completo –no gritó, pero eso lo hizo más espeluznante. Harry sonrió. Estaban siendo estúpidos.
-Tener relaciones no debería ser tan difícil si es lo correcto ¿sabes?
Ginny suspiró y finalmente se acostó junto a él. –Lo sé, pero no lo puedo contener. Cada vez que te veo me dan ganas de… -Harry parpadeó. –Lo siento, debe ser algo hormonal.
-Lo sé. Yo también lo siento… -entonces sonrió y se incorporó un poco.
-Sí, pero tú porque eres un sexoso sin remedio –le dijo. Harry estuvo a punto de decirle "Dumbledore hablando de barba" pero recapacitó. No necesitaba hacerla sentir mal…Ginny se rodeó con la sábana y se quedaron acostados saboreando la amarga derrota. Entonces Harry se levantó y se empezó a vestir.
-¡NO! ¿Qué haces?
–Creo que te mereces un tratamiento especial por sufrir tanto con ese pequeño engendro.
Ginny asintió y gruñó. –Adelante.
Se acercó a la cómoda para prender una radio que tenían y buscó un cassette que le había regalado George. "Baby Got Back" comenzó a sonar y Ginny rió y comenzó a aplaudir. Siempre le divertía cuando Harry intentaba ser sexy.
-Si te comienzas a burlar juro que no recibirás la parte buena.
-Seré buena, no te preocupes.
5 minutos después Harry se hallaba con los brazos cruzados esperando a que Ginny dejara de reír.
-¡Lo siento, amor! Lo siento demasiado pero esto es lo más divertido que he visto desde tu último baile. ¡No has mejorado nada! - Harry no contestó. –Ash, lo siento. Es enserio. –Harry se acercó de nuevo a la cómoda y tomó la varita. Ginny se puso nerviosa. La última vez que había hecho eso se había recuperado de la sensación 3 días después. –No lo hagas. Harry, es navidad y todos me verán raro mañana. Por favor, ten piedad.
-Sé que lo amas.
-¡Sí! Pero mañana no es un buen día…
-¡Inmovilus!
Se desplomó en la cama y dejó los ojos bien abiertos. Harry se acercó peligrosamente, tomó una corbata que había en el suelo, y se subió a la cama. Ginny le suplicó por última vez con los ojos que no lo hiciera pero Harry ya la estaba levantando para taparle los ojos.
Había comenzado la acción.
Empezó con su boca. Un exquisito beso largo acompañado de lengua y mordidas sensuales. Recorrió toda su cara y encontró el cuello. Sentía la tensión de su cuerpo. Ese hombre era peligroso cuando quería. El que te hagan eso combina una sensación de emociones que tiene secuelas graves. El paraíso de cualquier mujer a menos que tuviera que pasar los siguientes días con la familia, como le pasaba a ella.
El juego seguía y su boca encontró su pecho. Ginny sentía los escalofríos por su espalda al sentir como le iba bajando la sábana. No poder hacer nada (ni si quiera gritar o gemir) era el peor castigo en la historia. La lengua de Harry estaba justo en su pezón y al mismo tiempo una de sus manos acariciando el otro. Succionó.
Si no hubiera sido por el hechizo no hubiera podido contenerse. Sabía que él sentía la energía de su piel pero no detuvo el delicioso movimiento rítmico. Duró más de un minuto. Cada beso, cada lamida, cada SUCCIONADA. Mordió levemente como en forma de despedida y entonces cambió de pecho. El mismo procedimiento. Ahora se concentró en lo bajo de sus pechos. ¡Dios! ¡Qué lugar tan discretamente letal! Lo que la hacía sentir. Sabía que estaba sonriendo. Siempre lo hacía cuando sabía lo que estaba pasando por su mente.
-¿Por qué tan tensa y callada? –comenzó a reír y sintió su aliento en el centro de sus pechos.
Aquel era un lugar infinitamente feliz.
Pero Harry ya se había cansado, aburrido (si es que es posible) del mismo lugar, y deseaba continuar. Bajó más la sábana. No se entretuvo mucho en el estómago. Sabía que le intimidaba lo que "pensaría el bebé". En otro momento se hubiera reído ante tal estupidez, pero no le importó (además de que no podía). Sabía lo que venía.
La sábana era un elemento mágico, no supo por qué había sido tan tonta como para rodearse con ella. Bajó y besó justo sobre su vagina por encima de las sábanas. Un inmenso orgasmo tensó las partes de Ginny y Harry rió.
-Eres demasiado sensible, Weasley.
Sintió como se bajaba de la cama y se volvía a subir ahora bajo la sábana. Esta vez no se la quitó, sólo la aprovechó. Abrió las piernas con sus manos y fue lamiendo desde los pies.
Sentir su lengua sumirse en sus profundidades normalmente la hacía gritar. Buscaba nuevos lugares. Exploraba sin los ojos. Sus manos hacían maravillas con sus nalgas y solamente la sostenían más hacia la boca de Harry.
Después de unos 3,000 años (o eso le pareció a Ginny) Harry se detuvo. Besó junto a su vagina. Era demasiado delicioso. Después besó y lamió casi todas sus piernas de nuevo y finalmente mordió sus dedos de los pies.
Su cuerpo se sintió menos tenso y Harry rió.
-Esto no es nada, princesa.
Salió de debajo de la sábana y comenzó a subírsela lentamente. Los escalofríos ponían incluso nervioso a Harry. Ginny no lo podía creer. Todo su cuerpo recibía otra ronda. Más lenta y profunda. ¿La quería matar? Nunca lo había hecho tantas veces seguidas. Se levantaba y volvía a bajar. Lo hizo mínimo cinco veces. Perdió la cuenta. Mordía lentamente y tocaba y … ¡No se iba!
Después de una eternidad volvió por sus ingles (la verdad no sé si así se llamen jajaj) y subió de nuevo a sus senos por debajo de la colcha. Ésta los unía fuertemente y ya sentía el miembro de su marido por donde debía ir. Estaba segura de que al día siguiente se vería horrible. Subió a su cuello y recargó la cabeza en su pecho.
-Tu corazón no deja de alocarse. Si sigo creo que te mataré.
Al parecer la quería muerta porque no dejaba de acariciar sus senos mientras hablaba.
Finalmente posicionó su cara frente a la suya para besarla y con sus manos le acomodó las piernas. No supo cómo le hizo pero la volvió a penetrar. La besó mientras él gemía y así duraron demasiado tiempo.
Entonces bajó de la cama y con un movimiento de su varita la hizo recobrar el movimiento. Ginny se sentó más rápido de lo que dices Quidditch y se contrajo con un sonido contenido que le puso a Harry la piel de gallina.
Solo escuchó a Harry caer junto a ella y murmurarle al oído:
-No sé si me canse de eso… Pero sigo sin acostumbrarme.
Ginny le puso un dedo sobre la boca callándolo. Harry sonrió al verla tan agitada y con sudor en la cara. Se acercó y lo besó violentamente. ¿Cómo agradecerle? No se apresuraron. -¿A qué no te acostumbras?
Harry rompió el beso sólo lo necesario. –A ser el causante de esos sonidos. Son música para mis oídos.
-Eres un estúpido Dios del sexo. Te odio demasiado.
-Es mentira –le dijo sin preocuparse y recargándose en la cama. Ginny lo odiaba ver en ese estado de arrogancia, pero lo peor es que tenía razón. Se levantó de la cama débilmente (su cuerpo seguía agotado y excitado) y se dirigió al baño para enjuagarse la cara. No sabía cómo le haría para dormir en aquél estado de shock.
…
-Oye, ¿Qué le pasa a Ginny, eh? Todo el día ha actuado rara. Creo que a veces ni si quiera está aquí –le preguntó Ron a Harry a la mañana siguiente en la Madriguera.
-Créeme, no lo quieres saber - le dijo dejándolo con una cara de frustración.
Dios, soy una pervertida. Lo siento. Comenten.
