Disclaimer: Los personajes no me pertenecen. Todos los derechos están reservados por J.K. Rowling y Warner Bros.


Capítulo 2: Amigos

Abrió los ojos. Afuera se oían los pájaros que revoloteaban y el sol ya había comenzado a colarse por la ventana de su habitación, indicando que debía levantarse.

Suspiró, era extraño, no tenía mucho que había aprendido a hacer eso.

Lupin se recostó en su cama, no tenía ganas de moverse, ni de salir, porque si lo hacía estaba seguro que se toparía con su realidad, la realidad que en ese momento dolía y lo hacía sentirse más vivo y triste que nunca.

Se vistió sin ninguna prisa y bajó a prepararse el desayuno. Miró a su alrededor, la casa de sus padres era tan solitaria. En cierto modo Lupin creía que ese lugar se parecía a él. Viejo, solo y descuidado…

Se sentó en la mesa del comedor y se llevó la taza de té a la boca. No podía sacársela de la cabeza y lo intentaba, una y otra vez sin éxito.

Hacía tiempo que no veía a Tonks, quizás se estuvieran evitando mutuamente y eso, aunque no lo hiciera sentir bien, era lo mejor. Pero ahí envuelto en su solitaria guarida los pensamientos lo acosaban, llegaban de la nada.

Nunca se había sentido de esa manera, era como si algo o alguien le hubiese quitado las fuerzas, las ganas de realizar cualquier cosa, todos sus movimientos los dirigía la inercia. No recordaba haberse sentido así ni de adolescente.

Lupin reflexionó ¿a quién iba a engañar?, lo suyo con Tonks desde que había empezado estaba claro a donde iba a parar… terminar sin que comenzara; más por parte de él, que de ella. Creía ser demasiado viejo como para darse el lujo de sentir esas cosas, y por eso se asombraba que en ese momento Tonks le despertará tantas emociones, siempre había pensado que esa parte de él estaba más que fuera de servicio. Nunca había necesitado a una pareja, o quizás por su condición lobuna siempre supo que estaría solo y la idea se le clavó tanto que ahora era como un paradigma.

¿Cómo pasó? ¿Cuándo había empezado a sentir cosas por ella? Le hubiera encantado saber la respuesta, el día exacto en que se permitió algo así, para mínimamente pensar como hubiera sido bueno actuar y como no con ella, pero no estaba cerca de adivinar esa fecha, aunque seguramente ese sentimiento había crecido durante las juntas y misiones de la orden…


Aquel día la orden se había reunido de nuevo en la lúgubre y polvorosa casa de los Black, parecía que había más pistas sobre Voldemort, debido a esto los planes se tenían que ir modificando por la información nueva.

Tomaron un receso y poco a poco la mesa del comedor se fue quedando vacía. Sirius y Lupin permanecían sentados en la mesa, sostenían una acalorada charla.

—Ya te lo expliqué Sirius, si Dumbledore ha dicho que no debemos decirle nada a Harry por ahora eso tenemos que hacer, y no me mires así —dijo Lupin al ver la cara que ponía su amigo. —A mí tampoco me gusta esto, pero por algo…

—Ahí vas con eso Lunático, basta ya— Protestó Sirius golpeando la mesa con el puño —¿Te imaginas como debe estar Harry? ¡Sus tíos lo aborrecen! Encima todos tenemos prohibido escribirle, ni siquiera Ron y Hermione pueden ¡ha de estar vuelto loco! O dime ¿tú estarías muy feliz? No comparto la opinión de Dumbledore, ¿Es que nadie entiende que no siempre puede tener la razón?

Lupin no respondió. No quería seguir discutiendo con la necedad y el enfado de Sirius, sabía que no tenía sentido. Desde que Dumbledore les pidió a toda la Orden que no hicieran contacto con Harry por su propia seguridad, Sirius había externado todos los días su molestia y él ya se estaba cansando de intentar hacerlo razonar.

De pronto sus ojos se posaron en una melena color rosa chicle que acababa de pasar e iba siguiendo a Molly Weasley pidiéndole que la dejara ayudar a servir el refrigerio.

—Te agrada mi prima ¿No es así?

La pregunta lo tomó por sorpresa, Lupin volteó a ver a Sirius para descubrir que el enojo de Canuto se había marchado, ahora lucia divertido por haberlo pillado en la jugada.

—¿Q-que dices? —respondió el como si la pregunta fuera una ofensa.

—Vamos Remus, he visto como la miras, y parece que se llevan… bastante bien, mejor de lo que te hubieras podido llevar con una mujer si me lo preguntas.

A pesar de los años Sirius lo seguía conociendo bien.

—Sólo somos amigos, eso es todo, no pretendo…—contestó nervioso Lupin.

—¿Y quién dijo otra cosa? Remus, tu cara te delata así que trata de ser más discreto, es mi sobrina recuérdalo. —Sirius rió al ver que su amigo fruncía la boca —No tiene nada de malo, solo que he notado como están las cosas entre ustedes, y creo Remus que ya es hora que sientes cabeza, te estas quedando amigo, ella es una buena chica, algo torpe pero no me puedes negar que tiene su encanto.

—Yo… en mi condición prefiero estar solo, lo sabes…

—Pero cuando estas con ella no lo parece.

Sirius se levantó de la mesa y le dio unas palmaditas en la espalda a su amigo. Algo dentro de él se estaba despertando, y no precisamente su hombre lobo interior.

La conversación había sido tan abrumadora que decidió que lo mejor era tomar aire fresco, aunque no sabía si era mejor quedarse adentro que ir a afuera, el jardín estaba hecho un revoltijo, ni siquiera parecía que ahí pudieran existir flores.

Lupin dio unos cuantos pasos al centro del patio y se llevó una mano a la cabeza, frotando su frente.

—¿Estas preocupado por Harry? —Preguntó una jovial voz detrás de él.

Lupin volteó a verla

—Sí, algo, como todos, es nuestra prioridad como Dumbledore siempre dice, el pobre no ha recibido noticias de nadie, seguramente ha de estar desesperado. Pero en este momento me preocupa más Sirius, está muy molesto no está nada de acuerdo.

—Uuumhh, no le hagas mucho caso seguramente s ele pasará, si Dumbledore lo dice es por algo ¿no?

Lupin asintió y ambos guardaron silencio. Desde que Tonks llegó a la orden se habían hecho buenos amigos, pasaban mucho tiempo platicando en los recesos junto con los demás, o ellos dos solos, Sirius tenía razón se llevaban bastante bien. A pesar de que él siempre había sido serio, con ella no se podía, conservaba su postura pero Tonks siempre hacia que sacara una sonrisa.

—¿Cómo es él, Remus? ¿Cómo es Harry? Es el centro de conversación de todos, pero, quisiera saber más.

Él se concentró.

—Veamos… Si te refieres físicamente, es igual a James, el cabello, las facciones, la postura hasta los lentes —En su cara se dibujó una sonrisa amplia—. Pero los ojos definitivamente son de Lily. Si te refieres a qué tipo de persona es, yo diría que, a pesar de no tener a sus padres, Harry es muy fuerte, es un chico inteligente, que se preocupa siempre por lo demás, pero es un poco, ¿cómo decirlo? a veces se deja llevar por sus impulsos cuando se enoja, ya tendrás oportunidad de conocerlo Tonks.

—Eso espero. Bien Remus y ¿Qué te trae por este bello jardín? —Pregunto ella sarcásticamente con sus ojos brillantes de curiosidad.

—Sólo quería estirarme, las reuniones son tediosas.

—¿Te apetece tomar una cerveza de mantequilla?

—Claro, seria refrescante.

—Bien vayamos a la cocina, prepararé para todos y…

—Será mejor que te ayude no vayas a dejar sin loza a la orden.

—Que malo eres Remus.

Lupin no recordaba a nadie con quien pudiera bromear tanto, a excepción por supuesto de James y Sirius, pero una mujer, ni siquiera con Lily.

De repente un alboroto se oyó dentro de la casa. Tonks y Lupin se miraron y corrieron adentro.

Un fénix brillante entró al comedor y se suspendió en el aire. El Patronus de Dumbledore acaba de llegar.

"Dementores en Privet Drive, Harry usó magia, voy camino al ministerio a arreglar este asunto, deben ir por él" La conocida voz del profesor se fue apagando conforme el mensaje terminaba.

Tonks pudo ver que en la cara de Lupin se mezclaba la preocupación con la desesperación. Sirius acaba de explotar y discutía con Molly a gritos.

—Hey —Tonks le tiró de la manga y él volteó a verla—, todo va a estar bien Remus, iremos por el chico, por fin podré conocerlo ¿no crees? —Su voz tenía impregnado un alegre acento.

—Lo sé, pero, estoy algo preocupado… ¿Cómo es posible que haya dementores en…?

—Si Remus, pero no eres el único, míralos a todos — Lupin giró la cabeza y comenzó a observar las caras de ansiedad de todos los ahí presentes—, tranquilo, iremos por Harry, estaré contigo, nada malo va a pasar, soy tu amiga para eso estoy-

Lupin la miró atónito, hacia un momento Tonks había usado su encantadora sonrisa, pero la última frase la había dicho seria, y sin duda lo había tranquilizado un poco. Él le tomó la mano y le dio un apretón en señal de agradecimiento, entonces fue a reunirse con Ojoloco, Arthur y Sirius.

—¿Y bien? ¿Cuál es el plan?


Todos bajaron de sus escobas, era impresionante cuantas personas se habían reunido en tan poco tiempo para ir a rescatar a Harry.

Para desagrado del Sirius, toda la orden había acordado que permaneciera en el cuartel, aunque estaba más que puesto para marcharse.

Antes de que todos emprendieran el vuelo Sirius hizo de las suyas…

—¡Hey Tonks! ¡Cuídalo por mí!—gritó con una sonrisa falsa en la boca

Y Lupin solo pudo lanzarle una mirada fulminante antes de sentirse elevarse, su actitud le recordaba a los viejos tiempos en Hogwarts, James y Sirius siempre estaban molestando gente mientras él se devoraba un libro o se quedaba callado.

Moody, Lupin y Tonks fueron a la cabeza.

El lugar estaba muy oscuro.

—Bien, una vez que abra la puerta quiero que todos entren deprisa —Dijo Ojoloco por encima de su hombro.

La cerradura pegó un fuerte chasquido y la puerta se abrió de par en par. Todos comenzaron a entrar a la casa.

Debido a que todos estaban muy pegados y tenían que dar pasos pequeños, Tonks estuvo a punto de resbalarse, como acostumbraba, pero pudo sostenerse al sentir que alguien rodeaba su brazo derecho, no supo quién era, pero de pronto su mano recorrió aquel brazo por encima de la túnica hasta que llegó a la mano, unos rasguños le revelaron al identidad de su salvador, y ella sólo pudo sonreír.

—Baja la varita, muchacho; a ver si le vas a sacar un ojo a alguien —Se escuchó decir a Moody al frente del grupo.

—¿Profesor Moody? —Preguntó el chico con tono inseguro

—No sé si debes llamarme "profesor" —gruñó—; nunca llegué a enseñar gran cosa, ¿no? Baja, queremos verte bien.

Harry bajó un poco la varita, pero sin dejar de asirla con fuerza, y no se movió. Tenía motivos de sobra para desconfiar.

—No pasa nada, Harry. Hemos venido a buscarte.

A Harry le dio un vuelco el corazón. También conocía esa voz, aunque hacia un año entero que no la oía.

—¿P-Profesor Lupin? —Dijo con incredulidad—. ¿Es usted?

Tonks se estaba desesperando, todos estaban apretujados y al parecer nadie tenía la intención de iluminar el lugar.

—¿Por qué estamos aquí a oscuras? —Preguntó ella —¡Lumos!

La punta de una varita se encendió e iluminó el vestíbulo con una luz mágica. Harry parpadeó. Las personas que había abajo estaban apiñadas alrededor del pie de la escalera, con la mirada fija en él; algunas estiraban el cuello para verlo mejor.

Remus Lupin era quien estaba más cerca de Harry. Aunque todavía era muy joven. Lupin parecía cansado y muy enfermo; tenía más canas que la última vez que lo había visto, y llevaba la túnica más remendada y raída que nunca. Con todo, sonreía abiertamente a Harry, quien intentó devolverle la sonrisa pese a la conmoción. Harry pudo notar algo diferente en él esta vez, algo que en años anteriores no le había visto, pero no estaba seguro de lo que era.

—¡Oh! Es como me lo imaginaba —dijo Tonks mientras mantenía la varita iluminada en lo alto. A Harry le pareció la más joven del grupo; tenía el rostro pálido en forma de corazón, ojos oscuros y centellantes, y el cabello corto, de punta y color violeta intenso—. ¿Qué hay, Harry?

Después de que Harry hubiera sido interrogado por Lupin para saber si era él el verdadero Harry o no y de que Moody le hubiera regañado por ponerse la varita en la parte trasera de los jeans aquel lugar parecía explotar de felicidad y el mismo Harry también.

—¿A dónde vamos? ¿A la Madriguera? —Inquirió Harry esperanzado poco tiempo después.

—No, no vamos a la Madriguera —contestó Lupin, y le hizo señas al muchacho para que entrara a la cocina. El grupito de magos los siguió; todavía miraban a Harry con curiosidad—. Eso sería demasiado arriesgado. Hemos montado el cuartel general en un lugar indetectable. Nos ha costado bastante tiempo…

En ese instante Ojoloco Moody estaba sentado a la mesa de la cocina, bebiendo de una botella de su bolsillo; su ojo mágico giraba en todas direcciones, deteniéndose en cada uno de los electrodomésticos de los Dursley.

—Este es Alastor Moody, Harry —prosiguió Lupin, señalando a Moody.

—Si ya lo sé —dijo Harry incómodo, pues le resultó extraño que le presentaran a alguien a quien durante un año había creído conocer.

—Y esta es Nymphadora…

Tonks se horrorizó y le lanzó una mirada fulminante; Lupin sabía de sobra que odiaba su nombre, pero siempre que podía la presentaba así, sólo para hacerla rabiar un poco.

—No me llames Nymphadora, Remus —protestó ella estremeciéndose—. Me llamo Tonks

—Nymphadora Tonks, que prefiere que la llamen por su apellido —Terminó Lupin, algo divertido.


Lupin salió de su ensimismamiento al notar que la taza de té ya estaba vacía… ¿Cuánto tiempo había pasado ahí como tonto recordando? Se paró rápido de la mesa, debía ir a la madriguera a ver a los Weasley, no tenía buenas noticias, se había suscitado más ataques de dementores y a Igor Karkaroff lo encontraron en su casa con la marca tenebrosa. Sabía que no iba a ser grato llevar esas noticias al cumpleaños #16 de Harry pero, debía hacerlo y sólo rogaba no encontrarse a Tonks ahí también