Capítulo 3.
Londres 1878
El duque William Mcgregor estaba enamorado de Priscilla Argyll era la mujer más hermosa que había visto, rubia, de ojos verdes, bondadosa, amable e inteligente, eran los mejores amigos desde siempre, él había intentado varias veces entablar una relación formal, tratando de llegar a algún acuerdo con el Duque Edward Argyll, abuelo de Priscilla y patriarca del clan Argyll, pero todo intento fue en vano, pues Edward había decidido unir a Priscilla con un escoces, jamás podría imponerle un marido a Priscilla, ella elegiría a quien, solo que debía ser escoces.
Priscilla apreciaba a McGregor pero lo veía como su mejor amigo, su confidente en una sociedad estricta y represora, aunque alguna vez su corazón dudó, rápidamente tuvo que poner freno a sus sentimientos ya que tenía que seguir las directrices de su abuelo. Por suerte para ella conoció a William Andrew, un escoces rubio de ojos azules, alto, fuerte, hábil en los negocios. Se enamoraron y se comprometieron. El duque William Mcgregor quedó devastado pero sólo quería la felicidad de Priscilla, su único amor, su mejor amiga, él había jurado protegerla de todo.
El compromiso de Priscilla con el duque William Andrew rompió varios corazones dentro de la aristocracia inglesa y escocesa, pero también despertó la envidia de otra familia los Campbell. El matrimonio de Priscilla y William supone el inicio de una campaña liderada por los Campbell, un sin fin de intrigas, asesinatos y cuantiosas operaciones financieras que rozan continuamente la ilegalidad se llevarán a cabo.
Hubo varios atentados contra la familia Argyll, los dos hijos del duque (el padre de Douglas y el padre de Priscilla) y otros miembros del clan murieron, por ello William Andrew decidió emigrar a EEUU tras la celebración de su matrimonio con Priscilla, y empezó a dirigir sus negocios desde Chicago, todo con el fin de proteger a su esposa, y desde luego fue la mejor decisión, pues días después el abuelo de Priscilla, el duque Edward Argyll fue asesinado, sucediéndole su único nieto varón, el ahora Duque Douglas Argyll, único primo de Priscilla. Meses después, Douglas contrae matrimonio con la condesa Katherine Graham, quien 4 años más tarde dio a luz a su única heredera Clarise Argyll.
William Mcgregor, buscando estar cerca de Priscilla para brindarle todo su apoyo y poder, viaja tras ella a EEUU, en el barco conoce a la condensa Alexandra Ford, se siente atraído por ella, no la llega a amar como a Priscilla, pero el cariño y el respeto fueron la base de aquella relación, fruto de la misma nació su un único hijo Charles McGregor.
Charles McGregor de 15 años y Clarise Argyll de 12 años coinciden en el colegio San Pablo y se enamoran, inseparables durante 3 años, deciden no revelar su relación a sus familiares, piensan escapar y casarse, pero no contaban con que los atentados de años atrás no habían, ni mucho menos, acabado, justo cuando planeaban huir, Clarise es notificada de la muerte de su padre, el duque Douglas Argyll ha sufrido una emboscada... Clarise es sacada del colegio en la más absoluta discreción y es obligada a esconderse, su madre la condesa Katherine Graham había solicitado ayuda a los Andrew, quienes de inmediato toman bajo su custodia a Clarise resguardándola en la mansión de Lakewood.
Pero la situación se complica pues meses después los Andrew se dan cuenta de que está embarazada, lo que supone una fuerte discusión entre la familia McGregor y Andrew por la custodia del bebé, futuro heredero de dos de las más grandes fortunas de Reino Unido. Charles se desespera, quiere tener a Clarise con él, pero Priscilla tiene miedo de que al alejar a Clarise de los Andrew, ella sea otra víctima más de los atentados, William la apoya pues sabe que Clarise es la única familia que le queda a su mujer, y decide retener a Clarise con ellos.
Katherine entiende a su hija, pero también teme por su seguridad, y cree que lo mejor es casar a los muchachos en secreto y que sea Charles el que se mude con los Andrew, por eso convoca a los McGregor a una reunión, pues considera que por la seguridad del bebé es mejor que ambas familias dejen de estar enfrentadas. El día que William McGregor recibe la invitación y acude al lugar acordado junto a su hijo, no encuentra a nadie, piensa que han sido víctimas de la prepotencia de los Andrew y jura emprender acciones legales y empresariales con el fin de hundir a la familia Andrew.
Sin embargo, aquella venganza queda relegada cuando sus empleados le notifican la muerte de la condesa Katherine Graham, el duque William Andrew, su mujer lady Prisicilla y lady Jane (la hermana menor de William) en el atentado conocido como "la noche del derrumbe de los pilares de Escocia". William McGregor decide separar a los miembros de su familia, dispersos son menos vulnerables, por eso manda a Charles a Nueva York a terminar sus estudios y para que tome el control de las empresas familiares de la zona. Mientras que en Lakewood Clarise asumía que al ser ahora la nueva duquesa de Argyll, podría poner en peligro a Rosemary, a su pequeño hijo Anthony y al heredero William Albert, se da cuenta de que no puede seguir en Lakewood, por lo que decide huir a la mansión de los McGregor en Chicago, con la esperanza de ver a Charles.
William Mcgregor la recibe, Clarise le explica que el atentado que sufrieron los Andrew ocurrió en la noche que habían quedado con los McGregor para negociar su matrimonio con Charles, ella también iba a ir, pero a última hora se indispuso por los típicos malestares de su avanzado embarazo, por eso se quedó en la mansión. Esa reunión fue planificada con la más absoluta discreción, solo los miembros más importantes de la familia Andrew sabían que el motivo de la reunión era la negociación de la unión de dos de las mayores herencias de Reino Unido, que el atentado fuera esa misma noche era muy sospechoso.
Clarise decide quedarse en Chicago con sus suegros el duque William McGregor y la condesa Alexandra Ford, allí es atendida con todas las comodidades hasta que da a luz. William McGregor está de nuevo devastado, Priscilla, el amor de su vida, ha muerto. Pero su pequeña nieta le dará todas las fuerzas que necesitaba, esos ojos verdes son iguales a los de Priscilla, su nieta era el único recuerdo que le quedaba de su gran amor, Candice le daba paz. Pero esa paz momentánea le duró poco, ya que días después recibió una terrible noticia, su esposa Alexandra había sido secuestrada camino a la mansión de Nueva York, ella iba con la finalidad de traer de vuelta a Charles para que esté pendiente de su hija, pero nunca llega a su destino. William recibe la nota de los secuestradores y decide ir a su encuentro, dejando a Clarise totalmente resguardada, aunque muy a su pesar se ve en la necesidad de avisar a los Andrew de que la heredera de los Argyll se encuentra en su mansión con su nieta.
Elroy recibe la misiva pero no sabe cómo reaccionar, está frustrada porque nadie le ha contado lo ocurrido, porque de pronto se ve como cabeza de familia, como la matriarca de los Andrew hasta que su pequeño sobrino asuma las riendas de la familia. Por un lado, Elroy piensa que la seguridad proporcionada por los McGregor para Clarise y su hija recién nacida, es suficiente por lo que el tema de la educación de la pequeña heredera y de sus derechos los pospone hasta que se puedan reunir todos de nuevo. Por otro lado, ella había ordenado que se comunicara a los asesores de los Argyll que la duquesa Clarise Argyll seguía bajo la custodia de los Andrew, que se había casado en secreto con Charles McGregor y que fruto de ese matrimonio había nacido una niña, aunque realmente no fuera así, Clarise estaba con los McGregor, y tal matrimonio no se había efectuado, pero para Elroy Briand era un "tecnicismo", la niña recién nacida crecería a su lado, de eso se encargaría ella, la fortuna de los Argyll se quedaría con los Andrew.
Lamentablemente esa misma noche, la mansión de los McGregor es atacada, Clarise sabe que debe huir de nuevo, así que se va de la mansión vistiéndose como una criada y huye escuchando disparos y los sonidos de la muerte cada vez más cerca y a la vez más lejos. No sabe cuánto caminó, cuántos coches tomó, o qué tren cogió, solo sabe que dejó a su bebé con su muñeca preferida, una que le regaló su abuela Alexandra y que tenía bordado su nombre: Candy. La envolvió bien con sus mantas y puso la insignia de los Argyll y una carta. Y entre lágrimas se marchó de nuevo a la mansión, para descubrir con horror que nadie sobrevivió.
William Mcgregor regresó solo a Chicago, su mujer había sido asesinada de la manera más vil, su cuerpo era irreconocible, sus ropas destrozadas. Tratando de resguardar a su heredero lo dejó en Nueva York. Al regresar de nuevo a su mansión comprobó que todos sus empleados habían sido asesinados, y tal como decían los titulares de los periódicos ese atentado fue "la peor barbarie cometida en uno de los barrios más lujosos de la ciudad". A lo lejos unos ojos verdes lo observaban... y la reconoció era Clarise...¡Horror! era Clarise sin su nieta, sin Candice. Por un momento pensó lo más terrible que pudo haber pasado por su cabeza, cogió a Clarise entre sus brazos y la vió fallecer días después. Clarise dejó a un abuelo muy preocupado sin saber a ciencia cierta dónde estaba su pequeña, entre delirios Clarise le dijo que había una carta, una insignia, una muñeca, una iglesia o un convento, ¡Michigan! dijo entre delirios, pero nada más... Clarise había protegido a su bebé y no le diría nada en claro, las paredes oían y hasta que no cogieran a los responsables era mejor mantener la seguridad de la pequeña como primordial, aunque eso significara no tenerla con él. Demasiadas muertes, demasiadas pérdidas. Su casando corazón empezaba a resentirse, el primer infarto se produjo, su salud ya no sería la misma. Poco a poco empezó a crecer una ira y un desprecio por los Andrew, por no haber enviado los refuerzos necesarios para proteger a Clarise y a su nieta, por no haberle permitido casar a los muchachos para que fueran felices, ahora su nieta estaba desaparecida, no tendría su apellido y no creciera rodeada de lo que por derecho le pertenece, y la culpa... la culpa es de Elroy Briand Andrew.
Cuando se le comunicó a Charles la pérdida de la única mujer que amó en toda su vida y la desaparición de su hija, juró venganza y juró justicia, se dedicó esos 18 años a buscar a los responsables de las pérdidas de tantas vidas, de los McGregor y de los Argyll y por tanto, también, de los Andrew. Todo se manejaba con discreción. Y ahora la verdad sería revelada.
- Elroy quiero que bebas el té que te ha traído la mucama, escuches lo que lo te voy a decir y te lo tomes con toda la calma que puedas.
- No me digas que hay más, Charles, mi corazón ya no podrá soportarlo.
- He venido hoy, porque ayer terminó la operación que las Fuerzas de Seguridad han llevado con tanto sigilo, se descubrió y se demostró la autoría intelectual de los Campbell, todos los cabeza de familia han sido detenidos por atentar contra la vida de los Argyll y los McGregor, pero una familia americana también se ha visto involucrada, ayer se detuvo a tu cuñado el Sr. Alexander Briand, que falsificó autorizaciones y documentos del Sr. Raymond Legan para intentar que pareciera culpable de la muerte de William, Priscilla, Jane y Katherine.
- ¡¿Qué?!
Elroy se levanta, no puede permanecer sentada, camina por todo el estudio alterada, tantas mentiras, ¿su matrimonio era una mentira?. Ella no se casó enamorada pero pensó que su marido era honorable, él era viudo y tenía una hija, Sara. Elroy no podía tener hijos, así que intentó ser una figura materna para Sara, aunque no pudieron convivir mucho porque se casó muy jóven con Raymond Legan. Thomas Briand, aquel hombre que le brindó su apellido y la paz que ella necesitaba para afrontar la pérdida de sus hermanos. ¿Acaso su marido también era responsable de las muertes de sus seres más queridos? Tenía que saber la verdad, la averiguaría, por ahora las piezas encajaban, su extraña muerte, ¡claro! ¡Cómo no lo pensó antes! ¿Su marido murió entonces por un ajuste de cuentas a manos de su cuñado por la fortuna de ella o la de su marido?.
- Esto tendrá consecuencias... me encargaré personalmente.
- Elroy siéntate, esto no ha acabado. Sino he venido antes era porque no quería poner en riesgo la seguridad de mi hija hasta que los responsables no estuvieran en la cárcel. Mi padre contactó conmigo para decirme que Candice había estado con él en el hospital, ¿mi hija una enfermera? ¿Cómo es que Candice fue adoptada por tu sobrino? ¿Es una coincidencia o es que Clarise vino a dejarte a la niña?
- Charles no, no sé cómo decirte esto, pero quiero ser honesta contigo. Candy fue solicitada a los 12 años como dama de compañía de Eliza Legan a petición de su padre Raymond. El chofer conocía el Hogar de Ponny y buscó a una niña de la edad de Eliza. Raymond quería que su hija tuviera una amiga, ya que él viajaba continuamente y cuando regresaba veía que Eliza siempre estaba sola.
- ¿Mi hija una dama de compañía? ¡Qué me estás diciendo Elroy!
- Charles, yo no sabía nada, solo te puedo decir que esa niña se ganó el corazón de mis sobrinos y ellos pidieron a William que la adoptara, él lo hizo y ella como su hija adoptiva, se convirtió en la única heredera de la fortuna Andrew.
- Y ¿dónde está mi hija?. Quiero verla.
- Candy no se encuentra aquí (dijo nerviosa Elroy), Candy... Candy está en el hogar de Ponny.
- ¡Qué! ¡Ella es una duquesa cómo permites que vuelva a ese lugar!
- Candy es libre, ese es su hogar, ella se siente feliz allí, yo no me siento capaz de obligarla a nada Charles, Candy ha hecho mucho por esta familia, y yo ya hice mucho daño.
Elroy empezó a contarle toda la historia de Candy, al menos la parte que supo, luego solicitó la presencia de Dorothy quien a su vez contó a Charles todo lo que ella vivió con su adorada Candy.
- Charles debemos buscar a Candy y explicarle lo ocurrido. Te acompañaré, si me lo permites.
- Gracias Elroy.
