Era la madrugada casi al salir la luz del sol, después de los eventos que se generaron en el castillo de Hyrule, la luna roja llamando a sus sirvientes a una guerra interminable, dando como resultado un segundo cataclismo, pero mientras el mundo cae ante ese gran poder, también un recuerdo llega al desierto de Hyrule, ese gran desierto inmenso de arenas infinitas dónde una niebla leve de una noche helada y tormentosa acompaña al inmenso calor a arrasar entre las dunas, el viento abrazador dibuja una túnica ondeante en el horizonte, a lo lejos se ve una figura, es un espejismo?, es una persona?, es un viajero?, es acaso el héroe en busca de sus aliados?, solo se sabe que es alguien que se aproxima, no se sabe, ni se distingue bien pues el vapor y el calor del desierto crean un contorno difuminado ondulante en el suelo de su camino, solo se sabe que se dirige a un lugar entre las arenas.
Las pisadas sobre la arena hacen un leve sonido, para encontrarse cerca de la entrada de la ciudadela gerudo, su caminar es fuerte y la arena lo guía a su destino como si lo conociera. Enfrente de la puerta dos guardias fuertes y decididas se encuentran custodiando y miran al viajero llegar con el resplandor abrazador del sol, con sus lanzas y en su mente el deber de proteger la entrada manifiesta su advertencia en una orden, una guardia gerudo dice- ¡ALTO! NO PUEDES ENTRAR!,- el difuminado del viento arenoso que crean el espejismo se aparta enfrente de ella y mira a su visitante en todo su esplendor, las joyas alrededor del hombre con una tiara en su frente con adornos, los símbolos gerudos de su estatus, alto, moreno, corpulento, con cabellos rojos y ojos dorados que la miran, a lo que ella siente miedo y por instinto ataca con la lanza apuntando al hombre, pero este sin inmutarse la mira intensamente paralizando a la guardia haciendo que la punta de la lanza se detuviera a poco espacio de su pecho, ella ve en sus ojos el poder y la autoridad que yace en ese hombre lo que ella ahora siente es respeto y miedo, la otra guardia ve lo sucedido y queda anonadada ante tal hazaña, y al igual que la otra su miedo hace que ella se incline ante él dejando caer su lanza, él las deja de mirar, la guardia que lo atacó suelta la lanza dejándola caer en la arena y también se inclina mostrando su respeto, a lo que él camina enmedio de ellas para entrar a la ciudadela, dónde ellas lo siguen con fervor.
Mientras él camina por la entrada los rostros alrededor de las gerudos se asombran al ver tal acontecimiento, para lo que era solo una leyenda, un cuento, un mito, una historia de terror para niños, ahora está frente a ellas caminando hacia el gran trono en medio de la ciudadela, su presencia hace que unas se desmayen, otras se escondan del pánico, y hay quienes cautivadas por su porte, soberbia, orgullo lo siguen con deslumbramiento caminando tras él, algunas dejan caer pétalos a su paso, su vestimenta ondula entre la brisa del lugar con una capa en bordados verdes y rojos en símbolos de aristocracia gerudo, pero él tiene un semblante que permanece imperturbable caminando despacio con su objetivo enfrente. Cuando llegan las otras guardias que van a su encuentro un escuadrón con espadas y lanzas llegan donde él, y lo miran con cautela, dispersando a las que lo acompañaban dejándolo solo y acorralado se detiene enmedio de la plaza y de la entrada al trono, se ve a las gerudos de alto rango militar la capitana de la guardia gerudo Nayna y la guardia personal de la gran matriarca Adine que caminan frente a él retándolo con sus grandes espadas, él las mira con altivez sin inmutarse, tan firme como una gran roca no demuestra asombro, la capitana Nayna lo mira tratando de buscar cómo enfrentársele, pero sabe quién es, y no debe confiarse, Adine piensa en todo lo que ha escuchado de él, en todo lo que se le han dicho desde niña sobre de Rey gerudo, como es una amenaza para Hyrule, pero su deber es proteger e incluso dar su vida por la matriarca, pero atacarlo no era muy sensato, tomó su espada con sus dos manos y gritándole le dijo- ¡Los hombres no están permitidos entrar a este lugar! ¡Y Tú mancillaste nuestro buen nombre! ¡Por Urbosa y Vah Naboris yo te expulsaré! - ella esperando un ataque del invasor reaccionando ante lo dicho, pero él solo alzó sus manos con las palmas hacia arriba como si las llamara a él y apaciblemente con autoridad, diciendo a gran voz- YO SOY EL REY GERUDO! ¡ESTE ES MI REINO! - su voz retumbó en cada pared de la ciudadela y las miró con sus ojos penetrantes en color dorado para luego percibir una presencia poderosa, el día se oscureció en una penumbra leve sobre la ciudadela que se sentía como un gran peso sobre los cuerpos de las mujeres, dejando inmóvil a todas las guardias del lugar y a las mujeres alrededor de la plaza, las líderes de las guardias gerudo ni con toda su fortaleza pudieron soportar y solo dejaron caer sus enormes espadas frente a él, y la presión de su presencia hizo que sus rodillas se doblarán hasta estar inclinada, Adine tratando de mirarlo con odio, tuvo que bajar su mirada al suelo y al igual que Nayna sintieron gran impotencia a lo cual ellas tuvieron pavor pues reconocieron a quien llegó a reclamar el desierto, dejando a las guardias inclinadas a un lado de él con sus armas en el suelo incapaz de moverse, él siguió caminando hasta subir las escaleras y llegar hasta el trono donde Riju lo miró con conmoción, sintiendo su presencia inmediatamente bajó de la silla del trono lo más extenuante posible y llegó a él inclinándose, bajando la cabeza haciendo reverencia pues el poder que las sometía y el miedo a lo que se contaba de él era mayor que su orgullo y dijo- Mi señor! ¡Has vuelto! Su Reino, su trono le espera...- él la mira y camina hacia la silla del trono para sentarse; en ese momento la presión de la presencia y la penumbra se expande por todo el desierto hasta que él siente su reino nuevamente, liberándolo de la potestad de la demostración de su poder, regresando la luz del sol y la movilidad de sus súbditos a lo que él mira nuevamente a Riju que se incorpora levantándose aún con la mirada baja y le dice sentado en el trono- Mi hermosa niña! Ven con tu rey!...- Riju con aprehensión va hacia el hombre que extiende su mano hacia ella, Riju sabe que debe ser cordial ante el rey gerudo, al hombre que destruyó Hyrule en un gran cataclismo y se acerca lo suficiente esperando no tener represalia ante todo lo sucedido en la ciudadela con las guardias, pero que en un acto poco probable ocurrió algo que ella nunca esperó de la mano de un aniquilador y es que él acariciara su rostro sutilmente diciendo- Mi preciosa niña, mi joven matriarca... has cuidado bien de mi reino al igual que tus antecesores...- con una mirada afable del parte del rey, ella siente un poco de apatía por parte de él - pero he vuelto para mostrarles la verdad... la verdad que les escondieron para someterlas...- sus manos toscas recorrían la tez suave de Riju- ahora que este mundo ha sido purificado para reclamar la tierra que nos pertenece, para demostrar la raza superior que siempre fuimos, y que la aristocracia de Hyrule siempre nos marginó... Seremos Los Gobernantes de Todo! - inmediatamente una sensación de calidez hace que resplandezca en el rostro de Riju para observar el mítico símbolo de la triforce que resonaba en la mano que la acariciaba, tenía el favor del rey gerudo, para luego decir - ... Si, padre... Seremos guiadas por ti a la prosperidad… Así será... - tomando su mano con las suyas, mirando a su rey con temor, fascinación y obediencia, sintiendo el gran poder que yace en él.
Relato basado en una pregunta que se formuló en una platica de un Stream, ¿Qué pasaría si Ganondorf entrara a la ciudadela Gerudo? guiándome de los trailers del videojuego TLOZ: Tears of the Kingdom, hice lo que creo que sucedería... espero lo hayan disfrutado.
