—¿Este es el lugar?

—Sí, según la información que nos entregaron, es aquí.

—Es un... club gay.

Izuku había señalado visiblemente incómodo. No es que le molestase el tipo de lugar que era, no era homofóbico ni nada por el estilo, es solo que a sus 17 años de vida jamás había estado en un lugar así. Hablando con propiedad, ni siquiera había estado en un bar en toda su existencia.

—Lo sé, pero esta es la ubicación —aseguró Kirishima—. ¿Estás bien? —preguntó al notar la incomodidad de su compañero.

—Nunca he estado en un lugar así, ¿có-como debo actuar?

—Solo sé tú mismo, recuerda que se supone que estamos aquí para divertirnos. —Eijiro lo animó golpeando su espalda de manera amistosa.

«Ser yo mismo» pensó Deku. ¿Eso implicaba ponerse a balbucear al hablar con extraños o comenzar a murmurar el torrente de pensamientos que lo inundaban? No es que fuese un experto, pero no necesitaba serlo para saber que de seguro ese no era el comportamiento que debía tener.

—Relájate, Midoriya, todo saldrá bien. Solo tenemos que encontrar nuestro objetivo y seguirlo. Será fácil, además, estaré apoyándote en todo momento, nada puede salir mal.

—Tienes razón. —Deku respondió sonriendo con timidez.

—Bien, ¡vamos allá!

Kirishima actuaba tan enérgico como siempre, y con total confianza, tomó a Izuku del brazo y lo obligó a seguirlo a la entrada del club.

En la puerta tuvieron que mostrar sus identificaciones, y pese a que el guardia pareció dudar, finalmente los dejó pasar. Aunque no sin mirarlos con sospecha todo el tiempo que permanecieron en su campo de visión.

—¿Nos habrá reconocido? —Izuku preguntó al oído de su acompañante. No es que el lugar estuviese particularmente ruidoso, pero quería evitar que alguien más los escuchara.

—No lo creo.

Para no comprometer la misión, estaban aparentando ser otras personas, porque si bien aún eran estudiantes, la gente ya los reconocía como futuros héroes, así que se habían creado nuevas identidades con nuevas identificaciones y apariencias.

Izuku había tenido que pintarse el cabello de negro para que pasara desapercibido, pues su cabello verde era bastante distintivo. Llevaba una ajustada camisa adornada de líneas verticales doradas y negras junto a unos jeans negros, y aunque le hubiese gustado tener sus siempre adorados zapatos rojos, esta vez tenía unos sencillos zapatos negros de vestir.

Kirishima por su parte lucía un muy engominado cabello castaño, todo peinado hacia atrás, exhibiendo un perfecto copete. Vestía un estilo parecido al de Izuku, aunque iba todo de negro.

—Creo que lo mejor que podemos hacer es separarnos, y si alguno lo ve, avisa al otro. —Eijiro sugirió mirando entre las personas que se encontraban en el lugar.

—¿Separarnos? —Izuku preguntó preocupado. ¿Dónde quedaba lo de "estaré apoyándote en todo momento" ?

—Sí, así cubrimos mayor perímetro y reducimos el tiempo de búsqueda. —Kirishima respondió serio, totalmente comprometido con su papel de agente encubierto.

—Pe-pero no quiero quedarme solo. —Izuku balbuceó, aunque al parecer había hablado muy bajo, pues al instante vio cómo su acompañante se alejaba con paso decidido.

Soltó un suspiro resignado al darse cuenta que Kirishima ya se había perdido entre la gente, y decidió darse ánimo, no había nada de que preocuparse, él podía con esto. No necesitas entablar conversación con nadie, simplemente debía buscar a su objetivo actuando lo más casual posible. Había hecho cosas incluso más peligrosas, librado batallas realmente arriesgadas, una noche en un club no le iba a ganar.

Analizó la atmósfera del lugar, captando en seguida el ambiente de coqueteo y desinhibición, lo que volvió a ponerlo levemente nervioso. No quería terminar en una situación incomoda, por lo que evitó hacer contacto visual con cualquier persona y caminó por el lugar hasta llegar a la barra, donde según sus apresurados cálculos, tendría una mejor visión panorámica del lugar.

—¿Qué te sirvo? —preguntó el barman apenas Izuku tomó asiento en el primer taburete libre que encontró.

—Eh. —Midoriya dudó. Sus grandes ojos verdes viajaron por la gran colección de botellas que se extendía a espaldas del barman. Él no bebía, por lo que no tenía idea de qué pedir, ¿servirían jugos en ese lugar?

—¿Vas a pedir algo, o no? —cuestionó nuevamente el barman, aunque esta vez con hosquedad.

Izuku podía ver el obvio cansancio del hombre, y sintió una leve punzada de culpa al estar haciendo su trabajo más tedioso.

—Es la primera vez que vengo aquí, así que... ¿qué me recomiendas?

Sonrió radiante al terminar de hablar y eso provocó que el barman le mirase extrañado, de seguro había esperado que reaccionara de mala gana y no tan alegre como estaba.

—¿Has bebido vodka? —preguntó sacando un pequeño vaso que puso frente a Izuku, para luego sacar de debajo de la barra una botella de líquido transparente.

—No.

—Prueba a ver si te gusta, te recomiendo tomarlo de una sola vez.

Izuku asintió e hizo lo que el barman le dijo, pero apenas el licor entró en contacto con sus papilas gustativas, su única reacción fue devolverlo al vaso.

—Ok, creo que no te gustó —se burló.

—Es... algo fuerte. —Midoriya comentó, deseando tener algo con que quitarse aquel desagradable sabor.

—Espera un poco, creo que sé que podría gustarte.

El barman se giró y comenzó a preparar algo en el mesón de atrás.

Izuku aprovechó aquello para volver a inspeccionar el lugar. No vio a su objetivo, ni tampoco a su compañero, aunque si notó que al parecer el lugar tenía un segundo piso. Tal vez debería ir a investigar ahí. Esperaba que no fuese de acceso restringido.

—Aquí tienes —anunció el barman dejando un nuevo vaso frente a él.

Este era más grande que el anterior, y el líquido en su interior era de color verde, además, estaba adornado con una flor encima.

—¿Qué es? —preguntó mientras acercaba el vaso a su nariz y olfateaba el contenido.

Sweet scent, pruébalo.

Izuku obedeció con temor de que el sabor volviese a ser desagradable, pero para su sorpresa, no estaba nada mal.

—¡Es de menta, por eso es verde!

—Sí, y combina con tus hermosos ojos —comentó guiñándole un ojo.

Izuku se sonrojó sin saber que responder, aunque tampoco tuvo que hacerlo porque en ese momento, otra persona llamó la atención del barman, salvándolo de aquella bochornosa situación. ¿Qué había sido eso? ¿Por qué hacer tal comentario?

Estaba muy confundido, e iba a seguir atormentando su mente con preguntas cuando recordó porqué estaba ahí. Decidió terminar el contenido de su vaso y retirarse, pero apenas hubo bebido su trago, se dio cuenta que no había pagado por él, ni tampoco sabía cómo o dónde debía hacerlo.

—¡Oye! —exclamó llamando la atención del empleado— ¿Cuánto debo por esto?

—Nada, la casa invita, preciosura. — respondió el joven con actitud seductora, e Izuku le dio una de sus más incómodas y forzadas sonrisas antes de alejarse de ahí.

Caminó entre la gente respondiendo saludos sin saber porqué las personas le hablaban; y llegó a las escaleras, las cuales no tenían ningún cartel de que el acceso al segundo nivel fuese restringido, así que subió pendiente de encontrar a quién habían ido a buscar.

El segundo piso no era muy grande, solo se trataba de un pasillo que daba a muchas puertas. La luz ahí era de un tono rojizo que apenas alumbraba algo, e Izuku se preguntó cuál era la finalidad de ese lugar. Recorrió el pasillo, pese a que no había nadie y se quedó junto a la barandilla viendo hacia la planta baja, al menos ahí tenía una mejor vista del sitio y le sería más fácil encontrar al hombre.

Estaba mirando detenidamente a cada persona, cuando de pronto sintió alguien a sus espaldas. Se volteó tan rápido como pudo, encontrándose con un hombre muy alto y fornido. Sus bíceps eran tan grandes como la cabeza de Izuku, y por un segundo lo hizo sentir intimidado.

—¿Qué haces aquí, precioso? —preguntó el desconocido sonriendo de medio lado mientras apoyaba sus manos en la baranda a cada lado de Izuku.

—Busco a alguien —respondió tensándose, podía percibir una sensación de peligro emanando de ese sujeto.

—Pues yo estoy disponible para lo que necesites —sugirió reduciendo el espacio entre ellos.

—No, me refiero que busco a mi acompañante —aclaró y giró un poco la cabeza para intentar ver el primer piso, ¿dónde estaría Kirishima?

—Oh, ¿no estás solo? —interrogó el hombre, tomándolo de la barbilla para hacer que lo mirase.

—No.

Su voz había sido fría al responder, aunque internamente había experimentado escalofríos. Los ojos ámbar de ese hombre lo miraban como si él fuese un caramelo que estaba deseoso de probar. No le gustaba ser observado de esa forma.

—¿Tu novio? —El hombre inquirió, mientras su otra mano lo agarraba por la cintura.

—¡No! —Izuku respondió al instante, y perdiendo su semblante serio, se sonrojó. ¿Kirishima su novio? No es que le desagradara la idea, pero solo eran amigos.

—Entonces no habrá problemas en que te quedes un tiempo conmigo.

El hombre le sonrió y le acarició la espalda.

—La verdad es que no puedo, debo buscar a mi amigo, y-

—Oh vamos, aún es temprano, te aseguro que no te arrepentirás de quedarte un rato conmigo —insistió, y tuvo la osadía de posar su mano sobre el trasero del chico.

—No gracias. —Izuku negó tajante y lo apartó sin ningún problema.

Sí, el hombre parecía una montaña de músculos, pero él no era ningún debilucho, y aunque no debían usar sus quirks para no llamar la atención, si debía defenderse lo haría.

—¿Sabes? No me gusta que me rechacen —espetó molesto y lo tomó del hombro.

—Lo lamento, pero a mí no me gusta que me insistan cuando digo que no —declaró soltándose bruscamente del agarre de ese insistente hombre.

—Mira mocoso, vendrás conmigo y luego lo agradecerás, hasta rogaras quedarte —amenazó el hombre mientras volvía alcanzarlo, esta vez agarrándolo fuertemente del brazo.

—¡Dije que no! —Izuku exclamó molesto y usando su otro brazo, golpeó con fuerza haciéndolo retroceder.

—Te vas a arrepentir.

Izuku se posicionó listo para defenderse, y fue cuando se dio cuenta que habían aparecido más hombres alrededor de ellos.

—¿Se encuentra bien, jefe?

Uno de los hombres preguntó, Izuku entonces notó que los recién llegados tenían armas, ¿dónde diablos se había metido?

—Sí, sólo que el de hoy es algo rebelde, pero ya me encargo yo.

El tipo de gran tamaño, al parecer, jefe de todos esos otros sujetos armados, se abalanzó hacia Izuku, quien sin problema alguno, lo esquivó, para acto seguido, intentar lanzarle un golpe, aunque fue detenido por un férreo agarre sobre su muñeca.

Fue instantáneo, apenas la mano de ese tipo cubrió la piel desnuda de su muñeca (al parecer, con tanto movimiento su manga se había levantado), sintió miles de pequeños piquetes en la zona, y entonces, todo su cuerpo cedió. Pensó que caería al suelo, pero fue sostenido por su atacante.

—A ver como te resistes ahora —se burló y lo levantó en brazos sin dificultad alguna.

—¿Q-

Izuku no pudo hablar, su lengua se sentía pesada y todo su cuerpo adormecido, ¿qué le había hecho?

—Descuida, solo estás bajo el efecto de mi quirk, se pasará en un rato, pero nos dará el tiempo suficiente para divertirnos —explicó el hombre mientras lo llevaba hacia una de las habitaciones.

Midoriya luchaba por intentar moverse, pero su cuerpo no respondía, ¿ahora qué? ¿Iba tener que resignarse a lo que sea que ese hombre quisiera hacerle? Se había metido en un verdadero problema. Aunque al menos la misión no estaba perdida, aún quedaba Kirishima, esperaba que él tuviese más suerte.

«Kirishima-kun, dejo todo en tus manos» pensó cuando una puerta se abrió y vio una gran cama en el centro de la habitación, que le ayudó a hacerse una idea, de lo que le esperaba.

Y hablando de Kirishima, había estado dando vueltas por el lugar en busca de la persona que debía encontrar. Le habían llegado varias invitaciones que iban desde bailar a cosas más atrevidas, pero había rechazado todas de manera seria. No tenía interés en divertirse, estaba en medio de un trabajo, y de no ser así, la única persona con la que le interesaría pasar el rato, estaba trabajando junto con que él.

Después de al menos tres vueltas por el lugar, cuando ya casi había perdido toda esperanza, lo vio. El hombre que buscaba se alejaba hacia la salida. Sintió una gran emoción embargarlo y se dirigió rápidamente hacia él. El plan era simplemente seguirlo para descubrir dónde vivía , ya que todo indicaba que ahí debía tener su base de operaciones.

En medio de su creciente emoción, recordó a Izuku, ¿dónde estaría? Debía avisarle para seguir con la misión. Se detuvo y vaciló, no podían perderlo, aunque tampoco podía dejar a su compañero, ¿cierto? Dio un rápido escaneo por el lugar sin lograr verlo, en ese momento maldecía que hubiesen camuflado tan bien el llamativo cabello de su amigo. Soltó un suspiro frustrado y decidió seguir con el plan, ya le mandaría un mensaje una vez estuviese en camino tras el hombre.

Iba a voltearse para seguir a su objetivo cuando algo llamó su atención, notó movimientos bruscos en el segundo piso, como si se tratara de un altercado, y el héroe dentro de él se preocupó, pero cuando vio cómo un gran tipo cargaba a Izuku como si de una muñeca sin vida se tratara, sintió que se le detenía el corazón.

De pronto estaba en medio de un dilema entre salvar a su compañero, quien al parecer estaba siendo secuestrado, o seguir al hombre que tantos problemas les había dado y por fin habían encontrado. Sabía cuál era su misión, la tenía clara, también era muy consciente de que era una oportunidad que tal vez no se volvería a repetir, pero cuando ese hombre entró en una habitación con Izuku, mandó al carajo la misión y corrió hacia ellos. Jamás dejaría a un compañero atrás, mucho menos a Midoriya.

Corrió velozmente hasta la puerta por donde había visto desaparecer a Izuku, y sin que los tipos que estaban custodiando la puerta lograran reaccionar, los noqueó para acto seguido, haciendo uso de su quirk, atravesar la gruesa puerta como si de papel se tratara. Dentro de la habitación vio como ese enorme tipo desvestía a un inmóvil Midoriya. Decir que le ardió la sangre, era un mero eufemismo.

—¿Qué demonios? —El hombre cuestionó y se dio vuelta al sentir el estruendo de la puerta al romperse, y se encontró cara a cara con un furioso Kirishima.

—Ki... ri... —Deku intentó hablar pero su cuerpo seguía sin responder. Era tan frustrante. Estar tan consciente y al mismo tiempo, tan indefenso.

—No sé quién eres ni tampoco me importa, pero aléjate en este instante de él y no tendremos problemas —amenazó Kirishima.

—¿Crees que me das miedo, mocoso? Acabaré contigo en un instante y luego seguiré en lo que estaba, pienso divertirme mucho con este pequeño gatito.

Kirishima siseó de rabia, primero muerto antes que dejar que ese desagradable sujeto le hiciera algo a Izuku. Se lanzó contra él y lo golpeó logrando hacerlo retroceder, y aunque obviamente lo había lastimado, el hombre simplemente se quejó, y sin perder ni un segundo, arremetió contra él. Al parecer tenía buena resistencia.

Deku se consumía en frustración al ver a los dos hombres luchar. Quería ayudar, pero ni siquiera lograba obligar a su boca a hablar y advertirle a su compañero que no sé dejase tocar por el desconocido.

Aún no estaba seguro de cómo funcionaba su quirk, pero creía que tenía relación con el momento en que la mano de ese sujeto, había entrado en contacto con su piel. Tenía que advertirle a Kirishima, si lo afectaba a él también, entonces estarían perdidos.

Y como si el universo por fin estuviese a su favor, la oportunidad de poder hablarle, llegó. Aunque no de la mejor forma, literalmente Kirishima le pasó por encima y cayó junto a la cama causando un gran ruido al impactar contra el suelo.

—Kiri... shima —habló con dificultad, rogando por ser escuchado.

—¿Estás bien? —El pelirrojo aprovechó de preguntarle a su compañero, al notar que el otro tipo parecía algo aturdido y buscaba algo entre sus bolsillos.

—No… de… jes… que... te… to… que —articuló sílaba por sílaba.

—¿Qué? —Kirishima preguntó extrañado, sin comprender a qué se refería el chico.

—¡Esto acaba aquí! —El hombre bramó en ese momento y sacando su celular, hizo una llamada. Aunque ni siquiera sé molestó en hablar, no fue necesario, porque al instante hombres armados entraron en la habitación.

Kirishima chasqueó la lengua, eso estaba poniéndose realmente peligroso. Debía salir de ahí y llevarse a Midoriya lo antes posible, pero al parecer la habitación estaba siendo cada vez más invadida por los subordinados de ese tipo. Solo tenían una salida, y para tomarla, debían actuar rápido.

—Lo siento, Midoriya —se disculpó con su compañero y con un rápido movimiento, lo tomó en brazos y corrió hacia la ventana, por la cual saltó asegurándose de impulsarse con la suficiente fuerza para girar en el aire y ser él quien cayera primero. Su objetivo era amortiguar la caída del chico entre sus brazos, después de todo, gracias a su quirk podría impactar contra el pavimento.

Izuku no tuvo tiempo a procesar lo que pasaba, simplemente fue envuelto por los brazos de su compañero y apretado contra su fornido pecho. No tuvo tiempo ni de sonrojarse, cuando oyó el sonido de cristales rompiéndose y sintió el frío viento hacer contacto con su cuerpo. Lo siguiente fue sentir como impactaban fuertemente contra el suelo y una nube de polvo los rodeaba.

—¿Estás bien? —Kirishima preguntó en su oído.

Izuku quiso asentir, pero su cuerpo seguía dormido, así que susurró un débil sí.

—Debemos salir de aquí. —Kirishima le dijo, y poniéndose en pie con el chico aún en brazos, echó a correr lejos del club, donde ya se escuchaba un caos por el desastre que habían causado.

Mientras Kirishima lo cargaba, Izuku no pudo evitar sentirse mal. La misión se había arruinado, y todo por su culpa