Hola amigos, mi nombre es Yuzu Araki.

El día de hoy les traigo otro one shot y esta vez será de uno de los clásicos que nunca deben olvidarse y más cuando fue un antecedente que dejó en la mesa varias cosas sean buenas y malas para el género yuri o shoujo ai como se le conoce aquí en Occidente.

El Amane x Hikari (Amakari) es uno de los ships que me gustan de Strawberry Panic aunque entiendo que es algo odiada por el hecho de que hizo que una de las bestos personajes (La cual es de mis tres waifus de esa serie) quedara en la friendzone pero es imposible admitir que ambas chicas en mención tuvieron algunos momentos o escenas entre ellas.

Al ver a Amane toda tomboy y luciendose toda genial con su cabello corto por alguna extraña razón se me hizo compararla con Chikane Himemiya y Mei Aihara y me dije, ¿Y si ella tuviera el cabello largo? ¿Sería la misma chica que haría suspirar y derretir a cualquiera en su camino?

Fue entonces donde decidí hacer este one shot aunque claro, tuve que pasar una ausencia del infierno (Casi dos semanas sin actividad aquí) debido a cosas de fuerza mayor pero ya se solucionaron y volví ahora retomando a una de las mejores parejas yuri, la segunda mejor después del Shizuma x Nagisa (Shizunagi).

Bueno, ya explicado esto, comencemos con este one shot.

Espero que les guste.

Yuzu y fuera.

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Código: Cabello

Pareja: Amane Otori y Hikari Konohana

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A Hikari le gustaba ver entrenar a Amane, no había un solo momento donde no perdía de vista al "Principe de Astrea Hill" como se le llamaba a la más popular de Spica como también la actual Etoile. Aunque jamás creyó que su amada fuera hábil en más de una disciplina, ni siquiera, se pensó por su mente que la peliazul también practicaba artes marciales básicas aunque no era nada novedoso teniendo en cuenta que era de una familia acomodada.

Le gustaba mucho verla entrenar. En estos momentos, Amane estaba enfrentandose contra un primo suyo que tenía mejor condición física que ella por lo que no podía evitarse la felicidad de ver lo que era capaz su amada. Y si algo le derretía el corazón a Hikari, era ver feliz a Amane. Tenían una cita y saldrían apenas la peliazul terminara su entrenamiento.

Amane entrenaba con su primo, intercambiaban veloces golpes que bloqueaban, trataban de someterse a llaves que ambos deshacían con fluidos movimientos. Sin embargo, el talento natural no siempre era suficiente para enfrentar a la experiencia.

La peliazul aprovechó un hueco en la defensa de su oponente y soltó un golpe directo al rostro. Su puño se detuvo antes de tocarlo y el patriarca de la familia declaró la victoria de Amane. El par tomó posición y se agradecieron mutuamente el combate. Hikari amaba el gesto serio de Amane mientras entrenaba, y la subsecuente alegría con la que miraba a su primo o a su padre luego de cada entrenamiento.

-Iré a darme una ducha y podremos irnos- dijo la nueva Etoile apenas se acercó a la pequeña rubia. Mientras decía eso, se quitó una cinta del cabello que Hikari le prestó- Ten, muchas gracias- pero antes de que su novia la tomara, notó algo y alejó su mano- Mejor la lavo primero, sudé y quedó húmeda- se notaba apenada por ello.

Esos gestos siempre hacían sonreír a Hikari.

-Puedo lavarlo mientras te duchas, lo dejamos secar y para cuando volvamos me lo llevaré- ver a Amane con el cabello suelto era más lindo aún. Desde que se lo dejó crecer, se veía cada más hermosa.

Amane ya no era un príncipe a pesar de que se le seguía considerando en buena parte de Astrea de esa manera, era la princesa que siempre quiso ser. A Hikari le gustó como príncipe y ahora la quería más como princesa. Los tiempos cambian pero de alguna manera Amane no perdía ese algo interesante que hizo que su corazón quedara flechado hace mucho tiempo.

-De acuerdo- respondió la peliazul llevándose una mano a la nuca, se tentó un poco el cabello- Aún me acalora tener el cabello largo.

-¿Te lo cortarás de nuevo?- preguntó la pequeña rubia, curiosa. Era normal que resintiera el cambio cuando casi toda su vida lo usó corto.

-No. Quiero tenerlo largo, supongo que me acostumbraré tarde o temprano- comentó Amane mientras ambas iban camino a su dormitorio.

-Si me dejas peinarte puedo hacer que te sientas fresca, he aprendido muchos peinados con el club de peluquería de Chikaru.

-¡Muchas gracias, Hikari! ─y aprovechando la breve privacidad del pasillo, la peliazul besó la mejilla de su novia.

La pequeña rubia se sujetó dicha mejilla con una sonrisa sonrojada y un gesto de dulce contento.

Amane se duchó tan rápido como pudo y Hikari se tomó la libertad de escoger su vestuario. Chikaru en conjunto con sus leales asistentes, Kizuna, Remon y Kagome (Y en complicidad con Yaya y Tsubomi) se habían encargado de llenar el guardarropa de la actual Etoile con hermosos conjuntos femeninos y tenía suficiente de donde escoger. La elección del día fue una falda larga y holgada, una blusa clara y una linda chaqueta.

A Amane le encantó la elección.

Ya sólo faltaba que la peinara y Hikari se tomó su tiempo para disfrutar la cercanía. Le gustaba ese color azul celeste algo opaco de Amane, le gustaba lo sedoso que era su cabello y cómo se deslizaban sus dedos mientras lo cepillaba. Lo tenía a la altura del hombro y sería cuestión de meses para que le llegase a media espalda. No resistió usar sólo sus dedos para sentirla mejor. Le gustaba mucho esa sensación.

Y no era la única, por cierto. La peliazul suspiró hondo, la sensación de comodidad, las tiernas caricias en su cabeza y su cabello se sentían tan bien que terminó por suspirar. Al darse cuenta de ello, se sonrojo.

-Ah, yo...

-Me gusta mucho tu cabello ─dijo la pequeña rubia, sonriente. Le puso otra cinta en el cabello, era suya de hecho. Era su favorita y la usaba en ocasiones pero no estaría nada mal que Amane la portara, sin duda alguna, la peliazul se veía preciosa con eso puesto.

-Ahora tendremos qué lavar ésta otra cuando volvamos- comentó una Amane contenta como sonrojada.

-De acuerdo- dijo la pequeña rubia, dedicándole una caricia más a su cabello antes de quedar satisfecha- Estás lista, ¿nos vamos?

-Vamos.

De la mano y con una sonrisa en la boca, salieron de casa para disfrutar de su cita.