¡Saludos, queridos lectores!

Como mencioné, no tardaría mucho en subir la segunda parte, pero antes de dar más datos sobre este capítulo, anunciaré las películas mencionadas en el capítulo anterior (en caso de que no las hayan descubierto): la primera mencionada es Orgullo y Prejuicio, mientras que la segunda es 10 cosas que odio de ti n.n

Antes de dejarlos con esta segunda entrega, les informo que este capítulo corresponde al Día 14: Día rojo 2023 de la actividad de la semana del Día rojo del grupo SasuKarin Month n.n


Tanto Sasuke como Karin habían pedido el Día rojo libre para poder celebrar su aniversario y en cuanto la pelirroja despertó, se encontró con la primera sorpresa que su novio le tenía preparada: llevarle el desayuno a la cama.

—¡Desayuno en la cama! —exclamó Karin sonriendo, porque aunque no era raro que él preparara el desayuno, sí era la primera vez que se lo llevaba a la cama sin estar enferma— Se supone que yo haría eso —hizo un mohín que no le duró porque siguió sonriendo— ¡Puse el despertador!

—Yo lo apagué —respondió el azabache, pues ella siempre hacía lo mismo cada día que celebraban algo y sabía que ese día no iba a ser la excepción.

—Me arruinaste la sorpresa —dijo Karin tratando de sonar enojada, pero preparándose para darle el primer bocado a los hotcakes que tenía enfrente.

—Lo harás en otra ocasión.

—¿Tú no desayunarás? —preguntó Karin dando otro bocado a su desayuno.

—Antes de traer…

—Siéntate a desayunar conmigo —la pelirroja lo había interrumpido metiéndole un trozo de panqueque en la boca— Es el aniversario de los dos.

—Desayuné antes de preparar tu desayuno —protestó Sasuke tras haberse comido el bocado que su novia le dio— Cuando termines, debes alistarte.

—¿Alistarme? —preguntó Karin confundida. Por lo regular, Sasuke sólo le daba un regalo y hacía cualquier cosa que ella planeara. Excepto en el cumpleaños de ella, ese día, él cocinaba las comidas o la llevaba a comer fuera.

—Sólo hazlo y no preguntes —ordenó Sasuke en un tono enojado, pero intentaba ocultar su rostro ruborizado.

Karin sonrió y comió entusiasmada y muy aprisa, pues quería saber qué estaría preparando su novio como para comportarse así.

¿Y si le pedía matrimonio? ¡Eso sería una locura! Pero ¿qué más podría estar planeando si antes no había hecho cosas románticas? Tenía que tener preparado algo muy especial y a esas alturas de la relación, o iba a pedirle que se casara con él o iba a decirle que estaba embarazado, pero ya que era biológicamente imposible que eso pasara, estaba descartado.

Pues bien, Sasuke jamás vio a Karin desayunar y prepararse tan rápido y tampoco la había visto con una sonrisa tan grande desde que se hicieron novios.

—¿Y a dónde vamos? ¿Es una sorpresa? ¿Habrá mucha gente? ¿Iremos de viaje? ¡Dime!

Ella llevaba puesto un vestido lila con flores blancas por arriba de la rodilla y de manga larga. El cabello levantado en una media cola, unos tacones de ocho centímetros color blanco y un maquillaje ligero.

—¿Por qué estás tan arreglada?

—Pues… es nuestro aniversario así que asumí que sería a un lugar elegante o algo así —respondió la fémina, para luego fijarse que su novio iba vestido de forma casual— ¿A dónde iremos exactamente? Esta salida sí es por nuestro aniversario ¿verdad?

—Ponte algo más deportivo. No vas a poder andar mucho con esos tacones —fue todo lo que él le dijo, porque aunque ella insistió en saber más al respecto, él dejó en claro que no diría más.

Sí, Sasuke podía darse cuenta que ella estaba decepcionada nuevamente, incluso era más evidente que los otros años. No estaba seguro qué fue lo que ella se imaginó, pero esperaba que la sorpresa compensara su decepción.

—¿Así está bien? —preguntó ella menos animada cuando bajó de la habitación con un conjunto más parecido al que solía llevar en el diario para las misiones, sólo que esta vez llevaba una blusa cerrada por completo y unos pescadores.

—Si. Vámonos.

Karin se veía desanimada, pero Sasuke no se rindió, estaba seguro que su plan iba a gustarle y simplemente la condujo por las calles de Oto hasta que llegaron a la salida.

—¿A dónde vamos? —preguntó Karin que había estado callada.

—Lo sabrás cuando lleguemos.

La pelirroja miró a su novio que no llevaba ningún tipo de equipaje, tampoco le pidió a ella que llevara algo. Lo único que llevaba encima era su equipo ninja básico, pero no llevaba su espada.

Bien, Oto no tenía muchos lugares turísticos, así que eso la animaba a pensar que quizá la llevaría a un buen lugar. Quizá, le había pedido que llevara ropa cómoda únicamente porque viajarían fuera de la aldea, pero se preguntaba por qué no le pidió que llevara su vestido a parte. Él tampoco parecía llevar ropa a parte.

—¿Podrías darme una pista?

—No está muy lejos de aquí.

Ella hizo un mohín, pues eso era algo que podía inferir a partir del hecho de que no llevaban equipaje. De hecho, el único lugar al que ella podía imaginar que irían, sería a Konoha. Era el único lugar lo suficientemente cerca de Oto que tenía lugares para una celebración de pareja, pero que seguramente estarían llenos de gente.

A Sasuke le fastidiaban las multitudes, así que le extrañaba que se aventurara a pasar por algún lugar de Konoha en el Día rojo. Eso sí, le parecía lindo de su parte que estuviera dispuesto a lidiar con ello, para llevarla a una cita. Sin embargo, apenas caminaron algunos metros fuera de Oto, Sasuke dirigió sus pasos hacia el sureste.

—Konoha queda por allá —señaló la pelirroja hacía el suroeste.

—No vamos a Konoha —él le aseguró y ocultó una sonrisa que se le estaba escapando ante el desconcierto de su novia.

—¡¿Vamos a la aldea de las Aguas termales?! —preguntó Karin muy emocionada.

—No.

—¡Sasuke! ¡Ya dime!

—Sé paciente.

Hizo un mohín ante la respuesta de su novio y no pudo más que seguir caminando y esperar a llegar o que tuviera alguna pista de a dónde se dirigían. Esto último, fue lo que ocurrió primero.

—¡¿Vamos a los Cuarteles de Tanzaku?! ¡¿Es enserio?! —preguntó impactada, pero enseguida, Karin paró sus pasos enojada— ¡¿Esa es tu idea de nuestro aniversario?! ¡¿Apuestas y mujeres?!

—Sólo ven —la tomó de la muñeca para halarla y seguir caminando, pero ella se soltó.

—¡No! ¡En serio no puedo creer que está sea tu idea de un aniversario! —pasó del enojo al llanto muy rápido— Sé que no eres muy expresivo ni tienes muchas ideas románticas, pero yo pensaba que al menos sabrías que venir a un lugar como este no era propio para una cita —decía muy decepcionada— ¡De verdad no puedo creer que seas tan… tan…! ¡Me largo de aquí!

—Dale una oportunidad —él la había alcanzado a tomar de la muñeca para detenerla— Te preparé algo.

Sasuke la miraba suplicante y Karin quería negarse porque, ¿qué podría prepararle en un lugar como ese? Sin embargo, él decía haberle preparado algo y eso no lo había hecho antes. Es decir, sí, le daba obsequios, pero preparar una salida era algo que él no había hecho.

—Te lo juro, Sasuke, si es una canallada, hasta aquí llegamos —declaró la pelirroja aún sollozando.

—Confía en mí —pidió él poniendo la mano de su novia sobre su pecho, a la altura del corazón.

Con reticencia, Karin siguió a su novio por el lugar y sin importar por dónde mirara, ese lugar gritaba libertinaje y no romance.

Vamos, que ella admitía que jugaba mucho con su novio molestándolo con temas candentes porque le gustaba ver su reacción, además de que se sentía en confianza de decirle hasta su más íntimo deseo, pero eso no significaba que su idea de romance era pasarlo en un lugar como ese, mucho menos cuando habría un montón de mujeres coqueteándole por dinero.

¡Ella merecía romance!

—Pasaremos aquí la noche —Sasuke la llevó a un hotel lujoso, algo que si bien sí era sorpresivo para la chica, seguía sin contentarla.

—Sasuke, no…

—Espera a ver la habitación —pidió el azabache.

Karin dudaba de seguir con eso, pero antes de poder decir algo, su novio la tomó de la mano y la condujo dentro del hotel.

El gesto de tomarla por la mano la tomó desprevenida, pues no era un gesto muy común en él… quizá porque ella solía abrazarse de su brazo, así que no le daba muchas oportunidades, pero hacía muy poco en que ella había intentado irse, él la había sujetado por la muñeca y no de la mano como ahora.

Además, algo más que la descolocó, fue que al entrar al hotel, Sasuke no pasó a recepción y simplemente la condujo dentro hasta la puerta de una de las habitaciones de la planta baja.

Planta baja… vale, era un hotel de lujo, así que quizá no tuvo suficiente dinero para tomar una mejor habitación, pero aún si era un hotel de lujo, seguía sin ser su ideal de romance.

—Sasuke, no creo que…

—Ábrela —le entregó la llave y Karin aceptó hacerlo sólo porque recordaba que él le había dicho que esperara a la habitación. Si no estaba convencida, regresaría a Oto.

—De acuerdo —dijo resignada. Tomó la llave, abrió la habitación y cuando quiso encender la luz, Sasuke la detuvo.

—Un momento —pidió mientras la hacía caminar un par de pasos dentro, por lo menos hasta que él pudo quedar dentro del cuarto detrás de ella para poder cerrar la puerta— Adelante.

Con un poco de temor, Karin encendió la luz y quedó sorprendida al ver un enorme ramo de rosas en un florero en el tocador de la habitación, un par de toallas dobladas como si fueran cisnes y un montón de velas aromáticas por todo el cuarto.

—¿Es tuyo o es parte de la decoración del hotel? —preguntó Karin refiriéndose a las flores y Sasuke soltó un bufido señalando la tarjeta frente al florero— ¡Una tarjeta! ¡Mira, Sasuke! ¡Una tarjeta tuya!

Sasuke no podía culparla por dudar de que él hubiese preparado las flores, pues era la primera vez que le regalaba unas, pero era algo que obviamente debió haber hecho antes, porque ella reía y gritaba emocionada como una niña mientras agitaba la tarjeta.

Estuvo presumiéndola un poco más antes de abrirla y leerla. El mensaje era simple, pero igualmente la hizo feliz:

"Feliz aniversario número tres"

—Hay una maleta con ropa y cosas personales para los dos —Sasuke señaló el equipaje que estaba a un lado del armario— Pensé en qué fuéramos a la alberca, pero ya que no…

—¡Vamos! ¡Vamos! —exclamó Karin abrazando con entusiasmo a su novio— Pero antes de ir, ¿podrías decirme por qué elegiste este lugar para pasar nuestro aniversario? —ella seguía viéndose feliz, pero su entusiasmo había disminuido un poco— Pudiste hacer esto en la casa.

—No como quería —respondió el azabache.

—Bueno, es verdad que no hay albercas en Oto, pero…

—No me refería a eso —caminó hasta lo que parecía un balcón aunque estando en la planta baja, evidentemente era algo más. Llamó a Karin y ella se acercó— Esto era lo que quería.

—¿Qué es…?

Eran aguas termales privadas exclusivas para esa habitación. Era un pozo pequeño, pero lo suficientemente grande para dos o tres personas adultas.

—Todos los baños termales están reservados para esta fecha, sólo pude encontrar algo pequeño aquí.

—Me habías asustado trayéndome aquí —respondió Karin abrazándolo efusivamente— ¡Pero tienes tu lado romántico! —lo besó con entusiasmo— Lo que me sorprende, es que siendo tú, te hayas esforzado en encontrar aguas termales. Conociéndote, habrías hecho una reservación en temporada baja —no podía dejar de abrazarlo— Has estado algo raro estos días.

—Dijiste que querías un día haciendo lo que a ambos nos gustaba y descartando el trabajo y las labores de la casa, sólo quedaba esto.

—A mi no me gusta hacer las labores de la casa. Es muy tedioso. ¿Acaso a ti te gusta hacerlas? —preguntó la pelirroja— Porque si es así, por mí puedes hacerlas tú solo. No quiero quitarte el placer.

—Me gusta hacerlas contigo —confesó el varón, pero antes de poder hacer o decir otra cosa, su novia se había lanzado a besarlo de nuevo.

—¿Quién te enseñó a decir esas cosas? Debo darle una carta de agradecimiento.

Sasuke bufó, pues él estaba siendo sincero. Aunque si había que agradecerle a alguien sobre que pensara en hacer algo diferente ese año, era a Orochimaru y si había que agradecerle a alguien sobre la idea de las aguas termales, habría que darle el crédito a Sakura, que le había sugerido prepararle algo en algún lugar donde hubiesen tenido su primer beso o algo parecido.

Bueno… su primer beso lo habían tenido en una de las guaridas de Orochimaru que hacía años ya no existía; su primera vez intimando había sido en las ruinas de Rōran en una misión; y la primera vez que supo que sentía por ella algo más que compañerismo, había sido en la pelea con el Hachibi.

En pocas palabras, una cita romántica en alguno de esos lugares era prácticamente imposible y terminó eligiendo las aguas termales, porque fue en un lugar como ese en Hoshi en que ella se le confesó por primera vez en un festival de verano.

Quizá ella no lo recordaba con exactitud, o más bien, ella creía que él no la oyó, pero en ese momento él estaba tan centrado en los asuntos de su venganza, que fingió no oírla, porque no quería rechazarla, pero tampoco quería distraerse con una relación.

—Vamos a la alberca —pidió Sasuke no queriendo confesar todo aquello que había pensado y por suerte, ella no insistió.

Ambos pasaron un tiempo en la alberca del hotel, después, comieron en el restaurante del mismo y después de reposar la comida paseando por los casinos, volvieron a la habitación a meterse a las aguas termales.

Sí, Karin se había enfadado cuando vio que Sasuke la llevaba a un lugar dedicado a las apuestas y mayoritariamente a la prostitución femenina, pero se le olvidó el tema, porque por un lado, su novio le había preparado algo romántico, algo que no había hecho antes y ella entendía la problemática de reservar algo para esas fechas y, principalmente, porque él, a pesar de tener a un montón de mujeres exuberantes a su alrededor, él no volteó a ver a ninguna con interés.

—Como no sabía que íbamos a venir aquí y mucho menos que nos íbamos a quedar, dejé tu regalo de aniversario en casa —Karin comentaba mientras se desnudaba para entrar al agua. Ella estaba en el baño, a pesar de que su novia ya no tenía ningún pudor frente a él— Bueno, digamos que tengo la mitad de tu regalo aquí, pero es para cuando vayamos a la cama, así que vas a tener que esperar.

—Puedo esperar —él le aseguró sin confesarle que ya sabía qué era. Es decir, no fue su culpa que el cotilla de Suigetsu se enterara y luego fuera a decirle que Karin había encargado lencería roja con encaje de corazones, que seguramente por eso se había encerrado en el baño para no mostrársela, y que había estado preparando chocolate amargo para él.

—Te va a encantar cuando lo veas —ella aseguró saliendo del baño, envuelta en una toalla que apenas cubría lo necesario.

—Vamos —invitó el varón a su novia no sin antes haber asentido.

Ella avanzaba enfrente de él, cuando la liga que ella intentaba ponerse en el cabello se le escapó de las manos y cayó al piso unos pasos más adelante de ella.

Karin apresuró sus pasos hasta la liga y se agachó a recogerlo, dejando su trasero al aire algunos momentos frente al azabache.

Apenas fueron un par de segundos lo que le tomó a Karin recoger la liga, pero aquello fue suficiente para que la imagen de la película porno llegara a la mente de Sasuke.

—¿Qué haces? —Karin preguntó cuando tras ponerse la liga y mirar a su novio, parecía aturdido— Vamos al agua.

La pelirroja lo tomó del brazo y lo llevó hasta la orilla de la alberca.

—Karin…

—¿Qué tienes? —preguntó cuando él se quedó callado— ¿Te sientes mal?

—No es nada —respondió avergonzado, pues no se atrevió a decir lo que pasó por su mente.

—¿Seguro? Si te sientes mal, podemos…

—Vamos —se quitó la toalla de alrededor de la cintura y entró al agua dejando la toalla donde iba a sentarse y así lo hizo.

—¿Sabes? Me pareció percibir un tinte lujurioso en tu chakra hace un momento —comentó Karin metiéndose al agua y sentándose en las piernas de él— ¿En qué estabas pensando? Me viste el trasero mientras me agachaba ¿Verdad?

Su tono era coqueto y pegaba sus senos en el pecho de él aunque la toalla que la envolvía se interponía.

—No es la primera vez que lo veo —respondió el varón desviando la mirada, aunque no pudo evitar echar un vistazo al escote. No se atrevía a decirle lo que pasó por su mente.

—¿Me estás diciendo que ya no te gusto porque ya me has visto desnuda? —preguntó Karin indignada que al principio se había emocionado de pensar que su novio se había puesto de ganas antes que ella, pero aquellas palabras eran desalentadoras.

—No dije eso.

—¡Lo insinuaste! —exclamó haciendo un mohín y como él no dijo más nada, quiso levantarse indignada, pero él se lo evitó rodeándole la cintura.

—No quise decir eso —bajó su mano al trasero de la chica, lo apretó y la pegó a su cuerpo.

—¡Entonces si estás de humor! —exclamó ella contenta abrazándolo por el cuello— Pero dime qué pensabas hace un momento.

—Nada —volvió a desviar la mirada.

—Vamos, dime. Me has estado haciendo muy feliz hoy, así que es posible que te diga que sí a casi cualquier cosa —ella se frotaba en el miembro de él que no estaba siendo indiferente a los roces— No seas tímido, mi amor, dime. ¿Quieres que yo haga algo particular o tú quieres hacerme algo a mi?

—Hazlo así —pidió con voz ronca y la respiración pesada.

—¿Seguro? ¿No quieres pedir algo más? —preguntó seductora quitándose la toalla alrededor de su cuerpo.

—Tenemos mucho tiempo —respondió el azabache besando el cuello de su novia.

Aquello sólo iba a ser el principio de lo que iban a ser aguas muy movidas y la mitad del aniversario que estaba saliendo mucho mejor de lo que cualquiera de los dos se habría imaginado.


¿Se imaginaban esta sorpresa? ¿Habrá más sorpresas preparadas de parte de Sasuke? ¿Karin le mostrará su bonita lencería a Sasuke en el hotel o esperará a casa? ¿Se esperaban este tipo de sorpresa de parte de Sasuke? ¿Qué otras dudas tienen?

Me encantará leer sus preguntas y teorías en los comentarios n.n

Aún falta una última parte para concluir esta historia, pero aún faltan unos días para llegar al tema, así que espérenlo pronto n.n

¡Hasta la próxima actualización!