Lan Wangji tenía una nueva rutina.

No fue una elección consciente, ni un poco. Después de esa primera noche, había intentado ignorar a Wei Wuxian y A-Yuan, dejando que el padre cansado calmara a su hijo para que se durmiera.

Después de un intranquilo sueño la segunda noche (aparentemente, el par estaba afuera cada hora), Lan Wangji se compró tapones para los oídos, que prometían bloquear cualquier ruido.

Hicieron lo anunciado, pero Lan Wangji aún no durmió bien esa tercera noche. Era como si el mero hecho de saber que había un bebé llorando fuera suficiente para mantenerlo despierto.

Era problemático, por no decir más. Especialmente cuando su vida giraba en torno a su rutina.

5 am: despertar.

5:10 am: yoga.

5:30 am: correr.

6:30 am: yoga para enfriar.

6:50 am: ducha.

7 am: desayunar. Revisar el programa de estudios de la noche anterior.

7:30 am: lavar los platos, preparar el almuerzo, limpiar.

8 am: ir a la universidad.

8:15 am: llegar a la universidad.

12:30 pm: almorzar.

4 pm: salir de la universidad.

4:15 pm: comprar alimentos frescos.

4:40 pm: regresar a casa.

5 pm: preparar la cena.

5:30 pm: cenar.

6 pm: estudiar.

8:30 pm: prepararse para acostarse.

9 pm: dormir.

Bueno, ese último todavía estaba en progreso. Desafortunadamente, Lan Wangji no estaba dormido a las 9, sin importar lo que intentara.

Después de una semana, dejó de luchar contra lo inevitable.

A las ocho cuarenta y cinco, con la chaqueta ya puesta sobre su pijama, Lan Wangji salió de su apartamento y vio a Wei Wuxian y A-Yuan al otro lado del edificio.

—Lan… —Wei Wuxian comenzó a gritar, antes de interrumpirse—: Está bien, está bien, sin gritar. Qué quisquilloso estás esta noche.

Esos ojos con los que Lan Wangji había soñado toda la semana lo miraron, ofreciendo una vez más esa sonrisa cansada.

—Pensé que te habíamos corrido.

—Imposible —Lan Wangji meneó la cabeza—. Al parecer todavía se calma cuando hablo.

Ambos miraron a A-Yuan, quien de hecho había dejado de llorar ante la voz de Lan Wangji.

Wei Wuxian se rio un poco.

—Si no recuerdo mal, ¿nos estabas contando sobre el experimento de la doble rendija?

Ante la mirada sorprendida de Lan Wangji, Wei Wuxian se encogió un poco de hombros.

—También estaba escuchando.

—Al parecer —Lan Wangji miró a A-Yuan, quien parpadeó inocentemente—. El experimento de la doble rendija. Si la luz consistiera estrictamente en partículas ordinarias o clásicas…

[***]

Y así, cuatro semanas después de su primer encuentro, Lan Wangji pasó del experimento de la doble rendija al amigo de Wigner y al teorema de Bell. Hablar con un bebé sobre mecánica cuántica le proporcionaba práctica para las clases que impartía en la universidad.

Todas las noches, a las ocho cuarenta y cinco, Lan Wangji se reunía con A-Yuan y Wei Wuxian, y hablaban sobre conceptos que probablemente no entendían. A Lan Wangji no se le pasó por alto que A-Yuan no siempre estaba llorando cuando salía de su apartamento: lo atribuyó a la idea de una rutina, que se decía que era tan beneficiosa para los bebés como lo era para él mismo.

Wei Wuxian, por su parte, parecía mucho más descansado que esa primera noche. Todavía tenía ojeras, pero su cabello estaba mucho menos desordenado de lo que había estado. Ahora parecía que pasaba más de dos segundos atándolo.

No se veía mal, admitió Lan Wangji solo para sí mismo, aunque la elección de ropa del hombre solo se sumaba a su excentricidad. En las cuatro semanas, Lan Wangji nunca vio a Wei Wuxian usar la misma camisa dos veces, siempre usaba diferentes prendas para cubrir su cuerpo. La prenda de esta noche era una camisa negra de manga larga, con rayas rojas alrededor del cuello, las mangas y la parte inferior. Inexplicablemente había combinado esto con un par de shorts que no llegaban más allá de sus rodillas.

(Inexplicable, debido al hecho de que era enero y hacía demasiado frío por la noche.)

Diez minutos sobre el teorema de no comunicación después, A-Yuan estaba profundamente dormido. A diferencia de su patrón normal, Wei Wuxian no regresó a su apartamento de inmediato. Sostuvo a A-Yuan en un brazo y el otro estaba estirado hacia arriba para frotar su nuca.

—Esto va a sonar posiblemente raro —Wei Wuxian susurró, su voz casi requirió que Lan Wangji se inclinara más cerca para escucharlo—. No, definitivamente raro.

—Déjame escuchar lo que tienes que decir —dijo Lan Wangji, igualando el volumen de Wei Wuxian—. Y déjame juzgar si es raro o no.

Wei Wuxian asintió, tragando visiblemente antes de hablar. (Y Lan Wangji no iba a reflexionar sobre por qué notó eso.)

—Ok. Pareces un chico genial. Quiero decir, aquí estás, voluntariamente ayudando a mi hijo a dormir sin obligación. Para mí, eso te hace muy genial. Y sé que parezco ser un completo inútil, probablemente sin vida, y cómo podría siquiera atreverme a pensar que podríamos estar juntos. Debes pensar que me estoy pasando de la raya por siquiera pensar que…

—Wei Wuxian.

Wei Wuxian hizo una pausa, parpadeando hacia Lan Wangji.

—¿Sí?

Parecía tan vulnerable en ese momento, de una manera que Lan Wangji no había visto antes. Era desafortunado, de verdad, nadie debería hacer que Wei Wuxian se viera así.

—Saldré contigo.

—Está bien, no… —Wei Wuxian se interrumpió, sacudiendo la cabeza y mirando a Lan Wangji con los ojos muy abiertos—. ¿Lo harás? ¿Entendiste todo eso?

—Sí —Lan Wangji asintió—. Estoy libre el fin de semana, ¿qué te parece?

Wei Wuxian asintió y el movimiento pareció apoderarse de todo su cuerpo.

—Sí, sí, perfecto. Me encargaré de todo —Wei Wuxian comenzó a alejarse, antes de darse la vuelta, con una sonrisa casi tímida en su rostro—. ¿Nos vemos mañana por la noche?

—Por supuesto.

La sonrisa de Wei Wuxian fue tan brillante que Lan Wangji casi necesitó lentes de sol. Se dio la vuelta y caminó de regreso a su apartamento, y Lan Wangji pensó que vio un saltito mientras Wei Wuxian caminaba.

Eran más de las nueve una vez que Lan Wangji estuvo en su cama, pero por primera vez, no le molestó.

Un mes de hablar de mecánica cuántica con un bebé le consiguió una cita con el padre de dicho bebé. Era uno de los usos más extraños para la mecánica cuántica de los que Lan Wangji había oído hablar.

Una vez más, como había sucedido todas las noches durante las últimas cuatro semanas, Lan Wangji soñó con océanos grises, azules y violetas. Aunque esta vez, los océanos parecían llevar algo más en su interior, algo parecido a la esperanza.

(Cuando Lan Wangji finalmente despertó, lo descarto como una lógica onírica. Después de todo, los océanos no pueden albergar esperanza.)

(Era absurdo.)