Título: Magic.
Fandom: Twilight.
Disclaimer: La trama es mía; los personajes, obviamente, no.
Claim: Edward&Seth.
Rated: T.
Summary: Edward posee esa magia recóndita que absorbe a Seth por completo.
Notas: Regalito para Dani, por su dieciocho cumpleaños. ¡Felicidades!


Magic.

«I'm cold and I'm afraid, 'Cause I can't find you...»

Edward Cullen refleja el pecado por cada uno de los poros de su piel de mármol y eso es evidente para cada una de las personas que respiran el mismo aire que él. Es suave y delicado a la vez, fuerte y vulnerable en una mezcla explosiva, y corrosivo de forma precoz.

Él posee una perspicaz y abominable inteligencia que sorprende de forma aguda, punzante; un soberano y exquisito gusto, y una belleza innata imposible de alcanzar. Pero luego, en el trasfondo de algo más que obvio para cualquiera, se esconde esa parte del mismo Edward que casi nadie conoce; oscura, tal vez, o incluso mórbida.

Seth Clearwater podría considerarse con facilidad uno de los selectos afortunados que han tenido el placer de presenciar esa remota parte del propio Edward; y aún tiembla cuando lo recuerda.

En esa etapa grotescamente atractiva del vampiro, todo se envuelve en un nebulosa totalmente confusa, y justo después no puede recordar más que a sí mismo sucumbiendo al exquisito manjar que son los labios gélidos de Edward, inmortales, lánguidos y realmente apetitosos.

Esa parte pícara de Edward, además, es la misma que con movimientos fluidos y con la gracia y gentileza que lo caracteriza de forma certera, le quita la ropa a Seth —lentamente, y disfruta viendo como este se impacienta—; y luego, literalmente, le devora los labios de forma ansiosa.

Y Seth se queda fácilmente sin palabras. O tal vez, simplemente lo describiría como veneno; un pecaminoso veneno demasiado dulce como para dejarlo escapar.

O quizás como una droga fría que le hiela todo el cuerpo de una forma que pensaba imposible; tan adictiva y necesaria. Porque desde la primera vez que Edward le besó —y ninguno lo esperaba—, Seth no ha podido volver a alejarse de él, sea como sea.

Tal vez se ha vuelto un ninfómano con el paso de las horas, o algo parecido; e incluso ha llegado a pensar que todos los besos no son más que bromas macabras de sus propios ancestros, que se burlan de él poniendo a prueba su escaso autocontrol.

Y sí, probablemente Edward sea el estúpido fruto prohibido con el que todos lo tientan, pero con lo que no cuentan es con que Seth, probablemente, esté demasiado hambriento como para resistirse. De todas formas, no es como si le importase.

Porque, en realidad, le gusta cuando se lamen, se besan rudamente y se muerden de forma suicida, arrancándose mutuamente gemidos que incluso pueden llegar a ser gritos. Y el mundo podía derrumbarse a su alrededor, porque Seth estaría demasiado ocupado intentando descubrir la magia de los rojizos labios de Edward y de su extraño cabello bronce; esa magia recóndita que lo absorbe por completo.


Aght. Me da asco pero ellos son adorables. Ñé.