--CAPITULO 1. Algo nuevo--
Claire se encontraba en un lugar que nadie sabe que existe, o por lo menos, que nadie debería saber que existe.
Pero estaba aquí, desde hace 3 semanas o al menos eso creía. El tiempo pasa diferente en la Autoridad de Variación Temporal (AVT), ya se había dado cuenta de eso.
Una mañana, el cartero le entregó un sobre dirigido a ella. En la carta, le solicitaban ser asesora en la AVT por un tiempo. Ella no tenía idea que era la AVT.
Pensó tal vez, que se trataba de una empresa de tecnología médica de punta o un instituto de investigación científica. Nada más alejado de lo que creía.
El contenido de la carta era extraño, le decían que si aceptaba brindar su asesoría (sin indicar aún el motivo) debía firmar un documento de confidencialidad, para no mencionar nada de ese lugar a nadie, ni el propósito del mismo.
Claire, dudó un poco y buscó información virtual sobre dicho lugar y no aparecía nada que le diera un indicio.
La situación era un poco rara, aúnque para ese momento, no había nada que le extrañara a Claire; después de todo lo que ha vivido y visto, después incluso, del Chasquido de Thanos y del Blip.
Ya había recibido antes, propuestas extrañas, en las cuales, debía ir a un lugar desconocido para aprender o intercambiar conocimientos, pero de eso habían pasado ya algunos años.
Dos días después de recibir la carta y no contestarla, un agente de la dichosa AVT le hizo una visita a su trabajo.
Claire estaba en su escritorio en el laboratorio de las instalaciones de la División Médica de Industrias Stark.
—Te buscan —le indicó una colega—. Alguien pregunta por ti.
Claire no esperaba a nadie. Salió del ala del laboratorio vestida con su bata médica, la cual siempre aparentaba estar blanca, demasiado blanca.
Sentado en una silla, leyendo una revista del Times, estaba un hombre, la única persona en esa sala.
Parecía de mediana edad, a pesar de su cabello blanco y bigote del mismo color. Llevaba un traje de saco y pantalón color café, que combinaba con su corbata, la cual usaba con el nudo flojo. Vestía, además, una camisa de cuello, color celeste.
El hombre se levantó del asiento, al ver que Claire se aproximaba y dejó la revista en la mesa.
—Dra. Claire Bramston. Me alegra por fin ubicarla —dijo el hombre con mirada afable—. Le mandamos una carta hace poco, pero no hemos recibido respuesta.
—Ah, usted es de la...
—Pertenezco a la AVT, soy analista. Mi nombre es Mobius M. Mobius —dijo él hombre extendiendo su mano.
Claire le correspondió el saludo, a pesar de lo extraño que sonaba su nombre.
—Es un gusto de verdad. Esperaba poder localizarla para que nos confirme su apoyo —dijo él, sonriendo.
—Bueno, no sé cómo puedo apoyarlos, Sr... ¿Mobius, dijo? —preguntó Claire. Él asintió—. Ya que no sé a qué se dedican.
—Eso no se lo puedo decir, a menos que firme un acuerdo de confidencialidad antes, para poder explicarle —dijo Mobius—, y otro acuerdo, después de saber de qué se trata.
Claire quedó confundida.
—En verdad nos interesa su asesoría. No tiene que ver con nada de medicina. Pero es sobre algo que creemos que usted conoce un poco —continuó explicando Mobius, con un ademán de su mano—. Su ayuda es importante.
—No comprendo. Disculpe si desconfío. No los localicé en internet. Así que... —dijo ella.
—Sí, entiendo. Pero vengo de un lugar en el que me estamos interesados en sus aportes —comentó Mobius, de forma insistente.
—Creo que no tengo tiempo para esto, lo siento.
—Sí. Sí lo tiene. Tendrá tiempo —dijo Mobius con seguridad—. De todas formas usted ya a ido a lugares extraños en los que le han solicitado hacer algunas cosas, ya sea con invitación o sin ella ¿No es así?
Ella se sorprendió ante esta declaración.
—No sé de qué me habla. Mire, en realidad debo volver al trabajo. Si me disculpa, Sr. Mobius —dijo Claire, guardando la compostura y metiendo sus manos en los bolsillos de la bata, luego dio la vuelta para regresar al su oficina.
—Sabemos que usted dudaba en ir a Asgard, también.
Claire paró en seco. Se giró hacia Mobius.
—Perdón ¿Qué ha dicho? —dijo ella con asombro.
Claire se había graduado hace más de una década de la Facultad de Medicina, previo a su encuentro con el analista de la AVT.
Tenía altas notas e increíble desempeño en sus estudios, obteniendo una pasantía en U-GIN, un Laboratorio de gran prestigio de Corea del Sur, dedicado a la investigación genética y bioingeniería, liderado por la famosa genetista Dra. Helen Cho. Su experiencia de 1 año ahí la incentivó a adentrarse en el campo de investigación de la regeneración tisular, y temas similares, que en el futuro desarrolló como parte de la División Médica y de Biotecnología de Industrias Stark.
Llegó a Industrias Stark, por medio de su prima, Virginia Potts, (Pepper, como la llamaban las personas más cercanas) quien en ese entonces era la asistente personal de Tony Stark, que tiempo después se convirtió en la CEO de la compañía y además, en la esposa de Stark. Ella y Claire se tenían mutuo cariño en su infancia y mantenían una comunicación cordial de adultas.
Al final de su pasantía en Corea del Sur, recibió la llamada de Pepper que lo cambiaría todo.
—¿Sigues en Corea? Tengo algo importante para ti, Claire. Bastante confidencial, pero no podría confiar en nadie más —dijo Pepper en tono serio.
Claire, estaba en su habitación, armando maletas, mientras hablaba con su prima.
—¿Pepper que sucede? Dime —preguntó Claire—. Es mi último día aquí, viajo mañana a casa.
—Bien. Eso es genial. Porque me urge tu ayuda. Es un trabajo para ti —dijo Pepper de forma rápida—. ¿Sabes de lo sucedido a mi jefe? —le preguntó ella.
—Algo escuché hoy en las noticias. No sabía si era prudente llamarte... ¡3 meses secuestrado! ¿Cómo está él? —comentó Claire.
—Bueno, esa es la situación, Claire, no puedo decirte mucho por ahora, pero necesito que vengas y te encargues de ciertas cosas aquí, directamente con Tony —explicó Pepper—. Pensé en ti, en especial porque eres doctora. Mira me preocupa Tony y creo que necesitará de tus conocimientos. Él no está muy bien ahora con el trauma.
Claire escuchó el tono preocupado de Pepper.
—Pepper, te das cuenta que no soy esa clase de médico ¿verdad? —cuestionó Claire extrañada, mientras doblaba más ropa.
—No me refiero a eso. Es decir, sí, también ha tenido un trauma mental y emocional, obviamente. Pero me refiero a otra clase de trauma que requiere tu especialidad —le contestó Pepper—. Principalmente Claire, te digo ésto, porque confío en ti.
—¿Me estás ofreciendo un trabajo en Industrias Stark? —interrogó Claire, dejando un abrigo que estaba doblando.
—Sí. Así es —afirmó Pepper—. Supe que tú mentora ha sido la Dra. Cho. Si tienes una recomendación de ella, sería excelente.
—Sí, la tengo Pepper... —dijo Claire extrañada—. Pero necesito saber que clase de trabajo me ofreces, es decir, un trabajo en Industrias Stark sería genial, pero...
Pepper la interrumpió.
—Te lo diré todo aquí. No te arrepentirás. Iré en el jet de la compañía por ti, pasado mañana, entonces... ¿al aeropuerto de Los Ángeles, 7 am?
Claire no pudo decir nada por un segundo. Dejó de meter su ropa en la maleta.
—¿Estas rastreando mi vuelo? —le cuestionó Claire asombrada.
—Sí, Claire, ¿No te importa verdad? Venir directamente aquí, quiero decir.
—No lo sé. Supongo que no... —dijo Claire y se dejó caer en la cama junto a la maleta dando un suspiro.
—Bueno, Happy y yo te recogeremos allí. Mañana te indico por qué puerta estará el jet. Debo colgar. Ah y Claire, una cosa más. Tony no sabe nada de esto, ¿Entendido?
—¡¿Qué?! —cuestionó ella. Sin embargo, Pepper ya había colgado.
Claire se acostó en la cama viendo el techo. "¿Qué había sido todo eso? ¿Había aceptado un trabajo sin saber de qué se trataba?", pensó ella. Confiaba en su prima, claro. No sabía de que se trataba pero, ya lo averiguaría. Además, Industrias Stark era una gran oportunidad.
Ella, agarró el teléfono de la mesa de noche e hizo otra llamada.
—Vicky, vuelvo a Los Ángeles, mañana como te dije, pero no voy directamente a casa —dijo Claire—. Lo siento, no creo que podamos vernos está semana.
—¿De que hablas? —preguntó Victoria—. Ya habíamos quedado de vernos está semana. Christian y yo ya habíamos cambiado turnos.
—¿Qué pasa? —oyó Claire la voz de un chico, al fondo en el teléfono.
—Claire no vendrá —Escuchó Claire que dijo Victoria.
—Vicky, déjame explicarte... —dijo Claire.
—¿Cómo que no vendrás? —El chico tomó el teléfono de Victoria.
—Christian... Escuchen, porfavor —pidió Claire.
La llamada de cortó de pronto y luego el teléfono sonó para hacer videollamada.
"Me van a matar", pensó Claire, cerró los ojos y contestó.
—Explícate —dijo Victoria, apareciendo en la pantalla junto a Christian.
Claire los miró un poco apenada, la chica de rizos caoba, tenía la mirada muy seria, así como Christian, el chico de cabello café, ondulado, muy recortado y fleco de un lado. Ambos vestían pijamas celestes. Claire, pudo darse cuenta que ambos estaban de turno.
—Bien, deben jurarlo por sus vidas, no decir nada. Ni yo misma sé ahora el que, pero les contaré —dijo Claire.
—Claire, bien sabes que tus secretos, son los nuestros y viceversa —dijo Victoria.
—Vamos, suéltalo —dijo Christian.
Cuando Claire les hubo contado a sus amigos que tendría la posibilidad de trabajar en Industrias Stark, sus amigos se asombraron.
—¡No puede ser! —exclamó Victoria, agarrando fuerte de la manga de la camisa a Christian.
—Shhh, no hagan escándalo. Voy a sondear sobre esto. No es nada definitivo —los silenció Claire.
—Tan solo sepas algo, nos cuentas —dijo Christian.
—Sí. Solo recuerden... —dijo Claire.
—Sí, sí, ya sabemos —contestó Victoria—, somos el club del secretismo. No te preocupes.
Victoria y Christian, eran los mejores amigos de Claire. Estudiaron juntos toda la carrera de Medicina, ambos trabajan en el mismo hospital en California. Victoria, haciendo la residencia de Pediatría y Christian, la de Cirugía.
Claire tenía muchas ganas de verlos, pero los planes que habían hecho para verse, luego de un año, tendrían que esperar. Ella terminó de empacar e irse a la cama, pues debía levantarse temprano.
El día siguiente, tomó el vuelo de madrugada, de Incheon rumbo a California, que duró casi 20 horas. Al llegar al aeropuerto de Los Angeles, en la pista vió el jet con el logo de Stark. Había un hombre de traje, esperándola al pie de las escaleras.
El hombre, que se presentó como Happy, le ayudó con las maletas y le dijo que lo siguiera. Pepper apareció por la puerta del jet. Ambas sonrieron al verse.
Pepper no había cambiado mucho, pensó Claire. No se veían desde hace unos 2 años aproximadamente. Alta, delgada y rubia, con su larga melena y ojos azules. Llevaba un traje sastre negro con chaleco muy elegante. Claire, llevaba jeans y una chaqueta azul que le sentaba bien con su piel trigueña, tenía el cabello lacio y color castaño que le llegaba abajo de los hombros. Las primas se abrazaron efusivamente.
—¡Me alegra tanto verte! —exclamó Pepper—. ¿Como estuvo el vuelo?
—¡Pepper! ¡A mí también! —contestó Claire—. Pues realmente cansado.
Ambas tomaron asiento, mientras Happy guardaba las maletas.
Claire se recostó en el respaldo del asiento, observó todo el jet de lujo y luego miró a Pepper.
—¡Vaya! Si que te ha ido bien en Industrias Stark —empezó a decir Claire—. Solo recuerdo la vez que me dijiste que te habían contratado, estabas tan emocionada.
—Sí, bueno es mucho trabajo con Tony, pero nada mal —afirmó Pepper.
Happy les ofreció unas bebidas.
—Partiremos en 5 minutos a Malibú —comentó Happy.
—Excelente —contestó Pepper.
Claire sonrió dando las gracias por la bebida. Luego de una pausa y tomar un sorbo, Claire habló en voz baja, acercándose a su prima, observando que Happy se había ido a la cocina.
—Cuéntame, ¿De qué se trata el trabajo? ¿Qué es tan confidencial? —susurró Claire.
Pepper miró que Happy regresaba de la cocina con unos bocadillos.
—Te lo explicaré —comenzó Pepper—. No te preocupes. Podemos hablar con libertad.
—Descuida. Soy el hombre de confianza de Tony —comentó él. Claire sonrió.
Pepper explicó que Tony Stark, casi había muerto en Afganistán, siendo salvado por un científico, a quien tenían también, capturado, que le colocó un dispositivo en su pecho para evitar que la metralla que se le incrustó, llegue al corazón. Había regresado hace dos días y no quiso ir al hospital, luego de 3 meses de haber sido secuestrado y que solo accedió a descansar en la casa.
—Tuvimos que darle un somnífero para que durmiera —intervino Happy—. Tiene la idea loca de hacer urgente una conferencia hoy.
—Tony es muy necio, pero necesita atención médica. No sé cómo funciona ese aparato —externó Pepper con preocupación—. Esa cosa es peligrosa, según entiendo —prosiguió ella mirando a Happy y luego a Claire—. No sabemos que tan seguro sea o como podrá afectarle. Así que te necesito para que estés supervisando y revisando.
Claire los miró y parpadeó.
—De acuerdo, puedo hacerlo —afirmó Claire—. Pero ¿Cómo lo haremos? Y más aún ¿Estará él dispuesto?.
Pepper y Happy se dirigieron una mirada cómplice.
—Tendrás disponibilidad de equipos de la División médica y el Laboratorio de Industrias Stark, solo dime qué necesitarás —comentó Pepper—. En cuanto a que él esté de acuerdo, ya nos encargaremos nosotros.
En minutos, el jet aterrizaba en Malibú.
Happy condujo hacia la mansión Stark en limosina. Era la primera vez que Claire iba en una limosina. Cuando bajaron del vehículo, Claire contempló un enorme complejo con alta tecnología. Era impresionante. Una típica mansión con grandes ventanales y espacios lujosos. Pepper le mostró la habitación donde Claire se quedaría. Estaba decorada con buen gusto y muy iluminada, todos los muebles combinaban en tono beige. Ella se tiró en la inmensa cama, todo lo que quería era dormir. Cerró los ojos un rato, pero luego, escuchó un poco de ruido afuera y salió a ver por la puerta.
Ahí estaba el famoso Tony Stark, corriendo de un lado a otro el pasillo, mientras Pepper y Happy lo seguían.
—No voy a dormir más. ¡Quiero ir a la conferencia ahora mismo! —exigió Tony
—Debes ir al hospital... —empezó a decir Pepper.
—No. Pepper, no insistas —dijo agitado Tony.
Claire salió al pasillo.
—Enciende la limosina Happy —ordenó Tony colocándose el saco y sus anteojos de sol—. Ya le hablé a Stane. La prensa estará lista.
Tony caminó hacia el pasillo y se topó con Claire.
—¿Y ésta quién es? —preguntó él, girando hacia Pepper y Happy, señalando a Claire con el pulgar.
Pepper se adelantó.
—¡Ah, sí! Tony, ella es mi prima, Claire. ¿Recuerdas que te la he mencionado? —preguntó Pepper.
—No —contestó él mirando su celular.
—Bueno. Ella ha estado en Corea un tiempo y ha vuelto ¿Sabes? —comentó Pepper vacilante—. Se quedará unos días...
—Cómo sea, vámonos —prosiguió él caminando.
Happy y Pepper lo siguieron. Pepper hizo un ademán a Claire para indicarle que los siguiera.
—Pasemos por una hamburguesa con queso primero —le dijo Tony a Happy—. Desde ayer quiero una. No. Corrijo. Desde hace 3 meses quiero una. ¿Quieres una? —preguntó dirigiéndose a Claire. Ella negó con la cabeza.
Luego de comprar la hamburguesa, se dirigieron al lugar de la conferencia.
—¿Así que vienes a vacacionar a la hermosa Malibú? —le preguntó Tony.
—Umm... algo así —contestó ella, mirando a Pepper.
Cuando llegaron al lugar, afuera, muchos periodistas estaban esperando con cámaras y teléfonos celulares.
Tony salió de la limusina comiendo su hamburguesa mientras caminaba y lo recibió el hombre de apellido Stane, quien era el CEO de la compañía, que por años trabajo con el padre de Tony.
Ellas lo siguieron. Ambas fueron al salón y se quedaron atrás de la prensa. Habían muchos periodistas, viendo en dirección hacia el podio, dónde Tony subió inmediatamente.
Un hombre vestido de traje y corbata, se le acercó sigilosamente a Pepper. La saludó y se presentó como el agente Phillip Coulson, mientras le entregó una tarjeta a ella.
—Soy de la División de Logística y Aplicación de Intervenciones Estratégicas Nacionales.
—¿La qué? —susurró Pepper a Claire.
Claire la miró extrañada y alzó los hombros.
—Es un nombre muy largo —le dijo Pepper a Coulson.
—Lo sé, estamos tratando de acortar el nombre.
—Señor, ya nos contactó el Departamento dede Defensa, la CIA, el FBI... —comentó Pepper.
—Soy de una división diferente. Más específica. Queremos hablar con el Sr. Stark sobre las circunstancias de su escape.
—Lo voy a agendar con mucho gusto, señor —le afirmó Pepper mirando al frente.
Coulson agradeció y se retiró.
Tony se sentó en las gradas a terminar su hamburguesa. Les indicó a los periodistas se sentaran también para tener una plática más informal.
Claire vio a un hombre de piel oscura, vestido de militar, que se acercó a Pepper a preguntar qué le sucedía a Tony. Pepper le respondió que no tenía idea. El hombre era el coronel Rhodes, amigo muy cercano de Tony.
Stark, empezó a hablar de su padre y recordando que no pudo despedirse cuando él murió. Claire pensó que era un discurso muy emotivo al respecto.
—Vi morir jóvenes soldados, por las mismas armas que hice para proteger y defenderlos —dijo Tony seriamente—. También me di cuenta que soy parte de un sistema que no quiere asumir responsabilidades.
Tony concluyó dando el inesperado anuncio de que cerraría la División de Armamento de Industrias Stark, que proveía la mayor parte del armamento al ejercito de los Estados Unidos.
Pepper miró a Claire, con su rostro asombrado y preocupado respecto a las declaraciones de su jefe.
La prensa saltó inmediatamente con toda clase de preguntas, mientras Tony bajaba del podio y Stane trataba de apaciguar a la prensa, quien también estaba impactado de la noticia que Tony había dado, sin avisarle ni consultarle a nadie.
