Hola, aquí NightSkyLady con una nueva idea que nadie pidió, pero que hice de todas formas.
Soy la primera en reconocer que esto está muy atrasado o adelantado a la época. Depende de cómo lo vean. Pero ya tenía más de un año queriendo publicar esto. Y de hecho lo hice, pero todavía no estaba convencida por cómo había quedado, así que lo eliminé. Con un año y dos meses de edición y reescritura, finalmente creo que está listo para ver la luz.
Esta historia ocurre dentro de mi AU "La Legión Dragón", unos meses antes del contenido del primer capítulo. Y puede ser relevante o no para la trama, otra vez depende del punto de vista de cada quién, pero personalmente me gusta cuando se profundiza en pequeños eventos del pasado de la historia que son importantes para los personajes. Es una manera de conectar más profundamente con ellos y con lo que sienten, y eso para mí los hace un poco más reales.
*Como nota adicional, si estás leyendo esto sin antes ver un poco de mi historia "La Legión Dragón", probablemente no entenderás mucho. Así que mi sugerencia es que primero leas por lo menos hasta el capítulo 13 antes de leer esto. Claro que como sugerencia, es tu decisión si la sigues o no, puedes seguir leyendo si lo deseas. Pero aquí exploro algo con lo que no me conformé mucho en el canon, y la "primera parte", por así decirlo, para entender mejor esto está en la historia principal. De cualquier forma, estás advertido y lees bajo tu propio riesgo.*
Entonces, sin más que agregar, les presento mi especial de navidad "El Mejor Regalo".
"El Mejor Regalo"
Tercer día de Thor.
'Faltan solo unos pocos días antes de Snoggletog. Papá ha estado bastante alegre desde la última incursión de dragones hace casi un mes. Dice que es una bendición de los dioses que ellos no ataquen durante las festividades, así podemos celebrar tranquilamente por los que ya no están. Se que se refería a Valka. Guardar el secreto de que en realidad está viva me está costando cada vez más, pero no quiero manchar la imagen que tiene papá de ella. Quiero que él la recuerde como siempre lo ha hecho, como la mujer leal y cariñosa de la que pocas veces habla, pero que extraña todos los días.'
'Me alegra que al menos uno de los dos esté disfrutando de la temporada. Ver a tantos reunirse para celebrar con sus familias completas cada vez es más doloroso. Se han vuelto un recordatorio constante de lo que nunca tuve y tal vez nunca tendré. Papá se ha acercado aún más que el año pasado, pero saber que la madre que no murió hace tantos años decidió no estar con nosotros, ni siquiera para Snoggletog, solo abre más la herida. ¿Por qué nada en la vida puede ser fácil por una vez? Todo son secretos, decepciones y mentiras cada vez más grandes. Y sé que cuando mi padre se entere de nuestros planes más adelante solo será peor. Lo único que le pido a Odín este año es un momento para descansar de esta tortura.'
Hiccup suspiró pesadamente, cerró su cuaderno y lo guardó cuidadosamente en el estante sobre su escritorio, sabiendo que Gobber llegaría en cualquier momento a abrir la tienda. Con Snoggletog tan cerca, los encargos habían estado lloviendo durante semanas y habían tenido que trabajar horas extra para cubrir con los plazos de tantos pedidos.
El castaño salió de la pequeña habitación que usaba como taller y se dispuso a calentar el horno. El trabajo en la herrería siempre lo ayudaba a despejar su mente y en este momento, en realidad lo necesitaba.
—¿Cómo vas con el hacha para la esposa de Sigmund?
—Bien, Gobber. Solo necesito afilar la hoja y estará lista—. Hiccup terminó de asegurar la hoja del hacha a su mango y se acercó a la rueda de afilar. El sonido del metal sobre la piedra lisa ahogó el bullicio del exterior mientras el castaño trabajaba con el filo. Había sido una mañana exitosa, bastantes armas ya se encontraban listas para entregarse
—Bien, muchacho. Parece que ya es hora de un descanso– dijo su mentor después de revisar la posición de Sol en el cielo y colocando las herramientas en su lugar. —Hay que cerrar todo y luego podemos ir al Gran Salón a comer.
—Puedes adelantarte, Gobber, ya casi termino con el hacha. Puedo cerrar la tienda y luego te alcanzo allá.
El herrero no lo pensó dos veces antes de aceptar: —Como quieras. Pero no intentes saltarte la comida de nuevo. A tu padre no le gustó que lo hayas estado haciendo esta semana y si no te presentas en el Gran Salón pronto, es capaz de venir a buscarte y llevarte a rastras él mismo— reprendió mientras salía por la puerta.
—Lo sé— suspiró con una ligera mueca.
Así que no solo Gobber se había dado cuenta. Si no quería que él empezara a hacer preguntas debía actuar con normalidad, porque no tenía una buena excusa para su comportamiento que fuera lo suficientemente convincente. No podía decirle: —Oh, no te preocupes por mí, papá. Solo estoy resentido porque mi madre muerta estuvo viva todo este tiempo y decidió que estaríamos mejor sin ella, y cada vez que veo a los demás con sus familias recuerdo que ella nunca estuvo aquí porque así lo decidió. Ahora tengo otro gran secreto para agregar a la lista de "ocultar a papá a toda costa". Esa es la razón por la que me siento tan miserable antes de Snoggletog. Pero tranquilo, no es nada que no pueda manejar.
—Deberías poner más atención cuando hablas contigo mismo. Alguien podría escucharte, ¿sabes?— dijo una voz. El castaño se sobresaltó y faltó poco para que la rueda arruinara el filo del hacha en sus manos. Después de asegurarse de que la hoja estuviera bien se volteó a encarar al dueño de la voz.
—¡Por todos los dioses, Dogsbreath!— exclamó con irritación. —¡Casi me das un infarto!
El cobrizo se rió entre dientes mientras entraba a la herrería. –Últimamente es muy fácil tomarte por sorpresa. Cualquiera pensaría que te estás volviendo una anciana asustadiza.
—Ja, ja. Que gracioso— respondió con sarcasmo.—¿No se supone que no debes pasar por aquí a menos que haya una competencia en la agenda? ¿O acaso volviste a dejar tu martillo junto al nido de Changewings?
—Eso pasó solo una vez y nunca vas a dejarme olvidarlo, ¿verdad?— suspiró. —No, mamá me envió a buscar el hacha nueva de mi molesto hermano menor. Y conoces a mi madre, si ella te ordena algo con el cuchillo de cocina en la mano, significa que no tienes opción.
—Ah sí, le dije que estaría lista hoy. Voy a buscarla— dijo distraídamente antes de desaparecer por la puerta hacia la bodega de la trastienda.
—Hablando en serio, en realidad necesitas dejar de hablar de ese tipo de cosas en voz alta, al menos mientras estés aquí en la aldea.
El castaño se congeló mientras buscaba el arma entre un manojo de hachas en el interior de un baúl. No había estado hablando consigo mismo sobre eso dentro de Berk en voz alta, ¿o sí? —¿A qué te refieres? No estaba hablando de nadie.
–Bueno, si con nadie te refieres a la mujer que creímos muerta durante diecisiete años, responde al título de Jefa de Berk, además de ser tu madre, y que actualmente es una justiciera enmascarada de dragones, entonces sí, no estabas hablando de nadie.
El castaño resopló con irritación y dejó caer su cabeza sobre la mano que sostenía la tapa del baúl. Por supuesto que él había estado haciendo exactamente eso. Parecía tener la habilidad de meterse en situaciones riesgosas por su propia cuenta. Oh, definitivamente los dioses lo odiaban. ¿Era mucho pedir una sola tarde en la que su torpeza no causara "incidentes"? —Déjame adivinar, alguien más me escuchó despotricar y ahora mismo le está contando a mi padre que su heredero enloqueció u Odín sabe qué.
—Buen, Thor. Honestamente, Hicc, a veces parece que en realidad adoras invocar que Loki te coloque en la peor de las desgracias—. Hiccup casi podía ver la expresión ligeramente divertida de Dogsbreath en ese momento. —Pero para tu suerte, no, nadie además de mí te escuchó, así que puedes estar tranquilo por el momento.
El alivio inundó al joven herrero mientras se disponía a reiniciar la búsqueda del hacha. —Oh, gracias a Asgard. Lo último que necesito es que papá se entere de que ella está viva. Nunca escucharía el final si lo descubre y no me gustaría tener que decirle la verdad.
—Todavía no has podido perdonarla por irse, ¿verdad?
El castaño se tensó en el momento en que escuchó la pregunta. Tomó el arma que había ido a buscar y se apresuró a regresar al frente. —Dile a Gertrud que tu padre ya pagó por el hacha— dijo mientras le entregaba el arma al cobrizo. Tan pronto como vió que Dogsbreath tomaba el hacha en las manos se apresuró a volver al trabajo.
El otro adolescente encaró una ceja ante su evasión. —No respondiste la pregunta, viejo.
—Oh, sí. Porque es fácil perdonar a la mujer que me abandonó cuando era un bebé y nunca se molestó en intentar volver— replicó mientras volvía a afilar el encargo de Sigmund.
—¿Aunque ella esté arrepentida y sea tu madre?
—Especialmente si es mi madre— remarcó. Hiccup revisó el filo de la hoja por un momento antes de regresarla a la rueda.
—Escucha, Hiccup— dijo Dogsbreath mientras tomaba asiento en un banco cercano, —no se me da hablar de esto de los sentimientos y esas cosas, pero eres mi amigo así que te lo diré. No voy a intentar justificar lo que hizo, eso estuvo mal. Y coincido en que tienes todo el derecho a enojarte. Pero no puedes seguir odiándola por siempre. Tu nunca has sido de los que guardan rencor. No empieces ahora.
—Es más fácil decirlo que hacerlo, Dogs— respondió mientras colocaba el hacha recién afilada en un gancho en la pared. —Es solo que, por más que lo intente, no puedo olvidarlo. No puedo olvidar que nos abandonó y no miró atrás. No puedo olvidar que ella lo decidió así.
El castaño se sentó cerca de su amigo y se pasó una mano por el cabello con cansancio. —Desde que puedo recordar, siempre había anhelado tener una madre junto a mi. Solía preguntarle a mi padre por qué ella no estaba conmigo; en mi mente infantil, si todos los demás chicos tenían una madre, entonces ¿por qué yo no podía? Quería algo de la felicidad que tenían en casa. Y siempre que parecía arruinar todo en cualquier lugar en dónde estaba, no podía evitar pensar que, tal vez, si mi madre hubiera estado viva, nada de eso habría pasado, mi padre no se sentiría tan avergonzado de mí y tendría un lugar en la tribu.
—Y ahora— se rió sin humor, —descubrí que lo que en realidad pasó es que ella asumió que sería igual a mi padre y que por esa razón, ninguno de los dos estaría feliz con ella. Se marchó sin importar que nos dejaba atrás, y al descubrir esa traición yo… Y a pesar de todo eso, en lo profundo, una pequeña y traicionera parte de mí todavía quiere darle una oportunidad, perdonarla y dejarla entrar en mi vida. Para que sea la madre que siempre quise.
—Entonces hazlo—. El joven herrero le lanzó una mirada poco convencida antes de que el cobrizo se explicara. —No la perdones todavía si no quieres, pero al menos dale una oportunidad. Deja que ella intente redimirse, para que eso pueda dejarte en paz. Si después de todo decides no perdonarla, será tu decisión. Aunque—, agregó burlonamente, —así podrás dejar de actuar como un troll amargado durante Snoggletog y no llamar tanta atención.
—Oh, ¿he estado llamando mucho la atención?— comentó mientras se levantaba, el sarcasmo goteando de su voz —y yo aquí que creía que podría ser un troll amargado como Mildew durante las fiestas sin que nadie lo notara.
—No lo han notado, todavía. Pero eso puede cambiar pronto—. Dogsbreath se levantó también y le dio una palmada en el hombro antes de dirigirse a la puerta. —Piensa bien en lo que te dije, Hicc. Puede que un día te arrepientas de no haberlo hecho—. Y con eso se fue.
Mientras colgaba su delantal, Hiccup decidió pensar en su conversación con su amigo luego. Tenía varios puntos válidos, pero habiendo heredado la terquedad de los Haddock, el joven herrero aún no estaba listo para admitir que era un buen consejo para terminar con su situación y dejar ir su resentimiento.
Después de cerrar la tienda, el castaño se dirigió al Gran Salón para comer. Entre los vikingos que se encontraban en la plaza, Hiccup se encontró con algunas familias que volvían a sus hogares después de una mañana de trabajo. Esto no era algo raro en Berk. No todos comían en el Gran Salón y lo preferían a sus propias casas.
Pero de la misma manera que había pasado en los últimos días, esa escena lo molestó. Él nunca se había sentido así durante las fiestas, cuando pensaba que su madre estaba muerta. Verlos solo le provocaba el anhelo de una madre, de una familia completa y cariñosa, de lo que nunca había podido disfrutar en esa época. Ahora no podía evitar sentir dolor y resentimiento por la situación que las Nornas[1] habían decidido para su familia, con sus primeros años marcados por un padre ausente con el que no parecía tener mucho en común y trataba de ser mantener sus funciones de jefe, y recientemente con el conocimiento del abandono de su madre cuando fue raptada.
Intentó sacudirse los pensamientos oscuros y decidió centrar su atención en la lista de nuevas armas que debían hacerse antes de la fiesta de Snoggletog. En eso tenía razón Dogsbreath. No podía deprimirse estando tan cerca la época festiva. Eso solo levantaría sospechas innecesarias y preguntas incómodas por parte de Gobber y su padre de las que no podía permitirse preocupar.
Algunas horas después, Hiccup se dirigía a su casa después de terminar la jornada de trabajo en la herrería. Gobber lo había dejado salir un poco antes, ya que habían terminado la mayor parte de los encargos para Snoggletog ese mismo día y el viejo herrero lo había obligado a aceptar un merecido descanso. Algo que no quería, porque tendría mucho tiempo para estar solo con sus pensamientos. No gracias, prefería trabajar hasta el amanecer.
Para su mala suerte (algo común cuando se trataba de su vida), Gobber no había querido escucharlo y prácticamente lo había echado de la forja con la orden de que fuera directamente a su casa. Así que, es por eso que aquí estaba, subiendo de camino hacia la cabaña del jefe y hacia otra de esas largas noche de insomnio por todos los secretos que debía cargar gracias a su doble vida. Justo lo que necesitaba.
El castaño estaba tan distraído que no notó la columna de humo que escapaba del techo. Por eso fue una gran sorpresa cuando entró y se encontró con que su padre había terminado antes con sus deberes de jefe y estaba terminando de preparar la cena.
—¿Papá? ¿Qué estás… ?— balbuceó cuando entró. —Quiero decir, pensé que seguías en el Grán Salón.
—Ah, veo que hoy saliste temprano— saludó Stoick. —Sí, resulta que la temporada festiva parece estar aligerando las cosas para todos y podemos esperar un año más tranquilo para el jefe. Ahora, ¿qué me dices si nos sentamos a comer y me cuentas como van las cosas en la herrería, eh?
—Sí, está bien, supongo— dijo distraídamente mientras se acercaba a la mesa por un cuenco.
Se acercó a la olla que hervía sobre las brasas y su padre le sirvió una porción generosa de caldo antes de tomar otra para sí. Luego pasaron a sentarse en la mesa junto al fuego para empezar a comer. Stoick inmediatamente atacó su porción, pero Hiccup solo se puso a juguetear los trozos de pescado en la superficie con su cuchara. Pronto su padre lo notó, y como buen vikingo, atacó directamente el asunto.
—¿Qué pasa, Hiccup?— cuestionó. —No has tocado tu cena, y también sé que no has estado comiendo bien últimamente.
—Yo, uh…— balbuceó mientras se exprimía el cerebro buscando una excusa creíble —supongo que estoy un poco, eh… cansado por el trabajo, sí, ya sabes, muy pronto será Snoggletog y… todos quieren una nueva arma, así que los encargos han estado presionando un poco sobre nosotros. Ha sido un poco agotador— terminó con nerviosismo.
La disculpa pareció complacer a su padre, que le dedicó una mirada satisfecha: —Ah, ¿con que es eso? En ese caso no hay que preocuparse. Ya verás, cuando por fin termines con todo ese trabajo y llegue la fiesta de Snoggletog que hacemos en el Gran Salón, vas a olvidar todo, quedarás como nuevo. Confía en la experiencia de tu viejo padre— dijo dándole un par de palmadas en la espalda mientras se levantaba por más comida.
Mientras veía a su padre servirse más caldo en su cuenco, la conversación con Dogsbreath volvió a su mente. Ese asunto había estado molestándolo toda la tarde. Tal vez… si jugaba bien sus cartas, podía sacarle su opinión a su padre sin que él se diera cuenta. Pero tenía que tener cuidado. Aún cuando no había estado de mal humor últimamente, en serio no quería pasar Snoggletog en las celdas de la prisión. Nop. No iba a adelantar la posibilidad todavía.
—Papá, tú…— preguntó tentativamente —extrañas mucho a mamá, ¿verdad?
La enorme montaña de hombre se tensó un poco antes de volver a sentarse a la mesa. —Demasiado, especialmente en esta época— confesó con un suspiro. Stoick levantó su vista de su plato a algún punto distante en la pared frente a él. —Valka siempre logró extender el espíritu festivo por toda la isla. Ella era capaz de derretir un carámbano de hielo con la calidez que siempre tenía. Incluso el viejo cascarrabias de Mildew prefería encerrarse con esa condenada oveja suya antes que molestarla durante Snoggletog— terminó mientras se reía entre dientes con el recuerdo.
—¿Crees… que ella todavía pueda estar viva en algún lugar?
—Sinceramente, no estoy seguro— admitió. —Después de… esa noche, estaba convencido de que ella podía haber sobrevivido por algún milagro y algún día volvería a nosotros. Aún cuando mandé a levantar ese pilar en los acantilados, no lo dudé. Pero con el paso de los años, esa esperanza se fue desvaneciendo. Ahora no sé en qué creer.
—Pero si es así, si ella está viva—, arriesgó el castaño —¿por qué no ha vuelto hasta ahora?
—No lo sabría, hijo. Pero si así fuera, por cómo nos amaba a ambos, cualquiera que sea la razón de su ausencia, sólo podría ser algo lo suficiente válido o importante para que se mantuviera alejada todos estos años.
—¿Y si volviera ahora? ¿Cómo reaccionarías?— soltó sin pensar. Stoick miró con confusión a su hijo. Hiccup sintió cómo se le helaba la sangre desde la nuca a la punta de los dedos. 'Mierda. Metí la pata. Ahora van a empezar las preguntas incómodas. Oh, Odín, por favor, por una sola vez, ¡apiádate de mí!' suplicó mientras trataba de controlar su expresión.
—¿Por qué preguntas eso de repente, hijo? Hace años que no pensabas en algo así. ¿Ha pasado algo que cambiara las cosas?
—Uh… no, en realidad no— tartamudeó. —Yo solo… uh… fue algo que se me ocurrió recientemente, un pequeño deseo infantil de Snoggletog, creo.
—Si tu madre estuviera viva—, comenzó lentamente —si ella volviera hasta ahora, por la razón que sea, creo que la recibiría con los brazos abiertos. Probablemente me enoje un poco con ella primero, pero la amo demasiado como para no perdonarla nunca. No soportaría estar lejos de ella si existiera la posibilidad de que esté viva. Guardarle rencor solo nos lastimaría más a ambos.
Stoick levantó y colocó su cuenco junto a algunos platos más en el lavabo de piedra junto a la cocina, dejando a Hiccup con sus pensamientos.
—Bueno, muchacho—, dijo mientras se dirigía a la salida de la cabaña —iré a hacer mi última ronda por la aldea. Espero que esta vez no te vayas a la cama sin comer.
—No te preocupes, no lo haré— sonrió levemente. El castaño observó a Stoick desaparecer por la puerta mientras empezaba a comer. Su padre nunca fue el hombre más sabio del archipiélago, pero probablemente tenía razón en esto. Guardarle rencor a Valka solo lo lastimaría. Ahora solo tenía que decidir si le daría una oportunidad.
—Te veré pronto, Meatlug. Prometo tendré lista tu cama para ti cuando vuelvas.
Unos días después, Hiccup y Dogsbreath esperaban mientras veían a Fishlegs despedirse de su dragón con un abrazo. Aunque el vikingo rubio había aceptado que no podía acompañar a la Gronckle a la Isla Dragón para su puesta de huevos, eso no le impedía parecer miserable por los pocos días en los que los dragones estarían ausentes.
—Fish, Meatlug solo va a por un par de días, no meses— dijo el castaño.
—¡Nunca hemos estado separados por tanto tiempo!— replicó Fishlegs.
Dosgbreath se inclinó hacia él antes de susurrarle divertido: —Si siempre va a hacer esto cada Snoggletog, voy a ofrecerme a despedir a los dragones contigo todos los años de ahora en adelante. Esto no tiene precio.
—Dices eso porque Burnwing no se irá este año y aún tiene crías de su última nidada que cuidar con su pareja— señaló Hiccup encarando una ceja.
—Eh, detalles— dijo mientras se encogía de hombros.
Los tres amigos se encontraban en el Cuartel General junto a los otros jinetes para despedirse de sus dragones. Ninguno estaba ansioso por que se fueran, pero al menos esta vez sabían que regresarían pronto.
–¡Ya vienen!– y tan pronto como el vigía lo gritó, una enorme nube de dragones pasó sobre sus cabezas en dirección al este. Los dragones acariciaron con sus cabezas a sus jinetes una última vez antes de tomar vuelo e incorporarse a la migración masiva.
—Voy a extrañarla mucho— suspiró Fishlegs.
—¡Ah! Mira el lado positivo, Fish— dijo el cobrizo mientras colocaba un brazo sobre sus hombros. –Con la mayoría de los dragones cuidando sus huevos, no hay redadas y los cazadores de dragones no serán problema. ¡Significa casi un mes para descansar!
—Es fácil para ti decirlo. Los Nightmares ponen huevos cada dos años— refunfuñó.
—Debiste haberlo visto cuando Burnwing desapareció de repente la primera vez— se rió el castaño. —Entró en pánico tan pronto como se dio cuenta de que su Nightmare no estaba.
—¡No sabía que estaban poniendo huevos!— se defendió con el rostro empezando a teñirse del color de su cabello, mientras los dos adolescentes se echaron a reír. —El primer invierno estuvo aquí, y luego al siguiente mi dragón desaparece en una isla vikinga armada hasta los dientes, ¡¿qué se supone que debería haber pensado?!
—¡General! ¡General Haddock!—. Los tres jinetes voltearon en dirección a la fuente para encontrar al dueño de la voz. Un Scuttleclaw acababa de aterrizar torpemente cerca de ellos y su jinete se acercaba a ellos tan rápido como podía. Estuvo a punto de colapsar frente a ellos de no ser por Dogsbreath, que se apresuró a atraparlo. Fishlegs se colocó en su lado contrario para ayudarlo a sostenerse en sus pies. La túnica larga, aunque algo rasgada y con quemaduras, tenía la inconfundible silueta del Stormcutter bordado, y su dragón nativo de los mares del norte lo delataron como uno de los Protectores del Santuario.
—¡Oh, Thor!— prácticamente chilló el adolescente rubio cuando vio el estado en que se encontraba el hombre.
—¡Rápido! ¡Traigan ayuda!— gritó. La herida en su pierna estaba sangrando profusamente, tenía varios golpes y quemaduras visibles y ya parecía bastante débil. La sangre que escurría estaba empezando a teñir de un rojo intenso la nieve sobre la que estaban. —¿Qué pasó?
—Krogan… emboscada en… el Paso… Bonecrusher— apenas logró decir entre jadeos. —Nos superaban… más de dos a uno… apenas logramos… escapar.
—¿Los otros vienen atrás?— preguntó y a cambio recibió un asentimiento silencioso. El castaño se volteó hacia los sanadores que acababan de llegar. —Preparen un lugar extra para los heridos, algo me dice que no serán pocos. Traigan también el equipo especial para los dragones, tampoco deben haber salido ilesos de esto. ¡Rápido!
—¡De inmediato, General!— exclamaron los sanadores antes de tomar al hombre herido para transportarlo hasta su cabaña.
—Debería buscar a algunos hombres para ayudarlos cuando lleguen— dijo el cobrizo.
—A cualquiera disponible, tal vez necesitaremos también a nuestros dragones restantes. No sabemos cuántos heridos son y debemos estar preparados. Si es peor de lo que creo, es posible que incluso debamos enviar un grupo de búsqueda a las islas de camino hacia allá por si algunos no pudieron seguir en el aire.
En poco tiempo, Hiccup y sus amigos estaban en las zonas de aterrizaje junto con una gran multitud de voluntarios. Casi todos sus jinetes eran vikingos, así que estaban más que dispuestos a ayudar a sus aliados en lo que pudieran. Muy pronto divisaron a un grupo de dragones que emergía de las nubes y se acercaba a ellos. Uno a uno, los dragones fueron aterrizando descuidadamente frente a ellos y los jinetes se lanzaron a la acción.
Hombres, mujeres y dragones tenían heridas de diversa gravedad. Algunos empezaban ya a dar signos de desmayarse por el dolor y la pérdida de sangre. —¡Atención! ¡Hay que ocuparse de los más graves primero! ¡Son nuestra prioridad!
Tan pronto como empezaron a trasladar primero a los más heridos a la cabaña de los sanadores, un pequeño grupo en la parte de atrás llamó la atención de Hiccup. Cuando se acercó lo suficiente pudo ver a dos hombres cargando a una persona inconsciente en sus brazos. De lo poco que podía ver desde su lugar, supo que se trataba de una mujer y su herida más grave tenía la forma de una flecha gruesa que apenas sobresalía de su costado izquierdo. Debía ser una herida profunda.
El castaño solo pudo dar un par de pasos en su dirección antes de que el rostro de la mujer estuviera visible y lo hiciera detenerse en seco. Valka. Esa mujer era Valka.
¿Y? ¿Qué les parece?
La verdad, originalmente esto iba a se un one-shot. Pero el suspenso… Vi mi oportunidad y la tomé. Amo un buen final de acantilado para un capítulo.
Estaré publicando la segunda parte en uno de estos días. Cualquier comentario u opinión es más que bienvenida. Me gusta mucho leer sus comentarios. Aparte de lo bien que se siente que a alguien más le guste tu trabajo, son una buena fuente de inspiración.
Notas:
[1]. Las Nornas son dísir (plural de "dís", espíritu femenino) de la mitología nórdica. Tres de ellas son las principales, conocidas con los nombres de Urðr (o Urd, "lo que ha ocurrido", el pasado), Verðandi (o Verdandi, "lo que ocurre ahora", el presente) y Skuld ("lo que debería suceder, o es necesario que ocurra", el futuro). A diferencia de las moiras o parcas de la mitología greco-romana, ellas controlaban el destino pero no están relacionadas directamente con el presente y pasado como indican sus nombres.
Aquí me despido y hasta la próxima, mis lectores.
