Los personajes de Saint Seiya no me pertenecen, son propiedad de Masami Kurumada, Shiori Tesirogi, Chimaki Kuori y Toei Animation.
En una de sus ya acostumbradas salidas de amigas, June les había contado que para muchos en su país natal, el 14 de febrero era la fecha más especial para declararle amor a aquella persona que se quería, aquella que despertaba ese sentimiento especial, ese anhelo. Todas ya lo sabían, siendo chicas modernas con conexión a Internet estaban perfectamente enteradas de cómo se celebraba ese día en el resto del mundo, debido a que en Grecia muchos la consideraban una fiesta comercial más que algo simbólico, ellas a penas estaban viendo algo de esa magia amorosa que se esparcía por todo el mundo en esa fecha especial; pero cuando Saori acentuó las cosas hablando sobre cómo en Japón las mujeres le entregaban chocolates a los chicos que les gustaban, como una declaración de amor, Erii pensó que debían hacer lo mismo, esencialmente, no le gustaba la idea de que el hombre esperara a que la mujer hiciera algo, pero al estar compartiendo las maneras de festejar de todo el mundo, Erii se animó a hacer algo grande.
—Vamos chicas, June y Saori ya lo dijeron, ese día no es sólo para darle cosas a los chicos que nos gustan, también es para celebrarlo con amigos, incluso podemos hacernos dulces y regalarnoslos entre nosotras.
El comentario había sido suficiente incentivo como para motivarlas a aceptar, después de todo, a todas les pareció una genial idea darse regalos y compartir con los demás. June de inmediato pensó en hacer algo para sus amigos, sus sobrinos, hermano e incluso Defteros, que parecía pasar más tiempo con Asmita que con su propia familia; al igual que ella, Freya pensó que también podía hacer chocolates para su amigos adultos, como Shunrei también lo creía para sus tíos postizos, e incluso podría aprovechar para conocer a las parejas de algunos de ellos.
Así, todas comenzaron a pensar en a quién podían regalarle, notando rápidamente que todas tenían nuevos motivantes, las chicas aceptaron la idea y comenzaron a planear su nuevo proyecto.
Se reunieron el sábado después de las clases privadas de Saori, todas preparadas para otra pijamada y para hacer chocolates, a pesar de que ninguna sabía exactamente cómo hacerlos. Y debido a eso, June bajó al piso de abajo y golpeó con una velocidad apremiante la puerta, siendo recibida por Defteros, que sostenía uno de sus más nuevos artículos.
—Niña, volviste a interrumpir mi lectura.
June sólo lo hizo a un lado y saltó hacia el sofá en el que estaba Asmita, tan quieto que parecía dormido.
—¡Asmita! ¡Necesito que me digas cómo hacer chocolates —gritó con un tono que parecía más exigencia que petición, cosa que ella misma notó. Ligeramente avergonzada, agregó más tranquila—. Por favor.
—…¿Chocolates? ¿Para qué?
—Las chicas y yo queremos hacer chocolates para darle a nuestros amigos. La próxima semana es catorce de febrero.
—Oh, así que ya es esa fecha infernal —bromeó Defteros, fingiendo un escalofrío.
Durante su juventud el día especial conocido como San Valentín fue para Defteros un invento proveniente de Estados Unidos y el resto de Europa, no fue sino hasta que comenzó con su vida nómada que pudo ver cómo se festejaba, lo importante y simbólico que era para algunas personas. Sin embargo, para él sólo era una justificación para gastar u obligar a alguien a hacerlo, algo sin importancia, un día más en el calendario. Un día para el que, pensó Defteros, Asmita tendría que hacer chocolates.
Eso fue lo que creyó, se ilusionó con la idea, hasta que notó que Asmita levantaba el brazo y movía la cabeza como si estuviese viendo un reloj de pulsera. Era tarde, según su amigo, para la reunión semanal de póker de padres de familia. Antes de irse, Asmita no tardó en rematar:
—Defteros, ¿no aprendiste a hacer chocolate en México?
—Sí, es uno de mis viajes favoritos…
Defteros se terminaría arrepintiendo de esa frase cuando, una hora después, viera la elegante limosina de Asmita llevarlo al juego de póker mientras él tenía que quedarse a enseñarle a June y sus amigas cómo hacer chocolate.
Resignado, Defteros siguió a June a la cocina, se puso un mandil rosa e intentó recordar algo de lo que le habían enseñado hacía tantos años atrás, en especial cuando Shunrei y Saori sacaron una libreta para anotar sus palabras, mientras que June puso frente a él un canasta llena de cacao.
—A veces haces cosas dignas de tu apellido —le dijo Defteros a June cuando la chica le contó que había mandado a traer el cacao esa mañana—. Muy bien, niñas, debo empezar diciendo que si esperan tener chocolate parecido a las barras que venden en las tiendas, están muy equivocadas…
—Profesor Galanis —dijo Shunrei, interrumpiendo la explicación—. ¿Cuánto cacao necesitamos para hacer nuestros chocolates? Es que yo les quiero regalar también a Dohko y mis tíos.
—No nos preocupemos por la cantidad, gracias a la generosidad de June eso está cubierto —contestó Defteros—. Y a partir de ahora todas deberán llamarme profesor Galanis.
Defteros pasó la siguiente hora hablándole a las chicas sobre el cacao, sobre su historia, sobre su importante valor como moneda de intercambio en un territorio conocido como Mesoamérica. Y al hablar de Mesoamérica se concentró en su historia, en unos pueblos llamados chichimecas, mayas, olmecas y un montón de pueblos más que las chicas no comprendieron. Habló de historia porque apenas y recordaba el proceso que le habían enseñado hacía tantos años atrás, y al sentir que las chicas comenzaban a dudar, el profesor Galanis no tuvo más opción que llamar a alguien que sí supiera.
Calvera no tardó en llegar al lugar, acompañada del resto de madres que se mostraron entusiasmadas con la idea de hacer chocolates para sus seres queridos, a excepción de Agasha, ella quería hacer chocolates para su gusto.
—Muy bien chicas, lo primero que deben hacer es olvidar todo lo que este sujeto les dijo, él no sabe nada.
Calvera les explicó, contó algunas anécdotas de su país natal y animó a las chicas con la temática amorosa al contarles historias amorosas que había leído o visto en películas.
Romeo y Julieta.
Fitzwilliam Darcy y Elizabeth Benet.
Cleopatra y Marco Antonio.
Jack y Rose.
Sandy y Danny.
Bridget Jones y Mark Darcy.
La cocina principal del Hotel Thorne se convirtió en una picaresca reunión de mujeres y jovencitas (y Defteros) donde el amor se discutía ampliamente y el aroma a chocolate inundaba cada rincón de la habitación.
—... Entonces, ¿este tal Danny humilló a Sandy frente a todos sus amigos? Pero qué patán.
Erii negó con la cabeza mientras ponía su chocolate en un molde con forma de corazón, el más grande que tenían a su disposición, para Hyoga.
La joven estaba entusiasmada con todo lo que estaba pasando; conocía algunas de esas parejas, y estaba intrigada por las que no conocía, como esos Sandy y Danny, que se conocieron en la playa y se reencontraron en la escuela. Y no sólo ella era, todas las jóvenes estaban emocionadas; no perdían de vista que todo lo que están haciendo sería para sus amigos, pero algunas de ellas no podían evitar que cierta esperanza se albergara en su corazón.
Miho de inmediato hizo varios chocolates en especial pensando en Seiya, tal vez esa sería su oportunidad para que al fin el chico comprendiera los sentimientos que ella tenía por él. Freya sabía que nunca tendría oportunidad, pero quería hacer algo por Camus, algo que la diferenciara del resto.
Las chicas pasaron su fin de semana haciendo más chocolates, una vez que las adultas les enseñaron y se fueron, hablando entre ellas sobre lo que esperaban de ese martes.
Ese, sin duda, sería un día agitado, y ninguna podía esperar para que ya fuera el esperado momento.
Comentarios:
¡Gracias por leer!
Un mini relato por este día tan especial. Dos capítulos, más el preludio (este) y un extra.
Estuve leyendo que hace como veinte años, más o menos, los griegos no acostumbraban celebrar o reconocer el día de San Valentín, recordemos que los griegos son ortodoxos, y según tengo entendido, Valentín es un santo católico. Esta cuestión religiosa creó cierta resistencia a reconocer el día o celebrarlo, pero actualmente los griegos se han abierto más a las fiestas mundiales (así como comienzan a poner pinos en Navidad en lugar de botes), y al menos ponen cosas a la venta para referenciar el día especial, ya saben, chocolates, flores, peluches...
De nuevo, y como siempre, gracias por leer!
