En la improvisada cancha en la azotea de la cooperativa beastman.
Shirou estaba de pie en medio, vestido con una camiseta negra y unos shorts grises, todas prendas que solo solía usar en verano para sobrevivir al intenso calor, este rebotaba el anaranjado balón que era de las escasas posesiones recreativas de Michiru frente a ella.
Era ridículo enfrentar a la chica en su afición, pero no era como si le hubiese dado de otra, pues ya le había prometido jugar con ella hoy para que no lo molestara ayer.
En un ágil despliegue de habilidad, Michiru le arrebato el balón a mitad del manejo aun cuando este intento evitarlo, moviéndose grácilmente para manipular ahora el balón frente a él, invitándolo a tomarlo de vuelta.
Aun si no tenia el espíritu ardiente y competitivo que caracterizaba a la chica de cabello azul, Shirou iba a intentar hacer algo de competencia de todas formas, pues le daba un mal sabor ser burlado por la chica tanuki, se acerco a ella para intentar quitarle el balón antes de que esta lo fintara y luego llevara el balón a la canasta para hacer una clavada en el aro.
"¡WUUUHUUUU! Hahahaha~" Anotando de nuevo, empezó a alardear mientras saltaba para molestia de Shirou.
Ya entendía porque a Nazuna o a Nina no les gustaba hacer uno contra uno con ella.
Mientras terminaba de ser mala ganadora, vio a su compañero yendo a una silla para tomar el sol, inmediatamente hizo una carrera hasta él y lo tomo de la cintura para empezar a jalarlo de vuelta a la cancha.
"Michiruu…" Forcejeo escasamente con la chica que apenas y podía moverlo.
"NO, la ultima vez te quedaste ahí hasta que fue hora de cenar" Inflo las mejillas mientras tiraba de el con todas sus fuerzas.
"Serán cinco minutos, lo prometo" Su ultimo escape hizo que la cabeza azul lo fastidiara por toda la noche por haber roto su promesa.
No pudiendo hacer fuerza por siempre y con el pensamiento de que usar sus poderes seria excesivo, lo dejo ir a la silla para que empezara a ponerse en posición de holgazanear.
Antes de poder acomodarse, Michiru se hecho sobre el sin ninguna reserva, pensó en muchas reacciones apropiadas para tal situación, pero no hizo nada.
Si alguien salía desde el piso de abajo, si Nazuna aterrizaba de repente para ver a su amiga, todos tendrían una impresión equivocada… y por algún motivo no les importaba.
...
Hace tiempo, desde el síndrome de Nyrvasil, Michiru ya no parecía tener reservas al tocarlo.
Tocar sus manos, acicalar su cara, acomodar su ropa, peinarlo mientras estaba distraído como si fuese un mocoso, sentarse sobre sus piernas o poner su cabeza ahí para reposar, incluso en una ocasión… de la nada, intento darle una cucharada de pastel como si fuese lo mas natural del mundo.
Y por una endemoniada falta de control termino comiéndolo para maravilla de ella.
¿Qué era ella para él?
Se lo preguntaba a el mismo muy a menudo últimamente, lo llevaba prácticamente a todos lados siempre que podía.
Salidas con Nazuna (Muy incomodas por momentos ya que la chica zorro no parecía muy acostumbrada a verlo), practicas de los osos, al cine, a comer, al centro de juegos.
Se hubiese imaginado a si mismo indiferente al ser arrastrado por la chica a cosas que no habían captado su atención en años… pero no fue así, realmente disfrutaba su compañía y se la pasaba bastante bien, al punto de que Michiru lo había atrapado sonriendo en mas de una ocasión… y a la chica parecía encantarle.
¿Qué esperaba de él?
Michiru se veía tan apacible, solo reposando sobre su estómago.
…
…
Había algo que aun le robaba la tranquilidad siempre que estaba cerca de ella.
Sus padres vendrían a la ciudad este verano... no debería haber razón para estar consternado, pero la había.
Michiru había tenido muchas discusiones con su papá por teléfono, debido a su decisión de no volver a casa y no volver a ser humana.
Hasta que al final habían agendado una visita a la ciudad para ambos humanos.
Ante su latente preocupación, Michiru no dejaba de decirle que todo estaba bien… que ellos solo venían para reunirse con ella y ver que su ambiente personal fuera seguro.
...
No estaba convencido, las discusiones que tenían por teléfono eran fuertes al punto de dejar a la chica decaída y sin ánimos por todo un día, no creía que hubiese podido mermar su postura solo con charlas telefónicas que la dejaban al borde de las lagrimas.
También había escuchado en ocasiones... amenazas de su padre con arrastrarla de vuelta al lado humano por la fuerza si era necesario, amenazas que le habían erizado los bellos de la nuca de una rabia latente.
...
Estaba casi seguro de que venían para llevársela, solo venían para hacer mas efectiva su autoridad al estar en persona… y sabía que Michiru era muy sensible al tema de sus padres.
¿Qué podría hacer él? Era un desconocido y solo un amigo de la chica, de intentar meter la nariz solo seria repelido.
…
A menos que… fuera mucho más.
De ser el caso, aun si lo odiaban… tendrían que escucharlo.
"Ya pasaron cinco minutos, de pie" Le ordeno severa tras saltar de la silla, mirándolo con recriminación ante la probabilidad de que rompiera su promesa y pusiera una excusa tonta.
(Si, iba a hacerlo)
Se puso de pie junto con ella, Michiru se vio altamente animada para luego ir por el balón y pasárselo para iniciar un nuevo juego.
(Al diablo con su inmortalidad)
La chica intento quitarle el balón mientras el lo manejaba, encontrando mucha mas resistencia en esta ocasión.
(No se la iban a quitar)
Shirou la finto pasando el balón debajo de sus piernas haciéndola respingar de indignación, como se atrevía a jugar a su nivel.
(Primer tendrían que pasar sobre su maldito yerno)
Intento perseguirlo, para que en un movimiento irreal terminara encestando.
…
…
…
Michiru perdió el habla mientras ambos se miraban intensamente, el peliblanco se percato de que había cometido un exceso.
Pero ante la demostración, Michiru se recompuso, para sonreír ampliamente.
"Bueno... OH, si quieres ir enserio entonces también VOY a ir enserio" Se puso desafiante evidentemente euforica de tener un rival competente, corrió a buscar la pelota pensándose si Melissa la dejaría poner otro aro para tener un partido de verdad.
La mirada de Shirou sobre ella seguía siendo de completa absorción… de nuevo, comprobaba que Michiru lo estaba hechizando, aun siendo una cabeza dura, solo con el acto de existir en su vida.
Ahora lo sabia.
…
Ella era su Sol.
