¡Hola! ¿Cómo va todo?

Espero estén teniendo un día bastante tranquilo. Por estos lares el sol parece estar dispuesto a achicharrame, pero creo que sobreviviré. Por cierto ¡Muchas gracias por leer el inicio de esta historia! Como les decía antes, es muy probable que esta historia sea bastante corta (no más de unos 5 capítulos), y muy probablemente la estaré actualizando de manera semanal, así que es muy probable que me lean por acá mismo unos pocos domingos más jajaja.

Disclaimer: MSLN ni sus personajes me pertenecen. Todo el crédito a sus respectivos autores.

Capítulo 2: ¡Ella fue!

- Entonces, ¿Estás intentando decirme que simplemente viste a esa chica y tu inspiración volvió?. ¿Así no más?

- Sí, en serio Hayate - respondió Fate encogiéndose de hombros mientras tecleaba rápidamente en su computador - Sé que suena loco, pero fue así.

- ¿Sabes que me parece? - preguntó Hayate mirándola mientras hacía una mueca - A mi me parece que la soltería te está pasando factura. Por favor, búscate una novia, o una cana al aire, o un rebusque, no lo sé, allí tú decide qué te provoca más.

- Ay por favor ya vas a seguir con la misma cantaleta - refunfuñó Fate frustrada, mientras cerraba de golpe la laptop.

Ya tenían un rato en la sala del amplio departamento de Fate. Al inició, la castaña amiga de Fate había ido hasta su casa con la pura intención de sacarla por un momento a tomar aire fresco, pensando que su amiga aún seguía enfrascada en el modo ermitaño que había adoptado hace ya algún tiempo.

Lo que sus claros ojos azules no podían creer luego de abrir la puerta de entrada con la llave extra que su amiga le había dejado para casos de emergencia era que, en vez de encontrarse con una rubia aún en pijama en fase de negación, Fate estaba sentada, apoyada en la isla de la cocina del departamento, tecleando vertiginosamente en su computador como si alguien fuese a quitarle ese aparato de repente.

Al verla, la rubia la saludó desde su posición frente al computador y siguió escribiendo como si la vida se le estuviese yendo y no le quedase ni siquiera tiempo suficiente para terminar con esa tarea.

Si Fate hubiese tenido un trabajo de oficinista, por la furia y velocidad con la que sus dedos se deslizaban por el teclado Hayate hubiese estado segura de que estaba mandando a la mierda a su jefe. Solo que Fate no tenía un teletrabajo, Fate era escritora, y una escritora que se había quedado sin inspiración hace unos cuantos meses por lo último que había sabido Hayate.

- No, no, escúchame Fate - empezó a decir Hayate mientras intentaba explicarse ante la cara de pocos amigos de Fate - No te lo estoy diciendo en broma. Solo que, desde que terminaste con Ginga, sé que has estado un poco tensa y bueno, darle una alegría a tu cuerpo de vez en cuando nunca cae mal.

Ah sí. Ginga. Lo había olvidado. La mención de ese nombre hizo que Fate relajara un poco sus facciones.

Ginga había sido su pareja hasta un poco antes de lanzar su primer libro. Habían sido amigas y si era honesta, habían tenido un momento de gran atracción física, pero Fate en esos momentos estaba dedicando mucho tiempo en terminar esa novela en la que tenía puesta toda su fé, y Ginga luego de ver cómo los ahorros de la rubia estaban disminuyendo lentamente no podía dejar de pensar que realmente los sueños por si solos no llenaban la alacena.

La época de debacle económico de Fate coincidió casualmente con la entrada de un joven contador a la empresa en la que trabajaba Ginga.

Contador que hizo click de inmediato con su ex novia.

Fate entendía que ella no podía satisfacer todas las necesidades de Ginga en ese momento. Con lo centrada que era esa chica sin duda alguna se merecía a alguien que le pudiese cumplir el sueño de tener la casita perfecta con los hijos perfectos, y estaba segura de que Vice era el candidato perfecto para cumplirle ese sueño, pero, si era honesta, le hubiese gustado mucho que Ginga hubiese sido honesta acerca de sus sentimientos antes de ponerle los cuernos frente a sus narices.

O al menos, en verdad se hubiese conformado con que le hubiese avisado antes para evitar regresar ese día temprano a casa y quedar con la imagen grabada de los dos tórtolos en la cama que hasta ese día había compartido con la chica.

Al menos ya Hayate no le decía "venadito" de cariño.

Ah, y también ya no le decía "santo cachón". Ese otro apodo le afectaba más.

- Primero, lo de Ginga pasó hace mucho tiempo - puntualizó Fate - Y en verdad, ya está superado. Ella es feliz con Vice, yo soy feliz con mi libro, salvo un poco de dignidad creo que no perdí tanto. Ahora, Hayate, no puedo estar saliendo por las noches como lo haces tu todo el tiempo.

- Ya te vas a poner en modo mamá - dijo Hayate cruzándose de brazos - No salgo todos los días.

- Por supuesto - accedió Fate - no sales todos los días porque trabajas de lunes a viernes. Perdón por mi atrevimiento. Sales todos los fines de semana ¿Mejor así?

- No siempre seré joven Fate, tengo que aprovechar el momento - admitió Hayate encogiéndose de hombros - Además, no creo poder ligarme a alguien tan pronto de nuevo.

Ante ese comentario, Fate no pudo evitar mirarla sorprendida.

- ¿Y ese milagro? - preguntó la rubia, sin dejar de mirarla.

- Espera, ¿Por qué me lo preguntas así? - contrapunteó Hayate, mirándola con los ojos entrecerrados - Lo dices como si fuese un caso perdido.

- Hayate, admítelo, eres terrible.

La castaña le sostuvo la mirada por unos segundos, antes de suspirar y rascarse la barbilla.

- Sí, ¿Verdad? - admitió Hayate - Pasa que la última vez que salí… Creo que conocí al amor de mi vida.

- Esto es nuevo - comentó Fate soltando una risita.

- No te rías vale, te estoy hablando en serio - insistió Hayate - Conocí a la chica más sexy que he visto en toda mi puta existencia, y, de verdad, no estaba pasada de tragos cuando la ví, así que tampoco es como si la estuviese viendo con los ojos del alcohol o una cosa así. Esa mujer estaba más caliente que un carbón ardiendo.

- Ah, ¿La mujer parrilla? - soltó Fate, ganándose un pellizo de la castaña - ¡Ouch!

- Y no te doy otro no más porque te tengo cariño - dijo Hayate - Ponte seria Fate, de verdad, esa mujer estaba buenísima. Y tenía una mirada que uff, mira, me acuerdo y las piernas se me transforman en gelatina.

- Okeeeey - murmuró Fate, empezando a preocuparse por su amiga.

- En verdad, se veía como una supermodelo - continuó Hayate - Y los besos, uff, maravillosos, diez de diez, que se repita.

- Ajá, ajá, está bien, me convenciste, conociste a Afrodita en la Tierra - aceptó Fate - Y entonces, ¿Tienes su número o algo? ¿La vas a invitar a salir?

- Ese es el detalle.

La sonrisa de Hayate solo le confirmaba que lo siguiente que le iba a decir la castaña era algo muy imprudente.

- No me vayas a regañar - pidió la castaña, manteniendo su amplia sonrisa de culpa.

- ¿Qué hiciste Hayate? - preguntó Fate mirándola suspicazmente.

- Olvidé pedirle su número porque estaba muy ocupada haciendo cositas con ella.

- ¿¡Qué!? - preguntó alterada Fate, levantándose sobresaltada.

- Ay Fate, ya, ni que fueras monja, siéntate - pidió Hayate - No tuve la culpa ¿Sí?. Una cosa llevó a la otra, el asunto subió de tono, y la cuestión fue, mira, bueno, mejor no mires, pero fue maravilloso. No sabía que alguien me podía hacer todas esas cosas…

- ¡Shh! ¡Basta! ¡No quiero saber! - pidió Fate, tapándose las orejas con las manos.

- Está bien, está bien, sin detalles. Pero en verdad dudo que eso que me pasó con esa mujer vaya a poder vivirlo con alguien más.

- Ajá y, ¿No podías haberle pedido el número después de hacer esas cosas, o solo te dio la cabeza para pensar en puras cochinadas?

- Ese es el detalle que te comentaba - aceptó Hayate encogiéndose de hombros - Fuimos a mi casa, al terminar me quedé dormida y bueno, al despertar no había ni rastros de ella. Se había ido. No me dejó ni una notita, ni nada. Incluso pensé que no sé, me había robado las tarjetas o algo porque, vamos, no considero que yo haya sido un tan mal polvo como para que ni siquiera se despidiera. Pero efectivamente, se fue así, así no más.

- ¿Y ni siquiera le preguntaste su nombre o algo? - inquirió Fate nuevamente, pensando seriamente en que Hayate era un peligro para la sociedad.

- Pues la verdad, la verdad … No - admitió la castaña - Incluso he ido a ese mismo club un par de días más pero no, no la he visto más. Así que creo que se acabaron las citas para mi hasta que logre sacar a esa chica de mi cabeza. O hasta que la encuentre de nuevo. Si la encuentro de nuevo ten por seguro que le pediré su número. Bueno, su número y una explicación.

Fate solo la miró comprensivamente. Tal vez era mejor así. Así su amiga castaña al fin podía llevar un ritmo de vida un poco más tranquilo. Al fin y al cabo ya ambas eran adultas responsables, no era como si la castaña aún fuese una adolescente que pudiese vivir de flor en flor como una abejita en primavera.

- Sabes - dijo Fate, intentando cambiar el tema para que la castaña mejorara su ánimo - ¿Qué tal si vamos a la cafetería de la que te hablé?. Como a esta hora no suele haber mucha gente, y capaz tengo algo de suerte y está de turno la chica de la que te hablé.

- ¡Oh! - exclamó Hayate, retomando su semblante alegre - ¡Sí! Eso está genial. Además, me serviría mucho un café en estos momentos.

- ¡Perfecto! Entonces dame un minuto para buscar un bolso y así poder llevarme la laptop. Ten por seguro que, si la veo, no puedo desaprovechar esa oportunidad para seguir escribiendo.

Luego de tomar una mochila para guardar su laptop y de ponerse una chaqueta para cubrirse un poco del frío que estaba haciendo en la ciudad por esas fechas, salieron desde la casa de Fate en dirección al que se había convertido en el Starluck favorito de la rubia.

Sin querer, se había convertido en cliente habitual del lugar. Casi siempre había tenido la suerte de ser atendida por la misma chica cobriza (que luego de la tercera visita se había enterado de que se llamaba Nanoha), e igual de veces sus sonrojos habían sido motivo de risas de la compañera de trabajo de Nanoha (que se hacía llamar Rein), quien había detectado de manera veloz la extraña dinámica que se suscitaba entre las dos mujeres.

Para la mirada atenta de Rein, el sonrojo y falta de palabras de la rubia era tan evidente como el nerviosismo que la cobriza intentaba ocultar cada vez que la rubia cruzaba el umbral del lugar.

Luego de caminar la corta distancia que separaba el departamento de Fate del Starluck, se apresuraron a entrar en la cafetería.

- ¿Ves? - le dijo Fate a Hayate, feliz de vislumbrar una cabellera cobriza por el mostrador - Te dije que a estas horas no está tan lleno.

Ante la ausencia de respuesta de Hayate, Fate se giró para mirar a su amiga, encontrando que la castaña se había quedado inmóvil en su lugar, visiblemente sorprendida. Siguiendo la trayectoria de su mirada pudo ver como los ojos de su amiga castaña se posaban en una Rein que, al darse cuenta de la mirada penetrante de Hayate, estaba empezando a sonrojarse notoriamente.

- Es ella - murmuró Hayate.

- ¿Qué dices? - preguntó Fate, sin entender.

- ¡Es ella Fate! - exclamó Hayate espabilando de repente, llenándose de furia - Ella es la chica de la que te hablé. Pero espérate, ¡Espérate! Que me va a tener que escuchar.

La antes inmóvil castaña se dirigió a zancadas hacia el mostrador, con una Fate intentando seguirle el paso para pedirle que se calmara. Al ver que la mujer se estaba acercando al mostrador hecha una furia, Rein se fue alejando velozmente de la zona.

- Nanoha cúbreme - dijo rápidamente Rein, mientras salía de la barra por un costado con un movimiento rápido - Tomaré mi descanso ahora.

- ¡Ah no! - le dijo Hayate, apuntándola con un dedo acusador mientras se iba caminando trás ella hacia la salida de la cafetería - ¡Tú me vas a escuchar!

Fate, visiblemente apenada, se apresuró a dirigirse hacia el mostrador, saludando a Nanoha con la mano.

- Siento mucho las molestias - se apresuró a decir Fate, inclinando su cabeza

- ¡Hola Fate! - saludó Nanoha - Eh, no te preocupes. Esa chica que te acompaña… ¿Es tú pareja o algo?

- ¿¡Qué!? - exclamó Fate alarmada - ¡Dios no! Ni loca. Es solo una amiga.

- Uff menos mal.

Nanoha se llevó rápidamente una mano a la boca al percatarse de la frase que se le había escapado sin querer, mientras que un leve sonrojo tiñó sus mejillas de rosa.

Fate la miró, y nuevamente sintió que su corazón se detuvo.

Si seguía así debía agendar una visita al cardiólogo prontamente.

- Este.. Es decir. - balbuceó Nanoha.

Quizá sí tenía oportunidad con la cobriza después de todo.

- Además - agregó Fate, intentando sacar a la cobriza de su perturbación - Creo que mi amiga está algo prendada de tu compañera - dijo, señalando hacia fuera de la cafetería.

A través del cristal, era fácil observar como la peli gris intentaba calmar los ánimos de una furiosa Hayate que parecía ser capaz de intimidar a la más alta.

Definitivamente no le hubiese gustado estar en los zapatos de Rein en ese momento.

- Supongo que se arreglarán pronto - murmuró Nanoha - Tengo que confesar que nunca había visto a Rein sonrojarse como lo hizo hace algunos minutos, así que no creo que tu amiga le sea muy indiferente.

- Uff, bueno, dile a Rein que le deseo buena suerte. Con Hayate creo que la va a necesitar.

- En fin - dijo Nanoha - ¿Te sirvo lo de siempre?

- ¡Sí! - se apresuró a afirmar Fate mientras buscaba en los bolsillos de su pantalón su tarjeta - Si es posible, haz doble mi orden por favor. Si Hayate sigue con ese humor, más me vale tener un café a la mano para calmarla.

- ¡Seguro!

Unos minutos después, cuando Nanoha le entregó su orden, no pudo evitar sonreír al percatarse que, junto al nombre de Hayate, la cobriza no había hecho ningún dibujo.

Pero, junto a su nombre, sí se encontraba dibujado el clásico corazón que colocaba la cobriza cada vez que iba a esa cafetería.

Por eso, sintiendo como un calorcito se extendía por su pecho, eligió atreverse un poco más y miró nuevamente a la cobriza.

- Nanoha - la llamó suavemente

- ¿Si? - preguntó la cobriza, sonrojándose nuevamente ante la intensidad de la mirada de Fate

- Gracias - dijo simplemente Fate, esbozando su mejor sonrisa.

Esta vez fue Nanoha la que sintió que su corazón se detuvo.

N/A: ¿Momento para responder a algunos reviews? ¡Momento para responder a algunos reviews!

Strede: ¡Hola! ¡Qué bueno saber que el inicio fue de tu agrado! Sí, al pensar en esta historia solo se me ocurrían cosas bonitas, así que definitivamente no tendrá un final triste. Ahora, para las próximas ideas no creo poder prometer eso mismo jajaja.

AvatarAle: ¿Te sentirías mejor si te digo que también esa historia me dio depresión? Jajajaja. Es algo tonto, considerando que yo misma la hice. Sería algo así como un auto saboteo emocional (? . En fin, esta pinta a 0 lagrimas, así que hay esperanza.

NadaOriginal: ¡Siempre un gusto leerte! ¿Qué sería de nosotros sin el amor? Bien lo decían en "Las Chicas Superpoderosas!: ¡El amor hace al mundo girar! . Y allí va Fate, enamorándose con todo, si no pa' que :p

GokurenIgalima: ¡Un gusto saber de ti! Te entiendo, yo también pasé muchísimo tiempo sin aparecer por acá, así que también soy culpable. ¡Muchas gracias por leer!

Chat'de'Lune: ¡Un abrazo en la distancia! Aprovecho para pedirte perdón por haberte hecho sufrir tanto con la historia pasada. Espero que esta nueva compense un poco la falta de azúcar en la otra 3

¡Nos leemos pronto!