LECCIONES

"La razón"

Ginny Weasley caminaba por el desolado corredor con una expresión de profunda frustración en la cara.

Acababa de tener una cita de estudios con Draco que, como en muchas otras ocasiones, había terminado en una intensa sesión de besos; la misma que acabó abruptamente y con un mal sabor de boca cuando el muchacho había intentado llegar más lejos con una de sus caricias, tensando a la menor de los Weasley al instante ante su contacto.

Para ella era extraño y a la vez perfectamente natural verse a si misma en esa situación con Draco, aún y a pesar de que hace mucho tiempo se hubiera reído en la cara de cualquiera que pensara que ella se convertiría en la novia del Slytherin. Oh, las ironías de la vida.. y sin embargo, jamás había sido más feliz con alguien como lo era con él.

El único inconveniente que molestaba a la pelirroja, era su actual e irracional miedo a alcanzar esa nueva etapa con su novio. Ciertamente, Ginny aún no comprendía la súbita tensión que la inundaba en aquellas situaciones en las que compartía un poco más que palabras con Draco y que rápidamente se convertían en una horrible aprensión cuando alcanzaban un punto perfecto para intimar. Lo cual era un miedo que le parecía ridículo, pues ya tenía bastante tiempo de estar saliendo con Malfoy.

Parte del problema era que la joven no tenía a nadie con quien hablar. Francamente, no conocía a ninguna chica que hubiera tenido suficientes relaciones sexuales como para preguntarle acerca de eso. La mitad de sus conocidas eran inexpertas como ella, y la otra mitad eran experimentadas pero no eran personas con quién se sentiría cómoda hablando.

Y por ende, la hermana de Ron le atribuía sus inseguridades a su inexperiencia y a la presión de no saber si lo complacería de la misma manera que lo habían hecho sus relaciones anteriores. La verdad es que Draco ha sido toda su vida un Don Juan –y lo más seguro era que el muchacho había tenido más aventuras de las que ella estaba enterada-, pero Ginny sólo conocía a dos de sus antiguas novias: Pansy Parkinson y Eileen Hudson, las dos de Slytherin, hermosas, arrogantes y atléticas a su manera. Y no es como si ella no pudiera compararse con las dos mujeres, pues había que reconocer que Ginny era una linda chica, no era una rata arrogante y por suerte su puesto en el equipo de Quidditch la hacía una persona mucho más atlética que las otras dos. Pero el problema era que esas chicas conocían a Draco en esa particular área, mucho mejor que ella.

Y era exactamente ahí donde su calvario iniciaba. Cuando las dudas y la incertidumbre venían a atormentarla con preguntas que terminaban explotando en su cabeza al instante en que Draco ponía una mano en su pecho o debajo de su falda. No tenía la menor idea de cómo complacerlo, y a pesar de todo el muchacho nunca la presionaba.. cosa que todavía no dejaba de sorprenderla pues era una realidad que el rubio no podía decir que la paciencia era su mejor virtud. Al segundo que Draco la sentía tensarse, se separaba de ella y nunca había recriminación en sus ojos, sólo amor.

Y para Ginny esa era la parte más difícil, saber que la amaba lo suficiente para hacer lo que él creía que ella quería... pero ella no podía hacer lo mismo por él.

La expresión de desaliento no la abandonó al recordar que acababa de dejarlo una vez más sin mejorar en algo su situación.

Justo cuando Ginny estaba a punto de alcanzar unas escaleras que la llevarían al último pasillo antes de llegar a su sala común, escuchó el ruido de unas pisadas que se acercaban a ella. El sonido era ligero y rápido, lo que hizo que se preocupara por un momento al recordar que estaba fuera de su dormitorio a horas no permitidas y que cualquier prefecto que apareciera podía castigarla por eso.

La sorpresa y el alivio se mezclaron en su pecho cuando vio a la persona que se apareció frente a ella, sus castañas ondulaciones bailaban alrededor de sus hombros al mismo tiempo que intentaba recuperar el aliento.

- "¡Hermione!" – exclamó en un susurro.

La castaña se mostró un poco consternada y sorprendida al verla.

- "Ginny" – replicó con un tono inseguro – "er¿q-qué haces fuera de tu dormitorio?" – preguntó, al parecer recordando que era Premio Anual y que su trabajo al hacer las rondas era prevenir este tipo de cosas.

A pesar de que tuvo la sensación de que su amiga estaba nerviosa, ella intentó dar una explicación.

- "Bueno, yo... estaba.. vengo de una sesión de estudios" – contestó, pensando que al menos no estaba diciendo mentiras.

Cuando Hermione estuvo a punto de abrir la boca –probablemente para decirle que regresara a su cuarto y que luego tendrían una seria charla-, el sonido de otro par de pisadas que venían de la misma dirección por la que Hermione había aparecido, las sobresaltaron a ambas. Por alguna razón, la castaña empujó a su amiga fuera del camino, no fuerte, pero lo suficiente para ocultarla en las sombras y mantenerla fuera de la vista de cualquiera que se presentara en ese momento. La muchacha entendió entonces que la acción de Hermione seguramente se debía a que intentaba mantenerla a salvo de problemas en caso de que el recién llegado fuera algún prefecto capaz de restarle puntos, cosa que no podría hacer con la otra joven puesto que su estatus de Premio Anual le otorgaba ciertos privilegios.

Más sin embargo, Ginny pareció incapaz de coordinar un pensamiento cuando la identidad de la persona que apareció frente a ellas procedió a tomar a Hermione de la mano para de un tirón acercarla a él y besarla con desesperación.

- "Harry está besando a Hermione" – pensó con una palpable sensación de irrealidad – "Hermione está besando a Harry" – repitió, invirtiendo los papeles en un intento por convencerse – "Harry Potter está besando a Hermione Granger, la misma que ha sido su mejor amiga desde los once años y a la que considera como a una hermana" – bueno, al parecer no había mucho sentimiento de hermandad ahí, o no estarían besándose de esa manera, como si sus vidas dependieran de ello.

Observarlos, le hizo creer que de alguna forma había caído en una dimensión alterna. Ciertamente, estaban en Hogwarts, y esa duda no podía quedarse fuera de cuestionamiento. Sin embargo, la pelirroja tuvo que convencerse de que ésta era su realidad, sólo que una un poco más bizarra de la que pensaba.

-"Obviamente, ella reconoce sus pisadas" – su mente intentó trabajar – "eso, o simplemente dedujo que era Harry porque acababa de estar con él, y su empujón fue para evitar que me viera".

Bien, cualquiera que fuera el motivo, Ginny no iba a anunciar su presencia de todas formas. Principalmente por que estaba segura que Hermione encontraría ridículo intentar restarle puntos a su propia casa y al otro Premio Anual.

Pronto, aunque no tan pronto para su gusto, Harry y Hermione se separaron en busca de aire, momento que la chica aprovechó para alejarse un poco de él.

- "¿Qué estás haciendo aquí?" – la castaña le preguntó – "pensé que habíamos acordado realmente hacer nuestras rondas esta noche".

- "Oh, lo sé" – él replicó, al mismo tiempo que del bolsillo de su túnica sacaba lo que parecía… ropa interior – "pero olvidaste esto en el aula".

Hermione se sonrojó, colocando una tira de su cabello detrás de la oreja. Se acercó de nueva cuenta a su amigo y alzó la mano para alcanzar la prenda – "Gracias, ahora ve a hacer tus rondas" – sonrió levemente y dio media vuelta para empezar a alejarse.

Harry apoyó uno de sus brazos sobre la pared y la observó marcharse, cuando la muchacha desapareció al cruzar otro pasillo, él metió sus manos en los bolsillos y dio media vuelta para tomar su propio camino.

Hasta que Ginny estuvo segura de que el joven se había marchado, salió de su escondite para intentar alcanzar a su compañera de casa, la que no había ido muy lejos pues no le tomó mucho tiempo dar con ella.

- "Hermione¿qué demonios fue eso?" – le preguntó, cuando ya caminaba a su lado.

Ella guardó silencio un momento – "Creo que fue bastante obvio".

Su respuesta no fue gratificante para la pelirroja – "Hermione, ese era Harry Potter… ¡y estaba devolviéndote tu ropa interior!".

El sonrojo regresó a sus mejillas – "Sí, bueno… la había olvidado" – replicó.

- "La habías olvidado" – repitió – "¿con Harry?".

- "No lo digas de esa manera" – pidió con serenidad – "no es tan impactante como parece".

Ginny dejó que su silencio hablara por sí solo.

- "Esta bien, es tan impactante como parece" – se corrigió – "pero no lo es tanto cuando lo piensas bien".

- "¿Y como habría de analizarlo?. Lo que vieron mis ojos fue a los dos mejores amigos de mi hermano besándose como si fuera el último día en la tierra".

- "¡Lo sé!..." – exclamó un poco afligida – "Harry y yo, bueno, sólo estamos pasando por una etapa. Algo que terminará en cualquier momento".

- "Debo confesar que jamás, ni en mis más locos sueños, imaginé que ustedes dos pudieran ser algo más que amigos".

- "Y no lo somos" – la joven repuso con seguridad, para sorpresa de la menor de los Weasley – "no somos novios ni nada parecido, tan sólo..".

- "¿Son amantes?" – Ginny estuvo tentada a sugerir, pero desechó la idea al darse cuenta de la dificultad que tenía su amiga al intentar definir la situación de ambos.

- "Tan sólo sucede que a la ecuación que hemos manejado siempre en nuestra amistad, hemos agregamos algo extra que, como ya dije antes, terminará en cualquier momento.

Su interlocutora reunió todas sus fuerzas para evitar esa mirada que le diera a Hermione la impresión de que la creía completamente loca.

- "¿Y Ron lo sabe?".

Hermione se detuvo abruptamente - "¡No!, y no puedes decírselo, Ginny" – continuó – "esto no tiene nada que ver contigo, ni con Ron, no valdría la pena que se enterara de algo que no significa nada. Prométeme que no le contaras sobre esto".

Ella dudó. Por una parte, ciertamente no era asunto de Ron, pero por otro lado Harry y Hermione eran sus mejores amigos y se habían involucrado en una situación potencialmente riesgosa. Afortunadamente, este nuevo giro no era algo que podía causarle a su hermano otro tipo de reacción que no fuera la de la incredulidad, pues los antiguos sentimientos que el pelirrojo parecía guardar por Hermione habían desaparecido hace mucho tiempo ya desde que su corazón lo había ocupado Luna Lovegood.

- "Acompáñame hasta la sala común" – la menor de los Weasley dijo finalmente con un suspiro.

Se mantuvieron calladas todo el camino hasta que alcanzaron el cuadro de la señora gorda y proporcionaron la contraseña.

- "Te prometo que no le diré nada a mi hermano" – aseguró Ginny antes de entrar por el retrato.


Durante la siguiente semana, Hermione se comportó como si nada fuera de lo ordinario hubiera pasado, pero Ginny no podía olvidar lo que había visto. No podía creer como aquellos dos podían disimular ante los demás que eran los amigos de siempre, que reían juntos, estudiaban juntos, paseaban juntos, pero que por ningún motivo compartían algo más allá de la entrañable amistad. Bien, la pelirroja sabía mejor que eso. Y sin embargo, a pesar de que entró en una estupefacción total cuando los descubrió, ahora sólo podía reconocer que la forma en la que los encontró juntos había sido tan… natural. Hermione no pareció incómoda de ninguna manera. Cuando Harry la había atraído hacia él, ella parecía exactamente que hacer, como responder. Y el de ojos verdes ciertamente no se había quejado.

Mientras tanto, Ginny había tenido otros tres intentos con Draco para intimar que habían terminado de la misma manera que los anteriores: en nada. La muchacha empezaba a entrar en un aún más profundo hoyo de frustración, y temía que el sentimiento empezara a alcanzar al rubio también.

Había intentado hacer todo lo que estaba en sus manos para superar el obstáculo de la incertidumbre, y ese hecho no hizo más que abrirle la puerta a la posibilidad de que Hermione podría ser una fuente de conocimiento –como si nunca lo hubiera sido antes en otras áreas- para arreglar su problema. Quizás si intentaba hablar con ella sobre sexo podría explicarle un poco de su experiencia al estar con un chico de manera íntima. El único inconveniente era ¿cómo abordar el tema?.

Su oportunidad llegó un Lunes. Harry y Ron acababan de irse a la cancha por práctica de Quidditch, práctica a la que ella no asistiría gracias al permiso que le pidió a Harry para ausentarse. Y en su búsqueda por Hermione, terminó encontrándola saliendo del aula de la profesora McGonagall.

- "¡Hermione!" – Ginny la llamó desde su lugar.

La aludida se volvió al llamado y detuvo sus pasos hasta que la otra chica le dio alcance.

- "¿Me permites unos minutos de tu tiempo para hablar?" – pidió lo más amable que pudo.

- "Por supuesto" – respondió, sin modificar en nada su expresión afable.

Las muchachas buscaron un aula vacía, que por lo visto no era una de clases, e ingresaron en ella cerrando la puerta antes de acomodarse en la amplia mesa que había al fondo del salón.

Ginny no quiso perder el tiempo en iniciar la charla.

- "Quería habla contigo… de lo que pasó la otra noche".

Hermione suspiró.

- "Supuse que así era. Honestamente, Ginny, no tienes nada de que preocuparte".

- "¿Lo crees así?" – ella no pudo evitar arquear una ceja a pesar de que su objetivo no era intentar persuadir a su amiga de algunas de las consecuencias que podrían ocurrir de su pequeña aventura, romance o lo que fuera que pasara entre ella y Harry.

- "Claro. Los dos sabemos exactamente lo que estamos haciendo, somos adultos y concientes de todo lo que implica que continuemos en esta situación".

La pelirroja tomó una bocanada de aire.

- "Escucha, decidí no decirle nada a Ron porque precisamente pienso que ustedes ya tienen la edad suficiente para tomar sus propias decisiones, por mucho que estás sean las últimas que los demás se imaginan" – repuso firme – "además, que los conozco a ambos y la seguridad de saber que sin importar lo que pase entre ustedes el cariño que se tienen no cambiaría en nada, me tranquiliza".

La castaña pareció sorprendida – "Gracias, supongo".

- "Sin embargo, yo… quisiera pedirte un favor".

La extrañeza remplazó a su anterior expresión.

- "¿Sí?.. ¿qué es lo que quieres pedirme?".

- "Quisiera que pudieras hablarme de tu relación con Harry".

Hermione pareció confusa por un momento, hasta que contestó.

- "Ginny ya te dije que no tienes nada de que preocuparte, no necesito un consejero con el que pueda desahogarme o con el que intente buscar una solución a lo que estoy haciendo, estoy bien, así que no necesitas..".

- "¡No!" – la Griffyndor la interrumpió en un intento por sacarla de su error – "lo que quise decir es que… quisiera que me contaras sobre tu relación con él para que yo pudiera… aprender".

La nueva reacción de su interlocutora no era precisamente esa común en ella cuando alguien replicaba un sinónimo de estudio.

- "Mmh, no sé a que te refieres".

- "Bueno, lo que me sucede es esto.." – y toda su confesión salió de golpe. La muchacha habló de cuanto deseaba que su relación física con Draco avanzara –lo que por supuesto no tomó fuera de guardia a la castaña pues todo Hogwarts conocía del noviazgo de los dos-, le contó sobre las inseguridades que tenían que ver con sus habilidades y su manera de responder, de su miedo al no saber que hacer y como complacerlo. Hermione pudo notar que a pesar de la mortificación de la joven, había cierto alivio en su expresión al finalmente poder hablar de esto con alguien.

- "Primero que todo" – la Premio Anual vio su oportunidad para hablar cuando Ginny finalmente se detuvo para tomar aire – "te das cuenta que a Draco le gustará sin importar lo que hagas¿cierto?".

- "Sí" – afirmó con la cabeza – "según he escuchado de otras fuentes".

La muchacha se ahorró el preguntar de boca de quién más lo había escuchado, porque estaba segura que fue Lavender la responsable de eso no hace unas semanas atrás cuando en una de esas pláticas de chica que tenía con Parvati, comentó en la sala común, con un tono un poco más elevado de lo que pretendía; la ventaja de los hombres para ser complacidos sin importar como lo hicieran sus compañeras.

- "Sé que los hombres son generalmente fáciles de complacer en cualquier situación" – Ginny continuó – "pero, Hermione, estamos hablando de Draco. Él no es cualquier chico al que quiero complacer, es Draco y quisiera que disfrutara lo que vamos a hacer no porque le guste el sexo, sino porque soy yo".

- "Entiendo" – susurró con una entonación que reflejaba empatía – "y estoy segura que a él le gustará porque eres tú".

- "Quisiera creer eso, pero no puedo. Sé que estuvo antes con Parkinson y Hudson, y estoy segura de que con algunas otras más antes de empezar una relación conmigo; y pienso ¿cómo podría competir con ellas?. No soporto la idea ni por un segundo de que.. después de al fin haya sucedido entre nosotros.. él pensara que cualquiera de ellas hubiera sido mejor que yo".

Hermione se cruzó se brazos – "Supongo que puedo entender eso. ¿Y entonces qué es exactamente lo que quieres que haga?.. y por favor no digas 'practica conmigo'".

- "Nos seas ridícula" –repuso con serenidad – "lo que quiero es que me cuentes de tus experiencias, es decir, si no te importa. No tienes que contármelo todo, y no tiene que ser demasiado personal. Tal sólo… dime que hacer".

- "Bien, no soy una experta, Ginny".

- "Oh, lo sé. Pero una experiencia de primera mano podría ser de mucha utilidad".

La castaña arrugó la nariz considerando la posibilidad.

- "Esta bien, supongo que la biblioteca no está equipada para informarte sobre este tópico en especial, Merlín sabe que yo investigué".

- "Hermione" – la pelirroja sonó asombrada.

- "¿Qué?." – se acomodó más en la orilla de la mesa – "Bien, primero que todo, instrucciones de cómo amar a Malfoy nunca vas a encontrarlas en algún libro" – explicó, como si tuviera la necesidad de darle muerte a esa posibilidad en la cabeza de su amiga – "la mayoría del tiempo tendrás que dejarte guiar por lo que se sienta adecuado hacer en el momento".

- "No creo que vaya a ser muy buena improvisando" – Ginny refutó con rapidez.

- "No, no. No tienes que pensarlo de esa manera. Tómalo como una… apreciación".

- "¿De la situación o de él?".

- "De ambas. Sabes lo que está a punto de pasar, entonces, haciendo referencia a cualquier situación de la vida en donde te tocó hacer algo por primera vez, te dejas guiar por tu instinto y tu resolución de que es eso lo que realmente quieres".

- "El problema es que siempre he pensado que yo también quiero que pase, pero mi bloqueo emocional provocado por esta estúpida inseguridad me hace la tarea difícil" – repuso con un poco de frustración.

- "Esta bien, entonces piensa en esto.." – intentó cambiar de escenario – ".. Malfoy ha sido un regalo, y puedes hacer con él lo que quieras.. es todo tuyo. Estúdialo. Tú no sabes como es, al menos no completamente. Él oculta misterios, y lo único que tienes que hacer es descubrir cuales son. Pero definitivamente no es el descubrimiento en sí lo que te provoca más satisfacción, sino el acto de tus intentos por descubrirlos".

- "Entiendo eso" – dijo sin alterarse – "tan sólo necesito saber como proporcionarle una genial sesión de sexo oral llegado el momento".

Notas de la Autora: Supongo que puedo deberle esto a un buen par de fanfics (con voyeurism implicado) que estuve leyendo últimamente y que hicieron crecer en mi esta necesidad de escribir uno cuando aún cuando no termino de actualizar mis otros fics. Aunque la buena noticia es que quizá esta historia tenga tan sólo dos capítulos, los suficientes para hacer que vuele esta pequeña ansiedad y saciar mis ganas de escribir un lemon… porque sí, este pequeño intento de fanfic quizás suba de rating en su próxima actualización, así que lo mejor será que lo busquen en su nueva sección.

Dedico este fic a mis queridísimas Aiosami, Laura y Carla (cali-chan). Un beso, niñas.

¿Quieren comentarme lo pobre de la redacción y su falta de trama¿aconsejarme que deje de escribir para siempre?.. pueden dejar lo que quieran en un review

Nos leemos pronto..

Saito Ryuzaki