Disclaimer: Los personajes no me pertenecen. Todos los derechos están reservados por J.K. Rowling y Warner Bros.


Capítulo 5: La Querida Tonks

Era increíble cómo se pasaba el tiempo. Ya estaban en navidad, y la extrañaba con todas sus fuerzas, seguía sin verla muy a su pesar. Lupin había ido a casa de los Weasley para cenar con la familia de pelirrojos.

Adentro podía sentirse la alegría flotando. Ojala se le pudiera impregnar algo de ello, esa noche había decidido no pensar más y disfrutar de la cena, lo necesitaba. Para él la fecha no significaba mucho, debido a la muerte de sus padres siempre se la había pasado con James o Sirius, pero ahora ellos no estaban. Alguna vez entre sus locas ocurrencias le pasó por la cabeza estar ese día con Tonks, a solas o no, quizás con los Weasley pero disfrutando de la alegre compañía de la metamorfomaga, pero una vez más el raciocinio le decía que no debía involucrarse demasiado con ella y las cosas además no habían quedado en buenos términos.

A lo lejos podía oír a Harry y a Arthur hablar, de un tal Stan Shunpike, pero a pesar de que estaban en la misma mesa, no les prestaba atención.

Oh, mi pobre corazón, ¿Dónde se ha ido?

Me ha dejado por una temporada.

Molly Weasley había puesto la radio desde que él se sentó en la mesa. Aquella canción de Celestina Werbeck lo estaba comenzando a molestar, la letra se mezclaba con sus recuerdos, y le susurraba una y otra vez el nombre de Tonks, su grandiosa idea de olvidarse de sus problemas estaba flaqueando.

—Harry, se te ha ocurrido —dijo el señor Weasley —que Snape estuviera simplemente fingiendo…

—¿Fingiendo que ofrecía su ayuda, para averiguar que se trae Malfoy entre manos? —Dijo rápidamente Harry —Si, pensé que diría eso. Pero, ¿cómo lo sabremos?

—Saberlo no es asunto nuestro —dijo Lupin inesperadamente. Había girado su espalda hacia el fuego, y ahora miraba a Harry de frente, al otro lado del señor Weasley, —Es asunto de Dumbledore. Dumbledore confía en Severus, y eso debería ser suficiente para todos nosotros.

—Pero —dijo Harry, —tú piensas que Dumbledore se equivoca con Snape.

—La gente lo ha dicho, muchas veces. No importa si confías o no en el juicio de Dumbledore. Yo lo hago, por lo tanto, confío en Severus.

—Pero Dumbledore puede equivocarse —discutió Harry. —Él mismo lo dijo, Y tú…

Miró a Lupin directamente a los ojos.

—¿De verdad te agrada Snape?

—Ni me agrada ni me desagrada Severus —dijo Lupin. —No, Harry, estoy diciendo la verdad —añadió mientras Harry ponía una expresión escéptica. —Nunca seremos amigos íntimos, quizás, después de todo lo que pasó entre James y Sirius y Severus, hay también mucho más rencor. Pero yo no puedo olvidar que durante los años que enseñé en Hogwarts, Severus hizo la Poción Matalobos para mí todos los meses, la hizo perfectamente, y así no tuve que sufrir como hago normalmente cuando hay luna llena.

—Pero, "accidentalmente" dijo que eres un hombre lobo y ¡tuviste que irte! —dijo Harry furiosamente.

Lupin se encogió de hombros.

—Se habría sabido de todas maneras. Los dos sabíamos que él quería mi empleo, pero él podía haberme causado un daño mucho mayor, estropeando la poción. Pero me mantuvo sano. Debo estarle agradecido.

—¡Quizá no se atrevió a estropear la poción, con Dumbledore vigilándolo! —dijo Harry.

—Harry, tú estás resuelto a odiarlo —dijo Lupin con una sonrisa vaga. —Y lo entiendo, con James como padre y con Sirius como padrino, has heredado un viejo prejuicio. Por supuesto, cuéntale a Dumbledore lo que nos has contado a Arthur y a mí, pero no esperes que comparta tu punto de vista del asunto; ni siquiera esperes que se sorprenda de lo que le dices. Puede haber sido parte de las órdenes de Dumbledore que Severus interrogara a Draco.

…y ahora, rompiste en pedazos completamente el amor

¡Y yo quisiera que me devolvieras mi corazón!

Celestina terminó su canción con una nota larga y muy aguda y un clamoroso aplauso salió de la radio al que la señora Weasley se unió con entusiasmo. A Lupin le parecía horrible aquella canción, era como si en esa habitación, solo estuvieran la radio y él; se imaginaba a Tonks con el cabello oscuro y la piel pálida, cantándole aquella canción cuya letra no podía ser más directa, era algo desagradable.

—¿Qué has estado haciendo últimamente? —preguntó Harry a Lupin mientras el señor Weasley se animaba a buscar el ponche de huevo y todos los demás se estiraban y empezaban a hablar.

—Oh, he estado bajo tierra —dijo él. —Casi literalmente. Es por eso que no he podido escribir, Harry, enviarte cartas me habría delatado…

—¿Qué quieres decir?

—He estado viviendo con mis compañeros, mis iguales—dijo Lupin. —Hombres lobo —añadió, tras la mirada de incomprensión de Harry. —Casi todos ellos están del lado de Voldemort. Dumbledore quería un espía, y yo era la persona ideal.

Lupin se recordó en las cuevas, sólo, alejado de la civilización. Al pensar en todo lo que había pasado en esa misión, le resultaba tan difícil creer que Tonks le dijera que quería estar con él. Los suyos eran unas bestias cuando se transformaban, para ellos era de lo más común matar a alguien infectar a tantas personas como fuera posible; ¿Por qué Tonks no entendía el peligro que él significaba? Al estar en esas condiciones, con su raza lo había meditado más que nunca, aunque ella siguiera insistiendo, él ya había tomado la decisión de no ceder, no podían estar juntos.

Había algo de amargura en su voz, y quizá se dio cuenta de ello, ya que sonrió más cálidamente y continuó —no me estoy quejando; es un trabajo necesario y ¿Quién puede hacerlo mejor que yo? De todos modos, ha sido difícil ganar su confianza. Tengo signos inequívocos de haber intentado vivir entre magos, ya sabes, mientras que ellos han evitado la sociedad normal y viven al margen, robando, y a veces matando para comer.

—¿Cómo es que les agrada Voldemort?

—Ellos creen que, según sus normas, tendrán una vida mejor —dijo Lupin. —Y eso es difícil de discutir con Greyback aquí…

—¿Quién es Greyback?

—¿No has oído hablar de él? —las manos de Lupin se cerraron convulsivamente en su regazo. —Fenrir Greyback es, quizás, el hombre lobo más salvaje vivo hoy en día. Considera que su misión en la vida es morder e infectar a tanta gente como pueda, quiere crear hombres lobo suficientes para vencer a los magos. Voldemort le ha prometido presas a cambio de sus servicios. La especialidad de Greyback son los niños… los muerde cuando son jóvenes, y los cría lejos de sus padres, los cría para que odien a los magos normales. Voldemort ha amenazado con soltarlo entre los hijos e hijas de la gente; es una amenaza que normalmente produce buenos resultados.

Hizo una pausa y entonces dijo —Fue Greyback quien me mordió a mí.

—¿Qué? —dijo Harry atónito. —¿Cuándo… cuando eras un niño quieres decir?

—Sí. Mi padre lo había ofendido. Yo no supe, durante mucho tiempo, quien era el hombre lobo que me había atacado, Incluso sentí lástima por él, pensando que no había tenido control, sabiendo cómo se siente la transformación. Pero Greyback no es así. Cuando hay una llena, se coloca cerca de sus víctimas, asegurándose que está lo bastante cerca como para atacar. Lo planea todo. Y éste es el hombre que Voldemort está usando para controlar a los hombres lobo. No puedo fingir que mi particular modo de razonamiento está haciendo muchos progresos, ante la insistencia de Greyback, que afirma que los hombres lobo se merecen la sangre, tanto que deberíamos vengarnos con la gente normal.

—¡Pero tú eres normal! —dijo Harry acaloradamente. —¡Sólo que tienes un… un problema!

No pudo contenerse al ver la cara de Harry y se echó a reír… después de tanto tiempo sin hacerlo. Harry le había contestado lo mismo que Tonks, cuando le confesó que era un hombre lobo…

El semblante de Lupin estaba serio, dubitativo. Meditaba la situación, sus pros y sus contras, y definitivamente lo malo le estaba ganando a lo bueno. No era que él fuese negativo o pesimista, sino que, para su gusto era demasiado sensato.

—Vamos ¿Por qué esa cara? —Preguntó ella acercándose

Lo había pospuesto una y otra vez, le daba vueltas al asunto, pero estaba consciente que Tonks merecía saberlo, después de todo ya eran buenos amigos.

—Hay algo que no te he contado sobre mí —comenzó él — algo que no me enorgullece pero que es parte de mi vida, entenderé si después de escucharme no quieres volverme a hablar… enserio…

—¿Pero qué cosas dices? ¿Cómo vas a creer que yo voy a querer dejar de llevarme contigo?

—Soy un hombre lobo.

Ella lo miró, seria y él tomó vuelo, comenzó a contarle su historia, la chica no decía nada, lo escuchaba atenta sin hacer gestos, y eso le hizo pensar que Tonks estaba buscando la mejor forma de salir corriendo de ahí sin ser descortés.

Cuando él terminó el relato ella por fin habló.

—¡Pero tú eres normal! ¡Remus! Eres inclusive más normal que yo—había dicho ella sin ningún rastro de miedo o repulsión a lo que el acababa de revelar.

—Nadie quiere a los de mi especie Tonks, es por eso que no tengo muchos amigos…

Ella extendió la mano y le mostró su brillante sonrisa

—Nymphadora Tonks, Tonks para ti, mucho gusto.

Él no entendía pero ella le hacía gestos para que continuara y dijera sus líneas.

—¿Remus Lupin…el gusto es mío? —Aquello había sido una pregunta pero la colorida bruja sonrió y le tomó las manos

—¿Lo ves? Ahora somos amigos

Ambos soltaron una gran carcajada


El señor Weasley le ofreció un vaso de ponche y él lo aceptó gustoso, sintiéndose un poco alegre al recordar ese viejo momento.

Lupin pasó la noche en la madriguera, era más cálido dormir ahí que en su casa. Al día siguiente todos se reunieron para comer, la compañía de todos lo hacían sentir como en casa (aunque realmente en casa estaba solo, más bien su casa estaba ahí con ellos).

De pronto, al ofrecerle un poco de salsa a Fleur, Ron hizo que el tazón volara hacia arriba de la mesa. Bill agitó su varita y la salsa se elevó en el aire y volvió dócilmente a su lugar.

—Eges tan malo como esa Tonks, —dijo Fleur a Ron cuando terminó de besar a Bill para darle las gracias. —Ella siempre está dando golpes…

A Remus le zumbaron los oídos y pretendió no haber escuchado aquel comentario.

—Invité a la querida Tonks a venir hoy —dijo el señor Weasley, retirando las zanahorias con una fuerza innecesaria y mirando fijamente a Fleur.

Algo en el interior de Lupin le pedía que se levantara y huyera a donde sea que pudiera.

—Pero ella no vendrá ¿Has hablado con ella últimamente, Remus?

"Demonios…" —pensó ¿Qué acaso no había otro tema de conversación que no fuera Tonks? ¿Por qué todos se empeñaban en abrirle más la herida? Cuando sentía que dejaba de pensar un poco en ella, ahí iban todos y la sacaban a flote.

—No, no he estado en contacto con mucha gente, —dijo Lupin —Pero Tonks tiene su propia familia para reunirse ¿no? —Añadió pareciendo indiferente al asunto.

—Hmm, —dijo la señora Weasley. —Quizás. Pero tengo la impresión de que está planeando pasar las navidades sola, realmente.

Molly le lanzó una mirada molesta a Lupin. Él sabía qué era lo que eso significaba, lo estaba culpando que Tonks se volviera una retraída. Lupin sintió un hueco en el estómago al imaginársela sola en navidad, nadie debía estar solo en esa fecha, la culpa lo invadió mientras se llevaba el guiso a la boca.

De pronto Harry lo sacó de su ensimismamiento.

—El Patronus de Tonks ha cambiado de forma —le dijo —Snape lo dijo, de todos modos, no sabía que eso podía ocurrir. ¿Por qué razón cambiaria un Patronus?

Estuvo a punto de atragantarse pero se tranquilizó ¿Qué el Patronus de Tonks había cambiado? Se tomó su tiempo para masticar el pavo y tragarlo antes de decir lentamente escogiendo sus palabras:

—A veces… un gran choque… un trastorno emocional…

Seguramente las cosas debían estar tan mal como para que su Patronus cambiara de forma; Lupin se aferraba a creer que no era el único culpable, sino que la muerte de Sirius había dejado bastantes estragos en ella. Antes el Patronus de la metamorfomaga era un lobo, ¿Qué forma podría tener ahora…?

—Parecía grande, y tenía cuatro patas, —dijo Harry golpeado por un repentino pensamiento y bajando su voz. —Hey, ¿No podría ser…?

Lupin tuvo que contener el impulso de abalanzarse sobre Harry y taparle la boca, pero para su suerte eso no fue necesario. Molly se había parado estruendosamente de la mesa y había anunciado con sorpresa y un dejo de desesperación la llegada de su hijo ausente, Percy Weasley. Lo que le indicaba al hombre lobo que era hora de irse.