Se acercaba el atardecer, y en el salón de clases, todos los estudiantes prestaban atención, a excepción de un chico al fondo del salón, quien se encontraba concentrado maquinando una especie de caja de cartón para jugar una broma.

-¿Qué estás haciendo Carl?- Preguntó su compañera de clases, quien se sentaba a su lado.

-¡No es nada Adelei!- Trató de disimular Carl de mala manera.

-¿Es acaso un regalo para mí?

Carl se sonrojó de sobremanera- C-Claro que no- Negó inmediatamente- ¡Es una caja sorpresa que iba a usar para molestarte!- Carl de inmediato se tapó la boca dándose cuenta que echó a perder su broma, y provocando las carcajadas de su amiga.

-Ja, ja, ja, ja, siempre me haces reír.

-¡Ya lo verás Adelei! ¡Algún día me burlaré de ti!


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*Siempre juntos*

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En la gran ciudad de Great Lakes City, bajo la brisa de un día soleado, se podía apreciar una fiebre festiva que cernía sobre la población, donde todos los habitantes decoraban sus hogares, y tiendas de diferentes adornos con colores brillantes y llamativos.

La razón por este ambiente tan festivo se podía saber gracias a los volantes que repartía cierta chica asiática en la calle.

-¡El festival de corazones! ¡El festival de corazones! ¡Todos son bienvenidos al gran festival de corazones esta noche a las afueras de la ciudad patrocinado por el Zoológico de Great Lakes City!

-¡Oye Sid dame uno de esos volantes!- Llegó su mejor amiga en patineta a tomar uno de sus volantes, mientras su amiga se encontraba vestida una botarga con forma de corazón.

-¡Ten Ronnie Anne! ¿Vas a ir con un acompañante al festival?- Le preguntó Sid a su amiga con un tono pícaro.

-La verdad no, no soy fan de esas cursilerías- Respondió Ronnie inocentemente.

-Lo que tu digas amiga, pero solo espera hasta que la magia de cupido caiga sobre ti.

-Sí, lo que tu digas Sid, y hablando de cupido, ¿Cómo está tu hermana Adelaide?

-Ya sabes, pasando el rato con Sapito en la casa, y quizás planeando que va a hacer para el festival.


Han pasado 8 años desde que Sid y su familia se mudaron a Great Lakes City y pasaron a vivir al edificio de Los Casagrande, ahora Adelaide Chang era una chica de 14 que había empezado a adquirir intereses dignos de una chica de su edad, dejando atrás los juegos de niños.

Al menos eso parecía.

-¿Hola?- Adelaide responde la llamada que acababa de recibir, interrumpiendo su sesión de pedicura acompañada de Sapito- ¿Acaso me estás invitando a una cita en el parque?

-"¡¿Que no es una cita?!"- Respondió gritando un avergonzado Carl desde el otro lado de la línea.

-¡Ja, ja, ja!- Adelaide disfrutada esas reacciones de su amigo de la infancia- Lo siento, lo siento, de acuerdo, llegaré en diez minutos.

Adelaide Chang, era ahora una adolescente como antes su hermana lo era, y pasar su vida viviendo en el edificio Casagrande la hizo formar un lazo con la familia, en especial con el chico con el cuál solía vivir diferentes aventuras, y competir a diferentes retos, agarrando un gusto culposo por hacer molestar a su amigo.

Una vez en el parque, Adelaide se encontró de nuevo con esa sonrisa soberbia de Carl, creyéndose superior, una de las razones por las cuáles le encantaba molestarlo, era borrar esa sonrisa prepotente.

-¿Qué tienes planeado para mí esta vez Carl?

-Je... "Finalmente hoy va a ser el día en el que venza a Adelaide"- Eran los pensamientos recurrentes del joven latino- El juego de hoy es simple, en este parque hay un tesoro escondido, si lo encuentras en menos de diez minutos, entonces tu ganas el juego, pero si pierdes, entonces deberás enfrentar las consecuencias... "Je, je, lo que no sabe Adelaide es que el dichoso tesoro no está en ningún lugar más que en mi mano, ella va a estar diez minutos dando vueltas por todo el parque buscando la pelota que está en mi mano, y cuando se lo revelé se verá como toda una tonta, ¡Soy un genio!"- Era lo que Carl pensaba que iba a suceder.

-Ah, okay, pero si yo gano, tú harás lo que yo desee ¿Verdad?- Preguntó Adelaide confiada, poniendo en dudas a Carl.

-Eh... Sí...

-Okay, entonces ¿Comienzo?

-Claro, pero nada de trampas ¿Eh?

-Yo jamás haría eso, pero mientras busco ¿puedo tratar de adivinar qué es?

-Supongo que sí...

Adelaide empezó a acercarse peligrosamente hacia Carl, haciendo que este de unos pasos hacia atrás nervioso.

-¿Será acaso una flor para mí?

-¡Q-Qué! ¡El parque está lleno de flores! ¿Por qué rayos escondería una flor? ¿No haría eso más difícil?- Respondió avergonzado.

-No lo sé, quizás querías darme algo bonito- Respondió Adelaide sin quitar su sonrisa mientras rodeaba a Carl.

-¡N-No lo creas! ¡Yo nunca haría algo así!

-¿Estás seguro? ¿No será acaso una caja de chocolates? ¿O quizás sea un bonito anillo?

-¡¿D-De qué estás hablando?!- Respondió Carl mientras Adelaide seguía inspeccionando cada centímetro de su ser- "¡Rayos! ¿Por qué sigue aquí y no está buscando! ¿Se habrá dado cuenta de mi trampa?!" S-Si no sales a buscar perderás el reto.

-No me preocupa, me gusta estar contigo.

Las palabras de Adelaide golpearon como un mazo golpea masa de pan al corazón de Carl, haciendo que no pueda contener más los nervios.

-¿Acaso el tesoro está...- Adelaide se empezó a acercar demasiado al rostro sonrojado de Carl sin perder su sonrisa- en tu ma...

-¡AAAHHH!- Carl cayó desplomado al suelo- ¡Está bien tu ganas, tu ganas! ¡Estaba en mi mano todo el tiempo!

-¡JAJAJAJAJA!- Adelaide rió a carcajeadas mientras Carl impotente en el suelo se lamentaba por ser vencido nuevamente por su amiga de la infancia.

-Bueno, es hora de tu castigo.

-"Oh no, ¿Ahora que me va a hacer?"- Pensó Carl en los peores escenarios posibles.

-Tu penitencia será... invitarme al festival de corazones.

-¿Ah?- Se sorprendió Carl, para luego sonrojarse de nuevo- ¿Por qué tengo que hacerlo?

-Una apuesta es una apuesta ¿Tengo razón Carl?

Adelaide le dio la espalda y se retiró triunfante sin perder su sonrisa, Carl la veía alejarse y en su mente no podía caber más que la frustración de haber perdido otra vez una competencia contra la joven Chang, a quien no ha podido vencer desde que eran niños. Durante todo ese tiempo que han vivido juntos, compartiendo diferentes aventuras, Adelaide dejó de ser una niña, y empezó a interesarse en cosas que una chica de su edad se interesarían, y una de esas cosas, era el amor.


-¿Entonces vas a ir al festival de corazones mi vida?- Exclamó emocionada Frida Casagrande.

-No te emociones mamá, solo voy como ayudante para acompañar a Sid- Respondió Ronnie Anne quien trataba de disfrutar de su comida.

-Ah, la época del romance, del amor, algún día espero que consigas a esa persona especial que te haga latir el corazón- Dramatizaba su madre.

-Si quieres ver romance, ¿Por qué no vas a hablar con tu hijo en el sofá?

Carl se encontraba en dicho espacio escribiendo diferentes notas en una libreta, arrancando las hojas y haciéndolas bolita para tirarlas alrededor.

-¡Carl! ¡Vas a limpiar eso tú!- Le gritó la abuela desde la cocina.

Pero Carl no hacía caso, él estaba concentrado en planear un reto para vengarse de Adelaide y de sus jugarretas contra él.

-Mijo...- Asomó su madre desde el costado del sillón- ¿Qué estás haciendo?

-¡Estoy planeando un juego para vengarme de Adelaide!

-Awww, ¡Planeas una cita de juegos! ¡Qué romántico!- Frida juntó las manos mientras suspiraba al ver como su hijo estaba convirtiéndose en todo un hombre.

-¡No es nada romántico! Todo lo que hace Adelaide es molestarme para burlarse de mí.

-Te molesta porque le gustas- Se burló Ronnie Anne mientras comía su taco.

-¡Yo no le gusto! Solo le gusta hacerme bromas.

-Aww, que inocente, tienes mucho que aprender sobre las chicas.

-Bien, si van a molestarme mejor me encierro en mi habitación.

-Alto ahí jovencito, no irás a ningún lado hasta que acabes de barrer este desastre- Apareció su abuela desde su espalda para agarrarlo de la chamarra y darle la escoba.

-¿Y no has planeado invitar a Adelaide al festival?- Preguntó su madre.

Carl se sonrojó de sobremanera al pensar en lo vergonzoso que sería invitar a una chica, a pesar de su edad, Carl seguía sin madurar y dejar al molesto niño atrás en el pasado.

-No pienso hacerlo, ¿Por qué gastaría mi tiempo en un cursi festival?

-Qué lástima, con todos los juegos que habrán, posiblemente logres ganar alguno- Sugirió Ronnie Anne mientras seguía concentrada en su taco.

Entonces Carl lo pensó detenidamente, y entendió que en ese festival, habrán cientos de puestos con comida y juegos, juegos que podría aprovecha para poder ganar alguno contra Adelaide, y así vengarse de toda la vergüenza que esta le hizo pasar durante años.

-¡Está bien lo he decidido!- Carl alza la escoba con decisión- ¡Invitaré a Adelaide al festival!

-¡Carl sigue barriendo!


Llegó el momento, era hora de llevar a Adelaide al festival de corazones, y Carl se había mentalizado que solo era para competir contra ella en los juegos, de esa forma minimizando los nervios que sentía al estar en frente de la casa de los Chang. Carl se veía con su típica chamarra roja y sus jeans negros, y se sentía listo para ir al festival.

-¡Ya salgo!

Adelaide abrió la puerta, y Carl no pudo disimular su expresión al ver a Adelaide, salió vestida usando un vestido azul sin mangas, con un cuello con forma de flor blanco alrededor del cuello, y una coleta de caballo con una cintillo blanco, por alguna extraña razón, Carl no dejaba de mirarla, y su corazón empezaba a latir a mayor velocidad, y hasta podría jurar que podía ver destellos alrededor de su compañera.

-Perdona mi aspecto, estuve tan anonadada por tu invitación que apenas tuve tiempo de arreglarme- Presumía la joven Chang.

-A-ah... pfff... Esas cosas no me importan- Trataba de disimular Carl, tratando de reprimir sus emociones.

-Bien ¿Qué estamos esperando? ¡Vamos Sapito!

-¿Llevarás a tu sapo?

-Sí, no iré a un festival sin mi mejor amigo.

Por alguna extraña razón, eso decepcionó un poco a Carl, pero rápidamente sacudió la cabeza y quitó esos pensamientos de su mente, entonces los dos chicos fueron afuera del edificio donde los esperarían Sid y Ronnie para ir en marcha al festival.


Al ser un festival grande, los organizadores decidieron que sería buena idea llevar a cabo el evento en un espacio abierto, y escogieron las afueras de la ciudad para celebrarlo, así cuando llegue la hora, los fuegos artificiales se verán por todo el cielo.

-¡Estamos por llegar!- Anunció Sid emocionada mientras conducía su auto con sus acompañantes apunto de llegar.

Una vez llegaron a su destino, los cuatro jóvenes salieron para dirigirse hacia la entrada que daba la bienvenida a todos los que llegaran para disfrutar del festival con sus respectivas citas, para celebrar el romance, y también la amistad.

-Bueno, Sid y yo tenemos trabajo, los dejamos solos tortolitos- Se burló Ronnie Anne sabiendo que iba a enfadar a Carl.

-¿Entonces entramos Carl?- Adelaide iba a tomar la mano de Carl pero este la apartó rápidamente.

-Wow, jajaja, tengo comezón, ¿Qué esperamos? Vamos a entrar- Carl se adelantó dejando atrás a Adelaide, dejándole un sentimiento de inconformidad.

Sin dejar que eso los detenga de disfrutar del festival, Carl y Adelaide pasaron por distintos lugares y trataron de buscar un buen juego para divertirse, en el caso de Carl, trataba de buscar un bueno juego en el cual pueda ganarle a Adelaide, pero su mayor problema era que todos tenían temática de corazón, y eso lo hacía ponerse aún nervioso, porque cada juego que gane parecería que querría regalarle algo a Adelaide, como si fuera su cita.

Pero viendo uno de los puestos, se alegró ver un puesto que tenía un tiro libre hacia unos blancos, y no había un solo corazón a la vista.

-¡Aquí Adelaide! Este es un buen juego para comenzar.

-Si tú lo dices Carl.

El juego consistía en tomar una escopeta, y disparar al blanco con más puntos, Carl creía tener la victoria asegurada, pero en el primer tiro el dardo se desvió unos centímetros a la izquierda, tomando por sorpresa al joven Casagrande, y haciendo reír a Adelaide.

-No se preocupen, tienen tres intentos.

-Ahora sigo yo- Adelaide tomó la escopeta, y logró darle al blanco de la mitad, y tan solo con eso ya tenía la ventaja.

Sin embargo Carl no se rindió y calculó la trayectoria según el ángulo de la boquilla de la escopeta, apuntó adecuadamente, y en su último tiro, logró darle al blanco con más puntos.

-¡Lo lograste!- Celebró el señor que atendía el juego.

-¡Lo hiciste Carl!

-¿Lo hice?... ¡SÍ! ¡FINALMENTE LO HICE! ¡Te vencí! ¡En tu cara Adelaide!

-Aquí está su premio joven, un enorme corazón para su novia- El señor sacó un enorme peluche de corazón y se lo entregó a Adelaide.

-¡Aw, muchas gracias Carl! ¡Eres el mejor!- Se regocijaba Adelaide mientras que Carl no paraba de sonrojarse y maldecir para sus adentros.

-¡Argh! ¡No somos novios!

A pesar de que ganó el juego, Adelaide se las ingenió para seguir molestándolo, haciendo que Carl pierda las esperanzas para cualquier posible victoria que pueda obtener contra Adelaide esa noche.

-¿Por qué no tomamos un descanso Carl? Comamos algo.

-Ah, está bien.

-Como tu ganaste, yo invito las manzanas acarameladas.

-Bien... supongo que no es tan malo haber ganado, ja, ja- Carl sonreía para sí, hasta que Adelaide llegó con dos manzanas.

Los dos jóvenes tomaron asiento, y empezaron a degustar de sus bocadillos, Carl estaba a gusto comiendo de su dulce, hasta que notó que Adelaide lo estaba mirando fijamente, eso empezó a ponerlo nervioso y ya no podía comer en paz.

-¿P-Por qué me ves?

-Solo veo lo mucho que disfrutas tu manzana.

-¿Tú no vas a comer?

-Lo haré... si me das de la tuya.

-¿P-Por qué haría eso?

Pero Adelaide no le dio una respuesta, simplemente abrió su boca esperando a que Carl se digne en acercarle el dulce, Carl entonces vio la manzana y el rostro de Adelaide, y puso rojo como su chamarra, pero sentía que sería descortés dejar a Adelaide en esa posición, así que cerrando los ojos acercó la manzana hacia ella, y esta le dio un mordisco, y masticó con una sonrisa.

-Gracias, eres tan dulce.

-Adelaide... ¿Por qué haces eso?

-¿Qué?

-Esas cosas raras, esa forma de molestarme, es extraña, ¿Estás enferma o algo?- Carl era denso como una roca.

-Mmmm, hagamos una cosa... si puedes adivinar porque lo hago, tú ganas.

-¿Mmmm? ¿Ganar qué?

-Lo averiguarás cuando ganes.

Adelaide se levantó dejando solo a Carl en la banca, quedándose solo y pensativo, trataba de buscar en todos los ángulos posibles, la razón por la cuál Adelaide actuaba tan extraño con él, y trataba de pensar en todos los momentos que han pasado, desde que eran niños, y jugaban con sus respectivos juguetes, cuando fueron creciendo, y sus juegos empezaron a volverse más activos, cuando Adelaide lo buscaba para jugar, y él aceptaba, no había un día en el cual la gente no los encontrara juntos pasando el rato, y de repente cuando menos se dio cuenta, se encontraba en una competencia eterna con su amiga de la infancia, con esta yendo dos pasos adelante de él, haciendo que esté detrás de ella inconscientemente, siendo ahora él quien la buscaba.

Y entre todo ese tiempo, siempre llegaba a escuchar cosas como, "Mírenlos, se ven tan tiernos", o "Ah, el amor joven" cosas así, cosas que Carl trataba de ignorar porque la forma en la que Adelaide se burlaba de él, la forma en la que lo molestaba, le hacían sentir todo menos amor, sin embargo, una de las frases que Ronnie Anne le dijo vinieron a su mente "Te molesta porque le gustas", y para Carl ese pensamiento era ilógico, ¿Por qué molestaría a alguien que le gusta? ¿Acaso le gustaba verlo sufrir? Pero viéndolo en retrospectiva, cada vez que Carl perdía sus competencias, era porque Adelaide sacaba un comentario que lo avergonzaba, y la frustración de perder, hizo que olvidara las insinuaciones de Adelaide, pero incluso si eso es cierto, ¿Por qué él?


Mientras Carl seguía atormentado en sus pensamientos, Adelaide paseaba por el festival, y observaba como se estaba llenando de gente, entre todo el bullicio, Sapito saca la cabeza del bolso de Adelaide, y mira a lo lejos una libélula que pasó cerca, trato de alcanzarla con su lengua, pero se le escapó, saltó del bolso y fue persiguiendo a la libélula.

Cuando el festival llegó a su apogeo, Carl se levantó de la banca y fue a buscar a Adelaide, tratando de olvidar los pensamientos que había tenido por ese periodo de tiempo, cuando de pronto vio a Adelaide correr desesperada hacia él.

-¿Adelaide? ¿Qué ocurre?

-Es Sapito, ¡No lo encuentro!- Explicó angustiada.

Carl pudo ver en la expresión alarmada de su amiga su desesperación por encontrar a su pequeño sapito, eso hizo que sin pensarlo demasiado, la ayudara a buscar a Sapito.

-¿Dónde fue la última vez que lo viste?

-Estaba paseando mirando los puestos, y cuando volteé a ver, Sapito ya no estaba en mi bolso.

-No te preocupes, lo encontraremos, debe estar brincando por alguno de los puestos de comida- Carl se agachó y trató de ver en ese campo de visión alguna señal del anfibio.

-Con tantas personas, espero que no se lastime- Sin embargo a lo lejos, detrás de las tiendas, pudo ver una silueta iluminada por la luz de la luna que brincaba alejándose cada vez más, hacia el lago.

-"Atención, los fuegos artificiales están a punto de comenzar"

-Sapito debe estar cerca, ya lo verás Adelaide... ¿Adelaide?

Carl se levantó y vio detrás de él que su compañera ya no estaba, la buscaba entre el cúmulo de gente, y no podía ver algún indicio de ella, trató de volver en sus pasos, para intentar encontrarla, pero no la veía en ningún lado, su corazón empezó a acelerarse, se movía cada vez más rápido por el festival, y un sentimiento de preocupación lo invadió, pensaba que sería imposible, pero un pequeño sentimiento de quizás no volver a ver a su amiga hizo que se angustiara aún más, y que buscara con más intensidad.

Ronnie Anne y Sid estaban comiendo hot dogs en un puesto de vigilancia para asegurarse de que nadie se pierda en medio del festival, y por casualidad, Ronnie Anne vio a Adelaide alejarse del festival para correr hacia el lago, intrigada por esa imagen, trató de buscar a Carl, y en medio de la multitud, lo vio, agitado y preocupado buscando por su amiga.

-¡CARL! ¡CARL!

Su primo logró oír su llamado, y este volteó a ver a Ronnie Anne, quien le indicaba una dirección, de inmediato supuso de que se trataba, de inmediato fue corriendo hacia el lago, Ronnie Anne con sus binoculares lo siguió con la vista, mientras Sid presenció el inicio de los fuegos artificiales.

Adelaide logró encontrar a su sapito, quien logró atrapar a la libélula y servírsela de bocadillo.

-¡Aquí estás! Por favor no me asustes así...- Entonces los fuegos artificiales hicieron su presencia, y esta pudo observarlos con su sapito en sus manos, pero de inmediato volteó al ver que se encontraba lejos del festival, así que fue corriendo de regreso.

Aquellas chispas de colores que iluminaban el cielo nocturno, eran completamente ignoradas por ambos jóvenes quienes corrieron para encontrar al otro, Carl entonces salió fuera de las tiendas y pudo ver el lago siendo iluminado por las luces de los fuegos, pero poco le importó, puesto que podía ver a Adelaide corriendo directo hacia él, entonces Carl emprendió su marcha para reunirse con su amiga, aquella persona que lo atormenta cada vez que puede, que se burla de él, y que lo hace pasar por vergüenza, pero que no puede imaginarse una vida sin ella.

Finalmente ambos jóvenes se encontraron, agitados y aliviados de encontrarse con el otro, después de un pequeño susto, pero justo cuando se encontraron, el espectáculo en el cielo se había terminado, Carl volteó a ver la mirada de Adelaide, quien se encontraba decepcionada, y no sabía que fue lo que lo impulsó, pero sin pensarlo demasiado, solamente tomó la mano de la chica, y esta miró sorprendida hacia él.

-S-Solo es por precaución, no quisiera perderte de vista, es todo- Se excusó Carl, pero desviaba la cara sonrojado, y para Adelaide, era suficiente por ahora.

Así que con una sonrisa asintió, y siguió a Carl devuelta al festival, sin dejar de tomarse de las manos.

-Wow, ese fue un espectáculo maravilloso ¿No lo crees Ronnie Anne?

Pero su amiga solamente seguía mirando a través de los binoculares.

-Sí, sin duda lo fue- Se conmovió hasta las lágrimas.

Finalmente ambos chicos se encontraban cerca del lago, Adelei llevaba la chamarra de Carl para protegerla del frío, ambos encendiendo pequeñas luces chispeantes, compitiendo por ver cuál de estas se apagaría primero, algunas cosas nunca cambian.

-Carl... muchas gracias.

-¿Eh?

-Gracias por volver por mí- Adelaide sonrió con un ligero rubor.

-No es nada- Respondió de vuelta, ruborizado también.

Ambos jóvenes, amigos desde la infancia, continuarían con su juego, hasta que en el cercano futuro, aquellos sentimientos que tienen por el otro, puedan florecer.

**FIN**

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Notas del autor: Hola amigos y queridos lectores, aquí con una nueva historia más, pero no cualquier historia, un pequeño One-Shot de una de las parejas más tiernas de la serie de Los Casagrande.

Sé que a pesar de ser niños, tienen una buena dinámica entre sí, y sería interesante que al crecer, tanto Carl como Adelaide desarrollen sentimientos por el otro, siento que serían una buena pareja, y Adelaide ayudaría mucho a Carl a crecer como persona, y Carl le daría a Adelaide muchos días de diversión.

Bueno, en la serie canon, ya se nota el buen dúo que son, y de hecho, debo admitir que Carl como personaje no me agradaba hasta que empecé a ver la serie, y se volvió uno de mis favoritos, el sujeto es un divertido hijo de p***a jajajaja.

En fin, quería hacer algo por el Día de San Valentín, como una forma de poder expresar mis sentimientos en forma de historia, ya que me considero a mi mismo como un romántico, y me encantan las historias de romance, ya tengo muchas ideas para más parejas de otros fandoms, pero por ahora, les dejo esta historia, que espero les guste.

Por cierto, esta historia está inspirada en uno de mis animes favoritos de romance, sino es que mi favorito, Takagi-san, cuya premisa tome prestada para contar esta historia, y que realmente encaja con nuestros queridos protagonistas.

Espero que tengan un feliz Día de San Valentín, y que tengan muchos más por venir, les deseo que tengan muchas bendiciones, y que lo celebren con las personas que más quieren, no solo amores, sino también amistades. Les doy un abrazo sincero, con ustedes.

Feliz Día de San Valentín a todos :)

Att: Might