PRÓLOGO

Los truenos resonaban e iluminaban el cielo nocturno acompañado de una torrencial lluvia que azotaba con fuerza sin darle tregua a un barco pesquero de atún, en donde una pequeña niña luchaba por mantener izadas las velas con sus frágiles manos amarrando la cuerda a un extremo del barco.

"¡Irumi! ¡El jefe quiere que vengas a proteger la mercadería!" gritó uno de los trabajadores a la niña mientras se cubría de la lluvia con su gorra de pescador.

La niña terminó su tarea de amarrar la cuerda e hizo una bocina con sus manos gritando.

"¡De acuerdo!"

Se dirigió hacia la cabina donde guardaban los pescados y comenzó a empujarlos desde sus cabezas dentro de las jaulas para luego cerrarlas con fuerza evitando que se cayeran.

Irumi sonrió satisfecha y colocó sus manos en las caderas orgullosamente.

"Listo"

"Ah, por cierto Irumi."

"¿Uh?"

"El jefe dice que reducirá tu paga a la mitad si alguno de los pescados llega a tocar el suelo. Suerte." dijo saliendo del lugar dejando sola a Irumi para que se las arreglase como pudiese.

Irumi se horrorizó y sudó frío al ser advertida de una posible reducción de su sueldo si no hacía bien su trabajo.

"Bueno, pues más me vale comenzar ahora si quiero terminar antes de la hora de la cena" sus tripas rugieron ante el pensamiento de la comida. Los pescadores comían dos veces al día de lo que lograban pescar y algunas latas sopa y verduras, no sabían tan bien como las caseras, pero con esta clase de vida había aprendido a no rechazar ningún tipo de comida.

Se aseguró de que los pescados estuvieran bien instalados y dio algunos pasos para atrás observando satisfecha su trabajo. En cuanto terminó, su visión se posó en su mano, más precisamente admirando un anillo en su dedo, era un hermoso anillo llano, sin adornos de color dorado, no estaba segura de si era de oro o no, pero si lo fuera, tenía que mantenerlo oculto de sus tíos. Ya que ese anillo era lo único que le había dejado su madre antes de morir.

Se entristeció un poco al recordar a su amada madre. Ella era tan cálida, tan amorosa y tan amable, todo lo opuesto a sus tíos. No conocía a su padre, pues su madre jamás le mostró una foto de él o mencionó como se veía, solo sabía que su madre había amado muchísimo a ese hombre, y que fue el único amor de su vida y protagonista de todas las historias de amor que le contaba todas las noches para dormir, hasta que llegó el día su muerte.

Una lágrima escapó de su ojo rodando por su mejilla y está misma se la quitó ahogando un sollozo.

Su madre antes de morir le dijo que siempre estuviera dispuesta a ayudar a los demás y que por ningún motivo perdiera la bondad que habitaba en su corazón.

Debía ser siempre amable y diligente con todos. Por eso siempre ayudaba a sus tíos, por muy mal que la tratasen, ellos eran la única familia que le quedaba y su madre no hubiera querido que los abandonase a su suerte.

"Mamá"

Apretó el anillo en su mano y juró en voz baja que cumpliría la promesa realizada hacia su madre.

Siguió con su labor y cuando estuvo a punto de meter algunos atunes a la jaula, su dedo se hizo un pequeño corte haciendo que siseara de dolor para luego llevarlo hacia su boca y succionarlo.

"Auch" gimió con el dedo en su boca, después de aplacar un poco el dolor del corte, lo sacó de su boca y observó la pinta de sangre resbalar por su dedo y caer justo encima de su anillo en su mano derecha, provocando una honda de energía que se extendió por todo el barco pesquero, asustando un poco a la chica.

"Debe ser solo mi imaginación" pensó.

Claro, tenía que ser eso. Debería dejar de distraerse y continuar con el trabajo.

El mundo de pronto comenzó a sacudirse y con ello el barco pasó por un tortuoso movimiento en donde la mercadería tembló y estuvo a punto de ser aplastada por unos atunes que habían estado mal empaquetados, cuando de pronto… estos mismos se detuvieron en el aire, como si alguien los estuviese sosteniendo para evitar su caída, sin embargo, no había nadie ahí.

"¿Q-Qué...?"

"Sakura"

"¿Eh?"

"Sakura"

Repitió esa misma voz con más insistencia.

"¿Q-Quién anda ahí? ¿Hola?" habló con voz temblorosa encogiéndose de miedo y arrastrándose por el suelo hasta un rincón para ocultarse.

"Sakura" la voz hizo eco repitiendo la voz de su madre una y otra vez, haciéndola exasperarse.

"¡¿Por qué buscas a mi madre?! ¡Ella está muerta! ¡Así que no vendrá por mucho que la llames! ¡Solo detente!" lloró sin contenerse más, notando que en cuanto dijo esto, la voz dejó de sonar y el mundo se envolvió en un incómodo silencio del cual se vio presa ni bien logró abrir los ojos.

"¿Qué fue lo que dijiste?" preguntó una voz en un gruñido a su alrededor, más no pudo ver quién realizó la pregunta.

Irumi miró a su alrededor alarmada y tomó una de las cañas de pescar que utilizaban sus compañeros para atrapar su cena, como arma.

"¿Conoces a Sakura?" Inquirió la misma voz con un marcado tono de desespero "¡Responde!" bramó haciendo retumbar el barco.

"Aaaaaaahhh" gritó ante el movimiento brusco.

Colocó sus brazos frente a ella para protegerse de la figura que había tomado forma justo ante sus ojos. Era un ser verdaderamente alto, casi como un rascacielos, con largo cabello negro con reflejos azules y enormes cuernos adornados por cadenas, la miraba con intriga y enojo a la vez.

"..." arrastró sus palabras "... vendrás conmigo"

Y sin más, la oscuridad la tragó.

Tenía miedo de abrir los ojos, aunque por un lado esperaba hacerlo para confirmar que todo lo que había vivido no había sido más que una pesadilla y que pronto la llamaría el jefe para comenzar a trabajar.

Abrió los ojos poco a poco restaurando su vista, cuando notó algo de luz por parte de una chimenea en una esquina, alumbrando tenuemente la oscura habitación en la que estaba.

En seguida abrazó la mano que contenía el anillo y oró enfáticamente mencionado en cada oración a su madre. Luego tomó el valor para revisar cada rincón del cuarto esperando encontrar alguna ventana o puerta por la cual escapar.

"Despertaste"

Su cuerpo tembló incontrolablemente al escuchar esa ronca voz que indicaba que estaba dentro de la habitación con ella.

Como último recurso, utilizó las súplicas.

"P-Por favor, no me hagas daño" rogó "no sé que es lo que quieres de mi, pero te juro que no tengo nada de valor conmigo... yo..."

"Limítate a responder solo cuando se te pregunte" dijo la figura misteriosa "dime... ¿es cierto lo que dijiste sobre Sakura?"

"S-Sí"

"¿Qué le sucedió? Dijiste que había muerto… ¡Quiero saber cómo!" exigió, se notaba dolor en su voz, pero de igual forma esperaba obtener respuestas por parte de la chica, por muy dolorosas que estas fueran.

"F-Fue a causa de una enfermedad terminal. Su cuerpo se debilitó demasiado y falleció" dijo con voz quebradiza, era difícil para ella hablar de la muerte de su madre, en especial porque ellla no había podido hacer nada para ayudarla; pero si no lo decía, tenía la impresión de que el hombre le sacaría información a la fuerza.

Oyó un resoplido muy fuerte por parte de él y lo escuchó murmurar algo que no alcanzó a entender, podía notar una profunda tristeza abarcar a la criatura hasta hacerlo sentarse en una de las enormes sillas que tenía esa habitación.

"Así que rehízo su vida con alguien más después de todo" suspiró.

"¿Usted conoció a mi madre" preguntó la niña tímidamente hacia el hombre esperando no obtener una respuesta brusca o grosera.

El hombre de quedó en silencio sin saber que contestar. Oh, por supuesto que la conocía, era la humana que había amado con toda su vida años atrás, hasta el día de hoy lo hacía… pero no podía decirle eso a la hija de su antiguo amor, ya la había asustado lo suficiente trayéndola aquí.

"¿D-Dónde estamos?" preguntó esperando que esta vez no la ignorara.

Dudó un poco en si responderle o no, ella ya estaba demasiado asustada porque un extraño la había traído hasta aquí sin su consentimiento. Sin embargo, él nunca había sido reconocido por tener el menor tacto con sus palabras.

"En el inframundo"

La mente de Irumi de congeló y empezó a boquear con incredulidad.

"I-Inframundo... ¡¿Estoy muerta?!" dirigió sus manos a su pecho con desesperación, como si esperara que en cualquier momento su cuerpo iba a desaparecer.

"No" dijo con simpleza el demonio, observando divertido sus acciones. Le recordaron un poco a cierta humana dramática.

"Uff, menos mal..." suspiró con alivio. Más la cordura regresó a ella de golpe "espera, ¡No! ¡Tengo que volver! Me van a despedir, mis tíos se enojarán conmigo de nuevo" se lamentó armándose todo un teatro.

El demonio la miró con interés, no sólo porque era la hija de su gran amor, sino porque la niña había mencionado algo acerca de un trabajo y sus tíos. Esa niña ni siquiera debía tener 15 años, aún estaba demasiado joven para trabajar. Si lo que pensaba era correcto, lo que sus tíos estaban haciendo con ella... era ilegal.

Bufó con ira al recordar a esos asquerosos humanos que tenía Sakura por familia, seres: ambiciosos, egoístas y perezosos, todo lo contrario a su dulce Sakura. Nunca pudo entender como Sakura había logrado ser tan distinta de su hermana y su esposo, ella era un verdadero ser de luz… y ellos las sombras que buscaban corromperla.

Esa niña era idéntica a su madre, tanto en su forma de ser, como en sus rasgos físicos. No tenía nada que ver con esos estúpidos humanos.

"¿Son tus tíos las personas que te han obligado a trabajar en ese barco?" de pronto comenzó a sentir curiosidad por saber que tipo de vida estaba recibiendo la hija de Sakura.

La niña dejó de parloteo para mirarlo.

"Así es... b-bueno, algo así... lo que ocurre es que a mis tíos no les gusta mucho salir de su hogar, así que me ha tocado ayudarlos con los gastos de la casa. E-Es lo menos que podría hacer después de que me acogieran tras de la muerte de mamá"

Finalmente, se aventuró a preguntar esa duda que había tenido clavada desde que se enteró los lazos que esta niña compartía con Sakura, quería saber quién había sido el humano que había tenido la suerte de ganarse su corazón por segunda vez.

"¿Que hay de tu padre?"

La niña bajó la mirada algo avergonzada.

"N-No sé quién es"

"¿Qué?" gruñó malhumorado apretando los dientes con fuerza.

El rey demonio frunció el ceño levantándose de su lugar para acercarse hasta a donde estaba la niña en largas zancadas.

¿Algún maldito y detestable humano había dejado a su suerte a Sakura con una hija?

¡¿Quién mierda se creía ese humano?!

¿Sabía siquiera lo valiosa que era una mujer como Sakura?

"M-Mamá nunca me contó mucho acerca de él. Sólo decía que era un hombre al que nunca dejó de amar pese a su partida." Ya, claro. La misma excusa barata de siempre. Seguro que era una tonta excusa para no decirle a la niña que ese miserable humano las había abandonado.

"Con el demonio adecuado, cualquier infierno es perfecto. Así es nuestro amor y lo será siempre" cito las palabras de su madre mostrándole al demonio el anillo dorado que tenía en su dedo "era de mi padre, mi mamá me lo dio antes de morir".

El demonio contempló el anillo con fascinación y sorpresa, quedándose en shock al descubrir la verdad. Ese anillo…

"Este es mi anillo..." murmuró Delkira para sorpresa de Irumi, que no hizo otra cosa más que respirar entrecortadamente.

"¿E-En serio?"

"Lo es" asintió sin una pizca de vacilación. Ese mismo anillo que le había dado a Sakura el día en que se volvieron uno, tenía la misma inscripción en el idioma demoníaco. "Yo quiero que no te importe enamorarte de un demonio… si te enamoras de mí, prometo amarte de la misma forma en que amo el infierno".

Ambos se vieron por primera vez a los ojos, Delkira miró esos grandes ojos azules, tan iguales a los de su madre y tan hermosos, su rostro angelical y su pequeña y maltratada figura siendo cubierta por esos harapos, tenía una hija de la única mujer a la que había amado verdaderamente y... no podía estar más extasiado por eso.

"Tú... eres mi hija"

Y el mundo de Irumi, se oscureció de nuevo.

...

Después de que la gran revelación que tuvo acerca de ser la hija de un demonio, Irumi se desmayó. Había despertado hace poco y se dio cuenta de que esto era real, tan real como el despido que seguramente le darían al darse cuenta del desastre que sucedió en el barco atunero. Se había pellizcado el brazo anteriormente y la ilusión no se desvanecía como lo haría un sueño al despertar, así que todo indicaba a que lo que había dicho ese demonio, era cierto.

Había conocido finalmente a su padre.

Observó sus alrededores y se dio cuenta de que estaba en una habitación muy diferente a la que había estado la primera vez que despertó. Era más amplia y mucho más iluminada, tenía la cama más grande y alta que había visto en su vida y una biblioteca con muchos libros gruesos de cubierta roja y negra, muchos pergaminos y plumas de tinta regados en un amplio y fino escritorio y muchas antorchas, tenía una manta cubriendo sus hombros y la misma ropa que traía cuando la trajeron, aunque estaba completamente seca.

En su detenida inspección, le acercaron a su cara una taza con una bebida color crema con una ligera espuma y una galleta en forma de murciélago decorándola. Y más arriba, estaba su padre sonriéndole tiernamente mientras le ofrecía la bebida traída por él.

"Aquí tienes, bébelo, te sentirás mejor"

"Gracias" dijo tomando la taza para darle un sorbo. Sabía delicioso, como una mezcla de crema con leche y vainilla.

El hombre se enderezó para pasar de una postura agachada a erguida, dando un carraspeó algo incómodo al no saber cómo iniciar una conversación con su hija.

"Me he dado cuenta de que no sé aún el nombre de mi propia hija, ¿te molestaría decírselo a tu padre, dulzura?"

Las mejillas de la niña se encendieron y ocultó su extenso rubor bebiendo otro sorbo del contenido de la taza.

"Me llamo Irumi" susurró.

"Irumi. Es un lindo nombre. Pues es un placer conocerte Irumi. Me llamo Derkila, pero tu puedes llamarme papá, solo cuando estés lista para decirlo…" habló lo mejor que pudo "espero que te sientas cómoda en tu estancia aquí por el momento" dijo señalando la enorme habitación. "Imaginé que no te haría gracia que alguien te quitara la ropa y te cambiara mientras estabas inconsciente, así que usé un hechizo para secar tu vestimenta, después podrás cambiarte así así lo deseas"

Escuchó una puerta abrirse y de esta pasó un demonio de traje y cabellos rojos con una adorables orejas de gato por encima de su cabeza, su rojiza trenza caía por su espalda baja de manera elegante. La expresión de este demonio era neutra y tenía las manos colocadas detrás de su espalda en señal de respeto y a la espera de cualquier orden por parte del enorme demonio.

"¿Me ha llamado, su majestad?"

"¡Opera, ven aquí! Quiero que conozcas a una persona muy importante" hizo un gesto con la mano para que se acercara "ven aquí tú también, cariño" la animó.

Cuando ambos quedaron frente a frente, Irumi tragó saliva al estar frente a otro demonio, aunque este no era tan alto como su padre, si no que más bien lucía como una persona común y corriente, a diferencia de esas peludas orejas.

Las enormes manos de Derkila cayeron sobre los hombros de Irumi y esta se tensó sin cerrar los ojos de los nervios.

"Irumi, te presento a Opera-San, es la persona encargada de mantener en orden el castillo." lo presentó brevemente "Y Opera, permíteme presentarte a Irumi, mi hija".

Los orejas del demonio gato dieron un tirón hacia arriba denotando sorpresa, mientras que Irumi solo pudo dejar de sentir un nudo en la garganta mientras decía un tímido, "hola".

"Disculpe mi ineptitud, majestad, pero creo haber entendido mal..."

"No has entendido mal, Opera" sonrió el rey "Irumi es mi hija, ella viene del mundo humano y desde ahora es mi responsabilidad, así como la de todos en el castillo." decretó.

Eso fue suficiente para que el demonio no hiciera más preguntas

"Entiendo, señor. ¿Necesita que haga algo?"

"Sí, necesito que informes la llegada de Irumi a esos trece idiotas, digo... trece coronas." se corrigió así mismo exasperado "mantenlos al tanto de que hay una nueva princesa a la cual presentar a la sociedad demoníaca. Y también díselo a Sully, necesito que preparen todo para que su bienvenida sea perfecta".

"Lo haré, señor"

El rey demonio iba a dar la orden para que se retirara, cuando recordó algo muy importante que había dejado pasar por alto.

"Oh, por poco se me olvida" rió el demonio ocultando su boca con sus garras "Opera, has que Irumi vea a su hermana"

Ante esta petición, el demonio gato se extrañó.

"Pero majestad, la señorita acaba de llegar, es muy pronto... conocerse ahora podría ser..."

"Irumi es mi hija tanto como lo es Aradia. Puede que todo esto para ellas sea nuevo y difícil de procesar, pero deberán hacerse a la idea. Has que se conozcan, es una orden. No hay nada que temer, son hermanas después de todo" dijo el rey despreocupadamente al demonio gato.

El mayordomo no estaba muy seguro de esta decisión, sobre todo cuando la niña llevaba aquí menos de una hora, podría ser bastante que procesar para ella, pero no podía rechazar una orden del rey.

"Como diga, señor" tomó de los hombros a la niña y la llevó por un pasillo interminable de habitaciones hasta llegar a una puerta dorada con mucho oro y detalles grabados. La pequeña niña se estremeció en poco arrugado su sencilla vestimenta, nerviosa ante tanto lujo y riquezas. Ella provenía de una familia sencilla en la tierra, por lo que tanto lujo la abruman, no se sentía cómoda frente a tantas ostentaciones, sus tíos no lo hubieran pensado dos veces antes de querer robar algo de ese castillo y venderlo por mucho dinero.

El demonio elegante se encrespó ligeramente y cerró los ojos pesadamente antes de tocar la enorme puerta.

"¿Quién es?" respondió una voz desde dentro.

"Soy yo, princesa"

Hubo un minuto de silencio y de un momento a otro la puerta se entreabrió.

"Adelante" cedió.

El mayordomo abrió la puerta y al mirar dentro la niña de cabello azul se maravilló al ver una recámara muy lujosa y decorada al gusto de una niña de su edad, aunque con un toque demoníaco y algo sombrío, algunas cosas eran iguales a las del mundo humano, pero otras eran raras e interesantes.

Su atención fue capturada por la hermosa chica que aguardaba en la orilla de su amplia camaKing size. Su piel extremadamente blanca y tenía un largo cabello color azul con toques violáceos, igual al de ella, no pudo ver su rostro por completo debido a que su abanico cubría su boca y parte de su nariz, haciendo que solo pudieran apreciarse dos orbes color índigo con pupilas rasgadas.

El demonio llamado Opera, se inclinó ante la muchacha y carraspeó un poco antes de hablar.

"Lamento irrumpir en su cuarto, su alteza. Pero su padre me ha pedido que..."

"Estoy al tanto de lo que ha hecho mi padre, Opera-san" interrumpió la chica cerrando su abanico" lo he escuchado todo, puedes retirarte, déjanos a solas" habló cerrando el abanico de exquisitas plumas de pavo real infernal y dejándolo en su mesita de noche.

Opera no tuvo más opción que obedecer.

"Con permiso, su alteza"

El demonio gato hizo una reverencia para ambas princesas y se retiró del cuarto, dejando un ambiente extraño y palpable en la habitación.

Irumi vio a la que aparentemente era su hermana y tragó fuertemente por la clara sensación de poder y grandeza que sentía en su presencia. No creía que en su corta vida hubiese visto a alguien tan hermoso y poderoso, aunque siendo un demonio y la princesa podría ser una gran explicación para su belleza sobrenatural. Tenían el mismo rostro, pero era claro que su naturaleza humana no era ni punto de comparación con la de un demonio puro.

De todas formas, el silencio empezaba a envolverla y hacía que todo fuera extremadamente incómodo, ni siquiera podía hablar y desafortunadamente sentía que debía decirle algo a su hermana.

"Entonces tú eres Irumi" expresó con desdén "soy Aradia, escuché de los sirvientes que papá te trajo del mundo humano, eso explica ese olor tan extraño que desprendes" dijo caminando en círculos alrededor de ella como un ave acechando a su presa.

El rostro de Irumi fue invadido de inmediato por el de la demonesa, haciéndola retroceder un poco por el susto.

"Hmm... veamos: cabello azul, ojos azules" enumeró tocando su cabello y revisando sus ojos "bien, te ajustas a los estándares de la familia real. Podrías ser una hermana aceptable, al menos físicamente" dijo dejándola en paz y regresando a su sitio para mirarla de lejos, y al hacerlo pudo ver la fachas en las que estaba: un horrendo uniforme de pescador que le quedaba demasiado grande y que estaba desgarrado en la parte lateral, y junto a eso le seguían unas horribles botas que la hicieron tener pesadillas despierta, era un desastre. El impacto fue tanto que la demonio jadeo horrorizada abrazando su larga cola.

"¡Eww! ¡¿Qué es eso que llevas puesto!?" señaló con asco su ropa.

Irumi se miró así misma y luego a la demonio.

"Es la ropa de mi antiguo trabajo"

"Eso no es ropa, ¡Son solo trapos viejos con agujeros! No puedo permitir que en Babylus te vean usando esas fachas, lo pondrán en el periódico escolar y mi vida social estará arruinada" se mortificó.

"¿Qué es Babylus?" preguntó la niña tímidamente observando a la demonio murmurar frases sin sentido.

"Una escuela para demonios" contestó con obviedad "apuesto a que padre le dirá al abuelo que te inscriban ahí lo más pronto posible, así que espero y aspiro a que al menos sabrás las reglas que debemos seguir nosotros los de la realeza".

"Emm, en realidad, llegué hace menos de una hora así que no sé realmente lo qué..."

"Agh, ¿es en serio? ¿Acaso padre espera que haga todo por mi cuenta? ¡Es una real molestia!" resoplo "Agh, pero en fin, para evitar que hagas el ridículo, seré tu mentora. Y te haré conocer las reglas que hay que seguir si quieres pasar a formar parte de esta familia: número uno" dijo extendiendo un dedo hacia el rostro de Irumi. "No puedes decirle a nadie que perteneces a la familia real. Sí, yo entiendo lo que se siente, no poder decirle a nadie que eres de la realeza para que te traten como tal, pero padre puso esa norma y debes seguirla, si le dices a alguien sobre esto se armará un revuelo gigantesco en el inframundo, ¿entiendes?" advirtió Aradia amenazante. Irumi asintió frenéticamente y la joven demonesa siguió dictando reglas.

"De cualquier forma, no estaba pensando para nada en destacar"

"Regla número dos. Apariencia." se señaló así misma "como pudiste notar, papá es distinto a todos los demonios de clase baja que nos rodean, sus cuernos y sus cola son un claro indicio de su linaje. Como sus hijas, estamos obligadas a ocultar dichas partes de nuestra anatomía que puedan delatarnos." Prosiguió "Puede que para ti no sea un gran problema" dijo burlescamente al ver en su cabeza la falta de cuernos y la falta de cola. Ella era una mezcla entre un demonio y un humano, así que la sangre de demonio que corría por sus venas gracias a su padre, era débil, su parte de demonio podía reflejarse en los pequeños colmillos, pupilas rasgadas y en la débil aura demoniaca que había adaptado al estar en el inframundo, era más humana que demonio, pero su naturaleza no era por completo inferior a la de uno. Aún así, Irumi se sintió pequeña e insignificante.

"Sin embargo, ese olor a humano que despides es completamente inaceptable" dijo Aradia arrugando la nariz y alejándose de ella para tomar un frasco de cristal muy hermoso en forma de lágrima y arrojándoselo a la niña "este perfume cubrirá tu olor a humano. No se si papá te lo ha dicho, pero los humanos aquí son considerados un manjar de lo más raro, no querrás que te coman... ¿o sí?" preguntó malignamente viéndola palidecer y abrazar la botella de perfume con más fuerza.

"Bien, solucionado ese problema, pasamos a la regla número tres y la más importante." prosiguió "en la escuela todos están clasificados por rango, ¿sabes que es eso?" inquirió solemnemente cruzándose de brazos. Irumi negó al instante "para nosotros los demonios es imprescindible la fuerza y el poder para sobrevivir en este mundo tan caótico, por lo que tu rango será la mejor manera de demostrar que eres superior a los demás. En esta vida, hay ganadores y perdedores: los ganadores son los que están por encima junto a los populares mientras que los perdedores son humillados por los mismos, ahora la pregunta aquí es la siguiente, ¿eres una ganadora o perdedora?

Irumi quedó en silencio y apretó los labios sin saber que decir.

Ella era su hermana ¿no?, por lo tanto debía saber lo que hacía, así que si quería encajar y demostrar que podría ser como ellos, tenía que actuar como tal.

Así que sin más, suspiró y se acercó a ella.

"Soy ganadora"

Aradia sonrió arrogante y se acercó a ella tomándola de los hombros.

"Magnífico. Papá y el abuelo harán el papeleo mañana. Las clases para nosotros los de primero iniciaron hace dos semanas atrás, pero hay algo por lo que se destaca el abuelo, y es que nada es imposible para él." dijo con orgullo "dejando eso a un lado, estoy segura de que siquiera sabrás lo necesario para sobrevivir a este mundo, ¿cierto?

Cuando Irumi la miró con los ojos abiertos de par en par se dio cuenta de que no.

Aradia respiró hondamente y puso su mano sobre su frente de manera dramática.

"Hay tanto por hacer"

...

El nuevo día había iniciado y ni bien abrió sus ojos, el mismo demonio con orejas de gato y rostro inexpresivo estaba parado en su cuarto al pie de su cama. El grito que pegó bien puso haber levantado a todo el inframundo, pero dejó de hacerlo al caer en cuenta en que era de mala educación gritar en las mañanas.

"Buenos días, princesa" saludó el demonio haciéndole una reverencia, sin inmutarse por el grito.

"B-Buenos días, Opera-san"

"Mil disculpas por molestarla Ojou-sama, pero ya tiene que prepararse para ir a la escuela." explicó acercándose con una toalla envuelta en su brazo como si fuese un mesero" El director y su padre lo arreglaron todo anoche, su ciclo escolar comienza ahora"

"¿¡Tan rápido!? Ni hablar, tendré que evitar destacar a toda costa, no puedo dejar que los demás sepan que vengo del mundo humano"

"De acuerdo, gracias por despertarme" agradeció con una sonrisa.

"Su baño ya está listo, sígame, por aquí"

Irumi salió detrás del demonio admirando con asombro el resto del palacio. De noche era precioso, con velas y antorchas iluminando por todas partes y dándole un aire místico, pero de día era aún más hermoso, y pensar que ahora viviría allí a partir de ahora.

Ingresó al baño y agradeció al demonio gato por conducirla hasta ahí.

Su pequeño cuerpo se relajó entre las tibias aguas perfumadas con esencias y sales de baño, haciéndola relajarse casi de inmediato. No podía recordar la última vez que tomó un baño caliente y sin prisas. Debido a que sus "tíos" la obligaban a trabajar en todo tipo de empleos, la mayor parte del tiempo tomaba baños en ríos o cascadas con agua helada y una barra de jabón. Esto era completamente distinto a su antigua vida, aún creía que era un sueño, pero no era así, al parecer era una princesa del inframundo, tenía un padre, y una hermana, que aunque era algo tosca con ella ya empezaba a adorarla, siempre quiso tener una hermana o un hermano.

Cuando salió de la ducha, Opera-san le había preparado su uniforme, era un marinero rojo con calcetas, zapatos y corbata roja. Lo tomó entre sus manos emocionada, acariciando la tela con adoración sin esperar que el demonio gato le trajera también otro conjunto totalmente diferente en una percha.

"No estoy muy familiarizado con las chicas de tu edad, pero esto es el modelo más reciente. Según informes es lo que todas las jóvenes usan, inspirado en la súper estrella Kurome."

"Es muy bonito, gracias Opera-san"

"El uniforme es lo obligatorio, pero si desea vestirse de esta forma no creo que haya ningún problema. Una vez que termine la ayudaré a peinarse para que baje a desayunar"

Irumi se miró frente al espejo tomando ambos conjuntos.

El primero era muy lindo y adorable, pero si iba a ir a la escuela debía usar el uniforme que todos llevarían, no había tenido la oportunidad de ir tanto tiempo a la escuela debido a sus trabajos de turno, pero sabía que el uniforme era muy importante, era como el emblema de la academia.

Estaba a punto de recogerlo cuando de pronto recordó las palabras de su hermana.

En esta vida, hay ganadores y perdedores: los ganadores son los que están por encima, junto a los populares mientras que los perdedores son humillados por los mismos, ahora la pregunta aquí es la siguiente, ¿eres una ganadora o perdedora?

Dejó colgado el uniforme y se colocó el otro conjunto que le había traído Opera-san, le quedaba perfecto y la hacía lucir como una idol, sin embargo, no se sentía como ella misma.

"Vamos, no desistas ahora, ¿Quieres encajar con tu familia, o no?"

Al bajar los escalones, escuchó el sonido de platos y cubiertos. Supo en ese entonces que se trataba de su familia desayunando.

Se acercó tímidamente a la enorme y larga mesa donde reposaban todo tipo de alimentos extraños y coloridos, su padre estaba sentado en el puesto principal, mientras que su hermana estaba a un lado de su padre comiendo con la finura de una verdadera princesa, mientras que Opera se encargaba de servir las porciones y las tazas de té.

"Irumi, cariño, ahí estás. Ven aquí, no seas tímida y siéntate. Come lo que gustes"

"Bue-Buenos días, su majestad" hizo una pequeña y tímida reverencia haciendo el rey demonio se riera suavemente negando con la cabeza.

"Tu puedes llamarme papá, mi pequeña, no hay necesidad de que seamos tan formales estando en casa"

"E-Entiendo, lo siento" asintió ruborizándose y avanzando a pasos lentos hacia un tercer asiento que estaba a un lado de su padre y al frente de su hermana.

"Adelante, estás en pleno desarrollo y el desayuno es la comida más importante del día, sírvete lo que quieras" insistió el demonio tomando una copa de oro y bebiendo un sorbo de jugo de vayas sangrientas de ella.

Irumi se sentó sin más al lado de su padre y frente a su hermana, a penas vio el vestuario que traía puesto, sonrió como si hubiese hecho alguna travesura y continuó comiendo.

Por otro lado, Irumi vaciló un poco antes de tomar lo que parecía ser un pedazo de jamón infernal para llevarlo a su boca y degustarlo gimiendo de puro gozo.

"¡Esto es delicioso!" Tanto su padre como su hermana se sorprendieron al ver como vaciaba los platos de poco a poco hasta que la gran mesa que estaba atiborrada de platos de comida, terminó siendo una torre de patos vacíos.

El rey se rió de buena gana y despeinó la cabellera azul de su pequeña.

"Tienes un buen apetito, mi princesita"

La medio demonio se sonrojó y disfrutó del gesto cariñoso que le proporcionaba su padre, a diferencia de Aradia que apretó un tenedor en su mano lo suficientemente fuerte como para romperse, haciendo que Opera tuviera que traerle otro.

"Padre, me gustaría hacerte saber que he sacado la mejor nota en mi examen de astrología"

"Me da gusto saberlo, cariño, espero que sigas sacando ese tipo de notas el resto del año"

"Por supuesto que sí, seré la mejor de todo el alumnado, ya lo verás, haré que estés orgulloso de mí." declaró.

"También espero que ayudes a Irumi a integrarse a la escuela, confío en que no dejarás sola a tu hermana y le enseñarás todo lo referente a las clases y los maestros, tu abuelo no puede estar siempre al pendiente de ambas por su trabajo"

Irumi miró a Aradia que a la vez le devolvió la mirada con un brillo cobrizo resplandeciente en sus ojos.

"Tranquilo, padre, Irumi podrá arreglárselas sola, anoche le enseñé todo lo que debería saber acerca de nosotros y de la escuela... cada detalle."

"¡Esa es mi princesa! Entonces puedo estar seguro de que el primer día de Irumi será más que perfecto"

"Será inolvidable" secundó Aradia.

"Excelente" el rey demonio se levantó de su asiento y tocó las cabezas de ambas "que tengan un gran día mis princesas"

Cuando se marchó, Opera llegó con la misma expresión de siempre a buscar a las princesas para ir a la escuela.

"El carruaje está listo, altezas"

"Andando entonces" se levantó Aradia "detesto llegar tarde a clases y necesito explicarte las demás reglas camino a la escuela"

"¿Hay más reglas?" preguntó Irumi con curiosidad siguiendo a su hermana hacia el carruaje.

"¡Por supuesto que sí!" contestó Aradia rodando los ojos "lo que te enseñé anoche fueron solo las reglas para ocultar nuestro linaje. Las reglas para la escuela son aún mas importantes, necesitas aplicarlas tanto para profesores como para estudiantes. Es lo divertido de la escuela, tienes que hacerte notar"

"¿Pero y si no quiero destacar mucho?"

"¿Por qué querrías hacer eso?"

"Pues... soy mitad humana, si descubren lo que soy podrían comerme y..."

"Ugh, te preocupas demasiado por esa tontería, nadie sabrá nunca que eres mitad humano, el perfume que te di se encargará de ello"

Irumi no dejó su preocupación de lado.

"¿Y si alguien lo dice?"

"Oh, por favor ¿Quién podría decirlo? Solo los sirvientes del castillo y yo lo sabemos"

"No dirás nada, ¿cierto?" inquirió con un ligero miedo en su voz mirándola con preocupación.

"Me hiere un poco tu desconfianza, hermanita" dijo haciéndose la ofendida "jamás te traicionaría de esa forma" dijo fingiendo una mirada tierna.

Irumi sin embargo se moría de la preocupación por su primer día de clases, y su hermana no estaba ayudando mucho a relajarla siendo tan sarcástica y burlesca.

Para sorpresa de Irumi, Aradia bufó y tomó una de sus manos haciéndole un pequeño corte con su afilada garra en uno de sus dedos, haciendo que sangrara un poco, al mismo tiempo que ella misma se cortaba uno de sus dedos dejando ver un poco de sangre al igual que Irumi. Aradia se encargó de unir ambos dedos mezclando ambas sangres para luego decir.

"Yo... Aradia, prometo solemnemente no decirle a nadie que eres humana… si lo hago, sufriré el peor de los castigos y me quedaré sin voz por el resto de mi vida" una vez dicho esto, una pequeña luz iluminó la sangre de ambas y se evaporó haciendo un remolino que se levantó y explotó en el aire.

Irumi parpadeo sin entender nada.

"Acabo de hacer un hechizo de juramento, si me atrevo a decirle a alguien que eres un humano, sufriré las consecuencias de mis actos"

"N-No tenías que hacerlo" dijo de inmediato sintiéndose mal por haber desconfiado de ella.

"Como sea, no es la gran cosa, de todas formas ya te probé que no iba a decir nada, odio que desconfíen de mí"

"Lo lamento"

"Ya no importa" dijo sin más preámbulos "Lo que es más, tengo que prepararte para tu primera impresión escolar, lo primero que debes hacer es…"

Al bajar del carruaje, Opera les extendió una alfombra roja por el suelo anunciando su llegada.

Irumi acarició el hocico de una de las bestias y este relinchó contento ante su tacto boqueando hacia ella para recibir más caricias por parte de su dueña, sin embargo Aradia mencionó que ya era hora de entrar, así que ambas cruzaron la alfombra roja ante la atenta mirada de todos los estudiantes que llegaba a la escuela.

Aradia cruzó con la barbilla en alto disfrutando de la atención recibida, mientras que Irumi la seguía desde atrás abrazando su maletín y posando la mirada en el suelo.

Recordó que su padre le había dicho que hoy conocería a su abuelo y director de la escuela Babylus, se preguntaba cómo era el demonio del que le hablo su padre. Sabía que era alguien muy poderoso e influyente, pero no se le venía ninguna imagen a la cabeza.

Al pasar por el pasillo que conducía al despacho del director, observó como una pequeña demonio de lentes llevaba unos pesados libros y le costaba mucho caminar con ellos, más al pasar junto a ella, Aradia la hizo tropezar haciendo que la chica soltara los libros y cayera al suelo ante la estridente risa de su hermana.

"Si vas a llevar unos lentes tan enormes, bien podrías fijarte por donde caminas, estorbo" y sin más siguió su camino dejando atrás a la pobre demonio que había perdido sus lentes en la caída y los buscaba con desesperación, por suerte, Irumi los había encontrado y los recogió.

"Aquí tienes" dijo Irumi entregándole sus gafas.

La demonio suspiró aliviada y las tomó para colocárselas rápidamente.

"Gracias" susurró aún sentada.

"Ven, te ayudaré a levantarte, lamento mucho lo que te pasó" Irumi aunque no lo quería reconocer, esta avergonzada del comportamiento de su hermana.

"N-No te preocupes, esto no es algo nuevo para mí, siempre me molestan, en especial Aradia… ya estoy acostumbrada"

"Aún así, no estuvo bien y en nombre de ella me disculpo" dijo entregándole sus libros a la demonesa.

"Agradezco mucho tu ayuda" le sonrió tímidamente tomando los pesados libros. "pero no tienes que tomar la culpa en su nombre… Aradia es así con todos"

Irumi estuvo a punto de responder a sus palabras, cuando un grito de su hermana la hizo reaccionar haciendo que se despidiera rápidamente de la chica, para correr a donde estaba su hermana con un ceño fruncido esperándola.

Aradia la acompañó hasta la entrada donde le había dicho que era la puerta del director, para que finalmente pudiera conocerlo, tocó dos veces y una voz profunda las hizo pasar.

Las dos entraron sin la mayor demora a la sala donde las aguardaba el director.

Al alzar la vista del suelo, su sangre se enfrió al ver a un demonio solo un poco más bajo que su padre, pero más alto que un demonio común, su calva brillaba bajo la luces del despacho y tenía el ceño fruncido con sus manos colocadas debajo de su barbilla en una posición bastante atemorizante.

"Acérquense" ordenó.

Ambas lo hicieron, pero una con más nervios que la otra. Parecía que en cualquier momento este se las comería a ambas, pero en cuanto estuvieron cerca, el demonio cambió su aura amenazante a una llena de flores y luces.

"¡MIS PRECIOSAS NIETAS!" gritó el demonio levantándolas a ambas en cada brazo y abrazándose demasiado fuerte "¡No puedo creerlo! ¡Tengo dos nietas y no solo un nieto como Belial y la vieja decrépita de Levy"

"Que Lady Levy no te escuche decir eso, abuelo, no querrás que te apaleen otra vez"

"Lo siento" hizo un puchero bajándolas para observar mejor a Irumi tomándola del rostro y apretando sus mejillas "¡Eres tan adorable! Ambas parecen gemelas, ahora tengo dos nietas para consentir" exclamó el hombre fantaseando con consentir a sus dos nietas mientras lloraba lágrimas de alegría.

Irumi volteo a ver a Aradia que estaba de lo más normal viendo a su abuelo hacer el ridículo.

"Ya te irás acostumbrando" dijo ante la mirada absorta de Irumi

.

El demonio mayor se recompuso y las miró más seriamente.

"De acuerdo Irumi-chan, tengo todo arreglado para tu inscripción en Babylus, te gustará estar aquí querida y si tienes problemas puedes venir a buscar al abuelito en cualquier momento." Declaró entusiasmado "Espero no te moleste, pero ya no quedaban salones disponibles, así que tuve que ubicarte en la clase de inadaptados. Tu padre me mencionó que no querías destacar mucho, así que es perfecto, son chicos alborotadores y problemáticos que destacarán más que tú, ¿estás contenta, mi calabaza?" preguntó tiernamente a su querida nieta.

Irumi sonrió muy feliz de saber que su padre había rescatado algo de su pequeña conversación anterior y la había tomado en cuenta para esta ocasión, si la clase era como el abuelo decía, todo estaría bien.

Al encontrarse con la mirada de su hermana, esta misma la miró con compasión.

"Vaya, la clase de inadaptados, te compadezco. Esa clase esta prácticamente infestada de bichos raros y fracasados, sin mencionar que tiene el peor salón y al maestro más estricto de toda la escuela." Aradia se encogió de hombros "Mala suerte hermanita, supongo que vas a tener que esclarecer ese lugar con tu presencia. Me tengo que ir, suerte… y no olvides poner en práctica todo lo que te enseñé." le guiñó un ojo y la dejó sola con el abuelo para irse a sus clases.

Irumi le sonrió nerviosamente al viejo demonio y rogó para que este día acabara ya, algo muy difícil de conseguir, puesto que su día oficialmente, ni siquiera empezaba aún.

Naberius Kalego era el profesor más estricto de Babylus. Era conocido por todos como "El emperador de la oscuridad", nadie se salvaba de sus castigos y regaños, era temido por los estudiantes y respetado por la gran mayoría de maestros. Su seriedad, ceño fruncido y su mirada matadora eran sus particularidades más notables. Nunca sonreía y jamás lo habían visto temerle a algo, era un demonio frío y de duro corazón. Y aún a pesar de todo eso, había un demonio que era capaz de lograr sacarlo de quicio y salir vivo en el intento.

El director Sullivan.

Ese odioso, detestable, impertinente y abusivo demonio lo había hecho pasar por más problemas de los que podía contar.

Todavía podía recordarlo como si fuera ayer.

A penas inició la ceremonia de ingreso para los de primero, hizo que su nieta diera el discurso, aún cuando a esta no le correspondía darlo, le redujo el sueldo a la mitad por mero capricho, lo obligó a presentar un absurdo tutorial para la invocación de familiares y por si no fuera suficiente, le hizo impartir clases al peor y más problemático curso de toda la escuela... la clase anormal.

¡¿Es que acaso disfrutaba de torturarlo?! Sospechaba que sí, después de todo, el director podía hacer y deshacer a su voluntad, ya que era uno de los tres grandes.

Gruñó por lo bajo mientras sellaba con fuerza un examen que tenía escrito un enorme "REPROBADO", algo que lo hizo sonreír muy levemente. El también sentía cierta satisfacción al hacer sufrir a sus alumnos.

Estaba a punto de hacer lo mismo con otra hoja, cuando su teléfono sonó distrayéndolo de su labor.

Suspiró y levantó el teléfono con pesar.

"¿Hola?"

"¡KALEGOOOO-KUUUUN!" gritó la voz del director haciendo que sus ojos se oscurecieran y casi tuviera la tentación de colgar, pero por mucho que quisiera hacerlo, él aún era su superior y estaría en problemas si le molestaba.

"Director" saludó despectivamente sin ocultar su claro desagrado.

"¡Me alegra que contestaras! ¡Tengo una pequeña noticia que darte con respecto a tu clase!" dijo alegremente.

"¿De qué se trata ahora?" preguntó presionando el puente de su nariz con exasperación.

"Me tomé la libertad de integrar a un alumno más hace un momento, desde mañana tendrás a otro estudiante al que darle clases y al que tendrás que supervisar su ritual de invocación, se trata de mi adorable nieta, ¡Ella es un encanto! Ya la conocerás mañana en tu clase, cuento contigo Kalego-Kun, bye, bye" y sin más colgó.

Un tik se formó en el ojo de Kalego y sus ojos se tornaron por completo blancos mientras que a su alrededor algo más parecido a una tormenta eléctrica se daba acabo.

"¡¡ESE ESTÚPIDO DIRECTOR!!" gritó destrozando el teléfono que tenía en su mano, sabiendo que mañana tendría que comprar uno nuevo.

...

Y así es como terminamos aquí.

Kalego miró con apatía a la pequeña demonio de cabello azul, la cual evitaba a toda costa mirarlo a los ojos.

Desde que el director le había informado que era su otra nieta y hermana de Aradia, Kalego supo que esta chica solo significaría problemas, se notaba por la forma en la que llamó la atención de todos nada más ingresar a la escuela y el como había ignorado por completo la regla de llevar el uniforme de Babylus.

"Otra niña problemática" masculló.

La hizo pasar al frente y se giró hacia sus alumnos.

"Muy bien, cómo pueden ver, tenemos una nueva estudiante que se unirá a nuestra clase. Ella es Irumi, es la nieta del director.

En seguida sus alumnos comenzaron a murmurar.

"¿Aradia tiene una hermana?"

"No lo sabía"

"Genial, hay dos como ella ahora" habló un demonio de cabello rubio en un tono aburrido.

"Buaahh, mientras me deje dormir está bien" mencionó un cansado Agares en un bostezo.

Más alejado del lugar pudo observarse a una niña de cabello celeste estremecerse al descubrir la identidad de la chica que la había ayudado en la mañana.

Irumi observó a la clase anormal algo nerviosa, pero no lo dejó ver y carraspeó tomando seguridad de donde no la había.

"Ah, m-me transfirieron aquí únicamente porque no habían otras clases disponibles, no crean que estoy feliz de compartir clase con ustedes, perdedores. Eviten por completo relacionarse conmigo, no estamos a la misma altura" bien, ¡lo hizo! Aradia hubiera estado orgullosa de ella, aunque siendo sincera, se sentía fatal porque su primera imagen fuera la de una chica grosera y sin modales. Pero Aradia le había advertido que así es como debería comportarse alguien de su estatus con los demás estudiantes.

"De acuerdo, señorita Irumi, ya quedó claro su desagrado para con nosotros, créame que el sentimiento es mutuo. Ahora no nos haga perder más el tiempo y siéntese para que podamos iniciar la clase. Puede sentarse al lado de..."

"Yo decidiré dónde puedo sentarme, gracias" lo interrumpió alzando la nariz y sentándose en la parte vacía de adelante.

El profesor Kalego gruñó y abrió el libro de texto mirando con odio a su estudiante de cabello azul. Esto iba a hacer una pesadilla hecha realidad.

"Bien, prosigamos"

...

En la hora del almuerzo, Aradia la fue a buscar a su salón de clases para llevarla a la cafetería y comer junto a su grupo, eran una chica llamada Uval Lulu que llevaba al igual que Aradia otra vestimenta más propia de un noble, otra llamada Konatsu, Haruno, Atsuki y una cíclope llamada Dosanko, las cuatro últimas eran las únicas que llevaban el uniforme escolar.

Cuando llegó al comedor, Aradia la jaló hasta el centro y comenzó a gritarles a los demás estudiantes.

"¡Atención, perdedores!" gritó haciendo que todos voltearan a verlas "Dejen sus tontas pláticas un momento y escuchen" dijo pasando su brazo sobre los hombros de la niña de cabello azul "Ella es Irumi. Por ahora es solo mi media hermana, pero deben tratarla con respeto, así que salúdenla y denle una bienvenida como su estatus lo merece"

Los estudiantes que sabían cómo era Aradia cuando las cosas no sucedían como ella quería, en seguida se acercaron a saludar a la pequeña medio demonio, que no hizo más que sonreír incómoda ante tanta atención forzada.

Estaba saludando al último demonio que se acercó a ella, cuando de pronto entró a la cafetería un chico alto usando un traje blanco con detalles dorados muy elegante, tenía un inusual cabello rosa y era bastante atractivo, pero su mirada permanecía fría y distante y repelía a las chicas que trataban de acercársele. Parecía un príncipe.

Aradia la tomó del brazo y susurró.

"Oh, es verdad, se me olvidó comentarte, necesitarás un aliado que adorne tu círculo, de preferencia guapo y popular" recomendó mirando entre los chicos disponibles entre la cafetería "claro que siendo demonios de nuestra categoría, será difícil hallar una compañía ideal en esta escuela de plebeyos, pero si sabes buscar, eso será pan comido. ¿Ves a ese demonio de allá?" señaló al demonio de cabello rosa "Bien, pues ese es mío, Asmodeus Alice, hijo de una de las coronas y el chico más popular y fuerte de los de primer año, es encantador " suspiró "domina hechizos verbales y no verbales a la perfección y es insuperable en cada cosa que hace"

"¡Yuju! ¡Ali-choo! ¡Aquí!" gritó Aradia formando una bocina con sus manos y agitando hacia arriba una de ellas. "Como soy tan buena hermana, te lo presentaré, pero solo por esta vez" advirtió. " Ya luego te encargarás de buscar a tu propio mejor amigo que cumpla con esas condiciones".

El demonio se acercó hasta ellas y contempló sin emoción a Aradia y a la pequeña demonio de cabello azul que estaba a su lado.

Aradia levantó una de sus manos acercándola hacia el demonio y este la tomó delicadamente dándole un pequeño beso en el dorso de su mano complaciendo a Aradia.

"Es tan bueno verte, Ali-choo. Te quedaste mucho tiempo en el salón, creí que te perderías la hora del almuerzo" comentó con agrado mirándolo con adoración.

"Estaba arreglando un asunto muy importante como el representante de clase, me disculpo por no haberte acompañado a almorzar desde antes" dijo fríamente.

"No hay problema, Ali-choo. Mira, ya que estás aquí, te quiero presentar a mi media hermana, Ella es Irumi. Irumi, él es Alice Asmodeus, lo conozco desde la infancia" los presentó rápidamente.

"M-Mucho gusto" respondió Irumi en un tartamudeo.

El demonio tomó sin previo aviso una de sus manos y le plantó un beso en el dorso haciendo que miles de sensaciones recorrieran desde su mano hasta su pecho.

'Doki, Doki'

"Un placer conocerla, Irumi-sama"

Las mejillas de Irumi se sonrojaron levemente y agradeció en un susurro antes de que su hermana los hiciera sentarse a ambos en su mesa y comenzaran a comer.

Aradia le había explicado que la comida se clasificaba por rangos, los rangos para los demonios eran importantes, y de ellos dependía si eras respetado o te dejaban de lado. Descubrió que su hermana era 'Daleth', junto a Asmodeus, mientras que los de su grupo eran 'Gimel'. Como ella aún no tenía rango, debía pedir un pequeño menú que servía para darle de comer a los estudiantes nuevos. Obtendría su rango después de clases, el abuelo le había pedido a un maestro que se hiciera cargo de su ritual de invocación para conseguir a un familiar. Aún no sabía lo que era exactamente un familiar, pero lo averiguaría pronto al llegar la hora. Solo esperaba poder hacerlo bien.

Al terminar de comer, Aradia le comentó algo acerca de hablar en casa sobre la fiesta, pero ella no entendió a que se refería con 'fiesta'.

"Tendré que preguntarle más tarde"

La clase con el profesor Kalego llegó a su fin cuando este mismo pidió que cerrasen sus libros y salieran del salón en completo silencio, aunque este tenía otros planes para Irumi.

"Irumi, tú quédate aquí" dijo el profesor a penas notó que su alumna se pensaba retirar.

"¿Y-Yo?"

"Sí, necesito que me acompañes a la sala de invocación, debido a tu entrada tardía a Babylus, te tocará invocar a tu familiar sola. Tu abuelo me ordenó que te vigilara y te evaluara para esta tarea, así que andando" ordenó empezando a caminar con Irumi siguiéndole los pasos.

"¡S-Sí!"

Estaba nerviosa, no sabía lo que tenía que hacer o que invocaría, en todo caso, ella era una medio demonio, ¿sería posible para ella invocar algo de todos modos?

El maestro le dio un papel rectangular y la llevó a un círculo que tenía velas a su alrededor y un extraño símbolo en el suelo. Lo miró esperando que le dijera lo que debía hacer y este le explicó el proceso en breve.

"Coloca un círculo de tu sangre en el sello y luego quémalo"

Irumi se hirió por tercera vez el dedo y dibujó un círculo sobre el papel para luego tomar una de las velas y encenderlo. El nudo que se le hizo en el estómago la ayudó a distraerse de la mirada de muerte que le daba su profesor.

Este mismo aguardaba con impaciencia la clase de familiar que invocaría la niña, esperaba que ella fallara y poder desquitarse por todas las humillaciones del director reprobándola, pero también se sentía curioso por saber cual sería su familiar. Su hermana había logrado invocar una "Quimera" y gracias a eso había logrado obtener la insignia 'Bet' para molestia de muchos, y logró llegar a Daleth desempeñándose muy bien en la carrera de vuelo. Por muy malcriada y mimada que resultase ser la primera nieta del director, había sido una de las pocas en haber conseguido una insignia Daleth en primer año, por lo que no sería muy raro pensar que Irumi lograría invocar algún familiar decente, o al menos él esperaba lo contrario, así podría reprobar a su nieta y al fin vengarse de ese viejo escandaloso del director.

Sonrió perversamente ante ese pensamiento.

Irumi aguardó impaciente a que el pedazo de papel se consumiera en su mano mientras veía una nube de humo formarse a su alrededor, no alcanzaba a ver nada, así tuvo que entrecerrar los ojos para ver a una figura materializarse detrás de esa capa humeante.

"¿Qué es eso?" murmuró.

Lo que antes era una figura irreconocible, ahora se podía ver perfectamente y había chillado en su cara haciéndola caer hacia atrás sentada dando un grito.

Sus ojos se maravillaron y horrorizaron al ver el cuerpo de un enorme león con la cabeza de un águila y enormes alas que se agitaban con fuerza llegando a apagar así varias de las velas, mientras que gritaba y se movía por toda la habitación con desespero.

El profesor la sacó del círculo justo a tiempo antes de que la criatura la aplastase y miró con asombro al animal.

"Esto se está saliendo de control" mencionó entre dientes "¡Cerberus!" Llamó a su familiar y el perro de tres cabezas apareció junto a su amo para controlar a la criatura que apenas había visto al canino, se había descontrolado más, haciendo que sea imposible tanto para el familiar como para al amo detenerlo.

Irumi no sabía que había hecho mal, había seguido al pie de la letra las indicaciones del profesor Kalego, pero aún así había logrado fallar. No estaba segura siquiera de que ese animal que había invocado fuera siquiera parte del inframundo, parecía tan confundido y asustado de estar aquí... al igual que ella.

Entonces lo entendió y supo exactamente que hacer.

Su madre le había leído sobre esa criatura antes. Los Grifos: criaturas aladas con cuerpo de León y cabeza de águila, que se encargaban de llevar el carruaje de los dioses en la mitología griega y que adoraban las cosas brillantes. Protectores de tesoros.

Miró su anillo y levantó la mano gritando un fuerte.

"¡Hey, por aquí!"

Tanto el Grifo como el canino de tres cabezas voltearon a verla y para sorpresa del profesor, esta le mostró el anillo dorado que rodeaba su dedo de manera pulcra.

"Mira hacia aquí, es un objeto brillante!" Y como si el destino quisiera ayudarla, el anillo brilló resplandeciente en su dedo, haciendo que el Grifo prestara completa atención y se dirigiera hacia ella con claras intenciones de ir tras el objeto. Mientras estaba distraído, Irumi le hizo una señal al profesor Kalego para que este pudiera detenerlo.

"¡Ahora Kalego-sensei!"

El demonio al entender lo que había hecho su alumna, llamó a su familiar para que este lograra atrapar a la criatura.

"CERBERUS"

El perro de tres cabezas rugió fuertemente y con una sola pata, derrumbó a la criatura alada haciéndola caer de un golpe seco al suelo, provocando que gimiera adolorida.

El profesor Kalego aterrizó junto a Irumi y este mismo vio a la criatura en el suelo con fastidio.

"Tendremos que imponer un castigo por desobedecer y provocar daños a la escuela, unos cuantos toques lo arreglarán" sugirió el maestro haciendo que Irumi saltara y lo tomara de la manga.

"¡NO! ¡No, por favor, Kalego-sensei! Deje que me encargue yo de esto, no lo lastime, por favor" suplicó.

El demonio la miró con el ceño fruncido y el ave se removió entre el suelo y el agarre de Cerberus haciéndolo estar en guardia.

Suspiró derrotado.

"Solo tienes cinco minutos para calmar a esa cosa, si no lo haces, tomaré el asunto por mis propias manos"

Irumi le agradeció con la mirada y se acercó prudentemente a la criatura que seguía resolviéndose furiosa mientras emitía pequeños chillidos y graznidos. Estaba por completo asustado de estar en un mundo nuevo, probablemente sin saber que hacer y con una criatura más grande y fuerte que el agarrándolo amenazante.

Cuando estuvo lo más cerca posible del animal, levantó una de sus manos y trató de acariciar su cabeza, pero este la movió de un lado a otro evitando el contacto.

"Shh, tranquilo, no te haré daño" habló suavemente calmando un poco la alteración del Grifo "entiendo que estés asustado... yo también me sentí así al principio. Estar completamente solo en un lugar que no es tu mundo, te entiendo muy bien" habló logrando que el Grifo bajara la guardia e Irumi pudiera acercarse sin problemas "no te preocupes. Yo sé lo que se siente estar en un lugar nuevo y tener miedo de no encajar, de tener muchas dudas y no saber que hacer para calmarese sentimiento de inquietud en tu interior" el Grifo la miró a los ojos, como si hubiera entendido cada palabra de lo que había dicho la niña "No te asustes, ya no estarás solo. Yo te cuidaré" sonrió acercando su mano a su cabeza y tocando sus suaves plumas. El Grifo cerró los ojos y dejó que la mano de Irumi recorriera su suave plumaje calmando la respiración acelerada y el miedo que sintió al encontrarse en un lugar desconocido.

La criatura poco a poco se fue calmando y comenzó a emitir un sonido relajado mientras buscaba más contacto de la mano de Irumi.

Kalego al observar eso, hizo un gesto con la mano a su familiar haciendo que soltarse al Grifo y este fuera contento con su nueva ama, dejándose llevar por los mimos y reconociéndola como su dueña.

El demonio de cabello oscuro miró la escena con interés. Había escuchado mencionar a la niña acerca de sentirse asustada al encontrarse en un nuevo mundo pero, ¿a qué se refería con eso?

Entrecerró los ojos analizando la situación y se dio cuenta de que algo no cuadraba, y menos con la actitud tan diferente que mostraba ahora la inesperada nieta del director, ¿dónde había quedado esa actitud déspota y altanera que había demostrado al principio del curso?

Esa niña escondía algo. Y sospechaba que su hermana tenía mucho que ver con ello.

Al final, Irumi consiguió la insignia 'Aleph'.

Era un buen comienzo considerando su primer día de clases en Babylus.