¡Brillante!
¡Tan… tan… brillante!
¿Quién rayos decidió que era una buena idea robar el sol y esconderlo en su alacena? ¡Rayos y centellas!
Gimió en silencio, mordiéndose los labios con dureza para detener el lamentable gemido que salió de sus labios. Todavía está demasiado dolorido como para soportar más golpes de tío Vernon. ¡Seguro morirá esta vez!
Mientras pensaba en eso, un galimatías en gran parte gutural que venía justo de al lado de la cama lo hizo centrar su atención en el presente. Espera, su cama en la alacena no se sentía tan suave. ¿Y era una manta lo que tenía encima de él? ¿Y quién está hablando?
Santo cielo, ¿dónde está? Los Dursley no pueden ser tan misericordiosos como para llevarlo a un hospital esta vez. ¿Por fin alguien lo descubrió? ¿Vino la policía y se lo llevó?
Su monólogo interno y su lista de preguntas se interrumpieron de nuevo cuando una voz ronca con consonantes duras que anclaban las sílabas habló.
—¿Señor Harry? ¿Puede oírme?
¿Qué? ¿Quién es? El hablante no suena ni siquiera… humano. ¿Está soñando?
En lugar de preguntar, gruñó en respuesta. Una risa ronca se escuchó antes de que el hablante comenzara a ladrar en un lenguaje galimatías que no tenía sentido para él. Quería levantarse, en realidad quería, en especial cuando sintió que le abrían la boca y le vertían con fuerza un líquido frío en su garganta. Tal vez no debería beber lo que sea que sus captores no humanos le estaban dando. Tal vez debería escupirlo. Pero en este momento, se sentía tan sediento que ni siquiera protestó, sino que bebió el líquido parecido a la miel con avidez y profundidad. Tan pronto como el líquido pasó por su garganta, sintió que le bajan la cabeza con cuidado y una sensación cálida se extendió por todo su cuerpo. Después de eso, todo quedó en blanco.
[…]
La siguiente vez que se despertó, su cuerpo estaba entumecido, al borde del dolor en las extremidades, lo que solo significaba que sus heridas se están curando. Se sentía como si hubiera descansado lo suficiente. Cuando el pensamiento pasó por su mente, frunció el ceño. Esperen, ¿qué hora es? La tía Petunia siempre se aseguraba de que no descansara lo suficiente como para que su cuerpo sanara, por lo que no debe ser tan tarde. ¿O tal vez ellos salieron y lo encerraron en su alacena?
Sintiéndose esperanzado, parpadeó con lentitud y abrió los ojos. El brillo era soportable, dejaba que sus ojos se adaptaran a la luz. Miró a su alrededor, frunciendo el ceño cuando notó un techo blanco que estaba lejos de su alcance. Parpadeó una vez, dos veces, luego la inusual borrosidad se redujo a la borrosidad habitual, pero el techo blanco no se volvió gris, ni la distancia se redujo. Espera, ¿no está en su alacena? Parpadeó de nuevo, su mano busco a tientas las gafas cerca de la almohada para ver mejor.
Solo para descubrir que no estaban ahí.
Rayos. ¿Dónde están? ¿Las puso en otro lugar? Imposible. Nunca las ponía en otro lugar que no sea al lado de su almohada. Ni siquiera tiene otro lugar donde ponerlas. Fue entonces cuando notó la suavidad del colchón.
Esperen, ¿entonces no está alucinando? ¿De verdad no está en su alacena?
¿Dónde está? ¿En un hospital? Nada más puede describir la habitación blanca en la que estaba. Además, no es como si tuviera otro lugar adónde ir.
¡Ah! Está un hospital.
—Veo que al fin despertaste.
Parpadeó, mirando hacia arriba encontrándose con quién entró en la habitación. Eran dos pequeñas criaturas humanoides parecidas a un gremlin con caras planas, narices anchas, orejas puntiagudas, bocas anchas y colmillos pequeños y afilados. Uno se paró cerca de la puerta y el otro, de aspecto importante, se acercó a él. Santo cielo, ¿son alienígenas? ¿Vino un ovni y lo secuestró de Privet Drive? ¿O los Dursley lo vendieron? Pero, si fue secuestrado o vendido, ¿por qué le dieron un lugar mejor que el que los Dursley jamás han ofrecido?
—¿Quién eres tú? —entró en pánico, sus ojos se agrandaron por el miedo y su voz salió entrecortada y ceceante, ya que estaba siendo utilizada por primera vez en mucho tiempo.
—No te preocupes, pequeño Harry. Soy el sanador duende Sharptooth. Estás bajo mi cuidado por ahora —el alienígena sonrió
Espera, ¿acaba de decir "duende"?
Pero, los duendes son animales mitológicos, no son reales. No existe nada como la magia, los duendes, los vampiros o los hombres lobo en la vida real, ¿verdad?
Entonces qué… cómo…
Pero lo más importante…
—¿Quién es Harry?
