Disclaimer: Naruto ni Boruto me pertenecen. Uso sus personajes con el fin de entretener.
Aclaraciones: Semi Universo Alternativo del Canon que vengo manejando en varios de mis trabajos, salvo que en este aparecerán algunos personajes de la siguiente generación de Naruto con ciertos cambios debido a que Hinata no se casó con Naruto, sino con Menma. Y sí, Neji está vivo, quieran o no.
Este trabajo vendría a ser el primero de un proyecto que estoy maquinando, con la idea principal de What If?, todo esto inspirado de los finales alternativos en los juegos del género otome.
Advertencias: Menma coqueto e insinuador. Este tipo tiene Antolagnia; en pocas palabras, se excita con el aroma de ciertas flores o perfumes.
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El complot de las fragancias
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Un delicioso aroma invadió la habitación y Menma no pudo continuar dormido, era imposible hacerlo cuando el dulzor de las tostadas francesas se expandía hasta la segunda planta, así como el lejano sonido del crujir del tocino en el sartén. En la lejanía pudo distinguir los pasos juguetones de sus hijos quienes amanecieron con la energía a desbordar.
El shinobi parpadeó para espantar el suelo y así levantarse. La misión fuera de Konoha tuvo una duración de aproximadamente dos semanas, arribó en la madrugada después de pasar a darle el informe a Naruto con todos los detalles escritos, para desaparecer en un remolino de hojas y transportarse a su hogar, yendo directamente a la matrimonial donde la figura cálida de su esposa lo esperaba.
Menma desvió la mirada, aún somnoliento, en el espacio vacío de la cama. La sábana estaba fría, eso le indicaba que Hinata se había levantado mucho antes que él. Ambos coincidían siempre al abrir los ojos, topándose con el rostro del otro cerca, mirando en primera persona cómo las mejillas de su mujer, pese a los años, continuaban tiñéndose de rosa suave para susurrar un "Buenos días" y sonreírle dulcemente.
Decidido a levantarse, así como dejar de perder el tiempo en fantasías diurnas, Menma se levantó de la cama, barriendo sus azabaches cabellos hacia atrás, soltando un bostezo cual león. Las motas de polvo se removieron, él apreció la danza en el campo solar en toda la habitación, iluminando los aposentos a través de las aberturas de las colonias. Hinata tenía la costumbre de recorrer la tela para dejar pasar completamente los rayos solares, pero hoy había decidido dejarlas tal cómo estaban. Internamente agradeció el gesto, no dudaba que lo hubiera hecho para dejarlo dormir un poco más. Sin embargo, por más que deseara volver a acostarse, el propio cuerpo del Uzumaki le impedía permitirse holgazanear más debido a la rutina de muchos años de mantenerse activo.
Además, aquel delicioso aroma de un banquete cociéndose en la primera planta provocaba a su estómago gruñir con hambre. Esos días fuera de Konoha se alimentó solo de Píldoras de Soldado al devorar el bento box que Hinata le empacó para los primeros tres días. Extrañó su sazón y la comida casera.
Salir de misiones en aldeas alejadas de la suya propia últimamente se había convertido en una molestia, pero como ninja de Konoha era su deber cumplirlas, no quería dejar a un lado las obligaciones que aceptó al aceptar la banda con el símbolo de la Aldea de la Hoja en la ceremonia de graduación de aquel lejano día en la Academia Ninja. A veces Menma se preguntaba cómo la presencia de Hinata Hyuga —ahora Uzumaki— pudo cambiarlo tanto, al punto de hacerlo extrañarla con tanto anhelo al encontrarse lejos, ansiando no solo su calor, sino también el sonido de su risa y voz al cantarle la canción de cuna que Himawari siempre gustaba escuchar al momento de dormir o verla en el jardín trasero haciéndose cargo de sus macetas en compañía de Boruto que en silencio le ayudaba, ambos sonriéndose cual cómplices, compartiendo secretos que solo madre e hijo podían decirse.
«Me he vuelto un cursi» ese era el pensamiento que le llegaba cuando esas escenas se acumulaban en su cabeza, dibujando una sonrisa inconsciente en sus labios sin percatarse, además de llevar un calor a sus mejillas.
Era afortunado que esos idiotas de Shisui y Obito no estuvieran. Menma no quería imaginarse la cantidad de bromas de las cuales sería víctima si alguno de esos dos bastardos lograba leer sus pensamientos respecto a Hinata o su pequeña familia.
Como ese día era libre para Menma, lo pasaría en casa como estaba acostumbrado. Hinata le había comentado unos problemas con las tuberías, mismas que se encargaría de arreglar en cuanto tomara el desayuno. No se ducharía porque iba a ensuciarse, así que optó solamente por vestirse con sus ropas civiles, ayudar a tender la cama y salir de la habitación después de pasearse al baño para lavarse los dientes.
Al bajar los escalones escuchó a Boruto pedirle a Himawari dejar de correr por toda la casa, pues él estaba dormido y no era bueno despertarlo. Ese gesto de parte de su hijo mayor logró conmover a Menma, sin duda había heredado la gentileza de Hinata, al igual que su tranquila personalidad. Por el otro lado, Himawari no podía estarse quieta; el comportamiento de su hija menor siempre rayaba en dos extremos: increíblemente traviesa o sospechosamente silenciosa. Naruto muchas veces le había comentado que de sus dos sobrinos, Himawari era quién más se parecía a él, en especial cuando la pequeña Uzumaki se molestaba, pues tendía a fruncir el ceño cómo él lo hacía.
Por supuesto que, después de brindarle un golpe a la nuca del rubio idiota que tenía como hermano —sin importarle que Konohamaru le recordara que era su Hokage mientras Shikamaru suspiraba un "Problemático"—, Menma simplemente sonrió de lado al no negar aquel hecho. ¿Qué esperaba Naruto que respondiera? Himawari era su hija.
En cuanto llegó al primer piso, raíz de todo el ruido mañanero, Menma caminó hacia la cocina, pasando por la sala de su hogar, buscando visualmente rastro de sus hijos y esposa, mas no los encontró por ningún lado. Sabiendo que Hinata tenía la costumbre de ir a revisar sus macetas cuando terminaba el almuerzo, se dirigió a la puerta corrediza del patio, pensativo si sería momento de mudarse a una nueva casa, aunque eso lo veía complicado, Hinata había plantado un árbol de manzanas y éste creció, no creía que sería buena idea abandonarlo después de todo el cuidado que su mujer puso en éste. Quizá debería hablarlo primero con ella.
Tal cómo pensó Menma, Hinata estaba en el patio, sentada en el césped. Le extrañó verla en tal posición, pero a la mujer siempre le gustaba recibir los rayos de Sol directamente, decían que la ponían de buen humor y era una manera agradable de comenzar el día. A veces decía unas cosas que lo hacían rodar los ojos, pero pensar que era malditamente tierna cuando hablaba así. No vio a ninguno de los niños rondando por ahí, seguramente habían salido de casa, o Himawari había querido ir a ver los gatitos que recientemente rescató, seguida de Boruto que siempre velaba por la seguridad de la menor.
Al poner un pie en el césped se encargó de mantenerse silencioso y darle una sorpresa a Hinata. No importaba cuánto llevaran de casados ni la edad de sus hijos, Menma siempre conseguía asustarla al sorprenderla por la espalda, haciendo que aquel par de ojos nacarados se abrieran de par en par para luego verlo con el ceño arrugado, labios hechos una delgada línea y mejillas rosadas. Esa era una mueca que le encantaba ver, pues dentro de sí se regocijaba que dichas expresiones pudiera disfrutarlas únicamente él en la privacidad de su hogar.
—Tu esposo llega de una misión de semanas y a ti se te ocurre escabullirte de la cama en lugar de mimarme. Creo que debería castigarte por tal falta, señora Uzumaki… —susurró a su oído, seguro de sus dotes de ninja. Por cómo el cuerpo tembló, Menma dedujo que su plan funcionó. Dio una profunda aspirada a la esencia de lavanda con un toque de aloe vera provenir del largo cabello—. ¿Te comió la lengua el gato? Es muy descortés no responder a las preguntas de tu esposo…
—¡Papi!
Menma borró la sonrisa cuando escuchó el grito de Himawari a sus espaldas. Giró en automático y se sorprendió de ver a la niña acompañada no solo de su hermano mayor, sino también de Hinata, que parpadeaba sin comprender qué hacía en medio del patio, con unas bolsas de color marrón en sus brazos.
—¿Menma-kun?
—Tú… —señaló el azabache de ojos azules a la figura de su esposa, no usaba una yukata, sino un simple vestido largo con un chal encima de los hombros y el cabello negro azulado suelto, como de costumbre, llegándole por debajo de las caderas—. ¿Cómo llegaste ahí…? —preguntó sin entender, volviendo a observar donde hacía poco estaba agachado.
De inmediato sus pupilas se alargaron y el color azul se tiñó de rojo.
—¿Quién eres…?
El carraspeo incómodo provenir de aquella desconocida figura que, extrañamente, tenía el mismo aroma al shampoo de Hinata se levantó. Ahí Menma confirmó que era mucho más alto que Hinata y que, efectivamente, no se había tratado de su esposa desde el inicio. El color de sus ojos regresó al color original y observó, con cierto desconcierto, así como un tic colarse en una de sus cejas, el rostro de Neji Hyuga plantarse en frente de él, con una mueca que detonaba la incomodidad que todo aquel bochornoso momento provocó.
—Neji —gruñó para ocultar la vergüenza que sentía en esos momentos. No solo "coqueteó" con un hombre, sino que era el primo de Hinata—, ¿qué carajos haces en el patio de mi casa a estas horas?
—Hinata-sama me invitó a desayunar y a pedirme entrenar a Himawari-sama —explicó sin muchos ánimos el castaño, haciendo como si las frases dichas por el hijo menor del Relámpago Amarillo de Konoha, dirigidas hacia a su prima, nunca las hubiera escuchado—. Le pedí permiso de salir a su jardín a apreciar sus flores, hace días me invitó a hacerlo, pero he estado ocupado con los asuntos del clan —se cruzó de brazos, girando el rostro a otra dirección, negándose a abrir los parpados—. Pensé que era un excelente lugar para meditar. Y lo fue, me resulto complicado… —el Hyuga guardó por un momento el silencio, como si buscara una palabra adecuada— no sentir tu presencia.
—La próxima vez di algo —masculló con la voz hecha un gruñido, todo con el fin de pasar desapercibida esa vergüenza que amenazaba con devorarlo.
Esperaba que nadie de su familia presenciara aquello.
—Lo siento, Uzumaki —respondió Neji, aunque no lucía ni se escuchaba del todo honesto—, la próxima vez aclararé que no soy Hinata-sama cada vez que me veas de espalda.
—No es mi culpa que tengas el cabello igual de largo que ella.
—Creo que es notable la diferencia entre mi cabello y el de Hinata-sama. El mío es castaño, el de ella es azul y más largo, le llega por debajo de la cintura. Cualquiera lo notaria. Seguramente aún sigues dormido.
—¿Insinúas que yo soy el culpable de que todo esto ocurriera?
—Echarme toda la culpa solo por mi apariencia no me parece justo.
—Quizá la próxima vez, Neji, deberías dejar de usar el mismo shampoo que mi esposa. Eso ayudaría muchísimo.
—Si ese es el problema, ten por seguro que dejaré de usar el shampoo que mi clan ha creado por generaciones para así no escuchar tus coqueteos, Uzumaki.
Esa verdad detuvo la respuesta preparada con una buena pizca de veneno hacia el Hyuga. A Menma no le complacía saber que todos los Hyuga tenían el aroma que tanto gustaba aspirar de la cabellera lisa y perfumada de su esposa cuando miraban los atardeceres juntos cuando la llevaba, en sus ratos libres, a la cima del Monte Hokage. O al dormir juntos, con ella en la seguridad de sus brazos, con su nariz pegada al pecho mientras Menma apoyaba la barbilla en la coronilla, relajándose a través del dulzor de su esencia.
Hizo una mueca de disgusto. Escuchar de los propios labios de Neji Hyuga que todos los Hyuga compartían el mismo aroma que Hinata, ese perfume que lo volvía loco cuando la tomaba durante las noches al asegurarse que ni Boruto ni Himawari los escucharan, así como el sonido de la cama moverse y los gemidos de Hinata atrapados por los hambrientos besos que le arrebataba en el escondite creado por los cobertores, solo lo hizo sentirse enfermo.
—Gracias por arruinar mi día —dijo de manera sarcástica del Uzumaki menor, frunciendo el ceño y girándose para ver a su familia que no despegaba los ojos de ambos.
—Lo mismo digo —añadió Neji, también irritado de que Menma se enojara con él como si hubiera disfrutado de escuchar cómo ese hombre coqueteaba con su prima.
—¿Sucedió algo, Menma-kun? —lo primero que Hinata quería decirle a Menma era un "Buenos días" después de no verle por casi tres semanas.
En la madrugada lo sintió recostarse a su lado, pasando sus brazos por encima de ella, posando las manos masculinas por encima de su cintura, atrayéndola más a su cuerpo. Le hubiera gustado recibirlo cómo se merecía, pero el día anterior le resultó tan agotador que no tuvo la fuerza para abrir los parpados y hablarle, pensó que sería mejor dejar aquello para la mañana siguiente; resultaría más provechoso levantarse temprano, hacerle el desayuno a Menma y saludarlo como de costumbre, solo con un plus extra de cariño.
Justo se encontraba cocinando las tostadas francesas que a Menma le encantaban cuando se dio cuenta que le faltaban huevos. Se sintió tonta por no revisar las provisiones y no tuvo remedio que ir a la tienda más cercana de su hogar para comprarlos. Neji llegó temprano, al mismo tiempo que ella se levantó, se disculpó repetidas veces por molestarlo, pero su querido primo explicó que se sentía honrado de ser invitado a su hogar y disponer de sus servicios a pesar de ya no formar parte del clan Hyuga cómo solía serlo antes. Sin embargo, con el despertar del Byakugan de Himawari —Boruto también lo despertó hace años— era un hecho que no solo Hanabi se encargaría de entrenar a Boruto, sino también Neji.
Menma le preguntó la razón por la cual ella, precisamente, no entrenaba a sus hijos. La idea en sí no era descabellada, pero el brillo en los ojos de Hanabi cuando le propuso enseñarle a Boruto el Puño Gentil había sido demasiado como para echarse atrás con su decisión.
Aún podía ayudarle a sus hijos a corregir cosas, ayudarles en su entrenamiento y explicarles detalles que no entendían. Ahora que ya no era parte del clan Hyuga, sus visitas al complejo donde vivió toda una vida eran contadas, pues su deber ahora era con su propia familia.
Participaba en ocasiones en algunas reuniones cuando el Señor Feudal del País del Fuego pasaba a Konoha para revisar ciertos asuntos y saludaba a su padre, siendo recibido en la Mansión Hyuga con Hanabi como la próxima líder del Souke y Neji del Bouke, ambos trabajando en la anulación del Sello del Pájaro Enjaulado. También ayudaba en las investigaciones para crear un jutsu anulador del sello con ayuda de los consejos sabios de Tsunade Senju y Orochimaru, eruditos y estudiosos de muchas técnicas.
Era precisamente por sus hijos la razón por la que invitó a Neji, además de querer pasar un tiempo junto a su querido primo, sabía que eso a Menma no le molestaría. Sin embargo, al regresar a casa acompañada de Boruto y Himawari que insistieron en querer ir con ella en lugar de quedarse con su tío Neji y no dejarlo solo, ver a su esposo y a su primo no era la escena con la cual esperaba toparse.
Podía apreciar, por las muecas de completo disgusto, que algo sucedió entre esos dos durante su ausencia. Ver cómo Menma caminaba resoplando con irritación se lo confirmó.
—Creo que papi confundió a tío Neji contigo, mami —explicó la pequeña girasol, observando a su padre con una sonrisa traviesa que le hizo ganarse una revoltura en sus cabellos cortos de tono negro azulado, como los de su progenitora.
—¿Es eso cierto? —preguntó Hinata, callando las quejas de su hija cuando le reprochó a su padre que le costó mucho peinarse para que éste viniera a arruinarle el look, volviendo a peinar los cabellos de su pequeña, observando con diversión el rostro molesto de Menma que prefirió chasquear la lengua.
—No me hagas hablar de eso —soltó a manera de gruñido antes de pasar al lado de ella, no sin antes quitarle las bolsas de los brazos, metiéndose al interior de la casa, escapando de los ojos perlados de la mujer que observaba el comportamiento del azabache con diversión—. Boruto, ayúdame a acomodar las cosas —le dijo al mayor de sus hijos que se limitó a sonreír ampliamente, con un toque de burla, para entrar detrás de su padre.
—Hai, hai, ya voy —dijo con tranquilidad al cerrar detrás de sí el mosquetero de la puerta.
Hinata tuvo que ocultar una risa traicionera detrás de la mano, no quería empeorar el humor de Menma ni de Neji.
—Hinata-sama —la voz del Hyuga, llena de reproche y con las mejillas ligeramente sonrojadas, hizo a la susodicha detener las risas por un momento. Era obvio que el hombre pedía tregua—. Por favor, olvide que todo esto sucedió. Es vergonzoso.
—Tío Neji —habló Himawari, la sonrisa no se iba de su rostro, parecía disfrutar de todo eso. Digna hija de Menma tenía que ser—, ¿es verdad que tu cabello huele como el de mami?
—No era mi intención que eso sucediera, Himawari-sama —explicó con pena Neji, buscando una manera suave de darse a entender. Él no era el culpable—. Todos en el clan Hyuga creamos nuestros productos de belleza, es una tradición. Nunca habíamos tenido problemas, hasta hoy…
—A papi le gusta mucho cómo huele el cabello de mami —Himawari no se detuvo ahí, a ese paso Hinata tendría que detenerla o Neji moriría de vergüenza—, creo que fue por eso que te confundió.
—Creo que eso ha sido suficiente, jovencita —interrumpió la mujer a su hija, dándole un toquecito en la nariz que le sacó una carcajada a la niña—. Deja a tu pobre tío en paz y mejor ve a ayudar a tu hermano y padre con las compras.
—Hai —alargó la última letra de manera juguetona, entrando a la casa y dejando fuera a los primos Hyuga
—Lamento todo eso —Hinata se disculpó honestamente, sabía que todo eso debía estar matando de pena a Neji. Todos ellos eran muy reservados en cuanto a demostrar cariño, suponía que la confusión de Menma lo tomó por sorpresa.
No le culpaba, estaba segura que a cualquiera le daría un ataque de la impresión de comprobar el lado romántico y seductor de Menma Uzumaki; un lado que, hasta el día de hoy, ella había disfrutado.
—Usted no tiene qué disculparse, Hinata-sama.
—Aun así lo siento. Creo que debí de cambiar de shampoo hace mucho tiempo, pero a Menma-kun realmente le gusta el aroma. Lo ayuda a relajarse.
—Hinata-sama, agradezco sus intentos por tranquilizarme, pero eso no está funcionando. Respeto su privacidad y de verdad me gustaría mantenerme ajeno de cómo sobrelleva su matrimonio.
—Lo siento, lo siento —era difícil creer en las palabras de Hinata cuando apenas lograba hablar debido a la risa.
Oh, ese Uzumaki había convertido a su querida y dulce primera en una persona amante del sufrimiento ajeno.
—Olvidemos esto, ¿sí, Neji-niisan? Estoy segura que Menma-kun también lo hará —calmó la preocupación de Neji. No mentía al decir que de verdad el Uzumaki fingiría que nada de eso sucedió—. Pero si quieren asegurarse, estoy segura que Ibiki-san podría ayudar…
—Prefiero que todo este quede entre nosotros, Hinata-sama —Neji carraspeó. La idea que más gente supiera lo sucedido en el hogar de su primo le aterraba. Nada de aquello debía salir de esa casa, absolutamente nada. Sería un secreto que se llevaría a la tumba.
—Entiendo, entiendo —asintió Hinata, tomando las manos de su primo, dando un ligero apretón para espantar el nerviosismo y lo rigidez—. Ahora vamos a desayunar, ¿sí?
Neji soltó un suspiro, pero el calor de Hinata era lo suficiente para calmarlo. Asintió a lo dicho por la mujer y dejó las sandalias fuera de la puerta corrediza que conectaba a la cocina de la residencia, siendo acompañado por Hinata.
—Gracias, Hinata-sama.
—No hay de qué, nii-san —respondió al sincero agradecimiento del castaño con una sonrisa maternal—. Después de desayunar y platicar sobre los horarios de entrenamiento de Himawari, podemos ir de compras.
—¿Compras…?
—Sí —dijo la mujer, los dos encaminándose hacia donde se escuchaban las risas de Himawari.
Pensó que Menma la había atrapado y ahora mismo estaba bajo el famoso ataque de cosquillas, esa escena siempre la hacía sonreír. Muchas veces quería tomar una foto para guardar el recuerdo, pero siempre se veía interrumpida cuando Menma se teletransportaba a su lado en segundos, cogiendo la cámara y dando una rotuna negativa porque la conocía.
En la primera oportunidad le dejaría en las manos de los Uchiha las pruebas absolutas de lo blando que se comportaba, él se negaba a dar a conocer esa faceta suya al público, en especial a Shisui y a Obito.
Hinata le había prometido que nunca haría eso porque se trataba de la intimidad de su familia, los únicos que podían apreciar dichos momentos, además de ellos, serían sus suegros, padres y hermanos, nadie más, pero Menma era quisquilloso con eso, no porque le avergonzara mostrarlos como su familia, sino porque aún se le dificultaba tener esas expresiones amorosas con alguien más presente que no fueran ellos. Y aunque en ocasiones Menma se veía tentado en acceder a su petición, volvía a negarse, aduciendo su máscara falsa de inocencia, pues era de absoluto conocimiento público que cuando Shisui y Obito Uchiha se unían en un complot no había fuerza humana que pudiera contra ellos.
Ni siquiera la linda cara de Hinata Uzumaki.
—Te ayudaré a elegir un nuevo shampoo.
—Hinata-sama, eso no será necesario.
—Lo es, nii-san. No me gustaría que esto se volviera a repetir —la mujer le miró juguetonamente.
Neji comprobó que, definitivamente, su querida y pequeña prima había sido corrompida por ese vil Uzumaki.
—Tenerte como rival amoroso no me haría sentir cómoda.
—Hinata-sama…
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MenHina Headcanons:
1. Menma disfruta mucho de las esencias, por eso es muy sensible respecto a los lugares limpios o no, eso lo hace tener un buen o mal humor. El aroma a lavanda del cabello de Hinata lo ayuda a relajarse y conciliar el suelo, incluso ella suele empacarle bolsillas de ésta en sus misiones fuera de Konoha para que duerma y la recuerde.
2. Menma es muy coqueto con Hinata, le gusta asustarle y sonrojarla, aun estando casados esa costumbre no ha muerto.
3. Hinata dejó de formar parte del clan Hyuga al ser la esposa de Menma, sin embargo, participa en ocasiones cuando su presencia se requiere, sobre todo en la búsqueda de la anulación del Sello del Pájaro Enjaulado para los niños de la próxima generación dentro de la familia.
4. Menma sigue siendo un shinobi e incluso formó parte de ANBU, pero cuando Boruto nació decidió separarse de la organización y formar parte del mismo círculo élite de jounin a la que Obito igualmente pertenece.
5. Menma es un padre divertido y hogareño. Le gusta pasar su tiempo libre en compañía de su familia y rara vez se mezcla en asuntos ajenos. Es un todólogo que puede manejar sin problemas los problemas en casa, como tuberías rotas, focos, techos goteantes y ese tipo de cosas. No le gusta que extraños entren a su casa ni mucho menos la posibilidad de que algún idiota crea que puede ser mejor que él en arreglar su propia casa.
6. Que Menma pueda arreglar los problemas del hogar sin duda es algo que hace sentir a Hinata más atraída hacia él porque lo hace ver más masculino.
7. Debido a la personalidad de Menma, a Hinata se le han pegado ciertas mañas del azabache, como su sarcasmo y humor ácido. Aunque también suele ser un poco celosa, faceta que a Menma le hace sonreír ladino, diciéndole que "Esa es la probada de su propio chocolate" por cómo lo hizo sentir en sus días juveniles.
Si alguien desea usar alguno de esos headcanons —temporales porque hay más, pero por ahora es lo que mi cabeza puede dar—, es libre de hacerlo. Siempre apoyaré el contenido MenHina.
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Notas finales:
Pues hoy amanecí fluffy y se me antojó escribir esto. Una imagen en Pinterest de un doujin cuyo nombre no sé ni encontré el autor responsable porque las imágenes estaban dispersas, me ayudó a imaginarme todo esto. En el original era con Naruto, bueno, no en sí toda la idea, pero sí eso de que los Hyuga usan el mismo shampoo, solo que yo decidí poner a mi Menma querido porque sí.
Ando en mi faceta de Menma Papi, no me culpen.
Ciertas aclaraciones que me gustaría dejar aquí son:
1. No importa con quién se case de los dos gemelos, Boruto y Himawari están destinados a nacer sí porque sí, la diferencia radica en sus personalidades y cabello. Con Menma siendo el padre de los niños Uzumaki, Boruto nacería con cabello negro —del mismo tono que su padre— y sería capaz de despertar el Byakugan a la tierna edad de cuatro años.
2. A comparación del Boruto Canon, el Boruto de mi Universo Alternativo con Menma sería más calmado y no tan impulsivo, es decir, heredaría gran parte de la personalidad silenciosa de sus dos padres, aunque también el talento de Menma y la perseverancia de Hinata. Al igual que su disgusto por los Uchiha —no tolera a Sarada, de la misma forma que Menma no tolera a Sasuke o a Shisui—.
3. Himawari es una bolita de energía, moviéndose en dos extremos: extremadamente feliz o extremadamente silenciosa. Ella sí heredó mucho de Menma, como esa manía de ponerle apodos a la gente, fruncir el ceño cuando está enojada, mostrarse muy silenciosa cuando alguien la exaspera —al igual que Menma, Himawari heredó la manera de dar a conocer su enojo sin gritar como su abuelito Minato— y es un poquitín orgullosa. Pero cuando algo la avergüenza suele sonrojarse como Hinata. Igual que la Himawari Canon, ella también despertó el Byakugan.
4. Los dos niños entrenan con sus tíos en el dojo Hyuga, siendo supervisados por su amoroso abuelo, Hiashi Hyuga —no hay diferencia del Hiashi de mis AU con el Canon— al igual que Kushina les educa en el conocimiento del fuinjutsu.
Espero que les guste. Agradezco a todos por sus favs, follows y comentarios. Nos vemos en la próxima historia o actualización. Bye, bye.
