DGM no me pertenece
Bring it on my Destiny
Capítulo 1:
Era el primer día de clase en la Universidad y llegaba tarde, bueno, después de todo fue su decisión. Road llegó hasta su salón y logró entrar justo detrás de su maestro.
—¿Tarde el primer día? —le preguntó éste.
—Lo siento—le dijo con una sonrisa.
Se sentó en el único lugar disponible junto a un chico que según recordaba había estudiado en la misma preparatoria que ella.
Cuando Allen vio a esta chica, la reconoció fácilmente, pequeña, de cabello azul, la había visto varias veces antes en su anterior escuela. Pero, a pesar de reconocerse, ninguno saludó al otro. Después de todo, así eran ellos. Ninguno era muy sociable y no darían el primer paso para hacer una amistad.
Sin embargo, durante todas las clases, Allen la observó. Prestaba atención y tomaba notas, pero de vez en cuando se quedaba viendo a la nada o dibujando en su libreta.
Road sintió su mirada todo el tiempo. ¿Se la iba a pasar mirándola? ¿Quería hablarle y no se animaba? Estuvo varias veces a punto de preguntarle qué quería y que dejara de mirarla, pero prefirió seguir fingiendo.
Al terminar las clases del día, Allen pudo ver como ella guardó sus cosas enseguida y se fue rápidamente. Él no tenía tanta prisa, pero tampoco tenía ningún motivo por el cual quedarse ahí, así que se fue poco después de ella, pero sin prisas.
Camino a su casa, fue cuando tuvo que apresurarse, al ver que el cielo se tornaba negro y ya que no traía un paraguas consigo, sus libros se mojarían y no quería que, en el primer día de clases, sus libros ya no sirvieran.
Las gotas empezaron a caer y él había empezado a correr, hasta que escuchó un ruido conocido. Miró a su alrededor y encontró la fuente del sonido. Se acercó a un gatito que estaba bajo un árbol, dentro de una caja, en la cual había un poco de alimento para gatos. No debía quedarse allí, estaba muy pequeño para mojarse con la lluvia, se enfermaría, además seguramente había sido abandonado.
—¿Te lo llevarás? —escuchó que una voz diga a su lado, miró y se encontró precisamente con Road que traía un paraguas y una bolsa consigo.
—Eso pretendo—le contestó.
La chica se agachó junto a él.
—Qué bueno, en la mañana solo pude ponerlo en una caja y darle un poco de comida.
—¿Es por eso por lo que llegaste tarde a clases?
—Sí, me lo encontré cuando iba para allá.
—Pero, saliste de primero al finalizar las clases, ¿por qué llegaste hasta ahora?
—Pasé a comprar alimento para gatitos, pero no encontré en la tienda cercana. En casa, solo tengo para gatos adultos. Deseaba que alguien lo adoptara durante el día o tendría que llevármelo.
—Entonces, si tanto te preocupa, ¿por qué no te lo llevas?
—No puedo, tengo muchos gatos en mi casa, mis padres me sacaran si llevo otro.
—Supongo que ni a mi padre ni a mi tío les molestará que lleve otro, así que me lo llevo.
—Me alegra.
Allen se puso de pie con el gatito en sus brazos.
—Pero, la lluvia continúa, el gatito se mojará.
—¿Vives muy lejos? Te acompañaré para cubrirlos con el paraguas.
Allen la miró por unos momentos.
—¿Segura? Aunque no vivo muy lejos de aquí.
—No hay problema. Vamos.
Allen iba a empezar a caminar, pero se detuvo.
—Se ve extraño esto. Yo debería cubrir a la chica, no la chica a mí.
—Qué importa—Road rodoó los ojos ante ese pensamiento.
—A mí sí me importa, dámela.
Allen le quitó el paraguas y los cubrió a ambos.
—Ahora es injusto—se quejó Road y le quitó la caja con el gato—si tu cargas el paraguas, yo cargaré al gatito.
Caminaron en silencio, por un tiempo, no estaban seguros de qué decir, y fue hasta ese momento en que se dieron cuenta que habían actuado como si se llevaran muy bien.
—¿Te llamas Road, verdad? —preguntó Allen de repente.
—Y tú, Allen.
—Te reconozco de la preparatoria.
—Yo también.
Guardaron silencio un par de minutos más.
—¿Y tu amigo pelirrojo? —preguntó Road solo por decir algo.
—¿Lavi? Ni idea, no sé nada de él desde el último día de clases. ¿Y tu amiga de cabello verde?
—Lo mismo que tú, ya no sé nada de ella.
No volvieron a decir nada en todo el camino, el cual se había vuelto un poco incómodo.
Poco después, la lluvia cesó y cerró el paraguas para devolvérselo.
—Gracias por prestármelo. ¿Vives lejos?
Road miró a su alrededor y notó enseguida dónde estaban.
—¿Y tú? —le preguntó.
—Doblando a la izquierda, dos calles más.
—Yo vivo doblando a la derecha.
—¿Vivimos cerca?
—Casi me acabo de mudar.
—Por eso nunca te había visto por aquí.
Road le devolvió al gatito y tomó su paraguas.
—Ten, la comida te servirá más a ti que a mí. Nos vemos.
—Nos vemos.
Mientras Allen veía a Road alejarse, pensó en la extraña reunión que habían tenido y cómo es que había logrado hablar con ella.
A la mañana siguiente cuando Road iba en camino a la escuela, se encontró con Allen quien salía de su casa. Ambos se miraron y agacharon la cabeza en forma de saludo. Allen llegó junto a ella y aunque ninguno dijera nada, iban al mismo lugar, así que caminaron en silencio uno al lado del otro.
No fue fácil para ninguno de los dos, no estaban acostumbrados a socializar, pero por todas las circunstancias, terminaron haciendo todo juntos, iban y regresaban de la escuela juntos, se sentaban uno al lado del otro e incluso hacían tareas juntos. Aún no se conocían del todo, pero era un real avance para ellos.
Pero, no podían negar que allí había algo que aún no sabían identificar y que tampoco sabían cómo desarrollarlo.
