Disclaimer: Los personajes no me pertenecen. Todos los derechos están reservados por J.K. Rowling y Warner Bros.


Capítulo 7: Hogwarts

—¡Nymphadora! ¡El desayuno está servido!

Andrómeda miró el reloj de la cocina, en los últimos meses su hija dormía más de lo acostumbrado, se encerraba la mayoría del tiempo en su cuarto o simplemente no estaba en casa, y ella podía imaginar el porqué de esa actitud, el nombre comenzaba con R y terminaba con emus. Tonks bajó las escaleras estrepitosamente. Dio un mal paso y cayó al piso.

—¡Hay! —chilló, un moretón más al cual darle la bienvenida.

Se levantó sobándose la rodilla.

—Te he dicho un millón de veces que no me llames así mamá, no tengo que recordarte que odio mi nombre.

Tonks y Andrómeda se sentaron en la mesa ya servida. Su mamá la miraba minuciosamente.

—Te vez un poco mejor hija…

—Sí creo que lo estoy

Fue sincera. Tenía una semana del encuentro con Remus en la madriguera, y aunque al principio la cabeza no la dejaba en paz durante el día y la noche, sucedió lo mismo de siempre, terminó sobrellevando las cosas.

–¿Dónde está Papá? —Preguntó ella observando el lugar vacío de Ted Tonks.

—En la sala viendo un partido de… ¿cómo se dice? ah sí, futbol, algo parecido al Quidditch. ¿Cómo estas hija? ¿Qué hay sobre Re…?

—Estoy mejor mamá, trato de olvidarme de él ¿Sabes? Preferiría que no lo mencionaras.

—Está bien. Ha llegado el profeta hoy.

—¿Ah sí? —dijo ella sin interés masticando el almuerzo.

—Parece que las cosas están empeorando.

Andrómeda se paró y fue hasta la estufa para tomar otra ración de comida.

—De hecho, varios vecinos me han comentado que al parecer un hombre ha estado mandando a San Mungo a muchas personas y a otros desafortunadamente los ha matado, no recuerdo bien su nombre, empezaba con G pero… era algo así como Gra… Grey…

Tonks dejó caer su tenedor al plato y la miró con los ojos muy abiertos.

—¡Greyback! — completó Tonks

—Sí, exacto…

—Mamá ¿Dónde está ese periódico? —Preguntó desesperada.

—Lo he dejado en la sala, pero ahí no encontrarás información, solo se menciona algo sobre un niño bajo una maldición, pero nada de ataques de hombres lobo. Si me lo preguntas creo que es una medida que ha adoptado el Profeta para no alarmar a la gente o cabe la posibilidad de que no tengan buenas fuentes de información. Hija, esto sobre los ataques de hombres lobos solo se comenta de boca en boca entre la comunidad maga. Oí que un niño de 5 años de apellido Montgomery falleció debido al ataque, sus hermanas son alumnas en Hogwarts. Deberías comentar esto con la orden o quizás primero con Dumbledore, puede que sean chismes exagerados pero el rumor está algo fuerte, no está de más asegurarse.

Tonks se horrorizó ante ese hecho y recordó lo que Lupin le había dicho una vez:

"Es el hombre lobo más salvaje vivo hoy en día. Su especialidad son los niños… los muerde cuando son jóvenes, y los cría lejos de sus padres"

—Gracias mamá, creo que tienes razón.

Tonks salió disparada a la sala, necesitaba comprobar que no se mencionara nada en el diario, tal vez si se decía, pero no con todas las letras del crimen.

Su padre parecía disfrutar de la victoria de su equipo, tenía una sonrisa que no le cabía en la cara y estaba despatarrado en el sillón con una bola de golosinas.

Tonks atravesó la habitación, tomó el Profeta y se tiró en otro de los sillones. Revisó cuidadosamente todas las noticias, nada. Excepto una nota pequeña sin fotografía donde se mencionaba que un niño había sido arrestado por asesinar a sus padres, parecía estar bajo la maldición Imperius.

Debía hacer algo, no sabía exactamente qué, pero tenía que hablar con Dumbledore. Podría ofrecerle su ayuda para seguir patrullando la escuela, podría intentar hacer algo.

—Tonks ¿Qué sucede? —Gritó su madre desde la cocina

—Regreso más tarde iré a Hogwarts

Tonks tomó su capa y sin más salió de su casa. Tenía un sentimiento de desesperación atrapado en el pecho. Greyback era el culpable de que ella y Lupin no pudieran ser felices, junto con la estúpida necedad de Remus. Aunque el punto no era ese, no iba a dejar que le destrozara la vida a alguien más. Lo que le preocupaba era si Dumbledore realmente estaba enterado de ese asunto.

Tonks corría como loca por los pasillos de la escuela. Si Greyback estaba atacando más frecuentemente de lo normal, quería decir que algo estaba pasando. Dumbledore ya les había comentado que Voldemort estaba persuadiendo a los hombres lobo, quizás los ataques se debieran a que querían reclutar gente para su ejército de mortífagos, que El-Que-No-Debe-Ser- Nombrado estaba por volver.

Llegó a la gárgola que daba paso al despacho del director y susurró la contraseña, las escaleras aparecieron y ella las siguió. Tocó la puerta y esperó, sonaba el pie con el suelo involuntariamente por la impaciencia. No obtuvo respuesta, y decidió girar la perilla.

Adentro reinaba la tranquilidad, los retratos de los ex directores del colegio dormían y uno que otro se encontraba vacío, Fawkes el hermoso fénix la miraba desde su jaula, Dumbledore no estaba ahí.

Dio media vuelta y comenzó a caminar por la escuela. ¿Qué podía hacer? Sabía que nada, no sin antes hablar con el profesor.

Deambuló un rato y se dio por vencida, estaba a punto de irse cuando a lo lejos vio como un chico conocido se agarraba un pie y con el otro saltaba. ¿Por qué últimamente se tenía que encontrar con Harry?

—¿Harry? —dijo ella acercándose

Harry miró alrededor, sosteniéndose en una pierna y se cayó. Ahí, para su completo asombro, estaba Tonks caminando hacia él como si con frecuencia paseaba por ese pasillo.

—¿Qué estás haciendo aquí? —le preguntó sobando su pie ¿Por qué ella siempre lo encontraba tirado en el piso?

—Vine a ver a Dumbledore —dijo Tonks. Harry pensó que se veía terrible: más delgada de lo normal, con el cabello lacio y decolorado.

—Su oficina no está aquí, —dijo Harry —está por el otro lado del castillo, detrás de la gárgola…

—Lo sé, —dijo Tonks —Él no está aquí. Al parecer se fue de nuevo —dijo desilusionada.

—¿No está? —dijo Harry, poniendo su pie lastimado de vuelta en el piso. —Hey… ¿tú no sabes a donde se fue?

—No —dijo Tonks

—¿Para qué lo querías ver?

—Para nada en especial —dijo Tonks, tomando, al parecer inconscientemente la manga de su túnica. No estaba de humor para dar explicaciones, más bien no estaba de humor desde hacía tanto tiempo —Solo pensé que debería saber lo que está pasando. He oído rumores… gente lastimada.

—Sí, lo sé, todo ha salido en los periódicos, —dijo Harry. —Ese niño intentando matar a sus…

—El profeta a menudo se retrasa, —dijo Tonks sin escucharlo realmente— ¿Has recibido últimamente alguna carta de alguien de la Orden?

—Ya nadie de la orden me escribe. —dijo Harry —No desde que Sirius…

Al oír ese nombre, los ojos se le anegaron de lágrimas automáticamente. Intentó reprimirse ignorando aquella charla.

—Lo siento —murmuró torpemente. —Quiero decir… lo extraño, también.

—¿Qué? —dijo ella haciendo como que no había oído nada —Bueno, nos vemos Harry.

Se dio vuelta repentinamente y volvió por el pasillo donde habia venido. Tenia que reconocer que no podía hacer mucho, y vencida se dirigió de nuevo a casa.

Caminó hacia las afueras de Hogwarts para poder desaparecerse, el lugar no dejaba de ser mágico en sí, le traía melancolía. Los recuerdos de su juventud no tan lejana la abordaban. Cuando ella estaba en el colegio muchos le huían, casi no tenía amigos, a pesar de que ella estaba orgullosa de sus poderes, sus demás compañeros la consideraban molesta y muy rara…

Cuando era una niña anhelaba entrar a Hogwarts, le pedía a su mamá que le hablara de sus años en la escuela, escuchaba fascinada el relato y se imaginaba yendo por fin. Pronto al llegar a la edad y encontrarse al fin en clases, la ilusión habia desaparecido un poco. Siempre se habia idealizado siendo buena estudiante con muchos amigos y tal vez algun novio y de aquello solo habia cumplido la primer cosa.

Los chicos le huían, y al parecer con el paso de los años, las cosas no habian cambiado mucho. El hombre del cual se habia enamorado, era un cobarde. Él también la quería, podía apostarlo, pero se metía tanto en su papel de sufrido y de "no tengo derecho a ser feliz" que tener una conversación con él sobre sentimientos era toda una proeza. Ella habia intentado de todas formas hacerlo entender, para Tonks todo estaba claro, lo amaba y punto. Sí, era un hombre lobo pero estaba más que decidida a sobrellevar eso, a luchar contra lo que fuera, a mandar al diablo a los que no estuvieran de acuerdo. ¿Pero como podía hacer todo eso si el era el primero en salir corriendo?

Una parte de ella estaba resignada, pero la otra, la más grande la sostenía y le decía que siguiera, que Remus no podía negar por siempre sus sentimientos. Pero no sabia como podía seguir alimentando la esperanza si cada vez que veia a Lupin, él la desarmaba, le reducia todo.

No estaba muy segura de quien se arrepentiría primero, si él por negarse al amor o ella por mantener su esperanza con bases inexistentes.