La casa No. 4 del exclusivo condominio "Kingston" en Berlín era una locura. El staff de Bill entraba y salía cargando maletas y demás enseres. Faltaban tan sólo dos días para que la gira iniciara.

La banda estaba en un ensayo general en el estudio. Georg no le daba tregua a los músicos, pulir el sonido en 1000 Oceans se había convertido en su reto personal.

Natalie estaba acostumbrada a hacer milagros para tener a Bill siempre impecable en cada evento de su apretada agenda y esta vez no sería la diferencia. La chica había pasado noches enteras combinando cada conjunto de su jefe para las próximas semanas junto al asesor de imagen del cantante, así que había dispuesto con sumo cuidado los cambios de ropa para toda la gira, que ahora eran subidos al autobús.

Simultáneamente, en K.T Enterprises 6 furgones de equipo eran revisados por última vez, ingenieros y técnicos repasaban los listados de cada rubro plataformas, pantallas, luminotecnia, sonido, pirotecnia y otros. Así mismo se llenaban los formularios con abogados y aseguradoras declarando que todo el equipo estaba dispuesto y revisado, garantizando la seguridad de Bill en el escenario.

En el último piso del edificio, Margaret coordinaba un auto para que la llevara a su reunión personal con el gemelo de su jefe. Era la primera vez que tenía injerencia en otras áreas de la empresa más allá que atender al presidente y dueño de la misma, así que tres días antes, cuando el mismísimo Tom Kaulitz le había llamado para designarle que supervisara que todos los requerimientos de Bill fueran dispuestos tal y como él los había pedido, supo que todo debía ser perfecto.

El estrés por la partida de parte del staff y el equipo logístico de la gira era algo generalizado, se vivía en Universal tanto como a 30 kilómetros de la disquera en K.T o bien a la salida de Berlín en el estudio. Sólo había un lugar donde no había espacio para estrés, ni gritos y mucho menos gente provocando escándalos extras e irónicamente, ese lugar era dentro de la misma casa de Bill: su habitación, en donde la televisión sonando a todo volumen era lo único que se escuchaba por todo el segundo nivel.


-La edición No. 50 de Los Falcons se vio llena de sorpresas y luminarias. Tom Kaulitz se apropió de la estatuilla que lo consagró como el productor del año, llenando a su natal Alemania de orgullo. Pareciera que esa es la noticia, pero en realidad lo que volvió locos a los medios y seguidores del muchacho fue su discurso de aceptación del premio. A pesar de los múltiples intentos para entrevistarlo, Tom se ha negado a cualquier contacto con los medios. Hoy, una semana después de los hechos, la posible realidad de este juego de palabras… Ampliaremos esta nota después del corte… Soy Lydia Kramer y estás en BILD Live.

-¿Lo apago? -preguntó Natalie mientras llegaba hacia Bill maleta de maquillaje en mano, junto al asesor de imagen del joven. Tenían exactamente cuarenta minutos antes del evento que sería el cierre de la promoción en Berlín: una exclusiva sesión de fotos y entrevista para BRAVO.

-Si quisiera apagarlo ya lo habría hecho, tengo manos gracias. -cortó el muchacho sin despegar los ojos del televisor.

Bill era un completo zombi frente al televisor. Los anuncios le parecían eternos y "la teoría" que explicara cualquier idiota le interesaba de sobremanera, así que despegarse un instante de ahí no era una opción, si sus asistentes debían arreglarlo que ingeniaran cómo hacerlo.

Segundos después, Dave entró con un café frío en la mano, saborizado de almendra y con crema doble, justo como le gustaba al vocalista. Éste lo cogió automáticamente e hizo un gesto señalándole la TV.


-Regresamos, soy Lydia Kramer y estás en BILD Live. Tom Kaulitz vuelve a ser noticia. A tan sólo semanas de haber roto los cuatro años que tenía desaparecido de los medios. Tal pareciera que el reconocido productor no podrá escapar de nuevo de la mira de los medios aunque ese sea su objetivo. Sitios de fans resurgieron en las últimas semanas vaticinando el regreso de la banda que liderará junto a su hermano gemelo, Bill Kaulitz. -La imagen de la conductora fue sustituida con escenas de conciertos, entrevistas y fotos de la banda.

-Los medios se han vuelto locos. La teoría del regreso de Tokio Hotel cobró fuerzas después de que la banda concediera una entrevista en el show de Kerner. En el show muchas personas coinciden en que la banda pareciera que se limitaba a limpiar la imagen de Tom, ya que no es ningún secreto que él se ha alejado de su familia y amigos cercanos en los últimos años. ¿Podría haber sido esto otra de las ya conocidas estrategias del management de la banda para mantenerlos vigentes? Recordemos que Tom estuvo en el ojo del huracán mediático en varias ocasiones en la época en que Tokio Hotel lideraba los charts. Una de las posibles tretas publicitarias surgió cuando fue acusado de golpear a una fan, hecho al que nunca se llegó a una solución. Este hecho fue señalado como una medición del apoyo de las fans a la banda. -La pantalla ahora trasmitía el momento en que Tom aceptaba el Falcon al productor del año. A Bill le dio vuelta el corazón al oír la última frase. -Este premio es para Marie y Taylor, te amo.

-Pero ¿cuál es el trasfondo de sus misteriosas palabras en la premiación? Es ahora cuando recordamos que Tom se jactaba de mantener sexo con fans y luego las desechaba. Es decir, si alguien explotaba su fama para poner al tope su vida sexual, ese era Tom Kaulitz. ¿Marie y Taylor surgen como dos nombres aleatorios? Pues no, el creciente rumor de la paternidad irresponsable de Tom Kaulitz cobra fuerza ante los medios. Es ahora que el interés en llegar a la verdad tras esta cortina de humo levantada en torno al productor crece. Y en BILD no dejaremos de investigar para llevarles a ustedes la información de primera mano. Estás en BILD Live, vamos a un corte.

Bill levantaba la ceja y se mordía el labio. El pecho le dolía como una respuesta proyectiva a la indignación que crecía dentro de sí, sus ojos estaban llenos de lágrimas y sólo necesitaba estallar.

"Paternidad irresponsable" eran las palabras que le rebotaban en la cabeza. Estaba harto de escuchar tantas estupideces entorno a las palabras de Tom, pareciera que debía soportar a cuanto idiota se le atravesaba en el camino suponiendo cosas de su gemelo. Pero BILD había pasado el límite y esta vez estaba decidido a destruirlos, costara lo que costara.

Natalie intentaba terminar de alisar el cabello del vocalista pero este se movía cada dos segundos en medio de su desesperación.

-Bill por favor estate quieto, necesito maquillarte. -pidió estresada colocándose frente a éste.

-No me crispes los nervios ¿quieres? -gruñó, dándole una fría mirada.

El manager se percató de la actitud imprudente de la asistente y con una señal le pidió que abandonara la habitación.

-Puto amarillismo de mierda, son nauseabundos. -gritó Bill tirando el control contra la pantalla.

Dave sabía que algo así iba a suceder de un momento a otro, el chico había estado leyendo cuanta teoría estúpida publicaban revistas y periódicos en la última semana respecto a su gemelo. Se acercó al joven y le encendió el cigarro que éste recién había colocado en sus labios.

-Tú sabes qué pasaría, si Tom escucha eso… -trató de explicar a su manager señalando la televisión.

-No lo hará.

- Dave es que…

-Tom no se quebrará. Está más fuerte que nunca, sólo confía en él.

-Ni siquiera sabes de qué hablo.

-Bill nunca he necesitado saber nada, para hacer lo que deba hacer por ustedes, tómate tu tiempo. Llamaré a BRAVO para anunciar que nos vamos a retrasar un poco. -fue lo último que dijo dejando al muchacho a solas; este respiró profundo tenía que tranquilizarse de esa manera no lograría nada.

Sacó una bocanada de humo por los labios viendo al horizonte, se sentía demasiado solo y al mismo tiempo sabía que no lo estaba, acarició el relicario sonriendo solo no quería que Tom se quebrara y odiaba no poder hacer nada.

Se vio en el espejo agitando su largo cabello, sacó un largo mechón por el frente y se lo llevó todo hacia atrás se colocó una coleta, se vio al espejo pero esta vez hizo un alto y en realidad se observó en el espejo ¿Tom se habría recogido así el cabello? Se preguntó, se sentía demasiado exacto a su hermano más de lo que eran, claro así le habían peinado en Kerner recordó con una sonrisa, lo había tenido tan cerca, cerró los ojos y un suspiro alivió el dolor que había sentido en el pecho, estaba listo para enfrentar lo que viniera. Tomó el bolso metiendo el resto de cosas que había tomado de la habitación de su gemelo y alcanzó el pasillo.

******

Respiró profundo, esbozó su mejor sonrisa, arqueó la ceja y mordió al mismo tiempo sus labios.

Sabía que esa pose arrancaba más de un suspiro y un suspiro viendo un póster se traducía a querer suspirar viéndolo en vivo y eso en taquilla vendida para sus conciertos. Resultado: discos vendidos, muchos compromisos y nada de tiempo para pensar, que era justo lo que necesitaba.

A ese ritmo se le habían ido los últimos años y Dios sabía cómo había tratado de llenar cada segundo de su vida con su agenda. Para sorpresa de los medios, Bill Kaulitz era el tipo más accesible del mundo del espectáculo. Un sueño hecho realidad para las fans. Pero esto se debía sólo porque no quería ser accesible para sí mismo.

Siguió por el espacio de media hora explotando su físico ante la cámara. La seguridad de Bill podía hacer colapsar al fotógrafo más heterosexual con su forma de posar, era coqueto, risueño y sobre todo… buen actor. Fingía estar a la perfección y haría lo que se necesitara para mantenerlos bien.

Con cada flash que salía de la cámara se proyectaba lo mejor que podía. Le preocupaba que Tom le viera mal, saber que su gemelo era el más débil y que su esfuerzo tal vez era aún mayor, entonces le parecía que lo único que podía hacer para consolarle a la distancia era ocultarle que se estaba derrumbando un poco más día tras día.

-Probemos un último cambio de ropa, por favor -pidió Jeffrey, el director de fotografía de BRAVO. Estaba loco por Bill y sabía cómo aprovechar el atractivo del muchacho para vender la edición.

Mientras, los tramoyeros cambiaron toda la escenificación en la locación.

Bill tomó una botella de agua y se dirigió al camerino, cerrándole la puerta en las narices a todo su staff.

La gente de BRAVO podía ser engañada por el encantador solista. Sin embargo, su círculo más allegado estaba realmente preocupado, el humor del chico era de miedo y temían explotara en cualquier momento.

La puerta se abrió de par en par y el siguiente cambio de ropa de Bill dejó a más de uno con la boca seca ante la exquisita imagen del muchacho. Tomó asiento y Natalie llegó a retocar el maquillaje.

-Te ves muy bien. -le comentó la muchacha.

-Gracias.

-No recuerdo haber coordinado ese conjunto.

-No fastidies. -gruñó el chico.

-Sólo es por curiosidad, es que yo no escogí ese cambio.

-No sabía que tenía que rendirte cuentas de ello. -refutó el muchacho.

Alcanzó su bolso y sacó el relicario que llevaba envuelto en un paño de seda negro, Natalie le subió el cabello para que él mismo pudiera abrochárselo, pues el chico no dejaba que nadie tocara su preciada joya.

Bill se desabrochó dos botones de la camisa para que el relicario pudiera verse en las fotografías, pudo ver como a través del espejo Jeffrey le detallaba con la mirada; era consciente de su atractivo, no había una sola persona fuera de su staff que le quitara los ojos de encima y estaba acostumbrado a ello. Siguió viéndose en el espejo y ajustó muy bien el talle de su pantalón, juroó que había oído más de algún quejido lastimero de excitación proveniente de algún patético idiota que soñaba con llevárselo a la cama.

La música que daba la ambientación de la sesión invadió de nuevo la locación. Bill estaba dispuesto a tratar de relajarse porque tenía que lucir bien para Tom así que empezó de nuevo a posar para la cámara, se llevó las manos a la cintura y subió la barbilla lanzando una verdadera mirada fiera.

-La cámara te adora, muchacho. -gritó el director de fotografía, al tiempo que la cámara disparaba una y otra vez.

-Lo sé. -fue la arrogante respuesta del chico que ya sabía cómo cortar cualquier intento de flirteo antes de que empezara. Se coloco los pulgares dentro de la orilla del cincho y con sus dedos hizo un perfecto marco a su pene, ladeo su rostro y sonrió.

-Eres demasiado guapo ¿Podrías verte mejor acaso? -flirteó de nuevo Jeffrey.

-Sabe, la perfección se re-inventa así misma, entonces es muy probable que sí. -respondió Bill, mientras soltaba su cabello.

Dave sonrió ante la respuesta de su representado al mismo tiempo que Mark le dio un ligero codazo.

-¿Habrá modo de que controles a tu angelito? -comentó molesto el representante de la disquera.

-No -cortó el manager, que no estaba dispuesto a vender a su representado u obligarlo a que soportara acosos de ningún tipo nunca, y ahora con lo que sabía mucho menos.

Dos horas después habían terminado. Jost se acercó al chico en cuanto el fotógrafo bajó finalmente la cámara, no quería darle oportunidad a nadie de fastidiarle.

-Excelente, Bill. -le halagó su manager llevándole una botella de agua. El menor de los Kaulitz se sentía extraño últimamente con Dave. Algo había pasado en su misterioso viaje, ahora parecía que le cuidaba aún más que antes.

Fueron hacia la camioneta saliendo del lugar, Natalie y a parte del staff quedaron atrás, recogiendo las cosas y despidiéndolos del equipo de BRAVO.

-Bill, debes atender a Margaret para ver que todo esté bien en cuanto a tu…

-Dave en realidad me siento cansado. -interrumpió el muchacho, que sólo deseaba llegar a casa cuanto antes, odiaba cuando tenía que soportar flirteos descarados de viejos verdes amanerados.

-Está bien entonces lo haré yo, no te preocupes.

Bill levantó la ceja ¿Acaso Dave lo estaba consintiendo? Lo miró fijamente durante todo el trayecto, tratando de descubrir en sus ojos el por qué de aquella nueva actitud, pero llegaron sin que el pelinegro sacara nada en claro.

- Debo ir a ver la partida de los furgones, el autobús y la banda. -anunció Dave, estacionándose fuera de la casa de su representado.

-¿Y Georg?

-Se va en el autobús junto con la banda.

-Perfecto. -masculló molesto, no quería estar solo pero le parecía lastimero estar pidiendo compañía a cada momento.

-¿Quieres que regrese más tarde?

-No gracias, preferiría descansar el próximo par de días.

****

-Damas y caballeros hemos aterrizado. Son las siete y treinta de la noche, la temperatura es de seis grados centígrados. Es seguro que enciendan sus aparatos electrónicos y celulares. Gracias por volar con nosotros. Les habló su capitán, Alfred Han, que tengan una muy feliz noche.

-Necesito mi cama, lo juro -anunció Tom estirándose en el asiento del avión que recién aterrizaba en Berlín.

Bajaron a la pista y procedieron a pasar por el protocolo en migración. Tom caminaba a paso rápido delante de Arthur y Dunja.

Saki aceleró el paso para alcanzarlo, Tom se frenó abruptamente y giró sobre sus talones volviendo hacia su jefe de seguridad, prácticamente parecía que quisiera atrincherarse tras él. Este avanzó para ver qué era lo que había hecho que el chico volviera de esa manera, y en un segundo se vio transportado en el tiempo a la época en que cuidaba a TH.

-Eso es ridículo. -dijo Tom molesto. -Yo no salgo de aquí, así me quede a vivir.

-Vamos, unos cuantos autógrafos y sonrisas y ahí termina. -le razonaba Dunja.

-No, no quiero hacer eso.

-Tom, son solamente fans, no exageres.

-De hecho, la mayoría es prensa y televisión. -le corrigió Saki a la productora.

-¿Qué mierdas hice para merecer eso? -fue el exagerado gesto de Tom, en un claro signo de desesperación al sentir de lejos los flashes de las cámaras disparando sin cesar.

-Ganaste un Falcon…

-Si quieren lo devuelvo. -interrumpió tan estúpido razonamiento, no por ganar un premio la gente podía sentirse dueña de él.

-Vamos Tom, tenemos que salir de aquí. -pidió Dunja viendo el reloj-. Por favor.

-¿Tienes algo qué hacer? -preguntó en tono irónico, no que le interesara en realidad pero el numerito de la productora le empezaba a desesperar. Si él no se quería mover de ahí, no lo haría.

-Digamos que no me molestaría ver por última vez a mi prometido, ya que en unos meses no lo haré. -dijo viendo detalladamente el anillo de compromiso que recién una semana atrás Dave había colocado en su anular.

Tom sintió palidecer, Dunja debía estar confundida con el tiempo. Bill debía haber salido de Berlín por lo menos veinticuatro horas antes.

-Creo que vinimos un día después de eso ¿no?

-Estás confundido Tom, el equipo de K.T ya partió a la gira pero Bill y el staff se va en un par de días.

-¡Mierda! -masculló pasando sus dedos por su largo y lacio cabello. Ahora sí estaba realmente molesto ¿Había huido a Londres para eso? Había huido tal cual idiota a miles de kilómetros para regresar antes y tener que estar a menos de diez metros de él.

Se paró bruscamente, no podía retrasar más a su amiga. Una cosa era que Bill y él no se pudieran ver, y Dios sabía cuánto lo quería ver y otra muy diferente era que la pobre Dunja no pudiera ver a su prometido. Pero no estaba dispuesto a soportar a la prensa.

-Bueno, tocará ser un maldito arrogante que mueve sus influencias. -dijo sacando su móvil. Marcó un número de teléfono y cinco minutos después su chofer había entrado su limosina al área diplomática para recogerlos.

Tom lo había hecho una vez más, había burlado a los medios. Hizo lo que mejor sabía hacer, evadir. No había ser humano que le contactara desde los Falcons, no contestaba teléfono, no leía noticias y mucho menos se arriesgaba a salir en lugares donde podría ser importunado por algún reportero, así que estaba a salvo.

Llegaron al condominio y vio de reojo la casa de Bill. Estaba en total obscuridad y sus autos no se veían. Eso era un alivio. Con algo de suerte, su gemelo no se daría cuenta de su retorno y él no tenía que hacer más que descansar y reponer fuerzas hasta el martes que su hermano se fuera.

-Ok, Tom a quién engañamos. -se cuestionó. No tenía más que atrincherarse en su casa y pedir al cielo que Bill no se percatara de su presencia.

Era realmente reconfortante regresar a su guarida, pensó al entrar. Sue hizo una reverencia e inmediatamente se ofreció para prepararle algo de comer.

-No Sue, nos dedicaremos a poner inconsciente a tu jefe ¿te parece? -bromeó señalándole el minibar.

-Mr. Kaulitz, hay algo que debo reportarle.

-No, hoy estoy cansado -negó sirviéndose un trago de licor puro.

-Por favor, señor es que…

-Dije que no -le cortó severamente.

-Su hermano estuvo aquí -dejó caer la chica. Había estado
atormentada desde que el mismísimo Bill Kaulitz había abandonado la casa con pertenencias de su jefe.

-¿Qué dijiste?

-Su hermano…

-Obvio te escuche. ¿Qué quería?

-Ay, señor, por favor no se enoje, yo no…

-¿Qué pasó, Sue?

-Subió a su recamara, señor. Yo quise detenerlo, pero no pude evitar que…

El rostro de Tom se iluminó con una sonrisa, no habría ser mas dulcemente terco que su gemelo, ya podía imaginar cómo habría fastidiado a su ama de llaves.

-Entonces, se encerró allí y salió un rato después. Señor, le juro que traté de disuadirlo por todos los medios posibles, pero no pude.

-¿Te la hizo pasar mal? -preguntó divertido-. Ya no te preocupes, yo no estaba.

-Bueno, el joven llenó un bolso de cosas y…

-¿Sabes qué se llevó?

-No señor, ni modo que le revisara el bolso.

-Bueno, ve y duerme tranquila. No pasa nada, después de todo es mi hermano.

-Pero como usted dijo que…

-Tómate un par de días y no te preocupes por mí. -interrumpió Tom con una sonrisa mientras continuaba con las instrucciones que tenía en mente-. No quiero nadie en esta casa hasta el martes. ¿Podrías deshacerte de todos por mí? Luego le pides al chófer que te lleve a donde quieras mañana a primera hora y aquí hay un cheque, esto Gracias por cuidar tan bien la casa.

-Gracias señor. -dijo la muchacha en una reverencia.

*****

Bill abrió los ojos. Había pasado una noche realmente deliciosa. "Será porque Tom está a tan sólo unos metros de mí", pensó sonriendo mientras se desperezaba en su cama. Miró el reloj, eran las tres de la tarde. Afortunadamente había logrado escabullirse del mundo y aunque su grabador de mensajes telefónicos indicaba "buzón lleno", se había propuesto firmemente no arruinarse el último día que pasaría en casa.

Fue hacia la ventana y corrió cuidadosamente la cortina para ver si lograba ver a su gemelo. Aunque recorrió con la vista todo el jardín de enfrente y el camino que conducía a la entrada principal no logró ver nada.

Siguió repasando a detalle toda la casa de su hermano sin encontrar rastro de él. Subió su vista al frente y sintió su corazón latir aceleradamente. Justo enfrente, la cortina de Tom estaba ligeramente corrida y sus ojos se cruzaron en un fugaz segundo. De golpe, los dos cerraron las cortinas de vuelta. Ambos se estaban espiando al mismo tiempo.

Bill se tiró en su cama, preso de una carcajada. -¿Podríamos ser mas estúpidos? -se preguntó. Se dirigió a la ducha aún sonriendo. Tenía un plan, no pensaba quedarse aburrido toda la tarde.

Tom retrocedió a grandes pasos hasta toparse con la pared de su habitación.

-Qué idiotez -masculló molesto.

Salió de su recamara y bajó al estudio. Ahora ya no estaba tan seguro de que quedarse solo hubiera sido una buena idea. Fue directo al living y buscó en sus DVD´s alguna película que quisiera repetir.

-"Conoces a Joe Black" -leyó en voz alta-. No gracias y no quiero. -dijo devolviéndola a su lugar. Repasó los títulos y todos sonaban horrendamente cursis.

Diez minutos después, la resignación llegó. Debía de distraerse con algo más, así que fue a buscar su correspondencia.

-"¿Quién demonios soy para que me escriban tanto?" -pensó, mientras cargaba lo mejor posible una gran cantidad de cartas, los periódicos y las nuevas ediciones de las revistas a las que estaba suscrito.

Después de la tercera carta de alguna ex groupie diciéndole lo mucho que lo amaba, su humor no iba mejorando. Revisó los periódicos fumando un cigarro.

-Ay, por Dios, Tom ¿desde cuándo eres tan snob? -se preguntó al ver su imagen contra un espejo. Tiró el periódico y jaló las revistas.

Leyó algunos de los títulos en las revistas por algunos minutos hasta que llegó a la portada de BRAVO. Se quedó frío por un instante, observándola detenidamente, más luego la tiró lejos, como si quemara, su corazón latía acelerado. Atravesó toda la primera planta hasta su cava. Iba a ser imposible terminar el día sin emborracharse, pensaba mientras buscaba su mejor botella de Merlot.

Sintió la sangre hervirle en el rostro mientras buscaba sin encontrar. Tenía mil vinos ahí metidos pero su puto Merlot no estaba.

El timbre de la puerta sonó un par de veces y Tom se dirigió a grandes pasos hacia ella. No podía contener su enojo, quería su puto vino y lo quería ahora.

Abrió la puerta de par en par y sintió como el corazón dejó de latirle por un instante.

-Tu Merlot. -dijo Bill enseñándole la botella.

Tom no podía dar crédito a lo que veía. ¿Qué diablos hacía él ahí? Quitó los ojos del rostro de su gemelo mientras movía su cabeza viendo a todos lados menos hacia delante. Su ansiedad era visible, temblaba y sudaba mientras se preguntaba qué podía hacer. Y claro: ¿Qué mejor plan que el de siempre? Giró sobre sus talones y desapareció dentro de la casa.

Bill observó divertido la escena deteniendo la puerta y colándose dentro del vestíbulo.

-¡Tom! -le llamó modulando su voz. Debía fingir lo mejor posible el nerviosismo que se apoderaba de él.

Avanzó un poco más llegando al estudio. Entró, pero su gemelo no estaba ahí.

-Tomi… -dijo subiendo un poco más el tono. Bill empezaba a desesperarse al llegar al comedor y no verle. Se dirigió a la cocina y tampoco estaba allí.

-¡Tom Kaulitz Trümper, no te pases de payaso! -gritó por fin.

Tom no pudo evitarlo y soltó una carcajada que permitió que Bill le descubriera. El sonido venía de la piscina así que fue al mini bar, jaló un par de copas, destapó el vino y sirvió.

Llegó hacia él y le tendió una copa, sentándose a su lado.

Permanecieron así por largo rato. Tom sentía como su corazón se aceleraba, tenía miedo de que lo echaran todo a perder. Bill se limitaba a tratar de leer a su gemelo, pero le era imposible. Estaba demasiado extasiado en sus propias sensaciones al estar tan cerca de su Tomi.

El mayor se arremangó los pantalones y se sentó a la orilla de la piscina mojando sus pies. Bill le imitó y se deslizó a su lado, jalando la botella y llenando de nuevo las copas. No recordaban sentirse tan bien en los últimos años, esa sensación de confort en silencio que sólo podían experimentar juntos les embriagaba simultáneamente. Parecía que sus corazones se percataban de ello, porque inmediatamente se sincronizaron, latiendo al mismo tiempo.

Tom se sentía realmente estúpido. Esbozaba suaves sonrisas una y otra vez, que trataba de reprimir sin éxito.

-Así que entraste a robar. -comentó el mayor rompiendo el silencio pero sin lograr dejar de sonreír.

-Nada grave, te lo aseguro. -respondió su gemelo buscando su mirada. Se vieron sin poder evitar decirse mil cosas en ese instante fugaz.

-Ok, te creo. -respondió el mayor dando un trago a su copa.

-¿Quieres saber qué robé?

-Te aseguro que lo sabré en cuanto me ponga a buscar.

-No creo, ya lo hubieras visto Tom. Te conozco.

Tom chupó su labio inferior con la mirada fija en el agua en la que sus pies chapoteaban. Amaba esa forma en que Bill le aseguraba las cosas y le recordaba cuánto le conocía.

-A ver, no estoy tan seguro -empezó el mayor, fingiendo no saber qué decir- Tal vez un CD con la grabación de la guitarra de 1000 Oceans ¿Podría ser? -terminó levantándole la ceja como un reto.

-Eres un presumido. Entonces Tom 1, Bill 0 ganando la casa -bromeó el menor sirviendo más vino en las copas.

-Deja pensar otra. -continuó Tom, fingiendo que se lo pensaba mucho-. ¿El relicario tal vez…?

-¿Cómo supiste? -preguntó el menor-. Sólo los cambié y además Tom, los relicarios son iguales.

-Bueno, digamos que yo no tendría una foto mía ahí. -argumentó viendo como Bill se sonrojaba.

-Pues yo sí…

-¿Tuya? -interrumpió Tom.

-Ya vas de tonto. -rió Bill salpicando con un poco de agua a su gemelo-. Entonces vamos Tom 2, Bill 0. -anunció dando un trago a su copa-. ¿Alguna otra cosa Tomi?

-Sí… Vi la portada de Bravo. -dijo clavándole los ojos al menor, quien se sonrojó en el acto-. Te queda muy bien mi ropa.

Bill sonrió.

-Sólo te robé un par de camisas y algunos pantalones, no más, lo prometo. -gritó levantando las manos en señal de inocencia.

-Bill, esa fue la ropa que usé para el show de Kerner. Será cuestión de horas que alguien se dé cuenta. -le señaló.

-¿Ves? En todo somos idénticos. -dijo en tono de voz irónico dejándole saber a su gemelo que había sido a propósito.

Quedaron en silencio por unos minutos moviendo el agua con sus pies y terminando sus copas.

-Oye Tom. -llamó el menor-. Cuando quieras robar algo de mi casa, eres bienvenido.

Tom sonrió pensando en Bill de ladrón y haciéndosela pasar mal a Sue.

-Ten por seguro que quiero robar algo, pero no puedo aún. -dijo lanzando una mirada retadoramente sensual a su gemelo-. Mejor dicho, me quiero robar a alguien. -terminó guiñándole el ojo.

Bill sintió que el corazón se le iba a salir por la boca y cómo su respiración empezó a cortarse.

-Tom…Tom. -llamó el menor en un tartamudeo.

-Dime.

-Tomi, mierda estamos coqueteando. -casi gritó asustado.

-Lo sé, vete por favor. -pidió, sabiendo que hacía lo correcto.

El menor se paró tratando de no rozar a su gemelo, pues sabía que al menor contacto físico estarían perdidos. Se dirigió a la puerta de salida de la piscina que daba al living pero giró sobre sus talones.

-¡Oye Tom! -gritó. Espero a que se volviera y cuando éste lo hizo, agregó-. ¡Yo también te amo!

Tom se sonrió llevándose la mano al pecho. No recordaba haber sido tan feliz en el los últimos años. Vio cómo la única persona que amaba en su vida se perdía dentro del living, deseando que todo terminara pronto.

-¡¡Padre irresponsable!! -gritaba Bill regresando hacia Tom y tirándole un cojín que había tomado de un mueble de la sala, cayéndole a este en la cabeza.

Tom quedó preso de la risa abrazado del cojín en la orilla de la piscina. Mientras, Bill salía corriendo hacia su casa.

Cerró la puerta tras él. Ahora sí estaba listo para irse de gira. Había encontrado las fuerzas que necesitaba para sobrevivir lo que faltaba.