Capítulo 58: La Puerta que se Abre

Día Presente.

30 de octubre, Año 2005 (Día 2 de 3)

Explosiones retumbaban y estallaban, produciendo explosiones que rompían el sonido. Como en el bosque que circulaba por casi toda la extensión del submundo o pequeña dimensión, que conformaba toda la Academia Youkai y sus alrededores; el sonido de árboles siendo rasgados y despedazaos se hacían escuchar. Produciendo sendos temblores que removían la tierra, y producían grandes extensiones de cortinas de humo y polvo. Todo debido a la batalla que se estaba desatando dentro de esta. Una fiera batalla que producía temblar los alrededores por unas pocas decenas de kilómetros a la redonda. Así como sendos gritos mortales que se producían en el calor de la batalla, tales como:

"¡Relámpago de Voltaje!" Kay vociferaba, como de su puño derecho iba lanzado una enorme descarga de energía hecha de cosmos amarillo, la cual, rompiendo la barrera del sonido, impacto a su enemigo, a un controlado mentalmente Hei, el cual sintió el impacto de la descarga que lo envolvió en su luz e impulso unas decenas de metros en el aire, antes de dirigirse con estrepito a tierra donde impacto y produjo un enorme cráter

Kay jadeaba, elevado en su posición ventajosa en el cielo, a unos pocos metros del suelo, como se secaba el sudor de la frente, con la mayoría de su cuerpo en igual condición. Ese había sido el mejor ataque que aprendió de su maestro Aioria, el Caballero Dorado de Leo. Esa técnica era superior al Plasma Relámpago, otra técnica tambien de su maestro Aioria. Aunque claro, que debido a que él no podía hacer uso del Séptimo Sentido, más que por instantes ínfimos, tal ataque no contaba con la enorme carga destructiva capaz de destruir montañas. Aun si la limitación de la barrera fue removida, no podía ejercer grandes cantidades de poder, si no quería que la maldición de la sangre vampírica, que aun corría por su cuerpo y venas, tomase control y se degenerara nuevamente en un Ghoul. Prefería que esta vez lo matasen rápido, que arriesgar todo de nuevo, en especial a sus compañeros, a sacrificarse otra vez por él. No, debía de resistir, más aún que pensaba que esta no sería la única batalla que debería de afrontar pronto, era algo dentro de él, que le predecía esto. Quizas su intuición como Centinela, o como un guerrero experimentado en múltiples batallas, sabía que detener a un Hei loco y controlado, no sería suficiente, aún quedaban más enemigos, como el que causo el descontrol de Hei en primer lugar. Debía de terminar esto rápido. No quería desgastarse de más, fue en eso que escucho un estrepito en tierra, y viro su vista hacia abajo.

Grandes cantidades de flamas de fuego oscuras, salían despedidas de tierra, incendiando y consumiendo todo lo cercano, desde arboles hasta la misma tierra. Que todo era consumido debido a las fuerzas destructivas del fuego negro, y el enorme calor que despedía, que incluso Kay lo sintió desde donde estaba, y le sofocaba el aire. Parecía una imagen sacada de un infierno, nada extraño si aquellas flamas provenían del fuego oscuro de la vida proveniente del Mundo Demoniaco. El hogar de los demonios, ancestros de los Youkais y otras criaturas sobrenaturales. Y que este era invocado en esta dimensión para producir la técnicas más poderosa y letal, que él conocía con el calor de esas flamas. El Jaō Ensatsu Kokuryūha. O el Dragon Negro. Con suficiente poder destructivo, para destruir todo este lugar. Kay debía de agradecer, que Hei nunca aprendió a dominar la técnica, tal como si lo hizo su padre Hiei, ya que según recordaba de su primera batalla, y por cuentos de Kurama. Hiei parecía una imagen salida del Infierno, y su hijo no se quedaba atrás, al verlo salir del cráter en posición erguida y con la mayora de sus ropas-excepto sus pantalones y zapatos-deshechas y convertidas en cenizas. Sus ojos en blanco, pero su mirada lucia salvaje, con las llamas rodeándolo, producían en aquellos más débiles, una vista atemorizante de un demonio. Se necesitaría más que eso para amedrentar a Kay, pero sabía que no sería tarea fácil someterlo. El camino más fácil en ultimas, seria arriesgarse, y elevar su cosmos al séptimo sentido para elevar la carga de ataque y poder destructivo de sus técnicas. Las suficientes como para matarlo. Pero él no quería hacer eso, no quería arriesgarse a que el sello del candado de su muñeca derecha de rompiera, aun si usaba el anillo espiritual en su mano izquierda, para ayudarle a drenar la energía demoniaca que exudaba al combatir inconscientemente, y hacer uso de sus poderes sin dificultad.

Eso y no quería matar a Hei. No se merecía eso. Cuando fue el quien se degenero en un monstruo incontrolable, Hei ayudo a traerlo de vuelta, cuando no tenía que haberlo hecho. Por lo que tenía una enorme deuda que pagarle. Y digan lo que digan acerca de él, el cumplía sus promesas y pagaba sus deudas. E iba a hacerlo aquí y ahora. Decidiendo descender su cosmos a menor grados centígrados, con su aura blanquecina rodeándolo y brillando intensamente, hizo producir un aire tan frio que comenzó a enfriar el ambiente, y congelar y apagar las llamas negras a su alrededor. Es como si una atmosfera de pleno invierno, cayese en el lugar, sofocando el intenso calor venido del Mundo Infernal. Tal muestra era el poder que se exudaron en el pasado los antiguos Caballeros de Hielo, donde ningún fuego tan intenso, incluso en el Infierno, no podrían apagar su frio glacial.

Kay unió sus manos con sus dedos entrelazados, y elevándolos por encima de su cabeza, rugió la técnica de su ataque:

"¡Rayo de Aurora!" Kay vocifera como el poderoso ataque congelante crea una especie de torbellino de hielo y ventisca de aire congelado que impacta en Hei

Todo, incluso las llamas negras son congeladas con la fuerza del aire frio, que supera a la de Hei. Mientras Hei era arrastrado, Kay moviéndose a una gran velocidad, logra acercarse hasta enfrente de él, y con un gancho ascendente de su puño derecho, el cual impacta debajo de la mandíbula de Hei. Este es elevado en medio de un torbellino de aire frio con efectos devastadores hacia el cielo. Kay sabía que era todo lo que podría hacer, aunque hubiese preferido usar su mayor técnica del Puño de Hielo, la Ejecución de Aurora. Pero tal técnica que alcanzaba a llegar hasta el cero absoluto, la necesitaba usar cuando elevaba su cosmos al séptimo sentido, y ahora no podría hacerlo por obvias razones. Aun así, sabia de la técnica poderosa y destructora que había pertenecido al antiguo Caballero de Bronce, Hyoga, antes de aprender la técnica maestra de su maestro-Y tambien suyo- Camus de Acuario. Quizas era suficiente para sofocar a Hei y someterlo, pero debía de recordar que Hei, no es solo una criatura de fuego, sino tambien de hielo. Por lo que no le sorprendió, cuando este dio una voltereta en el aire, y cayo de pie sin gracia a unos metros más adelante, sin sufrir mayor daño. Algo que él contaba, pues pretendía apagar sus llamas negras, más que producir un ataque devastador en él. Kay se movió y no le dio tregua.

"¡Relámpago de Voltaje!" Kay repitió el mismo ataque, y al igual que la primera vez, la descarga Ken amarilla del ataque, se dirigió para impactar en Hei nuevamente

Pero este haciendo uso de su aura demoniaca, hizo congelar el ambiente a su alrededor, y creo enormes muros de hielo frente a él, que sirvieron para impresionar a Kay, y detener el ataque que las destruyo al contacto con su Ken hecho de cosmos, el cual solo las desbarato y sirvió para empujar a Hei, unos cuantos metros atrás.

'Está aprendiendo. Cada ataque dirigido a él, aprende a crear trampas y bloqueos. De ser así, podría seguir creando trampas para mis ataques, y saber cómo esquivarlos y detenerlos. Aun si su mente está controlada y solo quedan rezagos de conciencia, es suficiente para hacerlo pensar racionalmente. Su lado Ayashi es solo instinto violento, pero su lado racional debe ser todo el. Quizas si logro traerlo de vuelta, apoyándome en eso…No, estoy perdiendo tiempo, y no sé si pueda comunicarme con el mentalmente. Ya lo intenté y no llego a él. La única vía fácil, seria matar a Raigo, quien lo controla, pero eso tampoco me sería fácil, y si ordena a Hei tendría que pelear contra los dos al mismo tiempo. ¿Qué hago?' Kay sopesaba sus opciones dentro de su cabeza, como veía a Hei acercarse más hacia él, con movimientos mecánicos

Fue en eso que Kay sintió dos presencias que se movían alrededor del campo de batalla, y extrañado intento dilucidar de quienes se podían tratar. En este momento es peligroso, si presencias de espectadores no deseados, estuviesen rondando por el área, poniendo en peligro sus vidas. No tenía tiempo de cuidar a nadie, y solo podía enfocarse en lo que tenía en frente, esperaba que esas dos presencias sentían acercarse, ahora detrás de él, tuviesen el sentido común de salir huyendo, pero cuando sintió las presencias que le resultaban familiares al chico, hizo voltear su vista detrás, sin dejar de notar la presencia de Hei, cuando casi se sorprendió al ver a las dos mujeres de las nieves, venir hacia él. Reconoció a Mizore, y a su madre, quien había visto un par de veces, de nombre Tsurara, según recordaba.

'¿Pero qué demonios hacen aquí? Este lugar es peligroso. No ven que pondrían sus vidas en peligro, si Hei…' Pero los pensamientos de Kay se interrumpieron al recordar la historia que unían a Hei y Mizore, y que su madre tambien que tenía que ver, eso según recordaba por cuentos cortos de las palabras de Mizore, que se había estado abriendo poco a poco al grupo de chicos pertenecientes del Club de periodismo

Solo les había contado pequeños rezagos, de la historia que la unían a ella y Hei, y que su madre Tsurara, tambien estaba involucrada. Claro que no era completa, pero con todo, él podía dilucidar el porqué de las razones que ellas se estaban arriesgando al venir. Les importaba Hei tambien. Estaba claro. Por lo que no fue una sorpresa cuando las dos se acercaron a él, que aún les daba la espalda, mientras seguía en posición de guardia, con las manos izadas al frente en posición de puños y palma abierta, con sus piernas separadas, ante un Hei que se acercaba poco a poco con movimientos mecánicos.

"¡Kay! ¡Qué bueno que llegamos a tiempo! ¡Hei!... ¡Oh!" Mizore se tragó sus palabras-sin su clásica piruleta visible-ante la visión de un Hei controlado y con movimientos como los de un zombi

"Hei…" Tsurara susurro con una mezcla de dolor y pesadumbre al verlo en tal estado, con su cuerpo visiblemente afectado por la batalla y con su mente ida

"Ustedes no deberían estar aquí. Deberían de retroceder, ahora Hei no es dueño de sus actos. Podría atacarlas, y no podre defenderlas en todo momento. Déjenme encargarme de esto, ahora". Kay pronunciaba firmemente, como se encontró con una mirada de desafío de parte de Mizore

"No. No podemos hacer eso. Vinimos hasta aquí para ayudar a Hei. Si hay algo que podamos hacer, para que despierte de su control, entonces lo haremos. No puedes decirnos que retrocedamos, pues no lo haremos. Él es muy importante para nosotras como para dejarlo, no otra vez. Esta vez, le ayudaremos, como debimos hacer hace tiempo".

Las palabras firmes de Mizore, hicieron que Kay chasqueara la lengua en molestia, pues supo en ese momento que ella no retrocedería, por más que le advirtiera. Su madre parece de la misma idea, por la determinación que brillaban en sus ojos color celestes. Estaba por decir algo, cuando sintió el aumento de energía demoniaca proveniente de Hei, y como arremetió en dirección hacia ellos.

Kay por toda respuesta, invoco su campo AT para contenerlo, pero Hei se desvió del ataque, rodeándolo y yendo hacia las mujeres de las nieves, quienes se sorprendieron por esto, y sus miradas casi que horrorizadas cuando vieron la expresión de Hei tan cerca, su rostro desprovisto de todo tipo de emoción, y sus pupilas en blanco, les provocaron a ambas que su corazón respectivo se rompiera, aun a riesgo de sus propias vidas. Pero Kay no iba a tener eso, haciendo uso de una mayor velocidad, que supero la del sonido, produciendo una explosión sónica, con efectos de retrasados de varios segundos; Kay logro ponerse frente a las dos mujeres, e invocando una vez más su campo AT, logro detener el ataque, el cual se quedó estático observando inexpresivamente, a través de las líneas del octágono amarillo del campo AT. Cuando Kay expandió su campo AT, haciendo retroceder a Hei unos pocos metros, Kay aprovecho la oportunidad, haciendo arder su cosmos e izando su brazo izquierdo, repitió su anterior ataque.

"¡Relámpago de Voltaje!" Kay vocifero, imprimiendo más energía a su ataque con todas las fuerzas de su Ki disponibles y el cosmos de sus seis sentidos unidos

El resultado fue una descarga tan potente, en forma de cometa, que impacto de frente a Hei, el cual lo arrastro varias decenas de metros por el campo, a través del bosque, arrastrando árboles, arbustos, rocas, tierra, polvo; atravesando colinas, valles, mesetas y demás construcciones naturales. Hasta detenerse impactando la ladera de una montaña, a cientos de metros, la cual tembló con el impacto y termino quebrantándose como una fila de naipes.

Las Yuki-Onnas observaron estupefactas esto, como Kay solo jadeaba y sudaba profusamente. Había sido el mayor ataque que había realizado con todo su poder unido, el poco que podía disponer. Aunque dudaba que hubiese matado a Hei, seguro que lo había puesto fuera de combate, aunque sea temporalmente. Recordaba las historias de su maestro Aioria, sobre cómo había podido darle una paliza con esa técnica, al antiguo Caballero de Bronce, Seiya de Pegaso. En su primer combate, requirió que Seiya vistiese la armadura dorada de Sagitario, para detener su Relámpago de Voltaje con las manos. En su segundo combate, casi logra matarlo con esa misma técnica, de no ser porque hubo un sacrificio, y porque Seiya despertó su séptimo sentido. Dudaba que Hei pudiese detener su ataque, pero él es un Youkai, y su resistencia es admirable. Es distinta a los humanos, igual que los Ayashi podían usar la fuerza de su energía demoniaca para curarse y regenerarse. Es algo que ha aprendido en su tiempo aquí, y cuanto más la sangre vampírica viaje por sus venas.

"Hei… ¿Esta muerto? ..." Mizore no podía más que hablar entrecortadamente, queriendo mitigar la elevada muestra de preocupación y dolor que estaban por subir

"No lo está. Está recuperándose, imprimiéndose más de su energía demoniaca", Kay hablo entre dientes, como podía sentir a un Hei herido, pero no debilitado, tratando de recuperarse y volver al campo de batalla, "y ustedes será mejor que me expliquen, que creen que pueden hacer para devolverlo a la normalidad. Porque, por lo que vieron hace un momento, el no parece reconocerlas, y casi las mata".

Tsurara, la madre de Mizore fue la que hablo, dando un paso al frente, "debemos de arriesgarnos. Si nuestras voces, o nuestras firmas de energía, pueden provocar que Hei nos reconozca. Entonces, podría haber una oportunidad de liberarlo del control que tiene. Si solo somos capaces de llevar nuestras voces a su cabeza, entonces podemos…"

Kay en ese momento, tuvo una idea. Él había hecho uso de sus habilidades mentales, como la telepatía, para introducirse en la mente de Hei, y tratar de liberarlo del control del tercer ojo de Raigo. Pero sin éxito. Quizas su 'voz' no podía alcanzar a Hei, pero si ayudaba a Mizore y su madre, a poder introducirse en la mente de Hei, quizas haya una oportunidad de romper el control, dada la familiaridad de este para con ellas. ¿Sería suficiente? Tendrían que comprobarlo, claro que antes de eso, debían de eliminar un inconveniente…

"Creo que puedo saber cómo ustedes pueden ayudarlo", Kay hablo, llamando la atención de las mujeres de las nieves, "puedo hacer uso de habilidades mentales, para intentar introducir sus voces en la mente de Hei. Con el control debilitado, tal vez haya una oportunidad de traerlo de vuelta con sus voces".

Tsurara y Mizore se observaron, y aunque sus expresiones gélidas no demostraran emoción alguna, el brillo en sus ojos celestes, demostraban una gran determinación a la hora de decidir lo que iban a hacer.

"Hazlo, danos la oportunidad de traerlo de vuelta. De ayudarme a traerlo a mi lado, como debí haber hecho antes". Tsurara hablo en un tono firme, pero cuya voz exudaba una corriente de aire maternal, dando a entender lo mucho que se preocupaba por Hei

"No sabía que tenías esas habilidades telepáticas, espero que nunca las hayas usado en mí, o en los demás", Mizore hablo en un tono gélido, Kay iba responderle que no era así, cuando ella volvió a hablar, "pero guardare el secreto, si me ayudas a traer de nuevo a Hei. ¿De acuerdo?"

Kay se comió la lengua, antes de responder a ese chantaje, como decidió dejar pasar eso y enfocarse en lo importante, "aun así, para hacer eso. Debemos deshacernos primero del que lo controla y provoco esto. Hablo de Raigo, la bestia demoniaca del Mundo Infernal. Se que no se quedara cruzado de brazos y…"

"Hablas bien, Centinela", Una voz fuerte hablo, haciendo que Kay chasqueara la lengua como viro su vista detrás de él, junto a las Yuki-Onnas al ver a la nueva aparición, que estaba observando la batalla cercana desde una posición ventajosa

Es Raigo, la bestia demoniaca, considerada una de los 'dioses' del Mundo Infernal. Es la primera vez que las Yuki-Onnas lo observan, y estan un poco nerviosas ante su presencia y sintiendo su energía demoniaca enorme. Él no es como Majari, de eso podían estar seguras.

"Ya era hora de que aparecieras. Creí que estabas escondido y temeroso por ahí". Kay hablo con sorna, aunque intento mantener la vista en él, a la vez que ampliaba todos sus seis sentidos, ante cualquier artimaña del sujeto

Raigo solo le respondió con una sonrisa socarrona, como le respondió en igual tono, "¡Ja! Puedes burlarte todo lo que quieras, Centinela. Pero dudo que llegues a cumplir tu acción de liberar a Hei. En otras circunstancias, no interferiría, y observaría como Hei las acaba a ellas, las únicas personas que más le importan en el mundo, y viceversa. Pero no volveré a cometer ese error, de nuevo. Las eliminare, y luego me deleitare en ver como Hei acaba de terminar contigo".

"Eres un crédulo, si piensas que eso sucederá. Solo estas asustado de que Hei, sea igual como su padre y pueda resistir y liberarse del control de tu tercer ojo, el Jagan. Lo suficiente como para quemarte con sus llamas oscuras, que fue lo que sucedió la última vez", Kay en eso volteo a las dos mujeres de las nieves y les susurro en voz baja, 'rápido, agáchense y oculten sus ojos, deprisa'.

Las dos Yuki-Onnas solo estuvieron perdidas por un segundo, antes de acatar lo que les decía. Nada valían con preguntar ahora, y Mizore le tenía la suficiente confianza como para hacer caso, ante lo que suponía que haría Kay.

"Por eso quieres lastimarlas primero, ya que sabes o temes, de que Hei se libere de tu control, y termines igual que la última vez". Kay se preparó como hizo estallar su Ki

Raigo solo le mando una mirada de muerte, con una expresión de furia, como le vocifero, "no te burlaras más, si te destruyo ahora junto con ellas. No tienes el poder suficiente dentro de esta barrera, y…"

"¡Taiyouken!" Kay vocifero al llevar ambas manos a ambos lados de su rostro, generando un fuerte resplandor de luz, producto del estallido de su Ki

Este estallido de luz incandescente, hizo gruñir a Raigo, como se llevó sus manos a sus ojos, cegado por el intenso brillo, al sentir sus ojos arder, incluso su tercer ojo cerraba su pupila con fuerza por encima de su cabeza. El intenso resplandor duro unos segundos, lo que permitió a Kay moverse rápido, e impulsándose como una estrella fugaz con toda la fuerza de su cosmos que podía reunir, Kay se posiciono detrás de Raigo, quien aún se encontraba cegado y atontado por el estallido intenso de luz anterior.

"No tengo tiempo que perder contigo, ni las energías para una lucha prolongada. Por lo pronto, mientras lidio con Hei, haz el favor de esperarme en… ¡Otra Dimensión!" Kay vocifero extendiendo sus brazos a sus costados, en forma de cruz, como una intensa aura blanquecina de cosmos se despliega fuera de el

Todo el lugar alrededor de ambos combatientes parece cambiar. Una especie de línea simétrica de cuadrados transparentes unidos se deja vislumbrar en la parte superior e inferior de ambos, como una especie de corriente o túnel hecho de cosmos de distintos colores se deja entrever rodeándolos. Algunos objetos alrededor parecen objetos celestes que se pueden encontrar en el espacio exterior, como lunas, cometas, asteroides, etc. Tambien sendas imágenes de distintos momentos de la historia del planeta se dejan ver como pantallas alrededor, en un punto perdido de todo el espacio y tiempo. Tal visión deja anonadado a Raigo, quien no siente las fuerzas para resistirse a la fuerza de atracción que lo engulle y aparta lejos de Kay, perdiéndose en el infinito mar de aquel túnel que conecta a un punto perdido de todo el tiempo y el espacio.

Kay después baja sus brazos, y extinguiendo su cosmos, anulando la técnica, como después de dar una respiración avanza hacia la Yuki-Onnas, quienes habían sido testigos de tal pliegue de energía que consideraron infinita, con solo verla. Sus bocas estaban tan abiertas de la impresión, que hubiesen dejado caer al suelo sus chupetes, de no ser por haberlos perdido antes.

"Bueno, eso tendrá ocupado a Raigo, mientras lidia el estar varado y moverse sin dirección, como un asteroide en el espacio exterior. Ahora tenemos que prepararnos que Hei está aproximándose, y no luce muy amigable. Su energía demoniaca se siente enorme, incluso desde aquí". Las palabras de Kay, trajeron de vuelta a las mujeres de las nieves y asintieron a sus palabras

"Tienes razón, debemos estar listas. Solo debemos pensar en la manera de que nuestras voces lleguen a él, y romper el influjo que tiene sobre él", Tsurara hablaba con una gran calma en su tono helado, quizas producto de ser algo típico de su especie, que porque estuviese 'fría' al tacto

Kay debía de agradecer que ellas no preguntaran de lo que vieron, y se enfocaran en la tarea en cuestión. Comenzó a relatarles lo que había pensado que sería el mejor plan de acción. Durante un par de minutos estuvieron los tres yendo y viniendo en sus planes, ya tenían formado más o menos uno, cuando Hei finalmente hizo acto de presencia, quemando todo lo que le rodeaba entre árboles, arbustos y demás objetos alrededor. Aunque tambien una ventisca fría seguía sus pasos, como estos congelaban la tierra, dando un vistazo de su naturaleza dual. Kay se mordió el labio, esperando que el plan funcionara, ya había visto que el ataúd de hielo, una técnica que aprendió de su maestro Camus, no había funcionado. Y el siguiente plan, necesitaría realizar otro ataque basado en hielo, para detenerlo así sea por unos momentos. Y no sabía hasta cuanto tiempo podía Hei durar con este nuevo ataque gélido, basado en que es parte de su naturaleza, al haber nacido tambien de una raza diferente de Yuki-Onna. Tendrían que arriesgarse.

"Muy bien, ustedes dos. Yo iré al frente y tratare de distraerlo y detener sus movimientos. Ustedes dos, al momento de mi señal, comiencen a proyectar sus pensamientos hacia Hei, solo empiecen a pensar en mandar sus pensamientos y emociones hacia él, yo lo proyectare directo a su mente. Sean persuasivas y no dejen que la conexión se rompa. Esto determinara si logramos traerlo de vuelta o no". Kay las instruyo, como ambas mujeres de las nieves asintieron ante sus palabras

Kay solo camino con paso decidido, como hacia arder su cosmos, elevando todos sus seis sentidos, como luego hacia descender su cosmos, a una temperatura ambiental tan gélida, que incluso tomo por sorpresa a la mujer mayor, Tsurara, al ver a alguien que no es de su especie, tener un control absoluto sobre el frio. En ese momento, Hei ataco lanzando estacas de hielo y una enorme ventisca, que Kay se defendió con su campo AT, y contratacando con su propia ventisca de aire congelado.

"¡Polvo de Diamante!" Kay grito como descargaba de su puño derecho, la descarga de aire congelante con partículas de hielo unidas, que juntos creaban una hermosa danza como si fuesen realmente cierto el ver el 'polvo de diamantes' que da nombre a la técnica

La técnica hizo su camino, congelando todo a su alrededor por varios metros, haciendo un sendero u camino hecho de hielo, en dirección a Hei, quien recibió la descarga sin inmutarse por el impacto o la sensación fría que le envolvía, como eso hacía poco para lastimarlo, ya que era su segunda naturaleza. Pero fue lo que estaba esperando Kay, quien de inmediato se lanzó en dirección a Hei, patinando sobre el camino de hielo, como de su puño izquierdo descargo un golpe Ken de cosmos amarillo, pero que esta tenía una particularidad especial.

"¡Anulación del sentido del Tacto!" Kay vocifero como la descarga que viajo rompiendo los límites de la velocidad del sonido, impactó a Hei de frente, rápidamente inmovilizándolo

Esta era una de las técnicas que aprendió de su maestro Saga, Caballero Dorado de Géminis, que no necesitaba hacer uso de la técnica suprema de su otro maestro Shaka, Caballero Dorado de Virgo, para poder arrebatarle a cualquier contrincante, cualquiera de sus cinco o seis sentidos. La simple descarga Ken, bastaba para inmovilizar a cualquiera y tenerlo a su merced. Pero sabía que la fuerza de voluntad, sumado al arrebato de su naturaleza violenta y demoniaca, y al control aun de Raigo sobre su mente, hacían que Hei aun trastrabillara, teniendo un poco de control en su cuerpo. No debería de sorprenderse, ni Saga pudo dominar con esto a Seiya de Pegaso. Además, que aún estaba entendiendo las propiedades que la energía demoniaca podría ejercer, gracias a sus propios experimentos con esto. Quizas le estaba dando impulso extra para hacer mover a Hei un poco, por lo que Kay aprovecho para deslizarse y agacharse hasta las piernas de Hei, y apresarlas con sus dos manos debajo de sus pantorrillas, para luego comenzar a congelarlas, inmovilizando totalmente sus pasos. Fue una técnica que aprendió de su maestro Camus, que a su vez se la enseño al Caballero de Crystal, que a su vez se la enseño a Hyoga. En esta posición era muy vulnerable, por lo que agradecía el conocer la manera de haber inmovilizado el cuerpo de Hei primero, para no tener que sufrir ataques imprevistos de este en su posición inferior y desventajosa.

Fue cuando Kay les grito a las mujeres de las nieves, dando su señal, "¡Ahora! ¡Es el momento! ¡Proyecten sus pensamientos y sentimientos hacia Hei! ¡Yo las guiare!"

Tanto Mizore como Tsurara no necesitaban más incentivos, como ambas cerraban sus ojos, concentrándose en proyectar sus pensamientos a Hei. El susodicho solo trataba de liberarse, pese al poco movimiento que podía hacer, y eso lo frustraba aún más, cuando sintió voces dentro de su cabeza llamándolo.

'Hei. Por favor, déjanos entrar. Somos nosotras, queremos ayudar'. Hablo la voz suave de Tsurara que usaba solo con él y su hija

'Por favor, Hei. Quiero rectificar todo el trato frio que te he dado desde que volvimos a reencontrarnos, por favor. Como mi viejo mejor amigo, y el único que he tenido, vuelve a nosotras, por favor'. Esta vez era la voz desesperada pero suave de Mizore, que le imploraba volver

Hei intento resistirse, no quería dejarlas pasar, pero su resistencia iba menguando a medida que el Centinela hacia presión, quebrando las ultimas barreras de resistencia mental, que le habían impuesto Raigo con su control mental, como ellas iban abriéndose paso hasta su subconsciente, y pudiendo presenciar de primera mano los recuerdos de dolor, alegría, tristeza, dicha, vida, muerte y demás que poblaban el centro del alma del joven chico.

Podían ver una imagen de un niño pequeño, con sus ropas rasgadas y chamuscadas en jirones, con sendas heridas recorriendo su pequeño cuerpo, a la intemperie de una tormenta de nieve, como caminaba por lo que parecía ser un bosque nevado, con una tormenta rugiendo en pleno invierno. El niño caminaba cansadamente como dejaba rastros tras de sí, de sangre roja que se secaba al ser absorbida por la nieve blanca, dejando entrever una imagen de manchas oscuras en la nieve más pura. No hacía falta adivinar, para reconocer que la identidad de aquel chico, se trataba de Hei.

Poco después de la emboscada que sufrieron, que termino con la muerte de su madre. Era algo que Mizore y Tsurara reconocían de la línea de tiempo, al reconocer al joven chico. Y es algo que Kay comenzó a comprender al ver esta imagen de su mente observando, pero no interviniendo, dejándole el trabajo a las mujeres de las nieves. El pequeño chico trastabillaba en la nieve hasta derrumbarse, ante las miradas impotentes de Tsurara y Mizore, que querían ir a abrazarlo y ayudarlo. Pero no podían, estos solo eran recuerdos y ellas simples espectadoras omniscientes, pero sin poder de cambiar realmente nada. Fue en es que al grito y chillidos de varios grupos de Ayashi que buscaban la sangre del chico, este se despertó sobresaltado al sentir que sus perseguidores se acercaban y comenzó a huir, con sus últimas fuerzas.

Las mujeres de las nieves-Y Kay tambien observaba, pero en silencio-observaban angustiadas como Hei corría en medio de aquella ventisca fuerte, aunque el frio no le afectaba, si lo desorientaba lo suficiente como para perderse y dirigirse sin saber a uno de los portales que conectan el Mundo Humano con el Mundo Demoniaco. No había guardias en aquel portal que se asemejaba como un camaleón, como si fuese parte de la imagen del ambiente, pero que, tras cruzarlo, una sensación como de vértigo se suscitaba alrededor del pequeño chico, que de inmediato se sintió caer por una especie de abismo, y se sintió desfallecer, ya no teniendo las fuerzas ni para poder resistir la caída, de adonde fuese a caer. Vieron como el pequeño niño se levantaba tras un tiempo indeterminado inconsciente, y del ambiente alrededor cambio. De un ambiente de un bosque en pleno invierno, parecían haber caído en una especie de selva o bosque derruido, con sus árboles muertos y terreno baldío. A los tres espectadores les recordó parte de los terrenos dentro de la dimensión que componía la Academia Youkai, y que, al virar su vista al cielo, justo como el mar de color rojo carmesí que cubría bastante terreno dentro de la dimensión de la escuela de monstruos, había un cielo del mismo color, con un rojo sangre como si miles de vidas hubiese sigo sesgadas, para cubrir el cielo de esa tonalidad. Grandes relámpagos y truenos se hacían oír, haciendo despertar al pequeño niño, como se estremecía con esos sonidos. No hacía falta ser un genio, para reconocer en donde se encontraban, en los terrenos del Makai/Mundo Demoniaco, lugar de origen de los Youkais, y demás apariciones sobrenaturales.

Vieron como el joven chico se tambaleaba y trataba de orientarse en aquel extraño lugar, cuando sintió pasos enormes detrás de él. El resto del grupo de Ayashi sobrevivientes que le perseguían, le siguieron hasta el Mundo Demoniaco. Algo extraño ya que debería estas entradas el estar monitoreadas todo el tiempo por guardias Ayashi, a órdenes del Rey de aquel mundo en ese momento. O los guardias no estaban en su puesto o no patrullaban en aquel momento. Lo único que se sabía iba a suceder, era que Hei se encontraba rodeada por sendas figuras de aspecto demoniaco de distintos indoles. El joven Hei se intentó defender, haciendo salir de su cuerpo flamas de color oscuro, incinerando a un par de Ayashi con formas de serpientes e insectos, como eran reducidos a cenizas, ante el asombro de los demás Ayashi. Pero tal parece que tal despliegue de poder hizo debilitar más al joven Hei, con su cuerpo herido y cansado, derrumbándose agotado al suelo.

Fue en eso, que los demás Ayashi parecían querer abalanzarse sobre el chico, que sendas ráfagas de energías color amarillo, golpearon a los Ayashi, tomándolos por sorpresa, y matando y desintegrando algunos en el instante. Esto tomo por sorpresa a todos en el sitio, y fue cuando dos figuras humanoides hicieron aparición, aunque parecían humanos, por sus aspectos de varias orejas puntiagudas a ambos lados de sus cabezas, y diversos cuernos, daban a entender que se trataban de Youkais tambien. Aunque ahí es donde terminaba la comparación, algunos Ayashi reconocieron a los recién llegados, en especial al que parecía el más mayor y maduro, y huyeron aterrorizados, aunque la figura más joven les impidió escapar, arrasando con ellos con ráfagas de energía, como el mayor acababa con la vida de los más osados que le enfrentaban. Pronto solo quedaron en el lugar, las dos figuras que vinieron a ayudar al más joven. Hei solo había quedado entre sorprendido y azorado ante la muestra de despliegue de poder vista, y entendió que aquel Ayashi desconocidos, eran mucho más fuertes y de un nivel que él nunca podría alcanzar a soñar.

La figura mayor del individuo que lo salvo, se agacho hasta su posición y le tendió la mano, Hei antes de tomarla, como nerviosismo le pregunto quiera era. La figura solo pareció curvar sus labios en una especie de sonrisa, aunque débil, antes de responder y antes de que se acabara la memoria de aquel recuerdo.

"Me llamo Yomi".

El recuerdo termino, volviendo a los tres a la realidad. Para las mujeres de las nieves fue una nueva revelación de aquel pasado triste, después de que parecieran perder a Hei. Todo este tiempo estuvo en el mundo demoníaco, refugiado en manos del que haya sido una vez, una de los tres Reyes de aquel mundo hace mucho tempo. Para Kay, si bien no fue una sorpresa conocer que él se crio en el Mundo Demoniaco, ya que sabía algunas partes de la historia por obra de Kurama, donde el Mundo Espiritual había hecho una minuciosa investigación de los antecedentes de Hei. Desconocía esta parte de que hubiese sobrevivido todo este tiempo, con ayuda de uno de los antiguos Reyes de aquel mundo. Y Kay sabia por certeza de Kurama, de que la fuerza de los tres antiguos Reyes, que eran los más poderosos Youkais de aquel mundo-y probablemente de todos los mundos-en su tiempo. Claro que según se enteró, uno de ellos, llamado Raizen había muerto hace tiempo. Y los otros dos, desertaron de sus dominios, dejándole el resto a quien ganase el Torneo de aquel mundo cada tres o cuatro años. Según recordaba, los nombres de aquellos dos eran Mukuro y Yomi.

Por supuesto, a pesar de captar este nuevo interés, aún faltaba un poco más para que las Yuki-Onnas pudiesen romper la barrera mental, que se había debilitado considerablemente y liberar a Hei del influjo del control mental ya tenue, provocado por el Jagan de la bestia del mundo infernal, Raigo. El insto a ambas mujeres, a que siguiesen incrementando sus pensamientos y voces mentales, como el las proyectaba dentro de la mente de Hei, entrando a todos los rincones oscuros de su mente, hasta su subconsciente. Fue en eso que algo comenzó a cambiar, una especie de grieta mental comenzó a formarse en el lugar donde el control mental estaba surtiendo efecto, debilitando más y más su control, Kay instando a ambas mujeres a que siguiesen presionando, como él se alejaba discretamente de su posición cercana a Hei, ya que posiblemente su liberación iba a ser violenta, y estaría acompañada de explosiones de llamas oscuras. Unos segundos después, su pensamiento no fue tan errado como eso mismo sucedió.

Llamas negras comenzaron a salir expedidas de Hei, como una ventisca de aire frio que congelaba todo a su alrededor por varios metros a la redonda, aunque eso no hacía mella en las dos Yuki-Onnas y menos en el chico experto en el Puño de Hielo. Aunque las mujeres de las nieves se sentían desmayar al sentir los efectos incandescentes de las llamas negras, que junto al aire frio provocaban una corriente de aire violento, al tener dos fuerzas pugnando entre ellas, y que podrían provocar una tornado, pero el poder de Kay elevando su cosmos, protegía a las dos mujeres de las nieves de la mayoría de efectos de aquel viento adverso, como ambas seguían en su lugar, no cediendo una pulgada como las fuerzas de Hei se sentía desfallecer y poco a poco pedía parte de la fuerza de las llamas oscuras, y la ventisca de aire frio cedía. Hei en ese momento se sentía despertar de un sueño, como sus anteriores pupilas blancas sin expresión iban recuperando el color de sus iris azules, como sentía por primera vez desde que el Jagan lo embrujo, observar todo en su propia conciencia.

Hei sentía su propia conciencia regresar a él, como observaba a su alrededor lo que sucedía, a la vez que su aura cedía y su poder menguaba. Kay solo curvo sus labios en una sonrisa, satisfecho de que pudieran estar regresando a Hei a su estado normal, y pagando la deuda que tenía para con él, cuando él había estado en la misma situación. Poco a poco el poder despedido en llamas negras iba menguando a la vez que Hei parecía recobrar su conciencia, pasando a observar a todos lados, fijo su vista en Kay unos segundos, antes de voltearse para ver a las mujeres de las nieves. El aun no podía moverse del todo, debido a que Kay le había anulado su sentido del Tacto, y había congelado sus piernas, con un hielo tan resistente incluso a las llamas oscuras. Hei tenía la mirada fija en las dos mujeres de las nieves, ambas Mizore y Tsurara, observaban a Hei con una mirada entre ansiosa y suave, dejando atrás sus habituales expresiones heladas habituales de su raza, para mostrarle cuanto les importaban.

Kay decidió en ese momento, enviarles un mensaje mental a ambas mujeres, instándoles a que hablaran, 'ahora es el momento de hablar. Díganle algo, grítenle, lo que sea. Él ya las escucho en su mente, y sus palabras le llegaron, ahora es el turno de que sus voces lo hagan. Muéstrenlo con sus palabras y acciones, muéstrenlo en sus rostros, háganlo ver cuanto aún les importa y tráiganlo de nuevo a su lado'.

"¡Hei! ¡Por favor! ¡Vuelve a nosotras! ¡Recuerda a tu madre! ¡Ella no hubiese querido que terminaras así! ¡Somos tu familia y queremos que regreses!" Tsurara le imploraba como sendas lagrimas caían de sus mejillas heladas, como su largo cabello lacio del color de la nieve se desato de su nudo y quedo libre, pero eso no le importaba a la mujer mayor como intentaba avanzar hacia él, pero el poder de las llamas oscuras, aunque más pequeñas ahora, eran lo suficiente como para mantenerlas a distancia

"¡Hei! ¡Lo siento por todo! ¡Por favor regresa! ¡Mi primer y mejor amigo!" Mizore le imploraba con sendas lagrimas que surcaban sus mejillas pálidas, implorando que su amigo y familiar regresase

Hei trataba de sostener su cabeza, como el fuerte dolor de cabeza, que era producido por los últimos rezagos de los efectos del control mental, ya débil del tercer ojo de Raigo, el Jagan, se estuviesen desvaneciendo, y aun intentasen mantenerse luchando por el dominio. Kay vio prudente en ese momento, usar sus habilidades de ilusión, enseñadas por sus maestros Shaka y Saga, para ayudar a Hei a romper el ultimo bloqueo mental. Kay extendió su mano derecha y proyecto su cosmos a la mente de Hei, y basado en lo que vio de sus recuerdos, solo los hizo salir de su subconsciente. Creando 'recuerdos' tales que se asemejaran a los reales, aquellos que dirían realmente las personas que tenía en mente proyectar para ayudarlo.

'Hei, ¿Qué sucede? ¿Esto no puede ser demasiado para ti?' Hablo una voz que hizo que Hei de inmediato, virara su vista hacia el frente, y pudo ver un reflejo de lo que era su maestro Yomi, uno de los antiguos y poderosos reyes del Mundo Demoniaco, y quien fue su maestro en el pasado

"Maestro…Yomi…" Hei trataba de articular débilmente como alzaba su mano hacia la imagen ilusoria de cuerpo completo de su maestro Yomi, tal como lo recordaba de su tiempo que vivió en el Mundo Demoniaco

'¿Que sucede Hei? Esto no debería ser un problema para ti. Hace tiempo que deberías haber dominado el poder de las llamas negras y exudar con absoluto control, al Dragon Negro. ¿Por qué todavía tienes problemas con eso? Tu padre pudo lograr eso en tan poco tiempo. ¿Por qué tu aun no lo logras?' La figura espectral de Yomi, con sus ojos cerrados, debido a su evidente ceguera le preguntaba con tono solemne mientras negaba con la cabeza

Hei apreciaba pocas cosas en la vida, una vida dura llena de altibajos y desgracias, pero si había algo que había aprendido en su trágica vida, era apreciar los pequeños momentos de felicidad en los cuales podía recordar el haber experimentar. Y esos momentos eran en su mayoría con aquellos pocos que llego a apreciar y encariñarse, lo suficiente como para llegar a considerar el sostener lazos similares a los familiares. Su madre siempre seguirá siendo su madre. Pero incluso entonces, sintió el cariño especial de Tsurara, tan similar a una madre que podría haberse considerado otra, y que, para no traicionar su amor materno a su verdadera madre, decidió considerarla más como una tía. A Mizore, la primera chica que amo y sigue amando a pesar de todos sus problemas. A su maestro Yomi, lo más cercano a una figura paterna que ha tenido. Al hijo de este, Shura, quien a pesar de sus rencillas podrían considerarse lo más cercano a hermanos de sangre, siendo el molesto pero protector hermano mayor. Por ende, el apreciaba sus palabras dirigidas hacia él, no importa cuánto intentara negarlas, disfrazándose en una mala actitud de cinismo y arrogancia, sabía que el las apreciaba y siempre lo haría. Por lo que escuchar aquellas palabras de quien veía como la imagen de su maestro traslucida a unos metros frente a él, eran suficientes como para impactar en su corazón y en alma.

'Eres más fuerte que esto Hei. Mas fuerte que el control de una bestia inferior como Raigo es. Autoproclamarse 'dioses' solo por haber dominado el mundo infernal en el pasado, es nada. ¿No fui yo uno de los antiguos reyes del Mundo Demoniaco?, ¿El cual superaba en poder al mismo Enma Daioh, el dirigente del Mundo Espiritual con el cual Yakumo, rey del mundo infernal libro una guerra? Tu fuiste entrenado por mí, uno de los más poderosos Ayashi que hayan existido y que por años domino una parte del Mundo Demoniaco de donde nacen y provienen la mayoría de Youkais. Eres fuerte, muy fuerte. Los entrenamientos duros que te di que podrían haber matado a los débiles, pero tú los pasaste. Donde desearía haberte encontrado años antes de dimitir de mi posición como rey y dirigente del Mundo Demoniaco, con tu fuerza pudo servirme para conquistar por completo aquel mundo. Pero no me arrepiento, si eso me llevo a ti. Los entrenamientos mentales que hicimos, donde te enseñe a pesar de tus protestas, el arte de la paciencia y tranquilidad. ¿Lo has olvidado? En ese aspecto, pese a tus arranques de ira y ansias de venganza, fuiste mejor en ese aspecto que mi hijo Shura. El dejarte llevar por tus emociones fue lo que te llevo aquí. Tienes que suprimirlas, Hei. O si no puedes, debes de hacerlo hasta un mínimo hasta que te ayude a pensar con claridad. Recuérdalo Hei, el arte de la paciencia y tranquilidad. Es que puedes saborear por años un sentimiento como la venganza, sin que te corroe por dentro, para después cuanto tus enemigos menos lo esperen, dar el ataque definitivo. Concéntrate Hei, y recuerda.'

Las palabras de su maestro Yomi calaron dentro de su alma, penetrando las pocas defensas de su cerebro, como del poco movimiento que podía ejercer, comenzaba a apretar su cabeza dejando escapar gritos sonoros, para sorpresa de Kay, que no debería poder moverse si quiera un poco, debido a haber restringido su movimiento, anulando su sentido del tacto. Quizas no debería sorprenderse si la energía demoníaca tenía factores distintos a lo que sabía de su propia energía vital. Eso y que la constitución de los Youkais es distinta a los humanos. Es algo que tendría que recordar tener en cuenta la próxima vez que ejerciera un movimiento de esa técnica.

Hei con sus ojos rojos debido al dolor y últimos rezagos de la energía demoniaca que lo cubría en formas de llamas oscuras, como la influencia del Jagan iba disipándose, pero aún mantenía un severo dominio en él. Quizas por las ultimas muestras de rencor y sentimientos negativos que cubrían la parte superior de su mente y dentro de su alma. Aquel niño desvalido, rechazado desde su nacimiento y querido por pocas personas. Perdiendo lugares que consideraba hogares, y personas como su familia. Produciendo que aquellos sentimientos oscuros crecieran dentro de él. En especial, hacia aquellos que aun guardaba un rencor profundo, cómo su padre. Kay no tuvo más opción que hacer uso de nuevo de las ilusiones, y esperar que esto anudado a las voces de las Yuki-Onnas pudiesen penetrar más profundo esta vez en su mente.

Hei paso a observar al frente como visiones de aquellas personas que significaban para él, de una u otra manera se materializaban. Visiones alrededor de la ya antes visión de su maestro Yomi, algunas solo de la cintura flotando a su alrededor. Todas conocidas para él, y que significaban distintos sentimientos para cada uno. Desde las visiones de Tsurara y Mizore, con lágrimas en los ojos suplicándole. Hasta las visiones de los chicos del Club de Periodismo, todos con miradas angustiadas y deseando que volvieran. Desde Tsukune hasta Kurumu, Ruby, Yukari, Moka e incluso las miradas-aunque neutrales-de Kurama, Inner Moka y Kay, pero en cuyas miradas se podían ver el brillo de aceptación y aprobación, así como el vislumbro de una pequeña sonrisa que curvaban sus labios. Tambien estaba la visión de cuerpo completo de Shura, al lado de su padre Yomi, quien le sonreía con gesto altivo, como le daba su aprobación con el pulgar de su mano derecha. Todos querían que volviese, y entonces aquella ira y odio que una vez sintió que no podía controlar desde su infancia, se sentía disminuir y mitigar, pero nunca desaparecer. Eso sería para otro evento cuando tuviese frente a frente a su padre. Pero ahora…Podría contentarse con calmarse y regresar.

Kay sintió en eso como el aura de Hei cedía y las llamas oscuras iban mitigando, como solo quedaba en evidencia el suelo a su alrededor, que lucía oscuro y lleno de cenizas sin una sola pizca de pasto o hierba, demostrando lo extremadamente calientes que eran estas llamas oscuras. Kay podía decirlo con las quemaduras leves que sufrió en su pelea contra Hei, que se evidenciaban en sus brazos y piernas, donde habían quemado parte de su uniforme de la escuela. Si no fuese porque uso su poder basado en el Puño de Hielo para contrarrestarlo, las quemaduras hubiesen sido más graves. Pero le alegraba ver a Hei recuperando poco a poco el control, y sus ojos brillando en rojo volvían a su color original de azules oscuro. Pareciera que todo iba volviendo a la normalidad, en el momento en que Hei apago su aura y las llamas se deshicieron y se podía verlo irguiéndose de las rodillas para no caer, como jadeaba pesadamente y sudaba por todo su cuerpo.

Fue un momento de satisfacción y alivio, cuando Hei paso a obsérvalos con ojos cansados, con su mirada característica fría, aunque la pequeña sonrisa en sus labios, daban a entender que era él. Kay suspiro, como Mizore y Tsurara sonrieron de alivio y se tomaron de las manos, las dos mujeres de las nieves ya corrían hacia el chico que se había recuperado, y Kay pensaba que quizas debería poder devolverle el uso de sus movimientos, cuando ocurrió algo que ninguno pensó o que se consideró impensable. Estaban todos dentro de una nube de dicha, que fue demasiado tarde para captar cuando un impacto de energía salió despedido de la nada y golpeo a la mujer mayor, Tsurara, por detrás, atravesando una pequeña parte del vestido Yukata que usaba, justo en su abdomen del lado izquierdo, haciéndola jadear y escupir sangre, como el impacto la arrastro hacia adelante, derrapando en la tierra quemada, levantando nubes de polvo y cenizas al viento.

Esto tomo por sorpresa a todos, Mizore se llevó sus manos a su boca para tapar su siguiente grito ahogado, Hei observo con sus ojos abiertos de la sorpresa, con una mirada de shock vislumbrándose en su rostro. Kay solo mascullo una maldición, como se maldijo mentalmente este descuido, al virar su vista hacia la dirección de donde provino el ataque, y como debía de esperar se encontró con la vista de Raigo, quien al parecer había podido regresar de la otra dimensión de adónde lo envió con su técnica.

"Aahahaha…Debiste eliminarme primero, en vez de intentar aquel truco, Centinela. Tu descuido casi le costó la vida a una de las mujeres, que decías que protegerías. Supongo que todas tus frases de ego, como 'que no tenías tiempo para mí' se sienten ahora vacías, ¿cierto?" Raigo se burló con una sonrisa sórdida como avanzaba lentamente

'Maldición, ¿Cómo pudo regresar de mi técnica de la Otra Dimensión? Estaba tan distraído por el ambiente de la energía que despedía Hei, y como iba rasterizándose, que me distraje en mis demás sentidos alrededor por varios kilómetros'. Kay paso a mirar a la mujer caída y denoto que Tsurara aun podía moverse débilmente, aunque se sostenía con sus manos el lugar de la herida donde fue el ataque

Kay apretó los dientes, y decidiendo hacer tiempo, mientras veía a Mizore correr hacia su madre para auxiliarla, le respondió de forma socarrona a la antigua bestia 'sagrada' del mundo infernal, "honestamente, creí que terminarías como la basura del espacio. Flotando sin rumbo fijo por toda la eternidad. Ya que no es un lugar lejano con lo que no puedas compararte".

Raigo solo le observaba cona una expresión de furia, aunque enseguida la relajo, sabiéndose superior en esta situación, "que pena que tu truco no funcionara por tanto tiempo. Pero gracias a eso, puedo destruirte, ya no necesitare a ese debilucho de Hei, que veo hiciste recobrar su mente".

"¿Cómo escapaste de mi técnica de la 'Otra Dimensión'? solo aquellos con exuden una clase particular de poder similar al mío, como el cosmos, y tengan habilidades dimensionales, podría escapar". Kay le inquiría como observaba por el rabillo del ojo a Hei que intentaba moverse, pero no podía por tener sus piernas aprisionadas en el duro hielo que el hizo, que ni siquiera las llamas negras pudieron derretir, ni siquiera con su ataúd de hielo pudieron, y se necesitó que Hei usara ambos poderes de ambas naturalezas suyas para debilitarla desde el interior y emerger quebrándola

"Ja! Deberías de conocer ya de lo que somos capaces, Centinela. Fuimos los gobernantes del mundo infernal por siglos, llevando las almas de los Youkais muertos a nuestras moradas, siendo los más poderosos y quienes tenían el control, teníamos la ventaja de poder pasar de un mundo al otro, como lo hacen los dirigentes y demás seres del Mundo Espiritual. El tener conocimiento de ataques dimensionales y conocer los secretos de las barreras que separan los mundos y submundos, no es algo extraño para nosotros. Por ende, que en los años que le declaramos la guerra al Mundo Espiritual, fuera fácil para su majestad Yakumo movilizar sus fuerzas entre los mundos para poder apoderarse de estos. Mas aun, que poseo el Jagan, mi tercer ojo en la frente, que me permite analizar los patrones de ataques y leerlos, para después poder imitarlos o contrarrestarlos. El poder entender tu técnica y poder encontrar un camino de regreso, no fue algo difícil. Tonto eres tú por subestimar a los Youkais de este mundo. Pero eso es algo que todos ustedes Centinelas hacen, ¿no es cierto?" Raigo escupió la última frase con desdén

Kay no tuvo más que estar de acuerdo con sus palabras, ¿Cómo pudo ser tan ignorante? Recordaba a Hiei, cuando llego a este mundo y lucho contra él, y recordó que aquel extraño tercer ojo en su frente, le dieron demasiados problemas y por poco es vencido. Tambien como Raigo por poco logro controlar las mentes suyas y de Kurama y Moka, una vez más gracias al Jagan que posee. Recordó una historia de cuando una vez estaba entrenando con su maestro Shaka, sobre una historia que le contó de sus tiempos en que vivía en la India en Asia, aunque en ese momento el desconocía su verdadera identidad. Sobre el tercer ojo espiritual, llamado bindi, uno que funcionaba en la frente y era invisible, pero que permitía, a aquellos que incluso son ciegos físicamente de sus dos pares de ojos, el poder vislumbrar el espíritu de la persona y todo su ser interior. Tanto hombres como mujeres hindús portan el ornamento, el cual ocupa la posición del llamado Ajna Chakra, la sede de la sabiduría, y que representa el tercer ojo. Según las creencias hindúes, dios nos dio dos ojos para contemplar el mundo exterior, por lo que el tercer ojo representa una mirada introspectiva. ¿El Jagan poseía esa misma cualidad? Aunque su poder le hacía más bien maligno por las energías oscuras que destilaba en las dos ocasiones en que lo enfrento. Tampoco debía de olvidar el nivel de poder bruto y sofisticación que los seres demoniacos poseían en este mundo, esta dimensión pequeña que exista en un espacio aparte del Mundo Humano, a pesar de que está localizada en el mismo espacio y tiempo del Mundo Humano en una dimensión diferente. El nivel al que llegaron los Youkais aquí es de temer, y quizas si debería pensar mejor en dejar de subestimarlos, como las anteriores veces que casi perdió la vida por ellos.

Kay voltea su vista para ver a Mizore tendiendo en brazos a su madre, arrodillada en el suelo, sus rodillas y medias ensuciándose con las cenizas, al igual que su pálida piel, pero que a ella no le importaba aun con sendas lagrimas derramándose de su hermoso rostro, y como se ensuciaba de cenizas, hollín y sangre seca su uniforme y piel, como trataba de detener la hemorragia de la herida de su madre, congelándole el lugar donde atravesó la descarga de energía, con esta mujer dando alaridos de dolor.

Mas atrás, Hei veía todo con una mirada desesperada mirando a las dos mujeres más importantes de su vida sufrir, tratando de hacer ademanes de moverse, pero impedido por tener la mayoría de su cuerpo entumecido sin su sentido del tacto, y con sus piernas congeladas casi al cero absoluto. Una mirada de absoluta furia y odio se posó sobre Raigo que avanzaba sin ningún cuidado, como Kay comenzó a pensar en una idea en ese momento, como se volteo a la bestia 'sagrada' del mundo infernal.

"Hablas mucho de mí y los míos, no me es de extrañar si fuiste uno de los seres a cargo de los espíritus de los difuntos, incluso si fueron Ayashi. Entenderás de la estupidez que estan cometiendo al luchar de lado de aquellos seres que moran en la oscuridad innombrable". Kay le insto sabedor

"¿Te refieres a la oscuridad del Primordio?" Raigo le pregunto con burla, como si ya lo supiera

"Por lo que se, ustedes ya antes habían sido derrotados, y fueron traídos de vuelta la vida por las mismas fuerzas primigenias, que buscan sacar de balance a esta realidad. Habiendo estado a cargo de un mundo antes y de tener el deber de velar por las almas de los fallecidos, el solo pensar en traicionar su deber y romper el Pacto decretado hace eones, aliándose con el Primordio para declararle la guerra al Mundo Espiritual, es una decepción y una bajeza de su parte. No me extraña que hayan sido derrotados con anterioridad, aunque aún no me explico porque las fuerzas primigenias se toman tantas molestias con ustedes, y los volvieron a traer a la vida, en vez de devorarlos y asimilarlos por toda la eternidad". Kay provocaba con sus palabras al ver la expresión cada vez más furiosa de Raigo

"¡Todo esto es culpa de ustedes! ¡Los Centinelas! ¡Si no hubiesen interferido en nuestra guerra contra el Mundo Espiritual, no tendríamos que haber recurrido a la ayuda de los que moran en la oscuridad innombrable! ¡No tendríamos que competir por el dominio con el maldito Leviatán y sus malditos 'teólogos de la Orden de la Incisión'! ¡Ustedes interfirieron y causaron todo esto por la manía de querer controlar todo y poner a cargo de los encargados de las almas de los seres vivos a quienes más se adecuan a su visión!" Raigo rugió desconcertando a Kay por la mayoría de cosas que lo tomaron por sorpresa

'¿Que? ¿De qué está hablando? Es la primera vez que escucho esto, creí que, al ser encargados de las almas de los fallecidos, conocerían de nuestra existencia, pero nunca pensé que creyeran que nos involucramos en sus conflictos pasados. ¿Sera posible? No es usual el interferir en esta clase de conflictos, y nunca formamos bandos. Sera algo para averiguar en otra ocasión, porque ahora…' Kay sopesaba sus pensamientos, como observaba de reojo las reacciones de Hei

Con una mirada que Hei le sostuvo, Kay le envió un mensaje telepático, esperando que captara la señal en el momento apropiado. A un asentimiento de Hei, Kay viro su vista hacia un Raigo que se acercaba de manera bastante amenazadora, cómo hacia despertar su aura demoniaca intensa que lo cubría y que, si no fuese por estar con la mayoría de su poder sellado, no tendría problemas en lidiar con él, pero, así como estaba sabía que sería un desafío, y gotas de sudor comenzaron a surcar por los lados de su rostro.

"Supongo que no puedo entender lo que dices sobre nosotros, ya que no tenía conocimiento de eso. Y eso será algo que tendré que averiguar más tarde, pero…Solo me resta decirte que, como te dije anteriormente. 'No tengo tiempo para lidiar contigo', no eran palabras vacías, es porque de todo el problema ahora, no tengo las suficientes ganas de lidiar con un tipo que en circunstancias normales limpiaría el piso contigo rápidamente, Raigo…" Kay termino como de su mano derecha apretada en un puño, esta comenzaba a emitir un brillo dorado

Raigo se detuvo a unos buenos quince metros, como se podía sentir la fuerza de su Youki ardiendo, a la vez que observaba con un gesto burlón hacia el Centinela., "así, ¿dime que harás Centinela? Porque en las circunstancias normales que nos encontramos ahora, no tienes el suficiente poder debido a que no puedes controlar esa pequeña 'pizca' de Youki que consume tu cuerpo. Y tus anteriores técnicas que usaste contra Hei y contra mí, ya la tengo observadas y aprendidas gracias al Jagan en mi frente. Con este tercer ojo, tus ataques y técnicas quedan inutilizados, y ya no puedes cegarme con ese destello de luz como antes. Será cuestión de tiempo para que acabe contigo".

"Tal vez, pero se te olvida algo más, Raigo…Y es que todavía eres un crédulo. No tengo tiempo de medirme contigo, eso se lo dejare a alguien más. Aquel quien resultó ser tu peor pesadilla. El mismo que lleva la sangre de su padre, quien ya te ultimo antes y que lo hará de la misma forma". Kay dio una sonrisa débil al observar la mirada de realización que se mostró en el rostro de Raigo, antes de que Kay actuara usando la energía concentrada en su puño derecho

Kay de pronto dio una vuelta de costado derecho y lanzo su ataque Ken a partir de cosmos a gran velocidad, en dirección hacia Hei. Al chocar con el chico de cabellos oscuros, este sintió una energía que recorría su cuerpo, a la vez que le permitió recuperar el movimiento de su cuerpo. Kay había anulado la técnica que anulaba los cinco sentidos con golpes de cosmos, lo que permitió que Hei hiciera estallar su aura demoníaca al máximo, quebrando los bloques de hielo que le inmovilizaban las piernas, ya debilitadas por el calor de las llamas oscuras. Antes de que Raigo pudiese hacer algo, Kay se arrojó para proteger a las Yuki-Onnas de cualquier ataque, izándolas al suelo y cubriéndolas con su cuerpo, como un segundo después de eso, Hei paso sobrevolando sobre sus cabezas envuelto en un aura oscura de fuego negro. Una figura de una especie de dragón hecho de fuego oscuro, se podía vislumbrar envolviendo a Hei, lo que hizo que un Raigo aterrorizado, quisiera escapar de él, al recordar eventos pasados que sucedieron de la misma manera con el padre del chico, Hiei. Y como murió a su mano de la misma forma.

Pero era muy tarde como Hei había chocado con él, haciendo remecer el lugar y esparciendo vientos llenos de tierra y cenizas por todas partes. El lugar del impacto ardía con unas especies de media docena de columnas de fuego oscuros elevándose al cielo, que rodeaban a los dos sujetos en el medio. El cielo se tiño de negro como nubes ominosas con relámpagos hacían tronar el cielo de aquella dimensión. Con Hei sujetando fuertemente las muñecas de Raigo, que le impedían escapar. Podía haberlo acabado con el impacto anterior, pero eso no fue suficiente para Hei que quería hacerlo sufrir un poco más por el daño que les hizo a las mujeres de las nieves, Raigo intento contraatacar usando su tercer ojo en la frente, pero Hei rápidamente le escupió un escupitajo directo en este, que hizo que Raigo contrajera su ojo momentáneamente, como Hei le sostenía fuertemente, con el intenso calor y llamas oscuras rodeándolo, haciendo que varias partes de la piel de Raigo comenzaran a arder e incluso a convertirse en cenizas, junto a su vestimenta. Lo que provocaba que diese alaridos de dolor.

"Tu…No te mereces tener una muerte rápida después de lo que me hiciste, después de lo que le hiciste a ellas. Mereces arder lentamente, y ver tu cuerpo convertirse en cenizas lentamente. Pero desafortunadamente para mí, no perderé tiempo contigo. Recibirás todo el impacto de mi Dragon Negro, que no quedara ni las cenizas de ti. ¡Recibe toda la furia incandescente de las flamas de vida del Mundo Demoniaco!" Hei proclamo como de la energía de aura que lo rodeaba esta se elevó al cielo negro cubierto de relámpagos, tomando la forma de un enorme y largo dragón de estilo chino, hecho a partir de flamas negras

"¡Nooo! ¡Detente! ¡Tu arderas tambien! ¡Todavía no controlas por completo al Dragon Negro del Mundo Demoniaco con plenitud! ¡No eres como tu padre que fue el único que lo consiguió! ¡Arderas igualmente junto conmigo!" Raigo insto desesperado como veía a la figura alargada del dragón oscuro elevarse varios metros por encima de aquel submundo, impresa en aquel cielo negro y que, con la visión de los relámpagos, hacia entrever la figura de una imagen apocalíptica, hasta segundos después, caer en picada en dirección hacia ellos dos

"¡No me importa! ¡Absorberé la energía del Dragon Negro o moriré en el intento! ¡Pero no me dejare vencer por lo que hizo mi padre! ¡Siéntelo en tu cuerpo Raigo y regresa al infierno de donde nunca debiste salir! ¡Jaō Ensatsu Kokuryūha!" Hei exclamo como la figura de energía de fuego del dragón oscuro impacto tal cual, con la fuerza de una pequeña bomba atómica, Raigo gritando y dando alaridos de dolor como las llamas negras lo consumían, su mente recordando el mismo destino parecido que tuvo de forma similar con el padre de este chico, y que ahora su destino se repetía una vez mas

Kay se protegió a si mismo y a las mujeres de las nieves detrás de él, expandiendo su campo AT, deteniendo la fuerza del impacto, y a su vez erigiendo muros de hielo de varios metros rodeándolos, que los protegía de las fuertes llamas negras y el calor, ya que Kay había empleado toda su fuerza y experiencia en el Puño de Hielo, para hacer esas paredes heladas tan resistentes que soportasen calores intensos, aunque no pudiese alcanzar el cero absoluto sin alcanzar antes el séptimo sentido. Pero fueron lo suficientemente resistentes, mientras la explosión duro unos cuantos segundos, y se extendió por varios kilómetros a la redonda, haciendo temblar aquel submundo en aquella dimensión apartada del Mundo Humano. Después de unos segundos, la luz y fuerza de la explosión fueron amainando hasta detenerse, lo que hizo que las paredes de hielo se quebrasen finalmente, cediendo en resistencia, como todo el ambiente alrededor iba calmándose.

Kay exhalo un suspiro, como estaba de rodillas al suelo cubierto de cenizas, como jadeaba profusamente, casi le había costado todas sus fuerzas-además de las anteriores batallas-el protegerse de aquella fuerza que tenia el poder de vaporizar una ciudad o país pequeño. Si tuviera todo su poder a la mano, podría haberla parado con más efectividad y sin necesidad de gastar demasiada energía. Solo esperaba no tener que enfrentar mas adelante a mas enemigos fuertes, o se las vería oscuras. Y hablando de oscuro, el paisaje alrededor podía contar con ese hecho que se visualizaba ahora mismo. Solo cenizas y humo negro era lo que los rodeaba en el paisaje alrededor, por varios kilómetros a la redonda. Kay intento visualizar algo más allá de su vista, pero le era difícil por la mala nubilidad del humo que se elevaban por más de unas docenas de columnas de humos, en aquel paisaje calcinado. El intento expandir sus otros cinco sentidos, pero no podía sentir nada fuera de ellos tres en aquella pequeña sección del terreno, donde la hierba verde aun crecía debajo de ellos, gracias a la protección de Kay, como un pequeño pastizal en forma de circulo en aquel mar pintado de negro, blanco y gris.

Kay solo estuvo allí parado, como viraba su vista alrededor de si mismo, hasta donde su vista le permitiera ver, y sus otros sentidos sentir algo. Pero nada, pareciera que solo ellos tres habrían podido sobrevivir a aquel impacto. El chico se volvió y sin decir nada, se arrodillo para atender a la mujer de las nieves herida, cómo usando hechizos de magia de curación, comenzó a reparar cualquier daño interno que pudiera haber sufrido por el anterior ataque de Raigo, no importando que su naturaleza fuese de una Ayashi, pues su magia no hacía distinción y podía funcionar perfectamente en todo ser vivo, gracias a su base universal. No tenía deseos de hablar, y pareciera que las mujeres tampoco, pues ninguna quería decía nada, ni una sola palabra que poblaba por sus mentes en ese tiempo, y que las carcomía en querer decir algo, porque si se atrevieran a decir algo, entonces la realidad que ella no querían aceptar, se haría realidad. De que Hei podría haber muerto. Kay no quería romper sus ilusiones, pero cuanto más tiempo pasaba, y seguía sin poder sentir nada, ni un rastro de energía demoniaca latente, que los pequeños rastros que dejo el anterior ataque esparcidos por el terreno, menos confianza tenia en que apareciese un milagro, y tendría que dar la triste noticia. Al menos Raigo tambien se había ido, por lo que el sacrificio de Hei no fue en vano, pero aun así…

Fue en eso que comenzó a sentir algo, comenzó con una pequeña chispa de 'vida', muy diferente a los rastros de Youki dejados en el aire, era algo que comenzaba a elevarse y que tanto Mizore como Tsurara comenzaron a sentirlo. Viraron sus vistas hacia donde se podía sentir la energía, justo en el anterior lugar donde tanto Hei y Raigo se encontraban y recibieron el anterior impacto. Una especie de flama oscura y negruzca se había manifestado en pleno aire, a centímetros del suelo, y a medida que pasaban los segundos, esta llama crecía mas y mas hasta convertirse en una enorme columna de fuego oscuro, que con fuerza se elevo hasta donde alcanzara el cielo dentro de esta dimensión. Kay protegía a las dos mujeres con su campo AT de la fuerza de las llamas, a la vez que hacía descender a una atmosfera fría y fresca alrededor, usando su técnica del Puño de Hielo. Una figura se hacía más clara dentro de esta visión de flamas y fuegos incandescentes de color oscuro. Como las flamas comenzaban a perder su fuerza y descendía en intensidad, más clara se hacía la figura, haciendo que las dos mujeres de las nieves jadearan en alivio, al reconocer a la figura de Hei, quien parecía incólume de haber recibido aquel poderoso ataque que pudo haber destruido toda aquella dimensión de bolsillo, junto con todos adentro, pero que Kay sospechaba que el se guardo toda su fuerza destructiva, solo para el lugar de impacto donde estaban anteriormente los dos.

Las flamas pronto se extinguieron, dando paso a la figura incólume de Hei, que parecía que el fuego no le había hecho ningún daño, manteniéndose sin rasguños el y las ropas que le sobrevivieron a la anterior batalla. Hei solo atisbo a dar una sonrisa, una de las que Kay recuerda nunca haberle visto hasta ahora, lo que lo sorprendió un poco, hasta que vio a este caminar a las figuras de las Yuki-Onnas las cuales seguían sentadas en el suelo, después de que incluso Kay curara a la mayor, quizas porque no querían moverse de su sitio, ni sentir que lo que estaban viendo era un fantasma o espejismo de alguna manera, por lo que se mantuvieron en su lugar con grandes sonrisas que surcaban su natural y siempre inexpresivo rostro, ahora roto en expresiones alegres con sendas lagrimas que surcaban sus mejillas. Kay tenia una idea de cómo sucedió esto, no sentía la energía demoniaca de Raigo, por lo que estaba seguro de lo que sucedió, según recordaba de las historias y cuentos de sus aventuras pasadas que le habían contado anteriormente Kurama.

"¿Como?" Kay le pregunto mientras veía acercarse a un Hei que, excepto sus pantalones y zapatos que pertenecían a su uniforme estudiantil, el resto de su camisa y chaqueta de la escuela se habían vaporizado en la anterior batalla, dejándolo descubierto de la cintura para arriba, dando un vistazo a su piel pálida similar a las Yuki-Onnas

"Es cómo dicen las historias que se contaron anteriormente sobre mi padre", Hei caminaba lento pasando por el lado de Kay, mientras explicaba todo con una voz extrañamente suave, quizas de las pocas veces que lo ha escuchado así, "el Kokuryūha representa no solo las flamas de vida del Mundo Demoniaco, también es un nutriente para quienes nacieron en aquel mundo y somos sus descendientes, los Youkais. Quienes puedan asimilar tal energía en si mismos, y dentro de sus cuerpos, podrán conectarse íntimamente con la conciencia de vida del Mundo Demoniaco y controlar su flama de vida a voluntad, sin quemarse ni sufrir daños ni perjurios en sí mismo, y podrá hacer uso del Dragon Negro cuantas veces quiera. Aunque tiene una consecuencia".

Hei se paro frente a las mujeres de las nieves, y sonriéndoles cálidamente izo sus manos al frente hacia ellas, que las dos sostuvieron cada una respectivamente, "y es que gasta demasiada cantidad de energía. La suficiente como para dejarme agotado y mi cuerpo se adormezca exigiendo descansar, y mi mente se nuble. Así que me toca entrar en periodos largos de hibernación y dormir, para reponer energías".

Dicho esto, Hei se derrumbo de rodillas, y casi cae al suelo, de no ser porque fue izado por las dos mujeres de las nieves, las cuales Tsurara y Mizore, se apoyaron de rodillas sosteniendo en una especie de abrazo a Hei, sus barbillas sobresaliendo de cada uno de los hombros del chico peli azul oscuro, como este sonreía débilmente a los lados de sus cabezas, y estas dos tenían sus ojos cerrados de satisfacción con lágrimas surcando de sus mejillas.

"Pero no tengo que preocuparme por eso ahora, ahora que estoy de regreso en casa…con mi fam…" Hei no alcanzo a terminar la palabra como finalmente cerro sus ojos y se quedó dormido

Pero no necesitaba haber terminado nada, como Mizore y Tsurara ya conocían lo que iba a decir, e igualmente sonrieron agradecidas por esto. Kay solo observo todo, con una sonrisa en sus labios, aunque paso a una expresión mas seria al virar su vista en la dirección de donde se encontraba la Academia Youkai.

'El problema de Hei ya termino. Y eliminamos a uno de los enemigos, pero aún quedan más. Y ahora, aunque Hei ya logro dominar al Dragon Negro y aumentar su poder. Ahora no esta disponible para ayudar más. No puedo pedirles a las Yuki-Onnas que se arriesguen más, estarán más seguras si se alejan con Hei, mientras yo voy de regreso a la escuela y a saber que sucedió con el resto'. Esos eran los pensamientos de Kay como virando su vista a las mujeres de las nieves, les hablo en tono uniforme pero suave, ya que se lo merecían después de todo el trato que pasaron.

"Ustedes, busquen un lugar seguro y escóndanse junto con Hei. Yo regresare a la escuela, los demás deben de seguir aun luchando, y no puedo sentir mucho desde esta posición, con los efectos del ataque de Hei aun en el aire…Debo de marchar para cerciorarme si todos se encuentran bien y terminar con esto…"

"Espera, déjame ir contigo. También quiero ayudar…" Mizore iba a hacer el ademan de levantarse, pero Kay la detuvo con una señal de la palma de su mano

"No. Ya has hecho mucho, y debes de cuidar de tu madre que, aunque este curada, sigue débil y no podrá cuidar sola de Hei…"

"Pero nuestros amigos estan allí, y Tsukune…Y tu tambien estas debilitándote. Puedo sentirlo en ti, hiciste mucho en la batalla y tratando de protegernos, usar mucho de la energía demoniaca que no dominas, esta pasando factura a tu cuerpo. Aun con ese anillo espiritual que tienes, no duraras más tiempo si tu cuerpo se sobrecarga, con la sangre de vampiro que terminara por degenerarte de nuevo en un Ghoul…" Mizore le hablo con dureza, aunque el brillo de sus ojos purpuras celestes, traicionaban su preocupación que sentía tanto por sus amigos como por el

Kay iba a replicar, cuando otra voz se hizo escuchar en el lugar, "tu amiga tiene un buen punto en eso, joven Namura-san. No se sabe hasta cuando duraras más, aun si el límite de la barrera de la escuela fue removido, para que puedas luchar a tus máximas capacidades, eso te deja invalido si la energía demoniaca que circula por tu cuerpo, termina por destruirte. Aunque ese anillo espiritual te ha servido bien, no esperes hasta cuando durara. Mas aun, con el próximo gran desafío que debes de sortear".

Kay resoplo al reconocer esa familiar voz, virando su vista hacia detrás suyo, para encontrarse con el director de la escuela, Mikogami, uno de los tres Señores Oscuros y creador de esta dimensión de bolsillo.

"Ya me preguntaba hasta cuando ibas a salir de tu escondite, ya que pareces a gusto que todos aquí destruyan todo el lugar, que tanto esfuerzo has tenido al construir y tu ni mueves un solo musculo". Kay le increpo con sarcasmo, aunque la crítica velada seguía ahí

"No puedo salir y arriesgarme aun, ya deberías de haberte fijado", Mikogami se arremango la túnica de su brazo derecho, para dejar entrever un sello mágico hechos a partir de candados y cadenas, su visión duro un momento, antes de volver a ocultarla bajo la túnica blanca de su ropaje parecidos a monje, sus ojos siempre brillantes a través de la oscuridad de su capucha, "estoy como tú, aunque mi caso es diferente. Esperando el momento de usar mi máximo poder, que tambien será la última vez con vida que lo hare. Por eso, no puedo permitirme tomar riesgos, que otros puedan tomar".

Kay solo frunció el ceño, pero entendió el mensaje. Ya entendía mejor por qué este Señor Oscuro cayo tan fácil ante Kaneshiro Hokuto, durante el incidente del quebrantamiento de la barrera y la lucha contra Antítesis. Aunque no excusaba la mayoría de sus acciones turbias, entendía que algunas cosas eran por el bien mayor, justo como el como Centinela, debía de entender al llevar a cabo ciertas acciones moralmente cuestionables, pero que todo tenía un fin. Además, que este era de antemano el único 'aliado' con mayor conocimiento de las cosas que podría servirle aquí.

"Está bien, entonces según tú, ¿Qué se supone que debo de hacer? ¿Abandonar a mis amigos y esperar que ellos logren conseguir la victoria si es que sobreviven primero?" Kay le pregunto con su mirada helada lanzándole dardos

"Así es. Ellos tienen su propia lucha y tu la tuya. Además, no deberías de subestimarlos, Hei ha demostrado mas que capacidad para luchar, ya habiendo vencido a uno de estos 'dioses' del Inframundo. Y dos de estos seres ya han sido vencidos por tus compañeros, mientras te dedicabas a luchar con un Hei siendo poseído. Solo restan dos de estos, que se encuentran luchando contra tus compañeros en las ruinas de lo que fue la escuela y…El líder de este grupo, el que fue llamado el 'Rey del Inframundo', a la par del mas alto cargo del Mundo Espiritual, Enma Daioh. Yakumo". El director Mikogami dejo afuera otros hechos referentes a la lucha de los compañeros del Centinela, sucesos trágicos como perdidas de vidas, pero que no necesitaba saber ahora, decidiendo que este se enfocara en el problema principal al mencionarlo con mayor énfasis en su ultima frase

Kay frunció el ceño ante lo último, había oído hablar de este sujeto antes, en las historias de Kurama sobre sus antiguas aventuras y luchas. Si este sujeto era el mas poderoso y peligroso de todos, mas aun siendo el líder de aquellos quienes traicionaron el Pacto, aliándose con los seres de oscuridad innombrable, entonces era su deber como Centinela ir tras el primero. El solo no pudo mas que rezar mentalmente porque sus amigos pudieran librar aquella lucha solos, como el sentía que tenía que cumplir con su deber e ir tras aquel que podría provocar mas daño al lugar. Sus suposiciones fueron acertadas cuando Mikogami le conto el objetivo de la misión que espera lograr Yakumo, al haberse infiltrado aquí. Kay sintió un escalofrió subir por su espalda ante lo que estaba escuchando de parte del director de la escuela.

Sin saberlo para el grupo allí reunido, una presencia los observaba de lejos, a través de los restos de los humos y las cenizas, con su presencia oculta gracias a los efectos de la energía demoniaca presentes en la atmosfera, a causa de las llamas del Dragon Negro. El par de ojos de esta presencia solo observaba sin hacer nada más, no sabiéndose distinguir esta figura si es aliada o enemiga, solo observando los cursos de los acontecimientos sin intervenir. Una presencia ajena a este mundo, a este universo y a este tiempo…Ajena a esta realidad.

.

La antigua maestra de arte de la escuela, Ishigami Hitomi, posaba encima de los restos elevados de la escuela, como era rodeada por una multitud de Ayashi controlados por el poder del Inframundo, a órdenes del Rey Yakumo, la cruz en sus frentes denotaba esto. Al lado de Ishigami una enorme Ayashi con forma de mantis religiosa, sostenía a la prima de Tsukune entre sus garras, una inconsciente Kyoko Aono. Lo mismo iba un convaleciente Tsukune, quien sentía su conciencia venir e ir entre la inconciencia, sostenido de sus brazos por un par de Ayashi de forma indescriptible, parecían una combinación de insectos, como hormigas gigantes por sus cabezas, pero cuerpo de hombre, aunque su tono de piel era oscuro.

"¡Tsukune!" Ruby exclamo horrorizada

"¡Maldición!" Gin vociferaba

Ishigami se reía burlonamente ante la angustia que aparecía en los rostros de los chicos del Club. Algo que ella quería deleitarse por mucho tiempo. Yukari solo observaba todo con lágrimas en los ojos, observando como sus amigos eran apresados. Quería hacer algo, pero el dolor de perder a sus padres, le hacía sofocar el pecho. No podía concentrarse en canalizar su Youki, ni sentía deseos de invocar su magia. Solo podía junto a sus compañeros, ver como se perdía toda esperanza.

Fue en eso que se sintió un enorme poder sentirse en toda el área. Fue cuando todo el mundo reunido allí, dejaron de lado momentáneamente su enemistad, para ver que el cielo de aquel submundo comenzaba a oscurecerse, como sendas nubes oscuras con relámpagos comenzaron a tronar y escucharse por todo el lugar, consternando a todos, incluso a la chica con el corazón destrozado, Yukari Sendo, tras la perdida de sus padres. El cielo se iluminaba con los relámpagos, cuando de pronto, a lo lejos, a varios kilómetros al este, se podía distinguir la enorme figura que se elevaba al cielo oscuro, una figura que parecía estar echa de flamas de fuego oscuras en la forma de un dragón.

Algunos como los chicos del Club, reconocieron aquella figura como la técnica del Kokuryūha, el Dragon Negro invocado a partir de las flamas del Mundo Demoniaco. Y solo conocían a un único usuario, a Hei. Alguien con quien ya habían encontrado en ver la técnica anteriormente. Aunque eso no les impidió estremecerse, recordando lo poderosa que es aquella energía demoniaca, y sentirla de nuevo en su piel. Algo que tambien tanto Yasha como Ishigami sentían. Como el primero, no podía mas que sudar, y tratar de detener el estremecimiento de todo su cuerpo, cómo Ishigami cayo de rodillas, asfixiada por la enorme energía demoniaca que sentía en su cuerpo. Esta visión fue visible para todos aquellos dentro de aquella dimensión, entre ellos Inner Moka, que apresuraba su paso rápido a la escuela, mientras se obligaba a ignorar aquella manifestación de energía demoniaca poderosa, con la suficiente fuerza de vapulear a todos en aquella dimensión.

En otra sección del bosque, Kurama en su forma de Yoko, pero conservando su personalidad como 'humano' y su vestimenta del uniforme de escuela, solo reconoció la misma firma de energía que despedía el Dragon Negro, con su vista a los lejos observando la manifestación de aquel evento, imperturbable. No tanto así para las dos Súcubos femeninas, Kurumu y su madre, quienes observaban aterradas aquella escena, tanto por la visión como por sentir la enorme presión de aquella energía oscura proveniente del mundo demoníaco. Kurama sabia lo que iba a suceder, y solo rezaba para que Hei fuese capaz de la misma hazaña de su padre, y que pudiera aprender a controlar aquel poder por completo. Volteándose, les insto a ambas Súcubos que apresuraran el paso en dirección a la escuela, pues no podía hacer nada con aquella manifestación, ya que presentía que esto no causaría daños al lugar donde se encontraban. La prueba es que Hei no podía invocar al Dragón Negro, con las flamas del Mundo Demoniaco si estuviese controlado por la mente, por ende, eso solo podría resultar en que Hei se libró del control mental y ejercicio aquella técnica, preparado para asimilarla de una vez. Solo esperaba que el pudiese conseguirlo y sobrevivir.

Tras unos segundos donde la figura del Dragon Negro se elevo en el oscuro cielo que tronaba con relámpagos, esta cayó en picado en una dirección a los lejos e hizo temblar todo el terreno de aquel submundo, con la fuerza del impacto y la explosión. Tras un minuto, tras disiparse los efectos de los temblores, producto de aquella enorme explosión, donde todos los seres que seguían vivos en aquella dimensión, pudiesen respirar de nuevo tras cerciorarse de que se encontraban vivos. En las ruinas de lo que fue la escuela, la primera en recuperar la compostura fue Ishigami, quien se levantó sudando profusamente y con una expresión alterada en su rostro, aunque trataba de calmarse, pero estaba fallando en hacer eso.

"¡¿Qué demonios fue eso?! ¡Eso pudo haber destruido todo este lugar! ¡¿Quién demonios lo hizo y a donde se fue?!" Ishigami vociferaba como los demás se levantaban a duras penas, aunque en el caso de los chicos del Club, debían de hacerlo con cuidado, aun tenían a sus amigos de rehenes

"Esa energía…" Yasha es el que hablaba esta vez, aunque se denotaba más 'tranquilo' que Ishigami, lo cierto es que era mejor para guardar la compostura

"Me recuerdan a historias que he oído. Sobre cierto sujeto que una vez perteneció al grupo que puso fin a mis ambiciones, el grupo de aquel entonces, maldito detective espiritual Yusuke Urameshi. Creo que su nombre era Hiei según recuerdo, aunque ese tipo de historias sobre que el podría controlar al Dragon Negro invocando las energías del mundo demoníaco eran rumores, después de revivir me puse al tanto para saber mas de ellos, por si teníamos que combatirlos de nuevo, y me encontré con las historias de sus victorias cómo en el Torneo Oscuro, y tal parece que no solo Yoko Kurama se encuentra dentro de este lugar, quizas el encontró la manera de entrar tambien…"

Ishigami palideció ante las implicaciones, "Q-quieres decir que…más de esos entrometidos…"

"Pero no debe de serlo", Yasha solo hablo, tratando de asegurarse eso mas a si mismo, "nadie iba a saber que íbamos a venir, menos que revivimos. Quizas solo sea coincidencia, y se trate de otro sujeto. Igual, no estamos muertos y este lugar no exploto, eso quiere decir que quien haya invocado al Dragon Negro debe de haber quedado hecho trizas por haberlo invocado, si no es que logra asimilarlo primero, y el único que conozco y que se sabe que lo logro fue el mismo Hiei. Aunque eso quiere decir, que uno de nuestros aliados habrá quedado reducido a cenizas, que es lo más probable junto a quien lo invoco. Bueno, no es que eso sea un problema para mí de todos modos, si es que todos llegan a morir por incompetentes".

Ishigami iba a replicar airada por este insulto velado, cuando una voz fría se hizo oír, haciendo eco en las ruinas de lo que fue la escuela, junto a una gran explosión de energía demoniaca.

"Oh. ¿en serio? Entonces te agradara saber que muchos de esos aliados tuyos ya han quedado terminados, y que muy pronto, tú te les unirás". Era la voz fría que se escuchaba de forma potente gracias al eco y su poderosa aura demoniaca de color carmesí como la sangre, con figuras espectrales de murciélagos revoloteando alrededor de esta figura, que se manifestaba al salir del bosque cercano mientras caminaba con paso decidido, revelando la presencia de Akashiya Moka, en su verdadera forma vampírica

"¡Moka!" Ruby grito con regocijo al verla, sintiendo que sus esperanzas aumentaban de nuevo

"Eh, te tomates tu tiempo". Gin Morioka hablo, aunque contento con verla regresar y ayudar

"Moka-san…" Yukari fue la única que, aunque sintió un débil regocijo, la mención de su nombre fue bastante débil y arrastrado, deseando que ella hubiese podido llegar antes que perder a sus padres

Moka en su verdadera forma, con su cabello de color blanco que, a efectos de la luz, daban un brillo en plata, mientras se mecía al ras del viento provocado por la expulsión de su aura demoniaca, como se acercaba, sus dos cuencas de sus ojos, ambos pares de ojos carmesí mirando a ambos enemigos, Yasha e Ishigami, quienes temblaban ante la vista y el sentir de su poder, que superaba por muchas veces al suyo. Moka paso de su vista mortal a una menos dura al observar a sus demás compañeros, observando que lucían entre cansados y golpeados, pero aun con energías y relativamente indemnes, por lo que se alegro por dentro, sin mostrar un solo indicio de esa expresión externa; hasta que su vista se fijo en Yukari y en los dos cuerpos tendidos cerca de la pequeña brujita, cuerpos de personas que ella reconocía.

"Moka-san…" Yukari solo no podía mas que apartar la vista, sintiéndose extrañamente avergonzada ante la mirada de la poderosa Moka, pensando en lo débil que se debía de ver, no pudiendo haber hecho nada ni por ella misma o por sus padres

Pero al sentir los pasos fuertes de la vampiresa, que ya no exudaba su poder demoniaco característico, sino que se acerco hasta la brujita, con paso seguro pero que, al Yukari subir su mirada hasta la expresión de la vampiresa, ella denoto la mirada de tristeza que la recorría. Por un momento, su expresión suave no distaba mucho que la de su otra contraparte de cabello rosado, Outer Moka, y como se podían denotar varias similitudes en sus rasgos suavizados y con expresión menos severa.

"Yukari…" Moka hablo de forma suave, como se arrodillo, y coloco una mano en su mejilla derecha, secándole las lágrimas secas, en un gesto de ternura viniendo extrañamente de esta versión de Moka

Yukari no pudo aguantar más, y estallo una vez mas en llanto, abrazándose a la cintura de Moka, y llorando, con Moka nada más que podía sino abrazarla y acariciando su cabeza con suavidad. No quería, pero esta situación le era extrañamente familiar a la vampiresa, como si ya hubiese vivido una situación similar en el pasado, con un viejo sentimiento de dolor subiendo en su pecho, atravesando su corazón y dentro los rincones más oscuros de su mente, queriendo salir.

"¿Qué sucedió?" Moka le pregunto a nadie en particular con dureza, siendo Ruby quien se acerco un poco hasta su posición, ahora que los dos enemigos se mantenían cautelosos ante la llegada de la vampiresa

"Fueron ellos…Ese sujeto llamado Yasha, mato a los padres de Yukari-chan. Ellos vinieron a ayudarnos, pero Yasha es mas fuerte y resistente que nosotros, no pudimos hacer mucho, aun con la ayuda de los padres de Yukari…Y ahora con llegada de esa mujer Ishigami, tienen a Tsukune y a su prima como rehenes. No hemos podido hacer mucho en esta situación ahora como veras…" Ruby le hablaba con tono entrecortada y dolorida por toda la situación que se les había salido de las manos, no pudiendo evitar el culparse a si misma

Moka solo acaricio a Yukari un momento más, antes de apartarla suavemente, como se levanto en toda su gloria, y con un guiño a Ruby para que cuidara a Yukari, a quien esta asintió. Como se paro ante sus dos enemigos, y recordando aquella sensación extraña pero nauseabundamente familiar y dolorosa de un pasado que creía olvidado, una situación que tenia que ver con su propia madre. Y si aquellos recuerdos oscuros, eran de cuando la había visto morir de igual forma frente a sus ojos…Y ahora con la situación que se volvía a repetir, esta vez de lado de la pequeña brujita, Moka no pudo más que estallar en furia, elevando su poder demoniaco al máximo, con las nuevas restricciones de la barrera removidas, no había espacio para contenerse.

"¡Ustedes dos! ¡Mas vale que tiemblen porque los regresare al infierno de donde nunca debieron de salir!" Moka rugió, con su poderosa aura demoniaca carmesí, extendiéndose junto a la figura de cientos o miles de murciélagos negros que abarcaban todo el lugar, haciendo presión en la atmosfera y ahogando a casi todos los involucrados en ella

Ruby protegía a Yukari con una barrera mágica, mientras que Gin usando agilidad y velocidad en forma lobuna, se mantenía apartado a buena distancia, protegiéndose tambien con su propia aura demoniaca. Yasha parecía querer ceder ante la presión del aura demoniaca, aunque hacia acopios de permanecer incólume pese al esfuerzo mostrado en su rostro. Ishigami no podía mas que caer en rodillas y jadear, como desesperada, le grito a la vampiresa.

"¡Detente un momento Akashiya Moka! ¡Si decides atacar, entonces ordenare que maten a Tsukune y a su prima! ¡Así que mas te vale que apagues tu aura demoniaca y cedas ante nosotros, de lo contrario rodarán cabezas y serán la de los humanos que tanto te empeñas en proteger! ¡Ni tu ni el hombre lobo son tan rápidos!" Ishigami amenazo y parecía haber surtido efecto como observo a la vampiresa ir cediendo gradualmente en su aura, pero nunca perdiendo una sutil sonrisa que adornaba su rostro inexpresivo

"Tu tampoco eres tan rápida, Ishigami-sensei. Ni siquiera te diste cuenta, al momento de despertar mi aura, que en parte fue para camuflar a los otros que se cernían detrás de ti y de tus rehenes". Moka termino su nota con una sonrisa socarrona mas amplia, que descoloco a Ishigami, cuando se dio cuenta tarde de la verdad

Fue en eso, que unas decenas o hasta más de especies de enredaderas en forma de látigo de espinas de rosas, salieron disparados hacia los Ayashi poseídos por el poder del Rey del Inframundo, rodeándolos y sacando fuera de combate a algunos, tambien logrando inmovilizar a los dos Ayashi que sostenían a los dos rehenes, Tsukune y su prima Kyoko, soltándolos y cayendo por el barranco hechos de restos filosos de madera y otros escombros, pero antes de que ambos pudieran seguir lastimándose por severidad en la pila de escombros, dos pares de figuras salieron volando desde arriba del cielo y lograron atajar a los dos chicos antes de caer hasta el fondo, logrando ambos elevarse con el par de chicos en sus brazos. Eran nadie menos que las dos Súcubos, Kurumu quien cargaba a Tsukune en sus brazos, y su madre Ageha quien cargaba a Kyoko.

"¡Ustedes…malditas!" Ishigami vocifero al ver perder su ventaja, aunque aún le quedaban medio docena de sus Ayashi controlados a quienes podía usar, sintió que todas sus ventajas se iban como observaba salir de un lado de la pila de escombros, a la persona escondida que había izado aquellos látigos parecidos a raíces de plantas con espinas como las rosas

Era nadie menos que el mismo Yoko Kurama, en su verdadera forma con su largo cabello peli plateado hondando al viento y una mirada fría, con un brillo malicioso observándolos que hizo temblar de miedo tanto a Ishigami como a Yasha, al recordar ambos las antiguas historias de este Youkai, que poblaban los tres mundos, desde el demoniaco hasta el humano e incluso el espiritual. Ishigami pensó incluso que su mirada, era cien veces mas aterradora que la de la propia Moka en su verdadera forma.

"Llegaron tarde". Moka vocifero con molestia, aunque por el tono subyacente de satisfacción, era obvio que se lo tomaba a gusto con su llegada oportuna

Kurumu y Ageha bajaron hasta posarse a una distancia segura, como la Súcubo de cabello peli azul, pasaba a tratar de despertar a un malherido Tsukune, como Ageha depositaba cuidadosamente a la chica humana en el suelo. Gin se acercaba hasta ellos, haciendo de protección, como Ruby cargaba a Yukari entre sus brazos hasta ellos, con una sonrisa enorme que adornaba sus rasgos, al sentir que su esperanza crecía con la oportuna llegada de Moka y de Kurama, a quien este ultimo envió una mirada de agradecimiento que, pese al cambio en su apariencia externa, Kurama demostró que seguía siendo el mismo de siempre, al responderle el sentimiento de igual forma. Moka crujía sus nudillos, como enviaba una mirada prometiendo sangre y dolor a los dos últimos enemigos que quedaban a la vista, enviando escalofríos por su columna a Ishigami, quien junto a Yasha sentían sus probabilidades disminuir. Pero la más alegre de todas era Yukari, quien a pesar de la situación sombría de hace unos momentos, poco a poco estaba recuperando parte de su esperanza y fe, aunque le hubiera gustado que parte de eso, le hubieran llegado antes de experimentar todo este dolor, haciéndola empática con su otra compañera bruja Ruby, al sentir el dolor que debió de haber sentido ella al perder a sus padres. Apretando fuertemente su varita mágica, aunque con pocas fuerzas, Yukari se aseguraría de al menos vengar a sus padres y reivindicarlos, algo que se prometió que haría, aunque le fuera la vida en ello.

.

Yakumo, antiguo Rey del Inframundo. Se encontraba flotando por encima a varios metros de altitud del terreno que ocupaba aquel mundo pequeño, construido desde una dimensión de bolsillo. Se encontraba bordeando los bordes invisibles de la barrera a gran altura por varios cientos de metros de altitud, desde el punto donde se encontraba el túnel donde había entrado, y donde era la entrada y salida de este submundo por el cual se puede ingresar en auto bus mayormente. Era el mismo lugar por el cual habían ingresado el y el resto de su grupo, siguiendo a esa tonta chica humana que venía en búsqueda de su primo.

El se había encontrado aguardando por el resto de sus compañeros, esperando que consiguieran la victoria después de las batallas, que no pensaba que fuesen duras, considerando el tipo de oponentes que se trataban. La mayoría solo eran niños de escuela y monstruos sin experiencia en las batallas y las guerras. Que equivocado debía de sentirse ahora. Al haber sentido como momento a momento, cada uno de sus súbditos que lo acompañaron desde el mundo Infernal, iban cayendo cómo moscas ante aquellos Youkais que considero sin valor. Muchos más, si consideramos que hace unos minutos aquella poderosa energía que se trataba del Dragón Negro que provenía de las llamas del Mundo Demoniaco, y que él ya había experimentado anteriormente hace años, en su batalla contra ese maldito detective espiritual Urameshi y sus amigos. Al parecer, otro de estos chicos tenia la capacidad tambien de invocar aquella poderosa energía que casi destruye todo aquel lugar dentro del que se encontraban. Y ni contar que la vampiresa esa demostraba un dominio excepcional en el manejo del aura demoniaca, que logro derrotar a uno de los suyos, demostrando lo legendarios que son su raza. El apretó los dientes de ira, al sentir que todos sus compañeros que vinieron con él desde el Inframundo habían perecido. Y entonces decidió tomar una decisión, ya no iba a esperar. No le importaban Yasha e Ishigami, no eran de los suyos.

Sacando algo de su capa negra, sostuvo el objeto en forma esférica en su mano derecha, hecha a partir de vidrio, como si fuese una de esas extrañas perlas que encuentras en el fondo del mar en una concha de mar, o una esfera de adivinación de algún adivino. Pero no era nada de eso, esto es la Esfera de Poder. O el instrumento con el cual casi destruye el Mundo Espiritual, y conquista el Mundo Humano en el pasado. Pero la que sostenía no se trataba de la original, que fue destruida hace mas de una década, sino una copia. Y esta no emitía las energías de su ant6erior mundo que dominaba, sino energías oscuras provenientes de una región oscura sin nombre, de las cuales regían seres de una oscuridad innombrable, más allá de lo que otros seres de oscuridad, como los Youkais o demonios podrían llegar a imaginar. Pero eso no le importaba a Yakumo, como haciendo estallar su aura demoníaca, este envolvió a la Esfera de Poder, para imbuirla con su propia firma de energía demoniaca, para intentar subyugar y controlar la otra energía que emanaba de esta esfera, que tanto la necesitaba en control para lo que iba a hacer. Comenzando el proceso, tras unos minutos en que creyó que tenia suficiente de su propia firma de energía imbuida en la esfera, dominándola, solo tenia que ponerla justo en la mejor fuente de corriente del flujo del poder demoniaco, que soportaba este submundo, gracias a la gran barrera que los mantenía aislados del Mundo Humano, en su propia dimensión de bolsillo. Y que mejor que por encima de la entrada del túnel que conecta a este mundo con el humano, es un flujo de mayor corriente energética que se necesita para mantener ambos mundos separados, y a la vez dejar un pequeño espacio que haga de camino entre ambos mundos. Este seria un buen lugar para eso.

Colocando la Esfera de Poder encima del túnel que hace de entrada a este submundo, en el borde invisible de la gran barrera, al entrar en contacto, una corriente de energía hizo contacto con la Esfera de Poder, haciéndola levitar y sosteniéndola izada en su lugar como la parte superior de la Esfera, se introdujo como si estuviesen en un pozo de agua, lentamente, como de pronto la corriente energética comenzó a emitir mas compulsivamente, haciendo apartar a Yakumo molesto, como se cubría con su capa negra de los relámpagos de electricidad, y observaba con una expresión satisfecha como la anteriormente barrera invisible, comenzó a emitir un color oscuro, como si se hiciese de noche repentinamente, y estuviesen en medio de una tormenta. Yakumo observo con aun mas satisfacción, como este fenómeno se iba extendiendo por todos los cielos que cubrían esta dimensión. El antiguo Rey del Inframundo sabría que solo sería cuestión de tiempo, hasta que toda la energía que soportaba este mundo colapsase, como el la usaba para sincronizarla con la energía de su propio mundo, el mundo Infernal, que estaba en posesión del Mundo Espiritual que de seguro colapsaría ante el peso del poder oscuro emitida por la Esfera, gracias al soporte de los enormes poderes de los Tres Grandes Señores Oscuros, y al suyo propio como Rey del Inframundo, cuyos poderes después de su resurrección ahora son mas grandes que antes. Gracias a quienes lo resucitaron, no debía temer del Rey del Mundo Espiritual ahora, ni debía de usar destruir de nuevo los cinco sitios elementales del Mundo Humano para traer de regreso su mundo. Con la energía oscura de aquellos seres de oscuridad innombrable que estaba usando, le seria de provecho. Debía de agradecerlos por haberles jugado bien, aunque al final, el jugaba para su propio bando.

Yakumo pensaba orgullosamente de esto, cuando de pronto cuando la energía oscura que venia de su propia aura demoniaca, comenzaba a sincronizarse con la Esfera de Poder sin habérselo propuesto. Él supo que tenía que hacerlo, pero el no había ordenado a su cuerpo, cuando de pronto, sintió otra energía mas oscura emanando de la Esfera de Poder, y embutiendo de su cuerpo, de una firma de energía que no era suya. Era la energía mas oscura y profunda que la de él, de una oscuridad que existió antes de la creación de este universo, y que era de un tono mas oscuro y abyecto de lo que cualquier criatura de esta realidad pudiese evocar. Fue ahí que Yakumo se dio cuenta de su error, al intentar subyugar la firma de energía original de la Esfera, solo le había dado incentivos a la firma de energía de la esfera, de familiarizarse con su propia energía demoniaca, para después sincronizarse con la propia energía demoniaca de su cuerpo que emitía la misma energía, con lo cual la Esfera podría subyugarlo. Era ridículo pensarlo, es como si la Esfera propia tuviese vida, o tal vez fuerzas que escapaban a su control y entendimiento simplemente jugaron con él, y fueron más astutos para subyugarlo por completo, y ahora parecía que iba a pagar las consecuencias de esa ingenuidad.

Él quería estallar de ira, indignación por dejarse someter tan fácilmente, y si embargo, dentro de su cabeza comenzó a escuchar voces que poco a poco iban apagando el enorme fuego de ira y rabia dentro de su interior. Era raro, eran voces ininteligibles, hablando en un tipo de lengua que nunca antes escucho, y él lo sabía, pues anteriormente al Inframundo iban muchos Youkais de distintas especies, de distintas lugares del mundo, por lo que tenia un conocimiento vasto en los distintos lenguajes del mundo, y sin embargo, a este no lo podía identificar, y menos el tipo de ser o especie al cual pertenecía, porque sostenía una especie de 'tono' de voz que no parecía ser ni humano ni Youkai, su evidencia estaba en como comenzaba a sudar frio, lleno de un sentimiento que nunca antes había experimentado en su vida, el miedo. Miedo a lo desconocido ante fuerzas que desconocía, y que el mismo había subestimado, y creyó que podría burlar. Creía que estaba por pagar, cuando las voces comenzaron a hacerse entender en un lenguaje similar al que hablaban los humanos y Ayashi de este continente. Voces que le prometían un poder grande e ilimitado, a cambio de su servidumbre. Imágenes pasaron volando por su mente, mostrándole el tipo de poder que pidan otorgarle, uno con el cual podría vengarse de las derrotas pasadas, vengándose de aquellos que tuvieron que ver con sus anteriores desgracias. Imágenes de él, en el Mundo Humano ardiendo en llamas, convertido en el nuevo Inframundo, con el parado en un campo vasto de cadáveres, sobre todo de aquellos enemigos a quienes odiaba y se había cruzado en su camino. Los cuerpos de Enma-Daioh y todos los encargados del Mundo Espiritual, de Yusuke y su pandilla de amigos, de los Centinelas, y de aquellos chicos de la Academia Youkai. Todos muertos y derrotados por su poder, en una tierra muerta que ahora pasaba a su propiedad, y que conquistaba por encargo, a manos del Primordio.

Fue ahí que Yakumo tomo la decisión, asintiendo con la cabeza y aceptando la propuesta, que un enorme poder oscuro más allá de su imaginación, envolvió su cuerpo, incrementando su energía demoniaca a grandes niveles, como sus ojos brillaron en un tono rojizo y su cuerpo, despedía relámpagos de poder por todas partes; mientras el cielo que surcaba aquella dimensión se oscurecía por completo, con grandes vientos que parecían transformarse en remolinos y tornados, que desgarraban la tierra y hacían crujir los árboles y arbustos. Todos dentro de aquella dimensión fueron testigos del hecho, desde los chicos del Club de Periodismo en las ruinas de la escuela, enfrentando aun a Yasha e Ishigami, quienes estos dos, tambien hicieron una pausa para observar con igual temor el extraño fenómeno que se estaba suscitando en el cielo, sin tener conocimiento de esto. Incluso desde su posición, arrodilladas y protegiendo el cuerpo de un Hei inconsciente, Mizore y Tsurara, intentaban mantenerse a flote con su poder congelante, como muy cerca de ellas, dos figuras, una del director de la escuela, Mikogami, observando con una mirada impasible de sus siempre ojos brillantes hacia el cielo, ya sabiendo lo que pasaba y del Centinela, el chico Kay Namura, quien apretaba sus puños y observaba con una mezcla de incredulidad y consternación lo que estaba sucediendo, ya sabiendo lo que iba a pasar. Muy lejos, la figura que no era de este 'mundo', observaba todo impasible, aunque un brillo de preocupación se podría vislumbrar en sus ojos ante el panorama, como esperaba cual seria la respuesta del Centinela ante esto.

Pero sin saberlo, para ninguno de los presentes en aquel momento, en aquella dimensión, desconocían que un hecho que resultaba de este escenario, se estaba desarrollando en el Mundo Humano, y que, si no se detenía, tendría serias repercusiones en todos los demás mundos.

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Océano Pacifico Sur.

A 9500 KM de Ponape. Estados Federados de Micronesia.

Al capitán Mario Fernando, del buque carguero SS Navington de Chile, no le agradaba el aborrecible clima con el cual estaba siendo recibido en esta parte del Océano más 'pacifico' de todos, donde las tormentas eran infrecuentes, al menos comparado con el otro gran Océano al otro lado de su continente, el Atlántico. A pesar de considerarse un viejo lobo de mar, no podía entender como casi en medio de un día apacible y soleado, había cambiado el clima a uno como si fuese de noche, con tormentas que bordeaban grandes olas que embestían con fuerza su carguero. El conocía que las poderosas tormentas que podían aparecer en un día y hacer cubrir el Sol, como si fuese noche, pero eso no sucedía con tanta frecuencia en esta parte del mundo, lo que lo extrañaba. El hombre viejo, con canas y arrugas por su rostro, bordeando los cincuenta años, con una especie de habano que aspiraba de sus labios, y ojos marrones que se denotaban cansados, trataba de evadir las peligrosas olas de esta tormenta, al mando del timón, mientras bordeaba una especie de peligroso arrecife de rocas enormes que habían aparecido en medio del mar, para su incredulidad. La altura de esas rocas de arrecifes, eran tan gigantescas que podían hundir a su barco si entraba en contacto con ellas. Pero su presencia indicaba las señales de una isla o formación terrestre debía de estar cerca, pero eso debería ser aun mas imposible, ya que no existe tal terreno cartografiado en los mapas viejos, o mas nuevos gracias a los monitores y posicionamiento global gracias al GPS. Es como si aquella misteriosa aparición rocosa se hubiese manifestado de forma sobrenatural, lo que era imposible para el viejo lobo de mar, que nunca había presenciado algo como esto, y que había surcado estas mismas aguas casi toda su vida, en sus destinos de carga.

'Por algo esos mismos isleños asiáticos que viven cerca, no han contado historias o rumores, y eso que he pasado por sus islas con frecuencia. Lo malo es que no puedo regresarme hacia ellos…Aunque algo presiento en mis huesos, como una nube ominosa que no me gusta, que parece cernirse sobre nosotros si no escapamos rápidamente de aquí. Mis viejos instintos de lobo de mar, que conozco estas aguas me advierten de un enorme peligro, sino huimos' Los pensamientos del capitán se verían interrumpidos cuando uno de sus hombros, otro compatriota carguero de su país, entraría en la sala de mando, gritando a su capitán que corriera afuera que habían divisado algo enorme salir de los arrecifes

No queriendo perder el tiempo, y creyéndoles a sus hombres de tantos años en el trabajo, salió afuera, ignorando las fuertes lluvias que provenían de las olas embravecidas y observó donde una multitud de sus hombres, si no es que todos habían dejado sus deberes abajo, y salieron a cubierta, entre interesados y ansiosos por lo que señalaban divisando a lo lejos; cualquier pensamiento de reprimenda del capitán moriría cuando observara la enorme figura de la criatura emerger de entre los arrecifes, que gracias a los rayos y relámpagos, daban forma no a rocas, sino a construcciones gigantescas de una arquitectura que desafiaba la lógica del hombre, pero más aún desafiaba la propia cordura al ver emerger al antiguo primigenio, de mas de cien metros con enormes alas parecidas a dragones, y enormes tentáculos sobresaliendo de su enorme cabeza. Una criatura que no tenia comparación, solo superada por quienes el servía.

El Gran Antiguo, morador de la ciudad perdida de R'lyeh. Sumo Sacerdote de los Otros Dioses. El cuyo nombre es innombrable, pero que, en algunos idiomas, de forma simple se traducía una aproximación como… Cthulhu.

Fin del Capítulo.