Horas Extras

—Buenos días, Kohaku-senpai —dijo con voz alegre la recepcionista al verla llegar al lugar con dos cafés.

—Buenos días —contestó sin detener su caminata, pero la recepcionista le dijo que le llegó una carta.

—¡Es tu admirador secreto otra vez, senpai! —chilló con entusiasmo, atrayendo la atención de varias trabajadoras que rondaban por ahí.

—Ah, eso. —Se acercó con desinterés y tomó la carta con dos dedos, ya que tenía los cafés en sus manos.

—¿Por qué te ves tan despreocupada, senpai? —le preguntó una compañera—. Tienes como veintisiete años, ¿no? Ya te estás poniendo vieja, yo que tú me pondría más feliz por tener un admirador.

—No tengo tiempo para eso —dijo simplemente, antes de retirarse sin más.

Sin embargo, las risas y murmullos de sus compañeras de trabajo la siguieron hasta el ascensor, y Kohaku apretó con fuerza la carta entre sus dedos.

Era realmente molesto tener que lidiar con esto varias veces a la semana, cuando su admirador le mandaba esas cartas que siempre halagaban su belleza y talento como trabajadora. Y es que ser secretaria de Ishigami Senku requería tener muchas habilidades, muchos se impresionaban de que Kohaku ya tuviera cuatro años aguantando la sobreexplotación laboral y tiranía del jefe de Ishigami WN, tenía la admiración de sus compañeros, pero hasta su admirador la felicitaba por tal hazaña. Lo único que le había dicho era que antes trabajaba en la compañía y lo despidieron, pero que ella siempre le gustó.

Kohaku no sabía muy bien qué pensar de esta persona. Solo halagaba su apariencia y su forma de trabajar, pero no la conocía para nada y ella tampoco conocía a esta persona.

Sin embargo, era bueno sentirse valorada por alguien. Cosa que no pasaba en otros aspectos de su vida…

—Kohaku, llegas dos minutos tarde. —Apenas entró a su oficina, Senku la miró como si fuera la más grande molestia en el mundo—. Sabes que solo tengo cinco minutos para beber café, acabas de tambalear toda mi agenda.

—Bebe la mitad, entonces. —Dejó el café bruscamente en su escritorio y le dio la espalda.

—¿Qué demonios pasa contigo?... —susurró él por lo bajo—. Si tienes tiempo para renegar, mejor ve a cancelar mi cita de las dos, no tengo ganas de atender a los Miyasawa hoy.

Kohaku volteó a verlo con molestia. ¡Él sabía perfectamente que esa gente iba a gritarle a ella porque él les cancelara! ¡Lo estaba haciendo a propósito!

—Como digas. —Bebió un sorbo de su café y se metió la carta en el bolsillo de su falda.

—¿Qué es esa carta? —preguntó Senku—. ¿Es para mí?

—No, es para mí.

—Ah… ¿Tu pretendiente idiota otra vez?

—No es un idiota. —Le frunció el ceño—. Con permiso, iré a trabajar. —Abandonó su oficina rápidamente.

Se sentó en su silla y, mientras bebía su café, ojeó la carta de su admirador.

Otra vez le daba muchos cumplidos por su apariencia, pero esta vez hubo algo nuevo: él le pidió aceptar ir a una cita juntos.

Le dio un lugar y una hora después del trabajo, y dijo que esperaría una hora por ella.

Kohaku apretó los labios, terminó su café y empezó a trabajar, dejando la carta bajo la taza de café.

Luego de un par de horas, Senku salió de su oficina para pedirle que fotocopiara unos papeles. Kohaku se extrañó de que se los fuera a entregar en mano en vez de simplemente llamarla desde su oficina, pero no protestó y fue a sacar las fotocopias.

Cuando volvió, vio a Senku ojeando la carta de su admirador.

—¡Ja! ¡¿Ahora invades mi privacidad?! —La idea la hizo sonreír con diversión, más al ver cierta chispa de pánico en sus ojos, que rápidamente murió cuando ella le arrebató la carta y le dio las fotocopias.

—¿Piensas ir a esa cita?

—Tal vez. —Encogió los hombros, intentando pasarlo de largo para rodear su escritorio y volver a sentarse en su sitio, pero Senku tomó su muñeca.

—No puedes —dijo con dureza.

—¡JA! ¿Y por qué no podría? Puedo salir con quien quiera si se me da la gana. —Se zafó de él con facilidad, ya que superaba por mucho su fuerza.

—Te necesito… aquí. Aquí en la empresa. —Carraspeó—. Necesito que te quedes horas extras.

—¿Ah, sí? —Alzó las cejas con sequedad—. ¿Para hacer qué?

—Para… Necesito que… debo hacer unas compras y tienes que acompañarme.

—¿Oh? ¿No que me necesitabas en la empresa? —Él se quedó en blanco un momento, antes de maldecir por lo bajo y rascar su oído con fastidio.

—Simplemente necesito que trabajes horas extras y ya. No puedes ir y punto. —Le dio la espalda y caminó pisoteando de regreso a su oficina.

Kohaku rodó los ojos. No había estado segura de querer ir a la cita, pero ahora definitivamente quería ir.

Horas extras, pff. Senku podría ser un experto explotador, pero siempre tenía la decencia de al menos explicarle por qué quería hacerla trabajar de más.

Además, Senku estaba siendo ridículamente duro y tiránico con ella desde que se besaron en la fiesta de navidad hace unos meses, y peor desde que se enteró que tenía un admirador.

Kohaku había creído que quizás él sentía algo por ella. La verdad llevaba años enamorada de él y con el beso creyó tener esperanzas, pero pareciera que todo se fue abajo desde entonces.

La verdad, quizás sería mejor dejar de alimentar sus esperanzas y finalmente renunciar. Y quizás sí iría a esa maldita cita.

Media hora antes de la hora de salida, dejó una nota para Senku, tomó sus cosas y se marchó, lista para ir a comprarse un vestido bonito e ir a esa cita.

La nota para él decía "Si quieres despídeme, iré a esa cita". Ya le daba igual como fuera a reaccionar, no podría ser peor de lo que la trataba ahora.

Además, una parte de ella estaba intrigada de si no eran simples celos la razón por la cual el admirador lo ponía tan irritable... Pero eso no explicaría por qué empezó a ser tan indiferente con ella desde el beso. Ese hombre la confundía demasiado, y quizás ya no estaba dispuesta a aguantarlo.

Después de comprarse un vestido corto y bonito para esa tarde de primavera, fue a la cafetería donde fue citada, encontrándose con un ex trabajador de la empresa que, de hecho, reconoció.

Era Titan, alguien con quien nunca habló mucho, pero que siempre le cayó bien.

—¿Tú eres mi admirador? —preguntó boquiabierta.

—¡Así es! ¡Muchas gracias por venir! —Apenas se sentó frente a él, tomo sus manos entre las suyas, acariciándolas casi con adoración, cosa que la hizo sentir más bien incomoda—. Te ves muy bonita.

—Ah, gracias… Tú también te ves bien —comentó sin mucho interés, soltándose de él y empezando a ojear el menú.

—Realmente, estás tan linda que… Oh… Vaya, Ishigami-san está entrando aquí.

—¡¿QUÉ?! —Kohaku volteó bruscamente a la entrada, viendo a Senku sentarse en la primera mesa libre que encontró, mirándola fijamente.

—Qué coincidencia que viniera a la misma cafetería… Hablando de él, me sorprende que aguantaras tanto como su secretaria. En el tiempo que estuve trabajando allí, despidió como a cinco antes de que tú llegaras. Aunque sabes, siempre lo admiré mucho por todos los avances científicos que hace, pero un día de la nada me despidió. ¡Yo ni siquiera hice nada! Aunque es raro… el día antes de eso le pregunté por tu número para invitarte a salir, ¡pero él me sacó conversación primero! Qué injusto.

Kohaku no había estado escuchándolo del todo, más concentrada en mirar de reojo a Senku, que no le quitaba los ojos de encima, pero eso último llamó su atención.

—Quizás creyó que yo era un acosador —siguió hablando Titan—, pero insisto, él empezó a sacarme conversación. Primero me dijo algo de ir a comprar unas rosas amarillas para alguien, pero luego ni siquiera me dijo para quién y después el despido. En fin, es un tipo muy raro, por eso digo que te admiró por tanto aguantarlo.

Kohaku lo miró fijamente, recordando que, poco después de que despidieran a Titan, alguien le regaló un ramo de rosas amarillas, pero en anónimo, sin decir nada.

¿Ese… fue él?

Sus mejillas enrojecieron de golpe.

En ese momento, Senku se levantó de golpe de su asiento y se acercó a ella.

—Suficiente, nos vamos. —La tomó del brazo y, antes de que ella o su cita pudieran decir nada, la arrastró fuera de la cafetería.

Kohaku se dejó arrastrar, todavía demasiado sorprendida.

Se metió al auto de Senku con él y finalmente lo miró curiosidad.

—Senku… ¿Por qué me besaste en Navidad? —Decidió ir directo al grano, sin querer andarse con rodeos.

Él la miró con sorpresa por su asertividad, pero luego se rio, probablemente recordando que ella era así todo el tiempo. Porque él sí la conocía bien.

—¿Por qué crees?... Leona ilógica. —Se llevó una mano a cubrir sus ojos, suspirando fuertemente—. ¿Crees que voy por la vida besando mujeres al azar? Eso es algo que solo quiero hacer contigo… —Evitó mirarla, encendiendo el motor del auto y saliendo del estacionamiento.

Kohaku lo miró con la boca abierta, entendiendo de inmediato que eso era lo más cercano a una confesión que tendría de su parte.

No dijo nada y pudo sentirlo mirarla de reojo mientras avanzaban, pero ella espero a que estuvieran frente a su casa para finalmente lanzarse a besarlo desesperadamente, aplastándolo contra el asiento y arrancándole un jadeo de sorpresa, antes de que le correspondiera también, llenando de alegría su corazón.

Había esperado mucho por este momento… Hasta temió que jamás pasaría.

—Sabes… —habló ella una vez rompieron el beso— ahora con gusto haré esas horas extras.

Él rio de buena gana, antes de volver a besarla.

Fin.

Holaaaaaaaa :D

Aquí un nuevo fic para la Semana SenHaku! owo

Tema: Posesivos!

Ojala les haya gustado :3

Me despido!

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!