El intercomunicador de su habitación sonó, era ridículo apenas tenían unas horas de haber retornado al condominio.

-Saki. -contestó identificándose mientras instintivamente tomo su arma.

-Tenemos una situación en la garita. -fue la voz del guardia de turno que le alertó-. Es un amigo del señor.

-¿A estas horas?

-¿Le digo que se vaya?

-No. Dame un minuto.

Terminó el vodka que tenía en la mano de un trago, había sido un día demasiado largo y por lo visto no se iba a acabar pronto. Buscó en el monitor la imagen de la garita de seguridad, era Gustav Schäfer. La instrucción clara de "No quiero ver a nadie" de su jefe no le importó por un instante.

-Hazle pasar. -ordenó.

Bajó a la piscina. Las luces estaban apagadas y en el último sillón a la orilla se distinguía la silueta de su jefe, que sostenía una copa en la mano.

-Saki son las doce de la noche ¿qué diablos haces aquí? -fue la voz quebrada de Tom, que rompió el silencio.

-Gustav está aquí. -indicó.

-¿Cómo?

-Acabo de dar la orden que le dejen pasar señor.

-¿Acaso te volviste sordo? Dije claro que no quería ver a nadie.

-Lo siento, supuse que sus amigos no entraban en la clasificación de nadie.

-Saki, no juegues a tonto. Y ahora…

-Y ahora ya estoy aquí. -interrumpió Gustav, entrando.

-Me retiro. -anunció el jefe de seguridad, dejándolos solos.

Tom trató de incorporarse.

-Quédate ahí. -indicó Gustav, llegando a sentarse a dos sillones de su amigo. Encendió un par de cigarros y le tendió uno a Tom, fumaron en silencio, como en los viejos tiempos cuando no era necesario decir nada, cuando todo se daba por sentado, cuando la frustración más grande era no poder ver a su familia, o no poder salir del hotel ahora todo eso parecía tan tonto.

Ahora las frustraciones de Tom venían de dentro de haberse creído una imagen que no era la de él, nunca sabría en qué momento había dejado que el papel de duro le entrara tan profundo que el mismo se la había creído.

-Perdón por eso, sólo es….

-No me des explicaciones.- le interrumpió Gustav. Era obvio que Tom no estaba bien, pero el show solo le había confirmado lo que ya sabía el mayor de los Kaulitz seria siempre incondicional hacia ellos, pero un cabeza dura para pedir ayuda.

-Ni siquiera te despediste al terminar el programa…

-¿Y la señora Schäfer? – apuro a interrumpir.

-En el hotel, gracias. Pero no vine a hablar de ella.

-¿Y Georg?

-Deja de desviar el puto tema Tom. Dime ¿Por qué insistes en estar solo?

- Yo no insis…

-¿Es por Bill?

-No sé de qué mierdas hablas. -rió Tom, con amargura.

-Te alejaste de nosotros para… me enojas de sobremanera Tom. Eso es estúpido, tú también eres nuestro amigo deja esa mierda ya.

-Es sólo que Bill no puede estar solo.

-Tú tampoco, sólo finges poderlo hacer. Por qué mierdas piensas que debemos escoger entre ustedes. ¿Viste los ojos de Dave, cuando te vio?

-No.

-Sí, si lo viste.

-No quiero hablar de eso. No sé cómo acepté hacer ese puto programa.

-Tokio hotel no es la mierda que te duele.

-Duele ¿Quien dijo duele?

-No soy idiota ya te lo dije mil y una vez. Nuestra vida puede ser muy exitosa pero nos dividieron. Mira éramos una puta familia disfuncional, eso era Tokio Hotel.

-Iba a pasar tarde o temprano.

-Sí, pero no me resigno a la cara de Dave

-Parece que estuvieras enamorado Gustav. Qué putas te importa su cara.

-Lo siento, pero tu salida por la tangente con tu broma de mal gusto no va funcionar, ya crecimos. Sabemos cómo era el juego.

-De qué juego hablas.

-Del Tom debilucho y asustado que fuiste toda la vida tratando de distraer la atención para no ser real. Hoy nos tomamos unos tragos Dave y yo…y por eso estoy aquí. Está preocupado te vio mal, mandó a ver cómo estabas. Se puso un poco borracho ya sabes cómo es de sentimental.

-¿Qué te dijo?

-La misma mierda que sabemos, sólo que lo escuché de su boca. Que tú eras su favorito y por qué.

-¿Dijo por qué?

-Claro.

-No tenía derecho

-Claro que lo tenía eras como su hijo Tom, desde que Tokio hotel empezó eras como su puto hijo. Bill siempre apegado a tu mamá, Georg y yo a la mía. Pero tú no…

-Necesitaba una imagen paterna, Gustav no me culpes, el imbécil ese que Simone metió a nuestro hogar era como otro adolecente más. Cómo mierdas iba a…

-Ajá, como mierdas ese tipo iba a ser tu padre, no te estoy culpando menso, te estoy haciendo conciencia de todo lo que Dave hizo por ti, te creó una imagen de duro para que nadie tocara tu sensibilidad, se encargo de ti Tom, los días libres de él se resumían a lo que pidieras. Y un buen día…

-Un buen día adiós Tokio hotel.

-No imbécil. Un buen día le das una patada en el trasero y lo obligas a que se haga manager de Bill.

-No, no entiendes.

-Te convertiste en un Dave. Trabajas día y noche, en mil proyectos y reprodujiste exactamente lo que él es. ¿Por qué? fácil Tom, porque amas a ese hombre que fue más que tu padre…y lo extrañas…

-No Gustav no entiendes. -repitió

-Si entiendo, el problema es que no te comprendo a ti. Tienes un hermano por el que renunciaste al único amor de padre que has tenido en tu vida, un hermano por el que haces sufrir a Dave pues ya ni una palabra intercambias con él. Ahora se te ocurre querer hacer que Georg y yo te abandonemos por ese hermano, eso es lo que no entiendo

-No tienes por qué.

-Tom ¿Se odian?

-No nos odiamos Gustav, sólo es… complicado.

-Si de hecho es jodidamente inentendible, serías capaz de renunciar a ti mismo por Bill, pero ni siquiera puedes cruzar palabra con él. Eso no tiene lógica.

-Gustav esta conversación se está yendo de las manos.

-Aún eres débil Tom, deja de fingir. Si nos necesitas aquí estamos.

-Buenas noches Gustav y que tengas buen viaje.

-¿Acaso me estás sacando de tu casa?

-Claro que no, puedes quedarte el tiempo que quieras, soy yo el que se va. -cortó, subiendo a su habitación.

El pulso le temblaba, se sirvió un whisky y lo tomo de un trago, repitió lo anterior un par de veces más. - Magnifica anestesia. - dijo dando un trago largo directo de la botella. Sentía que su cabeza daba vueltas, y desafortunadamente no era el alcohol, habían sido demasiadas emociones por un día.

Se dejo caer en el sillón próximo a la ventana, sus sentimientos iban y venían de un extremo a otro…su corazón latía de una forma que no se había permitido en mucho tiempo…¿No estarás asustado verdad? Se cuestiono.

Una ráfaga de viento frío se coló por la ventana, cerro sus ojos al contacto del viento con su piel y esa sensación le transporto en el tiempo, recordó el día que había deseado que su corazón se congelara…

-… Señores, eso es todo. Por tercera vez chicos mañana a las ocho en punto aquí para la primera entrevista ¿alguna duda?

Los chicos y el staff negaron al unísono. Con Dave nada podía quedar en el aire, tenía media hora de dar instrucciones claras sobre la serie de entrevistas que darían a los medios al día siguiente por el re-lanzamiento de Schrei.

-Siendo así, por favor vayan a sus habitaciones… el room service está a su disposición pidan lo que quieran.

Recogió los documentos y las credenciales que debía entregar aún a los representantes de los medios, el día aún le pintaba largo.

La seguridad tomó sus posiciones para llevar a los chicos a sus habitaciones debían atravesar el lobby del hotel y estaba lleno de fans.

-¡Tom y Georg! -dijo en tono severo, haciendo que todos giraran sobre sus talones para prestarle atención, cuando Dave usaba ese tono nadie se atrevía a desobedecerlo -. No me quiero enterar que falta algo en el mini-bar ¿entendido?

Georg se sonrojó e inmediatamente apuró a comentar. -Ok, Dave no te ofusques tampoco. Sólo fueron un par de…

-Sí, un par de botellitas, les recuerdo mis lindos rock stars que no dejan de ser los mocosos a mi cargo, pueden retirarse. Y Tom, necesito hablar contigo, sube a mi habitación,te alcanzo en un minuto. Saki por favor llévalo. -instruyó.

El grito de las fans mientras Tokio Hotel saludaba por el corredor era ensordecedor. Tom sonreía firmando autógrafos a escasos pasos de sus compañeros hasta que alcanzaron el elevador, su sonrisa se borró completamente.

-¿Estás en problemas Tomi? -preguntó su gemelo.

-No creo, no hice nada. -respondió este agachando la cabeza.

-¿Por qué te querrá ver Dave?- siguió cuestionando el menor de los Kaulitz.

Pero la única respuesta que consiguió fue que su hermano se encogiera de hombros y subiera la ceja.

-Tom Kaulitz ¿estás seguro que no hiciste una estupidez?

-¡Claro que no! Todas las estupideces que hago son contigo .-la puerta del elevador se abrió, mientras la seguridad escoltó a los chicos a sus habitaciones.

-Ahora llego, pídeme lo mismo que comas tú. -gritó Tom hacia su gemelo antes de entrar a la habitación de su manager y su actitud cambió una vez quedo solo ahí.

Fue directo a la ventana y la abrió dejó entrar el frío de la noche quería que el corazón se le congelara para no sentir más. Nunca nadie sabría por qué sufría, pero ya no quería sufrir más.

Minutos después entró Dave. El rostro estricto del manager cambió cuando cerró la puerta tras él. Se dirigió al pequeño chico de rastas que insistía en querer jugar a adulto.

-Ven acá. -le pidió con los brazos abiertos. Tom llegó hacía él y lloró por fin, había contenido su llanto desde la mañana y el día había sido eterno.

Dave lo dejó desahogarse por un rato, minutos después lo despego de él y le tendió un pañuelo-. ¿Qué fue esta vez Tom? Te vi desde temprano así … ¿Acaso nunca vas a decírmelo?

El chico negó con la cabeza. - No entenderías, nunca nadie… -trató de continuar pero su voz se cortó.

-Tom tienes 16 años. No me digas que no te entiendo, hijo ya pase por allí.

El silencio en la habitación abrió un abismo entre ellos. El manager quería a ese niño, siempre le había parecido desprotegido, Simone tenía una marcada preferencia por Bill, era algo tan idiota ¿cómo mierdas se puede preferir un hijo? Pensaba cada vez que una situación similar se repetía. Pero que importaba, sí Tom necesitaba un padre él lo sería. Le tendió una botella de agua y el chico la recibió limpiando sus lágrimas.

-Dos veces. -dijo el chico a punto de reír.

-¿Qué dijiste?

-Que ya pasaste por los 16, dos o quién sabe si tres veces. -agregó soltando por fin una carcajada.

-¿Acaso me estás llamando viejo? muchacho malcriado. -bromeó Dave de vuelta, tirándole una almohada al rostro.

Tom la cogió en el aire y se tiró a la cama abrazándose de la almohada que segundos antes iba a golpearle.

- "No es nada…Dave" -dijo sumiéndose en sus pensamientos. Cuan idiota había sido ver cualquier cosa de twincest otra vez, pensó cerrando los ojos, pero no podía borrar de su mente la idiotez que había leído. De hecho amaba a las fans que fantaseaban con ellos juntos, de hecho si supieran que llevaban juntos poco más de un año matarían a media comunidad femenina de un paro cardiaco. Pero lo que le dolía era haber leído como algunas de ellas creían que él rechazaba a Bill, o que le lastimaba, o como él violaba borracho a su pequeño hermano…eso era tan… -Dave, no quiero decir qué es…

-No me lo digas, no tienes por qué… sabes que pase lo que pase aquí estoy…

Abrió los ojos de golpe, como si pudiera ahuyentar el recuerdo con eso. "El corazón no se congela y el sufrimiento a veces es redención Tom…se supone que maduraste, demuéstralo" Se dijo, dejando la botella por un lado.

****

Habían pasado casi tres semanas desde el show y lo más cerca que había estado de ver a Tom de nuevo había sido la repetición del programa en el sistema de cable.

Estaba sentado frente a la ventana con las cortinas cerradas, afinaba su oído para percatarse de cualquier ruido que viniera de fuera. Sí, a ese punto había llegado Bill Kaulitz, a espiar a su gemelo. Al principio quería verlo llegar a su casa, hasta que cayó en cuenta que Tom siempre llegaba mucho más temprano que él.

Así que ahora esperaba que su hermano se fuera por las mañanas. Pero siempre se le frustraba su objetivo se quedaba dormido o despertaba demasiado tarde.

Sólo faltaban dos semanas para partir a la gira y no estaba dispuesto a irse sin tan siquiera verle una vez más, pensó determinado, mientras bebía más café. Eventualmente empezó a cabecear sobre el sillón en el que estaba acomodado esperando. No pudo precisar cuánto tiempo pasó pero el sonido de un auto le despertó, en un sobresalto llegó a la ventana.

Saki hablaba por radio, dos muchachos acomodaban equipaje en una camioneta. Vio asomarse la silueta de Tom pero desapareció tan rápido que nunca precisó si no habría sido su corazón engañándolo en su afán de verle.

Sue el ama de llaves de su gemelo se adelantó a la puerta del auto y Bill sintió como su corazón se sobresaltó justo segundos antes, Tom salía dando órdenes inentendibles a su oído, cuando por fin le vio, una sonrisa asomó en el rostro del menor, un punzón en el pecho le obligó a sostenerse de la pared.

Era tan inexplicable para sí mismo la felicidad y dolor de verle, todo era una mezcla de emociones totalmente distintas y opuestas.

Un sobresalto dio su corazón cuando vio como su hermano se acercó a la barda de su propio jardín y habló con Georg quien se hospedaba en su casa. Bill bajó su mirada mientras lagrimeaba. De pronto escuchó como las voces se acercaban, corrió escaleras abajo y frenó su paso no quería hacerles notar su presencia.

Estaban sentados en el frente de su casa, se tiró al piso y se arrastró hasta llegar debajo de la ventana para escucharles por la rendija. Un escalofrió le recorrió el cuerpo pero inmediatamente fue remplazado por una sensación de bienestar al escuchar la voz de Tom tan cerca de él.

-Sólo hazlo Georg. -fue lo último que alcanzó a escuchar . ¿Qué diablos pedía Tom a su amigo? Se preguntó.

-Lo haré, lo prometo. Sólo dime…

-No te diré por qué Georg.

-Está bien, yo… ya de una vez dime qué canción.

-1000 Oceans

-¿Por qué esa?

-¿Qué?

-¿Por qué no otra Tom?

-¿Qué idiotez me estás preguntando?

-Bueno, quieres que convenza a Bill que incluyamos una canción de Tokio Hotel en su gira ¿entendí bien?

-Sí.

-Bueno. ¿Por qué no una que haya sido sencillo?

-Porque…

-Digo Tom, no me tomes por idiota tampoco.

-No lo hago, sólo Georg. Alguna vez nos encontraste lógica a Bill y a mí cuando éramos aún una banda.

-No.

-¿Por qué quieres encontrárnosla ahora?

-Está bien, no me digas.

-Georg, tiene que ser esa canción. -impuso.

-Ves, es eso lo que no entiendo, dicen que no están alejados y tengo cuatro años de verlos así. No se hablan, evitan todo contacto posible. Llegaron al colmo de ir a mi fiesta en Sebastián en horarios diferentes él se fue e inmediatamente tú llegaste hasta pareciera que se habían puesto un horario. Él mando a prohibir todo lo de Tokio Hotel a su alrededor tú… tú prohibiste fotografías de Bill en tu casa. Y ahora vienes de la nada y me dices…

-¿No quieres hacerlo, Georg? -interrumpió Tom abruptamente.

-Si quiero, sólo dime ¿Por qué no In Die Nacht? es la de ustedes.

-Ves que eres tarado. -le pegó suavemente Tom a su amigo-. Cómo voy a querer que toque nuestra canción con un guitarrista "X". 1000 Oceans será.

-Ok, no hay problema. -se rindió Georg por fin, no tenia caso darle vueltas al asunto-. Le quebraré el cuello si es necesario.-agregó sonriendo.

-Cuidado le pones un dedo encima. -rió Tom.

-Ya sabes cómo es de testarudo, va a ser difícil.

-Bueno Georg convenciste al mundo que sabes hacer películas, seguro podrás con Bill.

-Ok ¿Eso era todo?

-Sí.

-Tom. No sé, pero me llamaste a las siete de la madrugada a mi móvil para pedirme que saliera. No sé cómo interpretar eso, creí que me estabas coqueteando. -dijo en medio de risas.

El mayor de los Kaulitz cayó en una carcajada. -No seas idiota Hobbit, es sólo porque me voy y quería despedirme…

-¿Cómo que te vas?

-Salgo por la noche a Londres.

-Por la noche digo no sé si te des cuenta pero es muy temprano ¿Desde cuándo te levantas a esta hora?

-Desde hace cuatro años y medio. -respondió Tom, con su voz quebrada. Georg no lo notó, pero Bill tirado en el piso sintió las lágrimas de nuevo asomando a sus pupilas-. Creo que dormí mi cuota de por vida antes, ahora no puedo pasar en la cama más de cinco horas, lo juro Georg esa puta cama me escupe de ella.

-Tonterías, eso pasa en camas vacías ¿sabes? metes a una linda y voluptuosa rubia contigo, y créeme no habrá forma de sacarte de allí.

-No seas idiota, me gusta mi cama fría y vacía. Por mucho que a ti te parezca una tragedia. -se adelantó al ver la expresión de burla en la cara de su amigo.

-Bueno igual no veo por qué te vas a esta hora.

-Porque no quiero decirle adiós.

-¿A Bill?

-Claro idiota a quién más, si venia luego sería inevitable tendríamos que cruzar alguna palabra y no podía irme sin decirte adiós.

-O sea ¿Ni siquiera un adiós le puedes decir? Ves como si están peleados a quién mierdas quieren engañar. -masculló Georg decepcionado.

-No malentiendas, esta sería probablemente la última vez que tengamos que decirnos adiós.

-No me asustes cabrón. -dijo su amigo, mientras mil tragedias imaginarias cruzaban su pensamiento.

-Lo malinterpretas todo Georg. Es sólo que… olvídalo me voy. Estaré en la oficina todo el día por si necesitas algo.

Bill escuchó el silencio y se asomó al filo de la ventana para verlos darse la mano y abrazarse.

Contuvo las ganas de ir hacia su hermano y salió corriendo hacia su recamara.

-No eres el único que ya no duerme Tomi.- pasó su mano al lado de la cama que permanecía intacta. -Lo vez también está fría y vacía.

****

Abrió sus ojos con cierto dolor probablemente era porque había llorado hasta quedar dormido. Unas voces escaleras abajo le hacían consciente de que su manager había llegado.

Por uno u otro motivo Bill nunca estaba solo y ese día no sería diferente. También sabía que no era magia que Dave no le dejara un segundo, casi podría jurar que Tom se lo había pedido. Se dio una ducha rápida y se vistió cómodamente. Llegó al vestíbulo y ahí estaba Dave. Se saludaron con un gesto.

-Venía a ver si no necesitas nada.-apresuro su manager a aclarar.

-Nada… ¿Cómo de qué? -sonrió Bill en respuesta.

-Falta poco para la gira…

-Dos semanas. -apresuró a interrumpir.

-Sí. Luego se van como agua ¿quieres que te lleve de compras o tienes planes? -preguntó rápidamente.

-Tengo planes. No te preocupes por mí, qué clase de día libre seria este así, Andreas viene en un par de horas. -mintió.

-Entonces me voy. -dijo escabulléndose por la puerta principal.

El menor se dirigió directo a la cocina y se topó con Georg bebiendo un café.

-¿Quieres? -ofreció su amigo, señalando su plato.

Bill asintió sin articular palabra, mil cosas danzaban en su mente, quería hablarle de lo que había escuchado pero sabía que no podía o este no le soltaría una palabra, Georg era el amigo más fiel que se podrían cruzar en la vida. Comieron sin cruzar palabra.

-¿Vas a salir? -rompió el silencio Bill, después de pensar como abordar el tema.

-Sí… tu hermano pasó temprano, para ver si estabas despierto y avisar que se iba. -dijo con las palabras cortadas, armando la frase tan mal que Bill sintió pena por su amigo, era malísimo mintiendo.

-Le hablaré luego. -dijo Bill-. No respondiste mi pregunta ¿vas a salir?

-Sí, Tom dejó sus documentos en la mesa y se los voy a llevar a la oficina ¿necesitas algo?

-No, sólo quería saber si tenías planes.

-Voy a regresar rápido y podemos hacer algo.

-Suena bien. -contestó.

-Perfecto entonces te veo luego. Georg recogió las llaves de su auto, pero giró sobre sus talones regresando a la cocina -. Eh Bill…quería proponerte algo para tu show.

-A ver te escucho. -respondió

-Ya sabes, es sólo una sugerencia, si no te gusta puedes mandarme a la mierda cuando quieras. -los penetrantes marrones ojos de Bill, le ponían ansioso se sintió descubierto. No sabía cómo pero siempre paraba metido en medio de los Kaulitz. El nerviosismo le ganó pero ya estaba ahí. Además se lo había prometido a Tom-. Sabes, tal vez no sea momento, si quieres hablamos luego.

-Deja de darle vueltas al asunto ¿Qué es Georg? -presionó Bill.

-Se me ocurrió que sería buena idea incluir algo de Tokio Hotel. -dijo lentamente tratando cifrar el rostro de su amigo.

-Wow es una buena idea, hagámoslo. -fue la respuesta del menor de los Kaulitz.

-¿Sí? -preguntó Georg incrédulo.

-Sí, ¿por qué no? Será un momento bonito para las fans que también lo fueron de la banda. Tienes alguna canción en mente…

-No sé deja pensar. Sabes, podría ser no sé Reden, Schrei, Beichte ó 1000 Oceans tal vez, no sé.

-1000 oceans suena perfecto, empezaremos a ensayarla con los chicos.

A Georg se le desorbitaron los ojos todo había resultado más fácil de lo que pensó, decidió no emitir comentario alguno o iba a echarlo todo a perder.

-¿Te traigo algo? –preguntó, antes de salir finalmente.

-Sí, alcohol Georg, mucho alcohol. En esta puta casa solo tengo una botella de Melot. Y emborracharse suena a buen plan para hoy.

****

Una bocanada de humo salió de sus labios e inmediatamente se empinó una copa de vino, seguía viendo directo al jardín de al lado, observaba cada movimiento de los empleados de su hermano, no tenía idea de qué diablos hacía, le pareció que albergaba la esperanza que Tom regresara, pero era inútil su gemelo era mil veces más fuerte que él, o por lo menos hacía lo necesario para mantener la distancia, incluso se había ido ridículamente temprano con tal de no verle siquiera de lejos.

Cerró la cortina y caminó directo a la cocina mientras jugaba con la copa vacía en su mano la tiró contra la pared y vio como se hizo añicos ante sus ojos. "Ese programa nos hizo mierda" reflexionó. La separación siempre dolió pero la habían manejado mejor, en esos cuatro años y medio habían pasado incluso más de doce meses sin verse de lejos y menos cruzar palabra, y ahora Bill no podía más, iba a obligarlo, Tom tendría que verlo, no importaban las condiciones ni siquiera le molestaría que fuera con media disquera enfrente si eso era lo que se necesitara.

Clavó sus ojos a su portátil, la encendió algo debía ocurrírsele algo urgente algo que sólo Tom podría atender y tenía que ser antes que su hermano subiera ese maldito avión, una idea le dio una momentánea sensación de triunfo y una sonrisa se dibujó en su rostro. Sabía cómo presionarlo.

-Dunja. -dijo en voz alta, e inmediatamente le escribió un email. No podía contactar directamente a su gemelo, sabía que no había forma de llegar a él, entonces haría que Dunja se lo trajera.

****

Margaret tenía el peor ataque de estrés de su vida, su jefe había llegado temprano a la oficina, y parecía que todo estaba patas arriba. Le pidió un reporte contable que le había dado a archivar y esta no lo encontraba. Y por si fuera poco las líneas no paraban de sonar, de hecho eso era lo normal pero desde que su jefe había aceptado salir en TV unas semanas atrás el asunto era insoportable, no había forma de filtrar tantas llamadas falsas.

La puerta del ascensor se abrió sin más y frente a ella apareció la gerente del área de producción discográfica de la división europea.

-Señora buen día ¿Le ofrezco algo de tomar?

-No querida y no soy señora. -dijo acercándose a la muchacha con suma confianza-. ¿Cómo le has visto? -preguntó bajando el tono haciendo un gesto hacia la puerta de Tom.

-¿Al señor?

-¿A quién más?

-Bien. -contestó la chica, cuidando su boca. Una cosa era que muchos de los empleados conocieran a su jefe de siempre y otra era que ella se tomara confianzas que no le correspondían.

-Vamos, dime la verdad.

-Lo normal acelerando la agenda, metiéndose en mas negocios… y

-Lo sé, sacándole 32 horas al día. -dijo la productora, moviendo el rostro en desaprobación-. Este chico necesita parar.

La asistente del señor asentía a cada palabra que escuchaba.

-No le tengas miedo juro que es el chico más dulce que hayas conocido, puedo prometerlo sólo mantiene esa mascara de nadie se acerque para protegerse. -dijo negando con decepción, la chica era una tumba impenetrable-. ¿No vamos a ningún lado cierto Margaret? Mejor anúnciame. -se rindió, igual no necesitaba de ella para saber que el ánimo de Tom estaba empeorando, tenía TV y había hablado con Dave después del show.

Margaret golpeó la puerta de su jefe y entró inmediatamente cerrando la puerta tras ella. La oficina estaba en completo silencio, sus ojos fueron directo a su escritorio y al no verlo ahí, sabía que estaría en su sillón, viendo el mural.

-Mr. Kaulitz. -llamó suavemente.

-¿Qué pasa?

-Dunja Pechner está aquí.

-¿Se supone debíamos vernos? -dijo levantándose de golpe.

-No señor.

-Mierda no tengo ganas de verla. -confesó en un puchero.

-Puedo decirle… que

-No. Debo atenderla. -le interrumpió dirigiéndose directo al mural mientras corría la cortina que lo tapaba a la vista de los visitantes-. Cancela todo lo que tenga para el resto del día, sólo confirma que todo esté en orden con nuestro vuelo. -instruía mientras caminaba hacia la puerta.

-Entendido señor.

Tom abrió la puerta con una sonrisa.

-Dunnie, pasa por favor. -dijo quiñándole el ojo.

Ésta levantó la ceja, un poco seria y por fin sonrió.

-Tom no has aprendido a mentir. -le señaló, entrando al despacho de su jefe-. Me iré pronto lo prometo, escuché tu mierda hasta acá.

-No es eso. -se excusó mientras le señalaba el mini-bar.

-No gracias. -contestó esta, mientras habría una carpeta-. Debemos ver esto antes de irnos.

-Ves era eso. -se justifico este-. Vamos a pasar dos semanitas en Londres trabajando como idiotas, entonces me dije ¿Qué puede ser tan urgente para no esperar unas cuantas horas mientras salimos hacia el aeropuerto?

-Bill.

-¿Bill? -repitió sin poder disimular la mueca en su rostro.

-Sí, Bill. Es por eso que no puede esperar, su tour empieza en dos semanas y nosotros venimos justo un día después que se va.

-¿Y a mí qué? se supone tengo gente asignada en eso. Cualquier pendiente que no pueda esperar es con ellos, no conmigo.

-Sí, pero resulta curioso algo Tom, ellos trabajan para ti y su cliente es tu hermano. Dijiste claro "no quiero saber nada, lo que él pida se lo dan y punto" Pero les quitaste toda autoridad cuando firmaste tú autorizándolo sin siquiera tomarte la molestia de saber las condiciones.

-Bueno ya ves, entonces ¿Cuál es el problema? Si ya firmé. Ya firmé.

-En que Bill aumentó el listado de exigencias esta mañana por correo.

-¿Y?

-Y es ridículo, estamos acostumbrados a ganar un 40% y con las exigencias de Bill se reduce nuestro margen a un 25%. Porque prometiste que todo tipo de exigencias personales de él corría por nuestra cuenta.

-Por una mierda. -exclamó Tom, realmente molesto-. ¿Qué tanto pidió para bajarnos un 15% del aire?

-Tonterías, pide cosas inconcebibles, si no le conocería juraría que es un divo malcriado.

-Pero lo conoces. -dijo Tom, revisando el listado-. ¿Entonces?

-Ajá, entonces debe estar haciendo esto por algo.

-¿Cómo por qué? -dijo Tom, fingiendo no tener la menor idea, aunque una ternura crecía en su corazón, su Billi era un jodido manipulador.

-Fácil, mira no podemos decirle que no a estas alturas, el tour prácticamente está vendido en todos los países. Entonces sabe que…

-Que tenemos que renegociar. -Interrumpió Tom-. Y como las exigencias las hace directamente él, Bill artista, Bill mi cliente pero no menos Bill mi hermano.

-Exacto debe negociar con la única persona que puede dar marcha atrás en el contrato ya firmado, es decir tú. Entonces Tom debemos pedir la reunión ya con la disquera y Bill. Cabe la pena mencionarte que universal no estaba enterada de esto hasta hace cinco minutos que colgué con ellos.

Tom sonrió satisfecho, su gemelo sabía provocar en un segundo un cataclismo.

-Universal no está de acuerdo con él pero… -le vio Tom dándole la palabra.

-Pero no pueden decirle nada, son sus exigencias personales. -completó Tom la frase.

-Exacto.

-Tom, debemos pedir la reunión y replantear esto. Bill quiere que vayas a renegociar con él eso es jodidamente obvio. Así que dime. -dijo Dunja sacando su teléfono móvil-. ¿A qué hora y en donde convoco la reunión? Tenemos apenas unas horas antes de despegar.

-Déjalo así.

-¿Qué?

-No convoques a nada.

-¿Cómo que no? ¡Tom!

-Dije que no. -Subió el tono de voz-. Tenemos 7 giras mundiales vendidas, mínimos otros 25 eventos pequeños por Europa y otro tanto en América. Vamos a producir no menos de 13 discos en los próximos 7 meses tú y yo. Así que K.T Enterprises no se está muriendo de hambre, lo que Bill haya pedido se le dará.

-Tom es un quince por ciento. -insistió.

-Dunja ya hablé. Pasaré por ti a las seis para ir al aeropuerto. Ahora si me permites tengo cosas que hacer. -dijo dándole la espalda.

La productora permanecía sentada aun en el sillón, estaba realmente molesta. No por no haber logrado su objetivo, si no porque Tom la confundía tenía políticas muy estrictas de trabajo y ella no hacía más que cumplirlas. Tomó su bolso y salió del lugar.

-Te veo en la noche. -gritó molesto consigo mismo por su falta de tacto con su amiga. Pero así era y así sería, todo lo que venía de Bill le hacía perder la perspectiva.

Minutos después salió directo a su asistente. -¿Cancelaste todo verdad? -preguntó.

-Sí señor.

-Quiero estar solo, no llamadas Magui, no nada. -dijo aparentando estar controlado. Sacó su móvil personal y se lo tendió a la chica-. Es en serio nadie. -repitió.