Capítulo 2

Tanto tiempo... ha pasado tanto tiempo que ya ni recuerdo cuantos años llevo aquí. Como si de alguna manera esperara que volvieras a mí.

-¿Qué estáis haciendo? ¡Soltadme!- Un joven pelirrojo trataba de soltarse del agarre de dos hombres que, sin saber por qué, entraron en su casa y ante la impasibidad de sus padres, quienes solo miraban desde un lado de la sala. -¿Qué significa todo esto?

Los dos hombres consiguieron sacarle de la casa entre golpes y medio a rastras tirándole al suelo. Sus padres ni se preocuparon por ver si estaba bien o no. Al salir los hombres de la casa, cerraron la puerta, acto que dejó al pelirrojo más confundido.

-¿Quienes sois?- Aun que en ningún momento nadie respondió a sus preguntas él seguía intentando sacar alguna respuesta. Algún motivo por el cual pasar todo aquello.

-Ahora nos perteneces Lavi.- Uno de los hombres se acercó a él y aprovechando el momentáneo shock le ató las manos y le obligó a ponerse en pie. -Tus padres te vendieron. Ahora vendrás con nosotros.

¿Vender? ¿Sus padres le habían vendido a aquellos tipos? No lo podía creer. En su cabeza no aparecía ninguna razón por la cual hacerle algo así a él. No quería irse, pero poco podía hacer, así que sin más, se dejó llevar por los extraños hombres.

Salieron del pequeño pueblo y cuando caminaban por un bosque cercano, Lavi comenzó a alterarse. No estaba dispuesto a que esos hombres se lo llevaran a saber que sitio y que le trataran como una maldita alimaña. Aun llevaba las manos atadas pero consiguió darle un golpe a uno en la espalda, el cual cayó al suelo al no esperarse algo así. Justo después, salió corriendo.

No sabía bien a donde iba. Solo pensaba en correr y no detenerse, ni mirar atrás. Estaba comenzando a anochecer y la luna, junto con las miles de estrellas eran lo único que quedaba ya en el firmamento.

Sus piernas comenzaban a cansarse y le dolían los pies. Si al menos hubiera cogido algo de calzado antes de que esos brutos le obligaran a irse con ellos. Sin aguantar más se dejó caer al suelo mojado por el rocío.

El bosque estaba oscuro, los arboles apenas dejaban pasar la luz de la luna y todo permanecía en completo silencio menos por la agitada respiración del pelirrojo, quien agotado solo pudo escuchar aterrorizado como aquellos hombres le habían seguido hasta aquel lugar. Sacando fuerzas de la nada se pone en pié de nuevo y sigue corriendo.

-A—ayuda por... favor- La voz apenas le salía. Se encontraba tan agotado que la vista la tenía borrosa y ya no sabía por donde caminaba cuando vio un claro del bosque un poco más adelante.

Un claro no era el mejor lugar para esconderse, pero sentía que algo le atraía hacia ese lugar. Nada más llegar una fuerte ráfaga de viento le hizo retroceder unos pasos. Cuando volvió su mirada al frente vio a alguien en medio del enorme y hermoso jardín. No sabía quien era, tampoco le importaba. Él podría ayudarle. Entró corriendo en el campo de Lilies.

-¡Ayúdeme! Por favor, ayúdeme.

El hombre se giró a mirarle y no se podía creer lo que estaba viendo.

-Lavi...- Tyki se quedó mirando al recién llegado que corría hacia el mientras le llamaba pidiendo ayuda.

-¡Por favor!- Lavi llegó hacia Tyki, quien aun le miraba extrañado, y se agarró de su brazo. -Ayúdeme por favor. Unos hombres me persiguen.

En ese momento los hombres llegaron al lugar. Dejaron de correr al ver que Lavi estaba con un extraño hombre. Despacio se acercaron mirando con desconfianza al desconocido.

-¿Le queréis a él?- Fue Tyki quien habló con total calma y serenidad. Aun que sus palabras también sonaban indiferentes.

-Así es. No te metas en nuestros asuntos y deja que se venga con nosotros.

-¡No!- Lavi parecía el único desconforme con la decisión. -¡No dejes que me lleven con ellos!

-¿Puedo saber por qué le queréis? Miradle bien. Se nota a simple vista que procede de familia pobre.

-No tenemos por que darle explicaciones. Deje que el chico venga con nosotros si no quiere problemas.

Lavi estaba siendo completamente ignorado y aun que, por las palabras del desconocido, parecía que no le importaba lo que le pasara, algo le decía que con él estaba a salvo de aquellos hombres. Prefirió observar la situación para ver si en algún momento debía intervenir o no.

-¿Es este chico algún tipo de pago para alguna deuda? Si el dinero es el problema, yo os pago.

¿Que había dicho? Lavi, a pesar de no decir nada, se quedo enormemente sorprendido por lo que acababa de oír y por la cara que tenían los otros hombres, se podía decir que ellos tampoco se lo esperaban.

-Así es, yo os quiero comprar al chico. No se irá con vosotros, y la deuda queda pagada.

-¿Espera que nos creamos eso?

Tyki se acercó a los hombres y les dijo algo que solo ellos escucharon, pues Lavi ya no era capaz de caminar. Ni sabía como es que aún podía mantenerse en pié.

Después de que el moreno se volviera a Lavi, para su sorpresa, los hombres se marcharon por donde vinieron. Tyki fue a junto del pelirrojo quien, completamente agotado se sentó en una roca.

-Sería bueno que no te sentaras ahí.- Le habló Tyki al estar a su lado. Su voz sonaba triste, como si algún mal recuerdo de viniera a la mente al verle.

-Lo siento...- De alguna forma Lavi se sentía mal al verle. Como si tuviera la culpa de la pena del mayor. Ni siquiera sabía que hacer. Se suponía que ahora él era su dueño, y por poco que le gustara la idea de ser vendido, no tenía a donde ir y parecía que el moreno no tenía intención de decir nada por ahora. -Gra...gracias por librarme de esos hombres señor...

-Mikk, Tyki Mikk- Respondió sin mirarle siquiera. Sus dorados ojos se mantenían fijos en aquella piedra que había en medio del campo.- Puedes llamarme simplemente Tyki.

Lavi le miró por un momento en silencio. Cuando le vio por primera vez le dio la impresión de que le había llamado por su nombre aun sin conocerle de nada por lo que dudaba si presentarse o no. También tenía una enorme curiosidad por el lugar en el que estaban y por la hora que era, como es que Tyki se encontraba ahí en vez de en su casa. No le parecía que éste fuera un cualquiera. Tenía pinta de rico. Seguro que había pagado una buena suma para librarle de los otros dos.

Tras un largo silencio, optó por presentarse y preguntar. De todas formas ahora debía quedarse con él así que le gustaría conocer mejor al que era su rescatador y su nuevo dueño.

-Disculpe... Tyki, pero... ¿Por qué está aquí a estas horas? No es que me importe, pero seguro que su familia está muy preocupada, y estas flores son venenosas...- No siguió preguntando al ver como Tyki comenzaba a molestarse. -Yo lo... lo siento. No debí decir nada.

-No importa... ya había olvidado lo curioso que eras.- Lavi se extraño por este comentario. A él no le parecía que se conocieran de antes y lo que decía el moreno solo le confundía. -Lavi tu... ¿Conoces la historia de la familia Bookman? ¿Sabes que fue de ellos?

Lavi no comprendía muy bien el por que de esas preguntas, incluso por un momento le dio la sensación de que Tyki le iba a decir otra cosa, pero no le dio más importancia. Había oído algunas cosas pero nunca nada seguro, pues lo único que circulaba por el pueblo no eran más que rumores, nadie sabía de verdad que había pasado.

-Nadie sabe seguro que pasó con el heredero del viejo Bookman. Algunos dicen que estaba enfermo y que murió al no haber cura. También hay rumores que dicen que se fugó con su amante desconocido y que viven felices en alguna parte del país.

-Ya veo...- Tyki sonreía de forma sutil -¿Qué pasó con Bookman?

-El viejo Bookman murió hace algunos años, cuando yo era pequeño.- Lavi no sabía a que venían esas preguntas pero, al final, él mismo se atrevió a preguntar. -Dígame algo señor Tyki... ¿Esa piedra... significa algo?- Ya tenía sus sospechas sobre lo que podría ser pero siempre es bueno asegurarse.

Tyki no le contestó al momento. Un largo silencio hizo presencia e incluso el ambiente se volvió algo tenso. El moreno suspiró como un aviso a Lavi de que le iba a responder, y así lo hizo, pero no sin antes agacharse y posar una de sus manos sobre la roca.

-Esta roca muestra la tumba de la persona a la que más amaba.

-Lo siento...- Lavi bajó la mirada. Ya se imaginaba algo así pero realmente era algo importante para Tyki y aún así el preguntó. -No quería recordarle algo tan triste.

-No importa, ya sucedió hace 18 años. Todo ocurre por alguna razón.

-Aun así lo lamento. No es fácil perder a la gente que quieres.- Él jamás había perdido a nadie así pero de alguna forma sentía que le era un sentimiento familiar.

La noche fue transcurriendo en silencio, y el frío también fue en aumento. Al estar en un claro el viento soplaba con fuerza y aun que Tyki no parecía sentirlo no era lo mismo con Lavi. El seguía descalzo y llevaba poca ropa encima y no tardó mucho en comenzar a estornudar.

-¿Tienes frío?- Lo preguntó casi como si él no notara el fuerte viento.

-Yo no voy tan bien abrigado y me da frío.

-Quizá deberías irte a casa.- Tyki se acercó a Lavi y le puso su chaqueta encima. -¿Sabes como llegar a la ciudad de Bilmek?

-Si... está cerca de aquí. Solo tengo que atravesar el busque hacia el este, ¿no?

-Así es. Nada más llegues, ve a la mansión del centro.- Le entrega una pequeña llave a Lavi.- Es mi casa. Podrás quedarte allí.

Lavi no preguntó más. Le gustaría que Tyki le acompañara pero sabía que no lo haría. Sabía que él se iba a quedar en ese campo al menos unas horas más, quizá toda la noche y se sentía demasiado cansado y con frío como para hacerle compañía así que, sin decir nada más, salió del campo de Lilies en dirección a Bilmek.

No tardó mucho en llegar, en unas horas ya estaba a la entrada de la ciudad y como todavía era de noche podría dormir un rato en una cómoda cama. Tal y como le había dicho Tyki fue directo a la mansión del centro de la ciudad y la llave que el mayor le había dado entraba perfectamente en la vieja cerradura. La puerta chirrió bastante al abrirse, y todo en el interior se notaba bastante viejo, aun que tampoco podría asegurar nada por la poca luz que había.

Se figuró que los dormitorios estarían en el piso de arriba y subiendo las escaleras con cuidado por los crujidos que estas hacían al sentir el peso de Lavi, entró en la primera puerta que vio. Una enorme habitación, con una cama que tampoco se quedaba corta en tamaño y unos grandes ventanales por los que entraba la hermosa luz de la luna.

No prestó demasiada atención al lugar, se quitó la chaqueta que Tyki le había prestado y dejándola al borde de la cama, se acostó quedándose profundamente dormido en muy poco tiempo.

A la mañana siguiente se despertó con los primeros rayos de sol y aun que estaba tan cómodo que trataba por todos los medios posibles no tener que levantarse, terminó por abrir los ojos y desperezarse un poco mientras dejaba salir grandes bostezos.

Lo primero que llamó su atención al estar completamente despierto fue un pequeño cuadro encima de la puerta que decía: Asla Izin Vermek Düs.

-Nunca dejes de soñar- Dijo Lavi como un susurro. Se levantó de la cama y caminando con cuidado, intentando evitar el crujir del suelo bajo sus pies, fue hasta la puerta, la abrió muy despacio y asomó la cabeza para ver si había alguien en tan enorme mansión. -¡Hola!- Dejó un momento de silencio para ver si recibía respuesta, pero nadie le contestó. -¡Señor Tyki!- Seguía sin oír nada más que sus propios pasos.

Bajó las escaleras y trató de echar un vistazo por el lugar pero no tardó en darse cuenta de algo. Todo estaba realmente viejo. Ya no solo era el suelo, que a cada paso que daba tenía la sensación de que se hundiría, todo estaba terriblemente descuidado, húmedo y lleno de polvo.

-Cuanto tiempo hará que el señor Tyki no viene a casa... "Dijo que la muerte de la persona que amaba fue hace 18 años pero... no creo que estuviera tanto tiempo en el campo sin pasar por casa ni una vez."

Siguió caminando hasta llegar a lo que parecía ser el comedor por la enorme mesa que había en el centro de la sala. Fácilmente se sentaban unas veinte personas en ella.

Algo llamó su atención en aquel lugar y es que en el asiento más alejado de la puerta, sobre la mesa había algo, como un papel. Sin poder detener su creciente curiosidad se acercó y cogió el papel que resultó ser un pequeño y viejo sobre. Lo abrió y algo cayó al suelo. No le dio demasiada importancia y cogió el otro papel que había dentro, algo que parecía una carta. El papel estaba amarillento y la letra aun que a primera vista hermosa, estaba medio emborronada y poco se podía leer:

Ya no puedo sopor te dolor.

El haberlo perdí n mis brazos

solo me trajo do y pena.

Quiero estar él.

Me iré con é ra siempre.

Un enorme dolor nació en su pecho al leer aquellas palabras. Aun que había cachos incompletos le parecía que era una especie de carta de despedida, seguramente por la pérdida del ser amado. Miró de nuevo el otro papel que le había caído al suelo y con la mano temblorosa lo cogió. Nada más ver aquello, lo dejó todo sobre la mesa y salió corriendo de la mansión camino de nuevo al campo de Lilies a ver a Tyki.

A medida que corría y cada vez que se acercaba a aquel horrible lugar las lágrimas comenzaban a llenar sus ojos. Aún había cosas que no comprendía bien pero sabía que aquel, en principio, desconocido podía responder sus dudas y aclararle lo que acababa de ver.

No sabía si era por lo rápido que había corrido o si el tiempo corría a su favor pero no tardó mucho en llegar. Igual que la vez anterior, en medio del paraíso se encontraba Tyki. Antes de que este notara su presencia tuvo que respirar profundo para conseguir el valor necesario para hablarle de lo sucedido.

-¡Señor Tyki!- Le llamó y se acercó a él rápidamente. -Usted... ¿cuantos años tiene?- Incluso a él le resultó extraño hacer aquella pregunta pero así era como debía empezar.

-26 años.- El mayor le respondió sin girarse si quiera a mirarle.

-Y no creo que la persona que más amaba, si murió hace 18 años, lo hiciera con usted teniendo solo ocho años. ¿No es verdad?- Aun que había empezado hablando con un tono enfadado y seguro su voz se fue ablandando a medida que terminaba de hacerlo.

-No, es verdad. Hace 18 años también tenía 26. Lavi...

-Entonces lo que leí... era en realidad una carta de suicidio.

-Así es.- Por un momento hubo un incomodo silencio. -¿La has visto?

Lavi no dijo nada, solo asintió con la cabeza. No sabía que era lo que estaba pasando pero que Tyki fuera tan solo un espíritu explicaba muchas cosas, aun que no le resolvía demasiadas dudas. Tenía miedo de preguntar. En su interior se moría de ganas por conocer la verdad pero algo le decía que sería un error. Pero... al fin y al cabo, la vida se basa en errores de los que aprender.

-¿Que sucedió hace 18 años Tyki?- Lo preguntó con temor pero convencido de que quería saber la respuesta. Tyki le sonrió pues no le había dicho señor como hasta entonces.

-Tres días... solo tres días después de que murieses aquí, en mis brazos, me quité la vida. Estaba desesperado, todos me decían que con el tiempo superaría tu pérdida pero era demasiado duro vivir sin tenerte a mi lado. Yo solo quería estar contigo pero no me lo permitieron. Mi espíritu se quedó aquí atrapado, sin poder salir de este campo. Vigilando tu tumba, de la cual nunca le hablé a nadie y esperando que, de alguna manera, volvieras a mí.

Lavi se quedó sin palabras. ¿Que él había muerto ahí? ¿Que esa era su tumba? Pero él estaba ahí, vivo. Aun que lo que vio en la mansión le daba la razón a Tyki pero entonces el... Por muy difícil de creer que fuera esa historia algo en su interior le estaba gritando que era cierto, por mucho que tratara de negarlo. Decidió dejarse guiar por lo que sentía en su interior, darle la razón al moreno y hablar con el corazón, aun sin estar seguro de lo que realmente iba a decirle.

-Tyki... yo no quería que pasara esto. Tú debías vivir, se supone que seguirías a delante por los dos. Tú no tuviste la culpa de lo sucedido y yo jamás podría culparte por eso. Yo te...- Por un segundo reaccionó al darse cuenta de lo que estaba a punto de decir, y aun que dudó por un instante, tenía claro que no iba a decir mentira alguna.- Yo te amo Tyki y ahora eres tú quien me deja solo. Debes seguir adelante, no puedes quedarte aquí atrapado.

-No quiero separarme de ti Lavi. No ahora que regresaste a mi lado.

-No puedes quedarte... Vé en paz, y espera el día en que volvamos a estar juntos. Llegara el día en que podamos cumplir nuestra promesa de estar juntos para siempre.

Lavi se acercó a Tyki. Despacio, con temor a quedarse solo de nuevo, temor a separarse de la persona amada, pero también con la certeza de que algún día se volverían a ver. Y fue con este pensamiento que le besó. Le besó con toda su alma y Tyki le correspondió de la misma forma.

No se separaron hasta que no hubo más remedio y justo en ese momento Lavi solo pudo ver como la imagen del mayor se hacía cada vez más borrosa. Trataba de sonreír pero estaba seguro de que se veía muy forzado.

-Puedes quedarte en mi casa si lo deseas. Siempre soñé con que te quedaras ahí conmigo y viviéramos los dos juntos.

Eso fue lo último que dijo Tyki antes de desvanecerse completamente con el viento soplando fuerte. Un viento cálido y agradable.

Lavi se quedó en ese campo de Lilies, en ese cruel paraíso, hasta el anochecer, momento en el que, dejando un ramo de flores en la que un día fue su tumba y ahora representaría la de Tyki, se fue del lugar camino a su nueva casa.

Cuando llegó de nuevo a la mansión, lo primero que hizo fue ir al comedor, cogió de nuevo el sobre con la carta de despedida de Tyki y aquel otro objeto. Una vieja foto de la pareja, en la que ambos estaban abrazados y sonriendo, ajenos al nefasto futuro que tendrían.

Finalmente el alma de Tyki pudo salir de su encierro de penitencia por haberse suicidado en el campo de las Weeping Lilies y ahora le tocaba a él vivir por los dos, hasta el momento en que su vida terminara y poder cumplir aquella promesa que se hicieron ambos amantes hacía tanto tiempo: "Viviremos los dos juntos... para siempre"

FIN

*Bilmek: Saber en Turco

*Asla Izin Vermek Düs: Nunca Dejes de Soñar en Turco

Luna: Fiiiiin, este si es el fin de verdad... ¿Os esperabais esto? XDD Espero que no xP Lo que si espero es que os haya gustado.

Próximamente: Actualización de Noah (Si, seguimos como en el cine)

Ja ne!

Luna