N/A: Me he enamorado de un doujin llamado My Lost Himawari. Esta escena esta inspirada en uno de sus extras, todos los créditos a su autora y traductora por la idea.
2. FLORES
Los celos no eran un sentimiento desconocido para Uchiha Sasuke. No por nada había vivido los primeros años de su vida tras la larga sombra de Itachi. Y ahí volvían. Tumbado, postrado, en esa cama de hospital sin fuerzas para incorporarse, sino ya se hubiera largado de allí.
- ¡Qué bien que estés ya despierto!
- ¿Cómo te encuentras?
- Ayy con cuidado Sakura chan que no me dejas respirar.
- Estabamos muy preocupados tio.
- No se te ocurra volver a hacer algo así, ¿me oyes?
No reconoció todas las voces ni percibía claramente los chackras entremezclados de sus antiguos compañeros de la Hoja que evidentemente habían venido a ver al convaleciente héroe. Podía ver sus sombras a través de la cortinilla grisácea del hospital, no lo bastante tupida, ciertamente.
- ¿Te duele?
Vio como el cuerpo que ocupaba la otra cama se tocaba aquel brazo inexistente, reflejo del suyo propio.
- No, que va, no siento nada. Sakura-chan es muy buna doctora.
Al inicio lo que ve y sobre todo lo que oye, despierta en Sasuke otro sentimiento. Alivio. Porque él ya había despertado antes, en medio del silencio más absoluto. Su amigo aun inconsciente. Su ex compañera vino a reconocerle y a hacerle pruebas mientras mascullaba que no entendía como aun no había despertado. Ha tardado más de diez angustiosas horas el muy desconsiderado.
-Venga Hinata, dáselo.
Y desde detrás de ese cumulo de personas que solo han venido para ver a Uzumaki y que ignoran con quien comparte habitación emerge una figura menuda, hombros bajos, cabeza gacha. La tímida y dulce chica Hyuga que ha esperado tantos años por Naruto como el rubio inconscientemente lo ha hecho por él.
-Son para ti Naruto -kun.
-Ah .. gracias Hinata chan.
No lo ve pero no le hacen falta sus ojos. Está seguro que le obsequia con una de esas sonrisas enormes, el muy idiota. Siempre dando esperanzas.
-Son girasoles, te los traje porque me recuerdan a ti. Además hoy es…
Un empujón en su espalda del inoportuno chico de los perros y sus caras confundiéndose, donde empieza uno y acaba el otro.
-Hacéis una pareja tan bonita ¿no creéis?
Y ahora sí, ahí estaban. Recorriéndolo desde el estómago y ocupando cada poro de su piel.
-Veo que seguis siendo igual de ruidosos. ¿No veis que necesitamos descansar?
Las palabras salen de su boca lentas y afiladas cuando al descubrir la cortina por fin todos aquellos ojos se dan cuenta de que el gran héroe no está solo.
- Ah Sasuke-kun tiene razón-. Sakura se muestra un poco arrepentida por su falta de profesionalidad con su mejor amigo ante el reclamo del moreno. -Somos demasiados, mejor hacemos turnos. Puedes quedarte Hina-chan si quieres- le ofrece la ninja médico.
El rubor en las mejillas de la chica de ojos blancos contrastando con su cabello azabache. Y es ahora cuando Sasuke por primera vez se fija en ella. Es bonita sí. Y buena, seguro. Pero no es para Naruto. La Hyuga conecta la mirada con Sasuke intimidada por la oscuridad en esos ojos.
-Ehh da igual, vuelvo luego a verte Naruto kun. Ne-necesitas descansar.
Y Sasuke regresa su mirada al idiota cuando todos se van, mientras la luna ilumina un cielo sin estrellas. El rubio no tarda en olfatear que algo le sucede, lo huele como un perro tras una pista, lo nota en el aire que envuelve el cuerpo de la cama de al lado.
-¿Qué pasa Sasuke? ¿Te molesta el brazo?
-No- tan seco como siempre, pero Naruto es un sabueso y sabe que ese no, no bastara. Porque con el nunca basta.
-¿Entonces? ¿Por qué no duermes?
-No tengo sueño ¿cuál es tu excusa?
Esta vez es Naruto el que calla.
-¿Demasiado emocionado por las visitas?
-¿Es eso? ¿Estás celoso?
Lo dicho. Un puto sabueso. Con lo tonto que parece a veces.
-Supongo que ahora soy bastante popular- se rasca con el índice bajo la nariz en ese gesto tan suyo. – Pero te integraras rápido…
Ya sabía que no había que darle tanto crédito. Además como si él quisiera integrarse, como si se fuera a quedar allí tanto tiempo.
-No sabes ni qué día es hoy, ¿verdad?
No es que Sasuke le diera alguna, ninguna, importancia a ese tipo de fechas. En su infancia se le había clavado a fuego por como convertían ese día en una pesadilla de cartas y chocolates y otras cosas a absurdas, pastelosas y sin sentido. Como el puñetero ramo de girasoles encima de la mesita de su compañero. El de ojos azules se quedo pensativo.
-Hemos estado algo ocupados- se revolvió aquel nido de pájaros que tenia por cabello que le caía sobre la frente desnuda. - Pero sí, claro que lo se, teme. Has vuelto a la aldea, hoy es el día que he cumplido mi promesa.
Se levanta de su cama sin esfuerzo, como puede ser si se acaba de despertar y él apenas puede moverse, y se sienta en su cama sin permiso como todo lo que hace Naruto. Invade su espacio personal, aunque Sasuke empieza a dudar que exista esa palabra cuando se refiere a ellos y le pasa su único brazo por los hombros empujándolo contra su cuello, que es suave y áspero al mismo tiempo. Y caliente.
-Además hoy es el primer día de nuestro nuevo comienzo en la villa.
Nuestro. Cuando levanta la vista y le mira, le cree. Quien podría no hacerlo. Toda sonrisa, esa sonrisa que le ha perseguido en sueños durante años hasta atraparlo de vuelta. Lo de la villa ya se veria mañana o en unos días, cuando saliera de ese hospital. Pero por hoy estaba bien. Si para Naruto eso era el 14 de febrero para él estaba bien dejarlo así.
