Una semana había pasado desde aquel incidente que dio un cambio radical en la vida de la, ahora, ex serafín. Una semana exacta en la que su curiosidad le jugó la peor de las jugadas y, sin ser capaz de contenerse, había tocado a ese llamativo, extraño y sumamente atractivo sujeto, Sasuke Uchiha.

Afortunadamente, Naruto era un ser de lo más agradable. Le permitió quedarse en su pequeño departamento hasta que volviera a recuperar la memoria, sin importar el tiempo que aquello demorara.

Sakura se había mostrado cien por ciento útil y dispuesta a ayudar al muchacho de cabellera rubia que ya tanto había hecho por ella. Limpió con empeño el desarreglado apartamento y acomodó pilas y pilas de papeles que Naruto se había dado el lujo de desparramar por todas partes al no serles de utilidad.

En ningún momento había vuelto a sacar el tema de su hermana y Sasuke. No quería que Naruto sufriera, no quería verlo como la vez en que él le había contado todo, con sus preciosos ojos azules tan perdidos y apagados. Había tomado la decisión de averiguar todo por su propia cuenta, empeñarse al máximo por saber que había ocurrido y sacar a Sasuke de aquella aterradora e inmensa oscuridad a la que se había sumido. Ella estaba completamente decidida, la pregunta ahora era… ¿sería capaz?

- Sakura-chan, tengo que irme a la comisaría y no creo volver hasta entrada la noche. ¿Podrás arreglártelas sola? – preguntó el rubio apenado. No le gustaba para nada dejar a aquella delicada e ingenua muchachita sola. La encontraba demasiado parecida a su hermana y no se permitiría volver a cometer el mismo grave error que con ella había sido incapaz de evitar. Incapaz de llegar a tiempo... Quería y sentía la necesidad de estar con Sakura, protegerla de cualquier insignificante cosa porque, a pesar de conocerla hacía tan poco tiempo, él ya había formado una fuerte conexión con ella.

- Claro que si Naruto, no te preocupes – mencionó ella mientras esbozaba una sonrisa sincera. No quería resultar molesta en lo absoluto y jamás impediría que Naruto faltara a su labor por ella. Además, una brillante idea surgió cuando él mencionó que tenía que marcharse. Aquello que había querido estar haciendo a lo largo de toda la semana pero que le había resultado imposible debido a la constante vigilancia del rubio… Ella quería volver a ese lugar. Volver a donde él, Sasuke, residía.

- Pues entonces me marcho. Trataré de no volver tan tarde – dijo el rubio con pesadez mientras se encaminaba a la salida del departamento

- Claro Naruto. Hasta luego – se despidió la pelirrosa alegremente

- Y Sakura… ten cuidado, por favor – exclamó él con evidente súplica enmarcada en sus ojos. Realmente odiaba dejarla sola, indefensa…

- N-no te preocupes, estaré bien – aseguró ella, mostrando una radiante sonrisa

- Eso espero… Adiós, nos vemos más tarde – dijo para finalmente marcharse.

Sakura dio un largo suspiro y luego abandonó su tarea de barrer el piso para encaminarse al baño. Se daría una larga ducha antes de partir a su destino.

Se colocó unas prendas que Naruto le había conseguido en una tienda cerca de allí, donde la ropa era barata y buena. Un pantalón de jean azul y una sencilla remera manga tres cuartos de color rosa pastel. Aquella vestimenta era más apropiada para una niña de diez años pero Naruto no tenía conocimientos en moda femenina y pensó que aquello se le vería adorable. Y estaba en lo cierto pero, Sakura, no aparentaba esa edad. Si bien los Ángeles viven eternamente su imagen nunca cambia. La de Sakura tampoco y su apariencia era la de una adolescente de no mas de dieciséis años de edad, no la de una niña. Pero a ella no le importó, después de todo, sus conocimientos en moda se reducían a cero y la amabilidad de Naruto por preocuparse por ella y tomarse la molestia de comprar todas esas prendas la había enternecido enormemente. No estaba para nada enojada, de hecho era todo lo contrario, estaba radiante de felicidad por su nueva adquisición.

Finalmente, luego de engullirse rápidamente una medialuna, salió del departamento, en búsqueda de él. Pero… Sakura había olvidado un importantísimo detalle y era el hecho de que no tenía ni la más mínima idea de donde Sasuke viviría. La imagen de la noche en la cual ella había estado en su departamento se encontraba muy difusa. Su dolorosa transformación le había impedido prestar atención a su alrededor, lo único que atravesaba su mente era ese terrible malestar carnal que sentía y el rostro preocupado de Sasuke, sus fríos y negros ojos observándola fijamente mientras ella se volvía una humana. Luego había huido y Naruto llegó en su rescate. A partir de ahí todo se volvió borroso y cuando su lucidez volvió ya se encontraba sana y salva. Entonces… ¿cómo lo encontraría si no recordaba absolutamente nada?

Decidida a todo, optó por buscarlo por los alrededores. No conocía prácticamente ningún lugar de aquella gran ciudad llamada Tokio pero, no se daría por vencida fácilmente. Naruto le había mencionado que llevaba tiempo buscando sin descanso el paradero de Sasuke, pero nunca había logrado encontrarlo, ni siquiera una miserable pista. Según él, el delincuente era más escurridizo que cualquier rata de alcantarilla.

Pero la determinación de Sakura era infinita, así tuviera que caminar kilómetros y kilómetros lo encontraría.

Las horas pasaban y ella seguía deambulando por las calles, buscando algo, lo que sea que sirviera como ayuda para hallar a Sasuke. Pero no había rastros de él por ninguna parte. Temía por preguntar en los locales debido a la mala reputación que el muchacho tenía. Prefería intentar encontrar algo por su cuenta, dar de casualidad con el lugar en el que había estado cuando se transformó pero la suerte no estaba de su lado, comenzaba a oscurecer y lo que sabía sobre él se reducía a cero.

Completamente indignada y abatida, comenzó a volver a paso lento y cansado al departamento de Naruto, esperaba que el muchacho no hubiera vuelto aún o de lo contrario se llevaría una gran reprimenda por parte del mismo.

Había sido cuidadosa de recordar el camino que había tomado en su búsqueda por lo que recordaba a la perfección como volver. Desafortunadamente las nubes grisáceas que opacaban el cielo ese día dieron paso a una intensa lluvia, las personas que se encontraban caminando despreocupadamente corrieron en busca de refugio pero Sakura siguió caminando normalmente, disfrutando de aquella agradable sensación que le producía el suave toqué de las gotas sobre su piel.

Un brillo de alegría iluminó sus ojos jades cuando divisó a lo lejos el departamento de Naruto, su memoria no había fallado y la guió por el lugar exacto. Mientras caminaba hacia el departamento meditaba su fracaso pero finalmente llegó a una conclusión: no se daría por vencida. "Persevera y triunfaras", aquel conocido y cierto refrán pasó por su mente, provocando que una sonrisa surgiera de sus labios y su estado anímico se normalizara.

Sonriente como se encontraba se fue acercando. Cuando finalmente alcanzo el edificio alguien la tomó bruscamente del brazo, de inmediato pudo sentir como una extraña corriente eléctrica golpeó su frágil cuerpo y los vellos de su piel se erizaban. Aturdida y asustada se dio media vuelta para encontrárselo a él peligrosamente cerca…

- S-Sasuke… - musitó la pelirrosa en estado de completo shock

El muchacho la miró sorprendido ¿cómo era posible que ella supiera su nombre? Luego de escasos segundos salió de su breve transe y se dispuso a hablar.

- Tú y yo tenemos que hablar – espetó. Su intensa y penetrante mirada se encontraba fija en aquellos cristalinos ojos verdes que destilaban un gran temor. Temor a él. Nada bueno le esperaba a la ex serafín…


Sasuke había quedado completamente aturdido desde que vio a aquella extraña, muy extraña, muchacha de cabellos rosados y cara angelical en su departamento. Si bien ya había pasado una semana de aquel acontecimiento la imagen de ella seguía nítida en su mente.

¿Quién demonios era ella? Aquella pregunta resonaba en su cabeza una y otra vez, provocándole una insoportable jaqueca. Una de sus teorías más convincentes era que tal vez fuera una mujerzuela con la que había pasado el rato pero, ella no aparentaba pertenecer a ese tipo de calaña; su mirada tierna y transparente tiraba al tacho a aquella conjetura. Tal vez una simple pobretona que al encontrarse con la ventana abierta entró en búsqueda de algo… no, definitivamente no. Esas especulaciones quedaban en el olvido cuando pensaba en ella, en esa extraña pero cálida sensación que sintió cuando la tenía estrechada entre sus fuertes y musculosos brazos; en sus luminosos ojos de exótica pero a la vez fascinante tonalidad verdosa. Ella era especial y estaba decidido a encontrarla, develar el misterio de su extraña visita y el por qué de sus gritos de agonía.

Inexplicablemente, otra imagen hacía acto de presencia en su mente cada vez que pensaba en la extraña muchachita, aquella imagen que la droga y el alcohol habían logrado sepultar parcial pero no completamente como le hubiese gustado… Amai. Esa joven muchacha de cabellera rubia y ojos vivaces por la que hubiera dado hasta su propia vida. Pero lo había traicionado de la peor manera, lo había abandonado dejándolo totalmente solo.

Apretó sus puños con fuerza y golpeó la dura pared frustrado. Odiaba pensar en ella, odiaba pensar en lo mucho que la había amado y el terrible e insoportable dolor que sintió al perderla, verla marcharse para luego nunca más saber nada…

Retiró la mano de allí para luego contemplar sus ensangrentados nudillos. Pero, el dolor de su mano era nulo comparado con el terrible malestar que sentía en su pecho, en aquellos momentos su corazón se estrujaba con tanta fuerza que le llevaba varios minutos poder reponerse.

Se sentía patético, de seguro ella habría conseguido a otro hombre con el que posiblemente estaría comprometida, un hombre honesto y honrado que la protegería y amaría hasta el final… El dolor en su pecho se intensificó porque ¡demonios! Él también estaba dispuesto a brindarle aquello y más pero… él era un sujeto complicado con peligrosos negocios turbios bajo la manga que ella jamás había aceptado. La joven había intentado absolutamente todo para que Sasuke siguiera un buen camino pero al ver que las cosas no mejoraban finalmente se dio por vencida y… se marchó, dejándolo solo, logrando que se sumergiera más en aquella horripilante oscuridad.

Tenía que olvidarla pero le resultaba imposible, los malos vicios ayudaban pero lamentablemente con aquello no era suficiente. Lograba distraer a su mente pero no a su corazón.

Confundido como estaba, salió de su pequeña casa y se dirigió a su lujoso auto. Tenía que averiguar que había pasado con ella, sentía la necesidad de comprobar que todo estaba bien. Luego de seis meses finalmente había decidido escuchar a su reñido corazón e ir en su búsqueda, por más que le doliera era lo mejor, o eso creía

Una vez en el costoso automóvil, giró las llaves y pisó el acelerador, arrancando a toda velocidad. No importaban los gritos histéricos de los demás automovilistas y transeúntes, ni el hecho de que casi atropellaba a un distraído can, claro que no… él deseaba verla cuanto antes, lo demás le daba igual.

Aparcó en aquel conocido lugar, aquel que había tratado de evitar los últimos meses… el departamento en donde ella residía. Daba por hecho que probablemente ya no viviera más allí, tal vez había decidido alejarse por completo de aquella zona y mudarse a un lugar en donde pudiera volver a rehacer su vida sin complicaciones. Sin embargo… él tenía que comprobar en persona si su suposición era cierta.

Como estaba al tanto de que el hermano de ella era un oficial, y él un muy buscado delincuente, no podía darse el lujo de salir del auto, dirigirse a aquel enorme y habitado edificio para luego tocar el timbre correspondiente, eso sería como meterse a la boca del lobo. Tendría que ser paciente y esperar.

Los minutos pasaban y nada, ni un mínimo rastro o señal de ella. La lluvia pronosticada no se hizo esperar más y arremetió pesadamente contra todo lo que se encontraba en su paso. Los vidrios polarizados del automóvil temblaban ligeramente debido al fuerte golpeteo de las feroces y abundantes gotas mientras Sasuke mantenía la vista fija en el edificio. Si aquello seguía así en cualquier momento mandaría todo a la mismísima mierda y entraría a ese edificio para corroborar su desesperante duda.

Fue entonces que algo capturó de inmediato su atención. Una muchachita de cabellos rosados acercándose despreocupadamente a la gran edificación. Lucía una bonita sonrisa mientras sus húmedos cabellos se pegaban en su rostro. Esos rasgos angelicales, esa apariencia inocente… era la chica que había estado en su habitación, no cabían dudas… ¿qué demonios hacía ella ahí? Tenía que ser una muy mala broma y si ella era participe de aquello… la pagaría muy caro.

Se bajó precipitadamente del vehículo y se dirigió hacia ella a la velocidad de un rayo.

En un movimiento totalmente carente de delicadeza la tomó del brazo, ignorando el fuerte escalofrío que recorrió su cuerpo ante el simple contacto. Fijo su negrusca y fría mirada en ella, intentando inútilmente descifrar lo que pasaba por la mente de la asustada jovencita.

Cuando Sakura pronunció temblorosa su nombre quedó atónito pero no lo demostró, finalmente luego de breves segundos se dispuso a hablar.

- Tu y yo tenemos que hablar – pronunció con vos ronca, provocando que ella diera un pequeño saltito en su lugar. Titilaba constantemente, pero no sabía si atribuir ese hecho a la fría lluvia o al temor que infundía su vos.

- D-de acuerdo. Pero alguien me esta esperando, necesito decirle que estoy bien primero – musitó Sakura agachando la cabeza. Se sentía realmente intimidada. A pesar de que finalmente había podido dar con él, los nervios y la inseguridad la estaban consumiendo.

- No – respondió el tajantemente – tú vienes conmigo mocosa – espetó Sasuke para luego sujetar con más fuerza el frágil brazo de Sakura y arrastrarla sin su consentimiento hacia su automóvil.

Las calles desoladas debido a la intensa lluvia fueron el escenario perfecto para aquello, nadie había visto la manera en que Sakura fue capturada.

- ¡B-basta! ¡D-duele! – gritó ella tratando de escapar del fiero agarre. Pero no obtuvo respuesta. Sasuke seguía arrastrándola sin mucho esfuerzo con la mirada fija en el horizonte. Su mirada realmente asustaba, sus ojos se habían oscurecido aún más irradiando completa furia.

Una vez que llegaron al auto, empujó a la chica hacia el interior y cerró la puerta provocando un sonoro estrépito.

Sakura quedó completamente paralizada. Sasuke era muy distinto a como había imaginado y es que, si bien había comprobado personalmente la gravedad de su estado, jamás se le hubiera ocurrido que fuera así, tan temible. Ella estaba segura de que en realidad era un ser dulce y gentil, tal como había visto en aquella foto en la cual él y la bonita chica entrelazaban sus dedos cariñosamente. Su cabeza no dejaba de pensar, tratando de encontrar una explicación que justificara su terrorífico carácter… ¿Por qué él se había vuelto así?

Cuando finalmente reaccionó y quiso escapar, fue demasiado tarde. Sasuke ya estaba dentro, poniendo en marcha el vehículo.

- E-espera por favor, ¿a dónde nos dirigimos? – le preguntó la ex serafín temerosa

- Eso no te incumbe, mantente callada si no quieres que algo malo te suceda

- ¡N-no! ¡Q-quiero bajarme! Alguien se preocupará mucho por mi si no llego a tiempo – exclamó preocupada. Pensaba en Naruto, no le importaba lo que a ella le ocurriría. No quería que Naruto sufriera por su causa, jamás se lo perdonaría.

- Me da igual – respondió él desinteresadamente sin desviar la vista del camino

- P-por favor – suplicó ella suavemente

- ¡Cállate maldita sea! – espetó él furioso, provocando que la mirada de Sakura se cristalizara al instante, tomó solo un par de segundos para que el llanto finalmente cediera.

Tratando de ser fuerte, desvió la vista hacia la carretera mientras con el dorso de su mano limpiaba cualquier rastro de lágrimas. Ya se habían alejado bastante, la lluvia seguía cayendo como si no hubiera un mañana y, a causa de ello, los alrededores se encontraban completamente vacíos. De todas formas, no se podía dar por vencida, tenía que pedir ayuda cuanto antes.

- ¡Ayuda! – gritó Sakura lo más fuerte que sus débiles cuerdas vocales le permitieron mientras sus manos cerradas en dos puños golpeaban con ímpetu la dura ventanilla

- No lograras nada gritando de esa manera, los vidrios son gruesos y están polarizados, nadie te oirá – habló Sasuke cansinamente. Ella realmente lo estaba alterando

- ¡N-no me importa! – gritó furiosa

- Como quieras – contestó Sasuke para luego, en un rápido movimiento, propinarle un fuerte golpe en la nuca. Sakura cayó desmayada de inmediato.

El viaje continuó sin complicaciones y, luego de una larga hora, finalmente arribaron. Sasuke dio un leve suspiro al comprobar que Sakura se encontraba sumida en un profundo sueño, medito por unos minutos que podía hacer con ella. No la obligaría a despertarse ya que, probablemente, cuando lo hiciera entraría en estado de pánico y comenzaría a gritar. La mejor opción entonces era cargarla, no sería difícil ya que ella era muy delgada y él se encontraba en una excelente condición física.

Tomó a la pelirrosa delicadamente situando una de sus manos en la espalda de ella y la otra por debajo de sus rodillas. Mientras la llevaba a paso lento y suave hacía su habitación, no pudo evitar sentir aquella agradable sensación que ya había experimentado la vez anterior cuando ella se encontraba agonizando en sus brazos. Aquella extraña pero gratificante calidez que irracionalmente lograba tranquilizarlo y envolverlo en un estado de absoluta paz.

Cuando llegó a la habitación, se dirigió a su cama y depositó suavemente a la durmiente jovencita. Hacía frío y ella aún se encontraba mojada debido a la exposición con la lluvia por lo que decidió secarla un poco y luego la cubrió con varias frazadas para evitar que se enfermase.

Una vez terminada su tarea se sentó en el borde de la cama y observó como ella dormía. Le parecía sumamente extraño que ella pudiera conciliar tan bien el sueño siendo que se encontraba "secuestrada". También sintió algo de envidia y es que, él nunca podría llegar a sentirse como ella se encontraba en aquel momento, libre de preocupaciones y en completa calma. Siempre viviría preocupado debido a los sin fin de problemas en los que estaba envuelto y en los que más adelante seguro se metería.

Un repentino estornudo sacó a Sasuke de sus cavilaciones y volvió a concentrar su atención en ella. Sus delicados rasgos delataban que no contaba con más de dieciséis años, un poco más joven que Amai…

Observó su largo cabello rosado que se encontraba húmedo y desparramado por toda la almohada, algunos mechones se encontraban pegados a su rostro provocando que, por mera inercia, él llevara una de sus manos hacia allí y los acomodara. Sintió de nuevo aquella adictiva calidez que tanto le agradaba, logrando que su mano no se apartara de allí y, por el contrario, comenzara a acariciar su rostro suavemente. Pasó la yema de sus dedos por su sonrosado pómulo y luego, lentamente, fue descendiendo hacia sus carnosos labios. Acarició con lentitud el labio inferior una y otra vez, ganándose un leve suspiro por parte de ella. Aquello fue suficiente para que el auto control de Sasuke se fuera por la borda y comenzara a descender su rostro despacio, encontrándose cada vez más cerca del de ella.

Presionó delicadamente sus labios fríos con los tibios de Sakura, percibiendo un extraño pero fascinante sabor dulce. De inmediato sintió como algo en su ser comenzaba a arder intensamente y, queriendo profundizar aquello, paseó su lengua por la boca de ella. Aquel dulzor que Sakura poseía era lo más exquisito que en su vida había degustado, ni siquiera los labios de Amai se le hacían tan apetecibles como los de ella. Amai… pensar en ella fue suficiente para que Sasuke se apartara de Sakura a la velocidad de un rayo, cayendo abruptamente en lo que había acabado de hacer. Se marchó apresurado de aquella habitación, necesitaba estar lejos de ella antes de cometer otra locura…

El estrepitoso resonar de la puerta despertó a Sakura de su profundo sueño. Parpadeó varias veces mientras que con una mano se sostuvo la adolorida cabeza. Un extraño hormigueo en sus, aun, húmedos labios hizo que una de sus manos se dirigiera allí para luego tantearlos con la yema de sus dedos… no había nada extraño en ellos sin embargo, aquel inexplicable y leve escozor seguía latente.

Intentando ignorar aquello, fijo su atención en la habitación en la que se encontraba. Era bastante amplia, de tonalidades grisáceas y oscuras, todo se encontraba prolijamente ordenado y aseado, muy diferente del cuarto de Naruto. Naruto… el gracioso y tierno muchacho debería de estar muy preocupado por ella. Si bien, en cierto modo, le convenía estar con Sasuke no podía permitirse abandonar a quien tanto había hecho por ella. Se escaparía y luego vería como ingeniárselas para volver e investigar a fondo a Sasuke.

Observó la única ventana que había allí, no era ni muy grande ni muy pequeña y, afortunadamente para ella, se encontraba sin enrejar. Estaba casi segura de que su pequeño cuerpo podría pasar a través de ella sin demasiado esfuerzo. Pero, tendría que procurar ser bastante cuidadosa o de otro modo Sasuke la atraparía y ya no habría escapatoria alguna.

A paso cauteloso fue dirigiéndose allí, mordiéndose el labio inferior con vigor debido a los nervios que recorrían su cuerpo. La ventana se encontraba bastante alto por lo que cogió una silla que estaba al lado de un escritorio y la acercó, pegando el respaldo de aquella contra la pared. Se subió lentamente, evitando que la madera del asiento crujiera bajo sus pies desnudos. Luego, arrimó un pie sobre el respaldo para poder estar más cerca de la dichosa ventana que se encontraba más lejos de lo que había pensado. Finalmente colocó el otro pie, quedando al alcance de su escapatoria. Un simple impulso bastaría para salir de aquella habitación y ya todo estaría resuelto.

Juntando todas sus fuerzas dio aquel saltito que la llevaría a su libertad pero… la fuerza usada había sido demasiada e, inevitablemente para la desafortunada muchachita, comenzó a caer de espaldas hacia el duro suelo de cerámica.

Cerró los ojos esperando el doloroso golpe pero, distinto fue lo que sintió. El impacto había sido sorpresivo pero no a causa del dolor específicamente. Abrió sus orbes verdes para encontrarse con los oscuros de él. La sostenía firmemente mientras la observaba furioso. Ella iba a pagar caro por haber intentado aquella estúpida hazaña


¡Holaaaaa! Como siempre, perdón por la demora XD Estuve preparándome para un examen y no le dediqué mucho tiempo a los fics :S Pero ahora he vuelto, FUCK YEAH! (?

Bueno, este fic fue creado para una amiga con la que recientemente me peleé :S De todas formas lo seguiré porque no es justo que deje abandonada una historia por aquello u.u Además hay personas que se engancharon con la historia, tampoco sería justo para ellos :S

Cap dedicado a mi queridísima amiga Teme-chaaaaan (Luciana Flores) quien hoy cumple años :D Es, sin dudas, la persona que me alienta a seguir escribiendo y la responsable de que mi redacción poco a poco vaya mejorando =) Espero que la pases súper amiga, TKMMMM!

Sean buenos y déjenle un review a esta escritora que recién empieza D: la van a poner muuuuy feliz n.n

P.D: Nos leemos en "Elecciones" n.n