Disclaimer: Los personajes no me pertenecen. Todos los derechos están reservados por J.K. Rowling y Warner Bros.


Capítulo 4: El Gran Día

—Idiota —Murmuró Tonks mientras pateaba una piedra y se alejaba del castillo dando grandes zancadas.

Iba de vuelta a Hogsmeade para patrullar el lugar. Podía sentir su cara enrojecida y apretaba los puños. Estaba enfurecida. ¿Cómo se atrevía…? ¡Que le importaba a Snape su desmejorado y cambiado Patronus! Lo que hubiera querido hacerle con aquel comentario lo había logrado. Podía recordar su horrible sonrisa hinchada de satisfacción.

Tonks lanzó un bufido de enojo y se detuvo. Una lágrima corrió por su mejilla… ¿Por qué? ¿Por qué Remus había sido tan amable con ella? ¿Por qué se había acercado tanto? Si al final no quería nada; ¿Por qué le habló de tantas cosas? ¿Por qué le contó sobre su niñez y su familia? ¿Por qué era tan caballeroso, le tomaba de la mano y le sonreía? Quizás la que había confundido las cosas era ella, pero estaba segura de que no.

La acongojada chica miró el cielo estrellado y un escalofrío la recorrió, el corazón se le aceleró al recordar, el cielo se veía como en aquella noche en que se lo dijo…

La madriguera iba abarrotándose, los miembros de la orden del fénix llegaban en grupitos. Hacía poco habían acordado que grimmauld place ya no era un lugar seguro para el cuartel; al morir, Sirius Black le había dejado a su adorado ahijado Harry la casa, pero por tradición familiar esta, pasaba directamente a manos de Bellatrix Lestrange, ciertamente no podían arriesgarse a que la mortífaga entrara un día por la puerta principal sin previo aviso, por ello habían movido de lugar a la orden a un sitio que contrastaba totalmente con la antigua casita de los Black: La Madriguera. El lugar se sentía acogedor gracias a los esmerados cuidados de Molly Weasley.

A pesar de que aún tenían unos meses para que las vacaciones terminaran, el plan ya estaba hecho. Dumbledore le mandaría a Harry una carta explicándole que iría por él para trasladarlo a la madriguera, pero antes visitarían a Horece Slughorn para convencerlo que Hogwarts era mucho más interesante que estar retirado y de ambulante de casa en casa muggle. Ahora sólo debían esperar a que el profesor y Harry llegaran.

Todo eso había pasado a segundo plano para Tonks en ese instante. Miraba a Remus leer el periódico, y repasaba sus facciones como si no las conociera ya de sobra. Las manos le sudaban y empezaba a creer que se estaba viendo demasiado obvia.

El corazón le latía bruscamente, tenía días pensando en lo que estaba a punto de hacer; una y mil veces se lo pregunto a si misma: ¿Estás segura? Y una y mil veces la respuesta fue sí.

En las últimas semanas se habían suscitado muchas noticias en el mundo mágico.

"Harry Potter: ¿El Elegido?

Los rumores continúan volando acerca del misterioso y reciente disturbio ocurrido en el Ministerio de Magia, durante el cual El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado fue visto una vez más…"

Remus repasaba la misma línea del periódico por 5ª vez. ¿Porque aquella bruja de cabello color chicle temblaba de pies a cabeza? No quería mirarla los ojos para no parecer evidente pero, se daba cuenta que Tonks tenía algo extraño. Intentó concentrarse en el periódico, aunque sospechaba que acabaría leyendo 5 veces cada una de las frases de la noticia del Profeta. Estaba inquieto, jugaba con los pies y se sentía algo nervioso ¿por qué? Porque Nymphadora Tonks no dejaba de mirarlo. Suspiró involuntariamente sin dejar de fijar la vista engañando a su mente para que leyera una nota que ni recordaba cual era el encabezado.

Lo tenía claro y en cierto aspecto estaba un poco disgustado consigo mismo ¿Por qué se lo había permitido? Nunca le había pasado ¿Por qué se había concedido sentir algo por la mujer que tenía al extremo de la mesa?

Se la habían pasado tanto tiempo conviviendo, platicando, y ayudándose cuando estaban en la Orden que por alguna broma del destino, e involuntariamente, Lupin se dejó llevar de más, sin querer, sin planearlo, sin duda era un sentimiento revitalizante, pero, la voz de la mente del hombre lobo se alzaba a la voz del corazón y le gritaba que era un error, que estaba mal, que usara su raciocinio como siempre; Había meditado y sabía la respuesta, era algo imposible, la miraba a ella, joven, hermosa, alegre y se miraba a sí mismo, viejo, pobre, desempleado, con ropa raída, canoso y sobre todo… hombre lobo. Para él era tonto pensar que Tonks lo mirara con otros ojos más que de amistad ¿Quién en su sano juicio podría fijarse en alguien como él?

No era algo fácil, y no quería meter la pata como siempre, pero definitivamente no se arriesgaría si no hubiera notado en los azules ojos de Remus que él también sentía algo, que había esperanza.

Lo sentía en su pecho, era algo que la embargaba de pies a cabeza, estar así, por alguien, por él, era algo nuevo.

No podía esconderlo, albergaba una felicidad en ella que pedía a gritos ser liberada, estaba decidido, hoy sería el día.

Lupin dejó el periódico en la mesa, era inútil, no podía seguir leyendo. Se paró y fue hacia el jardín de la madriguera.

Tonks tomó aire y recordó sentirse adolecente envuelta en esa sensación de como si flotara al caminar, lo vio dirigirse hacia afuera, era su oportunidad.

Lupin se estiró cuán largo era, y miró hacia arriba, el cielo estrellado se veía hermoso.

—Hola Remus… —saludó ella intentando actuar natural

Se paró junto a él y dirigió la vista hacia arriba, la noche estaba hermosa.

—Vaya… se ve espectacular…

Sus miradas chocaron, Lupin dirigió rápido la vista a otro lado y ella se ruborizó.

—¿Podemos hablar? —Le dijo con el corazón a mil.

—¿Sucede algo? Preguntó él, pensando que tal vez ella tenía un problema.

—Na-nada grave.

Ambos caminaron por inercia apartándose un poco más de la casa. Lupin se dio la vuelta y quedaron frente a frente mirándose a los ojos.

—Tonks ¿Qué sucede? ¿Hay algo que tengas que decirme, que los demás no puedan saber? Porque todos debemos tener la información para poder…

—No Remus no es nada acerca de Harry o que tenga que ver con la orden —Dijo ella jugando con las manos

Tonks disimuló mirando hacia el cielo, la vista era preciosa, perfecta para la ocasión, pensó.

—Bueno pues tú dirás —Le animó el

Regresó la mirada hacía él, sus ojos cansados la miraban profundamente.

—Bueno Remus, es que yo… —vaciló un poco —eres un gran amigo ¿sabes? te aprecio muchísimo, hemos pasado tantas cosas… me has ayudado tanto…

—La que me ha ayudado a mi eres tú Tonks, soy una persona algo extraña pero contigo, bueno… tu sabes más cosas de mí que cualquier persona —dijo Lupin sorprendiéndose que aquellas palabras hubieran salido de su boca.

Eso alentó a Tonks.

—Remus… estoy enamorada de ti

La sonrisa se le borró de golpe a Lupin y adoptó su olvidada cara de seriedad, desvió la mirada hacia la luna. El silenció se volvió pesado y Tonks no comprendía porque se había puesto así. Remus colocó sus manos en las bolsas de la chaqueta y volteó a verla.

—Tonks, esto no está bien. Es una locura.

No era la respuesta que ella esperaba.

—¿Por qué dices eso?

—¡Mírame! No soy una persona para ti, yo… soy viejo, pobre y peligroso.

—¿Qué es lo que dices? —masculló ella asombrada

—Tonks eres joven y lista, podrás encontrarte a alguien de tu edad y vivir tranquilamente, no soy quien para ti.

—No me digas lo que debería hacer, yo te quiero a ti, a mí no me importa nada de eso que dices.

El semblante de Lupin se endureció más.

—Nymphadora…

—Tonks—corrigió ella molesta. Algo en su interior se quebró.

—Debemos alejarnos, mira, yo, te aprecio mucho pero esto está mal…

—¿Por qué decides por mí? ¿Estas tratando de decirme que mis sentimientos están mal? Por favor Remus, ¿Es porque eres un hombre lobo?

—¿Y porque otra cosa podría ser? —soltó él al fin.

—¿Eso quiere decir que sientes algo por mí? —preguntó ella acercándose a él.

Lo había acorralado, y el mismo con esa contestación se había delatado…

—Contéstame Remus, dímelo, dime que no sientes nada por mí y te dejaré en paz.

Él guardó silencio, trataba de meditar sus palabras.

—No es eso… tú me agradas mucho, pero es que, no podemos estar juntos, lo mejor es que nos alejemos, olvidemos esto y…

—No entiendes, esto que siento no es algo que pueda olvidar, no es algo que quiera borrar de mí, te amo.

Lupin sintió algo en la boca del estómago, oírla hablar así… era mágico, pero…

—Lo-lo siento pero… Tonks, hay que ser sensatos, usa la razón, podría matarte…

—¡No! ¡Por primera vez en tu vida usa tú el corazón y no la cabeza…!

—¡Tonks! ¡Remus! Los estoy buscando la cena esta… Oh vaya, disculpen…—dijo la señora Weasley desde la puerta de la casa al mirar las caras de ambos, tenía la sensación de haber interrumpido algo importante

—No te preocupes Molly, enseguida vamos. —Contestó el ex profesor con una melancólica sonrisa

Se volvió hacía ella de nuevo, colocó sus manos en los hombros de Tonks y le susurró:

—Aunque quisiera con todas mis fuerzas esto no puede ser, perdóname —Giró sintiéndose un cobarde y comenzó a avanzar de vuelta a la madriguera cuando algo que dijo ella lo hizo pararse en seco…

—¿Por qué le tienes tanto miedo a ser feliz Remus?

Lupin se giró y entonces Tonks desapareció entre la oscuridad.