Hola a todos!.

Traigo para ustedes una nueva historia y antes de empezar me gustaría decir algunas cosas.

He estado un poco desmotivada últimamente y con muchisimo trabajo, por eso no he podido continuar con lo que tenía pendiente.

Esta historia de hecho la escribí hace muchos años ya y hace poco la encontré en un cuaderno y pensé en compartirla jeje, así que, intentaré estar editando los capítulos con frecuencia para poder actualizar lo mas pronto posible.

Espero les guste y pues, si es así, dejen reviews porfii !!

Se les quiere.


Cap. 1 "El primer encuentro"

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La mañana por fin había llegado y unos rayos de sol entraban por la ventana de la habitación pese a que las cortinas estaban completamente cerradas.

La jovencita pelipurpura apagó el despertador que se encontraba reproduciendo una y otra vez el sonido de la alarma, esta vez, ella se había despertado mucho antes y se encontraba preparándose para ir a la escuela.

Ese día era su cumpleaños número 18, por lo tanto, quería estar lo más decente y presentable posible, quería verse linda, quería sentirse como toda una adulta porque, aunque ella en su mente ya lo era, quería demostrar eso al mundo.

Ese era su día, no iba a permitir que nada lo arruinara.

Se paró del pequeño banco en el que se encontraba frente al tocador e inmediatamente sacudió un poco la falda azul de su uniforme que llevaba puesta pretendiendo asegurarse de que ninguna arruga hubiese quedado en ella.

Se quedó observando su reflejo en el espejo del tocador y acomodó levemente su chaleco rojo.

Estaba todo listo.

Se quedó unos segundos observándose a sí misma mientras sonreía.

—¡Hoy será un gran día! — exclamó con una amplia sonrisa.

Después, se aproximó a la puerta de la habitación al mismo tiempo que tomaba su bolso de un perchero que se encontraba justo al lado del tocador.

Abrió la puerta y se preparaba para salir a toda prisa cuando su corazón se detuvo al ver a Kensou justo fuera de su habitación, le había sacado un susto, por poco y no se fue de espaldas por la impresión.

—Ah, Kensou, me asustaste… — balbuceó al mismo tiempo que se tocaba el pecho e intentaba tranquilizarse.

—¡Lo siento!, ¡lo siento! — sacudió las manos enfrente de él un poco apenado

—Yo, solo venía a felicitarte por tu cumpleaños— dijo el castaño, a lo que Athena sonrió.

—Oh, Kensou, muchas gracias — puso las manos sobre su regazo y se inclinó un poco haciendo una pequeña reverencia

— ¿los demás duermen aún? — cuestionó

—Si, pero traje para ti un regalo de parte de todos — reveló al mismo tiempo que le extendía a la chica una clase de "paquete" pequeño, atado con un listón y encima tenía un bonito y pequeño moño rojo.

—Ohh, n-no se hubieran molestado —sus ojos brillaron mientras recibía el regalo de manos de Kensou.

—Espero que te guste — añadió él.

Athena desató el nudo del listón y empezó a abrir cuidadosamente el paquete haciendo a un lado cada uno de los pliegos de papel de regalo del que estaba formado.

Al hacerlo, sus ojos brillaron aún más, pues dentro del paquete se encontraba una preciosa diadema plateada con una pequeña estrella dorada y brillante.

Unas pequeñas lagrimillas de felicidad empezaron a acumularse en sus ojos.

—Kensou… es hermosa… — la tomó entre sus manos y la colocó sobre su cabeza, posteriormente, empezó a acomodar con sus dedos algunos mechones de cabello que se habían desacomodado en el acto. —¿Qué tal me queda? — preguntó Athena.

Kensou ni siquiera había podido hablar al instante, se quedó observando a la chica quien ya de por si era hermosa, ahora ese accesorio le daba aún mas vida a su rostro y a toda su apariencia en general. Incluso Kensou pensaba como esa pequeña estrella tenía algunas similitudes con Athena, era enérgica y deslumbrante, sin duda iba muy bien con su personalidad.

—Te queda muy bien, creo que va muy bien con tu personalidad, Athena — externó Kensou.

Athena sonrió tímidamente.

—Ah… ¿de verdad lo crees? — preguntó mientras sonreía — Porque pienso hacer este accesorio parte de mi de ahora en adelante, además, la usaré como símbolo de que los Psycho Soldiers nunca nos vamos a separar — añadió.

—D-de verdad…

Estaba a punto de decir algo, pero un pequeño ruido lo hizo frenar sus palabras. Ese ruido provenía de una alarma que Athena ponía siempre en su teléfono celular cuando ya era hora de salir de casa y emprender el camino a la escuela. Ella era bastante cuidadosa con esos pequeños detalles y justo ese día lo estaba siendo aún más.

—¡Ay! Se me hace tarde, Kensou — apagó la alarma y empezó a dirigirse a la puerta principal de la casa —¡Muchas gracias por todo! — tomó la perilla de la puerta y empezó a girarla.

—Si, no hay de que… y, Athena…

—¿Sí?

Kensou lo reflexionó por unos segundos, estaba a punto de decir algo pero en el último momento se arrepintió y decidió dejarlo así.

—N-no, no es nada

Athena sonrió, ya estaba acostumbrada a que Kensou actuara de esa manera así que no notó nada extraño en su conducta, por lo tanto, siguió con su acción de empujar la puerta para salir de la casa de una vez por todas.

—Bueno, ¡nos vemos, Kensou! — terminó de despedirse y salió a toda prisa de la casa dejando un rastro de destellos dorados flotando en el aire.

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Algunos minutos más tarde Athena se encontraba caminando rumbo a su escuela.

En el transcurso, muchas de las personas que se encontraban por ahí la felicitaban por su cumpleaños, ella era muy conocida y sobre todo muy querida en el vecindario, esas personas eran lo segundo más lindo que le había pasado esa mañana, estaba ansiosa por ver que le deparaba el resto del día.

Caminó un poco más cuando se encontró con una mujer mayor a quien ella conocía muy bien.

La mujer también la miró y empezó a acercarse a ella con una amplia sonrisa en el rostro. Ella siempre era así, esa mujer siempre se mostraba cálida y amable con quienes la rodeaban, su bondad y sencillez era lo que mas la distinguía.

Athena la veía como una figura materna desde pequeña, incluso llegó a pensar que de ella había logrado adoptar algunos detalles de su personalidad.

—Hola pequeña — saludó la mujer al llegar con Athena.

—Ah, buenos días señora Mei — hizo una reverencia —¿cómo amaneció?—

—Muy bien, pequeña— dijo ella manteniendo esa amplia sonrisa — feliz cumpleaños— agregó.

—¡Muchas gracias!— respondió enérgicamente —Eh... mas tarde iré a ayudarle en el restaurante como siempre— añadió sonriente.

—No te preocupes Athena-chan, tómate el día libre

Athena negó con la cabeza.

—Nada de eso señora Mei, no puedo permitirme hacer a un lado mis responsabilidades ni un sólo día — dispuso ella.

La mujer sonrió, esa chica había aprendido demasiado bien de ella, era responsable y bastante madura, le sorprendía como era que Kensou no lograba actuar de esa manera pese a que ellos dos habían crecido juntos y habían estado trabajando con ella desde entonces.

—Muy bien, pequeña, entonces te espero más tarde — hizo una reverencia para despedirse y Athena le devolvió el gesto —Cuidate, Athena-chan

—Muchas gracias señora Mei, nos vemos mas tarde — terminó diciendo para después observar a la mujer retirarse tomando otro camino.

Athena también continuó con su camino a la escuela.

"La señora Mei me sigue tratando como una niña, pero es lindo, en cierta manera me agrada" pensaba Athena mientras caminaba.

Algunos minutos mas tarde, por fin llegó a la escuela.

El día transcurrió de lo más normal, salvo por las felicitaciones de todos su compañeros de clase y también quitando el hecho de que había llegado unos minutos mas tarde de lo normal, pero fuera de eso, las clases pasaron muy rápido y el día llegó a su fin dandole paso a la noche.

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Ya un poco entrada la noche, Kyo Kusanagi se encontraba en un restaurante después de el ajetreado día que había tenido.

Desde hacía unos días, Kyo y sus compañeros de equipo habían viajado a China por un torneo de artes marciales que iba a llevarse a cabo y debido a eso, llevaban varios días hospedados en un hotel.

El torneo justo acababa de finalizar y Kyo y sus compañeros habían resultado ganadores, por lo tanto, para celebrar lo habían invitado a beber a un bar, pero honestamente, él no tenía ganas de eso, quería relajarse y pasar la tarde mas tranquilo, por eso, en un descuido se les había escabullido a sus compañeros y había entrado en ese restaurante que le había parecido muy llamativo.

El castaño se encontraba en su mesa muy tranquilamente hasta que una mujer se acercó a él a pedirle su orden.

—Buenas tardes joven, ¿está esperando a alguien más?— preguntó amablemente la mujer

—No, seré solo yo, no se preocupe — respondió con una sonrisa

—Muy bien, entonces, ¿puedo tomar su orden? — cuestionó al momento que sacaba de su delantal una pequeña libreta y una pluma.

—Si, me gustaría ordenar un plato de Chow Mein y un té negro, por favor — respondió él.

La mujer escribió en su libreta lo que el castaño había ordenado y acto seguido, hizo una reverencia mostrando educación.

—En un momento se lo traigo — dijo ella para después retirarse del lugar.

Kyo pasó los brazos por detrás de la cabeza mientras se relajaba, el lugar era bastante llamativo, las paredes estaban pintadas de rojo en su totalidad, habían unos pilares dorados rodeando el lugar y lámparas de papel rojizo colgando del techo.

Sin duda, había sido una buena idea entrar ahí, el ambiente se disfrutaba bastante y una música muy movida y animada empezaba a sonar de repente.

Al momento que la música empezaba, Kyo volteó al pequeño escenario que se encontraba al fondo del lugar.

Ahí fue que notó la presencia de una chica en el escenario, su corazón se detuvo en ese momento. El castaño se enderezó en su silla mientras prestaba atención a la chica que se encontraba haciendo bailar su pequeña falda roja al ritmo de sus movimientos.

Su lacio y brillante cabello púrpura parecía volar en el aire con cada vuelta que ella daba, su piel dorada lucía radiante y combinaba a la perfección con el dorado de los pilares, sus largas pestañas enmarcaban esos bellos ojos amatista y le daban más profundidad a su mirada, además, esa pequeña estrella en su cabeza parecía brillar con luz propia y reflejaba la electrizante personalidad de la chica.

El joven se quedó perplejo con un gran rubor en el rostro mientras la observaba y por si fuera poco, cuando ella había empezado a cantar él notó como tenía una voz hermosa, definitivamente lo hipnotizaba, con sus movimientos, con su voz, con su belleza.

Podría haber seguido observándola de no ser que la mujer que llevaba su comida habló sacándolo de su trance.

—Bien, entonces aquí está su orden joven, espero que lo disfrute — dijo al momento que ponía sus alimentos sobre la mesa.

Kyo se sobresaltó un poco pero intentó disimularlo, los colores se le subieron a la cara mientras se preguntaba si la mujer lo habría visto observando a esa linda chica.

El joven aclaró su garganta intentando volver a la normalidad.

—Gracias — se limitó a contestar.

—Buen provecho — agregó la mujer antes de retirarse del lugar.

Kyo empezó a comer y mientras lo hacía, se recriminaba internamente por haberse permitido estar tanto tiempo admirando la belleza de esa chica, él tenía novia y se merecía respeto.

Al cabo de media hora la presentación de la chica terminó, así como él con su comida. Se quedó un poco más sentado disfrutando la tranquilidad del ambiente cuando se percató como esa chica había bajado del escenario y se encontraba saludando a varios de los clientes del lugar, todos ellos la felicitaban por su presentación de hace unos momentos.

Kyo estaba a punto de levantarse para pedir la cuenta pero, como si de una invocación se tratase, una mujer mayor que parecía encargada del lugar se acercó a él. El castaño volteó su mirada hacia ella para pedir la cuenta pero la mujer habló primero.

—Buenas noches joven —hizo una reverencia.

—Buenas noches — contestó él.

—Disculpe la pregunta, pero ¿es usted el campeón del torneo de artes marciales que se llevó a cabo el día de hoy? — cuestionó emocionada.

Kyo sonrió levemente, seguramente lo habían reconocido pues había notado las miradas curiosas de algunas personas que se encontraban a su alrededor desde el momento que había llegado.

—Si, así es — respondió.

—Vaya, eso es maravilloso, nuestra Athena también sueña con ser una gran luchadora de artes marciales algún día — confesó la mujer.

—¿Habla de su hija? — cuestionó Kyo

—Oh, no, no es mi hija pero la quiero como si lo fuera— respondió ella.

Kyo notó como la mujer volteaba hacia atrás suyo y después se volvía con el joven.

—De hecho ahí viene — nuevamente volteó hacia atrás y le hizo una seña a alguien para que se acercara.

Kyo notó como se acercaba a su mesa la hermosa chica que apenas unos momentos atrás se había adueñado de sus pensamientos.

Ella era aún mas hermosa de cerca, además, Kyo empezó a ponerse nervioso al notar como ella no le quitaba la mirada de encima.

—Mira, Athena, este joven es quién ganó en el torneo de hoy — le decía la mujer a la chica entusiasmada.

—Ah... mucho gusto, mi nombre es Athena Asamiya, muchas felicidades por tu victoria — se presentó para después hacer una reverencia.

Kyo se dió cuenta de que ella además de bonita era muy amable y educada.

Eso lo hizo sentir muy cómodo, su corazón se sumergía en una calidez inimaginable, algo muy distinto a lo que estaba acostumbrado en su día a día.

—Gracias, yo soy Kyo Kusanagi, es un gusto también — respondió él.

Athena también observaba al castaño con atención, él emanaba una energía muy fuerte, podía sentirlo. Sin darse cuenta, algo se encendió en su interior, quería luchar contra él, quería demostrarse a sí misma que tan fuerte era hasta el momento.

Después de eso la mujer habló nuevamente.

—Se me ocurre algo, ¿que tal si como espectáculo de la noche se enfrentan ustedes dos en un combate? — comunicó su idea.

Athena sonrió, sus ojos brillaban con ilusión , incluso se preguntaba como la señora Mei había podido saber lo que ella quería.

La mujer miró a Athena y le guiñó el ojo, la pelipúrpura lo entendió, la señora Mei sabía de antemano que ella querría retar al castaño, pero por respeto al negocio de la mujer ella no se hubiera atrevido a hacerlo.

Kyo por otra parte se quedó pensativo, él no quería aprovecharse de ella, no lucía exactamente como una luchadora experimentada, tenía miedo de hacerle daño.

—Yo, en realidad no lo sé, no quiero lastimarte — mencionó el castaño.

—No me subestimes — se limitó a decir Athena.

—No lo sé...

Al ver que Kyo se encontraba reacio a la idea, Athena destacó algo importante.

—Hoy es mi cumpleaños — dijo al mismo tiempo que hacía un pequeño puchero, sus labios se fruncieron levemente mientras su cálida mirada se posaba en los ojos del castaño.

— como regalo quiero llevarme la experiencia de haber luchado contra ti, Kusanagi-san — añadió.

Kyo no tenía la fuerza para romper las ilusiones de su dulce corazón, además, el siempre había sentido admiración y respeto hacia quienes querían poner a prueba su propio desempeño y mejorar sus habilidades.

El joven suspiró .

—De acuerdo, lo haré

Athena aplaudió sonriendo satisfecha, el castaño la miró por unos segundos, su sonrisa lucía radiante, incluso había notado como sus mejillas se habían coloreado de un rosado brillante, era conmovedor ver como su respuesta la había hecho sentir tan dichosa.

La mujer dio la orden y varios hombres se acercaron a abrir un espacio moviendo las mesas de el centro.

Athena y Kyo se acercaron al lugar y estando ya ahí, el castaño volvió a preguntarle algo a la chica que lucía tan decidida de lo que estaban a punto de hacer.

—¿Estás segura de esto?— le interrogó con algo de preocupación.

—Si, lo estoy, ¡empecemos!— exclamó sonriendo.

Ambos se pusieron en posiciones y el enfrentamiento comenzó.

Kyo se acercó lentamente a ella tanteando sus pasos, él no sabía realmente que escondía esa chica.

Athena se teletransportó quedando detrás de el y estando ahí empezó una serie de golpes que al principio el castaño no pudo cubrir.

Kyo se dió la vuelta y cubrió el resto de sus golpes, mientras reflexionaba lo que acababa de pasar y se cuestionaba sobre esas habilidades de la chica.

"¿Poderes psíquicos?" Se preguntaba Kyo.

Tenía que ser mas cuidadoso si no quería que ella terminara, literalmente, pateándole el trasero.

Él se acerco a Athena rápidamente y lanzó una fuerte llamarada hacia ella, Athena la esquivó y volvió a teletransportarse hacia el otro lado.

Kyo se percató de esto e inmediatamente se dió la vuelta sólo para recibir una patada de la chica que impactó en su rostro.

Kyo utilizó todo su cuerpo para embestir a la chica y poder así quitársela de encima, su ataque la hizo caer, pero se puso de pie enseguida y volvió a acercarse al castaño lanzando un golpe tras otro.

Kyo cubría cada uno de sus golpes, realmente la había subestimado, ella tenía un perfecto control sobre su cuerpo, era muy ágil, lanzaba unas patadas altas que de no ser que el joven se estaba cubriendo éstas impactarían directo en su rostro, era el momento de luchar en serio.

"Acabemos con esto" pensó Kyo.

Después, el castaño inició una serie de golpes con sus puños encendidos en fuego que Athena no pudo cubrir, al finalizar sus golpes dió una patada a la pelipúrpura que la hizo salir volando algunos metros.

Ella se incorporó casi al instante y se puso en posición de defensa, ambos se miraban a los ojos como si sus miradas estuvieran luchando la una con la otra.

Kyo volvió a acercarse a ella rápidamente, pero en eso, Athena empezó a hacer un campo de fuerza cuya energía luminosa rodeaba completamente su cuerpo. Kyo logró detenerse a tiempo, sin embargo, sentía esa gran fuerza emanando de la chica.

Ella era fuerte, él podía sentirlo ... Pero era momento de acabar con ese combate.

Athena empezó a perder la energía lentamente y Kyo aprovecho ese momento para acercarse e iniciar nuevamente una serie de golpes haciendo que ella perdiera el equilibrio y no pudiera cubrirse más.

Al finalizar, el joven dio una vuelta con sus puños encendidos dejando el rastro de una serpiente de fuego flotando en el aire.

Su ataque había lanzado a la chica lejos, ella ya no podía continuar, por lo que Kyo había resultado ganador del combate.

El castaño la observó por unos segundos, ella lo miraba con una mezcla de desconcierto y admiración, pero nada de rencor.

De alguna manera, ese encuentro con Athena le había dejado a Kyo un buen sabor de boca.

El castaño se aproximó a su mesa y pidió la cuenta.

La mujer se encontraba observando a Athena quien lentamente se ponía de pie sin quitarle la mirada al joven Kusanagi, ella se veía feliz y satisfecha, a pesar de haber perdido.

La mujer sonrió y se dignó a contestarle al castaño.

—No se preocupe, joven, la casa invita

Kyo sonrió.

—Muchas gracias

Después de eso simplemente caminó hacia la puerta principal del restaurante y salió de ahí.

Athena lo miró retirarse, él podría haberla vencido en el combate, pero sin duda alguna no había podido vencer su espíritu apasionado.

"Espero poder vernos una vez más, Kyo Kusanagi"

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