Resumen: Segunda parte de la serie "Constelaciones". Draco y Harry están felizmente disfrutando del comienzo de su relación, sin embargo, los problemas están lejos de acabar. ¿Podrán superar los obstáculos que les serán puestos en el camino y a las acciones de quienes intentan separarlos? ¿O su relación terminará incluso antes de que siquiera pueda comenzar? DRARRY
Disclaimer: el universo de Harry Potter no me pertenece, todo es propiedad de Rowling y Warner Bro.
Notas de autora: ¡Hola a todos! No, no están viendo espejismos. He vuelto tan pronto y con nada más y nada menos que una continuación para "Constelaciones". Realmente fue muy emocionante saber que a muchos les había gustado la historia y que querían una continuación, así que aproveché que mi musa estaba inspirada para traerles la segunda parte. Espero que la disfruten tanto como yo lo hice escribiéndola.
Advertencias: esta historia pertenece a la segunda parte de la serie "Constelaciones". Si no han leído la primera parte (Constelaciones) debo advertirles que no entenderán demasiado de la trama, así que les recomiendo que primero lean "Constelaciones" antes de aventurarse en "Galaxia". Una última advertencia antes de dejarlos leer, esta historia contendrá sexo explícito en capítulos posteriores. Si bien pondré las respectivas advertencias en los capítulos donde corresponda, quiero aclarar de antemano que esta historia contendrá Top Draco y Bottom Harry. Aclaro esto último en caso de que a alguien no le guste este tipo de dinámica sexual entre ellos, para que no haya sorpresas más adelante.
Galaxia: La primera Navidad juntos
25 de diciembre de 2010
Calor. Eso era lo único que sentía. Un abrazador e incómodo calor extendiéndose desde mi pecho hasta mis pies. ¿Qué podía estar originándolo? No recordaba que la manta que había estado usando para dormir en el sofá fuera tan gruesa, ni pesada para el caso. ¿Pesada? Eso sí que era extraño. ¿Por qué una manta de lana pesaría tanto como si tuviera encima el cuerpo de una persona?
Y sólo cuando este pensamiento me asalta soy capaz de recordar los eventos ocurridos la noche anterior, los cuales comienzan a desfilar a gran velocidad por mi mente. Harry confesándome sus sospechas de que la chica comadreja estaba dándole Amortentia. Confirmar este hecho con una Poción Reveladora. Harry descubriendo mi identidad secreta como Dylam Rocafo. Harry diciéndome todas esas cosas horribles y dejándome en un estado de absoluto desconsuelo. Terminar de escribir "Constelaciones". Decidir irme antes de que el resto del mundo conozca la verdad. Harry disculpándose. Harry besándome. ¡Harry besándome!
Mis ojos se abren de repente producto del shock que me genera el simple recuerdo de algo que nunca, ni en mis más presuntuosos sueños, creí que fuera posible; pero lo era, lo era y tenía un pesado cuerpo sobre el mío para confirmar este hecho. Bajo la vista hacia mi pecho y allí puedo ver la prueba que terminaba de corroborar mis sospechas. Acurrucado en el hueco de mi cuello y con uno de sus brazos abrazando mi cintura, se encontraba la pequeña figura de Harry. Su desordenado cabello azabache me hacía cosquillas contra la mejilla, pero no podía hacer nada para apartarlos sin despertar en el proceso al dormido Auror porque mis brazos se encontraban completamente apresados; uno por el fuerte agarre que Harry tenía sobre mi cintura, y el otro lo tenía ubicado alrededor de su espalda.
Resignándome a tener que soportar el cosquilleo que me producían sus cabellos, vuelvo a cerrar los ojos y me encargo de disfrutar de la gloriosa sensación de tener a Harry entre mis brazos. ¿Cuántas veces había soñado con despertar así, con Harry acurrucado sobre mí? No lo sé, pero estoy seguro de que habían sido muchas más de las que podrían considerarse saludables. Y pese a que todas las probabilidades siempre habían estado en mi contra, aquí estaba; disfrutando de tener dormitando sobre mi pecho al despistado Auror del que me había enamorado. ¿Cómo habíamos llegado siquiera a esta posición? Lo último que recordaba de la pasada noche era haber apagado la computadora luego de haber añadido esa frase que daría pie a la continuación de la saga de "Constelaciones", y regresar a sentarme junto a Harry en el sofá; pero estaba completamente seguro de que no habíamos estado recostados en el sofá. Entonces, ¿cómo llegué a quedar recostado en el sofá y con Harry acurrucado como un koala encima de mí? Debimos habernos movido inconscientemente anoche, no había otra explicación a ello. Bueno, no era como si fuera a quejarme. De hecho, era todo lo contrario.
Un adormilado gemido resuena por la silenciosa sala y yo debo hacer un gran esfuerzo para no soltar una fuerte carcajada, porque dicho sonido sonaba muy similar a una especie de ronroneo. En verdad había acertado al brindarle el apodo de "gatito" a Harry, y eso que había sido dado sin conocer siquiera este hecho. Internamente me pregunto qué otros tipos de sonidos podría arrancarle al realizar otro tipo de actividades no tan inocentes.
De acuerdo, mejor no adentrarme en esos pensamientos o de lo contrario tendría otro "problema matutino" entre las piernas y, dada la posición en la que se encontraba el cuerpo de Harry, era imposible que él no fuera a notarlo.
─Casi puedo oír los engranajes de tu cabeza girando a gran velocidad. ─Suelta Harry con un divertido resoplido contra mi cuello, el cual me produce un ligero escalofrío. ─¿Siempre piensas tanto por la mañana?
─Bueno, no puedes culparme por poner a trabajar a mi mente. Después de todo, no es como si soliera despertarme todos los días con un cálido cuerpo acurrucado contra mi pecho.
─Mmm… es bueno escuchar eso. ─Harry dice esto con un complacido tono, como si mi explicación lo hubiera satisfecho en demasía.
─¿Y por qué es eso?
─Porque no tienes permitido dormir con nadie más que conmigo.
Harry acompaña su celoso comentario con una lluvia de pequeños besos por toda la expuesta piel de mi cuello, y yo no puedo hacer más que sostener su espalda con un poco más de fuerza. Sin embargo, sus atenciones comienzan a hacer estragos en cierta parte de mi anatomía, la cual empieza a despertar presurosa gracias a las placenteras sensaciones a las que estoy siendo expuesto. Y no va a tardar mucho más antes de que mis pantalones tengan un generoso bulto que será difícil de ocultar, especialmente teniendo a Harry ubicado a una peligrosa distancia del mismo. Así que, para evitarnos incómodas y vergonzosas situaciones, comienzo a tratar de apartarme de esos hermosos labios de los que me estoy volviendo adicto.
─Harry, detente.
─Mmm… ¿Por qué? ─Pregunta Harry distraído, añadiendo pequeños chupetones y mordiscos a su inicial tarea.
─Porque no creo poder ser capaz de dejar esto como algo meramente inocente si sigues haciendo eso.
─¿A qué te refieres?
Harry se eleva un poco de mi pecho y me observa con sincero desconcierto, como si no estuviera muy seguro de a qué me estaba refiriendo; y yo no estaba seguro si su confusión se debía a no estar acostumbrado a las reacciones sexuales que se generaban en un hombre excitado, o simplemente era producto de su ingenuidad. Afortunadamente, no debo brindar ninguna explicación porque Harry nota en ese preciso instante el generoso bulto que se encuentra retenido en mis pantalones, por lo que se apresura a apartarse de mí de inmediato.
─¡Oh! Yo… yo… lo siento.
La mortificación que lo recorre es casi palpable. El rostro de Harry se encuentra completamente sonrojado en vergüenza y su mirada está posada en cualquier lugar menos en mí. La situación sería absolutamente divertida si no fuera por el hecho de que era la segunda vez que reaccionaba de manera tan exagerada por algo tan simple como una erección matutina. Ciertamente eso era algo que íbamos a tener que solucionar. Aunque ya habría tiempo para eso. Primero tenía que terminar de resolver todo el trauma producido por haberse visto forzado a estar en una relación bajo los efectos de la Amortentia.
─No te disculpes. No hiciste nada malo, pero creo que deberíamos tomarnos las cosas con un poco más de calma. No llevamos ni un día juntos en lo que sea que esto sea. ─Digo esto con un gesto de mis manos para señalarnos, mientras lo observo volver a dirigirme avergonzadas miradas de reojo. ─Quizás sea prudente que resolvamos algunas otras cosas antes de avanzar en ese sentido.
─Sí, estoy de acuerdo. Yo… no creo… no estoy seguro de estar…
El nervioso balbuceo que Harry da para intentar expresar que aún no estaba listo para tener sexo conmigo sólo me produce ternura y un cálido sentimiento en mi pecho; así que, para tratar de aligerar el ambiente, beso su mejilla y me levanto del sofá.
─Lo sé. No tienes que darme explicaciones. Iré a darme una ducha. ─Dirijo mis pasos al baño sin mirar al nervioso Auror que dejo sentado en el sofá. Realmente odiaba verlo tan mortificado, así que intento aligerar un poco el ambiente soltando unas palabras que sabía que le darían algo más en que pensar que en nuestro embarazoso "inconveniente". ─¡Oh! Y si yo fuera tú, no intentaría hurgar en mi computadora por el séptimo libro. Tiene contraseña, y ya me gustaría verte descifrándola.
Entro en el baño y lo primero que hago es cepillarme los dientes. Una vez hecho esto, abro la ducha y dejo que el agua fría haga su trabajo para aplacar mi excitación. Cuando ésta desaparece, cambio la temperatura de la misma y me doy un baño como corresponde. No sé cuánto tiempo paso enjabonándome el cabello y el cuerpo, luego enjuagando todo, pero espero que haya sido suficiente para darle tiempo a Harry de calmar sus nervios. Salgo de la ducha con una toalla envuelta alrededor de la cintura y es en ese preciso momento donde recuerdo algo que debí haber recordado antes de quitarme la ropa. ¿Qué se suponía que iba a ponerme como ropa limpia, si ayer había guardado todas mis prendas en cajas que aún se encontraban esparcidas por toda la sala? Una sala en la que, además, se encontraba ubicado un nervioso Auror. Demasiado para que Harry dejara de sentirse avergonzado.
Soltando un suspiro, miro mi reflejo en el espejo y pienso cómo resolver este pequeño inconveniente. No me molestaría en lo absoluto ir hasta la sala envuelto solamente con una toalla y buscar en alguna de las cajas por ropa que poder ponerme. Nunca me había sentido incómodo con mi cuerpo, más allá de la Marca Tenebrosa, así que no veía cuál podría ser el gran problema de ello siendo que mis partes "impúdicas" estarían cubiertas. Sin embargo, Harry era otra historia completamente diferente. Él ya había demostrado una gran incomodidad al siquiera rozar el bulto de mi entrepierna, ¡y habiendo estado completamente vestido! Además, sólo bastaba con recordar esa horrorizada mirada que me había dado unos días atrás al ver las cicatrices que me dejó el Sectumsempra, como para saber que verme en ese estado de desnudez sólo lo incomodaría.
Un desganado suspiro quiere escapar de mis labios al recordar lo mucho que parecían disgustarle mis cicatrices a Harry, y no puedo evitar cuestionarme cómo haríamos para tener sexo (cuando él estuviera listo para dar ese paso, claro está) si ni siquiera era capaz de mirarlas sin expresar horror en sus facciones. Sí, siempre podía dejarme puesta alguna prenda que las cubriera, pero eso no era algo que me gustara del todo. Quería que Harry fuera capaz de querer todo de mí, cicatrices incluidas y todo.
De todos modos, eso era un problema que debería afrontar en un futuro. Por ahora, sólo tenía que resolver cómo obtener ropa limpia que ponerme. Busco entre las ropas que me había quitado por mi varita, pero de inmediato recuerdo que la había dejado sobre el escritorio en la sala. Genial. Simplemente genial. ¿Y ahora qué?
No encontrando otra salida, observo mi reflejo en el espejo y suelto un último suspiro, antes de llamar a Harry con un grito para hacerme oír.
─¡Oye, Harry! ¿Puedes venir un segundo al baño?
Escucho pasos acercarse y me aseguro de que la puerta esté cerrada. Una vez que oigo a Harry detenerse, comienzo a explicarle mi problema.
─¿Draco? ¿Estás bien?
─Sí, estoy bien. Sólo, ─Suelto un suspiro y tomo el peine de la encimera para comenzar a cepillarme el cabello. ─¿puedes hacerme un favor, y llevar las cajas que hay en la sala a mi habitación? Olvidé que toda mi ropa estaba allí. Y no puedo convocarlas porque dejé mi varita en el escritorio.
─¡Oh! Sí, no hay problema.
─¡Gracias!
Lo oigo alejarse de la puerta e ir directo a la sala. En menos de un minuto, escucho un suave golpeteo en la puerta del baño y a Harry decir:
─¿Draco? Ya está. Te dejé las cajas en el suelo del dormitorio y tu varita sobre la mesa de luz de la derecha.
─Gracias.
Espero unos segundos más a darle tiempo de regresar a la sala y cuando creo que es seguro, salgo y voy directo a mi habitación. Una vez allí, rebusco entre una de las cajas donde creía haber guardado algo de ropa de invierno y me visto con prisa. Luego de tomar mi varita, salgo del dormitorio y voy a la sala de estar. En ella encuentro a Harry buscando algo en la mochila que había traído hace varios días cuando me pidió quedarse en mi casa.
─Ya puedes usar el baño, si quieres.
Harry termina de sacar un par de desgastados jeans de su mochila y me da una feliz sonrisa antes de dirigirse al baño. Cuando escucho correr el agua de la ducha, vuelvo a mi habitación con la clara intención de volver a colocar las pendas en el armario. Sin embargo, me aseguro de dejarle un espacio libre a Harry para que ubique sus pertenencias. No estaba seguro de que él estuviera dispuesto a mudarse definitivamente conmigo, pero al menos me aseguraría de que tuviera un lugar en el cual guardar sus cosas mientras permaneciera aquí. Una vez hecho esto, vuelvo a la cocina para preparar el desayuno, aunque Harry ya me había ganado de antemano y se había puesto a hacer esos panqueques con mantequilla y jalea que eran deliciosos.
Verlo trabajar tan ensimismado en su tarea, mientras tararea una especie de villancico, hace que sienta unos indescriptibles deseos de besarlo hasta la inconsciencia; y con felicidad recuerdo que ahora puedo hacerlo sin que nada me detenga. Sigilosamente, me acerco por detrás y rodeo su cuerpo con mis brazos. Harry suelta una risita y me observa de reojo con una ceja en alto en un lamentable intento por imitar mi característico gesto. Y eso es lo único que necesito para acortar la distancia que nos separa y besarlo con fuerza. Harry suelta un contento gemido y se da vuelta para quedar frente a mí y facilitar nuestro contacto. Sus manos se envuelven automáticamente en mi cuello y su boca se abre para dejarme intensificar nuestro beso. Por desgracia, somos sacados de ese perfecto paraíso en el que nos encontrábamos inmersos cuando escuchamos un sorprendido grito a nuestras espaldas y el sonido que hace una botella de vidrio al romperse contra el suelo.
De inmediato, rompemos nuestro beso y nos giramos a ver cuál había sido el origen de nuestra interrupción. Y realmente debo hacer un gran esfuerzo por no soltar una carcajada al ver la divertida imagen frente a nosotros; porque parados frente a la chimenea, y en un absoluto estado de estupefacción, se encontraban una sorprendida Pansy que tenía la boca abierta de par en par y un desconcertado Blaise que no paraba de hacer gestos con las manos en un intento por señalar lo que acababa de ver, como si con ello pudiera convencerse de lo que había presenciado. Y como si esto no fuera suficiente, ambos permanecían ubicados sobre un charco de lo que parecía ser vino tinto, el cual aún continuaba saliendo de la botella que habían soltado producto de la sorpresa que se habían llevado.
─¿Feliz Navidad?
Pregunto esto en un inocente tono y con una divertida sonrisa bailando por mi rostro, y eso es lo único que necesito decir para hacer reaccionar a mis amigos. En menos de un segundo, Pansy aparta a Harry de un manotazo y se lanza a mis brazos dando un eufórico grito, con el cual indicaba lo muy contenta que estaba por mí y sin la necesidad de expresar palabra alguna. La sostengo unos segundos, mientras continúo observando el estupefacto rostro de Blaise que aún no se había apartado de la chimenea ni del desastre ocasionado por el vino. Finalmente, Blaise parece recobrarse lo suficiente como para alejarse de los restos de vidrio y se acerca hasta donde Pansy aún continuaba, para mayor consternación de Harry, aferrada a mi cuello como un koala.
─Tienes mucho que explicar, Draco. ¿Y sabes? Una advertencia de antemano hubiera sido apreciada. ¿Tienes idea de cuánto me costó esa botella, jodido imbécil?
Sin embargo, no consigo siquiera emitir una disculpa, porque de inmediato siento a Blaise apartar a su esposa de mi cuello, para pasar a ser envuelto en uno de los varoniles y fuertes abrazos de Blaise. A mi lado, puedo escuchar a Pansy susurrándole no tan disimuladamente a Harry algo que sonaba similar a "Lastímalo, Potter, y te cortaré las pelotas y te las haré comer una por una".
Decidiendo que ya habían sido suficientes amenazas y abrazos por un día, me aparto de Blaise y los insto a sentarse en la mesa de la isla. Por su parte, Harry se apresura a preparar más panqueques para Blaise y Pansy, mientras yo me encargo de limpiar el desastre que había dejado la botella de vino que mis amigos habían traído como obsequio de Navidad y que dejaron caer al atraparnos besándonos. Siento un pequeño aguijón de pena al tener que deshacerme de ese costoso Malbec argentino, pero no hay nada que pueda hacer por ello. El vino se había arruinado por completo al caer al suelo. Sin querer pensar más en ello, lo desaparezco, junto a todos los restos de vidrio que habían caído por la sala, y vuelvo a unirme a mis aún sorprendidos amigos.
Cuando todos estamos sentados frente a la mesa de la isla y con sendos platos de panqueques con jalea y mantequilla, me preparo para el inevitable aluvión de preguntas que se avecinarán. No obstante, lo primero que escucho es el satisfecho gemido que suelta Blaise.
─Demonios, Potter. ¿Cómo es posible que cocines tan bien? Estos panqueques son incluso mejores que los que servían en Hogwarts, y esos sí que eran unos buenos panqueques.
Blaise dice esto con un soñador tono de voz, como si estuviera rememorando algo particularmente agradable. A su lado, Pansy lo observa con una irritada y disgustada mirada que avecina problemas si no se calla y deja de hacer acotaciones inútiles. Y realmente debo morderme la lengua para no soltar una carcajada por lo absurda que es esta situación.
─Sí, sí, sí. Potter, es un gran cocinero. ¿A quién le importa? ─Pansy dice esto con un antipático tono, a la vez que nos dirige a Harry y a mí sendas miradas de reproche. ─¿Alguien podría ser tan amable explicarnos qué carajos ha sido eso? ¿Por qué diablos estaban besándose? ¿Y qué tú no estabas prometido con la chica comadreja? No, mejor aún, ¿qué no eras heterosexual, Potter? ¿Qué diablos haces besando a un hombre?
Harry abre su boca en un intento por decir algo, pero nada consigue salir de ella. Inmediatamente, me dirige una suplicante mirada para que salga en su auxilio. Viendo la clara incomodidad que se estaba extendiendo por todo el lugar, suelto un desganado suspiro y trato de ganarnos algo de tiempo.
─Pansy, cariño. ¿Podemos dejar esas preguntas para después? Al menos terminemos el desayuno en paz.
─Estoy de acuerdo. ─Responde Blaise al instante, volviendo a llevarse otro gran bocado de panqueques a la boca. ─Sería un crimen dejar que se enfriaran estos perfectos panqueques.
La mortífera mirada que Pansy le dirige a su esposo sería capaz de hacer temblar hasta al ser más valiente de la Tierra. Sin embargo, Blaise estaba acostumbrado a ellas y ni siquiera se inmuta. Pansy suelta un molesto bufido al ver que su amenazante mirada no había surtido el efecto que esperaba y acepta dejar, a regañadientes, sus preguntas para después de que terminemos de comer. El desayuno transcurre entre divertidas anécdotas que Pansy, Blaise y yo habíamos vivido en Hogwarts y las cuales Harry no conocía, pero que aun así encuentra muy divertidas. Cuando terminamos de lavar todos los platos y ya no hay ninguna válida excusa para continuar evadiendo las preguntas de Pansy, volvemos a sentarnos en la isla y les contamos lo más resumidamente posible todo lo ocurrido con la chica comadreja y la Amortentia. Cuando terminamos la historia, observo en silencio los rostros de mis amigos. Blaise tenía una horrorizada mirada en sus facciones y sus ojos estaban teñidos de simpatía por Harry. En cambio, el rostro de Pansy no parecía verse afectado. Una perfecta máscara de frialdad estaba cubriendo cada una de sus expresiones, y eso sólo conseguía producirme un desagradable escalofrío en mi piel; porque sí, conocía muy bien lo que esa mirada representaba. Sabía lo que estaba pasando por la mente de mi mejor amiga. Sabía de los miles de pensamientos y planes desagradables que se le estaban ocurriendo para hacerle pagar a la chica comadreja por herir a una de sus serpientes, y al parecer, ella había decidido que Harry había pasado a ser una de ellas también.
─No te preocupes, Potter. Le haré pagar por todas y cada una de las cosas que te ha hecho no sólo a ti, sino también a Draco, con su desesperado intento por retenerte; y para cuando termine con ella, puedo asegurarte de que deseará jamás haber nacido.
Una preocupante y maliciosa sonrisa se extiende por todo el rostro de Pansy, y no necesito ser capaz de leer su mente para saber que estaba planeando algo cruelmente desagradable para la chica Weasley. Afortunadamente, Harry parece recomponerse de la sorpresa que le había producido la férrea defensa hacia su persona que Pansy estaba prodigándole, y simplemente intenta aplacar la ira de mi amiga con amables palabras.
─En verdad aprecio que quieras hacerle pagar, pero no será necesario. Ya me he encargado de ella, y estoy seguro de que no volverá a intentar algo como eso de nuevo. Ella sabe que puedo arruinar su vida si la verdad saliera a la luz, y no creo que quiera arriesgarse a ello. De todos modos, agradezco mucho tu preocupación. ─Harry dice esto con ese confiado tono que tanto lo caracterizaba y que lo hacía ver todo imponente, con lo cual consigue convencer a Pansy de inmediato. ─Oh, y pueden llamarme Harry. Ya no estamos en Hogwarts, así que no tiene sentido seguir llamándonos por nuestros apellidos.
─Seguro, hombre. Como quieras.
Blaise dice esto con un encogimiento de hombros, aceptando de inmediato dejar de lado los formalismos que tanto despreciaba. A su lado, Pansy eleva una fina ceja en alto y no parece tener intenciones de decir nada, por lo que Blaise le lanza un no tan disimulado codazo para hacerla reaccionar.
─Sí, bien. Si es lo que quieres. ─Dice Pansy con un arrogante tono de voz, como si la petición de Harry la aburriera sobremanera. Sin embargo, yo conocía a la perfección cada uno de los gestos de mi amiga y sabía que ese tono que acababa de emplear estaba cargado de fingido desinterés; por dentro, Pansy estaba sorprendida y agradecida de que Harry hubiera querido intentar entablar una especie de "amistad" con ellos sólo para hacer mi vida más simple. ─Supongo que también puedes llamarnos por nuestros nombres.
─Bien, ahora que dejamos eso de lado. ¿Qué tienes pensado hacer? ¿Te quedarás a vivir aquí o tienes pensado mudarte a algún otro lado?
Internamente agradezco a Blaise por realizar la pregunta que me había estado muriendo por hacerle a Harry, pero que no había sido capaz de efectuar por temor a presionarlo. Por su parte, Harry comienza a juguetear con las manos y sin mirar a nadie a los ojos, dice:
─Bueno… Supongo que me quedaré aquí por un tiempo más, al menos hasta que pueda conseguir otro apartamento al cual mudarme.
Estaría absolutamente mintiendo si dijera que esa respuesta no me había decepcionado por completo, pero como me había acostumbrado a hacer a lo largo de todos estos años, nada de mis verdaderos sentimientos escapa de mi imperturbable máscara de frialdad. Sin embargo, Pansy y Blaise me conocían lo suficiente como para no comprar esa mentira y podía reconocer con facilidad las preocupadas miradas de reojo que me estaban dando, aunque yo elijo ignorarlas y simplemente cambiar de tema.
El resto del día pasa entre anécdotas y una amena plática que tenía el único propósito de que Pansy y Blaise entraran en confianza con Harry, y para cuando ambos habían decidido que era hora de regresar a su mansión, descubro con sorpresa que ya era bien entrado el mediodía. Decidiendo que era hora de almorzar, voy a la cocina y trato de ver qué podía preparar de comer, pero soy detenido a medio camino de alcanzar la alacena por una mano de Harry que se coloca en mi antebrazo.
─¿Qué ocurre?
─Yo… ─Harry muerde su labio inferior con nerviosismo y yo tengo que hacer un gran esfuerzo, nuevamente, para no abalanzarme sobre él y besarlo hasta la inconsciencia. ─¿Puedo pedirte un favor?
─Claro. ¿Qué es?
─¿Puedes… puedes acompañarme mañana a buscar el resto de mis cosas a mi casa? Realmente quiero recuperar ciertas cosas porque algunas de ellas son lo único que me queda de mis padres, y en verdad no quiero tener que estar solo en el mismo lugar que Ginny. No porque tenga miedo a lo que ella pueda hacerme de estar allí, claro está. Sé que ella no intentará hacer nada más que suplicar que la perdone, pero, aun así. No quiero estar cerca de ella en estos momentos.
Cuando termina de decir esto, acerco el cuerpo de Harry al mío y lo beso con delicadeza para intentar transmitirle con él todo lo que siento, para hacerle ver que jamás dejaría que nadie volviera a lastimarlo de esa ni de ninguna otra forma; para hacerle comprender que siempre me aseguraría de mantenerlo a salvo de todo y todos aquellos que intentaran dañarlo.
─Eso ni siquiera tienes que preguntarlo. Aun si no me lo hubieras pedido, no te habría dejado ir solo a ese lugar. No con esa perra rondando allí.
Harry me regala una agradecida mirada y se para en la punta de sus pies para darme un ligero beso, antes de volverse hacia la alacena de la cocina para prepararnos el almuerzo. Sí, sin duda no iba a dejar que fuera solo a su antiguo apartamento. No iba a dejar que Weasley volviera a intentar apartarlo de mi lado. Lucharía por él como nunca antes había luchado por nada ni nadie en mi vida. Harry valía eso y más.
Después de que terminamos de almorzar y lavar todo, Harry observa la chimenea con una extraña sonrisa en su rostro. Dándome una mirada de reojo, vuelve sus pasos hacia su mochila y saca de ella un pequeño regalo. Lo más disimuladamente que puede, se acerca a la chimenea y lo coloca dentro de la media verde y roja, la cual tenía el dibujo de un Santa Claus en ella. Una divertida risa escapa de mi boca al comprender lo que Harry estaba haciendo con ello. Decidiendo seguirle la corriente, abro uno de los cajones de mi escritorio y saco el obsequio que había comprado para él. Sin tratar de ocultar lo que tengo entre mis manos, reduzco el tamaño del regalo para que quepa dentro de la media roja y blanca, la cual tenía como decoración la imagen de un reno, y lo coloco dentro. Sólo entonces soy capaz de recordar lo muy sonrojado que Harry se había vuelto al comprar dicha media navideña, y finalmente entiendo el porqué de ello. Él claramente la había comprado para que fuera su media navideña, algo que, en ese entonces y siendo que sólo éramos amigos, podría haberse considerado extraño. Después de todo, no era como si hubiéramos sido una pareja, por lo tanto, no tendría por qué haber tenido una media navideña para él en mi apartamento. Una agradable sensación se extiende por todo mi cuerpo al reconocer que Harry ya había estado pensando en nosotros dos como en algo más que amigos, incluso si aún no habíamos dado ese paso.
Sin embargo, soy sacado de estos agradables pensamientos cuando siento a Harry tomarme una de las manos y entrelazar nuestros dedos.
─Muy bien. ¿Quién va primero?
─Ve tú. ─Le digo con una resignada risa, mientras observo su rostro iluminarse al oír esto. La inocencia que todavía recorría a Harry, incluso después de todo por lo que había pasado en su vida, ciertamente era entrañable. ─Pero te lo advierto, no esperes nada demasiado sentimental. Este obsequio lo compré incluso antes de que vinieras a quedarte en mi apartamento.
─Estoy seguro de que me encantará.
Harry dice esto con sincera emoción, mientras devuelve el objeto a su tamaño normal y comienza a rasgar el brillante papel dorado. Cuando abre la caja, saca de ella una bufanda y un gorro de lana de un color verde que hacía juego con sus ojos. Sí, lo sé, nada demasiado emotivo; pero cuando lo compré aún éramos sólo amigos y yo estaba tratando de hacer un esfuerzo sobrehumano por no dejar en evidencia mis sentimientos por él. Comprarle algo que no tuviera demasiado significado sentimental parecía la mejor opción en ese entonces.
─¡Oh, son fabulosos! Realmente los necesitaba. Los que tengo están demasiado desgastados. ¡Gracias, Draco!
Harry me da un pequeño beso que me deja completamente insatisfecho, pero no tengo tiempo de siquiera protestar porque de inmediato soy empujado hacia la media navideña frente a mí para que saque mi regalo de ella. Negando con la cabeza por la impaciencia de Harry, saco el pequeño paquete y lo devuelvo a su tamaño original. Una vez hecho esto, retiro las cintas plateadas y rasgo el brillante envoltorio verde que recubre la caja del mismo. Cuando abro la tapa, descubro que dentro hay un set que contiene una pluma muy elegante de color plateado y tintas de diferentes colores. Estoy a punto de agradecerle por el refinado obsequio, pero Harry se me adelanta.
─Sé que escribes desde una computadora, pero pensé que sería útil para firmar dedicatorias en una firma de libros.
─Es hermosa. Muchas gracias. ─Digo con verdadero agradecimiento, a la vez que dejo un casto beso en sus labios. Y sólo entonces me percato de algo que no había notado hasta ahora. ─Espera un segundo. ¿Cuándo compraste esto?
─Antes de que viniera a quedarme aquí la primera vez. ─Responde Harry con desconcierto, sin ver a dónde voy con mi pregunta. ─¿Por qué?
─Pero, en ese entonces no sabías que yo era Dylam Rocafo. ¿Por qué creerías que podría firmar dedicatorias? Ni siquiera sabías qué era lo que escribía.
─Bueno, no, no lo sabía; pero algo me decía que, fuera lo que fuera en lo que estuvieras trabajando, sería algo grandioso y que tendrías mucha fama por ello, a tal punto que necesitarías realizar firmas de libros para complacer a tus fans.
Y es justamente eso, la fe ciega que tenía Harry en mi trabajo, aún sin siquiera haber sabido en ese entonces toda la verdad, lo cual me hace sentir una indescriptible sensación en mi pecho. De inmediato, acorto la distancia que nos separa y lo beso con intensidad, tratando de dejarle grabado en sus labios todo aquello que no podía decirle en palabras. Harry parece derretirse dentro del beso y lo único que atina a hacer es a dejar salir esos adorables ronroneos que se habían vuelto una constante en estos momentos. Harry se separa cuando el aire comienza a escasear y me observa con una embelesada mirada, pero esta no dura demasiado, porque de inmediato parece recordar algo y vuelve a rebuscar en su mochila. Inmediatamente me pregunto qué está buscando ahora, aunque no necesito esperar demasiado para obtener una respuesta.
─Bueno, ahora que tienes una pluma perfecta para ello, puedes realizar tu primera firma de libros.
Harry dice esto con emoción, mientras me extiende los seis libros de "Constelaciones" que tiene en su poder, y yo no puedo hacer más que soltar una fuerte carcajada ante la inesperada idea de Harry.
─¡No te rías, idiota! Espero ser el primero al que le firmes un libro. Sólo imagínate lo mucho que podré restregárselo a Hermione en la cara. Va a estar tan celosa por ello que apuesto a que vendrá a exigirte que le firmes los suyos también.
─No te tenía por alguien que presumiera. ─Digo esto con diversión, mientras Harry me extiende el primer libro para que lo firme.
─No soy presumido, sólo estoy haciendo valer mi derecho como tu Leonis.
─¿Mi Leonis? ─Suelto entre medio de una risita, a la vez que abro la tapa del libro y comienzo a escribir una dedicatoria en una de las páginas en blanco. ─¿Qué te hace creer que Leonis está basado en ti?
─¿En serio, Draco? ¿En serio? ─Responde Harry con una irritada mirada, cruzando sus brazos en un enfadado gesto. ─La única de diferencia entre Leonis y yo es que él aún no ha besado a su dragón. Lo cual espero, sinceramente, que remedies eso cuanto antes.
Elevo una ceja ante la clara presión que Harry estaba dándome para que volviera realidad la relación entre Leonis y Etamin. ¡Oh, si él tan sólo supiera que eso no iba a ocurrir en el próximo libro! Si tan sólo él tuviera conocimiento del triste final que "Constelaciones" tendría y que debería esperar a la nueva saga para verlos juntos, ciertamente me hechizaría hasta año nuevo.
Termino de escribir la dedicatoria y le extiendo el libro para que la lea. Una vez que termina de hacerlo, me regala una embelesada mirada y sin perder más tiempo, se lanza a mis brazos y me besa con fuerza. Olvidados en el suelo de nuestra sala quedan todos los obsequios y el resto de libros de "Constelaciones" que esperaban por obtener su dedicatoria, demasiado ocupados estábamos expresando con nuestros labios todo aquello para lo que las palabras no serían suficientes.
"Para Harry,
quien me ha dado la inspiración
necesaria para crear a Leonis;
mi 'adorable gatito' que es el
único capaz de brindarle luz
a mi oscura vida."
Notas finales: espero que les haya gustado el comienzo de esta historia y todo el fluff que hemos tenido. Déjenme sus opiniones en un comentario. ;)
Ahora bien, "Galaxia" está completamente escrita, pero sus capítulos son bastante más largos que los de "Constelaciones". Es por ello que necesitaré más tiempo para corregirlos y ver si me han quedado errores de tipeo y esas cosas. De todos modos, tengo pensado subir un capítulo por semana. Por lo pronto, los días de actualización serán los viernes. De todos modos, avisaré si esto llega a cambiar en el futuro.
Dicho esto, les agradezco infinitamente por leer. ¡Nos vemos el próximo viernes!
