Capítulo 18.

Michigan 1906

- Marie, gracias por haber protegido a Tom, a partir de ahora estaré más tranquila, sé que Sir Stevens cuidará de mi sobrino-nieto y lo defenderá de Colin y Alexander.

- Mi señora, lamento no haber podido quedarme con él, la señora Elizabeth me lo encomendó tanto, pero el señor Thomas me mandó a llamar, me dijo que sabía todo, que solo sería cuestión de días, que Tom volvería a la mansión, pero el señor murió y yo ya no pude renunciar sin que pareciera sospechoso... Lo lamento tanto.

- Sé que fue una decisión difícil Marie, pero creo que fue la mejor decisión que pudiste haber tomado. Si Colin o Alexander hubieran dado con él... No quiero ni imaginar lo que hubiera pasado. Te dejaré aquí Marie, a la entrada de la ciudad. No quiero que tengas problemas y no quiero tampoco tentar nuestra suerte. Gracias por todo.

- A usted mi señora.

Marie se baja del carruaje y se dirige a los almacenes a comprar algunas telas para la cocina, así nadie sospecharía de su ausencia. Nadie la ha visto, pero Camila no tiene la misma suerte, Alexander se ha percatado de su visita a Lakewood: Camila está en Lakewood, y no ha ido a visitar a Sara, como era de esperarse si fuera una visita familiar, no sé dónde se estará hospedando, y no saber los motivos de su estancia en la ciudad me enferma.

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En Londres, residencia de los Kleiss

En la residencia de los Kleiss, uno de los lacayos lleva un sobre en una bandeja de plata, el destinatario se encuentra en el salón azul. Se acerca al sillón donde se encuentra el barón y le informa de que el correo ha llegado, entrega el sobre, y se marcha inmediatamente, ya sabe que si el sello es de los Briand, su presencia no es requerida. En cuanto el destinatario ve el sello se incorpora y se acerca a los ventanales.

Barón Kleiss, hemos visto a su esposa en América, no sabíamos que viajaría, como tía de mi sobrina debe hospedarse con nosotros, Sara tiene ganas de verla, le pido me facilite sus datos para poder invitarla.

Alexander

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En Chicago

- Dr. Kleiss le envían este telegrama urgente desde Londres.

- Gracias Mary Jane, puedes retirarte

- Sí doctor.

Hermano, esconde a Camila, atentarán contra ella, es mejor que Karen se quede a tu cuidado, te envío los documentos de cesión de la tutela en dos días. Por favor, cuida de ellas, yo intentaré hacerlo desde aquí. Sé que todavía la amas.

- ¡Mary Jane!

- ¿Si Doctor?

- Tengo que irme, reprograma mis consultas y las que no se puedan, asígnaselas al Dr. Leonard. Por favor, dile que venga a mi oficina lo antes posible.

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Minutos después en la oficina del Director de Hospital

- Dr. Kleiss, ¿me mandó a llamar? Estaba en mitad de una intervención.

- No te preocupes. Sé que el Dr. Martin lo hará muy bien, es joven pero es bueno en cirugía. Leonard, a partir de hoy ocuparas mi despacho.

- ¿Pero qué dice? Usted es nuestro director y nadie podrá gestionar el hospital tan bien como usted lo hace.

- Hablaré con la Junta, mi decisión está tomada Leonard, ejerceré ocasionalmente en casos especiales, ahora tengo que ir a Florida definitivamente. Te pido me releves.

- Pero doctor...

- Deja de llamarme de usted, sólo Christopher. Es importante que esta conversación no salga de aquí, esta decisión la habrá tomado exclusivamente la Junta, ¿de acuerdo?

- Se hará como digas Christopher. Gracias por confiar en mi.

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En Lakewood

Alexander, Camila está realizando un viaje de negocios, lamentablemente no creo que pueda acercarse a Lakewood, pero le pediré acuda a visitaros.

Atte. Barón Kleiss

¡Lo sabía! Maldita Camila, igual de entrometida que su hermana. Lo siento Colin pero me tengo que deshacer de ella no voy a permitir que averigüe nada de lo que ocurrió con Elizabeth, si supieras lo que pasó...

De camino a Chicago

Camila se dirigía a Chicago, tenía que dejarle las copias de los documentos de la adopción y del reconocimiento, así como el testamento de Thomas, a su cuñado, no se fiaba de que a su lado, ellos estuvieran a buen recaudo. Hablaría con el Dr. Christopher Kleiss en el Hospital, a esa hora él estaría trabajando, y era mejor que una conversación tan importante se llevara a cabo sin la presencia de los niños. Luego iría a recoger a Karen y de ahí volvería a Londres o ¿no?... ¿sería mucho pedir, preguntarle a su cuñado si podía pasar una temporada en su residencia de Florida? Camila estaba pensando qué hacer, en qué sería mejor para su hija cuando el coche se paró, unos asaltantes dispararon al conductor y a ella. Las quejas de los transeúntes y la oportuna aparición de la policía hizo que los asaltantes huyeran y no pudieran llevarse ninguna de las pertenencias de los ocupantes.

El personal médico que se encontraba en una cafetería cercana al hospital la ayudó, fue ingresada en Urgencias y el Dr. Martin se hizo cargo de ella, al verla se enamoró perdidamente, era la mujer más hermosa que hubiera visto jamás. Luchó por ella, utilizó todas las técnicas posibles sin importar los costes, doblaba turnos para cuidarla en los momentos más críticos, la acompañaba todos los días.

Pero ella tenía la mirada perdida y se ponía muy triste cuando hablaba con Christopher, el ex-director del hospital, por lo que un día el Dr. Martin le pidió que se retirara de la habitación, por el bien de la paciente, ya que la alteraba y sus constancias vitales todavía eran débiles. El Dr. Kleiss y él se enfrentaron y mientras discutían en las escaleras de aquel pasillo, Alexander ahogaba a Camila con una almohada, en una habitación que luego se denominaría la habitación cero.

Al enterarse Christopher de lo ocurrido por los gritos de las enfermeras no pudo controlar la desolación que le invadía, solo atinó a golpear al Dr. Martin quien no respondió a ningún golpe, pues se sentía culpable, no debió separarse de Camila, y ahora ella estaba muerta. Su despido fue inmediato, y ya sin las dulces palabras de aquella mujer bondadosa y buena, y sin su trabajo como cirujano, se dio a la bebida. Beber vino fue durante mucho tiempo su único consuelo, hasta que aparecieron Candy y Albert.

El Dr. Christopher Kleiss, era el hijo menor del Barón Kleiss, él no tenía título y por ese motivo el Duque Colin se rehusó a aceptar el amor que Camila y él sentían. Además, el duque había ya concertado un perfecto acuerdo matrimonial con el hijo mayor del Barón de Kleiss, ya estaba decidido el heredero al título y su hermana pequeña se casarían, y la boda se llevaría a cabo cuando Camila fuera capaz de concebir. Y sí, Christopher tenía 3 años más que ella, su hermano tenía 12 años más. Por cuestiones del destino, el Barón padre, había concertado un matrimonio entre su hijo menor (que en ese momento tenía 18 años) y una burguesa, hija de un banquero suizo, por lo que el matrimonio se celebró inmediatamente, tuvieron dos hijos Kelly y Arthur, su mujer había muerto durante el parto. Y ver de nuevo a Camila con la pequeña Karen de 4 años en brazos, fue como tener una visión de lo que hubiera sido su vida si hubieran estado juntos. Pero él no podía aspirar a nada, ella estaba casada con su hermano.

Sin embargo, el que su hermano le cediera su protección... ¿Serían capaces de reanudar lo suyo? No lo creía, pero toda posibilidad murió ese día. Ella, el amor de su vida, había muerto, dejándole a Karen a su cuidado. Partió inmediatamente a Florida con los niños y los documentos que le dejó Camila, Karen era el vivo retrato de su madre, hermosa, divertida, ocurrente, ella era su consentida, y sus hijos aunque un poco celosos al principio, tampoco estaban enfadados pues la niña a pesar de ser un poco caprichosa también era encantadora. No imaginaban lo difícil que era para ella estar sin sus padres, su madre había muerto y su padre había desaparecido, así que los 3 primos permanecieron juntos e inseparables, hasta que Arthur se vio involucrado en un crímen y Kelly tuvo que ir hasta aquella construcción en las montañas a rescatarlo y ponerlo a buen recaudo.