Metamorphosis
"Un amigo es alguien que puede ver la verdad y el dolor en ti, incluso si engañas a todos los demás"
Sus ojos ya no brillaban, la luz le habían abandonado en aquella jaula en medio de la oscuridad, su piel se había opacado y puesto del pálido color blanco de los azulejos manchados con sangre. los grilletes en sus tobillos y muñecas habían escarbado su carne dejando cicatrices una sobre otra creando capas gruesas de piel.
su cuerpo se había vuelto hiper sensible a cada pequeño tacto, tanto que el simple roce de algo contra su cuerpo le generaba un dolor indescriptible. Ya casi y había perdido el habla, pues solo sabia gritar y gemir de dolor ante cada tortura propinada.
el único sonido conocido era el tronar de sus huesos al ser quebrados por su tan espeluznante y vivaz opresor. la única vía de escape era encerrarse dentro de su mente, buscar muy en lo profundo un lugar lo suficientemente hondo que pudiera hacer que el dolor amainara, aunque fuera el instante de un segundo.
entonces podía oír la voz de hide pronunciando su nombre y aquel nuevo mundo inventado por su mente para encerrar al dolor fuera, era que podía revivir momentos de paz y regocijo. con cada crujir de sus dedos siendo cortados por tijeras quirúrgicas, con cada gemido que latía de su boca, aquella epifanía se volvía más fuerte y la risa de hide ahogaba el llanto, el miedo y la soledad que le asediaban.
pronto el dolor convertido en nieve blanquecina inundo su espacio de paz, ya casi no sentía los dedos de los pies, que volviéndose de un color purpura daban cuenta de que la muerte comenzaba su camino desde pilar más bajo. inhaló y exhaló el frio aire imaginario de este escenario creado por su mente, sus dientes castañeaban, chocando unos contra los otros rechinando.
hasta que desde las capas de nieve surgió una flor roja, que, al extender sus pétalos, sonaban como suena la carne siendo cortada por algo filoso. kaneki abrió los ojos encontrándolos contra sus atrofiados y mutilados pies purpuras, de su boca escapo un suspiro y al alzar la mirada sintió las cálidas manos de la bondad sujetando sus mejillas.
intento estirar sus flagelados brazos hacia aquellas manos, sus manos temblaban mientras la sangre escapaba manchando la nieve por entre sus dedos cercenados y mutilados. mientras la risa bastarda de la locura se colaba en sus pensares, inundando de miedo e incertidumbre aquella mal lograda paz encontrada.
sus brazos cayeron a sus costados como inertes, sumisos ante la anhelada muerte...
"ellos saben cómo hacer que el infierno se sienta como tu hogar"
