--CAPITULO 4. El rayo de luz--

Pepper fue a la oficina de Stane, sacó la información de la computadora. Coulson la esperaba para la cita que habían agendado. Ella se lo llevó consigo a Industrias Stark.

Claire estaba en la División médica, buscando algunas cosas.

Pepper le había llamado a Claire, para ver si Tony estaba con ella, porque no había podido localizarlo, a lo cual Claire le contesto que no.

—Es extraño, le he llamado varias veces, dijo que estaría en casa —comentó Pepper.

—Déjame ver si me contesta. Igual ya voy saliendo de aquí —dijo Claire.


El teléfono sonaba, pero Tony no podía articular palabra, ni moverse. Estaba pálido y con las venas del rostro muy marcadas. Su cuerpo estaba desplomado en el suelo del taller-sótano. El robot, tipo brazo mecánico, sostenía la caja de cristal cerca de él, pero Tony ya había perdido el conocimiento.

—¿Tony? ¿Estás aquí? —preguntó Claire, cuando vio puerta estaba abierta del laboratorio, segundos después que llegó a la mansión—. ¿Tony?

Ella giró hacia un lado y lo vio en el suelo.

—¡Tony! ¡Dios mío! —exclamó Claire, corriendo hacia él, dejando caer la caja que llevaba en las manos y su bolso.

El reactor no estaba en su tórax. Claire no supo en que momento había roto el cristal, agarrado el viejo reactor y colocado el aparato en el pecho de Tony.

Fue en una fracción de segundos y él reaccionó.

—¡Jarvis!, control de signos vitales -demandó Claire.

—Frecuencia cardíaca 165. Presión Arterial 80/50. Temperatura 35.1 grados centígrados —contestó Jarvis.

Claire corrió a traer un maletín que estaba sobre la mesa y un artefacto. Le inyectó en el brazo, el contenido de lo que parecía un aparato con 3 jeringas metálicas. Y empezó a escanear.

Pasado un minuto, Tony respiraba muy rápido y poco a poco iba tomando color su rostro, se veía mejor.

—Estás fuera de peligro, Tony —le afirmó ella aliviada.

Tony la agarró del brazo y ella ayudó a levantarlo.

—Stane. ¡Fue Stane! ¡Trató de matarme! Me quitó el reactor —dijo Tony alterado, ante la mirada asustada de Claire—. Debo atraparlo. Jarvis ¿listo?

Claire se unió rápidamente a Jarvis en la computadora. Ella volvió a preguntar a Jarvis, por los signos vitales de Tony, quien le indicó que estaban estables.

Tony se puso el traje robótico y voló hacia las bodegas dónde Industrias Stark tenía el gran reactor.

Claire y Jarvis, le advirtieron que el reactor antiguo no estaba diseñado para un vuelo largo y que el traje tenía energía al 47%. Sin la energía suficiente el traje no podía mantener el organismo de Tony estable por mucho tiempo.

Mientras en las bodegas, Pepper, Coulson y otros agentes investigaban. Al parecer no había nadie. Las computadoras funcionaban pero había pocas luces del techo encendidas. Pepper se encontró de pronto con una máquina parecida al MARK I pero más grande, que la empezó a perseguir, mientras los agentes le disparaban al robot. Dentro del robot estaba Stane controlándolo.

Claire, avisó a su prima que huyera lo más pronto posible y que Tony iba en camino. Le contó que Obadiah estaba detrás de todo.

El robot casi le dispara a Pepper, que estaba muy asustada. Justo en ese momento, llegó Tony y empezó a luchar en la calle contra Stane. Tony le disparó con su reactor del pecho. Jarvis le advirtió que su energía está al 19% y Claire le pidió que tuviera cuidado.

La lucha continuó, el robot de Stane era más grande y, para sorpresa de Tony, volaba también. Tony, le dió instrucciones a Pepper de sobrecargar el reactor grande dentro de las bodegas. Y cuando el robot de Stane se acercó lo suficiente, Pepper accionó el reactor, generando una gran explosión. La enorme descarga de energía había golpeado a Stane, quien inevitablemente, murió al instante.

Hubo un apagón en una parte de la ciudad. Tony estaba tirado en el suelo, sin el casco y a penas con energía en su reactor.

Los agentes y Pepper lo llevaron a la mansión Stark para que Claire le revisara las heridas. Ella lo estabilizó. Los daños, al menos, no fueron graves.


El Coronel Rhodes hizo declaraciones sobre lo ocurrido y como siempre lo ha hecho, para defender a Tony. La prensa estaba reunida, transmitiendo las noticias en vivo.

Claire, estaba escaneando con la máquina a Tony, mientras él se encontraba sentado leyendo el periódico. Pepper maquillaba a Tony tratando de cubrir un poco sus heridas y moretones.

El agente Coulson, entonces, se le acercó y le entregó, un papel, en dónde iba escrita la coartada de Tony, que decía que él se encontraba en su yate, cuando todo sucedió. Agregando que tenía una declaración jurada de 50 invitados.

—No hay nada sobre Stane —dijo Tony al terminar de leerla.

—Estamos sobre eso, señor —contestó Coulson despidiéndose.

—Dra. Bramston, Claire, ha sido un gusto volver a verla —dijo Coulson con una sonrisa.

Claire le dió la mano y sonrió.

—Muchas gracias agente Coulson —le dijo Pepper, cuando ya se marchaba.

—Estaremos en contacto —les dijo Coulson mirando a los 3.

—De la División de Logística... —empezó a decir Pepper.

Coulson la interrumpió.

—Llámenos S.H.I.EL.D. —dijo Coulson dando la vuelta.

Tony se puso de pie y Pepper le pasó el saco.

—No puedo creer que sea Ironman —dijo Tony.

—No eres Iron Man —le dijo Pepper.

Continuaron hablando un poco pero Claire los dejó solos adelantándose hacia el salón donde Rhodes daba la conferencia.

Un par de minutos después apareció Tony caminando hacia el podio y llegando a la par del general Rhodes. Pepper se quedó junto a su prima observando.

Tony empezó a hablar sobre los acontecimientos recientes. Sacaba el papel para leer la coartada que Coulson le había dado y finalmente dijo:

—Yo soy Iron Man.


Después de este suceso, ya era de dominio público que el millonario y filántropo Tony Stark estaba detrás de la armadura de Iron Man.

El siguiente día del anuncio, Victoria y Christian, bombardeaban con llamadas, mensajes y videollamadas a Claire. Ella había estado tan ocupada que no coincidían, hasta que pudieron hablar los 3.

—¿Cómo pudiste guardar ese secreto de que tu jefe es Iron Man? —preguntó Victoria, impactada.

—Pueden hablar suave —dijo Claire.

—No te preocupes, estamos en la plaza, fuera del hospital —dijo Christian.

Victoria mostró los alrededores para que Claire estuviera tranquila. En realidad estaban lejos de personas.

—Aún no me lo creo —dijo Victoria—. Lo peor es que ayer, me quedé sin almorzar por culpa de Iron Man y Christian.

—¿Por qué? ¿Qué pasó? —preguntó Claire.

—Este individuo, escupió toda el agua que estaba tomando, justo en mi plato, cuando Stark dio la noticia —dijo Victoria mirándolo con disgusto—. ¿Puedes imaginar los millones de bacterias que echó en mi comida?

—Ya te dije que no lo hice con intención —dijo Christian viéndo apenado a Victoria—. Además compartí mi comida con ella, Claire.

—¿Qué se siente trabajar para un superhéroe? —preguntó Victoria.

—Pues...

—¡Oh, maldición! —exclamó Christian, viendo su reloj—. Debo ir a preparar a la Sra. Hudson para una cirugía.

—¡Y yo debo volver al turno! Te llamamos luego —dijo Victoria, apresuradamente. Claire suspiró cuando la llamada se colgó.

Las siguientes semanas, fueron muy ocupadas para Claire. El plan de Tony para expandir la división médica y científica de Industrias Stark estaba en desarrollo también.

Junto a ella, hacían revisiones para hacer más efectivos los trajes, dotando de un mayor control del sistema biométrico integrado.

—Creo que necesitas una máquina que pueda ayudar a regenerar tejidos —dijo Claire una mañana que estaban trabajando en un nuevo dispositivo para el traje.

—¿Tú crees? —preguntó Tony—. Si el traje está perfectamente diseñado, no es necesario.

—No vas a andar el traje puesto toda la vida Tony, y déjame recordarte que tampoco eres inmortal —le comentó Claire—. Quizá reformularé lo que dije: Industrias Stark necesita una máquina para regenerar tejidos.

Tony la miró con ojos entrecerrados.

—¿Qué tal si sufres un gran accidente? Con o sin el traje —continuó diciendo ella—. Si tienes una gran herida o daño grave en tus tejidos o una fractura, la máquina podría hacer en menor tiempo la curación de la misma, ¿no te parece?

Tony lo pensó un poco.

—Bien, empieza a investigar, ve al laboratorio de la división médica y usa lo que necesites —dijo Tony—. Jarvis, ayudarás a Claire en esta investigación también —ordenó él.

—Enterado, señor —contestó Jarvis.

Claire abrió los ojos como platos y sonrió. Unos minutos después Tony continuó hablando.

—Sé lo que es estar a punto de morir, Claire —dijo Tony sin verla, tecleando en su computadora.

Tony entonces, giró sobre su silla en dirección a ella.

—Si pudiéramos crear una máquina así, podríamos ayudar a curar lesiones más rápido y salvar vidas —continuó Tony.

—Podríamos ayudar a salvar muchas vidas Tony. Con una máquina de regeneración podríamos recuperar casi cualquier tejido, siempre que se haga de manera oportuna —le comentó Claire.

—No solo quiero dejar de hacer armas para destruir, Claire. Quiero poder crear tecnología que ayude a preservar la vida y la salud de otros —le afirmó Tony—. Vamos a hacer este proyecto también.


Esa noche, Claire tenía una cita con Greg, y él paso a traerla a su apartamento. Ella estaba de un humor muy alegre.

—Espero que esa sonrisa sea por verme —le dijo Greg, mientras le abría la puerta del auto.

—Bueno, sí, en parte. Por otra parte todo va muy bien en mi trabajo —respondió ella, lamentando no poder contarle de que se trataba.

Claire entró al auto. Ella desconocía de autos caros, pero estaba segura que ese era un super auto de lujo.

—Bueno, no es exactamente algo que puedo revelar... —agregó ella.

—Umm, de acuerdo. Supongo que el trabajo con Ironman, lo hace más secreto.

—Sí, ya sabes. Pero dime ¿Cómo te ha ido a ti?

—Bien. Muchos casos últimamente, así que he estado ocupado.

Greg, la llevó a un restaurante francés muy elegante y exclusivo, cuya reservación se hacía con un par de semanas de anticipación. Ambos veían el menú.

—Lo siento Greg, no entiendo nada del menú —admitió ella después de unos minutos de repasar las páginas, totalmente en francés—, mejor elige tú. Quiero algo que lleve carne de res.

—De acuerdo, carne será. Pediré un vino ¿Te parece? —preguntó él sonriendo.

Greg llamó al mesero, y estuvieron un buen rato hablando del vino y luego ordenó dos platos que no pudo entender Claire lo que había dicho.

—¿Qué fue lo que pediste? —preguntó ella cuando el mesero se fue.

—Será sorpresa...

—Bien. Con tal que no sea algo crudo, o peor aún, que esté vivo —bromeó ella.

—Me alegra verte de nuevo ¿Sabes? —le dijo Greg riendo—. Es algo difícil encontrar tiempo contigo.

—Lo siento, es que el trabajo...

El vino había llegado. Greg, al parecer, había pedido una botella muy cara. Ambos brindaron.

Pasaron un rato platicando, la comida llegó. Y evidentemente el plato de Claire era un filete de carne de res, muerta por supuesto, y el término de cocción 3/4.

Claire pensó que Greg era muy simpático, aunque había notado que le gustaba alardear un poco. La cita anterior, su primera cita, había sido en un bar de lujo, dónde preparaban bebidas con un show de malabares con botellas de expertos bar tenders. Claire no podía negar que había sido entretenido.

—... así que mi padre trajo la escultura a casa. A mi madre le gusta lo abstracto. Pero mi padre insistió en traer esa pieza desde Bangkok y bueno, discutieron por eso. Así que donó la pieza a un museo.

—Vaya, creo que es mejor que esté en un museo —dijo ella.

Aunque las cosas que contaba Greg eran interesantes (unas más que otras) dejaba ver entre líneas que siempre quería mencionar lo rica y opulenta que era su familia.

Después de la cena, la velada fue normal y ya más noche, Greg fue a dejar a Claire a su apartamento, no sin antes, decirle que sería bueno, que aprendiera francés, a lo que Claire agradeció amablemente la sugerencia. Pero ya en su apartamento, ella estaba aliviada de no tener que escuchar al mesero y a Greg mascullar en francés toda la amplia variedad de vinos que podía ofrecer.

...

Un par de semanas después, una tarde cuando Claire subió del taller, pasó para despedirse de Pepper.

—¿Cómo van?

—Bien. Suficiente por hoy, Pepper —mencionó Claire—. Dile que duerma, ¿Sí?

—¿Qué dicen tus registros? —preguntó Pepper.

—Hay días que duerme más horas, y otros, duerme muy poco —le comentó Claire—. No nos puede engañar, ni a Jarvis ni a mí.

—Oye ¿cuando es que verás a tus amigos? —preguntó Pepper.

—En un par de semanas.

—¿Les presentarás a tu novio?

—No es mi novio —dijo Clair—-. Hemos tenido 3 citas a penas.

Pepper no levantó la vista y solo apretó los labios, luego dejó la revista en la mesa y se puso de pie.

—Eso es porque tú así lo has querido —dijo Pepper sonriendo.

—Eso piensas ¿Eh? —comentó Claire—. He tenido mucho trabajo, Pepper.

—Deberías salir más con él. Se nota que está interesado en ti —sugirió su prima—. Te fuiste a Corea un año, aprovecha el tiempo aquí.

—Bueno, pensándolo bien, ¿Cuándo fue la última vez que tú saliste con alguien? —cuestionó Claire.

Pepper se sintió incómoda.

—He pasado trabajando mucho aquí en Industrias Stark —afirmó ella.

—Sí, Industrias Stark... Parece que el trabajo aquí, siempre es una excusa, prima -le aseguró Claire sonriendo y dándole una palmadita en la espalda—. Pues, nos vemos mañana.

Happy apareció por el pasillo.

—Hola, Happy —saludó Claire mientras salía por la entrada.

—Claire —dijo Happy—. ¿Todo bien?

—Todo bien.

—No. No está todo bien —dijo Pepper, mirando a Happy—. Dile que salga más con ese chico que conoció.

—¿El abogado de la famosa firma? —preguntó Happy.

—Ay, no puedo creer que mi vida romántica sea noticia a voces —dijo Claire girando los ojos—. Me voy.

Pepper y Happy sonrieron.

—¿Te llevo? —ofreció Happy.

—No, gracias. El taxi ya viene —sonrió Claire.

Ella se despidió mientras los dos le dijeron adiós con la mano.

...

El apartamento de Claire quedaba cerca. Ya había caído la tarde, cuando llegó, se cambió de ropa y se puso pantalón, camiseta de ejercicio y los tennis. Casi todas las tardes, después del trabajo, iba al parque cercano a caminar un rato. Pues ella, tenía que esforzarse por mantener su peso, ejercitándose, ya que, a diferencia de su prima, no poseía el metabolismo privilegiado, que comiese lo que comiese, siempre estaba delgada, sin tener que mover un músculo.

Aún no estaba oscuro y habían pocos transeúntes. Claire camino una media hora alrededor del parque. Había pasado esos días buscando información, sobre regeneración tisular. Estaba tan felíz de tener el respaldo de Tony e Industrias Stark y poder crear algo para mejorar la calidad de recuperación de los que lo necesiten.

Su teléfono sonó y en la pantalla apareció el nombre de Vicky.

—Hola.

—¿Qué haces? —preguntó Victoria.

—En el parque, una caminata. ¿Estás de turno? —dijo Claire.

—Sí. Hoy me toca de noche —dijo Victoria en tono cansino—. Me tuve que cambiar los zapatos, un niño me acaba de vomitar los zapatos. ¡Y a penas inicié el turno!

—Lo siento. ¿Y Christian?

—Supongo que roncando a esta hora. Ayer tuvo turno de noche —contestó su amiga.

El parque se iba quedando vacío y Claire se sentó a recuperar el aliento. Ya había anochecido. Solo la tenue luz de los faroles iluminaba el parque.

—¿Me vas a contar como va todo con Greg? —interrogó Victoria.

—Bueno, hemos...

De pronto, un destello cegador de luz apareció a espaldas de Claire. Al mismo tiempo, se oyó un ruido muy fuerte, ensordecedor, corto y seco.

—¿Que fue eso? —dijo Victoria

Claire giró para ver. Estaba un poco asustada y supo que el ruido se había escuchado de entre los árboles de una vereda.

—Eh... no sé, te llamo luego.

Claire no vio a nadie alrededor y se acercó con curiosidad. Se adentró al bosquecito y solo escuchó silencio. Al caminar, todo lo que se oía, era el crujido de sus zapatos sobre las hojas secas. La luz del farol más cercano no iluminaba bien, así que ella encendió la luz de su teléfono móvil.

De repente una figura con capucha salió de entre los árboles. Claire se sobresaltó y casi deja caer su teléfono.

—¿Claire Bramston? —preguntó la voz de mujer bajo la capucha.

—¿Quién pregunta? —interrogó Claire, temerosa.

La figura se quitó la capucha. Al verla, Claire le pareció extraña. Era una mujer joven, de facciones delgadas y cabello oscuro y largo. Iba vestida, con lo que a Claire le pareció, como a un feria medieval. Llevaba falda de cuero café y armadura plateada en algunas partes del tórax, brazos y piernas.

—Mi nombre es Lady Sif —se presentó la mujer—. Vengo de Asgard.