Mezcla de recuerdos, mezcla de amargos sentimientos.
Me encuentro corriendo por el secó desierto yaciente en mi mente. Tan careciente de ideas y tan nublada de problemas.
Aunque no es sólo mi mente, mi corazón se halla también siendo crucificado cruelmente.
Con cada mirada desviada de su parte...
Con cada palabra cortante que a penas y se digna a darme...
—Sólo somos hermanos.— Digo susurrante.
Cada que lo recuerdo, siento mi corazón oprimirse un poquito más.
Desde ese día, Karma no me ha mirado.
Antes yo lo obligaba a irse sin mí, ahora lo hace con todo el gusto posible.
No me hieras más...
Es en vano.
Cada día, cada tarde, hasta casi cada anochecer, debo de soportar los tan audibles quejidos de Nakamura desde la habitación de Karma.
Me provoca mucho asco...
Sé que lo hace a propósito...
En todo lo que creía, lentamente lo he ido perdiendo.
Lo que eran sueños, poco a poco pasaron a ser fantasías que anhelaba vivir cada día.
Pues por más que lo intentó, mis ojos no se cierran.
Escucho jadeos, los trató de callar, no puedo, tapó mis oídos, mi mente comienza a trabajar como si aquellos gemidos los estuviera escuchando en gran volumen de calidad.
Aún con los audífonos al tope, siento que aquello es imposible callarlo.
Sé que mamá sabe el por qué Nakamura viene casi cada noche sólo para quedarse a dormir, ya sea creando una u otra excusa.
¿Por qué lo permite? ¿Por qué decide solamente ignorar cada acto sexual que pasa en aquella habitación sabiendo que Karma aún no puede hacerlo?
Me molesta bastante.
No soy celoso como un hermano, sólo tengo envidia dañina.
Porque sé que una mujer cualquiera está ahí, con Karma, con mi hermano, con el amor de mi vida; Está ahí tocándolo a su gusto, besando su piel, labios, partes de su cuerpo con las cuales tanto he fantaseado.
¿Y a mí que me toca?
Oh, claro; Miradas de asco de su parte.
Bastante justo realmente.
Sé que esto me ha dañado más de lo esperado, que no es sólo un cuento de hadas en donde después de una gran tormenta, todo se arregla para finalmente llegar al; "Felices para siempre."
No es así, mierda, no.
Bajo mis ojos pesadas sombras se han colocado. Dejando así, un simple y solitario espacio vacío que no es posible reparar de forma sencilla.
E igualmente, mi cuerpo se hace pesado.
Mi alimentación no ha ido del todo bien al igual que mis calificaciones.
¿Cómo lo explicó?
Mis horas de sueño han sido cruelmente arrebatadas.
Y en cambio, han dejado en su lugar duras y temibles fantasías que me parecen imposibles de ignorar.
El pensar que Karma pudo haber practicado toda posición con ella...
...Hace que mi estómago se revuelva hasta puntos que yo creía, eran inalcanzables...
Mi mejilla es picada por tercera vez con la punta de un lapicero de tinta negra. Aquel mismo toque, es acompañado de un extraño susurró incomprensible.
—Nagisa, te estoy hablando... Nagisa...
Isogai jamás se cansa de molestar, ¿Por qué aún no lo mando a la mierda?
Oh, cierto; Porque es el único que dice el hecho de; "—No importa que tanto me odies, yo jamás te dejaré sólo."
A veces es molestó.
—¿Qué es lo que pasa?
Volteó sin ser tan obvió, pues las horas de clase, por más que lo quisiera, aún no han terminado.
Dudo si quiera que vayamos a la mitad de las mismas.
—Desde hace tiempo que te veo decaído, no había querido preguntar debido a que pensé que no era algo de relevancia, pero ya no puedo simplemente ignorar este mal presentimiento al ver como te has puesto.
Suelto una sonora risa por sus palabras.
Él de verdad se preocupa...
Y, de alguna forma, pienso que sólo puede desperdiciar su tiempo.
Ya que es claro que no le diré absolutamente nada.
—No... Estoy bien.— Traté de sonreír. Aunque aquello, fue realmente forzado.—. De verdad Isogai, es sólo... Que las noches últimamente no han sido muy buenas para mí... He tenido... Algo de insomnio.
Al principio me ha mirado dudoso. Pareciera no querer creer en mis palabras del todo.
No lo culpo. Ya que mi actuación es realmente pésima en todos los sentidos. Ese jamás ha sido uno de los campos en los cuales puedo o podré destacar.
—¿Estás seguro?
—Muy seguro.
En realidad sólo estoy totalmente roto por dentro.
—Sabes que puedes hablar conmigo, Nagisa. Sea el problema que sea o por más pequeño que resulte ser.— Suspiró.—. Todos merecen ser escuchados alguna vez.
Si te lo llegará a contar, estoy seguro de que cambiarás tus palabras.
—Lo sé, Isogai.— Volví mi sonrisa, una cálida y llena de confianza.—. Sabes que jamás te he mentido.
Siempre te he mentido, lo sigo haciendo.
Aún cuando creías que no era posible, aún cuando creías que había posado toda mi confianza en ti. Jamás lo hice realmente.
Vaya mierda.
—Entonces... Bien.
Él vuelve a poner su atención a la explicación que da nuestro profesor.
Y, como si nada hubiese pasado, continuamos con las clases normalmente.
Aunque para mí fue algo difícil, pues luego comencé a infiltrarme en un debate mental por sus palabras.
"Todos merecen ser escuchados."
Tan idiotas... Pero tan ciertas a la vez que sólo me provocaron una terrible sensación de ardor en el pecho que ya había logrado controlar.
A Karma le vendría muy bien saber esas palabras.
Si tan sólo me dejará hablar con él...
Que por una vez, aunque sea por unos minutos, no me ignorara y me pusiera la atención necesaria...
Al menos podría hacerle creer que todas aquellas palabras habían sido un malentendido o que solamente trataba de jugarle una muy mala broma que dio más frutos de lo esperado.
Pero sé que, al menos por ahora, eso no va a pasar.
Llegando a casa suelto un audible suspiró de irritación.
Pero cuando notó que no hay nadie, me permito sonreír.
La casa está en total silenció...
A pasado tiempo desde que está soledad se ha sentido. Pero es agradable.
Y, desde el momento en que llegué, lo pase viendo televisión pasando de canal en canal sin encontrar algún programa que me pudiera interesar.
Dos... Cinco... Siete... Diez vueltas por lo mismos y aburridos canales.
Me siento exasperado y un poco cansado.
No sé a que hora volverá Karma...
A la vez ruego por el hecho de que él no llegué, pero otra parte grita que él bien puede estar con Nakamura y exige el hecho de tenerlo frente a frente aunque sea para solamente saber que no está teniendo relaciones con aquella chica.
Me aterra el simple hecho de pensarlo..
"Todos merecen ser escuchados..."
Siempre dude de la posibilidad de que los pensamientos tuvieran algún tipo de poder sobrenatural, sin embargo, la puerta se ha abierto, mostrando aquellos cabellos tan rojos y atractivos. Cambiando un poco mi forma de pensar al respecto.
De seguro es sólo una casualidad.
Pero Karma está ahí, de pié en el umbral de la puerta tal vez creyendo que no notó su mirada sobre mí, ya que me encuentro mirando de forma pérdida el ahora negro de la televisión que yace apagada.
Yo sólo quiero que él me escuche...
—¿Mamá no ha llegado?
—Aún... No...— Tartamudeo fingiendo indiferencia mientras trato de calmar toda la euforia que corre en mi interior.
Me ha hablado, parece que han pasado meses desde la última vez que se digno a algo así.
—Ya, entiendo.
Sin más, pasa por mi costado para subir al segundo piso sin siquiera atreverse a mirarme por una vez más.
Y afortunadamente viene sólo.
"Todos merecen ser escuchados."
Rápidamente me levantó de mi lugar, siguiéndolo hasta las escaleras antes de que pueda comenzar a subir.
—¡Karma!— Le llamó. Más él me ignora.—. ¡Tenemos que hablar! Por favor...
Él se detiene, y sin siquiera mirarme habla de forma cortante;
—Yo no tengo nada que hablar contigo.
Oh, claro que sabe que si tenemos muchas cosas de las cuales hablar.
¿Por qué lo niega de esa forma?
—No, Karma...— Tomó de su manga al ver que él quiere subir de nuevo. Se lo he impedido. —. Escúchame... No te pido nada más.
Al principio parece dudarlo. Definitivamente no quiere ni siquiera mirarme.
Cada segundo me parece mortal, tanto, que por unos segundos he dudado de si lo que he hecho está realmente bien.
Yo sólo quiero arreglar las cosas...
—¿Qué es lo que quieres?
Saltó de forma asustadiza en mi lugar, pues él ha volteado a verme de un momento a otro.
—Yo... Ehmmm...— Tartamudeo un poco antes de comenzar a jugar con mis manos. Puedo notar la leve desesperación que comienza a crecer en su rostro por cada segundo que tardó.—. ¿Por qué me has estado ignorando?
Karma deja de mirarme al instante.
Está nervioso.
—¿Por qué quieres saber?
—Karma, soy tu hermano. Me preocupas a pesar de todo.— Suelto un desagradable suspiró.—. Pero si es por lo de la otra vez... Yo...
—No lo digas.
Bruscamente me interrumpe. Soltándose de mi agarré de la misma forma.
—¿Por qué?
—Sólo... No.
Sí, sabía que era eso. Lo sabía muy bien.
Me duele demasiado...
—Perdóname.
—No tengo nada que perdonarte. Sólo déjame en paz. No vuelvas a mencionarlo más.
No quiero esa actitud con él. Con todos, menos con él.
Mi corazón duele cada que hace aquello, cada que me evita... Siento una leve grieta de dolor haciéndose cada vez más grande.
Ya no quiero eso...
Ya no...
—¡Escúchame al menos una vez...!— Suelto ya molestó por su actitud.—. ¡Sé que es malo todo lo que siento por ti! ¡Es prohibido y enfermo! Pero, ¡¿Sabes algo?! ¡No me arrepiento de sentir esto por ti! Es... Una de las cosas más bellas que pude haber sentido...
Ambos guardamos silencio, Karma ya no está de tan buen humor como habitualmente...
Era algo obvió.
—¡Es que tú me confundes!— Suelta de la nada dejándome en total confusión. Mi corazón ha comenzado a latir más rápido de lo usual.—. ¡¿Sabes cuántas veces desde entonces he tocado a Nakamura pensando en que eres tú?! ¡¿Tienes idea de cuanto he pensado en ello?! De como siempre llegó a la conclusión de que vi un verdadero hombre en ti... No un hermano nada más... Pero que sin embargo... Todo esto es perdido, es prohibido y extraño para la sociedad... Que dos hermanos se amen no sólo de forma fraternal... Es... Raro...
No. No lo es...
Nadie es tan sagrado como tú crees, Karma.
¿Por qué no puedes verlo de esa forma?
