Dr. Stone no me pertenece es propiedad de Inagaki y Boichi, yo sólo tomo prestado a los personajes para fines de esta historia.
~Entonces que así sea. ~
(Día 4. Embarazo.)
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Kohaku se sintió nuevamente abrumada y al borde del llanto mientras observaba las piezas rotas de la lámpara a sus pies, no estaba del todo segura de lo que diría Senku cuando viera el desastre que había ocasionado con el preciado objeto que él mismo se esmeró en fabricar. Las estrellas y la Luna que decoraban al objeto se redujeron a ridículos trozos de cristal en el suelo.
Él no tardaría en llegar ya que después de todo, Xeno había reducido considerablemente sus horarios con el equipo científico para que pudiera pasar más tiempo en casa que en el laboratorio. Ella debería darse prisa en limpiar el desastre entonces.
Por desgracia no podía, al menos no con el tamaño de su vientre de embarazo de ocho meses (casi nueve) que le impedía poder recoger las piezas con facilidad. Fue un poco… frustrante a decir verdad. Si bien ella esperaba al bebé con una ilusión que nunca en su vida imaginó llegar a tener, también era verdad que eso había sido un cambio radical en su estilo de vida, más aun teniendo a Senku detrás de ella como una bendita sombra para que (según él) Kohaku no se pasara de imprudente en su estado.
Los entrenamientos, el trabajo así como cualquier otra actividad que requiriera esfuerzo alguno fueron prohibidos por ese tirano que se hacía llamar su esposo. Al menos tuvo el consuelo de tener un poco de libertad los primeros meses antes de que Senku comenzara a despotricar y a ponerse en un modo dramático (que ni el mismo murciélago podría llegar a igualar) por sus actividades "prohibidas".
Kohaku resopló al recordar esos días y los más recientes incluso, aunque también hubieron momentos buenos en los que podía tolerar esa vena de dramatismo y preocupación injustificada en Senku. Nunca lo había visto de esa manera y a decir verdad fue una inusitada sorpresa, así él tratara de disimular al respecto.
Incluso su padre, Kokuyo, parecía estar confabulando con él en todo este asunto. Claro, una vez que el ex líder de la aldea calmara sus exigencias sobre el matrimonio como dictaban las viejas costumbres. A ellos poco podrían importarles esas viejas costumbres heredadas de generación en generación, como si eso condicionara incluso su decisión de tener o no al bebé, sin embargo grata fue la sorpresa de Kohaku cuando Senku aceptó de buenas a primeras.
Si fue con el fin de calmar al hombre chapado a la antigua o simplemente porque así estaba en sus planes, Senku se convirtió en su esposo un par de meses atrás. El verdadero motivo aún continuaba siendo un misterio.
Quizá nadie pudiera llegar a idealizar a Senku como un hombre de familia o siquiera como una pareja potencial, y ella por mucho tiempo tampoco podía verse como algo de eso, fue irónico cómo las cosas cambiaron desde entonces y ahora ambos tendrían una familia.
Nunca decir "Nunca", bueno tal vez esa bendita frase tenía algo de razón después de todo.
Quizá jamás idealizó esto en primer lugar, estar con Senku era como algo platónico debido a su postura sobre las relaciones y el amor en sí y Kohaku tampoco parecía estar demasiado interesada en ese asunto, pero no pudo evitar que ese sentimiento de profunda admiración por esa determinación, constancia e incluso coraje creciera y se convirtiera en algo más. Lo seguiría incluso al fin del mundo (lo cual incluso ya había hecho durante el enfrentamiento con el Why man) si fuera necesario.
Kohaku llevó una mano hacia su vientre para acariciarlo, sintiendo el leve movimiento de su bebé ante el tacto. Algo que Senku e incluso Ruri le aconsejaron en más de una ocasión. De alguna manera fue abrumador ser consciente de la nueva vida que llevaba en su interior, aún si este bebé no estuviera en sus planes y llegara para cambiar sus vidas radicalmente. Ella no se arrepentiría de nada.
—Ni siquiera lo pienses Leona —Senku llamó su atención al entrar a la habitación del bebé que aún seguía sin terminar—. ¿Qué rayos sucedió? —su atención recayó recelosamente en las piezas de vidrio esparcidas por el suelo, reconociendo de inmediato la lámpara que había hecho.
Luego miró a Kohaku, quien aún seguía sosteniendo su vientre y con una expresión indescifrable en su semblante. La sola imagen fue suficiente para entrar en pánico por algún posible malestar en su esposa. Quizá, pensó él, ese fue el causante del desastre en la habitación.
Nada más alejado de la verdad pero igualmente probable.
Él se acercó a Kohaku con una mirada que denotaba absoluta preocupación, sentimientos que se sentía libre de expresar cuando solamente estaban ellos dos en su pequeño mundo.
—Oye Leona ¿Estás bien?
Kohaku pareció genuinamente confundida por el repentino cambio en su actitud,
—Lo estaría si dejaras de llamarme así, no puedo creer que aun estando casados sigas diciéndome así. —un puchero se patentó en los labios de la guerrera debido al ligero reproche.
Sin embargo, internamente Kohaku se había acostumbrado un poco a ese molesto apelativo pues en palabras de Taiju, Senku solía usarlos como una extraña pero entrañable muestra de cariño más que como un sobrenombre para burlarse. Y fue verdad, ella se dio cuenta de la manera en la que poco a poco las intenciones y el tono en el que era pronunciado distaba del sarcasmo o la socarronería para adquirir una intención cálida y familiar.
—Destruí tu lámpara cuando se me resbaló —se apresuró a explicar Kohaku al respecto, alejándose un paso para que él pudiera ver el desastre—. Iba a limpiarlo pero no pude, esta enorme barriga no me deja inclinarme para recoger las piezas rotas. —se quejó.
Amaba a su hijo pero esta condición estaba limitándola demasiado en sus actividades, tanto así que en algunas ocasiones Kohaku se sintió algo inútil que incluso quería llorar. Benditas hormonas.
—Sé que tal vez estás molesto pero…
— ¿Molesto? Idiota, pensé que las contracciones ya habían iniciado y que los dolores te estaban afectando y que por eso la lámpara había terminado en el suelo —Senku extendió la mano hacia ella, llevándola específicamente hacia su vientre donde Kohaku aún mantenía la suya—. Sé que eres una Leona lo suficientemente fuerte pero si algo te está molestando debes decírmelo. —él palpó con cuidado para poder sentir cualquier movimiento.
—Deja de preocuparte Senku —Kohaku no perdió detalle de sus acciones, verlo así de preocupado y la manera tan cuidadosa en la que la estaba tocando, como si temiera lastimarla a ella o al bebé—. Byakuya y yo estamos bien. —le dirigió una sonrisa de absoluta seguridad.
Y entonces él la miró con sorpresa en su rostro por lo que acababa de decir.
— ¿Cómo… cómo lo llamaste? —el corazón de Senku se agitó en su pecho al escuchar el nombre que ella había escogido para su hijo.
Los ojos aguamarina de Kohaku se encontraron con los de él y una sonrisa curvó los labios de la guerrera por lo que estaba a punto de decir.
—Byakuya —reiteró, colocando la mano sobre la de Senku en un gesto de afecto y confort—. Sé cuánto amabas a tu padre así como el dolor que sentiste tras su perdida porque él fue el hombre que te crio y confió en ti hasta el final. Por eso pensé que sería un buen nombre para nuestro hijo, después de todo a pesar de que no conocí a Byakuya-san le guardo un profundo respeto y agradecimiento por todo lo que hizo.
Las palabras de Kohaku removieron viejos sentimientos que jamás se irían y que aún permanecían guardados en lo más profundo, ella tenía razón, su padre fue un gran hombre que lo amó incondicionalmente incluso a pesar de no ser su sangre. El hombre que entregó hasta el último aliento de su vida para ayudarlo en su misión de traer de vuelta a la civilización… el ruidoso y alegre hombre que aún vivía en sus recuerdos y que aún guardaba recelosamente y con cariño en su corazón.
Antes de que ella pudiera decir cualquier otra cosa, él sonrió con nostalgia y asintió, cerrando momentáneamente los ojos recordando la característica sonrisa de su padre.
—Me gusta, nuestro cachorro llevará el nombre del viejo entonces. —él apreciaba este pequeño gesto por parte de su Leona y a decir verdad, era algo que él también estuvo considerando desde hacía ya algún tiempo.
La mirada de Senku bajó a sus manos unidas, un gesto tan íntimo que pocas veces podían tener.
—Al menos así espero que dejes de llamarlo "cachorro" —Kohaku frunció el ceño mientras se apartaba de él, cruzando los brazos para aparentar genuino descontento por la elección de palabras de Senku—. Es un poco ofensivo.
Y él se rió de ella abiertamente, Senku jamás dejaría ir una oportunidad para molestarla.
—No cuentes con ello, Leona. Ahora ve a descansar y yo me encargaré del desastre que tenemos aquí.
— ¿De verdad no estás molesto por la lámpara?
—Puedo volver a hacer otra o comprar una nueva en una de las tiendas de Yuzuriha. —él se encogió de hombros, no es que no le importara pero prefería perder algo material que a su testaruda esposa.
Kohaku no pareció muy convencida e incluso se ofreció a ayudarlo a limpiar pero él fue tajante al respecto, aunque fue gracioso el verla tratar de hacerlo. Kohaku era algo testaruda pero definitivamente el embarazo había causado estragos en ella… definitivamente no volvería a dejar que ella organizara otro de sus "regalos sorpresa de cumpleaños"… uno que por cierto estaba a sólo unas cuantas semanas de llegar.
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Fin.
N/A:
Tema del día 4 listo :3 perdón si esto es demasiado Ooc y Fluff pero me da algo cuando se trata de esos dos en familia XD
Sí, quería que fuese Kohaku quien eligiera el nombre del nene esta vez, Senku ya lo estaba considerando pero quería esperar a que el bebé naciera y para conversarlo con ella… pese a todo, la verdad me parece un lindo gesto que Senku llame a su hijo de esa manera, aunque no lo parezca o no lo demuestre tan abiertamente Senku ama y aprecia demasiado a su padre, los paneles del manga donde eso sale a relucir la verdad son hermosos y te sacan una pequeña lágrima… su relación padre e hijo de verdad es una cosa muy hermosa.
Y bueno basta de cositas cursis :v espero les gustara y pues nada, hasta la próxima n.n
