Aclaración: Fushigi Yuugi no me pertenece ¬¬ porque si lo hiciera, hubiera hecho que Tama tuviera que estar sin remera tres veces mínimo por capítulo y desnudo mínimo una vez, también por capítulo, Miaka no tendría que ser virgen y estos dos se hubieran acostado mucho antes del tomo 18¬¬ como se puede comprobar no soy Yuu Watase xD por lo que si las escenas subidas de tono les molestan u ofenden, por favor no lean este fic ^^
Aclaración 2: Como podrán comprobar dentro de unos segundos he hecho unas pequeñas modificaciones al final del capítulo 1 principios de este. Sin embargo, la esencia no cambia prácticamente =)
Capítulo 2: "Mi primo Tamahome, el Señor de los Infiernos"
Pocos minutos después, Miaka salió del baño cubierta únicamente con una pequeña toalla que dejaba al descubierto sus bien torneadas y blancas piernas; en su mano izquierda tenía una toalla más pequeña con la que se secaba el pelo. Se dirigió hacía la mesita de noche en busca del colgante… pero no lo encontró. Sin embargo, percibió de repente como en la habitación empezaba a hacer calor y un olor exótico e increíblemente tentador penetraba en su piel y la hacía sentirse completamente extraña.
- ¿Dónde…? – pero no pudo terminar de hacer su pregunta cuando sintió dos poderosos y musculosos brazos estrecharla hacía un duro y bien esculpido pecho. Fue entonces cuando escucho la voz más sensual y seductora que jamás imaginó que pudiera haber:
- Por fin te encontré, Mi-chan - fue todo lo que necesitó para que el calor que estaba sintiendo desde hace unos instantes se volviera más violento aún. Mientras tratada de recordar como nunca había sentido un tipo de calor como el que estaba sintiendo en esos momentos se olvidó por completo de cómo se sostenía una toalla. Hasta se había olvidado de cómo se articulaba una vocal. Ahora sabía quién tenía el colgante dado que acaba de sentir la fría piedra en su espalda.
- He esperado tanto tiempo, Miaka. Tanto tiempo – volvió a hablar aquella voz que la hacía estremecer, pero increíblemente, no era de miedo. Muy en el fondo sabía que no tenía nada que temer, pero porque estaba tan segura y como lo sabía era un completo misterio para la joven. Antes de que pudiera seguir cuestionando aquel pequeño misterio notó como el desconocido la volteaba hacía sí y los labios más suaves y dulces que en absoluto creyó que pudieran existir se posaron sobre los suyos. Fue como si de repente flotara y cualquier pensamiento que podría haber estado en su mente se desvaneció y sólo esos labios eran reales.
El misterioso joven la fue inclinando suavemente sobre la cama como si temiera hacerle daño y entre beso y beso pronunciaba tiernamente su nombre como si hubiera esperado una eternidad para poder volver a hacerlo. Una vez estuvieron acostados, el muchacho colocó sus antebrazos cerca de la cara de Miaka para así poder apoyar todo su peso sobre ellos y no aplastarla. Pero, ni bien termino de acomodarse, besó a Miaka más profundamente y metió su lengua dentro de ella para poder terminar de saborearla por completo. Miaka, por su parte, no podía hacer otra cosa más que dejarse llevar por esa sensación de bienestar y placer que la recorría por completo. Era algo que simplemente escapaba de sus manos. El olor del atlético muchacho simplemente la atontaba y no la dejaba razonar. Inconscientemente, cerró los ojos y acarició el poderoso pecho del desconocido, quien, al percibir las suaves manos de la joven no pudo evitar sentir como un rayo lo traspasaba y su gemido de placer era ahogado por el beso que compartían.
"El asaltante" recorrió con una de sus manos la espalda de Miaka y la levantó levemente haciendo que su pelo cayera sobre su espalda como una cascada. Se sentó sobre la cama y dirigió su otra mano hacía la nuca de la joven para evitar que pudiera escapar. Los minutos pasaron lentamente mientras degustaban los labios del otro y se exploraban mutuamente sin reserva hasta que Miaka necesitó aire y rompió delicadamente el beso. Guió sus manos hasta los hombros del joven y cuando abrió sus labios para hacer una pregunta notó como uno de los dedos índices del muchacho se posaba en su boca impidiendo que pronunciara una sola palabra.
- No digas nada, Miaka. Ahora estamos juntos otra vez y nada ni nadie nos podrá volver a separar. Lo juro – y una vez terminó de hablar le dirigió una dulce sonrisa que hizo que el corazón de la muchacha latiera rápidamente. Enseguida, sintió como esos deseables y apetitosos labios que habían dejado una huella imborrable en los suyos estaban dispuestos a hacer lo mismo con su cuello. Al sentirlos en dicha zona no pudo evitar que salieran los suspiros que se habían encontrados retenidos por el beso. El misterioso joven volvió a recostarla frágilmente sobre la cama y emprendió una serie de besos hacía el sur de su anatomía hasta que chocó contra sus pechos.
- Tus pezones siguen siendo como dos tentadoras y pequeñas cerezas por lo que veo – comentó el desconocido al mismo tiempo que posaba uno de sus dedos en una "de las pequeñas cerezas" y lo movía lentamente. Ni bien lo hizo, Miaka echó su cabeza atrás y se arqueó completamente mientras se aferraba a las sabanas al sentir una descarga eléctrica que la sacudía por completo – Y seguís igual de sensible – concluyó el joven al mismo tiempo que le lanzaba una sonrisa maliciosa. ¿Cómo ser insensible cuando esas manos quemaban su cuerpo como las llamas y dejaban una huella invisible en él?
Acto seguido, el muchacho comenzó a acariciar tiernamente el pecho de la adolescente haciendo que los gemidos de Miaka aumentarán en duración e intensidad. No pudiendo aguantar más las ganas de saborear nuevamente sus "cerezas favoritas" se inclinó un poco y empezó a lamerlas con la lengua y mordisquearlas una a una sin dejar en ningún momento de masajear dicha zona. Miaka por su parte, ya no sabía que hacer para calmar esa ansiedad que estaba sintiendo en su parte más íntima. Sin saber porque comenzó a restregarse contra la dura virilidad del muchacho. Pero, cuanto más se restregaba más tenía ganas de que estuviera dentro suyo. ¿Cómo era posible que un completo desconocido pudiera hacerla sentir tan viva? Que nadie se lo pregunte porque ella se estaba haciendo esa pregunta, pero todavía le faltaba fuerza para formularla en voz alta.
- Eres tan suave Miaka y sensible. Tal y como te recuerdo – dijo el joven con voz ronca por la pasión que dominaba cada uno de sus sentidos mientras con una mano acariciaba el plano vientre de la joven la otra tocaba dulcemente su rostro – No has cambiado nada – le dirigió una tierna sonrisa antes de guiar una de sus manos hacía la intimidad de la joven y comenzar a excitarlo como sólo él era capaz de hacer. Después de todo, su especialidad era hacer perder la cordura a las mujeres y complacer a su chica su personal locura.
- Veo que ya estás completamente mojada, Mi-chan – comentó el joven cuando sacó lentamente sus dedos de la intimidad de la joven y se los llevaba a los labios para poder saborear la esencia de la muchacha – Tu sabor no ha cambiado tampoco. Seguís igual de deliciosa que siempre – dicho esto chupó el jugo de la joven muy descaradamente y cuando terminó sonrió de costado haciendo que Miaka se sonrojara profundamente. Acto seguido, abrió delicadamente los húmedos labios vaginales de la joven y se inclinó para comenzar a "limpiar" esa zona. Sintió como un rayo la traspasaba con gran violencia haciendo que se arqueara completamente y, segundos después, cayera agotada y jadeando sobre la cama. Si ya sus besos le quitaban la cordura y la dejaban sin aliento… ¿Cómo no la iban a afectar en sobremanera cuando se encargara de esa zona tan sensible?
Pero el joven parecía no darse cuenta de lo que pasaba por la cabeza de la muchacha o, de saberlo, no parecía importarle… como si esa fuera la reacción más normal del mundo, por consiguiente, siguió haciendo su trabajo sin inmutarse: atormentar aquella zona tan delicada y sabrosa. Miaka, por su parte, ya no sabía que hacer para no ponerse a chillas como una loca y no despertar a su madre. Se aferraba a las sábanas con la esperanza de que la ayudarán en su empresa pero su aportación era mínima. Temblaba completamente y de su boca comenzaban a escapar los gemidos que estaban luchando por buscar la libertad… pero que una vez más fueron encadenados a su ama cuando se llevó una mano a la boca. Sentía tanta presión y placer en esa zona que sabía que en cualquier momento explotaría. Y no se equivocó. Pocos segundos después, el joven mordía tiernamente su clítoris lo que provocó que Miaka se arqueará nuevamente por completo y gritó a pleno pulmón sobre la almohada que había agarrado justo a tiempo pensando en lo que podría ocurrirle. Se desplomó exhausta y con la respiración agitada sobre la cama. Y se equivocaba si pensaba que después de eso el misterioso joven se daría por satisfecho. Y, efectivamente, se dio rápidamente cuenta de su error cuando notó como esos insaciables labios volvían a la acción y limpiaban con experta experiencia toda su zona íntima de cualquier jugo que pudiera haber escapado de su prisión. Pero muy pronto la boca del joven volvió a llenarse con la esencia de Miaka quién se volvió a ocupar de lamer esa zona a conciencia.
El muchacho se incorporó lentamente y en su bello rostro se formó una sonrisa seductora al ver el efecto que tenía sobre el cuerpo de la muchacha mientras se acercaba a "su presa" con una gracia felina. Miaka percibía como el intruso la devoraba lentamente con la mirada mientras se relamía. Sabía lo que sucedería dentro de pocos segundos, pero si su cuerpo pensaba pelear por evitarlo estaba haciendo un horrible trabajo. Jadeando, Miaka llevó lentamente sus manos hacía el rostro del hombre. Una vez las sintió en su cara, el desconocido apoyó una de las suyas sobre la de Miaka y, seguidamente, la llevó a sus labios donde la beso delicadamente. Un nuevo temblor recorrió todo el cuerpo de la muchacha, sabía que no podía resistirse a este hombre, su perfume la embriagaba, su sensualidad rompía todas sus defensas y su habilidad con las manos… era como si supiera justamente que era lo que le gustaba y en la medida necesaria para que perdiera la cordura y hacerla sentir como si su cuerpo fuera un volcán a punto de estallar en cualquier momento.
Sabía lo que pasaría en cualquier momento, pero antes de que eso ocurriera quería saber el nombre de la persona que la haría gritar como nunca lo había echo antes, pero no sería de dolor, sería de un placer tan intenso que estaba segura que la dejaría completamente sin fuerzas. Con voz pausada le pregunto:
- ¿Quién sos?
Al escuchar esa pregunta, el muchacho no pudo evitar que sus ojos se abrieran enormemente.
- No… podés haberme olvidado realmente, Miaka. No podés – tartamudeó el joven horrorizado ante aquella cuestión…. Parecía como si su peor pesadilla se hubiera vuelto realidad.
- Lo… siento. Pero no sé quien sos – admitió Miaka abochornada por la situación. Completamente sonrojada giró su cabeza para no enfrentarse a esos ojos que la quemaban. Pero entonces, sintió una cálida gota de agua que caía en su cara. Sorprendida, volteó su rostro para ver que había pasado y su desconcierto pasó a ser mayúsculo al ver que los hechizantes ojos dorados del individuo se encontraban cubiertos de lágrimas que bajaban silenciosamente por su rostro.
"Lo… siento. Pero no sé quien sos" cuando escuchó esas simples palabras la inmensa felicidad que había sentido el muchacho al ver a la mujer que amaba se desvaneció por completo y fue remplazado por una profunda desesperación. Su mundo se había desmoronado y estallado en miles de pequeños pedazos nuevamente. Ese vacío y dolor sólo eran comparados con el que una vez sintió cuando… sacudió su cabeza con violencia. Lo único que importaba en esos momentos era que ella estaba sana y salva. Sin poder contenerse más, abrazó con fuerza a Miaka y dejó que todo su dolor se transformara en nuevas lágrimas que surcaban por su rostro hasta llegar a la joven.
Por otra parte, el corazón de Miaka volvió a latir con premura pero su dueña no sabía cual era el motivo. No entendía porque le causaba tanto dolor ver a aquel desconocido tan destrozado e indefenso. Quería calmarlo de alguna forma, pero no sabía como. Instintivamente, lo abrazó fuertemente como tratando de darle ánimos y, para su sorpresa, el joven la abrazó con más fuerza y repetía una y otra vez su nombre y le daba pequeños besos en el cuello que la hacían suspiran suavemente. Con una de sus manos comenzó a acariciar tiernamente los suaves cabellos del muchacho para poder tratar de calmarlo… objetivo que no consiguió hasta que no pasaron una abundante cantidad de minutos. Los suaves labios del muchacho en su piel hacían que volviera a sentir un inmenso calor recorriendo cada poro de su cuerpo. No podía creer como en un momento así era capaz de volver a excitarse. Se odiaba a sí misma en aquellos instantes.
Pero, de pronto, ocurrió algo que dejó desconcertada a Miaka: el desconocido comenzó a reír suavemente. Guió una de sus manos al rostro de la muchacha y la acarició tiernamente.
- Hay cosas que nunca cambian, ¿verdad Mi-chan? – la interrogó el joven alegremente mientras se secaba los restos que habían dejado sus lágrimas – No tenés que sentirte mal por lo que estás sintiendo, Miaka – trató de consolarla al mismo tiempo que se acercaba a ella lentamente para volver a besarla. El corazón de la muchacha volvió a latir apresuradamente en ese mismo instante. Sin embargo, y bajo los gritos de odio de su cuerpo, Miaka giró su rostro justo a tiempo para que el muhacho no alcanzara su objetivo. Acto seguido, se alejó rápidamente de la cama y trató de lograr la máxima distancia posible entre ellos.
- No podés aparecer de la nada y tratar de hacer… lo que estabas haciendo – esperaba que su voz sonara segura y convincente, pero los grito de angustia de su cuerpo por haber perdido el calor del joven no la dejaban concentrarse demasiado.
El desconocido se desplomó pesadamente en la cama suspirando. Cerró suavemente los ojos como tratando de aceptar algo increíblemente duro y doloroso.
- ¿Quién sos y qué haces en mi habitación a estas horas de la noche? – preguntó suavemente Miaka. Enseguida, se sentó en el suelo y se acurrucó. Cualquiera pensaría que esa acción no era más que un intento por proteger su desnudez, pero en realidad era un intento desesperado por contenerse a sí misma y no lanzarse sobre el joven. Necesitaba una solución para salir de esa situación inmediatamente.
El joven, al escuchar la pregunta de Miaka suspiró nuevamente y se llevó un brazo a la cabeza de manera que tapara sus ojos. ¿Cómo demonios iba a hacer para que le creyera? Lanzando un último suspiro, pero esta vez de rabia, se sentó en la cama apoyando sus brazos en sus piernas. Seguidamente, se levantó y con una de sus manos se desordenó el pelo haciendo sentir a las manos de la joven más frutadas todavía porque con mucho gusto ellas se ofrecerían a ser quienes masajearan esos suaves cabellos sino fuera porque todavía le quedaba un pequeño hilo de sentido común a su dueña.
El desconocido se levantó y se apoyó contra la misma pared en la que se encontraba Miaka pero a una distancia prudente. Cerrando los ojos y aspirando hondamente empezó a hablar:
- No tenés que tenerme miedo, Miaka. No voy a hacerte daño.
- Pero… pero – tartamudeó Miaka durante unos segundos - ¿no vas a… - pero no pudo terminar de hacer la pregunta mientras se sonrojaba profundamente por la vergüenza y volteaba su rostro.
Tamahome no pudo evitar reír suavemente ante la timidez de la joven. No podía evitarlo pero le resultaba muy tierno.
- Veo que al final sí que cambiaste, Mi-chan. Se nota que haz estado conviviendo con humanos y te han estado diciendo "lo malo que es dejarse llevar por los deseos del cuerpo" – comentó en tono burlón. Miaka volteó su rostro rápidamente y fijó sus ojos en los del joven.
- ¿Por qué decís "conviviendo con humanos"? Vos también lo sos – preguntó Miaka perpleja. Ante aquellas palabras el desconocido no pudo contenerse y soltó una gran carcajada.
- No, Miaka, no. Yo no soy un simple mortal – dicho esto, se separó de la pared y se colocó enfrente de ella. Su porte le hizo recordar al de un hombre acostumbrado a mandar y a que se le obedeciera en el acto. Y no sabiendo porqué se lo imaginó con unas grandes y hermosas alas negras en su espalda rodeado de un aura oscura - Mi nombre es Tamahome. Y soy el Señor de los Infiernos. Y en cuanto a tu pregunta, no. No voy a continuar "hasta el final". Al menos no hasta que sea el día de tu decimosexto cumpleaños. Sólo a la noche de ese mismo podré hacerlo. Es la única forma de recuperar mis poderes y de que vos recuperes tus recuerdos.
Miaka, por su parte, no pudo hacer otra cosa que abrir ampliamente sus ojos ante la "revelación" del muchacho. ¿Qué era el demonio en persona? ¿La tomaba por idiota? Podría decir simple y sencillamente que no era más que un burlar ladrón ("un burlar ladrón digno de ser confundido con el mismísimo Apolo" apuntó con descaro aquella parte de su cuerpo y cerebro que ya se habían entregado al bando contrario) no tenía que mentir. Terminó concluyendo la joven haciendo caso omiso a las sugerencias inoportunas.
Tamahome soltó un suspiro de resignación mientras se desparramaba el pelo con aire distraído y cansado. Sabía que no le iba a creer a la primera… ¿quién en su sano juicio lo haría? Llegaba de la nada completamente desnudo y la asaltaba sin casi mediar palabra. No podía culparla porque no le creyera, pero tampoco había podido resistir la tentación de volver a tocar su piel, besar sus dulces labios, sentirla entre sus brazos… simplemente no fue capaz de controlarse.
- Sé que suena tonto que diga esto pero tenés que creerme, Miaka – le suplicó el Tamahome al mismo tiempo que la muchacha se levantaba del suelo y lentamente caminaba hacía atrás hasta que sintió la fría y dura pared a su espalda. Quería mantenerse a cierta distancia, no sabía cuanto tiempo más podría resistirse ante los encantos de aquella voz tan dulce pero tan triste al mismo tiempo y esos ojos melancólicos y arrepentidos que silenciosamente suplicaban su perdón. Simple y sencillamente no podía escapar de su embrujo y lentamente aquella parte que todavía quería luchar iba desapareciendo.
- Esta vez te prometo que todo irá bien – dijo el muchacho mientras tocaba delicadamente la mejilla de la joven – Ya nada nos volverá a separar – susurró embelesado al mismo tiempo que se acercaba hacía los labios de la joven a los cuales rozó levemente. Podía sentir nuevamente la fría piedra del colgante en su pecho, pero cuando quiso besarlo…
- ¡Miaka! – gritó horrorizada la señora Yuuki en cuanto prendió la luz de la habitación. Había ido a ver a su hija para saber que era lo que producía ruido en su cuarto. Esperaba que fuera que ella estuviera cantando o con la radio puesta… ¡pero desde luego no esta escena! ¡Su hija completamente desnuda junto a un hombre en las mismas condiciones y en una posición nada decente a esas horas de la noche! ¿Qué iban a pensar los vecinos? ¿Y por qué de pronto sentía que en la habitación hacía demasiado calor?
- Mamá – dijo Miaka con los ojos como platos al ver a su progenitora echa una furia… tampoco es que pudiera culparla.
- Así que esta es tu madre en este mundo – murmuró más para sí mismo que para la joven – La verdad es que no se parece nada a tu madre original.
- Disculpa, pero es la única que conozco – murmuró entre dientes muy molesta. ¡Por muy atractivo que fuera no tenía ningún derecho para insultar a su madre!
- No lo tomes a mal, cielo. Simplemente yo conocía a otra persona como tu madre eso es todo – trató de excusar Tamahome su comentario.
- Ejemm todavía no me han dicho por… - pero antes de que pudiera seguir hablando Tamahome clavó su mirada en la madre de Miaka. Durante unos segundos, que parecieron una eternidad para la muchacha, su progenitora se encontraba en un profundo trance sin que ella lo supiera.
- Oh, lo siento mucho, Kushiku cielo. No te había reconocido – habló por fin la mujer sonriendo quien parecía no recordar la mirada que el muchacho le había lanzado – Estás tan algo y guapo.
Miaka, por otra parte, no daba crédito a lo que sus ojos veían. ¿Cómo era posible que su madre pasará de estar hecha una furia con ambos a pasar a ser una cálida persona que no ve a un familiar querido después de varios años de ausencia? Su madre se giró y le lanzó una mirada de enojo mientras se separaba del joven y se llevó las manos hacía su cintura.
- No me dijiste que tu primo había vuelto. Y yo confundiéndolo con un ladrón o algo peor – Miaka quería defenderse pero no le salían las palabras de la boca.
- En fin, cielo, ya es muy tarde. Mañana me contarás que te trae por la ciudad. Dormirás en la habitación de Miaka como cuando eran pequeños. Que duerman bien – se despidió apresuradamente la mujer antes de dejar la habitación.
En el cuarto del matrimonio Yuuki – Hasura…
- Mmmm… ¿A dónde habías ido, cariño? – le preguntó medio dormido su esposo cuando entró en la habitación.
- Fui a ver a Miaka para saber si era ella quien había hablado demasiado fuerte – contestó la mujer mientras se abanicaba con la mano. ¿Desde cuándo tenía tanto calor?
- ¿Y haz conseguido averiguar que era? – volvió a interrogarla medio somnoliento.
- Era que había venido su primo Kishuku por sorpresa – respondió la señora Yuuki al mismo tiempo que se acercaba lentamente a la cama de su marido. Al escuchar la respuesta de su mujer no pudo evitar despertarse por completo.
- Pero cariño, Miaka y Keisuke no tienen ningún pr… mmmmmmmmm – los voraces labios de su mujer se unieron a los suyos impidiéndole continuar. A la mañana siguiente no recordaba haber tenido una noche "tan movida" como esa.
Nuevamente en la habitación de Miaka…
Pasaron varios minutos antes de que la muchacha pusiera asimilar todo lo que estaba pasando. Todavía no tenía muy claro que era lo que estaba ocurriendo, pero sí estaba segura de una cosa; "Tamahome" tendría que darle muchas explicaciones sobre quién era realmente, quién se cree que es para entrar a esas horas de la noche en casa ajena o para asaltarla… ¿y que era todo eso de que eran primos?
Giró su rostro echa una furia dispuestas a no dejar de acosarlo hasta que no obtuviera unas respuestas satisfactorias. Sin embargo, no pudo llevar a cabo su plan, porque, en ese preciso momento, el joven cayó encima de ella. Mientras se tambaleaba debido al peso del muchacho Miaka fue caminando hacia atrás hasta que chocó contra la cama y ambos jóvenes cayeron pesadamente sobre la cama.
- Quitaté de encima – le ordenó Miaka mientras hacía un esfuerzo considerable por sacarlo de encima suyo.
- Sin fuerzas – fueron las únicas palabras del joven. Después de varios segundos, logró su objetivo y Tamahome quedó al lado de ella. Miaka acercó lentamente una de sus manos a los labios del joven y los delineó delicadamente.
- ¿De verdad estás dormido? – preguntó Miaka en un susurró. No consiguió más respuesta que el silencio.
Hola ^^ Si… se que algunas me quieren matar por dos motivos:
1. Por lo que he tardado.
2. Porque hice que la madre de Miaka viniera… "en la mejor parte"
Pero piensen que si me matan no tendrán más capítulos y miaka7tamahome no tendrá el one shot lemon que le debo^^. Ahora empezaré con el one shot que le debo a ella y también el otro capí del tama seiryu que quiero llegar a mi versión de "la declaración de Hoto" *_* aunque ahí SÍ que me van a querer matar pero bue xD
Y ahora pasamos a los rewiews =)
Ady92: Me alegro que te gustaran las ideas que te dije ^^ Y lo de dejarlo en esa parte… es que así se quedan picadas y quieren leer mas ajjaaj que mala que soy xD Nah es que así subía un
Sayu Jeje si me encanta Tama ^_^ es algo que no se puede evitar ¿qué le vamos a hacer?^^
Criskeleton Ains Cris como me conoces ^^ pero es que las otras eran one shot (osea, historias de un capítulo) y estos son más largos, entonces claro, en los otros "empieza la historia y Tama liandose o intentando liarse con Miaka" En estas historias puedo meter "más argumento" y ya verás como lo tiene ^_^
Rikuchan22jeje a mi también me gusta la parte de la adivina xD Sobre todo la parte en la que Miaka dice que si su vida no es suya entonces de quién es xD
Dark_yuki: Pues otra vez estarás feliz ^^ como te dije he subido el capi este finde =) Y lo del DarienxSerena se lo dije a algunas personas pero no me acuerdo a quienes… en cualquier caso estaba más centrada en los de Tama y Miaka que se me estaban olvidados las ideas del otro. En cualquier caso, espero que hayas disfrutado del capi ^_^
Mitzuki Me alegro que, siendo tu primer fic, te haya gustado mucho ^_^ Si querés podes leer el resto de fics que tengo ^_^
pltT_Tns hola pelotita de tenis ^_^ si estas situaciones son "interesantes" jojo
miaka7tamahome que definiciones cielos O.O?
JEANNEXXX5 /YOUTUBE/ julia Me alegra que te haya gustado como mis otras historias ^_^
Raily_and_Ray jaja si también me encanta esa frase ^^ quería una que fuera provocadora e invitara a seguir leyendo ^^ lo he conseguido :P
yumiko_vero Si… aunque la descripción no me salió tan bien como me hubiera gustado tampoco está tan desastre xD
yuukidarkangelMe alegra que te guste ^^ ahora te vas a quedar con las ganas de que pasa en el siguiente :P que mala que soy muajaja xD
Mary ^^ Tranqui =) yo también con esto de los exámenes no he podido dedicarle el tiempo que hubiera querido al fic y por eso he tardado tanto en actualizar =)
kika_chan jeje ok no pasa nada =) Me alegra que te guste el inicio/final del fic xD Si a mi también se me olvidaría eso *_* Y si… al igual que cristiana acertaste xD hice de las mías xD
Ehime Tranqui cielo =) TODOS mis fics serán lemon ^^ y todos serán Tama y Miaka… excepto tal vez uno de Darien y Serena que todavía no se si volver a empezar a escribirlo…
Melody xXXx Concuerdo con vos *_* El demonio más bello de todo el infierno con una sonrisa que puede rivalizar con la de un ángel *_* acá tenés otro capí así que sólo tendrás que esperar por el siguiente ^_^
Carmen Taylor Dentro de poco podrás leer las historias en inglés ^^ sólo falta que Marie las pase =)
una super-fan Muchas gracias ^^ como ya te dije la verdad es que no se que decir. Espero que en verdad les guste todo el fic ^^
